Comencé a recibir mensajes de texto de Naruto justo antes del almuerzo.
Naruto: Despierto.
Sakura: Buenos días.
Naruto: Voy a correr con Sasuke.
Sakura: ¡Diviértete!
Naruto: Regresando de correr para almorzar.
Sakura: Bien.
Naruto: ¿Dónde están las cosas de la limpieza?
Sakura: ¿Para limpiar qué?
Naruto: La pizza que explotó en el microondas.
Sakura: La botella de aerosol está bajo el fregadero.
Naruto: ¿Cuándo llegas a casa?
Sakura: 5:30.
Naruto: Aburrido.
Sakura: Lo siento.
Naruto: ¿Que estás haciendo?.
Sakura: Trabajando en este momento. Me tengo que ir. Hablamos más tarde.
Naruto: Tu gusto en cuanto a música apesta.
Sakura: Gracias.
Naruto: En serio, tenemos que hablarlo, es tan malo. Todo a parte de Stage Dive se tiene que ir.
Sakura: Espera. ¿Qué estás haciendo?
Naruto: Arreglándolo.
Sakura: Naruto. ¿QUÉ DEMONIOS estás haciendo?
Naruto: Haciendo una nueva lista de canciones con mierda decente. Relájate.
Sakura: Bien, gracias.
Naruto: Aburrido de nuevo.
Naruto: Sasori viene a jugar Halo.
Sakura: ¡Genial! Pero no tienes que decirme todo lo que haces, Naruto.
Naruto: Itachi dice que la comunicación es importante.
Naruto: ¿Cuándo tendrás tu regla? Itachi dice que averigüe si quieres pastelillos o helado.
Sakura: No quiero hablar sobre eso nunca.
Naruto: Aburrido. Sasori está retrasado.
Naruto: Consigamos un perro.
Sakura: El apartamento tiene una regla de no mascotas.
Naruto: Bonito sujetador de encaje verde.
Sakura: Sal de mis cajones, Naruto.
Naruto: ¿Bragas a juego?
Sakura: SAL AHORA MISMO.
Naruto:...
Naruto: Sextéame.
Naruto: Vamos será divertido.
Naruto: ¿Por fis?
Naruto: Un alto nivel de rasgos de codependencia insana exhibida por ambas partes en una relación, posiblemente bordean lo tóxico.
Sakura: ¿QUÉ DEMONIOS?
Naruto: Hice el cuestionario de una revista. Necesitamos ayuda. Especialmente tú.
Sakura: ...
Naruto: Reservándonos una cita para terapia de pareja. Martes 4:15, ¿de acuerdo?
Sakura: No vamos a ir a terapia de pareja.
Naruto: ¿Que está mal? ¿Ya no me amas?
Sakura: Apagando el teléfono en este instante.
—¿Problemas? —preguntó Shisui, caminando relajadamente por el local y dando un vistazo por encima de mi hombro.
—No. Lo siento. —Coloqué mi teléfono en mi bolsillo trasero—. Estoy trabajando, lo juro.
—Seguro lo estás. —Guiñó un ojo. Ser amiga del jefe valía la pena algunas veces—. ¿Pasó algo interesante anoche?
Lo más interesante que alguna vez me sucedió. Naruto parecía empeñado en volverme loca hoy, pero anoche fue fantástico. Tuvimos un picnic en el piso con unas botanas españolas llamadas tapas, las mejores que probé en mucho tiempo, y también tomamos cerveza española. Me contó historias hilarantes sobre músicos de renombre. Montones de sórdidas hazañas sexuales y locas demandas detrás del escenario, Naruto sabía sobre todo eso. Fue una agradable compañía.
Sin embargo, no me sentía preparada para explicarle a Shisui sobre Naruto.
Mirando a Shisui, tal vez nunca estaría lista. ¿Por dónde comenzaría? Incluso si pudiera mantener una cara seria, me conocía lo suficientemente bien para saber que no salto a relaciones. No de esta manera. Afortunadamente, la atención de Shisui se deslizó lejos. No debería preocuparme. Su mirada descansó en una joven echando un vistazo en la sección de crímenes. Pensarías que él tendría suficiente sentido común para alejarse cuando ella tomó un libro sobre asesinas en serie, pero no.
—No llegué a hacer mucho anoche —mentí, sin sentir nada de culpa. Dio un medio asentimiento, probablemente ni siquiera me escuchó. —Voy a ver si ella necesita ayuda.
—Bien, muy bien —Saqué mi teléfono, encendiéndolo de nuevo. Tan pronto como la pantalla volvió a la vida comencé a teclear, con una sonrisa en mi rostro.
Sakura: ¿Sasori ya llegó?
Naruto: Esta aquí. ¿Cómo estás? ¿Pronto en casa?
Sakura: Pronto.
Sasori se hallaba extendido en el sofá de dos plazas, sus manos ocupadas en los controles del videojuego, cuando entré al apartamento. Había un montón de sangre y tripas pasando en la pantalla del televisor. La novedad de entrar y encontrar gente famosa pasando el rato en mi apartamento probablemente nunca desaparecería. Sinceramente esperaba que no lo hiciera. Lamentablemente, Naruto no se encontraba a la vista. Me apresuré a terminar todas mis tareas, ansiosa por verlo toda la tarde. Nino me llamó y casi me mató por no contarle sobre él. Pero honestamente no sabía cómo explicar de forma verosímil su repentina aparición en mi vida. Se puso furiosa sobre la mierda con Karin. Curiosamente, no fui capaz de enojarme demasiado pensando en eso. Me estaban sucediendo cosas buenas. Eso era del pasado.
Ahora finalmente me encontraba en casa, mi corazón golpeando fuertemente dentro de mi pecho, y me sentí inexcusablemente tímida. Casi vacilante. Olvídalo, este era mi apartamento. Mi hogar. Y él decidió vivir aquí, conmigo, por la razón que sea. Espalda recta y senos afuera, al menos lo poco que tenía de ellos.
—Hola, Saku —dijo Sasori.
—Hola, Sasori. ¿Naruto se encuentra aquí? —Mi habilidad de aparentar que no me importaba mejoraba. No tartamudeé en absoluto.
—En la cocina.
—Gracias. —Pasé corriendo delante de él, tratando de no meterme en su juego de matanza.
Naruto miraba por la pequeña ventana de la cocina, su celular en su oreja. — ¿Qué me estás ocultando?
Una pausa.
—Seeeh, está bien. ¿Qué dijo?
Otra pausa.
—No. Explícamelo. Por favor.
Esta vez la pausa fue más prolongada. Después de un rato, agarró el borde del mostrador, apretando los nudillos tan fuerte que se volvieron blancos.
Obviamente, este era un momento privado, pero no podía alejarme. El dolor en su voz y las líneas de su cuerpo eran agudos. Sufría.
—Eso no puede estar bien. Qué pasa si nos...
Escuchó en silencio. Atrás en la sala de estar, el auge de las explosiones y el ruido de disparos continuaban.
—De acuerdo. Gracias por hacérmelo saber. —Presionó finalizar en la llamada y lanzó su celular a un lado. Ambas manos ahora agarraron el borde del mostrador, apretándolo tan fuerte que crujió.
—¿Naruto?
El blanco de sus ojos era enorme, bordeado con rojo. ¿Qué demonios sucedía?
—Saku. Hola. No te oí entrar.
—¿Estás bien?
Aspiró con fuerza y sacudió la cabeza. —¡Seeh! Dormí muy mal. Luego la carrera con Sasuke me cansó. Pero todo bien. ¿Acaso no eres linda, preocupándote por mí? Eso es tan actitud de novia.
—Ja. —Sonreí. Él no devolvió la sonrisa.
—Vamos, ah... ¿ya saludaste a Sasori?
—Sí, lo hice.
Sus manos agarraron mis hombros, girándome y dirigiéndome de vuelta a la sala de estar. —Tienes que saludar a tus invitados correctamente, calabacita. No quieres que piense que eres grosera.
—Naruto, yo...
—Sasori. Mira, mi asombrosa novia volvió a casa.
—Hola, asombrosa novia de Naruto. —Sasori no quitó los ojos de la pantalla—. Este lugar es un poco más pequeño que tu apartamento en LA, amigo. ¿Vas a quedarte aquí o comprarás uno más grande?
—Saku ha hablado de conseguir un perro, así que pienso que con el tiempo conseguiremos otro.
Sasori asintió.
No me molesté en corregir a Naruto. Realmente la mejor manera de manejarlo era simplemente dejarse llevar. Además, su actual estado de ánimo me preocupaba.
—Tiempo de golpear la batería —anunció Naruto, frotándose las manos, y luego agitando los brazos. Todavía no sonreía. La energía maníaca se hallaba claramente de vuelta a pesar de su afirmación de estar cansado.
Esta vez, Sasori quitó los ojos de la pantalla. —Pensé que iríamos a cenar y salir con la Señorita Asombrosa aquí presente.
—Necesito quemar algo de energía. Anne entiende, ¿verdad, calabacita?
Empujé mi decepción a un lado y asentí. Un hombre tenía que hacer lo que tenía que hacer. Solo deseaba saber lo que pasaba. Sobre lo que sea que fue la llamada, no era una buena noticia. Eso tampoco era asunto mío, lo sabía.
—Ella es muy comprensiva con mi carrera. Siempre lo ha sido. En muchos sentidos, es mi inspiración.
—La conociste hace dos días. —Sasori apagó el juego, haciendo a un lado el control.
—Y he hecho algunos de mis mejores trabajos en ese tiempo.
—Lo que sea. Así que ¿eso es lo que quieres hacer, tocar un poco de música? —Estrechando los ojos, Sasori observó a Naruto rebotando de arriba abajo a mí lado.
—Eso es lo que dije. Mantén el ritmo, chico Saso. —Formó puños con sus manos—. Vamos.
—Bien. —La mirada aguda de Sasori se volvió hacia mí como esperando que tuviera las respuestas. Me encogí de hombros. Como señaló, conocí a Naruto hace solo cuarenta y ocho horas.
No, no sabía lo que pasaba con él, pero condénenme si no iba a averiguarlo.
