DISCLAIMER: Los personajes pertenecen a JK Rowling

ADVERTENCIA: Muerte de personajes / Leve OoC / Universo alterno.

Espero que lo disfruten.


Rapsodia

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Capítulo 6: Delirios

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Torre de Gryffindor. Mediados de enero/1997.

Entre sus delirios, Hermione lo recordaba bien. Siempre lo hacía de ese modo, porque estaba convencida que no había otra forma de recordar sino era con todos los detalles. Pero bueno, sus manías no eran el punto a discutir aquí ni ahora; el hecho era que lo recordaba bien. Todo. Claro.

Recordaba el momento en el que había decidido querer a Harry y a Ron. Recordaba cuando, luego de un tiempo de su llegada a Hogwarts y después de varios incidentes desagradables entre ellos, había abierto las puertas de su corazón de par en par para que los dos se instalaran cómodamente en él como sus mejores amigos. Recordaba que las gafas de Harry estaban rotas (otra vez) y que Ron comía una rana de chocolate (como casi siempre). Tenían once años y ella había sabido que los querría por el resto de su vida.

Sin importar lo que pasara o lo que hicieran. Así de irremediable era su amor por ellos.

Hermione, que siempre se había jactado de su buena memoria, también recordaba esa tarde de otoño en la sala común de Gryffindor, hace ya varios meses. Ella había levantado la vista de sus deberes para reprender (medio en broma, medio en serio) a Ron y a Harry por sus escandalosas bromas, pero sus labios se habían quedado entreabiertos, en una pausa sorprendida, y sus ojos observaron maravillados la sonrisa de Ron mientras se atragantaba con una tarta de calabazas y le pedía disculpas, todo ternura y arrepentimiento. Ella nunca logró comprender que tenía de diferente esa sonrisa al resto de las sonrisas de Ron, pero ese día había abierto otro compartimiento de su corazón; uno más profundo y delicado y había dejado que Ronald Weasley, (hasta ese entonces uno de sus mejores amigos) se acomodara allí, llenando todo de luz con su risa. Había pasado las últimas semanas de su quinto año suspirando por aquel descubrimiento. Sonrojándose como tonta ante el deseo de que él volviera a sonreírle de aquella manera y anhelando que él también tuviera una revelación similar sobre ella.

A pesar de los temblores que la torturaban en ese momento, ella recordaba todos los detalles y cada uno se había quedado atornillado en su mente con demasiada fuerza como para poder olvidarlos algún día.

Pero con Draco Malfoy todo había sido diferente. Ella, que había presumido durante años de su infabilidad mental, no conseguía recordar en qué momento lo había dejado entrar a él. Hermione estaba segura que ni siquiera había sido un acto consiente. Mucho menos voluntario. Aunque sí había sido, por lo visto, inevitable. Porque era previsible que un canalla como Malfoy, no se tomaría la molestia de esperar hasta que ella se sintiera preparada para concederle un lugar en su corazón; él, sencillamente, había entrado a la mala. Forzando los cerrojos, echando la puerta abajo y reclamando un terreno que no le pertenecía, pero que se sentía con el arrogante derecho de proclamar como suyo. Entrometiéndose allí, donde ella no había dejado llegar a nadie sin permiso, hasta contaminarle. Sí, seguramente por eso estaba ardiendo en fiebre. Por eso sentía que se iba a morir.

Por culpa de ese estúpido beso.

Hermione Granger después de su primer beso con Draco Malfoy en las inmediaciones de Hogsmeade y caer terriblemente enferma por el arañazo de una exótica especie de Tentácula venenosa.

Perspectiva de Hermione del fic La suma de todos sus miedos. Capítulo 11: De besos y venenos: Parte III.

Fragmento inédito.

El orgullo y el delirio van siempre juntos de la mano.

Patrick Rothfuss


¡Hola!

Me acabo de dar cuenta que hace más de cinco años que no actualizo por aquí, pero a mí la vergüenza nunca me detiene y aquí les dejo este pequeño fragmento de una historia más grande (hermana de mi fic inacabable La suma de todos sus miedos) que algún día verá la luz. Espero que les guste y me puedan comentar que les pareció.

¡Feliz existencia!