—Y es por eso que nunca deben olvidar que, aunque sean jóvenes y llenas de vida, no está mal tomar un pequeño respiro para aclarar la mente y ver qué camino es el más apropiado para cada una de ustedes.

Peter se vio obligado a reprimir un bostezo por decimonovena vez, más aburrido de lo que había estado en su vida. Había perdido por completo toda noción del tiempo durante el largo discurso de la directora Holbrooke; debía haber empezado desde hace dos horas y aún no parecía cerca de terminar.

Ahora mismo Peter, Holbrooke y el resto de las profesoras se hallaban en el escenario de alguna especie de auditorio mientras la directora daba su discurso. Ella se hallaba rodeada del personal académico mientras que Peter se mantenía de pie detrás del grupo de brujas. Frente a ellos, lo que parecían ser todas las estudiantes de Luna Nova escuchaban de pie el discurso con diferentes grados de atención.

Apenas podía procesar todo lo que había ocurrido. Había pasado de pelear contra un monstruo extraño a un interrogatorio que lo llevó a alojarse en una escuela-mansión mágica en menos de cuarenta y ocho horas. Oh, y todavía no tenía recuerdos.

La "habitación de huéspedes" a la que Kagari lo había llevado no parecía ser la gran cosa, pero al menos lucía cómoda y tenía un aire hogareño. Holbrooke había tenido la amabilidad de prestarle la ropa de un sobrino suyo o algo así, quien al parecer compartía varios de sus gustos estéticos. Un pequeño golpe de suerte, sin duda. Por el otro lado, luego de haberse dado una buena ducha y haberse probado sus nuevas prendas, Peter se dio cuenta de que su maltrecho disfraz había desaparecido.

"Supongo que intentan decirme de forma amable que no habrá más Spider-Man."

Era molesto, pero Peter lo entendía. Y ya que Holbrooke había tenido la consideración de permitirle quedarse en la escuela, lo justo era que se tragara sus críticas y lo soportara todo con buena cara. No estaba en posición de juzgar, y lo último que necesitaba era dar la idea equivocada a todo el-

—¿Señor Parker?

Peter dio un pequeño salto al escuchar su nombre y, recordando las instrucciones que la maestra Finnelan le había dado antes de comenzar todo aquello, dio un paso al frente mientras se mantenía en una posición de firmes, tratando de transmitir una imagen de seguridad que no sentía ahora mismo.

—Ahora que entienden la situación tan peculiar en la que nos encontramos —Peter se mordió el labio al percatarse de que había ignorado por completo la explicación de Holbrooke acerca del incidente con el pájaro del mal—, quiero informarles que el joven Parker se hospedará en Luna Nova hasta que encontremos la manera de garantizar que regrese a su hogar sano y salvo. Espero que puedan llevarse bien con él y que le muestren toda la cortesía y hospitalidad que se espera de ustedes.

Peter tuvo que ignorar un escalofrío al sentir que todas y cada una de las estudiantes de Luna Nova posaban su mirada sobre él con diferentes grados de interés y sospecha. Para alguien que siempre había sido ignorado por el sexo opuesto, verse repentinamente como el centro de atención de todo un grupo de chicas era una carga abrumadora.

"Por favor, sólo apúrese y acabemos con esto de una vez."

El joven tragó saliva y enfocó su vista hacia las puertas del auditorio, haciendo su mejor esfuerzo por ignorar las miradas de las presentes. Sólo tenía que pensar en otra cosa. No era tan difícil. No, para nada. Nu-uh. Ni un poco.

Luego de unos segundos agonizantemente lentos, Holbrooke dio por terminada su plática y la marea de brujas comenzó a dispersarse para ir a tomar o impartir clases. Ahora que por fin había terminado, Peter se permitió soltar un suspiro que no sabía que había estado guardando.

—¿Todo en orden, Peter? —Chariot se acercó a él para comprobar su situación.

—Sí, claro. De primera.

—Me alegro de escucharlo —Chariot sonrió radiantemente, ignorante a la mentira del muchacho. Miró hacia un grupo de estudiantes que abandonaba el auditorio y volvió a depositar su atención en Peter—. ¿Por qué no aprovechas para dar una vuelta por la escuela? Sería bueno que te familiarices con el lugar.

—Erm... sí, supongo que haré eso. Creo que no tengo nada más que hacer.

—Excelente. Recuerda estar en la cafetería al medio día para el almuerzo. Si te pierdes, puedes pedirle ayuda a uno de los empleados para que te enseñe el camino.

—Lo tendré en cuenta, gracias.

Chariot le dedicó una última sonrisa y se marchó dando media vuelta, probablemente para impartir alguna clase.

"Bueno... ¿y ahora qué?"


Luna Nova era más un castillo que una escuela. Peter se sentía como si estuviera caminando por los pasillos de la escuela que salía en los libros de Harry Potter. ¿De qué se trataban, por cierto? Ni idea.

"¿En esto se ha convertido mi vida?"

Todo aquello era una locura completa y demencial. ¿Cómo fue que acabó en esta situación? Él era simplemente Peter Parker. Sí, lo había mordido una araña radioactiva que le pasó sus poderes, pero ignorando ese detalle insignificante, no sentía que algo en él hubiera cambiado. Tenía que haber algo que lo inspiró a fingir que era un superhéroe, pero no podía recordar qué había sido. Había tantas cosas que ya no recordaba.

"Lo más importante: ¿Cómo fue que llegué aquí?"

Era extraño. Cada vez que se obligaba a sí mismo a tratar de recordar algo más sobre su vida, se quedaba en blanco. No había nada. Cuando trataba de recordar qué había hecho justo antes de llegar a este nuevo mundo, la cosa cambiaba. Su visión se hacía borrosa, sus pulmones se quedaban sin oxígeno y todo el vello de su cuerpo se ponía de punta. Un pitido agudo ahogaba cualquier otro sonido a su alrededor, y la boca se le llenaba de bilis. Pero lo peor de todo era el dolor, insoportable, que le atravesaba el cráneo desde el ojo izquierdo hasta la nuca. Era como si-

—¡Eep!

Peter salió de su ensoñación para darse cuenta de que sus pasos lo habían llevado hasta la cafetería de Luna Nova sin que se diera cuenta. Probablemente había llegado por pura memoria motriz. Aquel extraño gritito que había escuchado fue producido por una de las estudiantes, que se había quedado petrificada al verlo llegar. Y no era la única.

Ahora que había dejado de pensar, Peter se encontró una vez más en la desagradable posición de ser el centro de atención de todas las brujas reunidas, esta vez en la cafetería. Si habían estado hablando antes lo disimulaban muy bien, pues el lugar se había quedado tan callado que ni una mosca habría pasado desapercibida. Incluso las pequeñas criaturas grises que servían comida y limpiaban el suelo lo estaban observando.

"... Tal vez deba regresar después."

Sin pronunciar una palabra, el joven dio media vuelta y regresó por donde vino. De todos modos, no tenía mucha hambre.

Apenas había conseguido girar en la esquina de la puerta cuando chocó de frente con otra alumna que llevaba una bolsa y buscaba entrar a la cafetería. No fue un golpe fuerte, pero la bruja también se quedó paralizada al ver contra quién había chocado. Lo que faltaba.

Peter abrió la boca para disculparse y marcharse lo más rápido posible, pero se detuvo al ver que la reconocía. Cabello castaño recogido en una trenza que colgaba sobre su hombro izquierdo y ojos del mismo color. Una banda color lima alrededor de la cintura. La bolsa era algo nuevo, pero no había error: era la misma chica a la que había salvado del pajarraco.

—Oh —no había querido hacerlo, pero la palabra se le escapó antes de que se diera cuenta.

Era obvio que la chica sabía quién era, y comenzó a abrir y cerrar la boca como un pez mientras se debatía qué decir a continuación. Finalmente, la joven bruja se aclaró la garganta y habló.

—Um... Hola.

—Hey. Cuanto tiempo —Peter sintió un poderoso impulso por golpearse a sí mismo. Nada como hacer de un momento incómodo uno más incómodo.

—Eh, sí —por suerte la chica no pareció reparar mucho en eso—. Lo siento, yo... creo que no te di las gracias por salvarme. Traté de, err, buscarte, pero no...

—Está bien —se apresuró a responder Peter, queriendo ahorrarle un poco de trabajo—. No te preocupes. Me alegro de que estés bien.

—Sí, estoy bien. Gracias. Es gracias a ti, por supuesto. Y tú... ¿estás bien?

—Sí. Sí, claro. Bueno, tenía un par de golpes, pero me curo rápido. Supongo.

—¡Oh! Eso es bueno.

—Sí. Es muy conveniente.

Se hizo el silencio. Claramente, ninguno de los dos sabía qué más decir. Peter sintió un nudo incómodo en el estómago y se preparó para despedirse y seguir su camino, pero la chica comenzó a hablar nuevamente.

—Oye, eh, Parker...

—Peter está bien.

—¡Claro! Claro, uhm... Peter —la chica se quedó callada un momento mientras jugaba con su trenza y parecía muy interesada en sus zapatos—. Verás, yo... Realmente quería darte las gracias por salvarme, sabes. Traté de decírtelo en persona antes, pero estabas... ocupado, supongo.

—Un poco, sí.

—Lo imaginé. Bueno, verás, la cosa es que yo, eh... —la chica alzó la vista durante un instante, pero volvió a bajarla de inmediato y sus mejillas se encendieron levemente. Peter alzó una ceja, extrañado, pero no dijo nada— Quería agradecértelo de una alguna forma, así que, eh... hablé con la maestra Chariot y, bueno...

—¿Ajá? —aunque el momento era un poco incómodo, comenzaba a sentirse un poco interesado por lo que la chica tendría que decir.

—Hablamos un poco y yo... Bueno, me dijo que... Yo... —la chica tropezaba con sus palabras, pero consiguió reunir coraje y lo miró directamente a los ojos— Yo tomé tu traje.

—Tú tomaste mi traje —repitió Peter. No había esperado eso.

—Sí. Quiero decir, estaba bastante maltratado y yo... yo siempre he sido buena para, tú sabes, coser y esas cosas. Y bueno, pensé que sería una buena forma de, uhm... agradecerte. Así que... —al instante, la chica levantó la bolsa que había estado cargando y se la ofreció sin atreverse a mirarlo de nuevo.

Peter extendió una mano lentamente y tomó la bolsa con cuidado, echando un vistazo a su interior. Efectivamente, allí se encontraba su inconfundible traje rojo y azul. Lo sacó un poco para verlo mejor y pudo comprobar que, tal y como la chica había dicho, ahora se encontraba reparado de los daños que había sufrido durante la pelea.

—Es perfecto —comentó Peter. Estaba como nuevo. Ni siquiera parecía que se hubiera roto alguna vez—. Gracias. No-no tenías por qué hacerlo. En serio. En verdad eres buena.

La chica sonrió al escucharlo, volviéndose a mirarlo, y Peter regresó el gesto. Tal vez no era mucho, pero era un lindo detalle. La joven bruja pareció percatarse de algo detrás de él, y Peter se giró para ver que, desde el marco de la puerta de la cafetería, otras dos brujas habían estado observándolos. Desaparecieron tan pronto como las descubrió, y escuchó a la primera chica reír nerviosamente.

—Discúlpalas. Son mis compañeras. Ellas me dijeron que... bueno, no importa.

—No te preocupes. De nuevo, gracias por esto, eh...

—¡Oh! —la chica exclamó al escucharlo y sonrió nuevamente mientras inclinaba un poco la cabeza— Mi nombre es Isabelle. Es un placer conocerte, Peter.

—Igualmente —Peter volvió a guardar su disfraz y correspondió al saludo de la misma forma—. Bueno, dejaré que te reúnas con tus amigas. Nos vemos luego.

—¡Por supuesto! Quiero decir, estoy segura que nos veremos de nuevo. Hasta luego, Peter.

Isabelle se despidió con la mano y se apresuró a entrar a la cafetería, donde sus amigas la recibieron con pequeñas risas. Peter decidió no prestarle demasiada atención a aquello y se alejó del lugar con su pertenencia recuperada.


Tal vez las cosas no estaban tan mal después de todo. Quizá se habría apresurado al juzgar a las brujas de Luna Nova. Con algo de tiempo verían que no era un mal tipo y que no tenía ninguna intención oculta. Incluso podría tratar de relajarse.

Lo que sería más fácil si no lo vieran a donde fuera como si se tratara de un bicho raro. Sí, las arañas eran un poco parecidas pero ese no era el punto.

¿Cuál era el verdadero problema? ¿Que era Spider-man o que era un hombre? Probablemente una combinación de ambas. Sin importar hacia dónde se dirigiera, las miradas parecían decirle una misma cosa.

No perteneces aquí.

Cuanta razón tenían.

Cuando finalmente se cansó de pasar lo mismo una y otra vez, Peter decidió que su mejor opción sería salir de Luna Nova para tomar un poco de aire fresco y tratar de aclarar sus pensamientos. Claro que decirlo era más fácil que hacerlo.

Pero no perdía nada por intentarlo. Así pues, el castaño se alejó del castillo-escuela hasta que encontró una pequeña colina cerca de algo que parecía ser un invernadero, que lucía muy prometedora para echarse un rato. Tal vez se metería en problemas si se alejaba demasiado de Luna Nova, pero aquel era un sitio perfecto: lo bastante lejos como para que nadie fuera a molestarlo, pero lo bastante cerca como para que lo encontraran con facilidad si querían hacerlo.

"¿Qué tengo que hacer ahora? Todo se ha vuelto tan complicado..."

Peter cerró sus ojos y trató de pensar sólo en lo que sentía. El tibio calor del Sol, el mullido colchón que era el césped y la suave caricia del viento. No podía evitar volver a pensar en su situación cada pocos minutos, pero el joven sabía que si no hallaba algo con lo que distraerse iba a acabar enloqueciendo.

¿Y qué podía hacer, realmente? Holbrooke había dicho que, hasta que volvieran a encontrar el libro perdido, podía quedarse. ¿Pero qué más había? ¿Tendría que pasar días, semanas o hasta meses encerrado en Luna Nova sin nada más que hacer?

En perspectiva, tal vez las cosas sí estaban tan mal.

Peter soltó un suspiro, pero permaneció sin hacer nada. Sólo debía pensar en el ahora y en lo que sentía. Era lo único seguro en el mundo.

—¡Hola, Parker!

Peter llevaba tanto tiempo con los ojos cerrados, que cuando los abrió los colores se veían extraños. Alzándose sobre él se hallaba la figura de Kagari, que lo observaba inclinada con las manos sobre las rodillas y una enorme sonrisa boba en el rostro.

—... Hey. Cuanto tiempo.

—¡Lo sé! ¿Qué estás haciendo?

—Ya sabes, tomando el Sol. Pareces estarla pasando bien.

—¡Por supuesto! ¡Estamos en Luna Nova, después de todo!

Claro, la grandiosa Luna Nova.

Peter se irguió para sentarse con comodidad sobre la hierba y se giró para ver a Kagari, percatándose de que la acompañaban las otras dos brujas que había conocido en el laberinto. A diferencia de la última vez, ahora llevaban puesto lo que había deducido era el uniforme estándar de Luna Nova: una camisa blanca acompañada de un chaleco, corbatita y falda del mismo color azul. En su opinión, era un mejor estilo que las túnicas que llevaban cuando se conocieron.

La chica de cabello naranja sonrió y saludó con la mano, un contraste total con su compañera de piel pálida y mirada cansina, que parecía no notar su presencia. Las tres formaban un grupo peculiar, sin duda. Kagari pareció percatarse de algo y de inmediato se puso de pie

—¡Oh, tú no sabes sus nombres, ¿cierto?! Ellas son Lotte y Sucy, mis mejores amigas.

—Hola. Mucho gusto.

—Igualmente —la pelinaranja, Lotte, respondió al saludo con una leve inclinación de cabeza—. No te hemos dado las gracias por habernos ayudado antes.

—Está bien —Peter sólo agitó levemente la mano—. No se preocupen.

—Te dije que no era necesario —se dirigió Sucy a Kagari.

—¡Oye, sólo tenemos que ser corteses! —respondió Kagari antes de volver a centrar su atención en Peter— ¿Y qué hay de ti, Parker? ¿Te está gustando la escuela?

—Es... un poco pronto para saberlo, supongo. No es que haya algo malo, es sólo que... bueno, tú sabes. Creo que todavía no encajo del todo.

—No te preocupes, sólo necesitas darle un poco de tiempo. A mí también me costó trabajo acostumbrarme a la escuela cuando llegué.

—Hmm.

Peter volvió a dejarse caer sobre la hierba, mirando el cielo. Todavía estaba bastante azul, así que no podía ser muy tarde todavía. Aunque la falta de comida desde el desayuno ya comenzaba a molestarlo. ¿Sería seguro regresar a la cafetería ahora o ya estaría cerrada?

—Debe de ser duro, según lo que dijo la directora —la voz de Lotte llegó a sus oídos—. ¿Has podido recordar algo, Parker?

—Nada importante, creo.

Nadie dijo nada más. Peter había creído que Kagari y sus amigas se aburrirían y se irían, pero no parecía ser el caso. Por alguna razón, no parecían verlo de la misma forma que el resto de las brujas que se había topado durante el día. Tenía que ser porque las había ayudado antes, igual que con Isabelle. ¿Quién habría imaginado que pasar por experiencias cercanas a la muerte con otras personas le ayudaría a crear lazos con ellas?

—Y... ¿Qué piensas hacer ahora? —fue Kagari quien rompió el silencio.

—Honestamente, pensaba en quedarme aquí tirado, viendo cómo pasaba mi vida y sumergido en la miseria. ¿Por qué?

—No suena tan mal —comentó Sucy.

—¡Oh, vamos! ¿Acaso todos los chicos son igual de serios y depresivos? —Kagari no parecía tan entusiasta con la idea como su amiga— Lo que necesitas es hacer algo divertido. ¡Ven con nosotras, tengo una idea!

—No sé si-

—¡Vamos, vamos! ¿Qué tienes que perder?

—Hmm —Peter no estaba convencido, pero vio entrar a Lotte en su campo de visión con una pequeña sonrisa en el rostro.

—Podría ayudarte a distraerte un poco.

Ciertamente necesitaba una distracción. Y aunque no tenía el corazón puesto en la idea, Kagari y sus amigas no parecían ser malas personas. No iban a intentar nada malo. O por lo menos eso esperaba.

Peter soltó un suspiro y se levantó del suelo, sacudiéndose la espalda del polvo.

—Muy bien, morderé el anzuelo. ¿Qué tienes en mente, Kagari?

—Llámame Akko. Y no te preocupes, será algo increíble.


Akko lo llevó hasta lo que, tal como había predicho antes, era el invernadero de la escuela. Ella lo llamó jardín botánico, pero no sabía cuál era la diferencia entre ambos así que no importaba. Era un lugar bonito con una gran variedad de plantas de apariencia exótica, pero lo más llamativo de todo era el gran árbol que se alzaba orgullosamente en el centro. Aparte de tener lo que parecía un rostro, no se veía muy especial.

—Tienes suerte, estuve practicando este hechizo durante días antes de que llegaras —dijo Akko mientras sacaba su varita, con una sonrisa confiada—. ¿Estás listo?

—Totalmente —respondió Peter, aunque su falta de entusiasmo era notable.

Akko puso mala cara, pero decidió ignorarlo y adoptó un semblante de concentración. Peter la observó en silencio durante un instante, y entonces la joven dijo un montón de palabras extrañas (¿era latín?). Una pequeña esfera brillante de color verde salió de la punta se su varita con lentitud y cayó perezosamente al suelo, esfumándose.

—Genial —dijo Peter con sequedad.

—¡Sólo espera un segundo, señor impaciente! De verdad, ¿qué clase de super héroe eres?

Peter estaba a punto de responderle que ni él estaba seguro, pero se detuvo al ver que todas las plantas a su alrededor habían comenzado a brillar débilmente una por una. El chico se acercó al tronco del árbol y notó que no era que las plantas estuvieran brillando del todo, sino que había pequeños hilos de luz recorriendo el cuerpo de las mismas, desde la base hasta las hojas. Como si estuvieran llenas de pequeñas venas de luz.

No era todo. Pequeñas esferas de varios colores comenzaron a brotar de las hojas de las plantas, pero a diferencia de lo que había pasado con la esfera que Akko había hecho, éstas comenzaron a flotar por el aire en una danza tranquila de luces multicolores. En momentos, todo el invernadero estaba lleno de ellas.

—Es hermoso —las palabras reflejaron lo que pasaba por su mente. Peter extendió su mano hasta tocar una de las esferas, sorprendido al ver que era cálida.

Con un poco más de confianza, la tomó entre ambas manos y la acercó para verla de cerca. Era del tamaño de un balón de futbol, al igual que sus hermanas, pero lo verdaderamente sorprendente era lo ligera que era. Y se sentía extraño, como si tuviera algo entre sus manos pero al mismo tiempo nada. Si trataba de aplastarla un poco, una fuerza invisible la obligaba a volver a su forma original.

"Así que esto es la magia."

—Sé que no debe de ser fácil, y no puedo imaginar por lo qué estás pasando —la voz de Akko lo sacó del trance —. Pero si le das una oportunidad, te darás cuenta de que este mundo no es tan malo. Hay muchas más cosas increíbles que todavía no has visto, y podemos ayudarte a conocerlas. La magia es maravillosa, después de todo.

Una gigantesca pero amable sonrisa apareció en el rostro de Akko. Peter la miró en silencio antes de poner su atención en las otras dos brujas. Lotte y Sucy observaban el pequeño espectáculo felizmente, absortas únicamente en el lento baile de las esferas. Por primera vez desde que se había topado con ellas, Peter se permitió soltar una pequeña sonrisa.

Tal vez Akko tenía razón. Tal vez no era tan malo.

—¿Alguna de ustedes ya comió? —preguntó Peter al trío de brujas— Porque me muero de hambre.


Si has llegado hasta aquí, apreciado lector, entonces estás al día con la historia. En realidad, "Red de Memorias" fue un pequeño proyecto que comencé en los últimos meses del 2019 y que vio la luz por primera vez en Wattpad, pero que he dejado abandonado una y otra vez, como evidencia la diminuta cantidad de capítulos. La idea es cambiar eso.

De vez en cuando, al recordar lo abandonada que había dejado esta historia, me sentía culpable por dejarla de esa forma, sobre todo porque en un principio era una idea a la que le había visto mucho potencial. Pero no tenía un camino pensado y no sabía cómo continuar porque no había ninguna meta clara. A diferencia de cuando comencé a escribir los primeros capítulos, esta vez hay un plan.

Contando los anteriores, ahora mismo hay 43 capítulos planeados que cubren el 80% de la historia, aproximadamente. Digamos que tuve un ataque de inspiración. Va a ser un camino muy largo, pero esta vez estoy dispuesto a llegar hasta el final. Y espero que, si "Red de Memorias" te ha gustado hasta ahora, estés dispuesto a acompañarme en este viaje. Esto no es más que el punto de partida, y tengo muchas cosas preparadas para el camino. En verdad espero que lo disfrutes.

Agradezco a quienes me han alentado a seguir adelante con sus palabras. Por último, no está de más recalcar que cualquier comentario, crítica o sugerencia es y será recibida con los brazos abiertos hasta que haya llegado el momento de subir el último capítulo.

PD: El link a mi "versión" de Wattpad está en mi perfil, en caso de que alguien quiera pasar a darse una vuelta.