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La tensión fue palpable en el ambiente desde que Nabiki partió, Soun no conseguía estarse quieto por más que Kasumi lo tranquilizara y Genma tenía sus sospechas, pero como siempre, prefirió guardarlas para sus adentros.
Akane y el nuevo P-Chan se fueron temprano a la cama, la joven tenía demasiadas cosas en la cabeza y Ranma se temía que su separación sería inminente. ¡Él no era un cobarde, jamás lo había sido! pero resultaba evidente que si no tomaba una decisión, las cosas solo se pondrían peor.
A la mañana siguiente, bajó a desayunar, ya todos estaban en la mesa aunque el lugar vacío de Nabiki hacía entristecer a Soun y Akane, el teléfono de casa sonó y Kasumi atendió.
—¡Señora Nodoka! ¡Qué agradable sorpresa! —más veloz que un maratonista olímpico, su padre saltó al estanque y se transformó en un Panda Gigante, Kasumi conversó con su madre sobre las flores, era tan extraño que florecieran en invierno, pero ella también encontró una Corneliana de lo más hermosa.
Akane soltó sus palillos al escucharla, él se quedó con la boca abierta y después, la joven lo comunicó con su madre. Esta, no era la primera vez que charlaban por teléfono, pero aún así, saberla tan cerca y a la vez tan distante lo ponía nostálgico.
No entendía cómo es que lo hacía, de dónde sacaba fortaleza para vivir sola durante dieciocho años de su vida. Todo por una promesa que a consideración suya era vacía. ¿De qué le había servido entrenarse todo este tiempo? Cierto es que le agradaron los viajes y le encantaba luchar con su padre, pero más allá de eso, no tenía un hogar, ni tampoco creía tener una familia hasta que conoció a los Tendo.
Respecto a los amigos, jamás los había considerado una constante en su vida, pero no podía negar que Ryoga insistía en buscarlo, Shampoo en acosarlo y luego estaba Ukyo. Su única amiga de la tierna infancia, aquella que le hacía recordar una época de ingenuidad y tranquilidad. Nodoka se disculpó por estar interrumpiendo su entrenamiento, él le restó importancia y preguntó por lo peculiar de su llamada.
—Sé que te sonará extraño, pero recibí una flor roja y por alguna razón, pensé en ti.
—Mamá…
—Sé que no pudo venir de algún admirador porque soy demasiado vieja para eso, ni tampoco de tu padre porque Genma sabe que las Camelias son mis favoritas y siempre me envía un ramo en ocasiones especiales.
—¿De verdad lo hace?
—¡Claro que si! Tú debes saberlo mucho mejor que yo, es un hombre muy atento y dedicado. —Ranma resopló porque de todas las palabras en el diccionario, las últimas que usaría para describir a su padre serían precisamente esas. Su madre continuó hablando sobre el significado de las flores, como antigua mujer de alta cuna se le educó en el arte de las flores y sabía lo siguiente.
—Las Camelias se relacionan con el paso tiempo y por tanto representan el amor constante y verdadero, pero las Cornelianas…esas presagian una violenta separación e inmediatamente pensé en ti.
—Yo...estoy bien, pero si estás inquieta papá y el señor Tendo, podrían ir a hacerte una visita.
—Soun casi se atraganta con el pescado al escuchar eso y su padre, el panda gigante, sacó un letrero preguntando si lo decía en serio. Nodoka intentó rechazar la oferta, tan solo era un presentimiento, una idea absurda que no la dejó dormir porque en algún rincón de su mente, recordaba la voz de su madre diciendo que debía cuidarse de las Cornelianas Japonesas.
—No, ¡Ya está decidido, mi papá y el Señor Tendo irán! No es ninguna molestia para ellos, así podrán ponerse al día y relajarse. —Kasumi celebró sus palabras, los adultos de la casa no entendían nada, pero Akane se unió a la algarabía de su hermana. Él terminó la llamada y preguntó a Kasumi por la flor que antes mencionara.
—Oh, no sé quién las traiga o para quién sean, pero ahí están. —le mostró un recipiente en la ventana de la cocina y así, él pudo ver tres flores rojas de pistilos amarillos tan rebosantes que le dieron escalofríos.
—Me parece grandioso que papá y el tío Genma vayan a visitar a tu madre. Una cara agradable, hará que estén menos tensos por la partida de Nabiki.
—Sí, yo también lo creo así…
—Aunque sin ellos, la casa se sentirá muy sola.
—No te preocupes por eso. —consoló a la mayor de los Tendo.
—¡Tienes razón! Confío en que pronto, todo volverá a la normalidad.
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A media tarde, después de concluir sus clases y comprobar que en ausencia del Director más de media escuela decidió adelantar sus vacaciones decembrinas. Despidieron a sus padres en la estación de tren, por más que lo intentó, Genma no quiso dejar de ser panda así que Soun parecía un loco a consideración de muchos.
Nodoka vivía en una casita estilo veraniego en Hokaido y aunque los dos adultos tenían sus reservas, no opusieron resistencia porque el maestro Happosai les ordenó ser hombres y comportarse de acuerdo a su edad.
De camino a casa, con el cielo nocturno sobre sus cuerpos, el silencio era roto únicamente por la excentricidades de Happosai, iba saltando de techo en techo, robando prenda íntima tras prenda íntima hasta que Kasumi levantó la voz.
—¿Saben? Siempre he creído que de haberse conocido, nuestras madres serían buenas amigas.
—¿Por qué lo dices? —preguntó Akane, ya que no era habitual que Kasumi conversara tanto.
—Debe ser porque las dos eligieron como compañeros a unos hombres tan peculiares como nuestros padres, pero también lo digo por las flores. —los prometidos intercambiaron miradas nerviosas, Happosai se quedó replegado en el techo más cercano. Kasumi suspiró y continuó hablando.
—Al igual que Nodoka, mamá provenía de una familia con gran tradición. De ella aprendí un poco sobre la ceremonia del té, el arreglo del kimono y el lenguaje de las flores.
Tú eras muy pequeña para estudiarlo y Nabiki nunca tuvo verdadero interés en eso. Lloró muchísimo cuando mamá falleció, se arrepintió de todo el tiempo que desperdició, pero no quería compartirles eso. No lo recuerdo todo porque naturalmente, yo también quería corretear por ahí con mis hermanitas, pero resulta imposible olvidar el nombre de una flor tan hermosa con un significado tan horrible.
—Kasumi…—interrumpió Akane, pero su hermana negó con el rostro.
—Respeto su decisión de mantenerlo en secreto y manejarlo a su modo. Lo único que necesito saber es si los dos estarán bien. Yo puedo pasar algunos días con Ono, su madre tiene un gran sentido de la percepción y vino a la Ciudad en cuanto sintió que algo no estaba bien. —Akane miró a su hermana a los ojos realmente impresionada y por su parte, Ranma estaba sumamente avergonzado con ella. Jamás quiso que su familia se viera involucrada en algo como esto o que las Tendo tuvieran que separarse de una manera tan violenta.
—El maestro Happosai puede venir conmigo si eso los hace sentir más tranquilos, pero quisiera tener su respuesta ahora. Por lo que entendí Ukyo, Kodachi y Shampoo fueron atacadas a un mismo tiempo y nosotras también somos tres. Me sorprendió que Kuno viniera a buscar a Nabiki, pero a decir verdad, ¡Me alivió muchísimo! —Kasumi dibujó la resplandeciente sonrisa que siempre aparecía en su rostro y Akane no evitó que algunas lágrimas poblaran el suyo.
—Tú sabías lo que estaba pasando y aún así…
—Sigo sin saberlo todo, aunque resultaba obvio que ocultaban algo desde aquella noche en el dojo. ¿Vas a cuidar de mi hermana, Ranma? —preguntó mirándolo a los ojos y Saotome asintió.
—Lo haré, yo la protegeré.
—¡Bien! Entonces, sólo necesito pasar por algunas cosas a la casa.
—¡Espera, Kasumi! —Akane corrió a abrazar a su hermana quien ya se adelantaba por el camino como si no pasara nada. Kasumi la estrechó contra su pecho como haría una madre y Akane la adoró por eso.
—Tranquila, no va a pasarme nada. Ono tiene muy buen ojo y es bastante diestro en las artes marciales. Si no las practica tanto como Ranma se debe a su posición como médico, pero últimamente hemos vivido tantas cosas que estoy dispuesta a apostar que haría lo indecible por mi.
—Claro que sí. Siempre lo ha hecho. —espetó Akane, recordando con amargura las locuras que solía hacer el doctor en presencia de su hermana mayor.
—Antes de lo pensado estaremos comiendo todos juntos de nuevo. Puede que hasta tenga que preparar más comida para Kuno, Ukyo, Ryoga y la Señora Nodoka.
—Solucionaré esto, te lo prometo. —se comprometió Ranma y Kasumi asintió con un leve movimiento de rostro.
—¿¡Cómo puedes estar tan tranquila?! —inquirió Akane algo histérica.
—Porque esto es lo único que puedo hacer. Apoyarlos en sus decisiones, creer que todo estará bien. Ustedes serán los herederos de nuestro dojo, tienen la fortaleza, el conocimiento y las convicciones de nuestros padres así que sé, que encontrarán la forma de salir adelante.
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N/A: Me hubiera gustado que en la serie le dieran más peso a las figuras maternas aunque no suelen ser el fuerte de Rumiko Takahashi, siguiendo la historia tradicional de Japón, imagino que fueron mujeres de alta cuna con una educación enfocada a ser esposas y madres devotas.
