No es un capítulo que diga "wow" pero me gustó al escribirlo. Eso no quiere decir que sea lo mejor del mundo. Hice lo que pude y espero que a todo el mundo les guste. Gracias por leer este intento de obra de una persona que apenas sabe escribir y, tengan una hermosa tarde.

Capítulo 5

Pedía clemencia.

Aún a sabiendas de que pedía que pararan y que no siguieran con los golpes, no iban a detenerse por nada del mundo y lo golpes seguirían y seguirían hasta que ellos creyeran que había tenido ya suficiente con la pequeña tortura que le estaban haciendo sufrir alejado de todo rastro de humanidad en aquel callejón, no siendo nadie capaz de escuchar los sonidos de piedad y súplica que pedía aquel hombre de mediana edad.

Fue por la señal de alguien que estaba detrás de ellos que pararon y se alejaron unos cuantos pasos para observar a la persona misma que estaba en el suelo, incapaz de poder mover partes de su cuerpo por la fuerte paliza que acaba de recibir. Apenas podía mover la parte superior de su cuerpo y su cara que no paraba de sangrar. Incluso el dolor que sentía era tanto que tampoco lo sentía al mismo tiempo. Era bastante severo su aspecto y miraba a los perpetradores de lo que hicieron esto.

—¡¿Por… qué… m-e… hacen esto?!

Echaron unas risas los hombres ante tal pregunta tonta que acaba de hacer. Se miraron entre ellos unos segundos y de nuevo miraron al hombre que estaba abatido en el suelo.

—No hace falta decir la razón, señor —habló el joven que estaba detrás de los dos hombres de traje, ahora teniendo el saco fuera debido al pequeño trabajito de ahora. Se apartaron para dejar ver al joven que había hablado—. Debes dinero al jefe. Te dio dinero para que cubras tus gastos en aquel momento de mala suerte que has tenido. Han pasado meses y meses y no has devuelto el pago, siquiera una cuarta parte del mismo —empezó a caminar de un lado a otro ante la vista del hombre que ya no podía mover nada salvo sus ojos—. Es una pena…

—¡Ya iba a pagar todo!

—… como dije —lo miró unos segundos entre risas pequeñas y sonreía en estos momentos, queriendo seguir lo que tenía que decir—, es una pena… porque realmente tuviste el dinero para pagar todo… ¿qué hiciste? —se acercó hasta él, lo tomó del cabello y lo acercó hasta su cara, todo para sonreírle de una manera… no muy sana—. Lo gastaste en apostar. Siquiera fuiste capaz de hacer feliz a tu familia… es una pena…

Lo terminó soltando.

Dio la pequeña orden que le den una pequeña paliza más, solo para que termine aprendiendo a la fuerza que esto no se hace para nada.

Insultar a su jefe y verle la cara… no es algo bueno, nunca lo es. Su jefe siempre ha sido alguien muy benevolente, demasiado. Siempre ha entendido las situaciones de las personas y realmente les ha dado una mano. Pensar que este tipo de personas le darían la espalda y se olvidarían por completo de la ayuda que alguna vez él les dio… no solo lo insultan a su jefe, lo terminan insultando a él mismo.

El hombre pidió que le dieran un tiempo más. Juró por toda su familia que de no conseguir ese dinero, que hagan lo que quieran con él… pero no aceptó esta propuesta para nada. Simplemente dijo que dieran unos cuantos golpes más, saquen fotos al mismo y empiecen a mandar las mismas a la gente que le debe dinero.

¿Razón para hacer esto?

Nadie se olvidará de pagarle a tiempo tras ver lo que pasa cuando no pagas.

. . .

—Me sorprende que hayas hecho eso, Lincoln.

—Simplemente hice lo que tenía que hacer, jefe. No se pudo conseguir el dinero… pero al menos ahora nadie va a dudar de pagarle como lo hizo este hombre.

—Me haces quedar como una persona un tanto violenta, ¿sabes? No es la imagen que estoy queriendo dar a la gente que pide préstamos…

—Insultan a todos cuando intentan no querer pagar el préstamo, jefe. Hacía esto antes. Gente me debía dinero cuando estudiaba. Cuando no pagaban, buscaban muchas excusas. Cansado, le di una lección a unos cuantos que se intentaron pasar de la raya… y al final, todos lograron pagarme lo que me debían… dinero que te he traído, no sé si recuerda…

—Ah, sí, recuerdo el dinero que me dabas para poder entrar, sí. Me alegra saber que tengo a alguien que puede recolectar dinero como tú, Lincoln

—N-no es nada, jefe. Es… un placer ayudar, en serio.

Lincoln, con 20 años de edad, miraba al hombre que yacía sentado en la punta de una mesa mientras estaba disfrutando de una excelente comida en lo que era dueño de tal lugar y donde tenía el enorme privilegio de poder comer gratis, además de otras cosillas, viendo que tenía detrás a dos guardaespaldas que estaban muy atentos a cada movimiento que él hacía, nervioso porque sentía que estas personas le miraban con ganas de matarle.

Trató de no mirarles mucho. Le hacía sentir raro incluso, por más que esté – de alguna manera – con ellos desde que tenía 16 años de edad.

Para ellos, les resultaba enormemente raro que alguien quiera venir a estar con ellos, aunque esto se quedaba de lado porque es normal. La organización de ellos es bastante atractiva para pequeños jóvenes como lo es el albino – que todavía siguen destacando ese cabello blanco y esos ojos celestes – y enderezarles un poco para luego hacer que entren en la familia… aunque por tales motivos, no avanzan mucho por cuestiones de nacionalidad.

Usualmente jóvenes como es Lincoln no terminan muy lejos que digamos, más por ser jóvenes y tener una actitud muy rebelde, incapaz de seguir órdenes… pero él fue una gran excepción. Se comportaba bien y hacía caso en lo que el jefe le ordenaba, trabajando haciendo pequeños recadillos, cosas que haría un joven de su edad. Seguía a pie de la letra todo y trataba de cumplir las expectativas del jefe.

Con el tiempo, demostró ser leal. Cuando fue detenido y obligado a hablar, nunca lo hizo. Eso, eso fue suficiente para la pequeña organización aceptara al albino y le diera este pequeño placer de recaudar el dinero de la gente a quien ellos prestaban tras escuchar la trágica historia y ser un alma benevolente como lo era el jefe de tal organización.

Sabía que al final del día, el albino podía conseguir ese dinero y de no hacerlo, bueno, pasaba esto que pasaba a día de hoy que todavía le sigue molestando que lo haga pero surte efecto… de vez en cuando.

El jefe terminó de comer el trozo que tenía en su boca y se limpiaba con una servilleta la boca. Dio una leve señal al hombre de detrás para que traiga algo y lo dejara en la mese ese algo que Lincoln observaba con confusión.

—Siéntate —le ordenó. Lincoln hizo caso y se sentó a un lado—. Has hecho un gran trabajo, Lincoln —el albino no dijo nada, solamente asintió en agradecimiento ante tales palabras—. Tienes 20 años de edad, una muy buena edad… ¿por qué no mejor estudias y haces una vida lejana a todo esto?

—Los estudios no son lo mío —contestó. Se encogió de hombros ahora mismo—. …intenté mucho cuando tenía 16 años en ese año nuevo… pero me di cuenta que no lo era para mí estudiar… —se rascaba detrás de la cabeza—. Estoy feliz por la decisión que he tomado, he ganado buen dinero, he tenido el placer de hacer algunas cosas con ese dinero… y ayudé un poco a mi familia… un poco…

El dinero que ganó extorsionando a compañeros y vendiendo cigarros, además de otras changas que ha hecho y de robar algunas cosas, fue suficiente para ayudar a sus hermanitas. Pese a que tenían mal opinión de él, cuando tiraba un poco de dinero, era el mejor hermano mayor de todos.

No le sorprende de hecho esto.

—¿No quieres estudiar para nada? —preguntaba—. ¿Estás muy seguro de ello? —Lincoln asintió y afirmó que no querría estudiar para nada y estaba listo para seguir siendo una persona que cobra las deudas que el jefe prestaba a muchos necesitados—. Muy bien —en eso, aprovechando que estaba en la parte trasera del restaurante, que era más también como una pequeña cafetería, sacó ese pequeño trapo que envolvía dicha cosa que hizo traer. Un arma entró a la vista del albino que miró detenidamente esto para luego volver a ver a su jefe—. ¿Sabes lo que es?

—… ¿una pistola?

—Tu herramienta de trabajo —le dijo casualmente.

Lincoln abrió sus ojos sorprendido.

No se atrevió a tomar el arma de hecho. Se sentía un poco raro al ver un arma de fuego.

¿Su herramienta de trabajo?

Tiene sus puños… y si la cosa se complica, tiene también una navaja… que siempre ha usado pero nunca ha terminado de matar a la gente con quien ha peleado con tal arma blanca que siempre tenía a mano.

Ha recibido un tiro o dos, sí. No es ajeno a lo que es usar un arma… tan solo, no siente que sea necesario para el trabajo que tiene de recolector.

—Dejarás de recolectar el dinero que he prestado en este año, Lincoln —le acercó la pistola, un linda Colt 45—. Práctica, hermosa, imposible de rastrear en caso de que te atrapen, cosa que dudo que pase, y más que nada, la arma ideal para tu trabajo: asesino.

—¿Asesino? —preguntó alarmado y también confundido.

—No quieres estudiar, lo entiendo. Muchas personas dejarían sus estudios conforme ganen algo de dinero, más tu caso ¿no? Entonces, sabiendo que también has dedicado mucho tiempo a la hermosa familia que tenemos y sabiendo que eres leal, te doy el privilegio de avanzar más en la familia pese a que no tengas la nacionalidad italiana, Lincoln —sonreía. Veía al albino que estaba perplejo con esto. Es normal de hecho—. Tienes lo que se necesita para ello. Eres frío, siempre tienes la mente fría, sabes pensar bien, es bueno. No le temes a nada pero lo mejor de todo y algo que estamos todos felices, eres leal. Te han detenido varias veces, la policía te ha golpeado y golpeado pero nunca has soltado una palabra —ahora, su tono de voz cambió y sonaba como si le hablara a un hijo—. Sé muy bien que no dirás nada si te atrapan… y de hacerlo, prometo que haré lo posible para compensar esa lealtad…

Lincoln estaba vacilando cuando el jefe le hizo tomar la pistola, teniendo muchas dudas si ser un asesino era avanzar en la rama de la familia. No le gustaba la idea de matar, ¿por qué hacerlo de todas formas? Sí, hay gente que de vez en cuando merece una paliza, merece ser asesinada también… pero prefiere lo primero antes que lo segundo. No estaba preparado para hacer cargo de conciencia sobre aquello.

Ha hecho cosas malas, lo admite. Simplemente, no cree que esté listo para quitarle la vida a una persona.

—¿Tengo la certeza que harás el trabajo?

—Y-yo… —tragó saliva—. …n-no creo que…

—Lo harás muy bien…

—Pero prefiero…

—Sé que quieres seguir recolectando dinero, eres bueno, lo sé. Pero los chicos que te han acompañado ahora saben cómo operar sin ti si eres asesino, Lincoln. Además, ganarás más dinero conforme hagas más y más trabajos. Podrás pasar tiempo con tu familia, siempre que quieras. De no ser así, ayudarás aquí en el restaurante. Cuando te den una orden para matar, lo harás sin peros, ¿entiendes?

Ahora Lincoln no podía decir que no. Ese tono autoritario que usó al final le hizo entender que tampoco tenía mucho margen de error. Tampoco tenía forma de decirle que no. Su jefe confía en su persona, ¿cómo podría decir que no es apto?

De nuevo tragó saliva y terminó aceptado el trabajo de ser un arma a contratar, un pequeño asesino, dijeron los de atrás.

Hizo feliz al parecer a su jefe y le dijo ya su primera víctima.

. . .

Su víctima era algo así como la persona que hace unas semanas le dio una paliza por no pagar.

De hecho, era una persona que debía dinero y que había estado evadiendo por completo a los hombres de su jefe a toda costa. No se sabe cómo fue posible que se les escape pero de alguna manera lo hizo.

Lincoln lo tenía a unas cuantas mesas en estos momentos, comiendo muy a gusto con su familia y riendo con ellos también, como una buena familia unida como las películas que usualmente podría ver en la televisión.

Avisó a los demás miembros de la familia que lo encontró allí cuando fue a tomar y comer algo al pequeño restaurante, cafetería muy parecida a la que manejaba su jefe y ahora tenía empleo allí pero con diferencias notorias de calidad.

Aun así, es un buen lugar.

Tuvo que pedir disculpas por no hacer el trabajo, usando la excusa de que nunca podría encontrarlo y que tenía problemas para siquiera rastrearlo.

Mentía.

De las pocas veces que conversaba con su hermana, aquella que era una dotada en todo, había pedido si le podía rastrear una persona y de hacerle tal favor, luego haría lo posible para llevarle eso que tanto quiere y pide, sobre todo vivo.

Siempre sabía dónde estaba esa persona.

Simplemente, no podía hacerlo, sentía que no podía hacerlo.

Lo tenía en frente.

Sabe muy bien que de no hacerlo, defraudaría a su jefe, un hombre que ha visto con buenos ojos lo que ha hecho en estos 4 años por él. Sabe que de no hacerlo, estará muy decepcionado y perderá cara ante toda la familia y será muy mal visto, además de no hacer cumplir la palabra que había prometido.

Dejando que la comida que había pedido se enfriara.

Miró detenidamente al hombre, peor que antes.

No tiene otra opción.

Aprovechando su buena apariencia, con una buena idea en mente, se acercaría a él para hacerle una pregunta y luego…

Luego…

Luego hará lo que tenga que hacer.

—Hola

El hombre que tenía que matar lo miró raro por unos instantes para volver a su familia. De nuevo, miró a Lincoln con ciertas dudas. No siempre se te acerca un tipo como él.

Alto, bien peinado, con una chaqueta encima de un atuendo algo casual y una mirada un tanto seria así como una pequeña sonrisa, no es normal, para nada. Le hizo sentir raro, más con su familia a su lado.

—¿Te conozco?

—Creo que no —decía entre risas—. ¿Has conocido alguna vez a un muchacho de cabello blanco como yo? —se señalaba a sí mismo—. Creo que no, ¿no?

—… ¿qué diablos quieres? —¿paciencia? No tiene—. Estoy con mi familia. Si no tienes nada que decirme, vete. No quieres saber qué pasa si me enojo…

—Ah, bueno, está bien —dijo Lincoln—. Tenía que darle algo, un amigo que tienes en común conmigo me dijo que debo darte algo, un paquete ¿sabes? —ahora es cuando su víctima asentía al darse cuenta que sí, que alguien justo tenía que darle algo—. ¿Recuerdas?

—Sí, recuerdo… ¿qué es?

Lincoln ya no podía aguantar más esta farsa.

Es ahora o nunca.

Sacó la pistola frente al hombre y la familia del mismo se quedó pasmada y en shock.

Apuntó directamente con él con su cara decidida, temblando un poco si ya jalar el gatillo o no pero, no hay forma de ir marcha atrás tras haber desenfundado el arma. Su rostro también mostró miedo pero con seguridad, tragó saliva y mostró la cara más seria posible

—El señor Salieri manda sus saludos…

. . .

Le tomó un rato salir de allí en el auto que le prestaron.

Cuando encontró un lugar apartado, se alejó un poco y terminó vomitando.

La adrenalina que había sentido tras haber disparado 7 balas a su víctima y salir corriendo para subir al auto e irse a toda velocidad, se acabó y ahora sentía las náuseas de haberle quitado la vida a un hombre por primera vez, más de esta manera tan limpia y seca.

Se tomaba las rodillas mientras sentía cómo su estómago le daba vueltas y vueltas, no pudiendo aguantar las ganas de seguir vomitando, sintiendo que se iba a morir de tanta ensalada de fruta – porque se ve de esa manera – que estaba saliendo de su boca.

Siquiera tenía fuerzas para pararse rectamente. Como pudo caminó hasta el auto una vez que sentía que todo ha salido para entrar y no moverse por un largo rato, todavía estando demasiado mal.

Lo hizo… y se sentía muy mal.

Su teléfono sonó y con dificultad, atendió el mismo.

—¿Sí…?

Bien hecho —era su jefe en el otro lado—. Acabo de ver las noticias por la televisión. "Pasta la Vista" Hehe, un titular muy idiota a decir verdad pero ver el nombre de la persona que te he encargado me hace feliz. Felicidades. ¿Cómo te sientes?

—… siento que voy a morir…

La primera vez es normal. Cuando sigas y sigas haciendo encargos como estos, te acostumbrarás perfectamente.

—¿Debo seguir…?

Ahora eres mi asesino —se escuchó cómo su voz firme atravesaba la pantalla de su teléfono—. Deberás seguir aceptando encargos como estos. Descuida, la paga es muy buena. Cuando puedas, recoge los 8000 dólares que tengo para ti.

—… ¿qué?

Pronto tendré más trabajo para ti. Descansa y cuando puedas, ven a recoger tu paga.

Cortó.

Se quedó en serio sorprendido cuando escuchó que por hacer esto ganó simplemente 8000 dólares, mirando su teléfono con incredulez por simplemente ganar tanto dinero por matar a una persona.

Dejó su teléfono en el asiento de pasajero, mirando al frente en lo que despacio entraba en un estado de normalidad, saliendo de ese dolor de estómago, respirando con problemas por sentirse un poco mal.

El dinero entró en su mente…

Ese dinero puede darle un excelente uso y sería muy bueno para él.

También puede darle buenas cosas a sus hermanitas… pero sus padres seguro le echan al suponer que está vendiendo drogas, algo que sería genial en estos momentos.

¿Por qué es genial?

Porque ahora tiene dinero para irse de la casa.

Actualidad…

Sí, Rita se quedó callada cuando le contó esto Lincoln.

Lincoln de hecho contó poco más que simplemente esta pequeña historia de cómo terminó siendo un asesino a sueldo para la familia que trabajaba.

—…

—… cuando me quise dar cuenta, con 20 años… terminé matando más gente de lo que podría imaginar… la paga no fue buena después del primer trabajo que hice… pero al menos ganaba dinero como para poder vivir. No entiendo por qué me dieron tanto dinero aquella vez… seguro fue un incentivo para que siguiera haciendo tales trabajos, no tengo idea… supongo que será eso… pero… mi vida es simplemente de esa manera, nada más.

—… ¿por qué?

—¿Eh?

—¿Por qué decidiste tener esa vida? —ella, su madre, estaba totalmente sorprendida por esto y miraba con miedo a su hijo—. ¿He sido muy mala contigo para que decidieras ser un delincuente? ¿Qué razón tienes…?

—Ninguna

—¿Ninguna?

—No hay razón… —se encogió de hombros mientras jugaba con su vaso—. …tan solo, me gustó esa vida, nada más…

—No es razón para hacer tales cosas

—Nunca dije que tuviera una, madre —dejó el vaso en paz y miró a su madre indiferentemente, dándole igual el miedo que ella tenía sobre su persona—. No me gustaba estudiar, ganaba dinero presionando a otros chicos, vendiendo cigarros, moviendo cargamento, haciendo recados para gente de bien, nada del otro mundo —se encogía de hombros nuevamente—. No tiene nada que ver contigo o con padre, nunca. Yo quise seguir esta vida, no me arrepiento… bueno… —miró a otro lado, avergonzado de esto que dijo—. …ahora mismo me gustaría no pensar mucho en esa vida… menos ahora que tengo un hijo… —suspiró pesadamente mientras negaba por esto que iba a decir—. Pero necesito dinero tarde o temprano… y tendré que hacer esto

—No

Ya Rita no pudo aguantar más y se paró, parándose frente a Lincoln con una mirada muy severa.

—No harás nada de eso —le dijo terminantemente—. Te prohíbo totalmente que hagas eso de nuevo

—Pero con ese dinero podré asegurar un futuro a Loyd y…

—Pues trabaja

—Nadie aceptará a gente como yo —se señaló de nuevo—. Madre, es el único trabajo que conozco y sé que puedo hacer muy bien —se paró también. La diferencia de altura era muy obvia y su madre miró la torre que tenía de hijo—. No me gusta para nada hacer esto… pero si es para asegurar que Loyd tendrá dinero para sus tratamientos y tendrá todo lo que un niño tendrá, estoy dispuesto ahora a matar a niños de su edad…

No, de hecho eso último siente que no podría hacerlo y hasta se arrepiente de haberlo dicho tan casualmente, mirando a su madre con nervios.

—N-no, no, eso no…

Ahora se imagina matar a un niño y veía a su hijo en estos momentos.

Definitivamente no haría eso, nunca.

—No lo harás. De hacerlo, no te dejaré tener a tu hijo, Lincoln

—Si tengo que hacer mi trabajo, lo voy a hacer, madre. No voy a pedirle más dinero a ustedes o quitarles el mismo. No quiero vivir para siempre succionando el dinero a ustedes, para nada.

—Tenemos dinero de sobra para apoyarlos, sobre todo a Loyd. No tienes que hacer esto para nada Lincoln, no debes hacerte esto, no debes. ¿Estás seguro de hacerlo? ¿Sabes qué significa?

—Que traeré un futuro mejor a mi hijo —dijo seriamente—. No haré esto todos los días madre. Haré algunos encargos y tendré dinero de sobra, listo. No tengo que volver a mi vida de asesinatos…

—¿No te dirán nada? ¿No te van a…?

—No es una película, madre —le detuvo—. No se hacen esas cosas si decides salir de la familia, para nada se hace eso…

Su madre parece que está un poco bebida y siente que imagina cosas que no son para nada… en fin, no tiene razón como para criticarle eso, es normal que la gente piense de esa manera.

Fue a ver a Loyd que seguía durmiendo como si nada.

Su madre le acompañó, poniéndose detrás de él.

Verlo ahí y pensar en todos los problemas que tiene, le hace pensar que definitivamente tendrá que volver a sus pequeñas andadas de asesino, asegurando que no tendrá arrepentimiento alguno de esta vida suya, para nada.

—En serio, no lo hagas

—Todo sea por él

—¿Qué pasa si pierde a su padre?

Pensó en esto.

Luego, miró a su madre.

Sonrió.

—Nunca pasará esto, Rita. Nunca pasará…

Prometió que será el padre de este niño y no va a romper esa promesa.

Su vida como padre apenas empieza y quiere ver crecer a Loyd y cuando eso pase, quiere escuchar que él está orgulloso de tener un padre como él.