*DISCLAIMER: Los personajes y serie no me pertenecen, son propiedad de la mangaka Rumiko Takahashi. Únicamente el fanfic y su trama son de mi entera pertenencia. No se aceptan copias, adaptaciones y/o plagios. Muchas gracias.

*SUMMARY: El amor es un juego donde pueden jugar dos, y ganar ambos. Kagome estará a punto de comprobarlo al jugar un videojuego online que está de moda, donde no solo la victoria estará en juego sino también su propio corazón, el cual ha sido robado por un enigmático chico que juega con ella en la misma plataforma. Pero... ¿Qué tan cerca estará su misterioso amor?


Game ''L''over

Epílogo

Con el paso de los días, las semanas y los meses, vino también el cambio de las estaciones. Pasando desde un calor abrazador hasta una gélida noche. Llegando así el tan afamado 8 de febrero. El invierno había llegado junto con las olimpiadas y ningún muchacho con dos dedos de frente se perdería la oportunidad de proclamarse ganador. Era por eso que ahora, entre tantos rechinidos y maldiciones, la multitud aclamaba a cualquiera de los jugadores que se viera capaz de darles la victoria. Dos institutos, dos equipos, dos capitanes y solo un trofeo.

Inuyasha corría a lo largo de la espaciosa pista, corriendo casi sin que sus pies tocaran el suelo y pasando hábilmente a sus contrincantes con solo dar un salto que fácilmente le daba la ventaja a su equipo. El suelo encerado hacía contraste con el sonido chirriante de las zapatillas de los participantes. El ojiazul paralelo a su posición se las arregló para esquivar a los tipos que le obstaculizaban la vista y le hizo un pase a su mejor amigo, arrancando vitoreos de parte de la mitad de la audiencia y groserías por lo bajo del equipo contrario.

—Keh, novatos... —Se burló y asestó un tiro libre. Ganando así otro punto para su grupo.

—¡Bien hecho, Taisho!

—¡Demuéstrales quién manda!

Los vitoreos y gritos femeninos no se hicieron esperar. Aclamando por el capitán que, al fin y al cabo, había mantenido su puesto luego de realizar una serie de pruebas que demostraban que estaba perfectamente equipado para ser el capitán del equipo. El mismo líder que, con seguridad, le traería la victoria a su instituto. No podía esperar para ver el resplandeciente trofeo en la vitrina del pasillo de la escuela. Otorgándole más prestigio al apellido Taisho de la misma forma en que hizo el imbécil de Sesshomaru cuando años atrás le tocó liderar el mismo torneo con su propio equipo. Se aseguraría de no convertirse en "la vergüenza de la familia" como cariñosamente Sesshomaru solía decir.

Su serie de pensamientos se vio interrumpida al escuchar el silbido del entrenador. Dando una advertencia general a todo el grupo de jugadores.

—¡Último tiempo! ¡Den lo mejor de sí!

—¡Sí! —Corearon.

Inuyasha ignoró la gota de sudor que se escurría por su frente y se centró en el partido. Solo diez minutos. Diez minutos y todo habría terminado. Era el cuarto y último período del juego. En poco tiempo sabrían quién sería el afamado poseedor del trofeo que lo coronaría como el mejor capitán entre ambas escuelas. Sonrió con arrogancia. Ese trofeo había sido creado para ser tocado por sus manos.

Vio al líder del grupo contrario debatir brevemente con sus compañeros sobre su próxima estrategia. No tenían tiempo que perder... Y ellos tampoco.

—Miroku, rápido, dile al resto que se centre en la defensa —miró ceñudo el marcador sobre sus cabezas. Apenas tenían dos minutos para organizarse. El último tiro había logrado hacerlos empatar, por lo que el próximo en asestar sería el ganador definitivo—. No podemos dejar que entren en nuestra zona de defensa.

—¡Entendido!

Ambas escuelas estaban preparadas para dar todo de sí con tal de ganar. Sabían que era el último esfuerzo antes de obtener un resultado claro y ninguno pretendía dar su brazo a torcer. El silbato sonó una vez más, anunciando el final del receso y el comienzo del último período donde todos tiraban a matar.

La otra escuela tenía el balón, lo que los dejaba en desventaja. El capitán del bando contrario fue el primero en actuar y con un simple gesto le indicó su nueva posición a cada integrante. Estos acataron la orden al instante y se desplazaron a lo largo de toda la pista con tal velocidad que los ojos de Inuyasha difícilmente habían logrado seguirles el paso. Los habían encerrado en una formación hermética que no le dejaba escapatoria a ninguno de los jugadores del equipo del ojidorado. Sus contrincantes estaban a pocos metros del aro listos para encestar y, aunque no lograran llegar a él, de todas formas no sería un impedimento debido a sus respectivas estaturas. Al verse acorralado, Inuyasha sonrió con confianza.

—¡Ahora, Miroku!

—¡Sí!

El ojiazul levantó una mano, dando una orden muda y todos sus compañeros se apresuraron a deshacerse de los chicos que les obstaculizaban la salida. Escurriéndose como agua entre sus dedos. La cara de incredulidad del otro instituto valía oro. Taisho no era tonto. Sabía bien que, tras casi una hora de idas y venidas, sus compañeros estaban exhaustos y que no aguantarían por mucho tiempo. Por lo que la estrategia de Inuyasha había sido: no hacer nada. Algo simple, pero tremendamente beneficioso. Al centrarse solo en defender su zona, únicamente tuvieron que esperar a que sus contrincantes se acercaran a ellos para así poder robarles el balón, ahorrándoles el trabajo de corretear por toda la pista.

Uno de sus compañeros se valió de la incredulidad del líder contrario y le quitó el balón de las manos, otorgándosela al instante al pelinegro frente a él. No tenían tiempo que perder. Diez minutos podían hacerse muy largos o muy cortos dependiendo de si debías mantener la pelota en tus manos o robársela a tu oponente.

Miroku tenía casi la misma resistencia que su amigo, por lo que intentó ganar tiempo mientras encontraba un punto ciego desde el cual tirar. Dejaría a sus compañeros descansar, pero aquella jugarreta le estaba pasando factura. Él también comenzó a cansarse tras algunos minutos donde todos se abalanzaban hacia él como moscas a la miel. No podría evitarlos por mucho tiempo y aquel tiro certero parecía lejano a su persona. No podría hacerlo. Sus camaradas estaban igual o peor que él. No durarían mucho más. En el momento exacto en el que una oleada de chicos se dirigió hacia él, le lanzó el balón a Inuyasha y este lo atrapó firmemente entre sus manos. Miró el gigantesco reloj sobre sus cabezas. Dos minutos y todo terminaría.

Comenzó a correr al ver que era el nuevo objetivo de los muchachos y, sin darse cuenta, ya se encontraba en el otro extremo de la pista. Así no podría hacer mucho y si no tenía cuidado al correr podría perder la pelota, dándole la victoria en bandeja de plata al grupo contrario. El tiempo se acababa y sus oponentes parecían no cansarse. A duras penas lograba esquivarlos. Debía hacer algo ya mismo.

Una voz se hizo presente en el campo, una voz que sonó mucho más fuerte y autoritaria que el resto. Una voz caprichosa que, a estas alturas, ya conocía demasiado bien. Sus ojos viajaron rápidamente hacia el lugar del que venía aquel grito y se encontró con el ceño fruncido de la azabache, con la mirada chocolate opacada por el fuego de la competitividad que tanto la destacaba.

—¡Asesta un tiro libre, idiota!

Y, como si de una clase de orden o hechizo se tratase, sus manos atinaron a deshacerse del balón en el momento exacto en que sus oponentes se acercaban para quitarle la pelota. Dejando así el aro completamente desprotegido. Grave error. Todo lo que les quedó por hacer a los presentes fue ver en cámara lenta cómo el balón recorría la mitad del recinto por los aires hasta encontrarse con el aro en el que debía entrar. La bola se detuvo al chocar con el característico cuadro blanco, delineo el aro bajo sí en una tortuosa espera que parecía no tener fin y, por fin, entró...

—¡Tiempo fuera!

—¿Ganamos...? ¡Ganamos!

Un silencio se hizo presente por breves segundos. Segundos en los cuales todos dirigieron su mirada hacia el marcador donde se dibujaba de forma automática una clara diferencia de puntaje y fue entonces que todos se dieron permiso para gritar a todo pulmón.

—¡Ganamos!

Sus compañeros gritaron con alegría al ver que, luego de meses de entrenamiento, habían conseguido hacerse con el trofeo, además de la cuantiosa suma de dinero que sería destinada a las refacciones del instituto. Corrieron hacia su capitán para corear en grupo, pero este, en cambio, prefirió correr hacia las gradas con la clara intención de encarar a la chica que instantes antes había osado gritarle e insultarlo frente a la multitud. Lo había avergonzado y ahora sería su turno de avergonzarse.

Kagome miró extrañada al ojidorado correr hacia donde se encontraba hasta detenerse frente a ella. La tomó del pañuelo rojo de su uniforme y tiró de él, haciendo que por inercia ella se agachara hasta casi perder el equilibrio. Lo terminó de perder al sentir los labios masculinos apoderarse de los suyos en un candente beso que dejó enmudecido a todo el alumnado. Al principio se tensó, pero tras breves instantes sonrió con picardía y lo abrazó por el cuello mientras ladeaba el rostro. Adoraba su lado posesivo y demandante, el mismo que encajaba a la perfección con su carácter rebelde y apasionado.

—Felicidades por ganar —susurró mirándolo dulcemente a los ojos.

—Ha sido gracias a ti —halagó.

Ambos se dedicaron una sonrisa cargada de amor y, nuevamente, se unieron en un ferviente beso. No tenían tiempo que perder, ni la más mínima pizca de vergüenza al darse semejante muestra de afecto frente a centenares de compañeros. Sus lenguas se unieron al tiempo que ignoraban los sonidos histéricos del silbato del entrenador que les pedía separarse.

—No lo entiendo. ¿Higurashi es la novia de Taisho? —Murmuró una chica.

—No tenía idea —otra alumna se unió a su duda.

—¿Desde hace cuánto?

—¿Hace una semana? La semana pasada me resfrié. Tal vez empezaron a salir en ese tiempo.

—Tiene sentido —coincidió otro.

—Esos dos salen desde hace cinco meses —intervino Miroku al mirar con lujuria al dúo de alumnos que parecía no tener el más mínimo pudor al besarse en público—. Solo que son algo tímidos y lo disimulan.

—No parece que sean muy... Tímidos.

—Te aseguro que esos dos son todo menos tímidos —la dulce voz de la castaña hizo que Miroku centrara su atención en ella. ¿Siempre había estado allí? Se miró a sí mismo y comprobó que su apariencia no era precisamente la mejor. Estaba bañado en sudor y seguramente apestaba—. ¿Por qué le dan tantas vueltas al asunto? Son novios, ¿no? Creo que deberían poder besarse en público. Especialmente en esta fecha tan especial.

Mientras los jóvenes se miraban contrariados y un tanto abochornados, Miroku se apresuró a sacar su teléfono celular. Sango, por su parte, miraba risueñamente a la pareja de tortolitos que ahora hablaba animadamente sobre el partido y su reciente victoria. Sabía bien cuán importante era para Inuyasha recuperarse de su mala racha y más aún demostrar que seguía siendo digno del puesto que había mantenido durante tantos años. No dudaba que de ahora en más el ojidorado no perdería ninguna oportunidad para fanfarronear sobre su hazaña.

—Disculpa.

Alguien tocó su hombro llamándola y la ojicanela se volteó por inercia encontrándose con dos zafiros que parecían querer desnudarla con la mirada.

—¿Uh? ¿A mí?

—Sí, disculpa mi atrevimiento, pero... Serías tan amable de... —Extrañamente las palabras se quedaban atoradas en su garganta y su esfuerzo por hablar de forma normal no parecía surtir efecto— ¿Podrías jugar conmigo? —Soltó, enseñando por primera vez su celular y dejando que la castaña viera un extraño logo en él.

—¿Qué? —¿No era ese el juego que Kagome e Inuyasha solían jugar casi a diario? Juraría que sí— ¿Por qué yo...?

—Soy nuevo jugando y no tengo amigos en la aplicación. Tú pareces ser una chica divertida. Por favor, acepta.

—¿Por qué?

—¡Porque tuve que borrar fotos de mis mascotas para tener espacio e instalarlo! —Gritó con fingido drama en su voz y se apresuró a cubrirse los ojos para que no viera sus verdaderas intenciones.

—¿Tienes mascotas? —Preguntó con genuino interés— Yo tengo una gatita. ¿Tuviste que borrar fotos de tus gatos o perros?

—Sí, fue terrible... Me convencí de que valía la pena hacerlo con tal de jugar con semejante belleza, pero veo que no dio resultado. Es una pena que...

—Acepto.

—¿Qué?

—Jugaré contigo. Solo dime cómo buscarlo para instalarlo.

La mirada de triunfo de Miroku era impagable y, no muy lejos de ellos, Inuyasha lo miraba con los ojos entrecerrados. Si la pobre castaña tan solo supiera que esos "perros y gatos" eran de los que tienen pechos gigantes y traseros irreales... ¡Ja! Lo que daría por tirarle toda su jugarreta abajo, pero sabía que si hacía eso Miroku no lo dejaría a solas y, por ende, no podría estar tranquilo con su ahora novia.

—¿Qué miras?

Inuyasha bajó la mirada encontrándose con los ojos curiosos de la azabache y le devolvió una sonrisa reconfortante.

—No es nada, solo... Que creo que ya cayó otro idiota.

—¿Otro? —Sinceramente no entendía a qué se refería su novio.

—¿Sabes? Ese juego parece ser mejor que cualquier aplicación de citas —bromeó y la colegiala rio genuinamente.

—¿Quieres venir hoy a cenar?

—¿Hoy?

—Sí, mamá dijo que estaría encantada de tenerte de vuelta en casa y salió temprano a comprar todo lo necesario para la cena. Vendrás, ¿cierto?

—Claro que sí —concedió y besó su coronilla—, pero antes debo terminar mis deberes aquí.

Kagome se abrazó más contra el cuerpo de Inuyasha y asintió eufóricamente. Estaba tan feliz de tenerlo allí con ella.

—Oye... Estoy sudado. Mejor abrázame luego de bañarme.

—No me importa.

—Sí que eres terca...

—Y tú grosero —se burló con inocencia.

—Sí, sí, como sea... Distrae a Sango para que yo pueda llevarme a Miroku a las duchas y nos vayamos todos lo antes posible.

Kagome asintió y se despidió brevemente de su novio. Debía darle espacio para descansar y ducharse luego de tanta adrenalina. Mientras Inuyasha la veía marchar no pudo evitar pensar en lo bueno que fue haberla invitado a verlo jugar en las olimpiadas de invierno como compensación por todo el suplicio que pasó durante esas semanas incomunicados. La azabache no solamente se lo había tomado a bien sino que además había sido de las primeras en llegar y de las que más lo había alentado durante todo el partido.

Desde aquel percance al inicio de su romance en línea, Kagome se encargaba de hacerle saber a cada segundo cuánto lo amaba, y eso le encantaba. Ambos habían acordado disimular su noviazgo para evitar miradas indiscretas o comentarios indeseables. Las tardes en la azotea se habían vuelto un ritual casi íntimo, solo de ellos dos. Kagome solía traerle una cajita extra con su almuerzo para que compartieran y él, de vez en cuando, se atrevía a regalarle uno que otro dulce sin dejar de lado su timidez. Se la pasaban bromeando, hablando de los exámenes y algunas veces incluso se sonrojaban al recibir un cumplido por parte del otro. Incluso sus peleas en el salón, a pesar de ser fingidas para mantener las apariencias, habían cambiado. Los empujones eran seguidos de caricias en la cintura o palabras sugerentes en el oído. Los aviones de papel ahora eran interceptados con anhelo por la azabache al saber que en el papel casi siempre venía escrito un cumplido o el fragmento de un poema que le recordaba a ella y el almuerzo de Inuyasha ahora tenía por costumbre ser decorado con un corazón de aderezo. Pequeños detalles que a cada uno lograban calentarle el corazón y robarle el aliento. Así que eso era... Estar enamorado.

Sacó su celular para ver la hora y en la pantalla de inicio vio el ícono del videojuego. Aquel que comenzó todo e hizo que sus vidas se entrelazaran de la forma más inesperada. Sonrió para sus adentros y, casi sin miramientos, lo desinstaló. Ya no hacía falta que un juego los ayudara a comunicarse. No desde que ellos mismos se encargaron de dar el primer paso hacia su relación. Aquella plataforma los había instado a acercarse como nunca creyeron poder hacerlo, pero ya no hacía falta ninguna pantalla, ningún cable o videojuego que los ayudara a expresar cuánto amor sentían el uno por el otro.

Era un hecho que Sacred_pearl amaba a GoldenWarrior, así como Inuyasha Taisho amaba a Kagome Higurashi... Y eso era todo lo que necesitaba saber.


FIN


¡Hola! ¿Los sorprendí? Déjenme decirles que este epílogo lo tenía listo hace tiempo e incluso lo terminé antes que al propio capítulo final xD solo que por falta de tiempo no había llegado a publicarlo. Además de que sentía que le faltaba ''algo'', y al mismo tiempo no había nada más que agregar. Espero sinceramente que este pequeño epílogo —hecho en compensación por mi anterior demora de casi un mes— haya aclarado los cabos sueltos que dejé en el aire y, al mismo tiempo, les haya dejado al menos un poco de dulzor en sus corazones de por sí amorosos.

Les quiero agradecer de forma sincera y desde el fondo de mi alma que me hayan recibido con tanto amor. Este reto que originalmente era un one-shot y cuya trama estaba destinada a otro fanfic, terminó siendo de su agrado y una de las historias a las que más les guardaré cariño, definitivamente. No esperé jamás tener semejante audiencia, pues siempre he sido una autora de números y perfil bajos. Fue alentador recibir memes, comentarios, anécdotas y algunas sugerencias de su parte.

Gracias a esas personas que me llenaron de reviews, de follows y favoritos, que con una o dos palabras me hicieron saber cuánto amaban esta trama —siendo sincera, aún me cuesta entender qué clase de hechizo coloqué para que les gustase tanto jsjs—. Gracias a Yenn9494, Lis-sama, Aida Koizumi, Eiko Shiro, Lizeth, Candy01234, LaWeaAzul, Yenmi, Neko2101998, Chechy14, Tereyasha Mooz, Nena Taisho, Jessyca Taishon, Gomez23, Belly Cullen Berry, theinulady,nefilimgrey,AmyCat45, MaiiTaisho005, Moroha, Ry O'Connell, Megan Akira, YU-HIKARURU, Aya12, Ju, RosasRojas, Sakuinu, Arual17, a todos los comentarios anónimos y lectores fantasma que se divirtieron junto a mí, me alentaron y dibujaron sonrisas en mi rostro al ver sus palabras o gritos de emoción, su impaciencia y teorías.

Son tantas las cosas que quisiera decirles y, al mismo tiempo, no me alcanzaría la noche entera para terminar de agradecerles. Siempre me dan las gracias por compartir mis historias o distraerlos, pero, por el contrario, son ustedes quienes me ayudan. Así que me alegra que, una vez más, mis locas ideas hayan hecho su velada algo más amena :D

¡Sin más, nos leemos en mi próxima historia! La cual no tengo ni idea de cuál será o en qué momento publicaré. Todo depende de la universidad xD

Espero sus comentarios ansiosa... ¡Y no se olviden de seguirme en mi página de Facebook! c:

P.D.: Y disculpen las notas de autor tan largas, pero ustedes se merecían que me tomara el tiempo de escribir sus nombres así como ustedes escribieron un review para mí. Por eso me he tomado el tiempo para escribir esta despedida. ¡Los amo!

18.4.21