09/04/2021

VI


Sasuke estaba saliendo de su auto, en el estacionamiento de la facultad. Ese día era en especial fresco, se había perdido la reunión con su futura prometida y ese tema lo volvía loco si pensaba demasiado en ello. Se había pasado varias señales de alto y olvidó cederle el paso a otro vehículo cuando recordó en el lío que se había metido. Tarde o temprano tendría que decirles a sus padres que conoció al amor de su vida y que por eso no podía esperar a casarse con ella. ¡Es que eso ni siquiera sonaba a él! ¿Cómo nadie podía verlo? De su cajuela sacó todos los libros que necesitaba para ese día cuando sintió algo en su espalda.

—Esto solo es un breve recordatorio de que Pain-sama y Orochimaru-sama saben quién eres y dónde estás las 24 horas al día.

Sasuke no se giró, pero miró a todas partes, ni un alma.

—Dile a tu jefe que sé exactamente cuáles son mis penas y que es lo que debo. Estoy cansado de que venga con amenazas vacías.

—¿Vacías? Vacía quedará mi pistola cuando te vuele la cabeza. Solo estoy contando los días, Uchiha. Te quedan cuatro días. Y no veo el dinero de mi señor.

Sasuke se giró y encontró el rostro de Kabuto frente a él. El revólver estaba en su frente.

—Tu hermano no está aquí ahora.

—El dinero tampoco, si me matas no tendrás nada.

Kabuto le puso el seguro a su arma. Y la apartó.

—Se creen muy listos, pero no lo olviden, les llevamos miles de pasos de ventajas.

Kabuto caminó sin darle la espalda a Sasuke y se subió a un auto.

Para el Uchiha se había hecho costumbre que lo amenazaran con un arma.

Sin embargo, se seguía preguntando ¿por qué no sentía miedo en ese momento y al hablar de matrimonio entraba en pánico?

Sasuke repudiaba la idea de vivir bajo normas estúpidas de monogamia y términos de fidelidad. Es decir, ¿en serio dos personas pueden estar juntas para siempre?

Negó con su cabeza, una repentina idea había llegado a su cabeza. Era un impulso muy estúpido. Pero quería hacerlo, quería hacer algo por su cuenta.

Se dio la vuelta y volvió a subir a su auto. Dio marcha atrás y como anteriormente, se volvió a pasar las señales de alto y olvidó ceder el paso a los vehículos: así es, estaba pensando en ella.


Sakura estaba sirviendo una mesa cuando escuchó la campana que estaba encima de la puerta sonar, preparó los menús y levantó la mirada para recibir a los clientes, eran dos adultos mayores de aspecto amigable. Ella los guió a una mesa desocupada y tomó la orden. Sakura sintió una mirada pesada, trató de no parecer obvia en la búsqueda de quien la miraba tan inquietantemente pero no encontró a nadie en su rápido intento. Nuevamente lo hizo y en la puerta, justo para salir, vio a un joven que cubría su rostro bajo una boina, ella podía jurar que se trataba de Sasuke Uchiha.

Caminó lentamente hacia la mesa donde lo había visto de reojo y encontró una taza de café llena. No había sentido alguno cuando se trataba de Sasuke Uchiha. Sakura trató de olvidarse del tema, pero era imposible. En menos de cuatro días, estaría casada, y si todo salía bien, tendría dinero para irse de ese lugar y vivir una vida cómoda pero feliz. Esa era la ambición de Sakura.


—¿Sasuke no debería de venir con nosotros?, es decir, es su prometida.

Kakashi giró en una esquina, el lugar a donde iban era de mala muerte y no era común visualizar autos tan llamativos en esa zona.

—Sasuke tiene otras cosas de que encargarse.

—Como ¿por ejemplo?

Kakashi pensó un momento.

—Por ejemplo, decirle a su familia, organizar todo para la boda, ya sabes, cosas que hacen las grandes familias.

—No puedes organizar una boda sin antes haberle pedido permiso a sus padres—. Dijo Naruto muy seriamente. —¿Cómo harán eso? Será muy emotivo.

—Naruto... Esto se llevará de una forma diferente, no esperes que sea como cuando se casaron tus padres.

Naruto no comprendió de inmediato.

—Juniper Hill... es aquí— Dijo Kakashi, deteniendo el auto.

Naruto miró por la ventana.

—Sí que necesita dinero—. Dijo Naruto de una forma muy grosera.

Kakashi suspiró.

—¿Tu papá no te enseñó a ver más allá de tus privilegios?—. Cuestionó Kakashi.

—Ya entendí, no fue apropiado.

—Si tú supieras lo que es ganarse cada centavo, jamás volverías a decir algo como eso—. La mirada de Kakashi era de inmensa furia.

—Lo siento—. Naruto se disculpó sinceramente.

—Y no te atrevas a decir algo como eso delante de ella.

Kakashi bajó del auto y Naruto lo imitó, subieron los cuatro escalones y llamaron.

Una, dos, al tercer golpe Sakura abrió la puerta. En sus manos traía una maleta vieja de color rojo. Era una reliquia y una muy fea.

—No era necesario que hicieras equipaje, linda. Tendrás las pertenencias de la futura prometida Uchiha—. Dijo Kakashi.

A Sakura no le causó gracia.

—¿Ah sí? ¿Y cómo querías que sostuviera mi mentira a mi madre de que me iba a trabajar a otra ciudad sin mi equipaje?—. Soltó Sakura.

"Ácida" pensó Kakashi.

—Bien pensado. Quiero oír la historia de lo que le dijiste, ¿de acuerdo?

Los tres subieron al auto. Faltaban tres días para la boda y aún no había instrucciones al respecto.

—Itachi tiene lista tu historia, Naruto dásela por favor.

De un sobre, como si fuera el documento confidencial más importante del país, Naruto le dio un par de hojas.

—Tienes que estudiarla, es solo una idea de lo que tienes que decir por si llegan a preguntarte.

Sakura leyó con avidez. Por lo menos conservaba su nombre y apellido, aunque bueno, su apellido sería Uchiha en menos tiempo de lo que pensaba.

—¿Cambridge? ¿No es muy exagerado?—. Preguntó Sakura.

—Confía en Itachi. Se supone que tú y Sasuke se conocieron cuando él realizó su intercambio a Cambridge. Y desde entonces no ha dejado de pensar en ti.

Sakura sonrió por tal cursilería barata.

Continuó leyendo.

—¿Estudiante de Historia?

—¿No te agrada?—. Preguntó Kakashi.

—No es eso, pero ¿qué tiene que ver la historia con la economía? Si se supone que nos conocimos en la universidad.

—Tienes razón—. Dijo Naruto.

Naruto chasqueó sus dedos.

—¿Por qué no decimos que Sakura-chan y Sasuke simplemente coincidieron en una clase en común?

—¿Entonces estudio historia o no?

Kakashi la miraba por el retrovisor.

—Apégate al plan.

Sakura siguió leyendo.

—Kakashi-sensei, tengo que pedir algo más a mi contrato.

A Kakashi le causó curiosidad de que se trataba.

—Ajá, te escucho.

—Si no es mucho pedir, quiero que una vez que reciba mi dinero manden un porcentaje semanal a esta casa.

Kakashi entendió de inmediato.

—Como si se tratara de un sueldo puntual ¿verdad?

Ella le asintió por el retrovisor.

—No hay problema por eso. Revisaremos los detalles con Itachi y tu contrato lo tendré hoy por la tarde.

—¿A quién le pediste hacer el contrato, Kakashi-sensei?

—A un viejo amigo.

—Sakura-chan, ¿qué fue lo que dijiste en casa? ¿Tu madre vendrá a la boda?

Sakura aún tenía la mirada en el documento.

—Conseguí un trabajo en otra ciudad, mi madre piensa que acepté al fin un trabajo que me ofrecieron hace tiempo pero que tuve que rechazar. Es todo.

Las calles iban tomando elegancia y pulcritud mientras más se alejaban del barrio de Sakura, sería interesante saber cómo sería su verdadera historia. Lo único que ellos sabían era que era una mujer muy trabajadora por su padre que estaba en el ejército.

—Esta será la primera parada.

Sakura vio en la ventana un salón muy exclusivo, donde las mujeres adineradas iban a arreglarse el cabello y tardaban horas en salir.

—¿Y, ¿qué haremos aquí?—. Inquirió la joven.

—Ya verás, Sakura-chan, será divertido. A mi madre le encanta venir aquí siempre.

Sakura suspiro cuando Kakashi abrió la puerta y esta salió.

Kakashi y Sakura entraron en el lugar y fueron recibidos por una hermosa mujer de cabello negro.

—Vaya, que agradable y sorpresiva visita, Kakashi—. Dijo la mujer.

Kakashi le sonrió.

—Siempre es bueno verte, Kurenai. ¿Asuma está trabajando?

Ella asintió.

—Donde su padre, ya sabes, es obsesivo. ¿Y bien quién es esta dulce jovencita?

—Kurenai déjame presentarte a Sakura, viene de visita por la ciudad. Y todos le han hablado del salón de tu familia y no podía esperar a conocerlo ¿verdad?

Sakura asintió con interrogación.

—Vaya, me halagan. Yo me encargaré de ella, Kakashi.

Kurenai tomó por los hombros a Sakura y la hizo caminar por el lugar.

Las lámparas hacían un gran espectáculo con la iluminación. El salón era un lugar amplio con grandes ventanales redondos. El papel tapiz en colores rojos quemados y marrón. Era como el vestíbulo de un hotel de las estrellas.

—Este lugar le ha pertenecido a mi familia desde hace años. Somos pioneros en muchos tratamientos de belleza.

Sakura asentía.

—¿Ya decidiste que quieres hacerte?

Sakura no tenía idea de qué decir.

—La verdad es que no, no sabía que vendría hoy y no tengo algo en mente.

Kurenai se alejó un poco de Sakura para observarla mejor, el abrigo café era diferente para la moda que usaban ahí.

—Tengo una idea de que podría favorecerte, pero tendrás que confiar en mí. Ven conmigo.

Sakura se sintió mareada unos instantes, el olor a laca de cabello la hacía sentir extraña.

—Últimamente estoy confiando en las personas—. confesó Sakura.

—Eso habla bien de ti.

Sakura se sentó en una silla de metal con colchones de color rojo.

—Tu cabello es hermoso, pocas mujeres logran tener ese largo y tan saludable.

Sakura solo sonrió; le gustaba que Kurenai fuera tan conversadora.

—Conocemos a Kakashi desde hace muchos años, es un gran amigo de mi esposo y le enseñó a jugar cartas.

"Otra víctima" pensó Sakura.

—Es decir que confiamos en él y si Kakashi se tomó la molestia de traerte hasta aquí quiere decir que confía en mí y en mi trabajo.

—Tiene sentido—. Dijo escuetamente Sakura.

—Lo digo porque estoy viendo en ti y en tu cabello una oportunidad, pero las oportunidades a veces piden cambios radicales ¿sigues confiando en mí?

Sakura no perdía nada, además, ella jamás había estado en un lugar como ese. Ni con tal ambiente, ni con esas mujeres igual de adineradas que las familias de Naruto y Sasuke.

—Claro que sí, Kurenai.

—Bien—. Dijo ella, girando la silla y apartando a Sakura del espejo.

Cuando la cabeza rosada de la joven estuvo lavada, Kurenai trajo su estuche, un acúmulo de mujeres estaban interesadas en el trabajo de Kurenai, ya que no sólo era la heredera de ese salón, sino que realmente sentía una pasión por la belleza y la estética.

—¿Y de dónde eres, Sakura?

Sakura se aclaró la garganta antes de hablar.

—Reino Unido.

—Con razón tú acento me parecía peculiar—. Respondió Kurenai y Sakura no supo si se trataba de una mentira.

—¿Y qué te trae al nuevo continente?

Sakura suspiró. Sabía que esa pregunta sería frecuente.

—Voy a casarme.

Kurenai dejó el cepillo de lado y se puso frente a Sakura.

—Muchas felicidades, oigan, escuchen—. Dijo Kurenai llamando la atención de gran parte de la clientela y trabajadoras. —Aquí tenemos a una próxima novia, que emocionante.

Sakura reía por la emoción que provocaba en las demás personas.

—Tienes que arreglarte conmigo para tu boda, ah, lo hablaré con Kakashi.

—¿Kakashi? Kakashi no es mi prometido si eso es lo que piensas.

Kurenai seguía cepillando el cabello de Sakura, tratando de quitar los nudos.

—Ja, Kakashi no es tan afortunado. ¿Quién es tu prometido, entonces?

Sakura tragó y espero que Kurenai no se diera cuenta de su nerviosismo.

—Sasuke Uchiha.

Kurenai abrió los ojos con sorpresa.

—Vaya, no tengo el placer de conocer a los hijos Uchiha, pero sí que conozco a la señora Uchiha y a gran parte de las mujeres. Son una familia muy privilegiada. Muchas felicidades.

Sakura quería dejar de hablar de ellos, así que cambió de tema.

—¿Ya pensaste que harás con mi cabello?

Kurenai solo le asintió lentamente.

Tomó las tijeras y cuando dio el primer corte algunas mujeres que seguían observando se asustaron.

Sakura solo sentía cómo su cabeza se sentía más ligera.

Después de un rato, Kurenai hizo levantar a Sakura y la llevó a una maquinaria enorme, había rodillos que se suspendían gracias a un cable enrollado.

—Ahora te sentarás aquí.

Sakura aceptó y le pasaron un periódico para hacer más soportable la espera. Kurenai y dos mujeres más estaban en la ardua labor. Con muchísimo cuidado, Kurenai enrollaba pequeños mechones alrededor de los rodillos y los sujetaba con pinzas. Luego roció un líquido que tenía un aroma peculiarmente femenino. Sakura estaba perdida en una lectura religiosa en el periódico.

—Ya casi terminamos, Sakura, eres demasiado paciente, eso me agrada.

Sakura sonrió.

—¿Puedo ofrecerte algo de comer o de beber? Tenemos un gran menú y si gustas podemos recomendarte algo.

Sakura asintió, estaba en una especie de bienestar efímero.

Al poco rato dos mujeres llegaron para limar y detallar sus uñas. Sakura jamás las había tocado.

Finalmente, y después de muchísimas horas, estaba lista. Kurenai retiró todos los rodillos calientes y acomodó el cabello de su clienta. Kurenai se sentía como Miguel Ángel cuando hacía al David. Estaba tan orgullosa de su trabajo. La belleza de Sakura realzaba todo el lugar. Su piel se veía más fresca y saludable, como si hubiera tomado agua rigurosamente. Las ojeras debajo de sus ojos habían casi desaparecido y sus labios pedían a gritos ser besados. Kurenai giró la silla para que Sakura se viera al espejo.

Lentamente Sakura abrió los ojos y se encontró a una persona que jamás había visto ni en sueños, el cabello de Sakura que antes llegaba casi a su cintura estaba por encima de sus hombros, con unos rizos elegantes que enmarcaban su rostro. La debilidad del cabello corto era que dejaba ver más de ella, como sus hombros y su cuello. Se sentía extrañamente desprotegida, pero al mismo tiempo segura. Su rostro era un tema aparte, el rizado de sus pestañas y la forma de sus cejas estaba cuidadosamente arreglado.

Kurenai se acercó a ella por el hombro. Estaba orgullosa de su creación.

—No sé qué decir—. Dijo Sakura que quería llevarse una mano al cabello, pero no quería estropearlo.

—Gracias por confiar en mí.

Sakura seguía boquiabierta por su aspecto, su nuevo aspecto.

Se quitó la capa que cubría su ropa y se puso el abrigo café, y aunque estaba desaliñado Sakura lucía sorprendente.

—Creo que Kakashi ya ha llegado.

Kakashi estaba recargado en su auto, con un cigarrillo en la mano y lentes oscuros. Su abrigo de color beige estaba desabrochado, dejando ver un chaleco gris y corbata.

Kurenai salió del lugar y le indicó por dónde ir, se quitó los lentes oscuros cuando vio a Sakura de espaldas, gran parte de su cabello había sido cortado, de hecho, sus rizos comenzaban en la coronilla, ella lentamente se giró hacia él y Kakashi casi se sentía derribado. Pestañeó un par de veces y eso le indicó a Kurenai que le había gustado.

—Vaya—. Dijo Kakashi, Sakura solo miraba tímidamente.

—Cárgalo a mi cuenta, Kurenai.

—Pero no tienes una cuenta, Kakashi.

—Abre una.

Kurenai sonrió y señaló a una de sus trabajadoras para que hiciera el procedimiento.

Kakashi le indicó a Sakura por donde ir. Después le abrió la puerta del auto y entraron.

—Te ves hermosa. Vaya.

Sakura sonrió ante el halago. Si el dinero pudiera tomar forma de una persona, muy seguramente envidiaría la belleza de Sakura.

—Ya no sé qué decir.

Ella se llevó un corto cabellito detrás de su oreja.

—¿Y Naruto?

—Está preparando un sitio, te explicaremos más tarde.

Sakura arrugó la frente y asintió.

—La siguiente parada será más rápida que esta—. Dijo Kakashi, Sakura se sentía aturdida, había perdido casi medio día en un salón. Pero el resultado le había maravillado.

—¿Qué sigue?

Kakashi condujo hacia otro sitio dentro de los barrios elitistas, la arquitectura era maravillosa e hipnótica.

Llegaron a un recinto de dos pisos con un portón que creaba figuras en sus metales. Los adornos florales estaban por todos lados y Sakura adivinó de qué se trataba.

—¿Una casa de modas?

Kakashi asintió.

—¿Lista?—. Preguntó él.

Sakura asintió y salió.

El estudio de moda estaba dirigido por un hombre y su esposa, en ese momento sólo se encontraba el hombre y eso era mejor, porque Kakashi provocaba pánico en ciertas personas que conocían un poco más de él. Y desafortunadamente el hombre de ahí sabía algo de él.

Suspiró cuando vio entrar a Kakashi.

—Profesor Hatake. Qué inesperada visita.

Kakashi casi se ríe del cuidado con el que hablaba, era miedo.

—Ella es Sakura, viene de otra ciudad y los maleteros perdieron su equipaje. Queremos restablecer su closet lo antes posible.

—¿Usted habló con los maleteros?—. Dijo el hombre aún con el tema de la maleta perdida.

—No me importa la maleta—. La voz de Kakashi era diferente para Sakura, era áspera.

—Entiendo. Señorita, por aquí.

El hombre retiró el abrigo de Sakura y este lo observó con una mirada severa, después tomó las medidas de Sakura y las anotó. Se dirigió a Kakashi una vez más.

—Tendré listas algunas prendas en...—. el hombre hizo cálculos con su mano. —Unos diez días.

Kakashi no se inmutó.

—Quiero salir por esa puerta con el closet de ella listo.

El hombre suspiró, a veces era un castigo conocer de más a las personas.

—De acuerdo.

Ese hombre había hecho un closet personalizado a una dama que tenía la complexión de la acompañante de Kakashi, y también tenía más paciencia y era más humana que Kakashi.

Tras unos minutos sin Kakashi, el hombre se relajó.

—Lamento los inconvenientes. El profesor es una persona muy exigente.

El hombre le dio una mirada indulgente. Y asintió.

—Entre otras cosas, sí.

Ese gesto hizo aumentar la curiosidad de Sakura. Saber un poco más de los hombres que la rodeaban.

—¿Se conocen desde hace tiempo?

El hombre trajo una valija muy lujosa, los bordados eran increíbles, los seguros de metal parecían de oro.

—Sí, el trabajo fue lo que nos hizo conocernos.

Al ver el rostro de confusión en la cara de Sakura, el modista continuó.

—Yo me involucré con un empresario para el que trabajaba el profesor y por cosas de la vida nuestros caminos se cruzaron.

El modista terminó de empacar algunas prendas.

—Puede ponerse esto—. Le señaló unas cuantas prendas en una mesa. —La dejaré para que se vista.

Sakura caminó con curiosidad viendo los bocetos en las paredes. Estaba todo en esa mesa, desde la lencería de algodón blanco, con encajes sutiles, unas medias traslúcidas hasta un traje imponente, que usaban todas las modelos de las revistas de época.

El traje era de cashmere, con capas y capas de ropa. Sakura se puso la ropa interior y las medias, después pasó sobre si la falda de color rosa pastel, y se miró al espejo, el largo era perfecto para ella. Después se puso una camisa blanca de gasa con mangas vaporosas y botones de color dorado. Al final se puso un chaleco a juego y el saco. En el espejo cuando se miró, se sintió mareada. Tenía miedo sobre lo que iba a pasar.

Guardó su ropa en la valija y vio algunas de las telas que el modista había puesto ahí. También había algunos pares de zapatos y joyería.

Sakura tomó la valija y salió. El pequeño ruido de los zapatos resonó cuando salió de la habitación. El hombre dueño de la casa de modas se alivió cuando Sakura salió, porque eso evitaba permanecer más tiempo con Kakashi.

Kakashi sonrió cuando la vio salir, ella estaba dentro del personaje.

—Esos zapatos no van con su ropa—. Dijo severamente el modista.

De un aparador vio unos zapatos.

—Está lista.

El hombre vio como Kakashi suavizaba sus facciones al verla, él no quería saber nada al respecto. Si no sabía nada, no tendría por qué mentir.

—Es hora de irnos, Sakura.

Ella asintió, aún con la valija en las manos y se dirigió a la salida.

—Tendré más prendas listas, cuando quiera pasar por aquí, profesor.

Kakashi asintió.

—Agrega todo a mi cuenta.

El sujeto no lo miraba directamente a los ojos.

Cuando Sakura salió, se vio en el reflejo de la ventana, no lucía nada igual a como se recordaba, pero poco a poco dejaba de sentir temor. Kakashi salió del sitio y abrió la puerta para que Sakura entrara.

Kakashi estaba silencioso y Sakura no sabía qué decir para romper ese silencio incómodo.

—¿Sabes algo? El hombre de la casa de modas dijo que te conocía desde hace mucho. Tienes muchos contactos.

Kakashi tenía la vista al frente.

—Sí, algunos los he hecho con mi profesión y otros con mis demás trabajos.

—¿A qué te dedicabas antes?

Kakashi dejó pasar un auto y se tomó un momento para hablar.

—No es algo de lo que esté muy orgulloso.

—Todos los trabajos son honorables.

Él le dio una suave sonrisa.

—Mi trabajo anterior consistía en ajustar cuentas del jefe de una familia muy importante. Mis métodos no eran los más prácticos, pero siempre era efectivo.

Sakura trató de no impresionarse, pero lo estaba.

—Ese hombre que vimos hace un momento fue una de mis víctimas, su negocio floreció gracias a mi jefe, pero le debía mucho entonces yo aparecí en escena.

Kakashi se encontró con la mirada decepcionada de Sakura.

—No puedo cambiar quien fui antes, pero construyo un nuevo camino día a día.

Él se volvió al frente, sintiendo la mirada de Sakura.

—¿Aún piensas que todos los trabajos son honorables?

—Bueno, unos más que otros.

A Kakashi le causó gracia y ambos se relajaron. Sakura no tenía un pasado impactante como el de Kakashi, pero con sus palabras se inspiró a construir algo mejor para el futuro, no tenía porque seguir la misma línea que habían seguido todos. Ella trazaba su propio destino.


Nota: Muchas gracias por todos sus comentarios, siempre soy feliz de leerlos y de saber que piensan. Gracias por darle una oportunidad a este fic y en general a todas mis historias. Gracias, gracias, gracias.