¿Qué hubiera pasado?
Esa pregunta y miles más, con imágenes de supuestos escenarios se repetían en su mente, sus decisiones se contraponían con lo que realmente deseaba. Desear, ese sentimiento que estaba oculto en su subconsciente y que despertaba cuando estaba solo en la noche. ¿Debió seguirlo? ¿Hubiera estado bien dejar todo por ir a su lado? Se había pasado pensando siempre en la responsabilidad, en lo que los demás esperaban que él cumpliera, que al final de todo no pudo reconocer lo que realmente anhelaba.
En su recuerdo favorito, estaba esa escena en la que su garganta se cerró cuando fue consultado por lo que haría al dejar de ser piloto Gundam, entre el ruido de los festejos, los gritos de alegría y la música alta, no pudo responder, apenas pudo ordenar su mente en ese instante, por lo que quien preguntaba tomó su silencio como una réplica, la interpretó y se marchó. Incluso ahora, algunos años después, aun no entiende cual hubiera sido la mejor respuesta, qué era lo que ese chico estaba esperando que dijera.
La colonia se veía hermosa esa noche, el clima como siempre era perfecto, lo mejor de las colonias era el control que mantenían, lo que deseaban lo programaban. Si sus sentimientos pudiesen programarse todo sería mejor o todo hubiera sido mejor. Imposible volver a dormir, sus fantasmas le gritaban en su oído desde que se encontrara con esos jóvenes. Llegaba a doler la cabeza al darse cuenta que no podría tener un final tranquilo si no solucionaba aquello, necesitaba volver en el tiempo, decir lo que realmente quería o al menos lo que sentía, junto a sus miedos, junto a sus dudas, para que ese chico supiera que tenía razones para haber titubeado, para quedarse callado.
Optó por bajar para beber algo, el sueño simplemente se había esfumado, no tenía ganas de seguir pensando, aunque intentara esquivarlos, parecía que estaban anclados en algún rinconcito de su cerebro. Gracioso que justo esa noche en donde se encontraba feliz, esa nube le continuaba atormentando. Comprendía que todo fue su culpa, pero molestaba saberlo. En la cocina abrió el refrigerador iluminando el lugar con esa luz amarilla, sin saber qué tomar se quedó de pie mirando, hasta que los pasos lo sobresaltaron. Era Wufei, quien estaba en similares condiciones. —Quiero leche —pidió, sentándose en la división de la cocina. Siendo atendido por el dueño de casa.
—Pensé que estarías muerto de cansancio, fue un día largo
El oriental se encogió de hombros, aceptando que era cierto, pero también dando a entender que existía algo que le impedía descansar. Ambos mantuvieron una conversación amena, hasta que Wufei no pudo seguir—. Imaginé que estarías en contacto con Trowa, me llama la atención que no sea así, de Heero lo imaginaba, ese sujeto siempre fue diferente, pero ustedes parecían tener una conexión más grande —una bomba cayó entre ambos, Quatre no era tonto, sabía que todos esperaban aquello, que su conexión siguiera viva—. También lo pensé, pero…no fue así —por primera vez estaba siendo sincero.
