Todos conocían a Shikamaru, aquel mesero que después de entregar el café se encogía de hombros y que era incapaz de recibir y despedir a los clientes con algo que no fuese una mueca de disgusto.

—Con esa cara tan aburrida vas ahuyentar a todos nuestros clientes— Reclamó Ino

—Nací con ella, mucho no puedo hacer ¿Sabes? — El Nara se cruzó de brazos

—No tienes remedio— La rubia chaqueó los labios y se cruzó de brazos

El día transcurrió con normalidad hasta que como de costumbre la campanilla sonó indicando la llegada de un nuevo cliente.

—Buenas tardes

Los pasos avanzaron hasta el mostrado, donde se encontraba Shikamaru, Chōji justo en aquel momento había ido al baño por lo que le pidió cuidar su puesto.

Como de costumbre, el Nara conservaba su expresión de apatía hasta que su mirada se elevó cruzándose con la de la cliente, sin poder controlarlo, su boca se forzó en una sonrisa.

— ¿Se t-te ofrece algo? — Preguntó respirando hondo intentando no titubear

—Un americano, solo eso. Me llamo Temari, aquí es donde tú me dices tu nombre— La rubia le sonrió encantadoramente

—Shikamaru— Agregó rascando su nuca

—Muy bien, nos veremos seguido ahora que vivo por aquí, me han dado buenas referencias de la cafetería— Temari pagó y fue a sentarse a la mesa.

Chōji e Ino observaban atentos y divertidos, Shikamaru, el chico que literalmente a veces parecía un tonto que no sabía tratar con clientes estaba sumamente nervioso.

—Tu americano— Insinuó la Yamanaka asustando a su amigo

— ¿Ah? ¡Sí!

Shikamaru dejó el café en la mesa de la muchacha y volvió a esconderse tras el mostrador.

Pasados unos minutos ella acabó el café y soltó un dulce suspiro indicando satisfacción.

— ¡Adiós! — Se despidió saliendo del negocio

Tras dos segundos de completo silencio, Chōji e Ino se le abalanzaron a Shikamaru divertidos.

¡Te gusta! — Aseguró Ino