Lavando las culpas
En mitad del patio de Azkaban, todos contemplaban en completo silencio la manera en la que el pelirrojo se aferraba a la camisa de hombre mayor quien le masajeaba los glúteos sin ningún pudor. Fred necesitaba respirar y se lo hizo saber rompiendo tímidamente el beso pero sin alejar el rostro del otro hombre
Me encantas – dijo Fenrir sonriendo con los ojos cerrados
Enséñeme – suplico Fred – a complacerlo completamente. Me pongo en sus manos para que mi amo me moldee a su voluntad – y Fenrir sonrió maliciosamente mientras sin soltar con un brazo su cintura, el otro lo paso detrás de la rodillas del detective para levantarlo y caminar con él en brazos bajo un árbol
¡Alfa! – dijo Barty sorprendido
Que el partido siga – ordeno Fenrir mientras acomodaba a su nueva adquisición sobre sus muslo – ¿te gusta el Basquetbol, cachorrita?
¿a mi Alfa le gustaría que me gustara? – respondió sonriendo el pelirrojo, y sonriendo Fenrir volvió a besarlo mientras deslizaba su mano derecha hacia el interior del pantalón del pelirrojo, arrancándole un sonido jadeo que despertó la hombría del Alfa
A tu Alfa le encantaría verte con el vientre lleno de su semilla – dijo Fenrir
¿Cómo dice? – pregunto Fred atónito – eso es… imposible
Pero sería fabuloso – dijo Fenrir acariciándole la entrepierna – verte lleno de mis hijos y esperando impaciente para que te haga más – y sonrió cuando el color del rostro se le fue al pelirrojo – ¿Qué pasa? ¿te gusta disfrutar de los privilegios pero te asusta la idea de las obligaciones? – por instinto Fred miro hacia a su alrededor y se dio cuenta que todos esperaban su respuesta, algunos con miedo, otros con curiosidad, pero había unos cuantos con esperanza para volver a pelear por la atención del Alfa – levántate, vete de aquí juguete barato que ya se averió – y lo tiro al suelo – hay una nueva prostituta comunitaria en Azkaban, y al parecer es comunitaria – Fred miro a su alrededor
Parece que tu reinado duro poco, zorrita – dijo Draco
Lo único que lamento – dijo Fred – es que mi vientre jamás cargara a su hijo, mi Alfa. Permiso – y giro sobre sí mismo para alejarse
Espera, creo que cambie de opinión – ordeno Fenrir poniéndose de pie para caminar hacia él y Fred sonrió disimuladamente –. Aun no me canso de ti – le susurró al oído
Y yo imploro para que eso nunca pase – le contestó el pelirrojo escondiendo su rostro en el pecho del mayor
Fenrir alzo la mirada y se cruzó con la del alcaide quien observaba todo desde su ventana, por lo que ambos asintieron a manera de saludo
Todo trascurrió normalmente para Fred a pesar de sus circunstancias, después de la hora de almuerzo, fue llamado a parte por uno de los oficiales quien le ordeno seguirlo. Caminaron en silencio por unos pasillos, hasta llegar a una sala amplia llena de maquinas
Aquí tienes al nuevo – dijo el guardia
Gracias – dijo un mujer desde detrás de ambos hombres, sobresaltándolos
Cuidado – dijo el guardia – que es la favorita del Alfa
La favorita del Alfa – dijo Bellatrix sonriendo – bueno, mi lady este será su nuevo castillo de verano
¿Usted también…? – dijo Fred intrigado
Todos en este lugar disfrutan de… las atenciones del Alfa – dijo Bellatrix sonriendo mientras lo miraba de pies a cabeza
¿Qué tengo que hacer? – dijo Fred algo incomodo
Mantenerme feliz – dijo la pelinegro y el nuevo lo miro aterrorizado
Deja de jugar – dijo una rubia algo delgada y excéntrica – hola soy Luna
Fred – dijo el detective
No le hagas caso a Bella – dijo la rubia mientras la otra mujer se paraba detrás de la chica y abrazándola empezaba a besarle el cuello
¿te gustan las mujeres? – pregunto la mayor
¿Me pueden gustar? – dijo Fred mirándolas detenidamente
Depende – dijo Luna acercándose al igual que un felino y parándose detrás de él para abrazarlo desde atrás y abrirle los pantalones
¿Depende… de qué? – pregunto el pelirrojo cerrando los ojos y la respiración algo agitada mientras le mordían el lóbulo de la oreja
De ti – gimió en su oído antes de mordisquearle el cuello muestras le abría los pantalones y los bajaba junto con su ropa intima
Entonces no es conmigo con quien deberías hablar – gimió Fred – sino con mi Alfa
Pero él no está aquí en este momento – dijo Bella mientras Luna se arrodillaba frente a él – y nosotras podemos hacer que lo disfrutes por todos los lados – prometió empezando a introducirle un dedo en el trasero mientras su compañera empezaba a lamer su entrepierna
Te repito es mi dueño – dijo Fred apretando los ojos
Entonces deja que las chicas jueguen contigo – dijo de pronto una voz potente que retumbo en todo el lugar
Señor… – dijo Fred tratando de alejarse de las mujeres – no es lo que…
Bella – dijo Fenrir mientras mordía una manzana – desestresa a mi cachorrita. Quiero que se relaje un poco para que disfrute que viene
Sera un placer Alfa – dijo la mujer con la mirada llena de lujuria clavada en él – solo deja que yo me encargue de todo
Estoy relajado – gimió Fred
No lo suficiente para lo que se viene – dijo Fenrir – solo disfruta lo que las chicas te harán
Luna tomo el miembro del pelirrojo y se lo introdujo lentamente en la boca. Fred no pudo evitar estremecerse y dejo caer su cabeza hacia atrás. Sintió como sus glúteos fueron abiertos y algo húmedo se coló entre ellos
Solo disfruta, cachorrita – dijo Fenrir – déjate llevar por tus emociones – y Fred empezó a gemir más alto cuando el ritmo aumento – ¡así princesita! ¿Te gusta?
Mu… mu… cho… ah… ah – gemía Fred jalándole un poco el cabello a Luna – ¡Por Dios!
Niñas, ya saben que hacer – dijo Fenrir e inmediatamente las mujeres se alejaron y poniéndose de pie salieron del lugar, mientras el pelirrojo las miraba entre necesitado y sorprendido
¿Qué… que…? – dijo Fred haciendo un gesto de dolor
Creo que no entendiste cuando te dije que nadie te podía tocar ni un cabello
Pero usted dijo… – respondió Fred más asustado aun
¿Y no te podías negar? – dijo Fenrir
Perdóneme por favor – suplico el detective – yo… solo quiero ser su mejor cachorra. Alfa…
Vamos a aprovechar que estas bastante… animado – dijo Fenrir sonriendo – para darte un regalo muy especial.
¿Un regalo? – pregunto Fred se pronto asustado
Date la vuelta, ábrelas piernas y coloca las manos en la lavadora – ordeno el hombre más alto
Alfa… – suplico el hombre
¿Quieres que llame a los guardias y te obliguen a obedecerme? – pregunto Fenrir y las lágrimas del pelirrojo cayeron – ¿Por qué a estas alturas ya te habrán explicado quien manda aquí?
Por favor no – suplico Fred – Alfa…
Dije date la vuelta, ábrelas piernas y coloca las manos en la lavadora – grito el hombre más alto y Fred obedeció al instante – Tienes prohibido tocar este plugin – dijo enterrando uno entre sus glúteos
No por favor – decía el detective – me duele – intento zafarse pero varias manos lo mantuvieron en su sitio – no lo haga. No por favor
Solo yo decido si esto sale de su sitio o no ¿está claro? – dijo Fenrir pero este solo lloraba – te hice una pregunta – ¿está claro?
está claro, está claro, está claro – Fred gritaba llorando
Acomódatela ropa – dijo Fenrir mientras las manos lo soltaban y él se dejaba caer al piso – te veo luego
Fred escucho varios pasos salir del lugar pero no tuvo fuerzas para levantar la vista. Por contrario se dejó caer y se hizo un ovillo en el suelo
Perdió la noción de cuánto tiempo había pasado, cuando se movió lentamente para vestirse. Pensó en quitarse el plugin pero no debía enojar a Fenrir, necesita su protección para investigar la muerte de George
George. Si él no se hubiera quedado en ese basurero, su hermano aun estaría vivo y él no sería el juguete sexual de una escoria humana. En cuanto sus fuerzas se lo permitieron se puso de pie, sus lágrimas aun surcaban cuando Luna entro al lugar
¿Cómo estás? – pregunto pero él no se atrevió a hablar – ¿te ayudo? Al Alfa no le va gustar que estés así – pero Fred ya se había acomodado la ropa – ¿sabes usar una lavadora? – Fred asintió – aquí tienes – y le entrego un carro
¿Debo hacerlo en algún tiempo determinado? – pregunto el pelirrojo
No – dijo la chica – tomate tú tiempo. Yo… estaré por allá. Tengo una pila igual de enorme que la tuya – y se alejo
Una vez quedo a solas, Fred pudo llorar libremente. Cuando ideo ese plan, jamás había pensado terminar en un harén particular donde debía complacer a su señor en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia. Quería tirarlo todo e irse de ese lugar, pero no podía fallarle a su hermano. Tenía que resistir
¿Ya te midieron el aceite? – dijo un hombre sonriendo
Déjenlo en paz – dijo Bella – saben de sobra que es intocable
Déjame divertirme – dijo el hombre
Para divertirse hace falta estar vivo. Mejor lava las sabanas y no te metas con quien no debes – dijo Bella – No le hagas caso. Haz levantado muchas envidias
¿Por qué a todos les interesa tanto meterse en la cama de…? – pregunto Fred
Porque quien tenga contento al Alfa es intocable – dijo Bella – y a nadie le gusta que le abran las piernas a la fuerza. Deja de hablar tanto y trabaja
¡A sus celdas! ¡A sus celdas! – ordeno un guardia – ahora ¡A sus celdas!
¿Qué pasa? – pregunto Fred caminando de prisa
El día había sido prácticamente interminable. Todo lo que quería era dormir. Entro a la celda y subió a su letrina, no quería hablar con nadie. Se sentía sucio, daría lo que fuese por meterse bajo la ducha y dejar que el agua se llevara todos los recuerdos de las últimas semanas
Sus compañeros de celda fueron llegando uno a uno, algunos conversando amenamente. En cualquier momento apagarían las luces y podría olvidar todo por un par de horas
Todos – dijo un guardia abriendo la puerta – traigan sus cosas. Y dense prisa. No tengo todo el día
¿Dónde vamos? – preguntó Fred intrigado
No preguntes – dijo el moreno recogiendo sus artículos personales – tal vez no te guste la respuesta
Escuche que van hacer cambios por la fuga de Fleur – dijo Ron
Lo que no entiendo como salió por ese hueco en la pared sin que nadie se haya dado cuenta – dijo Harry
Es muy sospechoso – dijo Ron
Minutos después ambos reos seguían al custodio por pasillos vacíos. El guardia dejo al moreno en su nueva celda y se dirigió a la escalera para subir al cuarto piso, se dirigieron al final del pasillo del lado izquierdo y abrió una celda la última celda de este
Entra – ordeno
¿Estaré solo? – dijo Fred al notar que no había nadie más en el lugar
