Los niños seguían a Levi lentamente. Ellos trataban de igualar sus pasos, buscando la tan anhelada libertad.
El que no quitaba su vista de encima era Niku, quien observaba detenidamente la espalda de Levi. Su amplia imaginación hacía que viera unas alas en ella, flameando con sutileza mientras instaba al Ackerman a continuar subiendo las escaleras.
—Cúbranse los ojos—advirtió de pronto, bajando la velocidad de sus pasos. Volteó en dirección a los niños y agregó: —. El sol puede dañar su vista.
Al final de la fila se encontraba Mikasa, cuidando la retaguardia y procurando que nadie los sorprendiera mientras intentaban salir del lugar.
Mientras iba pisando cada escalón, sonreía al pensar que, finalmente, habían cumplido con uno de los objetivos.
"Es increíble cómo respetan a Levi a donde quiera que él vaya. No sólo es en la superficie, donde su rango como Capitán pesaba sobre los demás. Aquí, en esta ciudad, es una persona considerada héroe por el hecho de haber conocido la salida de este sitio. Estos niños tienen mucha fe en él y eso es lo que les daba las fuerzas para salir adelante..."
El primero en llegar al exterior fue el Ackerman. Él estiró su mano para guiar a los niños y ubicarlos en fila.
La luz solar era bastante intensa y cálida. El reflejo sobre las nubes generaba un sutil vapor que indicaba la humedad ambiental.
El primero en poner un pie fuera de la Ciudad Subterránea fue Niku. Tal como se lo indicó Levi, llevó su pequeño antebrazo hacia sus ojos y con su otra mano se aferraba al Ackerman.
Por primera vez se sintió encandilado. El calor alcanzaba su fría y frágil piel. No pudo esperar para conocer el cielo y fue destapando su vista lentamente, hasta acostumbrarse a la iluminación. Al enfocar su visión, notó que la silueta del hombre que tanto admiraban sus padres y él estaba más brillante que de costumbre. Él era una divinidad en su vacío espiritual.
Levi era el salvador que tanto esperaban...
—No miren directamente al sol—indicó mientras ayudaba a los demás a salir—. Al principio les molestará la vista, pero cuando se acostumbren, podrán ver el cielo.
Aquello que era tan común para los habitantes de la superficie significaba algo completamente utópico e inalcanzable para quienes nacieron en la Ciudad Subterránea.
Mientras Levi ayudaba a los demás niños a subir el último escalón, Niku fue destapando sus ojos. La luz lo mareó al principio, pero cuando su vista fue acostumbrándose a ella, pudo contemplar una belleza completamente desconocida: una enorme estrella cuán bola de fuego que no se apagaría jamás, iluminando el amplio campo verduzco donde podía visualizar miles de árboles que danzaban al son del viento; enormes animales que habitaban junto con las personas y trabajaban la tierra en conjunto.
Pero lo más hermoso y maravilloso de aquella vista era que ya no veía el límite de la Ciudad Subterránea, no había techo oscuro, húmedo y frío. Sino un amplio, desmesurado y bonito cielo, pintado de un color celeste que jamás había visto y con unas pequeñas pinceladas blancas que se movían lentamente. Además, miles de aves la sobrevolaban y bailaban libremente. No existía algo más maravilloso en ese momento...
—Sé cuánto pudieron desear conocer el cielo y eso mismo que tú sientes ahora, lo he experimentado hace mucho tiempo—murmuró Levi a Niku, sin quitar la vista del cielo—. Allí se encuentran nuestra familia y amigos...
Ante el sublime escenario jamás imaginado, un grupo de niños se vieron envueltos en la obra de arte que la madre naturaleza tenía para ellos.
—Gracias a ti y a Mikasa por este momento... —musitó y estiró sus manos en dirección al sol —¡Este es el mejor día de mi vida!
Asombrado, Levi sólo atesoró ese único momento entre la inocencia y la magnificencia que le otorgaba su primera libertad.
[...]
Levi, Mikasa y los niños subieron al amplio carruaje que esperaba por ellos desde el día que los Ackerman habían ingresado a la Ciudad Subterránea.
Los mayores cargaban con los más pequeños y los sostenían con fuerza al percatarse de que estaban dormidos. Los demás, por otra parte, contemplaban la naturaleza a través de las ventanas, disfrutando de la velocidad adquirida por el vehículo.
—La reina solicitó expresamente que acondicionaran uno de las antiguas propiedades de la familia Reiss. Aunque no estaba segura de que siguiera en pie, se alegró al recibir la noticia de que esa vieja mansión aún seguía existiendo—expresó uno de los asistentes de Historia, quien se encontraba sentado frente a los Ackerman—. Señor, ella solicitó verlo apenas regresaran de ese lugar— añadió, dirigiéndose a Levi.
—De hecho, también tenía pensado tener una reunión con la reina apenas saliéramos de ese basurero—murmuró—. Nuestra misión se resolvió un poco más rápido que lo estipulado, pero aún tengo un objetivo pendiente.
Mikasa lo miraba de soslayo mientras sobaba sus brazos. También estaba de acuerdo en que tuvieran una reunión para relatar lo sucedido.
—Señorita Mikasa—espetó el hombre, dirigiéndose a la azabache—, sus ayudantes y los niños fueron trasladados a ese lugar. Así que puede estar tranquila de que se encuentran bien —aclaró.
—Aunque la cabaña donde nos encontrábamos era muy significativa, era momento de irnos a un lugar más grande. Ellos y nosotros debemos tener un espacio para disfrutar de la libertad—bajó la cabeza y suspiró.
De inmediato, sintió una fuerte mano sobre su hombro. Al voltear a ver, notó que el Ackerman miraba fijamente al hombre.
—Quiero pensar que no han tocado el lugar donde se encontraban hospedados anteriormente, ¿no es así? —frunció el ceño.
El aludido suspiró y cruzó sus brazos.
—He sugerido la idea de demolerla y utilizar aquel lugar para construir algo más grande...
Mikasa estuvo a punto de levantarse y fue detenida por el Ackerman, quien no dejaba de sostener su hombro. Dirigió su mirada hacia él y notó su preocupación oculta.
—Tranquilízate, Mikasa—sólo así pudo contener lo que estaba por decirle y ella procedió a volver a sentarse—. Entiendo cuán importante puede ser ese lugar, pero no te precipites sin haber escuchado el relato por completo.
Las palabras de Levi resultaban ser el calmante ante un posible brote impulsivo. Su corazón volvía a latir con fuerza, recordando su pasado y presente.
—Perdón si la hice enojar, señorita—espetó el hombre, disculpándose ante el notable enfado—. Si bien esa era mi intención, la que se opuso firmemente a la idea fue la misma reina Historia.
Levi esbozó una sutil sonrisa. Mikasa, por su parte, bajó su mirada y respiró profundo.
"Muchas gracias, Historia."
[...]
Al llegar al lugar, todos fueron bajando del carruaje con sumo cuidado.
El último en hacerlo fue Levi.
—Con cuidado, Levi—Mikasa se acercó y ofreció su mano para que él pudiera bajar.
Él se aferró a ella y la sostuvo con fuerza mientras se ayudaba del bastón. Una vez que estaba fuera, ambos estaban atónitos ante el nuevo escenario frente a ellos.
—Esto es... —murmuró Mikasa mientras veía cómo sus niños corrían hasta ella para recibirla.
—¡Señorita Mikasa! —gritaban los pequeños, extendiendo sus brazos.
De inmediato, la Ackerman se vio rodeada del calor de su nuevo hogar. Los niños que convivían con ella la abrazaron tan fuerte que no podía contener tanta emoción.
—Yo también los extrañé —espetó y sonrió.
—Señorita Mikasa... —musitó Nala—¿Este hombre será nuestro papá? —inquirió dirigiéndose hacia Levi.
—¿Qué? ¿Por qué piensan eso? —su nerviosismo la delataba.
—Pues, están tomados de la mano y es un hombre muy hermoso, como tú—respondió la niña.
Avergonzados, tanto Mikasa como Levi miraron sus manos y se soltaron prontamente. Él se ruborizó de inmediato al asimilar las palabras de Nala y trató de disimular su pena al voltear su rostro en dirección al sol.
Por otro lado, Mikasa no se había percatado de la calidez de la mano de Levi. Si bien él guardaba aquella cicatriz en donde ya no tenía dos de sus cinco dedos, su voluntad y fuerza hacía que los demás olvidaran sus marcas de guerra.
—Bueno, yo soy Levi. Un gusto conocerlos, mocosos—espetó hacia los niños. De inmediato, recibió a cambio sonrisas y abrazos que ya estaba acostumbrándose a sentir.
En ese mismo momento, también sintió el cálido abrazo de Mikasa. Ella lo rodeó con sus brazos y apoyó su cabeza sobre su hombro. En la parte del abdomen, los niños se habían adueñado de su cuerpo. Era una extraña y hermosa vorágine de sentimientos.
—Eres bienvenido a nuestro hogar, Levi—susurró ella y levantó su cabeza para mirarlo nuevamente a los ojos—. Este también será tu hogar.
Su corazón había juntado los trozos desparramados por la isla Paradis. Sin embargo, nunca había pensado en intentar repararlo debido a su temor de que volviera a romperse.
No obstante, el cariño de los niños y de Mikasa le devolvía la confianza en sí mismo, otorgándole la fuerza necesaria para confiar en su corazón herido.
"Mikasa, los niños te estiman de una manera muy hermosa. Tú asumiste el rol materno que tanto necesitaban y el cual tanto admiro. No cualquiera puede tomar ese papel y lograr conquistar los corazones de los niños.
Eres admirable y amorosa, ¿Cómo podré compensarte todo lo que están brindándome en tan poco tiempo?
Perdón mi mal carácter y por no saber cómo hacerlo, pero trataré de demostrarte que yo también he trabajado duro para dejar atrás al apático capitán que alguna vez conociste..."
Hola a todos!!! Por fin vuelvo a esta obra!!!
Me da gusto saber que la disfrutan y que este final alternativo les devuelve la fe en RivaMika! Muchas gracias por la oportunidad
Estoy súper contenta de que la recomienden y que siempre comenten, eso me demuestra cuánto la disfrutan e incentiva a que continúe escribiendo.
Gracias!!
