Se sentía tan cansada luego de haber descubierto una esperanzadora pista y no queriéndose levantar por vez primera tuvo que hacerlo a regañadientes. Tardó en la ducha un poco más de lo acostumbrado, y, una vez vestida fue directo a la cocina. Una de las ventajas de darse esos lujos es que vivía a sólo tres cuadras de su trabajo, era un departamento ubicado en el segundo piso, tenía dos habitaciones(uno era de visitas) dos baños, el primero ubicado cerca de la sala y el otro en su habitación, la sala era cubierta por un sillón mediano color marfil y un centro de mesa, justo a la derecha de la ventana se encontraba un librero repleto desde sus libros de sus años en el colegio, de su trabajo hasta literatura muggle, no tenía tantas fotos salvo una de sus padres, otra de su gato Crookshanks y por último de Harry, Ron y ella en las navidades de hace dos años; enfrente estaba un televisor y el reproductor de CD, unos metros más alejados se encontraba una mesa con apenas tres sillas(no solía recibir visitas y las pocas no eran más de cinco por lo cual iban directo al sillón), las paredes estaban pintadas de un color crema porque odiaba el blanco, a un lado del comedor se encontraba la cocina, era lo suficientemente mediana para que cupiera el refrigerador, microondas, la estufa y una pequeña barda. Tomo una manzana verde, a pesar de ser Gryffindor detestaba las manzanas rojas o incluso amarillas e irónicamente disfrutaba de las verdes alegando que tenían más sabor que las otras y disfruto de su pequeño desayuno, no estaba acostumbrada a comer tan temprano. Con un suspiro agarro el informe metiéndolo en el portafolio negro y salió del departamento directo a la oficina de Kingsley.
No necesitó anunciarse puesto que era de las pocas personas que no necesitaban hacerlo porque el ministro siempre tendría agenda disponible para ellos, tocando la puerta esperando la respuesta se arregló lo mejor posible antes de girar el pomo una vez escuchado la voz masculina de Kingsley permitiendo el acceso.
- Buenos días Min...Kingsley. - corrigió con rapidez.
- Buenos días, Hermione, toma asiento. ¿Gustas algo de tomar? ¿Café, té, whisky? - dudo al preguntar lo último.
- Gracias, pero no, acabo de desayunar. -declinó. - Vine a entregarte esto.
Sacando de su portafolio el informe le entregó al moreno que una vez tocado comenzó a leer ávidamente.
- Un trabajo excelente, como todo lo que haces, chiquilla. - alabó. Entrecerró los ojos al leer la última hoja. - Así que…¿Goldstein? Vaya, no se me había ocurrido antes. - murmuró para sí y ella no pudo evitar preguntar:
- ¿Sabías de su condición?
- Por supuesto, sólo lo sabíamos el anterior ministro y yo por cuestiones de privacidad como pudiste ver. Él no quería reclutarlo, pero en mi opinión no creía mayor inconveniente. Dados los sucesos de hace meses es posible que exista uno si es el hombre que hemos buscado. - escribió un memorandum que voló luego de terminar de escribir antes de continuar. - Le he escrito a Harry, tiene que saber la nueva información.
Potter no tardó en llegar y cuando lo hizo abrazó a Kingsley antes de interrogar.
- Lee esto, muchacho. - los ojos verdes de Harry se movieron rápidamente, mostrando interés y hasta el final un gesto de sorpresa, mismo que los dos restantes en esa habitación tuvieron.
- ¿Qué? -exclamó. - ¿Creen que sea él? - y miró a Granger con un deje de preocupación que ella entendió.
- No estamos seguros hasta el momento. - respondió el ministro. - Ciertamente tengo dudas respecto a su condición sin mencionar que su puesto es curiosamente contra los que no sigan la ley anti pro-sangre pura que él mismo aprobó el año pasado. - cosa que Potter comprendió.- Es por ello que quiero que mandes a aurores a vigilarlo antes de proceder con el interrogatorio, Harry.
El aludido afirmó con la cabeza antes de despedirse junto con Hermione, por fin tenían una pista o algo cercano a ella y con ese nuevo ánimo se encaminaron hacia la oficina de aurores mientras ella iba susurrando el cómo había averiguado eso poniendo al tanto al joven Potter que se sorprendió por la eficacia de su mejor amiga a la vez que en cuanto se fuera a su puesto anterior de trabajo iba a echar de menos a ese cerebro brillante.
Decir que Goldstein tenía una vida agitada o misteriosa era decir mucho, los aurores después de dar la orden investigaron al joven día y noche siendo discretos, veían al joven ir cada semana al hospital para no tardar más de 20 minutos y volver a almorzar algo pronto antes de retomar su trabajo y salir antes de las 9 en dirección a su casa. Era la misma rutina salvo algunas cosas, como por ejemplo que antes de llegar y salir del trabajo le echaba un vistazo a la oficina que le pertenecía a Granger y se alejaba a paso lento como deseando no irse. No eran muchos los que sabían que la joven bruja dejaba temporalmente su puesto salvo aquellos que estaban en el caso del ¨Controlador¨y esto fue porque ella misma lo había querido con la esperanza de que no tardaría en volver cosa que no ocurrió como ella esperaba.
El despacho de Harry estaba alborotado entre tanto papeleo debido a que hace unas horas hubo un incidente en el cual el salvador del mundo mágico descargó su furia sin importar su disgusto por el desorden. Dos golpes secos en la puerta lo despertaron de su recuerdo con Kingsley.
- Señor Potter, disculpe mi intromisión, pero no hemos encontrado nada fuera de lo común. - dijo uno de los mejores aurores, Zack Devons. - Tiene la misma rutina a excepción de los fines de semana donde la mayor parte está en casa antes de dar un paseo por un parque acompañado de su mascota. - completó con seriedad.
El joven de ojos verdes frotó su frente cansado de ese caso y tomando la decisión de averiguarlo por el susodicho.
- No te preocupes, Zack. Es hora de averiguar si es él de quien tanto hemos esperado conocer. - comentó sarcásticamente a lo que Devons no pudo evitar reír compartiendo el mismo pensamiento de su compañero. - Entrégale esto, por favor y cuando venga llévalo a la sala de interrogatorios. - le tendió una carta misma que el ministro horas antes le concedió para informarle a Goldstein de su ´entrevista´.
- Sí, señor.
Mientras tanto el niño que vivió envió una carta vía lechuza informando del interrogatorio esperando que después le pusiera al tanto. Y es que no quería exponer a su amiga a que se viera frente a frente con su ex, no sabía cómo iba a tomarlo y esperaba no tener que llegar a verla sin vida y frágil como antes.
La lechuza no tardó en llegar a manos de Hermione que se encontraba en un parque comiendo un helado.
- ¿No vas a leerla? - inquirió una vez que la lechuza se fue sin esperar respuesta.
- No, todavía no.
El silencio reinó por unos minutos más. Estaban sentados en una banca mientras veían pasar a niños, parejas y animales; era un silencio reconfortante tanto para ella como para él, el silencio compartido entre dos personas era fabuloso y con sorpresa sin ninguna incomodidad, algo que Malfoy apreciaba cada vez más. Jamás, en su vida esperó compartir un helado con ella, ni siquiera cabía la posibilidad de encontrarse de no ser por Blaise y debía admitir más a sí mismo que a ella que le resultaba tan...cómodo, su trabajo era la rutina del día a excepción de unas cuantas cartas a la semana de su madre y de ella. Creyó que los viejos recuerdos que compartieron en la escuela eran suficiente como para no querer estar cerca de él y rechazar cualquier tipo de cita. ¿Cita? ¿Desde cuándo pensaba que era una cita? Oh, sí, desde que Blaise se enterara que la iba a invitar a salir sin contar que Nott estaba bastante interesado...y a propósito de eso…
- Dime algo Granger… ¿tuviste algo con Nott? - sus ojos grises evaluaron su reacción, sorprendida, alterada y luego confusa cosa que le resultó interesante y de cierto modo atractivo poder leer a través de sus ojos hundiendo su mirada en esos pozos cafés.
- Pues...no realmente. - no podía creer que le preguntara eso y al mismo tiempo quiso saber de Nott pero no cedería, esta vez el que tendría que buscarla sería él. - Digamos que...estamos distanciados. - y lo miró con un poco de tristeza que no pasó desapercibida para él. La miró con tal intensidad que ella no tuvo otro remedio que explicar.- Al principio parecía que había un atracción entre los dos, nos besamos y algo más.-ante la información él empezó a escuchar con más interés.- Pero no llegamos a...ya sabes...el caso es que luego de unos meses descubrí que tenía novia y no me informó, no me hubiera importado si antes no me estuviera coqueteando mientras tenía novia.- dio un mordisco a su helado al descubrir que se estaba derritiendo.- Así que desde ahí nuestra relación comenzó a decaer, él nunca me visitó hasta mi casa, realmente pocas veces era él quien pedía verme en algún lugar para charlar pero esa vez fue y tuvimos una plática y se solucionó. El problema fue que con el paso del tiempo se fue alejando de mí, tenía más cosas que hacer y yo también, sin embargo buscaba un tiempo libre para mandarle un mensaje o algo.- hasta ese momento se dio cuenta de cuánto extrañaba a Nott, con un suspiro continuó.- No fue hasta que le pedí investigar para un caso cuando fui a la biblioteca del colegio buscando algo que me percaté que no estaba bien.- y Malfoy no necesitó preguntar por qué puesto que todavía podía recordar ver a Granger en la biblioteca junto con el imbécil de Goldstein, parecía que todavía le afectaba y muy en el fondo no le agradó del todo saber esa información.- Quise hablar con él porque quería contarle mi decisión por ir al psicólo…-mierda, ¿por qué siempre tenía que hablar de más? Él no tenía ninguna razón por la cual enterarse...era sólo que le inspiraba una confianza que jamás creyó posible...y ante la mirada que le dedicó él decidió seguir, total, no era tan malo. - Sí, Malfoy, estoy yendo a terapia cada semana y me ha estado ayudando. Retomando la conversación quise contarle mi plan, pero él lo olvidó. Y desde entonces no hemos hablado. - concluyó.
- ¿Es por eso por lo que estás tan molesta? ¿Por qué se olvidó? - preguntó sin poder creerlo. - ¿O acaso estás celosa de su novia? - agregó ácidamente.
- Lo pensé durante un tiempo, pero no, no estoy celosa. - le dijo un poco molesta por su tono. - Y no estoy molesta, estoy dolida, Malfoy. Entiendo que él tenga nuevas cosas que hacer y yo igual, pero ¿acaso cuando me envías un mensaje no estás ocupado?
- Granger, soy un hombre ocupado-. se burló de su pregunta a lo que ella omitió su broma.
- Exacto, estás ocupado, pero no tardas más de dos minutos o…está bien, no tardas tanto en responder mis mensajes o enviarlo. - añadió al ver que iba a replicar. - Esa es la diferencia, hurón botador, tú tal vez tengas muchísimas cosas que hacer en tu apretadísima agenda.- exageró y él sólo rodó los ojos.- pero tienes tiempo para mí. Tú, que apenas nos volvimos a ver y nos hemos estado conociendo poco a poco...mientras el que se supone que es mi amigo no ha podido hacerlo en más de 5 meses. Sabes más de mí ahora de lo que él sabe...y duele. No es que no tenga tiempo, siempre hay tiempo, prueba de ello es que estamos aquí comiendo y platicando, sabiendo que debemos volver al trabajo. Es que no quiere...por la sencilla razón de que no tiene interés. - finalizó.
- Granger no creo que…-iba a tratar de hacerla sentir mejor porque él mismo sabía que tenía razón sólo que no quería herirla más.
- Sabes que tengo razón, Malfoy. Estoy cansada de dar todo por todos aquellos que me importan y que al parecer soy la única interesada, estoy cansada que todos crean que estaré ahí, incondicional y no teman perderme porque la "amiga perfecta e incondicional estará siempre", que crean que nunca me iré y por ello no se esfuercen en lo más mínimo como si no valiera.- susurró.- Así que por eso no le he hablado, no pienso hacerlo porque ya no depende de mí, estar con el psicólogo me hace ver diferentes panoramas ¿sabes?- sonrió o intentó porque él podía ver que intentaba reprimir sus lágrimas. En la vida la había visto llorar, vaya que sí en años atrás le había dicho cosas muy crueles solo que ella nunca le demostró si sus palabras la habían herido y para nada le gustó que lo hiciera, así que sin pensarlo mucho embarro su helado en la cara.
Ella soltó un grito antes de golpear su brazo riendo, olvidando que hace uno segundos se sentía triste, él sonrió antes de reír y bromear con su nuevo aspecto antes de que ella de forma maligna tomará una porción del helado recién embarrado y lo untara en la nariz y barbilla del joven Malfoy que trato de alejarse lo mejor posible que le permitiera la banca mientras reía sinceramente. Nunca se había sentido feliz, no desde su sexto año en Hogwarts y que fuera su enemiga, aquella que estuviera sanando sus heridas fue lo más extraordinario y terrorífico a niveles iguales.
Luego del suceso -guerra de helados- como buen caballero que era la dejó en su oficina escuchando las protestas de su nueva amiga, aunque su mente le recordara que posiblemente no fuera tanto su amiga a juzgar por el repentino impulso que tuvo que parar al ver a Hermione con un poco de helado en la comisura de sus labios luego de terminar con sus juegos.
-No era necesario, Malfoy…-y es que no estaba acostumbrada tanta gentileza a excepción de Harry, Ron y Blaise.
- Claro que sí, Granger, que otros con los que has tenido citas no hayan sido caballerosos no es mi problema, acostúmbrate a ello. - ella se quedó sin aire luego de lo dicho y se sonrojó esperando que no se diera cuenta, cosa que probablemente no lo hubiera notado, pero él era un observador y conforme la conocía se daba cuenta de las cosas más sutiles que no muchos podían decir. Decidió dejarla tranquila, por ahora, porque para su desgracia su empresa requería su atención y ya había desperdiciado varias horas, no obstante, ni se quejaba, valía la pena. Se dio la vuelta y a unos pasos mostró su perfil.
- Y otra cosa, deja ese tipo de pensamientos ridículos para San Potter o Weasley. Eres importante y vales la pena, Granger. Si Nott no lo ha notado, bueno, él no es precisamente observador, así que deja de perder el tiempo en él y mejor dedicate a brindarte tiempo a ti misma y a mí, claro está. - le aconsejó o eso quiso creer hasta que su arrogancia salió a relucir. Él pudo verla sonreír antes de darse la vuelta por completo y salir a solucionar la incompetencia de sus empleados.
Al cerrar la puerta no pudo evitar suspirar como una quinceañera, era tan raro esto, salir como amigos, pero a la vez...oh, no, ¿había escuchado bien? ¿Dijo cita? ¿Era una cita? No era posible...porque si fuera una cita ella no tendría por qué haberle contado de lo que hubo con Nott por más pequeño que fuera. ¡Eso no se dice en una cita!, se reprendió. ¡Mucho menos si te gusta!, gritó en su interior. Oh, abrió los ojos como platos. ¿Gustar? ¿Sería posible? No tenía otra explicación, al estar alterada, se recordaba a sí misma inhalar con más frecuencia su colonia mientras estaba con él al mismo tiempo que parecía que su fragancia estuviera en cualquier parte a dondequiera que se encontrara, estaba muy cómoda y feliz con él, podía ser ella misma sin importar sus cambios ¡si hasta le había contado a su psicólogo! A lo que parecía que tenía interés por indagar más en el tema y ver si estaba lista para una relación y por lo que decía su psicólogo no veía problema con eso… Estaba divagando en cosas exageradas ¿ella y Malfoy? No, no, era absurdo. Sin querer pensar más tomo asiento regresando a su trabajo.
Unos toques en la puerta la alteraron, por lo que con un -pase- murmurado por ella abrieron el picaporte.
- Harry, hola. ¿Sucede algo? - preguntó en cuanto Potter se sentó enfrente de ella.
- Creí que cuando recibieras mi mensaje estarías desesperada por saber la información. -bromeó. El interrogatorio no había durado como esperaba no obstante ya tenía más de una hora y media de eso y su mejor amiga no había ido a su oficina ansiosa, histérica, deseosa de saber el gran misterio.
- ¿Información? ¿Cuál mensaje? - con confusión miró a su amigo hasta que al bajar la mirada se dio cuenta que estaba una carta enrollada y sin abrir recibida hace tiempo, mas precisamente, desde que ella la envió para que no se manchara de helado mientras estaba con el rubio. - ¡Oh, Harry lo siento! Lo olvidé. - se disculpó.
- ¿Ni siquiera lo abriste? - preguntó incrédulo sin poder creer qué fue lo que sucedió para que su amiga olvidase su trabajo al percatarse que también contaba con una hora de retraso.
- No, lo siento Harry, estaba distraída, estuve en el parque con Malfoy y perdí el tiempo. - explicó sin pensar por un momento que la interrogada sería otra.
- ¿Malfoy? ¿No era que no salías con él? - abrió sus ojos verdes impresionado que fuera Malfoy la fuente de su retraso y su despiste. Si no fuera tan importante lo que tenía por decir pediría explicaciones.
- Han sido un par de citas, nada fuera de lo común Y ya deja de mirarme así, no eres mi padre Potter. Mejor dime qué es lo que quieres contarme. - cambio de tema, no estaba dispuesta a mostrarle sus inquietudes y dudas, apostaría que vomitaría si le contaba que cabía la remota posibilidad que le gustara sólo un poco Malfoy.
- No lo soy, pero me importas y no cambiaras eso, Granger. - ...Granger...como él le dice siempre… ¡basta ya Hermione! -...así que eso es lo que pasó. - terminó.
- ¿Disculpa? No logré escucharte. ¿Podrías repetirlo, por favor? - él la miró extrañado observando fijamente a su amiga con suspicacia, pudo ver que ahora tenía toda su atención, pero ahora que la tenía más cerca podía ver un cambio en ella, más alegre, ligera y estaba comenzando a dudar que fuera sólo por el psicólogo…
- Bien, como te estaba diciendo...
Y... ¡De nuevo con otro cap! Algo más largo que los demás, pero se los debía porque estuvo super cortito el anterior...
¿Qué les pareció la no-cita? Hum... ¿Será que finalmente conoceremos una pista acerca de nuestro individuo? ;)
Espero les haya gustado, nos vemos en el próximo cap.
