Hola, hola, Luna de Acero reportándose.

Primer capítulo después de que ValesKithAlejandra comisionara esta historia, así que agradézcanle a ella que podemos continuar y finalizar este hermoso fic al fin. El próximo capítulo para el próximo sábado o domingo.

Tengo comisiones abiertas, así que aprovechen, soy bien accesible y económica, puedo hacerles realidad su fantasía, pareja, idea, etc, y si no les creo una, todo se puede.

A los que siguieron apoyando esta historia, gracias, gracias, gracias! Los amo lunaceros míos!


Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi completa invención.

Advertencias: Palabras altisonantes, el capitán siendo lento como siempre, un poco de angustia y depresión pero al final mucho fluff y el clima que se pone más veraniego si entienden a lo que me refiero. Enjoy!


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«Tus días están contados. Úsalos para abrir las ventanas de tu alma al sol.

Si no lo haces, el sol pronto se pondrá, y tú con él».

Marco Aurelio.

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Erwin estaba enfrascado de nuevo explicando la siguiente expedición que se realizaría, Levi nunca se desconcentraba, NUNCA, hoy no era la excepción, pero tampoco estaba con sus cien sentidos puestos en la charla.

¿Eh? ¿Cien sentidos? No, eran, ¿cuatro, cinco? Oído, muy importante para escuchar la risa de Eren, olfato, lo suficiente para estar seguro que estuviera limpio, vista, para poder vigilar bien a Eren, tacto… para poder sentir su piel caliente (muy conveniente en invierno), gusto, lengua, sus lenguas enredándose, nunca pensó que intercambiar fluidos con alguien se sintiera tan bien, fuerza, para cuidar a Eren de los enemigos y para matar titanes y… ¿Cuántos sentidos iba? ¿Cuántos eran? Uno, dos, tres…

Oh, Erwin lo estaba mirando de esa manera en qué le decía con los ojos: Por favor, presta atención. Pero no debía preocuparse, definitivamente no iba a cagarla. Decidió fruncir más el ceño y largar un "tch", suficiente, Erwin comenzó a contestar preguntas. ¿Por qué tenían que hacer tantas? ¿Qué no había quedado claro? Para él las instrucciones eran pan comido. Hablando de pan, ¿Eren habría desayunado apropiadamente? Bajó la mirada y se miró los dedos de la mano derecha, carajo, ¿por qué pensaba tanto en ese mocoso? Nunca había pensado tanto en una persona en particular, no bueno, tal vez en su madre o Kenny, o…

Miró por la ventana y notó que un cadete de cabellos color chocolate pasaba con rapidez, sintió la cosa haciendo ploc sacudiéndose inquieta en su pecho, pero luego volvió a pasar el mismo cadete y no, no era. No estaría mal ir a chequear que no se estuviera metiendo en problemas.

Se quedó mirando una mosca que estaba pegada al cristal de la ventana, ¿desde cuándo deseaba con tanto fervor ver a alguien? Notó cierta angustia que estaba muy, muy escondida, como una cucaracha que sale de una grieta. ¿Dónde tenía ese recuerdo? Por lo visto demasiado adentro. Se recordaba con los muslos flacos, los dedos huesudos, esa remera blanca (gris de tanto usarse), roída en los bordes, esperando sentado arriba de unos cajones de madera, siempre esperando. Vagando por esas calles de mala muerte, arrumbándose cual ratón en algún rincón oscuro para poder dormir un poco, el olor a sucio, el olor a alcohol barato del bar donde Kenny iba a veces. Donde algunos "maravillosos" días podía sentir lo que era tener el estómago lleno. Esas mujeres con labios tan rojos como la sangre, ofreciendo su cariño por algunas monedas, ¿qué sería de ellas? Habían sido buenas con él, al menos el primer tiempo. Probablemente estuvieran muertas ahora, porque nadie aguantaba tanto en ese agujero negro que era la ciudad subterránea.

Apretó los dientes y cruzó las piernas cuando un pensamiento le revoloteó por la cabeza, ¿qué pensaría Eren si supiera realmente de donde venía su tan admirado capitán? Era como una sombra impiadosa que lo iba cubriendo con su oscuridad, que lo iba manchando, no había jabón suficiente para quitarse eso. Era parte de él, simple y llanamente. Como si todos tuvieran un villano y un héroe por dentro, excepto que a veces se alimentaba más uno que el otro, aunque a decir verdad no se sentía para nada como un héroe, no lo era.

Un verdadero héroe no hubiera dejado a sus amigos morir. Se levantó como un resorte y cuando Erwin lo miró solo hizo la seña que usaba normalmente para informar que necesitaba cagar, que era empujar su palma hacia abajo. Se estaba sofocando, necesitaba un poco de luz, de sol, de aire.

Salió a las barracas y caminó alrededor para bajar un poco el estrés, mientras escuchaba los gritos y los ruidos de los reclutas haciendo sus entrenamientos. Dejó que el sol bañara sus facciones por algunos minutos.

¿Y qué era Eren? ¿Era un héroe, era un villano? Aún no estaba seguro, aunque el chico le agradara, sabía que no debía bajar la guardia, una equivocación costaba vidas y no podía permitirse errar, o al menos intentar no hacerlo. Ese día que "explotó" mientras bebía su té, que todos sus buenos reclutas quedaron alterados, si bien su mente fría y su instinto le mostraron que no estaban en verdadero peligro, agradeció que no hubiese sido peor. Él tenía una misión, independiente de sus sentimientos por el chico, si Eren se convertía en una amenaza, debía ejecutarlo. Sintió su cuerpo vibrando ligeramente, a veces le sucedía eso, incluso con las órdenes de Erwin, era como una especie de rebelión física, de querer retobarse y negarse. Aunque nunca había desobedecido una orden.

En un mundo normal, sin titanes, sin amenazas, ¿cómo sería Eren? ¿Cómo sería él mismo? ¿Ambos tendrían una posibilidad de sentirse atraídos con tanta intensidad? Se giró al sentir pasos detrás suyo, eran un par de reclutas que venían conversando (con seguridad holgazaneando), al verlo de inmediato presentaron sus respetos con un saludo militar que Levi no se dignó responder, no le gustaban los reclutas que perdían el tiempo.

—Vayan y entrenen —fue todo lo que les dijo y pies no les faltaron para retirarse con rapidez.

Ese día Hange examinó a Eren y le hizo tal cantidad de experimentos que cuando bajó al sótano el chico estaba profundamente dormido. Se acercó a su cama tratando de ser sigiloso y lo observó en las penumbras. Dormía con la boca un tanto abierta, incluso se escurría un poco de saliva de la misma, un ligero ronquido se desprendía de sus labios y tenía todo el cuerpo despatarrado, como si le sobrara la altura o la cama se hubiera encogido, no sabía. Así y todo, era un perfecto desastre, un desastre que le gustaba mucho más de lo que estaba dispuesto a admitir. Quería tocarlo, pero no quería despertarlo, necesitaba recuperar fuerzas.

Se giró para retirarse del lugar pero sintió que tiraban levemente de su saco de la legión, giró su rostro y se encontró con un maravilloso espectáculo, Eren estaba con los ojos entre cerrados y tal vez fuera esa, aún, inexplicable fuerza titán que poseía, pero podía jurar que sus ojos brillaban de una forma extraña y deslumbrante.

—Vuélvete a dormir —dijo en voz baja, no quería sonar tan duro pero después de todo era una orden.

—¿Va a irse? —respondió en el mismo tono.

—Tengo que vigilar.

—Hablemos unos minutos, no lo vi en todo el día.

—No te levantes, me quedaré aquí hasta que vuelvas a dormirte —dicho lo cual se paró justo al lado de la cabecera, estuvo tentado a sacarle los grilletes, pero de seguro si Moblit o la loca de Hange se acercaban por cualquiera de las excusas que inventaran, estarían en problemas.

Sin embargo era la primera vez que reflexionaba que solo los animales dormían encadenados, Eren tal vez tenía algo de monstruo dentro, pero definitivamente no era un animal. Tal vez mañana hablaría con Erwin al respecto. El cadete no se quejaba, aceptaba todas esas restricciones e incomodidades sin chistar y eso... era admirable. ¿Por qué lo hacía? Si él pudiera convertirse en un titán, ¿qué haría? Probablemente saldría de los muros e intentaría terminar con todas esas mierdas gigantes.

Sin embargo estaba ahí, tranquilo, al menos en apariencia, dócil, dispuesto a oír al comandante o a los altos mandos para acatar las órdenes solicitadas. ¿De dónde venía su fuerza? ¿Cómo la había conseguido? Normalmente no era su naturaleza la curiosidad, más bien era lo práctico, la acción, realizar esto o aquello, pero mientras más conocía al joven más quería saber, no era suficiente.

—¿Muchas reuniones? —dijo Eren con la voz un poco ronca, tal vez porque recién se despertaba o porque en verdad se había estado esforzando demás.

—Solo una, tediosa y larga como siempre. Habrá una nueva expedición pronto.

—Ya veo, tengo que entrenar más.

—Si no estuviera tan ocupado estos días te enseñaría algunas cosas útiles —dijo sin pensarlo demasiado.

—¿Sobre entrenar? —preguntó Eren y sus ojos se encontraron, el joven parecía tener cierto aire divertido y al capitán le costó entender de qué iba el chiste.

—Tch, por supuesto, para aprovechar mejor el equipo 3D.

—Ni modo que me enseñara sobre otras cosas, ¿no? —continuó instigando, pero casi salta de la cama cuando sintió una especie de palmada fuerte por detrás de su cabeza.

—Al parecer no estás lo suficientemente cansado si puedes hacer bromas tan estúpidas, ¿eh? Te despertaré a la madrugada para que corras alrededor de las barracas.

—¡Capitán! Pensé que usted entendía de humor.

—Come —dijo tirándole uno de esos sosos turrones que les daban como ración, notó que al joven no le entusiasmaba pero no replicó y comenzó a abrirlo para alimentarse.

—Usted siempre consigue comida para mí. ¿Lo hace con todos los reclutas o es solo conmigo?

—A ti es a quien debo vigilar —fue toda la respuesta y caminó hasta el otro extremo de la cama para tomar una jarra y servirle un poco de agua—. Toma.

—¿Está enojado conmigo, hice algo mal? —dijo Eren aceptando el agua y mirándolo confundido.

—¿De dónde sacas que estoy molesto?

—Está frunciendo el ceño y se alejó, por eso…

—No, yo, no estoy molesto ni nada como eso, normalmente mi rostro es serio. No soy una persona muy expresiva.

—A mí me gustaría ver, cosas que el capitán no le ha mostrado a nadie, quiero ganarme su confianza.

—Pides demasiado —notó como el cadete bajaba la mirada con decepción—. Pero puedes estar seguro que hago muchas cosas por ti que… no haría por otros.

Eren sonrió entre bocado y bocado y no dijo nada más. Bebió el agua y Levi devolvió el vaso a su lugar.

—Bueno, acuéstate y duerme, es necesario que te repongas lo máximo posible, estaré afuera.

—Capitán —lo llamó y el hombre se giró, le había dicho que a solas podía llamarlo por su nombre, pero se notaba que al otro le costaba—, disculpe, es que, necesito ir al baño, un momento, no demoraré.

Levi volvió sobre sus pasos, sacó la llave de los grilletes y los abrió. Eren se puso de pie y se le acercó con cautela, el hombre lo miró confundido.

—¿Puedo…? —estiró sus brazos como dando a entender su punto, y aunque era un lindo gesto a Levi le molestó que mintiera solo para poder acercarse.

—No, no puedes, vete a cagar o a lo que sea que tengas que hacer y rápido.

—S-sí.

Salió a pasos apresurados y Levi suspiró al estar solo, ¿por qué imponía esa distancia si él también estaba desesperado por tocarlo? Bueno, tenía que imponer respeto, joder, no podía ceder a cada cosa que el cadete le pidiera así como así, sino se aprovecharía y… ¿Qué tenía de malo? Se quedó perdido en sus reflexiones hasta que escuchó que el joven volvía y se sentaba, ahí estaba otra vez esa expresión resignada.

No podía permitirle que se saliera siempre con la suya pero, ¿qué había de él? Casi nunca era el que generaba un acercamiento, si él lo hacía no sería como darle el gusto. Caminó hasta el cadete que estaba por colocarse uno de los grilletes y lo detuvo con una mano. Maldito mocoso, estaba más alto, incluso sentado le llegaba al pecho. Eren lo miró con duda, entonces Levi acortó la distancia y lo besó en los labios con suavidad. Bueno, eso era suficiente, ¿no?

Cuando quiso alejarse sintió los brazos del cadete alrededor de su cintura y abrió grande sus ojos, lo había tomado desprevenido, no sabía si pedirle que lo soltara o no. Aguzó sus oídos, no había nadie acercándose, podían arriesgarse un poco. Se sentía un poco extraño, ¿qué debería hacer? La posición era incómoda, ¿debería acariciarle la cabeza o apretarle los hombros para que entendiera que debía soltarlo?

—Levi —soltó Eren con una voz diferente, mucho más oscura, más adulta.

El chico apretó más su agarre y el sargento sintió que su corazón se aceleraba, que todo su cuerpo empezaba a comportarse de esa manera torpe y descoordinada que le molestaba un poco, pero que necesitaba entender. ¿Por qué era así?

—Quédese conmigo, aquí.

—Uh, no, no es bueno, la última vez la líder Zoe casi… nos descubre.

¿Dónde estaban las manos del mocoso? Por unos breves segundos su mente quedó completamente en blanco. Las tenía en su espalda baja, ¿eso todavía era espalda? Mientras que el bonito rostro lo tenía contra su duro estómago, podía sentir el calor del cuerpo del cadete y su respiración pesada. Bajó la mirada al mismo tiempo que Eren la subió. Trató de calmarse y que no se notara como su pecho subía y bajaba con rapidez.

—¿Qué? —atinó a decir para descomprimir tanto silencio.

—Usted tiene muchos músculos pero es delgado, su cintura es pequeña —dijo Eren con cierta alegría, como si hubiera descubierto algo nuevo.

—Mmm, bueno, suelta —dijo poniendo las manos sobre sus hombros, tanta juntadera, calor y roces no estaban ayudándolo a pensar con claridad.

—Un momento más, por favor —suplicó frunciendo las pobladas cejas en una actitud suplicante.

Levi miró al techo tratando de aprender cuánto tiempo sería suficiente, no sabía qué hacer, estar ahí de pie como una estatua, luchando contra pensamientos impuros que comenzaban a aparecer y no sabía ni porqué. Una de sus manos tocó la nuca del recluta, ¿no estaba algo largo su cabello?

—Deberías cortarlo —anunció de manera natural—. Oi —dijo poniéndose a la defensiva cuando sintió como los largos dedos del recluta tiraban de su camisa para sacarla de adentro de los pantalones—. ¿Quieres una paliza? —amenazó como primera advertencia.

—No, solo quiero… tocarlo un poco, no haré nada raro, pero, por favor.

No, no debía ceder ante el muchacho, no debía darle el gusto, no debía…

Cerró los ojos ante el efecto de placer que sintió al notar como la mano del recluta acariciaba una pequeña porción de su espalda, sin prendas de por medio, piel con piel. Eren simplemente tenía miedo y por eso iba tocando suave y despacio, pero era justamente esa medida la que provocaba que Levi tuviera escalofríos, esa manera de friccionar era malditamente buena. Naturalmente sus manos se posicionaron a los costados de la cabeza de Eren, sus pulgares delinearon su mandíbula y sus otros dedos peinaron los cabellos amarronados despreocupadamente.

No era la gran cosa, incluso hubo situaciones mucho más íntimas, como cuando se besaban y sus cuerpos estaban en mayor contacto, pero ahora se sentía tan… intenso, ¿por qué? Apretó los dientes cuando las manos de Eren fueron al frente y le acarició alrededor del ombligo, era imposible esconder los sonidos que su cuerpo quería expulsar y por supuesto esta especie de ritual repercutió directamente en su entrepierna formándose una notable erección, cuando Levi fue consciente de esto, con movimientos rápidos y precisos le colocó los grilletes a Eren y se dirigió a la puerta con pasos apresurados.

—Lev-

—¡Duérmete!

Siguió a pasos rápidos hasta el baño de planta baja y se encerró en uno de los cubículos. No había nadie cerca y dudó un buen rato en si desfogarse o no, pero decidió no hacerlo. Simplemente trató de respirar con calma para tranquilizarse. No era momento de dejarse llevar por sus bajas pasiones, estaban a las puertas de una nueva exploración, debía concentrarse.

Si Erwin llegara a saber que… No, de ninguna manera, ni el comandante ni ninguno de los reclutas o líderes debía siquiera sospechar. No solo estaba en juego su puesto, sino la misma vida de Eren, él era el responsable de mantenerlo en control, si él fallaba entonces todo por lo que había luchado la Legión se perdería, incluso la credibilidad de la facción frente a los altos mandos.

No le interesaba demasiado lo que ellos pensaran acerca de él, eso estaba bastante claro desde hacía rato, sin embargo exponer a sus camaradas, hacer que la misión y el esfuerzo de todos, incluso aquellos que habían sacrificado sus vidas se perdiera solo porque no podía controlar lo que había dentro de sus pantalones, sonaba en extremo patético.

¿Confiar? No podía confiar ni él mismo. De repente le vino a la memoria esa brillante sonrisa enmarcada en rizos colorados. Isabel, Farlan, ellos habían confiado en él y lo que era peor, él había confiado en que ellos podrían. No podía volver a cometer los mismos errores.

Salió del cubículo, se lavó las manos y se refregó el rostro para volver al punto de vigilancia. Miró de reojo a su protegido que nuevamente estaba dormido. ¿Por qué había aceptado una apuesta tan patética? Hablaría con Hange y desistiría, y también debería hablar con Eren. Miró la llama de la vela que se iba reduciendo en su candil colocado sobre la pequeña mesa frente a él. ¿Cómo detenía todo este proceso que se había desencadenado? ¿Por qué se había dejado llevar?

Al siguiente día Eren asistió junto con el escuadrón de Levi a una serie de entrenamientos. Hange ahora estaba ocupada haciendo experimentos con dos gigantes que le habían mandado a capturar días antes, no eran especialmente grandes o poderosos, pero con esas cosas era mejor no confiarse. De tanto en tanto caminaba cerca de la formación solo para cerciorarse que la líder no estuviera exponiéndose o exponiendo a otros a un peligro innecesario. Claro que era así, después de todo tenía alma de científica y no controlaba sus obsesiones.

Al menos mientras estuviera enfrascada en esto no estaría molestando a Eren. Erwin había regresado de Trost junto con un contingente de nuevos reclutas, al parecer Shadis le había dicho que había valores realmente excepcionales. No importaba que tan buenos fueran, una vez que abandonaban las murallas el noventa por ciento se convertía en cadáver. Por eso los entrenaban sin descanso, porque querían reducir la enorme brecha.

Junto a esos reclutas también estaban estos amigos cercanos de Eren. La chica esa que no dejaba de mirarlo como si lo fuera a devorar y el otro chico rubio, los había visto en la corte y los habían interrogado para saber qué tanto sabían de sus transformaciones, de dónde venían, y todo eso. Erwin había dicho que el acompañamiento de aquellos que eran cercanos al chico titán lo ayudarían a mantener alta la moral, además que una vez que salieran a explorar tendrían muchos más motivos para protegerlo.

No dudaba que iban a cuidarlo, el problema es que había algo raro en el aire (y no era el olor a mierda de los baños) que lo tenía inquieto. Revisaba una y otra vez los equipos de maniobra y les ordenaba a sus reclutas y a los demás que lo hicieran también con los suyos. No había espacio para descuidos.

Erwin lo mandó a llamar esa noche, le molestó porque tenía planeado quedarse conversando un poco con Eren, pero ni modo, órdenes eran órdenes. El problema es que era tan difícil ahora que el cuartel estaba lleno de gente encontrar unos minutos de privacidad con el muchacho. Suspiró antes de ingresar al salón. Estaban Hange, Moblit, Nes, Sys y otros líderes. Al parecer una reunión secreta, a decir por la hora.

Efectivamente se trataba de una maniobra de alto riesgo.

—Sospechamos que hay personas que están detrás de capturar al recluta Eren Jaeger —dijo Erwin al iniciar la reunión y Levi lo miró con seriedad, entonces se confirmaba lo que su instinto le venía dictando—. Vamos a redoblar la vigilancia sobre el mismo. Anunciaremos públicamente la formación que tendremos para la expedición fuera de la murallas que se concretará próximamente, pero en realidad será diferente, por precaución vamos a mantener esa información de manera confidencial, solo sepan que es prioritario mantener a salvo al recluta, cueste lo que cueste.

La reunión se extendió por otra hora más, pero lo más importan ya había sido dicho. Levi salió sintiendo los pasos pesados y relevó la guardia que estaba frente al calabozo del subterráneo. Eren dormía profundamente para entonces. Mañana tendría una charla con su escuadrón, confiaba en ellos y sus habilidades, cada uno brillaba con luz propia, pero incluso así debían recordarles a cada momento que no bajaran la guardia.

Nunca se sabía qué sucedería luego de una expedición de ese calibre, bueno, podía imaginárselo, decenas de cadáveres, sus reclutas más cercanos habían sobrevivido exitosamente el último tiempo y se habían ganado su respeto, pero nunca se sabía los resultados.

Aspiró el olor a humedad de esos rincones, era sutil para alguien que durante años había aspirado el oscuro y fétido hedor de la ciudad bajo tierra. Había tanto para hacer donde se encontraba en estos momentos que a veces olvidaba que existía una ciudad entera que moría agonizando en las fauces de la tierra, ¿no se podía hacer nada al respecto? Pero es que lo cierto es que a los poderosos burgueses y adinerados de Sina no les importaba en absoluto, mucho menos a la monarquía. Parecía como si estuvieran esperando que se extinguieran, como si fueran una plaga. Era en esos momentos en que su sangre clamaba por venganza, sin embargo no podía desobedecer las directivas de Erwin, le había jurado lealtad al Cuerpo de Exploración y debía cumplir con su palabra.

Si era posible que Eren les ayudara… ¿serían capaces de terminar con los titanes? Parecían multiplicarse hasta el infinito, en esto debía darle la derecha a la loca de Hange, faltaba conocimiento, faltaba saber mucho acerca de su existencia y procedencia. No perdía las esperanzas que algún día la humanidad pudiera derribar las murallas y al fin la gente de la ciudad subterránea tendrían una oportunidad de ver la luz. Miró hacia Eren al sentir que se removía, al parecer estaba teniendo una pesadilla, mascullaba y movía sus manos en el aire como si quisiera golpear algo, las cadenas resonaban. Se puso de pie y fue hacia la cama, ¿qué podía hacer para evitar que siguiera sufriendo? Ni siquiera despertarlo, porque la realidad tampoco era muy esperanzadora.

—Ya, cálmate —le dijo con el tono más tranquilo que podía emplear, mientras asentaba su mano sobre la frente del muchacho.

—¡Nhg! ¡Ma, mamá!

Levi frunció el ceño, sabía por los reportes que había leído y por algunas cosas que Eren le había contado que el pobre joven había visto a su madre morir devorada por esas bestias babeantes. Quien no tuviera pesadillas al respecto no merecía llamarse humano. Eventualmente dejó de resoplar y finalmente abrió los ojos que estaban un poco húmedos. Él ya había perdido la capacidad de llorar o tal vez se había sobrepuesto tanto al dolor que no encontraba útil largar lágrimas, sin embargo eso no significaba que le conmovía profundamente cuando veía a alguien cercano sufrir. Tal vez todas sus lágrimas iban a parar en algún lugar muy profundo de su interior, acumulándose en caudales enormes, tales como ese mar del que Eren a veces hablaba con tanta convicción.

Sus miradas se encontraron y se alegró al notar como el recluta automáticamente se relajaba, como si verlo ahí de pie le inspirara seguridad, bueno, si en algo podía ayudar todo era bienvenido.

—Capitán… ¿lo he molestado? Creo que estaba soñando y-

—No me molestas, pero hablaste y parecías algo molesto, solo me acerqué a chequear, ¿estás bien?

—Sí, ahora sí —dijo tomando su mano que aún reposaba sobre su frente.

Dejó que sus dedos se entrelazaran, aún no llegaba el alba, aún estaban compartiendo esa oscuridad cómplice en ese rincón alejado de los demás, podía permitirse ese roce.

—Sé que es difícil, pero trata de descansar, me quedaré junto a ti hasta que venga la mañana —le dijo con tranquilidad, era todo lo que podía hacer por el momento.

Eren asintió y cerró los ojos otra vez apretó el agarre de sus manos y trató de obedecer. Al cabo de una hora, notándolo dormido de nuevo, Levi se retiró en el mayor silencio posible, no había descansado nada y necesitaba al menos recuperar aunque más no fuera dos horas, por lo que se sentó y trató de conciliar el sueño.

Al día siguiente Petra fue a buscarlo y le pidió que reuniera al escuadrón en uno de los salones del segundo piso, allí desayunarían todos, excepto Eren, le pidió que buscara a Moblit para que se asegurara que el chico desayunara apropiadamente y se alistara para las actividades del día.

Cuando subió ya todo su escuadrón lo estaba esperando, lo saludaron con solemnidad y esperaron que les diera el visto bueno para poder sentarse.

—Bien, estamos a las puertas de una nueva expedición —comenzó el capitán mientras todos escuchaban atentamente—. No es como las demás, si bien siempre tenemos como premisa mantenernos con vida y a salvo, tendremos una misión mucho más compleja esta vez. Debemos mantener son vida y a salvo a Eren, no importa el costo, no importa si se nos va al vida en ello, ¿está claro?

—Sí, capitán —respondieron Erd, Oluo, Ghuter y Petra al unísono.

—Formaremos una escuadra, yo iré al frente, Petra a mi derecha, Erd a mi izquierda, Oluo por detrás de Petra y Ghunter por detrás de Erd, al medio tendremos al chico titán, no importa lo que suceda, ustedes no se alejarán, ni romperán la formación, a menos que sea una razón de fuerza mayor. Si aparece un titán excéntrico me lo dejan a mí, si son más, segundo atacará Oluo y Erd lo secunda, en caso de un tercero la dupla será Ghunter y Petra. Procedemos y volvemos, evitemos que Eren sea el que deba usar el equipo tridimensional. Al menos esa es la teoría, ¿preguntas?

Un silencio se posicionó, Levi sabía que ninguno de ellos pondría en tela de juicio sus órdenes, pero quería estar seguro de que todo se entendiera bien.

—Saldremos por el flanco derecho de la mitad inferior, todos usarán las capuchas de la legión, no queremos que absolutamente nadie, excepto nosotros, sepan la ubicación de Eren dentro de la formación.

Los soldados lo miraron con miedo, no habían falta las palabras, todos estaban pensando lo mismo, algo estaba sucediendo, la vida de Eren estaba en riesgo por algún motivo que era confidencial y no se debía únicamente a la amenaza de los titanes.

—Les pido que no alteren al mocoso, suficiente carga tiene sobre sus hombros. Háganlo sentir parte del equipo, solo como ustedes pueden hacerlo.

—Sí, señor.

Esa misma tarde Hange pidió hacer una experimento para poder estudiar más de cerca el titán de Eren, decidieron colocar al joven dentro de un aljibe para mejor contención del gigante y esperaron un tiempo prudencial luego de enviar la señal para que procediera a transformarse, sin embargo nada sucedió. Al menos en ese momento, al parecer Eren no podía dominar la transformación a su antojo, lo cual decepcionó un poco al cuerpo de exploradores. Sin embargo, momentos después, cuando todos estaba merendando, Eren quiso levantar una cuchara que había caído al suelo y se produjo una explosión, afortunadamente nadie salió herido.

Si no hubiera sido por la rápida intervención del sargento Levi, el escuadrón del mismo hubiera rebanado a Eren de inmediato.

—Les digo que mantengan la calma —les habló el sargento levantando su mano y manteniéndose frente al cuerpo de Eren.

—¡Capitán, aléjese es peligroso! —gritó Ghunter.

—Peligroso es que ustedes se alteren, les dije que mantengan la calma.

—¿Cómo sabe que no es peligroso? —preguntó Petra con las manos tensas apretando las espadas de su equipo.

—Tengo una corazonada —fue todo lo que les dijo su líder.

Eren solo había transformado parte de su torso y brazo y pudo despegarse de esa monstruosidad, aunque Hange quería seguir investigando al respecto, todos vieron como ese pedazo de titán se iba deshaciendo en vapor.

Decidieron ingresar al castillo y Levi se llevó a Eren al sótano, hasta que su equipo calmara los ánimos con la líder y Moblit en el salón de arriba.

Eren se notaba decaído, más allá de no poder dominar ese poder que tenía, le estaba afectando el haber sido consciente de la mirada de sus compañeros. Aunque su corazón estuviera al servicio de la humanidad, ellos solamente veían allí a un monstruo. ¿Realmente lo era?

—Debes entender que ellos están en un nivel diferente —comenzó a hablarle el capitán—. Han estado en varias exploraciones fuera de los muros y regresaron con vida, por lo que a pesar de que no hay una diferencia tan grande en edad, se consideran "adultos". Aprendieron a sobrevivir. Una cosa es tomar clases teóricas dentro de un salón, pero cara a cara con esas cosas gigantes te das cuenta que toda información recibida no es suficiente, debes estar preparado para tomar una decisión bajo una gran cantidad de estrés, dudar te convierte en un blanco fácil. Eso no significa que no les duela o les remuerda apuntar sus espadas contra ti, pero no tienen opción más que actuar en defensa propia, ¿puedes entenderlo?

Antes de que Eren pudiera contestar, un soldado les pidió que fueran donde Hange y los demás.

—Oi, nos vamos —le dijo a Eren que de inmediato le siguió el paso escaleras arriba.

Allí se encontraba la líder, su asistente y los cuatro mejores integrantes del escuadrón de Levi. Afortunadamente la sargento tenía una hipótesis de porqué Eren se había transformado e indicó que además de lastimarse, él debía tener un propósito, sin una meta clara, era probable que nada hubiera sucedido, como el intento de transformase que había sufrido horas antes.

Todos entendieron al fin, incluso Eren, que no había sido una transformación deliberada, que simplemente fue un reflejo al producirse el sentimiento de cumplir un objetivo. Erd, Oluo, Ghunter y Petra, experimentaron una sensación de alivio y a la vez de culpa. Simplemente apuntaron sus armas, dispuestos a matar a Eren, sin conocer en profundidad los motivos que lo habían llevado a transformarse. Entonces sucedió algo increíble, primero fue Petra y luego el resto del escuadrón, todos llevaron sus manos a sus bocas e intentaron morderse con la mayor fuerza posible.

—Oigan, ¿qué hacen? —preguntó Eren desconcertado al igual que Hange.

—¡Esto es muy duro de hacer! —dijo Erd—. Y pensar que tú debes hacerlo seguido, ¿cierto, Eren?

—Nosotros… tuvimos un error de juicio —dijo Ghunter apenado—. Por tal, esto es una pequeña compensación como muestra de respeto hacia ti, Eren.

—Pero es nuestro trabajo contenerte, así que tampoco podemos decir que lo hemos hecho tan mal, que no se te suban los humos mocoso —advirtió Oluo, renuente a caer en una disculpa directa.

—Lo sentimos mucho, Eren —se sinceró Petra mirando la herida que ella misma se había infligido en su mano—. Nos dejamos llevar y actuamos en consecuencia, sin embargo supongo que eso hizo que te decepcionaras de nosotros, ¿verdad? Aunque, debes saber que la fuerza de un solo miembro no es suficiente, por eso trabajamos en equipo. Nosotros, contamos contigo tanto así como deseamos que tú cuentes con nosotros. Entonces, cree en nosotros, ten fe, por favor.

Eren se sintió muy conmovido por ese gesto y asintió llevando su mano derecha en puño a la altura de su corazón, haciendo honor al saludo de la Legión. Levi observó todo atentamente y aunque su semblante parecía no haber cambiado ni un ápice, lo cierto es que se sentía muy orgulloso de su gente y su accionar. Este pequeño cambio lograba cimentar las relaciones entre los cadetes, y aunque todos eran importantes, no pudo evitar alegrarse de que Eren tuviera una carga menos sobre su espalda.

Se podía degustar el nerviosismo entre los reclutas, había movimiento siendo ya el horario en que todos deberían ir a descansar, pero antes de una expedición siempre había como "un permitido", una regla que no estaba escrita en ninguna parte pero a la vez todos usaban. Nadie sabía si iba a volver, podía ser tu última noche con vida y es por eso que los líderes simplemente hacían la vista gorda a algunos eventos que se llevaban a cabo. Levi decidía no meterse en el camino de nadie, el día previo se guardaba todos sus juicios de valor y simplemente se resguardaba en su habitación para poder concentrarse, a veces pasaba la mayor parte de la noche revisando el equipo, afilando las cuchillas y considerando algunas estrategias, aunque de sobra sabía que nunca se estaba lo suficientemente preparado.

Le molestaba un poco tanto movimiento aquí y allí, pero es que en su fuero interno quería un tiempo a solas con Eren, era una misión casi imposible, especialmente esa noche, porque estaba lleno de líderes, soldados, todos yendo y viniendo. Sin embargo necesitaba hacer un esfuerzo, ¿qué tal y si era la última noche en que podría estar a solas con él? Ese pensamiento le perforó profundo en los sentimientos, ¿perder a Eren? ¿No volver a ver su sonrisa, escuchar su voz, sentir el roce de sus manos o sus labios, no ver sus ojos brillar? Sabía más que nadie que eso era una posibilidad, notó que un par de reclutas le rehuían en el pasillo, recién entonces fue consciente de que con seguridad estaba haciendo algún tipo de expresión aterradora. No iban a tocar a Eren, no le harían daño, así tuviera que entregar su vida a cambio, además no estaba solo, contaba con las altas habilidades de su equipo.

Caminó con seguridad hacia el sótano y se encontró con un contingente de personas, eran como cinco, conversando ruidosamente mientras vigilaban al muchacho.

—¿Qué sucede con ustedes? —les dijo con su voz de mando y todos se giraron de inmediato a presentarle sus respetos—. Están aquí parloteando cual pericos, molestando con sus ruidos y malgastando sus energías. Necesito hablar con el prisionero a solas, fuera de aquí.

—Ca-capitán —dijo uno de ellos, notablemente asustado—, las órdenes del líder Nes, fueron que-

—Y yo te estoy ordenando que se retiren, ¿hay algún problema en seguir órdenes mías o quiere que llame a su líder y tengamos un debate aquí mismo para su satisfacción, cadete? —Indicó endureciendo sus facciones—. ¿Alguien aquí duda que no sea suficiente con mi presencia para mantener seguro al soldado Eren Jaeger? ¿Eh?

—No, no, señor —dijo otro tirando del uniforme del primero e instándolo a irse—. Lamentamos haber preguntado, no dudamos de su palabra. Nos retiramos ahora.

Y ahí se fueron al trote, Levi subió las escalas y llamó a Erd que se encontraba cerca, le pidió que se asegurara que absolutamente nadie bajara al sótano hasta que él lo autorizara, y que en todo caso si no volvía en una hora, buscara a Petra para que tomara el relevo. Una vez asegurado con esto, volvió a bajar. Sabía que si estos cambios llegaban a oídos de Erwin, fuera probable que le recriminara después, bueno, podía lidiar con eso.

Finalmente lograba su cometido, Eren estaba sentado en su cama mirando con atención, esos ojos como búho que se cargaba (más de uno los consideraba aterradores), se destacaban en las penumbras de ese lugar. Abrió la reja e ingresó con la seguridad que lo caracterizaba, aunque ni él estaba demasiado convencido de qué carajos iba a hacer ahora. ¿Hablar? ¿Podían acaso sus palabras infundirle valor al joven? Pero es que no era una persona que pudiera mentir, no era como Erwin que tenía todos los discursos del mundo pegados a la lengua y con ellos endulzaba los oídos de los altos mandos. Él era un tipo simple. Se sentó junto al cadete que no pudo evitar soltar una sonrisa tibia, pero sonrisa al fin.

—En verdad, ellos eran ruidosos —dijo Eren mirando sus dedos.

—Mocosos novatos, aunque tú lo eres también, pero al menos sabes cuándo cerrar el pico. Necesito que descanses apropiadamente, tenemos una jornada de mucha presión mañana, bah, dentro de unas horas.

—No sé si podría conciliar el sueño en estos momentos —dijo entrelazando sus manos y tragando saliva.

—No te agobies por eventos futuros, Eren, después de todo nadie sabe con precisión qué puede suceder. Por cierto, ¿ya cagaste?

—Capitán, esa pregunta…

—¿Qué? Es algo importante, he visto más de uno ensuciar los uniformes cuando salimos allá afuera, así que es mejor que vacíes tus intestinos para prevenir, ¿quieres ir ahora?

—No, no, yo, ya fui, en el día, estoy bien, no ensuciaré mi uniforme, se lo prometo.

—Si lo ensucias ni pienses que te ayudaré con eso.

Si bien Levi consideraba importante el tema de evacuar, también quería distender el ambiente, de algún modo su forma de hacer humor siempre se relacionaba con bromas un tanto escatológicas, después de todo no era humorista, solo un simple soldado.

—Usted… ¿alguna vez sintió miedo? —Levi giró su cabeza y al fin pudieron mirarse—. Quiero decir, siempre parece tan seguro de lo que debe hacerse, será que es porque no tengo mucha experiencia.

—Todos tenemos miedo a algo, Eren. Es algo que viene dentro de los humanos, que se note más o menos es otro tema.

—¿A qué le teme, capitán?

—Que buen tema has elegido para conversar la noche anterior a la expedición —dijo con cierta molestia mientras cruzaba los brazos con fastidio.

—¿Deberíamos hablar de otras cosas, entonces?

Bueno, era cierto que Levi había acudido para hablar de otros temas, de ellos por ejemplo, pero si Eren no tenía ganas lo iba a respetar, por su lado ni de chiste diría lo que realmente estaba pensando en ese momento. Aguzó su oído, Erd había carraspeado pero al parecer nadie estaba cerca de donde ellos se encontraban en estos momentos, podían seguir conversando o no, tal vez estaba siendo egoísta, tal vez sería mejor dejarlo descansar.

—Si ya cagaste, entonces duerme, es una orden, de ninguna manera voy a llevarte desvelado mañana.

Ante la falta de respuesta del cadete hizo el intento de ponerse de pie pero escuchó su voz.

—Quiero… —sin embargo volvió a llamarse a silencio, notó que eren apretaba los dientes como conteniéndose.

—¿Qué? ¿Qué es lo que quieres?

Un nuevo silencio se instaló y Levi comenzó a molestarse.

—Dime qué es lo que quieres, Eren —enarcó una ceja al ver que el muchacho se ponía nervioso, pero al capitán no le gustaba la burocracia en ningún aspecto. Lo tomó de la cabeza y juntó sus frentes—. ¿Qué carajo quieres, Eren? Dilo de una puta vez.

—Qui-quiero, quiero tener sexo con el capitán.

Levi se alejó de inmediato y su mente quedó en blanco. Había ocasiones en que la falta de información en su sistema no le permitía afrontar ciertas charlas, esta era una de ellas. Y aunque hubo una extensa pausa, en que notó como la mirada de Eren cambiaba y se volvía la determinada de siempre, pronto su intelecto le permitió salir del paso.

—¿No quedamos en que primero se necesita toda una serie de requisitos para llegar a ese punto? Que citas y esas pendejadas, ¿quién te apura ahora?

—La muerte.

Levi tuvo que usar todo su autocontrol para no darle una buena putiza al cadete, Eren notó esa aura maligna alrededor de su superior y trató de explicarse.

—No quiero morir, no está en mis planes perder o entregar mi vida, lucharé hasta el final, lucharé y lucharé, porque los que no luchan no pueden ganar y yo quiero hacerlo. Pero también sabemos que nadie puede adivinar el futuro, así que… yo no sé…

—Escucha, mocoso de mierda, mi escuadrón, toda la maldita Legión y yo, vamos a velar con nuestras propias vidas por tu seguridad, así que no tengas prisa por morir, que si te pasa algo yo mismo iré hasta el infierno para arrastrar tu huesudo trasero de regreso. Si tantas ganas tienes de tener sexo conmigo, sobrevive, Eren. Vuelve mañana con vida y entonces cumpliré tu deseo, ¿ha quedado claro?

—¿Lo promete? —dijo Eren bajando la mirada y aún ante la escasa luz era notable su sonrojo.

—Menudo crío, hay que tener las bolas bien puestas para solicitar semejante cosa. Pero bueno, si eso te sirve como aliciente, ten por seguro que jamás he faltado a mis promesas o a mi palabra antes, lo cumpliré.

—Levi —dijo Eren y el capitán sintió como si hubieran metido su corazón en una tina de agua caliente, le gustaba demasiado que el muchacho lo llamara por su nombre—, gracias por defenderme esta tarde, gracias por este momento, pensé que no podríamos conversar a solas y si le soy honesto, eso me estaba doliendo, yo q-

¿Cómo esperaba Eren que su capitán reaccionara a tan lindas palabras? No podía quedarse ahí como un pedazo de estatua, no podía seguir manteniendo la fachada de persona estoica cuando se cavaba de enterar que ambos habían estado deseándose en secreto. El hombre unió sus bocas con ímpetu, el choque inicial no fue muy satisfactorio pero Eren no dudó ni un segundo en abrazarlo contra su cuerpo y buscar profundizar el roce. Ya no había resquicio para una palabra más, se habían roto todas las barreras, respiraban su mismo aliento, mezclado con adrenalina, saliva, calor, Levi estaba atento a que nadie se acercara y a la vez completamente entregado a disfrutar ese regalo.

Sus cuerpos se refregaron y acorraló el cuerpo de Eren contra el respaldar de la cama, el muchacho succionó su lengua provocándole corrientes de puro placer carnal, y solo Dios sabía que no lo desnudaba en ese mismo instante porque en cualquier momento podía bajar una inspección, o un mensaje, o un cadete y sería el fin para ambos. Solo debían esperar un poco más.

Eren le apretó el trasero respirando ruidosamente, mientras su boca se adhería cual ventosa a su cuello, desesperado por sentir más, Levi estaba arrodillado sobre la cama y el cuerpo de Eren, notó perfectamente la erección del muchacho, lejos de provocarle repulsión el efecto fue el contrario, repercutió en su cuerpo acoplándose al momento, también quería tocarlo, quería arrancarle la ropa y sentir su piel desnuda. A tiempo logró detenerse y alejarse, no sin sentir una especie de dolor al hacerlo. Lo miró agitado y se relamió los labios instintivamente.

—Bueno, ya, trata de… dormir, es importante que tengas tus sentidos despejados mañana y… más te vale que vuelvas con vida así terminamos esto.

El joven no pudo responder pero la sonrisa que adornó su rostro fue la única confirmación necesaria. Sin dudas volvería, a como diera lugar.

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By Luna de Acero.-