Petición de Lybra :3 ¡Gracias!


22. Durante un subidón de adrenalina

—Cuando Onoki-sensei dijo que me enviaría a una misión conjunta con un jonin de Konoha, nunca esperé que fuera una aburrida misión de sigilo.

El enorme tigre ataca. Deidara acumula chakra en sus piernas y salta. La garra de tigre araña la pared de piedra justo donde su cuerpo había estado segundos antes. Mientras corre por el pasillo, escucha un rugido.

—¿Llamas a esto aburrido?— Obito responde, perseguido por la serpiente más grande que Deidara haya visto.

—Habría sido aburrida si esos murciélagos a los que asustamos no activaran esa trampa, hm.

O si el jonin de Konoha en cuestión no fuera tan mono, piensa Deidara.

—Suenas —Obito trata de enrollar su cadena alrededor de la cabeza de la serpiente—... como si estuvieras contento de que haya sucedido.

—El sigilo no es mi punto fuerte —Deidara crea unos pájaros de arcilla—. Mira esto.

Los ojos de Obito se agrandan.

—¡Espera! ¡Acordamos no usar bombas dentro del edificio! ¡Se nos va a caer encima!

—¡Solo estoy tratando de distraer a la serpiente! ¿Crees que haría algo tan estúpido?

Algunos pájaros vuelan en círculos alrededor de la cabeza de la serpiente.

—Menos mal, porque no quiero quedar atrapado bajo rocas por segunda vez en mi vida —La serpiente mira a los pájaros y comienza a perseguirlos. Deidara mira a Obito respirar profundamente—. Gracias. Esta cosa está obsesionada con morderme.

—Yo también estoy obsesionado con morderte, hm.

Deidara intenta no decir lo que piensa, pero falla. La cara de Obito se vuelve roja.

—¿Lo estás?

Deidara se ríe y salta detrás del cuello del tigre.

—Sí. ¿Puedo?

—Yo... Quiero decir, no ahora mismo —Obito responde.

—Obviamente...

El tigre se retuerce, tratando de atrapar a Deidara, luego se estrella contra una pared y Deidara cae. Su corazón da un vuelco mientras intenta producir una escultura de arcilla para evitar golpear el suelo, pero Obito lo atrapa en sus brazos. Su único ojo se ha puesto rojo y Deidara reconoce las tres hojas de su Mangekyo Sharingan. Un segundo después, un vórtice se traga a ambos y aparecen en un pasillo diferente, sin bestias asesinas. Antes de que pueda procesar todo, se están besando. Deidara no está seguro de cuál de los dos lo hizo primero, pero esa es la menor de sus preocupaciones.

—¿Por qué tuviste que usar tu ojo, hm?— Preguntó cuando se detuvieron para tomar aire, su corazón latía rápido.

—Estabas a punto de caer al suelo. Yo... no quería que te lastimaras.

—Me dijiste que usar esa cosa daña tu vista.

—Solo si lo uso en exceso. Es por eso que no lo hago a menudo —responde Obito.

—Pero-

—Preferiría quedarme ciego si ese es el precio a pagar para salvar la vida de un compañero —afirma, con tanta pasión que Deidara no puede evitar admirarlo.

Mierda, se va a enamorar a este paso. Él. Deidara de Iwagakure. Obito todavía lo sostiene.

—¿Vamos a quedarnos así todo el día?

Sonríe cuando Obito pierde esa mirada confiada y se sonroja una vez más. Luego parpadea y lo abraza con más fuerza.

—No veo por qué no. Solo estamos dentro de unas antiguas catacumbas llenas de trampas.