Advertencias: este capítulo probablemente sea muy aburrido, y mucho relleno, pero es indispensable que exista y se publique L

Y perdón por aparecer recién, mi compu se murió y tuve que esperar que me compren otra 3 al menos recuperé todos mis archivos uwu

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Peter revisó el álbum de fotos de su tía después de que pasaran días de haber visto a Tony. Los primeros días se sintió muy nervioso pensando que tal vez Tony se había dado cuenta que Peter sentía algo por él, que tal vez se sonrojaba demasiado y por eso comentó aquello de su tía, para asegurarse de sus sentimientos, pero mientras pasaron los días llegó a una conclusión tal vez dolorosa pero más realista; que Tony amaba a su tía May.

Miró con decepción a la hermosa tía que tenía, por primera vez hasta sintió algo de envidia que rápidamente las ignoró pensando siempre en el bien de su tía y también ahora debía ayudar a Tony. Antes de que Tony pudiera acercarse a su tía, debía tener un trabajo y ser un hombre digno de su tía. Solo esperaba que Tony no fuera un hombre vago, fuera de ser un vagabundo, que le gustara superarse.

Robó una foto a su tía, una pequeña pensando en un plan que aunque no le gustara y le rompiera un poquito el corazón, lo haría.

—Me gustaría que seamos amigos. —Peter y Ned se quedaron perplejos cuando Flash les tendió la mano, sonriente y amable. Peter estaba dispuesto a estallar con un millón de preguntas para saber cómo se las había ingeniado Tony para que la familia Thompson no persiguiera al vagabundo, que Flash dejara de molestarlo, que ahora se ofreciera a ser su amigo. Tenía tanta curiosidad. —Y les traigo unos regalos, son dos nuevas computadoras y no es para comprar su amistad.

Los amigos de Flash les entregaron dos cajas que contenían las computadoras y, entre el asombro y sorpresa que sentían Peter y Ned, no pudieron negarse ni rechazar los regalos que literalmente fueron puestas en sus manos como si de maniquíes se trataran.

—Mañana habrá una fiesta en mi casa —continuó Flash, siempre con un tono amigable —y ambos están invitados. Me gustaría que no falten, por favor.

—¿Dijiste "por favor"? —le preguntó Ned cada vez más perplejo.

Por la cara de Flash, Peter supo que le estaba costando ser amable con los dos chicos a los que siempre les trató mal y eran siempre su centro de burla, en especial Peter.

—Es hora de madurar, ¿o no, Peter?

Nuestro bondadoso chico solo atinó a sonreír a medias, sin estar muy convencido de si debería siquiera confiar en el cambio de Flash, tal vez estaba burlándose de él, tal vez la familia Thompson estaban planeando no solo la muerte de a Tony sino también la suya y probablemente también la de Ned.

Cuando se fueron, Ned dio posibles teorías del comportamiento de Flash, dejando a Peter sorprendido que lograra adivinar casi, solo casi, lo que realmente había pasado pero no le dio el gusto de afirmarlo ni estar de acuerdo, caminando entonces por las calles de Queens, porque era momento de seguir buscando un trabajo en que Tony pudiera ser aceptado.

Al principio, Peter creyó que sería pan comido pero dura fue la realidad; no había trabajo. En los pocos que logró ver, no querían aceptar el entrevistar a Tony por ser un vagabundo y no tener los estudios finalizados, porque Peter tenía que decir la verdad. También había hecho llamadas por teléfono cuando en el periódico aparecían trabajos tal vez denigrantes para otros, pero para Peter cualquiera era trabajo honrado. Había desde lavaplatos hasta serenos. Y la historia se repetía, nadie quería confiar en un vagabundo, los pocos que aceptaron entrevistarlo lo habían hecho no muy convencidos de darle el trabajo.

Por eso, Peter no podía solo decirle a Tony que fuera a una entrevista donde tal vez ni siquiera lo llamarían. Mientras pasaba sus tiempos libres pensando en cómo ayudar a Tony, fue cuando su tía le mandó por algunos recados en la tienda que siempre frecuentaban. Nada más entrar en la tienda y las campanillas sonaran informando la entrada o salida de un cliente, se podía observar ya desde la entrada al enorme gato naranja del señor Delmar. Murph era el nombre del gran minino, peludo y gruñón, era como el hijo del señor Delmar, quien muy irónico desprestigiaba siempre su vida la cual para Peter no era mala.

Tal vez por asares del destino, a Peter se le ocurrió hablar con el dependiente, de que buscaba ayudar a un vagabundo a trabajar y fue cuando el señor Delmar sonrió, enternecido, porque al señor Delmar le agradaba Peter, bueno, le agradaba su tía May y por lo tanto Peter también debía hacerlo. Así que sin dejar de sonreír, le dijo a Peter que podía llevar a Tony a su tienda y que él le daría trabajo para así tener más horas de dormitar en un rincón con su gato. Peter saltó de alegría al oír aquello, imaginando lo feliz que se pondría Tony por aquello. Al menos ése sería su regalo adelantado de Navidad.

Ver a Tony era mucho más fácil ahora porque tanto Peter como Tony no se alejaban tanto de las calles que pudieran chocarlos, porque ambos estaban esperando siempre verse aunque para saludarse de lejitos, por lo que una vez vio a Tony, Peter le invitó a comer hamburguesas porque claro, Tony solo pedía eso. Y ese día, Tony declinó la oferta, prometiéndole que sería al día siguiente porque ese día estaba particularmente ocupado, camuflado con un impermeable negro y un barbijo. No parecía ebrio ni enfermo, pero Peter se contuvo de preguntar por el traje.

—Te veo mañana, no tardes, Pete.