Sakura se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano.

- De algún modo, deben de haber descubierto tu verdadera identidad – murmuró -. Cuando fui a la taberna, yo creía que eras Pagan... pero ellos deben de haberlo sabido desde el principio, Sasuke. De lo contrario, ¿por qué quemaron tu casa de la ciudad?

Sasuke se acercó a ella y le rodeó los hombros con el brazo, guiándola otra vez hacia el salón.

- No creo que Monk se lo haya dicho – afirmó -. No sé cómo habrían podido averiguarlo... no importa. Sakura, basta de explicaciones a medias. Necesito saberlo todo.

- Te diré todo lo que quieras saber.

Naruto los siguió al salón. Cerró las puertas y se sentó frente al sofá. Con suavidad, Sasuke obligó a Sakura a sentarse junto a él.

Sakura miró a Naruto.

- Creo que los desorientamos la otra noche, cuando saltamos al Támesis. Quizá, si le dijeras a Perry que finja seguir buscando a Sasuke, quien quiera esté observando supondrá que no sabes dónde estamos.

A Naruto le pareció un plan excelente. De inmediato, estuvo de acuerdo y fue a buscar al criado.

En cuanto salió, Sakura se volvió hacia Sasuke.

- No puedo quedarme contigo, ahora lo comprendo. En el intento de atraparme a mí, te matarán a ti. Me esforcé por que no me gustaras, pero fracasé en la empresa. Si te hicieran daño, me angustiaría.

Tras semejante explicación, trató de marcharse, pero Sasuke no la dejó moverse. Estrechó el abrazo y la adosó a su costado.

- Yo también me esforcé por que no me gustaras - susurró, y le besó la coronilla antes de proseguir -: Pero también fracasé. Al parecer, cariño, estamos ligados uno con otro.

Se miraron largo rato; Sakura rompió el silencio.

- Sasuke, ¿no es extraño?

- ¿Qué cosa? - preguntó el marqués, en un susurro similar al de ella.

- Acabas de perder tu casa, los dos estamos en grave peligro, y lo único que anhelo es que me beses. ¿No es extraño?

El hombre negó con la cabeza y le tomó la barbilla con la mano.

- No- respondió -. Yo también deseo besarte.

- ¿En serio? - Los ojos de Sakura se agrandaron -. Bueno, ¿acaso no es de lo más...?

- ¿Increíble? - susurró el marqués, inclinándose hacia la mujer.

- Sí - suspiró la muchacha, ya contra la boca de Sasuke -. Es algo increíble.

La boca de Sasuke se apoderó de la de la muchacha, poniendo fin a la conversación. Al instante, Sakura le rodeó el cuello con los brazos. Sasuke le hizo abrir la boca presionándole la barbilla y, cuando lo logró, deslizó la lengua dentro. Sólo intentaba saborearla brevemente, pero pronto el beso quedó fuera de control. La boca del hombre arrasó la de la mujer con insistencia. No se saciaba de ella.

- Sasuke... por el amor de ... es hora de...

Naruto lanzó esas afirmaciones a medias desde la puerta y luego volvió a ocupar su silla. Notó que Sasuke se negaba a dejar de besar a Sakura. La joven, en cambio, no tenía semejante renuencia, pues se apartó del compañero con asombrosa rapidez. Al mirar a Naruto, Sakura estaba del color de las remolachas, y, como el dueño de casa reía entre dientes, la muchacha fijó la vista en su propio regazo. Entonces advirtió que tenía la mano de Sasuke apretada contra el pecho y, de inmediato, la apartó.

- Señor, pierdes el control - afirmó.

El aludido prefirió pasar por alto el hecho de que había sido ella la que comenzara con el tema de los besos.

- Me parece que ya es hora de que escuchemos la explicación de Sakura - dijo Naruto, y agregó en tono más suave, al ver que la sobresaltaba con su voz retumbante -: Sakura,

¿por qué no nos cuentas lo del primer incendio?

- Lo intentaré - respondió la joven, con la vista baja -. Pero el recuerdo todavía me causa escalofríos. Por favor, no creáis que soy una mujer débil. - Se volvió hacia Sasuke -: No soy nada débil.

Naruto asintió.

- ¿Podemos comenzar? - preguntó.

- Sakura, antes de que nos cuentes lo de los incendios, ¿por qué no Dos hablas de tu ambiente familiar?

- Mi padre era el conde de Wakerfields. Ahora mi hermano Gaara tiene el título, con muchos otros, por supuesto. Nuestro padre murió cuando yo tenía ocho años. Recuerdo que mi padre iba camino de Londres a ver a otro hombre. Yo estaba en el jardín cuando vino a despedirse.

- ¿Cómo puedes recordarlo, si eras tan pequeña? - preguntó Sasuke.

- Papá estaba muy afligido – respondió -. Me asustó, y creo que por eso recuerdo todo con tanta claridad. No dejaba de pasearse de un lado al otro por el sendero, con las manos aferradas a la espalda y me decía que, si algo le sucedía, Gaara y yo tendríamos que acudir a su amigo, Jiraiya. Insistió tanto que presté atención a lo que me decía, pues me aferraba de los hombros y me sacudía. A mí me interesaban más las chucherías que quería que me trajese. - En tono melancólico, agregó -: Era muy pequeña.

- Todavía eres joven - intervino Sasuke.

- No me siento así –admitió, enderezando los hombros, y prosiguió -: Mi madre murió cuando yo era muy pequeña, y no tengo recuerdos de ella.

- ¿Qué le sucedió a tu padre? - preguntó Sasuke.

- Murió en un accidente, en un carruaje.

- ¿Eso significa que había tenido una premonición? - preguntó Naruto.

- No, tenía un enemigo.

- ¿Y crees que el enemigo de tu padre es quien te persigue ahora? ¿Eso es lo que temes? - preguntó Naruto.

Sakura negó con la cabeza. - No, no – barbotó -. Vi asesinar a una persona. Los hombres que lo mataron me vieron bien. El único motivo por el que os conté lo de mi padre fue porque me pediste que hablara de mi...ambiente familiar. Sí, Naruto, esas fueron tus palabras.

- Lo siento - dijo Naruto-. No fue mi intención sacar conclusiones.

- ¿Qué sucedió después de que murió tu padre? - preguntó Sasuke. De pronto, se sintió muy superior al amigo, pues en ese momento Naruto parecía confuso y perturbado. Era agradable saber que no era el único confundido con respecto a Sakura. Muy agradable.

- Después del entierro, Jiraiya fue a buscamos. A fines del verano, envió a Gaara de vuelta al colegio. Sabía que mi padre hubiese querido que mi hermano terminara los estudios. Yo me quedé con mi tío. Aunque, en realidad, no es mi tío: en el presente, es más bien como un padre para mí. De cualquier manera, me llevó a su isla, donde el clima siempre es cálido y apacible. El tío Jiraiya fue bueno conmigo. Nunca se casó, ¿sabéis?, y yo fui como su propia hija. Nos llevábamos muy bien, aunque yo echaba de menos a mi hermano. Gaara sólo pudo visitamos una vez en todo ese tiempo. Se interrumpió y miró expectante a Sasuke, que la instó gentilmente a continuar.

- ¿Y qué sucedió luego?

- Volví a Inglaterra para ver a Gaara, por supuesto. También quería ver otra vez la casa de mi padre. Gaara le había hecho cambios.

- ¿Y? - preguntó Naruto, cuando Sakura se interrumpió otra vez.

- Me encontré con Gaara en Londres. Fuimos a su casa de campo y pasamos una semana maravillosa, poniéndonos al día con las novedades de cada uno. Luego lo convocaron para resolver una importante cuestión personal.

- ¿Sabes de qué se trataba? - preguntó Sasuke Sakura negó con la cabeza.

- No del todo. Un mensajero llevó una carta para Gaara, y mi hermano se inquietó mucho cuando la leyó. Me dijo que tenía que volver a Londres y que regresaría en dos semanas. Un buen amigo suyo estaba en dificultades. Eso fue todo lo que me dijo, Sasuke. Gaara es un hombre honorable y jamás le daría la espalda a un amigo en apuros, y yo no le pediría que lo hiciera.

- ¿De modo que te dejó sola? –preguntó Naruto.

- Oh, no, por Dios. Gaara tenía el personal doméstico completo. Lady Senju... una buena amiga de mi padre... fue la que contrató al personal, y hasta ayudó a Gaara en la renovación. Quería cuidamos, ¿entendéis?, y pensaba pedir la custodia en la Corte. Pero Jiraiya nos llevó y la mujer no pudo encontramos más. Tendré que ir a verla en cuanto este problema se resuelva. Claro que hasta ahora no me atreví a hacerlo. Si lo hubiese hecho, tal vez habrían quemado la casa hasta los cimientos y...

- Sakura, estás desvariando - intervino Sasuke.

- ¿Sí?

Sasuke asintió.

- Lo lamento. ¿Dónde estaba?

- Gaara partió hacia Londres - le recordó Naruto.

- Sí - repuso Sakura -. Ahora sé que cometí una tontería. En mi isla podía ir y venir a mi antojo. Nunca tenía que preocuparme de llevar compañía. Olvidé que en Inglaterra no ocurría lo mismo. Aquí todos deben cerrar las puertas con llave. De cualquier modo, tenía prisa por salir. No miré y se, me enganchó el tacón de la bota en un pliegue de la alfombra, cuando bajaba las escaleras. Me caí – agregó -. Y me golpeé la cabeza con el pomo del pasamanos. - Se interrumpió, esperando expresiones de simpatía, pero los dos hombres siguieron observándola expectantes, y comprendió que no dirían nada.

Les dirigió a ambos una expresión de disgusto y prosiguió:

- Más o menos una hora después, cuando dejó de palpitarme la cabeza, salí a dar una caminata. Pronto olvidé todos mis dolores y mis penas y, como era un día maravilloso, perdí la noción del tiempo. Iba a entrar en la iglesia, cuando escuché la conmoción, y entonces fue cuando vi que arrojaban a ese pobre hombre al suelo.

Tomó aliento.

- Grité y me lancé a correr – explicó -. Pero había perdido la orientación y terminé cerca de las tumbas de mis padres. En ese momento, volví a ver a los hombres.

- ¿Los mismos hombres? - inquirió Naruto, inclinándose hacia delante, con los codos apoyados sobre las rodillas.

- Sí, los mismos - respondió Sakura, perpleja -. Deben de haber llegado a la conclusión de que no valía la pena perseguirme y, además, estaban muy...ocupados.

- ¿Qué hacían? - quiso saber Sasuke.

La joven no le respondió de inmediato, y al marqués lo asaltó un presentimiento. Las manos de Sakura aferraban las suyas, y Sasuke dudó de que se diera cuenta de lo que hacía.

- Estaban cavando - dijo, al fin.

- ¿Estaban cavando las tumbas? –preguntó Naruto, incrédulo.

- Sí.

Sasuke no pareció reaccionar, pero Naruto tenía expresión de no creer lo que Sakura decía. A la muchacha le resultó extraño que pudiese mentir y que ambos le creyeran y que cuando decía la verdad sucediese lo contrario.

- Es la verdad - le dijo a Naruto-. Sé que parece raro, pero yo sé lo que vi.

- De acuerdo - dijo Sasuke -. ¿Qué sucedió después?

- Comencé a gritar otra vez - respondió Sakura -. Oh, ya sé que no tendría que haber hecho el menor ruido, pues así atraía la atención de esos individuos, pero estaba tan furiosa que no pensé con claridad. Todos ellos se volvieron hacia mí. El hombre bien vestido llevaba una pistola. Por extraño que parezca, no pude moverme hasta que disparó y entonces corrí con la velocidad de un rayo. Hudson, el mayordomo de Gaara, estaba trabajando en la biblioteca. Le dije lo que había sucedido, pero, cuando me había calmado y logré contarle todo, ya estaba oscuro para ir eh busca de esos sujetos. Tuvimos que esperar hasta la mañana siguiente.

- ¿Avisaron a las autoridades? Sakura negó con la cabeza.

- Es aquí donde todo se vuelve un tanto confuso – admitió -. A la mañana siguiente, Hudson con varios hombres fuertes, fue a buscar el cuerpo que yo vi caer desde el tejado. No me dejó ir con ellos, pues yo todavía estaba muy perturbada.

- Claro que sí - afirmó Sasuke.

- Sí - admitió Sakura, suspirando -. Cuando Hudson y los otros hombres regresaron, trataron de ser bondadosos como tú ahora, Sasuke, pero tuvieron que decirme la verdad.

- ¿Qué verdad?

- No pudieron hallar el cuerpo. Tampoco las sepulturas parecían haber sido tocadas.

- De modo que creyeron que sólo fue...

- ¿Mi imaginación, Naruto? - lo interrumpió la joven -. Sí, estoy segura de que eso fue lo que creyeron. Como eran empleados de Gaara, no se atrevieron a decirme que me consideraban tonta pero sus expresiones eran elocuentes. Sin demoras, fui otra vez a la tumba, para verlo con mis propios ojos. La noche anterior, había habido viento y lluvia intensa, pero, aun así, en el suelo no había rastros de paladas.

- Quizás habían empezado a cavar cuando lo interrumpiste - sugirió Sasuke.

- Sí, acababan de comenzar - admitió Sakura- Nunca olvidaré esos rostros.

- Cuéntanos todo lo demás - propuso Sasuke

- Pasé el resto del día intentando entender cuáles serían los motivos de esos sujetos. Luego, pedí a Hudson qué: no preocupara a Gaara con ese problema. Le mentí al mayordomo: le dije que, sin duda, el sol poniente me había confundido, debo decir que Hudson pareció muy aliviado. Claro que todavía estaba preocupado, pues yo me había caído por las escaleras y me había golpeado la cabeza.

- Sakura, ¿no podría ser tu...?

- ¿Imaginación? - dijo Sasuke, y negó con la cabeza -. La noche pasada, había cuando menos cinco hombres persiguiéndonos. No, no es la imaginación de ella.

Sakura dirigió a Naruto una mirada suspicaz.

- No me crees, ¿verdad?

- Ahora sí - contestó Naruto-. Si te siguieron será porque viste algo. ¿Qué ocurrió luego?

- No quise rendirme - le dijo. Trató de juntar las manos, pero advirtió que las tenía otra vez aferradas a las de Sasuke, y las apartó -. Soy muy obstinada. Por eso, a la mañana siguiente salí otra vez a buscar pruebas - Naruto sonrió a Sasuke.

- Yo habría hecho lo mismo - confesó.

- ¿Cuándo fue eso? - quiso saber Sasuke.

- Ayer por la mañana - precisó Sakura. Salí a caballo, pero no me dirigí hacia las tumbas de mis padres. Le dispararon a mi caballo.

- ¿Qué? - exclamó Sasuke.

El asombro de él la halagó.

- Mataron al magnífico caballo de Gaara - repitió, enfatizando con un gesto -. No os imagináis lo atribulado que estará mi hermano cuando descubra que su potro favorito está muerto. Le romperá el corazón.

Sasuke buscó el pañuelo de hilo cuando supuso que Sakura lloraría otra vez.

- ¿Y después, qué pasó?

- Desde luego, caí al suelo. Tuve mucha suerte de no romperme el cuello. Sólo recibí heridas leves. Sin duda, habrás notado las magulladuras de mis hombros, la otra noche, cuando te deslizaste en mi cuarto.

Se volvió hacia Sasuke, esperando una respuesta.

- No lo noté - susurró el aludido-. y no me deslicé en tu cuarto.

- ¿Cómo es posible que no hayas notado mis magulladuras?

- No te miré los hombros.

Sakura supo que se ruborizaba otra vez.

- Bueno, tendrías que haberme mirado los hombros – tartamudeó -. Un caballero habría visto de inmediato mis heridas.

Sasuke perdió la paciencia.

- Sakura, ni un momento hubiese...

- ¿Quieres oír lo que falta o no?

- Sí.

- Cuando mataron a mi caballo, corrí de regreso a la casa, y no sé si me siguieron o no. Estaba muy acongojada. Nunca antes me había ocurrido algo semejante: tuve una vida muy protegida. Pareció querer que se lo confirmaran, y Sasuke la contentó:

- Seguro que sí.

- Encontré otra vez a Hudson y le conté lo sucedido.

Supe de inmediato que le costaba creerme.

Insistió en hacerme beber una taza de té. Esta vez, en cambio, tenía una prueba.

- ¿Una prueba? - inquirió Sasuke.

- El caballo muerto, hombre – exclamó -. Presta atención, por favor.

- Claro - le respondió Sasuke -. El caballo muerto. ¿Y Hudson se disculpó cuando le mostraste el caballo muerto?

La muchacha lo miró largo rato, mientras se mordía el labio inferior.

- Yo diría que no - respondió, al fin.

- ¿Eso qué quiere decir? Fue Naruto el que preguntó.

- Sé que os parecerá difícil de creer, pero cuando llegamos al sitio, el caballo no estaba... había desaparecido.

- No, no me parece difícil de creer –dijo Naruto, marcando las palabras. Se reclinó otra vez en la silla -. ¿Y a ti, Sasuke?

Sasuke sonrió.

- Tiene tanto sentido como todo lo demás que nos contó.

- Hudson insistió en ir a los establos - continuó la muchacha -. Estaba seguro de que hallaríamos al caballo de regreso en la casa.

- ¿Y fue una suposición correcta? –preguntó Sasuke.

- No. Los criados registraron los campos toda la mañana, pero no pudieron hallarlo. Lo que sí hallaron fueron huellas frescas de una carreta. Sasuke, ¿sabes qué creo que ocurrió? Creo que cargaron al caballo en la carreta y se lo llevaron. ¿Qué opinas?

Pareció tan ansiosa que a Sasuke le dio pena decepcionarla.

- Es evidente que no tienes idea de lo que pesa un caballo adulto, Sakura. Te aseguro que hacen falta más de tres hombres para levantarlo.

- Difícil - intervino Naruto- pero no imposible.

- Quizás el animal sólo tenía una herida sin importancia y se escapó - dijo Sasuke.

- ¿Una herida sin importancia entre los ojos? No lo creo. Sakura dejó escapar un gemido de frustración.

- Gaara se sentirá tan acongojado cuando sepa lo de la casa, y también del coche...

- ¿La casa? ¿Qué diablos le pasó a la casa? - farfulló Sasuke -. ¡Demonios, Sakura, quisiera que lo contaras de forma ordenada!

- Creo que, por fin, llegó al tema de los incendios - dijo Naruto.

- Ardió hasta los cimientos - replicó Sakura.

- ¿Cuándo se quemó la casa? - preguntó Sasuke, lanzando otro suspiro exasperado -. ¿Antes o después de que mataran al caballo?

- Casi enseguida después que lo mataran - precisó Sakura -. Hudson había ordenado que prepararan el coche de Gaara para mí. Había decidido volver a Londres y buscar a Gaara, pues estaba harta del modo en que se comportaban los criados. Me mantenían apartada y me lanzaban miradas extrañadas. Estaba segura de que Gaara me ayudaría a resolver el enigma. Sakura no se había dado cuenta de que alzaba la voz, hasta que Sasuke le palmeó la mano y le dijo:

- Cálmate, cariño, y termina el relato.

- Estás mirándome del mismo modo que Hudson... oh, está bien, terminaré. Estaba en camino de regreso a Londres, cuando el cochero gritó que la casa de Gaara estaba ardiendo. Veía el humo que salía por los techos. Enseguida dimos la vuelta, por supuesto, pero cuando llegamos a la casa... era demasiado tarde. Ordené a los sirvientes que fuesen a la casa de Gaara en la ciudad.

- ¿Y saliste otra vez hacia Londres? –inquirió Sasuke.

Distraído, frotaba el cuello de Sakura, y a esta le gustaba demasiado para pedirle que cesara.

- Seguimos el camino principal, pero, cuando tomamos una curva, estaban esperándonos. El cochero estaba tan asustado que huyó.

- Qué canalla.

Naruto fue el del comentario, y Sasuke hizo un gesto de asentimiento.

- No lo culpo - lo defendió Sakura -. Estaba muy asustado.

Las personas hacen... cosas extrañas cuando se asustan.

- Algunas -concedió Sasuke.

- Dinos qué pasó después, Sakura - pidió Naruto.

- Trabaron las puertas y prendieron fuego al carruaje – respondió -. Yo pude arrastrarme afuera a través del marco suelto de una ventanilla. Gaara gastó mucho dinero en ese vehículo, pero no era muy sólido. Yo pude arrancar los goznes de una patada con bastante facilidad. Pero creo que no le mencionaré ese hecho a mi hermano, pues no hará más que afligirlo... a menos, por supuesto, que piense en contratar a la misma compañía.

- Estás divagando otra vez - dijo Sasuke. Naruto sonrió.

- Igual que Temari – admitió -. Sakura, ¿por qué no vas a buscar a mi esposa? Iba a preparar un bolso para que lleves tus cosas.

Sakura sintió como si la hubiesen regañado. Se le formó un nudo en el estómago y se sintió como si estuviese reviviendo ese horror. No perdió tiempo en salir de la habitación.

- ¿Y bien, Sasuke? –dijo Naruto criando quedaron solos -. ¿Qué piensas?

- Anoche había hombres persiguiéndonos –le recordó Sasuke al amigo.

- ¿Crees la historia de la muchacha?

- Creo que vio algo.

- Eso no es lo que te pregunté. Sasuke movió la cabeza lentamente.

- Ni una palabra – admitió -. ¿Y tú? Naruto también negó con la cabeza.

- Es el relato más ilógico que escuché. Pero, si dice la verdad, tendremos que ayudarla.

- ¿Y si no? - preguntó Sasuke, aunque ya sabía respuesta.

- Será mejor que te cuides.

- Naruto, no creerás que... Naruto no lo dejó terminar.

- Te contaré lo que sí sé - lo interrumpió - Uno, no eres objetivo. Pero no te culpo, Sasuke. Y me comporté con Temari de un modo muy parecido al que tú lo haces con Sakura. Dos, ella está en peligro y te puso en riesgo a ti también. Esos son los únicos hechos que podemos dar por ciertos.

Sasuke sabía que Naruto tenía razón. Se respaldó contra el sofá.

- Ahora, dime qué sientes al respecto.

- Tal vez sea algo relacionado con el padre - dijo Naruto, encogiéndose de hombros -. Comenzaré a revisar la historia del conde de Wakerfield. Kakashi podrá ayudarme.

Sasuke iba a discutírselo, pero cambió de idea.

- No creo que haga daño – dijo -. Pero comienzo a preguntarme si no será el hermano el que está detrás de todo esto. Recuerda, Naruto: Gaara fue a Londres a ayudar a un amigo en problemas. Es ahí donde comenzó todo.

- Si suponemos que la historia que contó Sakura es cierta. Naruto suspiró.

- Sólo te haré una pregunta, Sasuke - dijo en voz baja, insistente -. ¿Confías en ella?

Sasuke contempló largo tiempo al amigo.

- Si aplicamos la lógica a esta tan extraña situación... Naruto movió la cabeza.

- Amigo, valoro tu instinto. Contéstame.

- Sí - dijo Sasuke.

Entonces, rió entre dientes. Por primera vez en su vida, dejó de lado el razonamiento.

- Le confío mi vida, pero no podría darte una razón valedera. ¿Qué te parece esa lógica, Naruto?

El amigo sonrió.

- Yo también confío en ella. No tienes la menor idea de por qué le tienes confianza, ¿no es cierto, Sasuke?

Naruto sonó condescendiente, y al oírlo, Sasuke alzó una ceja.

- ¿Adónde quieres llegar?

- Que confío en ella sólo porque tú lo haces - aclaró Naruto-. Tu instinto nunca se equivocaba. Gracias a haberte hecho caso, me salvaste la vida más de una vez.

- Todavía no me explicaste cuál es tu opinión.

- Yo confié en Temari casi desde el primer momento. Te juro que, de mi parte, fue una fe ciega. Ella también me obligó a una alegre persecución. Pero ahora tengo que apoyarla. Como sabes, Temari tiene opiniones muy peculiares, pero esta vez, creo que acierta.

- ¿Y de qué se trata? - preguntó Sasuke.

- Mi buen amigo, yo creo que acabas de encontrarte con tu destino.

Soltó una risita suave y movió la cabeza.

- Sasuke, que Dios te ayude, pues tu cacería acaba de empezar.