Advertencias: El contenido de este capítulo contiene lenguaje para adultos y texto explícito.
¡60 páginas de Word! Disfruten;)
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Pasado
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- ¿Estás loca, cerda? - casi gritó la pelirrosa al oír la descabellada idea. Hablaría al manicomio para poder internar a su amiga.
- Estás demente - dijo Hinata negando con la cabeza. A Ino siempre se le ocurrían la peor de las ideas.
- ¿Qué acaso no quieren ayudar a Kakashi? - se cruzó de brazos mirando a cada una con desaprobación -. Ya intentamos de todo, ni trabajando las cuatro juntas podemos pagar una sola carrera universitaria. Tenemos que hacer algo al respecto.
Sakura lo pensó, de las cuatro carreras, la suya era la más cara. Todas ellas estudiaban en la misma universidad, solo que, en diferentes áreas, Sakura en Medicina, Ino en Humanidades, Hinata en Tecnología y Tenten en Economía.
Kakashi se había encargado de darles a todas, una educación de calidad, no era la mejor universidad, pero tenía buenos profesores. Y ellas no podrían estar más agradecidas.
- Kakashi nos ha dado todo como para decepcionarlo de esa manera - contraatacó Tenten, pensando en todos los días que el peligroris daba todo de sí para tenerlas viviendo dignamente.
- Es por eso que tenemos que ayudarlo, él no puede solo. - Ino realmente hablaba en serio. Quería ayudar al hombre que siempre vio por ellas.
- ¿Cómo fue que se te ocurrió todo esto? - preguntó curiosa Hinata, Ino podría tener ideas locas, pero jamás pensó que llegaran tan lejos.
- Estaba leyendo el periódico.
Todas la miraron con cara de que no lo podrían creer.
- ¿Tu? - Sakura Dijera a la rubia - ¿Leyendo un periódico? - preguntó entrecerrando los ojos.
- Así es… pero fue por qué en la portada estaba el guapísimo de Shawn Mendes - dijo con los ojitos brillantes.
- Ya decía yo que tú no agarrabas un papel a blanco y negro nunca - molestó Tenten soltando una carcajada.
- Además, ¿cómo es que pasas de Shawn Mendes a querer robar un banco? - inquirió Tenten, sabía que su amiga Ino tenía locas ideas, pero esto ya era exagerar.
Ino hizo una mueca.
- En serio, chicas, tenemos que actuar ya. Piensen en todas las veces que Kakashi no se da abasto con todas las colegiaturas, como se queda despierto hasta tarde haciendo cuentas, para finalmente darse cuenta de que no le alcanzaba para pagar todos los gastos que necesita. Sé que él nunca nos ha dicho nada, ni mucho menos se queja, pero hay que estar ciegas para no darnos cuenta que necesita ayuda de alguna forma.
Aunque les costara admitirlo, Ino tenía razón, recordaban las veces que lo veían con ojeras por quedarse despierto por la angustia de saber si tendrían para sus necesidades básicas.
- Y, según tú, ¿cuál es tu plan? - preguntó Tenten, a lo que recibió miradas asombradas de parte de Sakura y Hinata, pero una sonrisa cómplice por parte de Ino.
- Como les decía, estaba leyendo un artículo donde varios hombres robaron un banco, lo hicieron tan bien, que ninguna cámara de seguridad captó el robo, ya que las hackearon y reprodujeron por 3 horas los mismos 5 minutos, mientras que ellos guardaban todo el dinero.
- ¿Estás hablando de robar un banco? - Hinata quedó estática después de preguntar eso.
- Se me ocurrió algo mejor… - sonrió mordiéndose el labio -. ¿No siempre nos hemos quejado de las personas corruptas? ¿De la gente que le roba al más necesitado? Que no se tocan el corazón para hacer sus fechorías - las demás asintieron lentamente, no queriendo todavía muy bien la cosa.
- ¿Y…? - Sakura no se esperaba lo que iba a decir Ino.
- Mi idea es, robarles a esas mismas personas que roban a las demás, quitarles lo que desde un principio no es suyo, los que causan dolor y daño a las personas… sacarle provecho a ese dinero, apoyando obras de caridad como lo hace…
- Kakashi… - susurraron todas las bajito, pero al mismo tiempo.
- ¿Cómo Robin Hood? - preguntó Sakura.
- Exacto - respondió la rubia -. ¿Qué dicen?
Las tres chicas miraban a Ino, serias. No querían considerarlo una opción, de verdad que no, pero el trabajo de cada una no alcanzaba para pagar los gastos que se requerían, querían ayudar a Kakashi con todas sus fuerzas, pero por más que deseaban, no les alcazaba el dinero.
- ¡No! Nosotros no somos unas ladronas, desapruebo todo esto - regañó la pelirrosa - Chicas, nosotros no necesitamos esto, doblaremos turnos en el trabajo, conseguiremos segundos empleos, pero no hay que caer en esto.
Hinata se mordió el labio, Sakura tenía razón, pero Ino tenía razón también en querer ayudar a Kakashi, todas querían.
Ino al ver que quedaron calladas, saltó de la cama para ir por papel y lápiz.
- Yo sé que esto raya en la locura, yo igual creo que esto está mal, pero si seguimos así, no tendremos ni para comer, y esos niños de la fundación de Kakashi no tienen la culpa. Y, sé que si les digo lo que planeo me apoyarán.
Sakura negó con la cabeza, esta conversación de verdad que no debería estarla teniendo, ninguna de ellas.
- Estuve investigando y encontré a estos tres hombres… Naim Bakak, dueño de AirLoft que es una línea de aeropuertos, Fuka Loi político de Tokio y Ryo Mambetsu regidor de Educación. Todos ellos tienen una carrera exitosa, y como podrán observar, pareciera que no tienen nada que ver uno con otro. Sólo que hay un pequeño detalle…
- ¿Cuál? - preguntó Hinata curiosa.
- Los tres, son socios de una red de narcotráfico, proveen a Japón toda la droga que hay en las calles. Importación y exportación a otros países en el continente asiático. Estos, nuestros primeros objetivos.
Les causaban desagrado todas las cosas que estaban escuchando, se veían tan perfectos en sus fotos, sin embargo, por dentro estaban llenos de hipocresía y avaricia.
Ino hablaba y hablaba sobre cómo ellos mandaban a hombres afueras de las escuelas y parques para regalar la primera dosis de droga, ya después, los mismos niños y jóvenes se encargaban de conseguir el dinero para su segunda ronda, hasta que llegaban a robar a sus familias solo por tener más de esa droga adictiva.
- No puedo creer lo que voy a decir, pero… - la pelirrosa todavía no estaba muy convencida, pero Ino hablaba con tanta decisión que algo se le pegó a ella igual, además, lo que harían no sería asesinato ni nada por el estilo, aparte de que en verdad necesitaban resolver sus problemas de dinero -. Estoy dentro.
Ino dio un gritito, e inmediatamente volteo a ver a Tenten y Hinata.
- De acuerdo, yo también - secundó Tenten.
Solo faltaba Hinata, la menor de todas y la más asustadiza.
- Hina… si no quieres lo vamos a entender… - comenzó Ino.
- Lo haré - soltó decidida, sorprendiendo a las demás - Haría lo que fuera por ayudar a Kakashi. Él salvó mi vida, lo menos que puedo hacer es apoyarlo con dinero - las miró con determinación, una que les dio valor a todas solo con mirarlas a los ojos.
- Sigo pensando que es una locura… - dijo Sakura mordiéndose el labio, nerviosa.
- Solo tenemos que planearlo muy bien, lo demás, nos encargaremos nosotras - sonrió extendiendo su brazo hacia el centro del circulo donde estaban sentadas, para así incitar a las demás a hacer lo mismo.
Cuando las cuatro tuvieron sus manos juntas, Ino agregó:
- Es por una buena causa.
Estaban con el corazón a mil por hora, estar planeando ese tipo de cosas, hacía que tu cabeza diera un millón de vueltas, sin embargo, solo sería de una sola ocasión, ¿no? Conseguirían el dinero suficiente, y no volverían a hacerlo jamás.
- Esto es lo que haremos… - Ino comenzó a contar su plan.
Además, ¿qué es lo peor que podría pasar?
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Kakashi horario entró al reclusorio, era temprano, hasta tuvo que esperar a que abrieran el de visitas para poder ingresar. Se le veía cansado, y algo ofuscado. No había podido dormir bien en las últimas semanas. Desde que recibió la noticia de que Sakura fue mandada a un reclusorio de máxima seguridad, su mente no estaba tranquila, ya había pasado un mes de eso y todavía no asimilaba que no la pudiera ver.
- Buenos días - saludó al oficial peliblanco que se encontraron en la recepción.
- Buenos días, Kakashi - Suigetsu lo miró, notó que la barba la tenía crecida de días. Las visitas solo se permitían una vez a la semana, y él no se perdía ninguna de ellas -. Ya sabes, escribe tu nombre, la hora de llegada, déjame tu identificación y debes ingresar sin nada de armas, contrabando de drogas o tabaco - iba cada que tenía oportunidad que ya todo el personal lo conocía.
El hombre mayor se sabía eso de memoria, y así lo hizo. Al final ingresó solo con sus pantalones de vestir y su camisa de botones. Caminó por los ya conocidos pasillos y entró a la sala de visitas. En supervisión se mantuvo el oficial Sai, quien lo saludó con la cabeza y Kakashi hizo lo propio, levantando la mano.
Pasaron unos cuantos minutos, hasta que llegó el oficial Nara, con Ino. Ella no pudo detener el llanto y en cuanto lo vio se abalanzó a él, llorando en su pecho.
Un cartel en grande estaba pegado en la pared: NO CONTACTOS FISICOS DE NINGUNA MAGNITUD .
Sai y Shikamaru se miraron, esas eran las reglas, pero, al diablo. La chica se sintió realmente mal, así que decidieron pasarlo por alto. Shikamaru salió de ahí. Dejando a la rubia con el mayor.
- Shh, shh, tranquila - sonaba reconfortante acariciando su cabeza, pero él también se sintió devastado. Sin embargo, tenía que ser fuerte por sus niñas. Pasaron algunos segundos y la chica ya no lloraba, solo tenía los ojos cristalinos y rojos, se separaron para acomodarse en las, sentándose frente a frente -. ¿Cómo estás, linda? - tomó sus manos.
Ella tardó un poco en respondedor, secándose las lágrimas que quedaban en sus mejillas.
- Como siempre - alzó los hombros - Una mierda - Kakashi no la regañó por el improperio, porque él se sintió exactamente igual, le dolía verlas así.
- Estoy haciendo todo lo posible por que regresen a Sakura… - dijo, Ino sonrió despacio, hacía un mes que no sabían nada de su amiga, casi hermana. Se sintió impotente y llena de rabia, ni siquiera fue su culpa, pero Tekumi se las arregló para incriminarla -. No se preocupen, pronto tendré noticias buenas.
Ino apretó la boca, tenía más ganas de llorar, pero notó que Kakashi no la estaba pasando bien tampoco, se notaba que lloraba también, pero se mostraba fuerte ante ellas. Iba a ser fuerte por él.
- Gracias - respondió como pudo, tranquilizándose en el proceso -. Confiamos en ti - le dio ánimos. El hombre sonrió.
- ¿Cómo están las demás? - se preocupaba también por sus otras niñas, verlas solo una vez a la semana y una por una, le resultaba realmente difícil.
- Bien, la estamos sobrellevando - contó a medias, no quería contarle que Hinata no comía bien, que Tenten no dormía lo suficiente y que ella, lloraba cada que no la miraban. Kakashi debía pasarla mal como para cargar con lo de ellas -. ¿Y tú?
- Pues mírame - hizo un gesto con la boca, dando a entender que estaba igual que ellas.
Siguieron hablando, Sai los miraba de lejos, ver a la rubia mal lo ponía demasiado triste. No soportaba el hecho que llorara sola, si bien no eran nada, aparte de amantes, ella no tenía la suficiente confianza de contarle lo que le atormentaba. Él, sin importar qué, la apoyaría siempre, quería apoyarla, pero desde que Sakura no estaba entre ellas, sus encuentros carnales desaparecieron, no es que él solo la viera como un cuerpo andante, si no que no tenía oportunidad de estar cerca de ella , y la frustración estaba todos los días en su mente al no poder hacer nada.
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- ¿Qué hacen? - llegó Ino a la habitación de Hinata, donde también se encontraban las demás.
- Hemos descubierto nuestro próximo objetivo - confesó Tenten mientras cerraba la puerta detrás de la rubia.
- ¿Quién y qué hizo? - eran las preguntas que hacían antes de atacar a su objetivo, Ino se sentó a un lado de Hinata, quien era la que tenía la laptop en sus piernas, mientras las demás la rodeaban.
- Este hombre - mostró la fotografía a un tipo calvo y con bigote, ojos chicos color negro, fumando un puro -, llamado Hill Misuka es el responsable de tráfico de órganos… - todas fruncieron el ceño - Y eso no es todo, se especializa en tráfico de órganos de menores - Tenten sintió como el estómago se le revolvió al leerlo en voz alta - Investigué, y como me lo temí, el tipo tiene a hombres y mujeres trabajando para él, y ellos se encargan de desparecer a los niños de la calle. Los engañan diciéndoles que les darán algo de comer y es así como se los llevan.
- ¡Malditos! - gruñó Sakura, sintiendo su cuerpo temblar de enojo - ¿Cómo se atreven a hacer eso a solo unos indefensos niños?
Hinata la abrazó por detrás, todas sabían cómo Sakura era pasante en un hospital y convivía diariamente con pequeños, el saber que había gente sin corazón que hacían eso a niños que solo esperaban no pasar hambre ese día, haciéndoles creer que no estarían con el estómago vacío.
- ¿Cómo haremos para que Kakashi no se entere?
- Tenemos 19, nos tiene la suficiente confianza para dejarnos ir a donde sea - dijo Tenten mirándolas.
- 18 - dijeron Sakura e Ino.
- 17 - se sonrojó Hinata.
Para Kakashi, todas ellas eran unos ángeles bajados del cielo, lo que ignoraba completamente, es que esas chicas, compuesto una banda, que bien parecían Robin Hood, engañaban a ricos y villanos de la ciudad, para quitarles lo más que podían y ese dinero, lo ocupaban para la fundación del peligroris.
Eran donaciones completamente anónimas, así que Kakashi no se daba cuenta de ello.
- ¿Cuándo y dónde? - cuestionó Sakura decidida.
Ese era el segundo paso, saber qué día estipularía para atacar y donde se ejecutaría su plan. En algunas ocasiones, tomaba días estructurar todo, desde saber que ropa iban a usar, hasta qué frase utilizarían para estafar a su víctima.
- Como si el cinismo no fuera parte de su vida, nuestro queridísimo Hill, hará una reunión de beneficencia, y ¿saben de qué se trata?
- ¿Sobre niños de la calle? - intuyó Tenten molesta. Era casi irónico lo que estaba escuchando.
- Así es, para ayudar a niños indigentes y huérfanos a tener una "mejor vida". - hizo comillas con sus dedos.
Hinata sintió su estómago revolverse, ¿por qué las personas eran tan malvadas? Era algo que nunca iba a poder entender.
Las cuatro chicas estaban molestas, y más, porque ellas también atendían a niños de bajos recursos; ayudaban a Kakashi, después de todo lo que hizo por ellas, desde pequeñas, todas quisieron apoyarlo en su fundación, todo iba bien, hasta que entraron a la universidad, fue cuando las cosas empezaron a ponerse complicadas.
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Limpió las lágrimas de su rostro con la palma de su mano, le era imposible mantenerse fuerte cuando ni siquiera sabían nada de Sakura. Hacia un mes que se la había llevado, y fue lo más impactante que vio desde que llegó a ese lugar.
- ¡¿Qué hacen ?! ¡Haruno ni siquiera está totalmente recuperada! - Sasuke se oponía rotundamente a lo que estaban haciendo, él era un oficial estricto y todo lo que quieran, pero lo que le estaban haciendo a la pelirrosa era inhumano. Hinata escuchó el bullicio y se acercó al ver que nombraron el apellido de su amiga.
Con pasos algo apresurados llegó al lugar, los ojos perla se agrandaron cuando vieron a la pelirrosa tirada en la camilla, con golpes en la cara y brazos, sus manos fueron a dar a su boca en total sorpresa.
- La estamos llevando a donde pertenece - respondió Kabuto con total tranquilidad, mientras le daba indicaciones a oficiales que traían uniforme de otro reclusorio " Tokio Mayor Security " era el nombre del logotipo -. Ésta salvaje no permanecerá más aquí.
El pelinegro tuvo que morderse la lengua para no partirle la cara a ese estúpido. Escucharlo hablar así de la pelirrosa le hizo hervir la sangre. Vio cómo se acercaban a la camilla donde estaba Sakura, quien se comenzaba a tener sentido después de la anestesia.
- ¿Qu- qué hacen? ¿Quiénes son? - los ojos verdes fueron a parar a los ojos ónix del Uchiha, llenos de confusión y miedo, Sasuke estaba por volverse loco. No lle podíavársela, no dejaría que lo hicieran.
Hinata no sabía qué hacer, miraba como los otros policías agarraban a Sakura a la fuerza y la oprimían contra la camilla para que no se levantara.
- ¡Déjenla en paz! - gritó la pelinegra cuando salió de su trance, corriendo a abrazar a su amiga -. ¡Suéltenla! - la pelirrosa hacia todo lo posible por liberarse, pero le era imposible.
Sasuke tenía la garganta hecha nudo, su corazón latía fuerte, mientras sentía que el miedo lo recorría completo.
- Kabuto, sé que eres un hombre recto… - comenzó a decir el pelinegro - Haruno está en reposo, no sabemos bien lo que pasó realmente, al menos deja que las cámaras de seguridad aclaren todo esto - tenía la certeza que Sakura no había hecho absolutamente nada malo, a menos que fuera en defensa propia.
Kabuto frunció el ceño, esto se estaba haciendo un gran alboroto, ya varias reclusas se acercado a ver qué pasaba, no les convenia hacer tanto escándalo. Les habló a los otros guardias para ir a hablar a unos cuantos metros alejados de ahí.
- ¿Qué hacen? ¿Quiénes son esos hombres? ¿A dónde me quieren llevar? - pregunta tras pregunta, Sakura intercambiaba miradas con Hinata, quien la abrazó enseguida que la soltaron.
Sakura estaba aterrada, quiso levantarse de la camilla, pero un fuerte dolor punzante en su costado la detuvo de inmediato, inmediatamente su mano fue a parar ahí, se levantó la bata y vio bandas y gasas cubiertas de sangre. Con sus dedos, lentamente los pasó por el líquido rojo que sobresalía, se miró las puntas de los dedos manchados, recordando de inmediato la pelea que tuvo con aquella pelimorada.
Kabuto regresó donde Sasuke y la pelirrosa.
- Nos llevaremos a Haruno en unos momentos, despeja el área, hay mucha gente viendo todo este alboroto.
Sasuke empezaba a sentirse desesperado.
- ¿Orochimaru sabe de esto? - preguntó esperando una negativa.
- ¿Quién crees que lo ordenó?
Sakura, escuchaba atentamente, que, aunque los dos hombres hablaban bajo, ella alcanzaba a oír la conversación. Sintió como a su mano, la envolvía otra.
- Saku, no te preocupes, no dejaremos que te saquen de aquí - le habló Hinata, con los ojos brillosos, la pelirrosa le sonrió, apretando la mano de su amiga.
Sasuke apretó los dientes, sintió la furia invadir su pecho. Quería golpear con todas sus fuerzas al imbécil de su jefe, ¿cómo mierda hacia todo esto cuando aún ella no estaba del todo recuperada?
Bajó su mirada a donde la chica y ella lo miraba con los ojos llenos de lágrimas. Sintió su corazón achicarse, dios, sintió demasiadas ganas de estrecharla contra su pecho, sayle todo iba a estar bien, que no iba a dejar que la alejaran de él.
Sin embargo, eso fue imposible.
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- ¡Doctor Hyuga! - vociferó Temari, trayendo junto con Karin de los hombros a Tenten, quien estaba inconsciente. Habían llegado a la enfermería, gracias a dios que la puerta estaba abierta y el doctor las atendió de inmediato en cuanto las miró.
Neji tomó rápidamente a la castaña en sus brazos cual princesa y la adentró a su consultorio, poniéndola suavemente en la camilla. Checó sus signos vitales con sus dedos y su respiración con su estetoscopio. Ambas chicas miraban todo con nerviosismo.
- ¿Qué ocurrió? - preguntó sin mirarlas, mientras seguía inspeccionando a la castaña.
- Estábamos en el patio, íbamos a ir a nuestros trabajos, cuando de repente Tenten cayó detrás de nosotros, inconsciente, ¡por favor, doctor, ayúdela! - Temari hablaba demasiado rápido alterada.
Neji por su parte, estaba revisándola lo más rápido que podía. Sus signos vitales se oían algo lentos, pero estables, su respiración era normal, sin embargo, su rostro se notaba cansado, estaba pálida y más delgada.
- Señoritas, muchas gracias por traer a su amiga - miró a ambas -. Por ahora, ella necesita descansar, cuando pueda recibir visitas, serán las primeras que llame.
- Muchas gracias, doctor - agradeció Karin, dando un último vistazo a la castaña postrada en la camilla.
Ella y Temari salieron del consultorio, más aliviadas, sabían que Tenten no podría estar en mejores manos.
El pelilargo cerró la puerta y prosiguió a seguir inspeccionando a su paciente, le inyectó un suero en la vena del brazo, a cada minuto que pasaba, la castaña tomaba color, Neji suspiró aliviado, no sabía porque, pero cuando la vio inconsciente, su corazón latió tan fuerte que casi quiso arrebatarles a la chica. Se comportó, para su suerte.
Estaba rellenando los papeles de la castaña, sus datos personales, sus antecedentes médicos, y todo lo que tuviera que ver con su salud, que, aunque fueran reclusas, merecían un trato bueno. Y ella, merecía el mejor de todos. Se asustó por sus pensamientos, no podía permitir desviarse de lo que vino a hacer a ese reclusorio, era un doctor, alguien que ayudaba a los demás sin importar qué.
Mientras escribía, escuchó cómo ella se movía en la camilla, fue a mirar, y Tenten, ya se encontraba casi sentada, con la mirada perdida en el techo.
Neji la miró, ella no se movía, bajo los ojos se le notaban las ojeras, el cabello lo llevaba suelto, y para ser sincero, era la primea vez que la veía así, ella era caracterizada por la castaña de las coletas, pero ahora, parecía que había perdido el interés de arreglarse el cabello, y que no lo malinterpretaran, ella se miraba hermosa de todas las formas.
No debes pensar ese tipo de coas, recuerda por qué estás aquí. Ella es un paciente. Nada más.
Por más que quisiera recriminarse, solo bastaba que ella lo mirara con esos ojos chocolate, y desestabilizara todo lo que quería construir.
– ¿D-doctor? – susurró ella, no tenía suficientes fuerzas, y no pudo hablar muy fuerte, pero sabía perfectamente donde se encontraba.
– Tranquila, no hables… – dijo, tomando un banco, para sentarse a lado de ella. Por más que quisiera, no podía alejarse. Quería que estuviera bien, que nada malo le pasara. Y ya tenía una idea de por qué había llegado desmayada a su consultorio.
Tenten lo miró, y sonrió débil en el trayecto, aunque se sintiera fatal en esos momentos, el ver al doctor Hyuga tan pendiente de ella, la ponía feliz.
– Perdón… – habló la castaña, el ojiperla frunció el ceño, ¿por qué le pedía perdón? –. Otra vez estoy molestando –. A él se le encogió el corazón.
– No, nunca más vuelvas a pedir perdón por eso, yo estoy aquí para ti… – se dio cuenta de lo que dijo –. Y para todo el que me necesite – la cambió rápidamente.
¡Por Dios! ¿No puedes mantener la maldita boca cerrada?
- Gracias - ella sonrió y poco a poco los ojos empezaron a tornarse cristalinos y la nariz se volvía roja.
Tenten se tapó la boca, intentando fallidamente en ocultar su llanto. Con su antebrazo tapó sus ojos, mientras que las lágrimas se escapaban y recorrían desde las mejillas hasta la barbilla, Neji la miraba preocupado, y con ganas de apretarla contra él, no le gustaba verla llorar, era la primera persona con la que no sabía qué hacer.
En un movimiento inconsciente, la mano del pelilargo fue a dar con la de la castaña, apretándola en forma de apoyo, sintiendo en su paso, una corriente eléctrica pasar por todo su cuerpo. La dejó desahogarse, él estuvo ahí todo el rato, sin moverse ni decir nada, solo observándola.
Poco a poco, los sollozos comenzaron a cesar, y ella tapó su rostro con ambas manos, avergonzada.
- Dios, debo parecer una tonta - Tenten rio, todavía tapando sus ojos, Neji quitó sus manos lentamente del rostro de ella, los ojos castaños lo miraron con algo de asombro, estaban hinchados y con restos de lágrimas -. Lamento ser tan llorona y molesta - dijo avergonzada, no era de las que lloraba frente a otras personas, pero estaba pasando por un momento realmente difícil.
- ¿Qué dijimos sobre disculparte? - regañó él con una sonrisa, Tenten se sonrojó, sintiendo un calorcito en su estómago -. Eres todo menos molesta - Neji sonrió, no sabía cómo es que le salían todas esas palabras estando con ella. Ahora quería ayudarla, quería que se sintiera mejor -. ¿Estás durmiendo bien? - preguntó, aunque estaba ya casi seguro de la respuesta.
Ella no contestó al momento, agachó la cabeza, negando en el transcurso.
- Últimamente, no he dormido nada, creo que lo que más he hecho es llorar -. Neji sabía el por qué ella había llegado en ese estado a su consultorio, todos en el reclusorio, sabían lo que había pasado hace un mes.
- ¿Sabías qué es más peligroso no dormir, que, no comer? - comentado, mirándola de lleno, lo que menos quería era que algo grave le pasara.
- ¿De verdad? - inquirió ella un poco sorprendida, siempre creyó que moriría primero por no comer que por no dormir -. No logro conciliar sueño, y cuando lo logro, es para tener pesadillas. Han sido días demasiado estresantes, para mí y para mis amigas.
- Lo entiendo, no es fácil perder a alguien que quieres - comentado, como si estaba recordando -. Qué, aunque ya sé que no la perdieron… - cambió su oración, pues vio la cara asustada de Tenten -. Vas a ver que pronto volverá con ustedes.
La castaña suspiró, y miró de lleno esos ojos perla que desde hace días no había podido ver.
- Hablas como si usted hubiera perdido a alguien en el pasado - dijo sin pensar, para después morderse el labio por ser tan lengua suelta -. Lo siento, no quise ser-
- Voy a tener que hacer una lista de todas las veces que te disculpas en un día - molestó Neji, interrumpiéndola, para que no se sintiera mal. Tenten sonrió, un poco más animada, estar con él, hacía que los problemas se le olvidaran por un momento -. Pero tienes razón, hace tiempo perdí a alguien, que, aunque todavía no convivíamos, me dolió mucho su pérdida - sonrió nostálgico, Tenten se sintió mal, por culpa de ella, el castaño ahora tenía una mirada diferente.
Lo que menos quería era traerlo al mundo de la tristeza, aquel en el que ella también estaba sumergida, y que por más que quería estar en la superficie, se hundía cada vez más.
- Fue hace mucho tiempo, pero aun lo sigo recordando como si fuera ayer… - dijo mirando hacia la pared, en sus ojos perla se notaba el dolor tan grande que tuvo que pasar. Tenten sintió opresión en el pecho.
– No tienes que contarme… – susurró ella, poniendo su mano por encima de la masculina, en señal de apoyo.
– Quiero hacerlo, confío en ti – el castaño le regaló una sonrisa, el corazón de Tenten empezó a acelerarse, ¿cómo es que con una sonrisa podía hacerla sentir tan bien?
– Hace poco más de 22 años, cuando yo tenía cuatro, era el niño más feliz de todo el mundo, papá y mamá habían llegado a casa y me habían dado la noticia más asombrosa de todas… iban a regalarme un hermanito – sonrió recordando la alegría que había sentido y como saltó por toda la casa gritando lo emocionado que estaba –. Con los meses, me enteré de algo mucho mejor, el bebé que mamá estaba esperando, era una niña… – dijo, mordiéndose el labio, Tenten apretó más fuerte su agarre, se notaba que le dolía contar su historia – Una niña, a la que yo protegería con mi vida si fuese necesario, teníamos todo preparado, yo acompañaba a mamá a comprar las cosas de su cuarto, le cantaba a la panza, y ella me respondía con pataditas – soltó una risa nostálgica, pensando en las veces que decía que sería el mejor hermano mayor de todos –. Finalmente, llegó el día, el día en que iban a llevar a mamá al hospital y, yo casi no dormí esa noche de la emoción, arreglando todo para que la llegada de mi hermana fuera perfecta…
Tenten escuchaba con mucha atención, miraba la expresión del castaño y se notaba que había sufrido mucho.
– Llegamos al hospital, y con la sonrisa más grande, mamá me despidió antes de entrar al quirófano, la iban a operar, pues la bebé era pequeña, pero tenía mucha agua. Así que, la mejor opción, fue esa… sin imaginar, que sería la última vez que la vería… y que nunca la llegué a conocer… – pausó por un momento, para aclarar su garganta, ya que, en las últimas palabras, su voz estaba tornándose quebrada.
La castaña quiso abrazarlo, quiso apretarlo con todas sus fuerzas, enviarle apoyo de cualquier forma, no soportaba verlo tan apagado.
– Pasaron los minutos, y papá y yo esperábamos pacientes, estaba a minutos para que nuestras vidas dieran un vuelco de 180 grados, pero no teníamos ni idea de que sería para casi destruirnos – los ojos perlas comenzaban a aguarse, y Tenten estaba casi en las mismas, pues ya se imaginaba lo que seguía –. Vienen los doctores y dicen que el parto se estaba complicando, pero que ambas estarían bien… me puse demasiado nervioso, y papá trataba de tranquilizarme, diciéndome que ambas eran fuertes, y que no me preocupara. Pero me era imposible, cada que pasaban los minutos y yo estaba más impaciente… – apretó los puños en señal de impotencia, de que no pudo hacer nada cuando más lo necesitaron – A escaso segundos de que los doctores se fueron, la alarma de incendios se escuchó por todo el hospital, rápidamente corrí hacia donde mi padre, me dijo que todo estaría bien, que seguramente fuera un incendio pequeño, pero no…, las llamas comenzaron a ganar terreno, y el humo podía verse por todo el lugar, las personas corrían en dirección a la salida, pero lo que yo menos quería era correr, yo quería ir a donde estaba mamá… – pasó sus manos por el cabello, frustrado – Y eso hice… me adentré a las llamas, yendo a buscar el lugar donde estaba mamá…
Tenten posó una mano en su boca, sorprendida. Cuatro años tenía cuando hizo todo lo posible por ir a donde estaba su madre y hermana. Su corazón se achicó de compasión.
- Solo podía escuchar los gritos de papá, quiso ir a alcanzarme, pero unos guardias no lo dejaron seguirme, siempre pensé que esos policías tenían que estar ayudando a evacuar, no solamente estar ahí, como si nada pasara. Sin embargo, yo seguí corriendo, hasta encontrar la puerta donde se metido a mamá… y ahí estaba, acostada en la camilla, con un lago de sangre en sus piernas, me acerqué lentamente, agarré su mano entre las mías y la apreté, esperando a que me respondiera… pero… - paró de hablar por un momento, secando sus lágrimas con su mano, Tenten estaba aguantando con todas sus fuerzas no llorar.
- Estaba muerta… lo supe en cuanto la vi - aclaró su garganta - El humo comenzó a cobrar factura en mis pulmones, como pude busque a la bebé, pero no la encontré, salí de ahí y seguí corriendo y corriendo hasta donde mis piernas me lo permitían, las llamas a mi alrededor hacían más difícil adentrarse, pero aun así seguí, llegué al final del pasillo y me encontré con una puerta, decía "Pediatría", a esa edad yo ya sabía leer un poco, así que me adentré y encontré muchas cunas cubiertas con fuego, a esas alturas, las paredes no se podían divisar por el fuego, gracias a dios, todas estaban vacías, pero nunca pude encontrar a la bebé… a mi hermana… Quise seguir buscando con todas mis fuerzas, pero era tan pequeño que no pude con tanto humo bloqueándome la respiración, y después de eso, todo se puso negro… - terminó por decir,levantándose de su asiento, dejando una Tenten con lágrimas en los ojos y mejillas sentada en la camilla, mirándolo con admiración.
Se levantó y sin decir ninguna palabra, lo abrazó por la espalda, sabía que estaba mal y que si los veían se meterían en problemas, pero eso le dejó de importar por un momento, quiso rodearlo con sus brazos, se notaba el dolor en cada palabra que él sacaba de su boca, las lágrimas que derramó contando un poco de su amargo pasado, ella quería reconfortarlo, él por su parte, se dejó abrazar, recordar aquello le dolía mucho, perder a tus seres queridos era un sentimiento que no se lo deseaba a nadie.
Tenten comprendió todo el dolor que él sintió, que, aunque ella no hubiera nacido en una familia, Kakashi la acogió como su propia hija, algo que toda la vida le va a agradecer, dándole una vida feliz y plena, junto a sus amigas, casi hermanas. Y ahora, estar lejos de Sakura, les partía el corazón. Sin embargo, había personas, como el castaño, que también han sufrido muchísimo.
Pasaron los segundos y el abrazó seguía sin hacerse incomodo, sino todo lo contrario, se sintió correcto, se sintió bien. Poco a poco, la castaña se fue separando.
- Lo siento, no quise abrumarte con todo esto - dijo Neji girando hacia ella, cobrando compostura, después de todo, ¿por qué le acababa de contar a una reclusa su historia familiar? No sabía cómo ni cuándo, pero ella se había ganado su confianza más rápido que cualquiera.
- ¿Ahora quién es el que se disculpa? - dijo bromeando y esperando a sacarle una sonrisa, y funcionó, vio los perfectos dientes de Neji mostrarse.
- Gracias… - Tenten lo miró confundida - Por dejarme desahogar contigo, es la primera vez en muchos años que cuento esto - se sinceró.
Tenten sintió un calorcito dentro de ella, mariposas en el estómago comenzaban a aletear. Saber que era una de las personas que sabían esa trágica historia le hacía sentirse especial, y más que el doctor Hyuga se haya abierto con ella de esa manera.
- Descuida, ambos nos desahogamos y eso es bueno para el alma - sonrió recordando como ella ha llorado frente a él también.
Neji se sonrojó, no supo porque, así que antes que ella lo viera, se giró hacia su escritorio, comenzando a escribir.
- Toma - le estiró un papel a la ojicafé. Ella lo tomó mirándolo -. Es tu receta, deberás tomar estas vitaminas para fortalecer tu cuerpo. Debo pedirte que cuides tu salud, necesito que lo hagas… - los ojos perla la miraron casi pidiéndole un favor.
Ella se mordió el labio inferior, asintiendo apenada.
- Lo haré.
- De acuerdo, sería todo, señorita - la señal ponerse de pie, él como todo caballero, la ayudó tomándola de la mano -. Y de nuevo, gracias por escucharme - sonrió sincero, sin soltar su agarre.
Se quedará viendo sus manos juntas.
¿Por qué se sintió así? Había ido al reclusorio por un solo objetivo, y ella, hacía que se le olvidara todo, incluso abrirse contando su pasado, algo que no había hecho jamás. Quiso contárselo porque quería que ella no se sintiera sola, había sido alejada de su amiga, y él, quiso que no se sintiera mal. Quiso que confiara en él.
Unos golpes en la puerta hicieron que ambos rápidamente se separaran.
Neji abrió la puerta, viendo a Kabuto detrás de ésta.
- Necesito que desocupes tu consultorio, hoy regresa la reclusa que golpearon hace un mes - avisó el peligroris.
- Tekumi… - susurró Tenten.
- La mantendremos en revisión, y después la daremos de alta, sin embargo, no estará aquí por mucho tiempo, estuvo en una pelea que trajo muchos problemas al reclusorio, así que en cuanto salga de aquí, será enviada a otro reclusorio al sur del país.
- ¿No es mucho? Digo, ya estuvo mal por más de un mes, además, la reclusa Haruno cumplió con el castigo - no estaba de lado de nadie, pero se le hacía injusto que saliendo del hospital fuera mandada a otro lugar, tal como lo hicieron con la amiga de Tenten -. Sus familiares no estarán contentos si se enteran.
- Tekumi no tiene visitas desde hace cinco años - dijo, Tenten jadeó y se tapó la boca sorprendida.
- ¿Hay alguien en tu consultorio? - Kabuto preguntó adentrándose y encontrando a Tenten sentada en la camilla - ¿Por qué no me dijiste? - giró su rostro reclamándole al doctor.
- No me preguntaste - respondiste sin más. Kabuto chasqueó la lengua, evidentemente molesto.
- Retírate - ordenó y Tenten se bajó de un saltito para caminar a la puerta.
- Ella es mi paciente, no puedes decirle que se vaya, no puedes saber si esta grave o no - atacó Neji empezando a enfurecerse, ¿Quién se creía para hablarle a sí a ella?
La chica quedó boquiabierta de la manera en que la había defendido.
- Es una conversación privada… tiene que irse.
- Debiste decirme eso antes - sus ojos miraron a la ojicafé, su expresión cambió en cuanto la vio - Señorita Ama, le di el medicamente, lo siento por la interrupción, cualquier cosa puedes sentirse en confianza en venir de nuevo - sonrió despidiéndola, ella asintió y salió rápido de ahí, antes de meter en problemas al doctor.
Kabuto la siguió con la mirada hasta que desapareció de su vista.
- ¿Así de "amable" eres con todas? - preguntó sospechoso, mirándolo fijamente y con los ojos levemente entrecerrados.
- Trato a las reclusas como humanos… - dijo mandándole una indirecta al peligris, que no tenía tacto alguno con ellas -. Si vienen a mi consultorio es porque se sienten mal, no necesitan que yo las trate aún peor, ¿verdad? - dijo obviando la situación, pero la verdad es que a Tenten era a quien más trataba como una muñeca, con miedo de que fuera a romperse. La quería sana y salva a toda costa.
- Como sea, vendrá la reclusa en unas cuantas horas del hospital, la darás de alta y listo, de lo demás me encargo yo - Neji quiso refutar, pero Kabuto se lo impidió -. Son ordenes de tu jefe Orochimaru - sentenció molesto - Síguelas.
El Hyuga no dijo nada más, Kabuto se fue de ahí, chasqueó la lengua en desagrado, sin embargo, no podía hacer mucho si las ordenes venían del jefe de la prisión.
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Hacia un mes que su vida había cambiado por completo, se levantó como todas las mañanas e hizo una coleta con su cabello, se lavó el rostro en el pequeño lavabo que estaba cerca de su cama, de nuevo se sentó en el colchón, esperando que sean las siete de la mañana, se acercó a las barras que impedían que saliera de su cubículo y miró la hora.
6:55 am
No tardaría mucho en sonar la campana, así que sacó un libro que estaba debajo de su almohada y retomó lectura de donde lo dejó la noche anterior antes de que apagaran todas las luces.
Empezaba a leer la siguiente hoja, cuando las puetas automáticamente se abrieron, con una campana como sonido de fondo.
- Hora de empezar el día - dijo Sakura para sí misma, guardando de nueva cuenta el libro.
Saltó de la cama y se encaminó hacia la cafetería.
Hacía poco más de un mes que había llegado a ese lugar, todo por culpa de una estúpida pelea, en la que ella fue la víctima, y claro, ella fue a quien mandaron a máxima seguridad. No supo ni cómo, pero al pararse de esa camilla en el consultorio del doctor Hyuga, en un abrir y cerrar de ojos, ya estaba en un avión, junto a muchas otras, directo hacia Okayama, Japón. Lugar donde estaba una de las prisiones más resguardadas de todo el país.
Lloró hasta secarse, pero no por ella, sino por dejar a sus amigas, nunca había estado tanto tiempo sin ellas, estar incluso a horas de distancia, se le hacía una pesadilla. Sus pensamientos la sumergieron tanto que no se dio cuenta que ya estaba en la fila para recibir el desayuno. Ya cuando tuvo la comida en el plato, se fue a sentar donde siempre.
- Cariño, buenos días - saludó una anciana cuando vio a la pelirrosa sentarse a su lado.
- Bueno días, Chiyo-san - respondió sonriendo.
Esa mujer la había salvado de estar en un mar de llanto todos los días, ella fue la única que se acercó cuando no sabía a donde ir. Ni qué hacer.
El primer día que llegó, no sabía absolutamente nada, esa era la segunda prisión que pisaba en su vida y su vestimenta era de un color diferente a las demás, era naranja, mientras que las demás vestían de marrón, cosa que se dio cuenta que solo las que eran recién llegadas vestían naranja, para diferenciarlas de las demás.
El primer desayuno que tuvo fue muy desalentador para ella, pues todas las mesas estaban llenas, y si había lugar desocupado, las demás reclusas se encargaban de dejarle muy claro que no la querían a ella en su mesa. La única que habló desde su lugar, fue Chiyo, la mujer era muy amable y se notaba que llevaba algo de tiempo en ese reclusorio, pues conocía a casi todas las veteranas de ahí y todas las mujeres la respetaban.
Cuando la invitó por primera vez a sentarse con ella, siempre la trató bien, no como las otras reclusas, que la miraban con cara de desagrado.
- ¿Cómo estás hoy? - preguntó ya cuando esté terminado de desayunar.
- Bien, el libro que me recomendó es muy bueno, gracias - sonrió Sakura.
- Sabía que te iba a ayudar a distraerte - sonrió la anciana - Hace un mes llegaste aquí sin alma, cariño - Sakura bajó la mirada -. Pero ahora, te ves mejor, eso es bueno - agregó.
- Gracias - respondió con una pequeña sonrisa.
- Y a todo esto, todavía no sé por qué llegaste aquí, mira tú carita, parece la de un ángel. ¿Cómo podrían esos ojos hacer algo malo?
Sakura soltó una risita, la primera de que llegó ahí. Chiyo, siempre se mantuvo al margen del pasado de la pelirrosa, pero ahora que ya había pasado más de 30 días de que estaba ahí, tenía curiosidad.
- Lo siento, es cierto, usted me ha ayudado tanto, y no sabe prácticamente nada de mí - la miró a los ojos -. Mi nombre completo es Sakura Haruno, tengo 3 hermanas y un maravilloso padre, vengo de la prisión de Tokio - Chiyo agrandó los ojos en la señal de sorpresa - Me enviaron aquí por una pelea que tuve con otra reclusa.
- Espera, ¿ya habías estado en una prisión antes? - Sakura asintió apenada - Cielos, cariño. ¿Y tus hermanas saben que estás aquí? ¿Avisaron a tu casa?
Sakura jugaba con sus dedos, algo que le había aprendido a Hinata cuando estaba nerviosa.
- Mis hermanas están en la prisión de Tokio.
Chiyo casi se atora con el agua que estaba tomando.
- ¿Las tres?
- Si.
- Vaya… - soltó un poco asombrada -. Debió ser duro que te separaran de ellas.
- Lo fue.
- Ahora entiendo por qué estabas tan triste, casi siempre que entran aquí, están asustadas o furiosas, tu no lucías así, tu estabas demasiado triste para sentir otra cosa.
- Y fue tan injusto - soltó frustrada - Es decir, sí, estuve en una pelea, pero ni siquiera fue mi culpa, eran tres contra mí, tenía que defenderme, ellas venían armadas. ¿Qué tenía que hacer? - se rascó la cabeza -. Aunque, todavía me parece raro que no recuerde mucho…
- Las cosas son injustas muy hizo seguido en este tipo de lugares - una mueca -. Y, ¿tus hermanas están en prisión por lo mismo que tú?
Sakura asintió.
- Teníamos una banda, nos hacíamos llamar las Kunoichis, era tan divertido - confesó recordando, Chiyo soltó una carcajada
- No te escuchas arrepentida - molestó.
- No lo estoy… simplemente, mis amigas y yo, hacíamos lo que hacíamos por ayudar a nuestro padre… sin embargo, sería injusto seguir poniendo como excusa lo mismo, al final, ya no solo lo hacíamos por Kakashi, sino por lo que podíamos llegar a hacer…
.
.
- ¿Listo? - preguntó Tenten, terminando de ponerse su peluca color rojo, mientras veía en el reflejo del espejo a sus cómplices, arreglando los últimos detalles.
Ino tenía ojos cafés y su cabellera era platinada, Sakura tenía una peluca corta hasta los hombros color rubia, solo que ella seguía presumiendo sus ojos jade, mientras que Hinata tenía los ojos color azul, y cabello rubio.
Todas vestían como si fueran a una fiesta elegante, con vestidos largos y tacones altos. Había maletas a un lado de ellas.
- Bien, chicas - entonó Ino mirando a cada una - Que comience la función.
Subieron a su auto y se encaminaron al lugar, llegaron en un auto muy lujoso que estaban rentado días antes, tenían que dar la impresión de ser personas de dinero, acordes a todas las demás que entraban al elegante edificio frente a ellas.
- Señoritas, sus nombres por favor - pidió el guardia encargado de dejar pasar a las personas, dependiendo si estabas en la lista o no.
- Samui Kai - dijo Sakura señalándose a sí misma -. Cleo Matsuki - Dijo a Ino.
El guardia comenzó inmediatamente a buscar los nombres, pasó la hoja y las miró de nuevo.
- Muy bien, pasen por favor - dijo mientras quitaba su cuerpo y dejaba pasar a ambas.
- Wow, eso fue muy fácil - dijo Ino caminando elegantemente junto a Sakura, adentrándose al evento.
- Démosle gracias a nuestra querida Hinata, que hackeó las listas y puso nuestros nombres en ellas - sonrió Sakura mientras tomaba una copa de champagne, al igual que Ino, colocándose en una mesita justamente en medio del salón.
- De nada - se escuchó la voz de Hinata a través de unos pequeños auriculares que ambas traían escondidos en las orejas.
Sakura e Ino siempre eran las que iban a los eventos a encararse con sus objetivos, Hinata era la que cuidaba por las cámaras cada movimiento de ellas y sus víctimas, y Tenten trabajaba sola, ella igual estaba en otra mesa, donde podía observar perfectamente a sus amigas y las demás personas.
- Caballeros, ¿puedo acompañarlos? - sonrió la castaña, al acercarse a un grupo de hombres que compartían una botella de champagne.
- Claro que sí, linda - respondió uno.
- Ese es Jimmy - dijo Hinata a través de su audífono - Nuestro querido estafador…
Tenten sonrió aún más, sentándose al lado de ese hombre de pequeña estatura y cabello blanco.
- Lo siento, no me presenté, soy Jinger Luv - extendió su largo brazo y aquel hombre le tomó de la muñeca para poder besarle la mano. La castaña sonrió coqueta y se acomodó cruzando su pierna, dejando ver gran parte de su piel bronceada, notó como Jimmy no dejaba de mirarla.
- Eres preciosa, Jinger - contestó él - ¿Te lo han dicho?
Tenten se acercó a su oído para susurrar:
- Cientos de veces…
Sakura e Ino sonrieron, Tenten lo estaba haciendo excelente como siempre, las cuatro estaban conectadas, así que podía escucharrse todo el tiempo.
- Es hora… - dijo Ino, levantándose de su mesa junto a Sakura, para caminar hacia donde estaba Tenten con el grupo de hombres que reían y la miraban lascivamente.
- Señores, ella son mis amigas, Cleo Matsuki - Ino hizo lo propio, saludo a los cuatro hombres que estaban en la zona VIP del evento - Y Samui Kai… - la pelirrosa sonrió divertida y se sentó al lado de uno, agarrándole la pierna y este le respondió tomándola de la cintura acercándola a su cuerpo.
- Ahora si señores, a pasarla bien - Jimmy levantó su copa y los demás hicieron lo mismo, respondiendo el brindis.
- ¡Salud!
Habían tomado tanto que ni siquiera se dieron cuenta cuando ya estaban casi solos en aquel club nocturno. Sakura ya estaba en el regazo de uno de los hombres. Tenten hacía que otro tomara shots cada que se terminaba uno e Ino, seguía platicando amenamente con Jimmy.
- ¿En serio tienes tanto? - preguntó jugando con su corbata.
- Así es, linda –respondió pasando su mano por una pierna de la rubia -. Más de lo que te puedas imaginar.
- Wow… ¿cómo es que lo haces? Bueno, supongo que para un tipo tan inteligente como tú no debe ser nada difícil.
- Tengo grandes empresas - respondió corto mientras sonreía.
Grandes empresas que estafan a sus trabajadores. Pensó Ino mientras seguía conversando con el hombre.
- ¿De verdad tienes un hijo? - fingió sorpresa al escucharlo, claro que ya lo sabía -. Debe ser tan guapo como tú - jugó con su cabellera platinada.
- Es mi orgullo, de grande quiero que sea como su padre. Buen emprendedor - la rubia fingió su risa coqueta, cada vez repugnaba más al tipo.
- Claro que sí, querido, y… ¿puedo saber cuál es el nombre del futuro hombre de negocios? - preguntó inocentemente directo al oído de Jimmy. Tenia que entretenerlo lo más posible.
El hombre la miró serio por unos segundos, para luego sacar una carcajada que desconcertó a la Yamanaka.
- Nos estamos divirtiendo, no quiero hablar de mi hijo. ¿Por qué no vamos a un lugar más privado? - preguntó hundiendo su cara en el blanquecino cuello de la chica.
- Eso estuvo cerca, Ino - dijo Hinata al casi tener el nombre del hijo de aquel hombre -. Sigue intentándolo.
- De acuerdo, vayamos a tu suite - dijo ella, haciéndole una seña a Sakura y Tenten, quienes estaban entreteniendo a los demás hombres.
Se levantaron de ahí y se encaminaron a un hotel cinco estrellas, subieron en elevador entre risas y pasos torpes de parte de ellos. Llegaron al último piso y se abrieron las puertas. Era del tamaño de una casa, con alberca y jacuzzi incluidos, balcón con vista espectacular de la ciudad, figuras de cerámica seguramente de miles de dólares y pinturas rusticas.
Las chicas rápidamente fueron a sentarse al juego de sala que estaba en medio del lugar, poniéndose cómodas, mientras que los tipos venían hacia ellas con más botellas de alcohol.
- De acuerdo, linduras… Es hora de empezar la diversión - Jimmy se sentó en medio de ellas, entregándoles una copa a cada una, las cuales aceptaron.
- Robert, cariño… - habló Sakura - ¿Podrías poner algo de música? - guiñó su ojo. El hombre obedeció rápidamente.
Pasaron los minutos, el hombre ya había hecho que Ino fuera a la habitación con él. Sin embargo, ella no tardó en salir de nuevo, a donde estaban sus amigas.
- ¿Noqueado? - inquirió Tenten, al señalar al hombre inconsciente a lado de ella.
Ino y Sakura asintieron sonriendo.
- Tuve que noquearlo, empezaba a ser insoportable.
Ese era su juego, dejarlos inconscientes, sin movilidad, para poder hacerse de sus teléfonos celulares. Las tres tenían un celular cada una, de sus víctimas, ahora todo lo que tenían que hacer era meterles un chip, que Hinata les había dado desde antes.
- Listo, Hinata. Ahora tiene lo tuyo. - avisó a Sakura.
- Perfecto.
- ¡Salud! - dijeron al unísono.
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Naruto estaba dando rondines por los pasillos, casi era la hora de dormir, las ultimas reclusas estaban saliendo de darse su respectiva ducha. Sus ojos azules miraban hacia todos lados, como buscando a alguien. Quería hablar con ella, quería saber cómo estaba, lo ansiaba con todo su ser.
Cuando estaba por darse por vencido e irse a su casa, escuchó ruidos dentro de un cuarto de mantenimiento alejado de los pasillos principales, miró su reloj y casi eran las nueve de la noche, su turno estaba por terminar. Se dispuso a entrar, si eran otra pareja de reclusas haciendo "travesuras" como lo decía él, juraba que se sentiría incomodo, pero era su trabajo mantener a esas mujeres lejos de su… intimidad.
Abrió la puerta muy sigilosamente, dentro del cuarto estaba oscuro, buscó el interruptor de luz y poder encenderlo. Inspeccionó con la vista el lugar, nada fuera de lo común: escobas, trapeadores, franelas, cubetas, toallas, etc.
Se dispuso a salir de nuevo, cuando vio que algo se movió rápidamente dentro de una sábana. Parpadeó varias veces.
Seguramente es alguna parejita haciéndolo como conejas.
- Listo, salgan ahora si no quieren que las reporte. A ambas - habló en voz alta para quienes estuvieran escondidos, salieran de una vez por todas, después de unos segundos seguidos -. ¿Lo quieren a la mala? - soltó serio y con un toque estricto - Muy bien, entonces tendré que sacarlas yo mismo.
Se acercó al bulto de sabanas, cuando iba a descubrir quienes eran, la sabana se levantó.
Naruto se sorprendió. No eran dos personas, era solo una. Mujer con los ojos hinchados y llorosos, seguramente de tanto llorar, nariz roja, mejillas humedecidas por las lágrimas y boca temblorosa.
- ¡Lo siento! - hipo en llanto, abrazándose a sí misma, tenía el pelo hecho una coleta baja y su flequillo estaba más largo de lo normal, haciendo que le tapara un poco los ojos -. M-me iré ya mismo… - con la cabeza agachada, quiso salir, pero el oficial se lo impidió.
- Hyuga, espera… - ella se tensó por el tono tan serio en que dijo su nombre. Seguramente la iba a reprender, de un momento a otro sentí esos fuertes brazos rodearla completa, ella abrió muy grande los ojos, sorprendida. Naruto le brindó un abrazó, la cabeza de ella le llegaba a la barbilla -. Sé que están pasando por un momento muy difícil. Pero todo mejorará, ya lo verás.
Ella se soltó en llanto de nuevo, correspondiendo su abrazo, hundiendo su cara en el pecho del oficial. Naruto sintió como su corazón se encogía cada vez que ella hipaba y sollozaba en sus brazos. Dejó que se desahogara, sin decirle nada, solo apretándola contra sí. Sabía que, si lo encontraban ahí, con ella, en esa posición, podría meterse en serios problemas, pero en ese instante no le importó en lo absoluto, lo que quería era que ella se sintiera mejor.
- Señorita Hyuga… - ella se sorprendió al escucharlo tan serio, seguramente le esperaba un reporte muy grande -. Usted no se va de aquí… - Hinata sintió su corazón latir fuerte, tanto que sintió las manos temblar - Hasta que acepta mis disculpas. - terminó por decir el rubio y la chica alzó su rostro para mirar de lleno esos ojos azules llenos de un sentimiento que no supo cómo descifrar.
- ¿Di-disculpe?
- Hinata, quiero pedirte disculpas, no he estado actuando muy bien estos últimos días - recordó como le había dicho que le gustaba, dios, ¿en qué estaba pensando? ¿En que ella lo aceptaría y sus citas iban a ser en la cafetería del reclusorio? No decía que no le gustaba, es más, le encantaba, pero tenía que aceptar que eso nunca iba a resultar -. No debí decirte lo que te dije en la lavandería. No estuvo bien.
Recordar como lo rechazó le encogía el estómago, pero reconocía que fue lo mejor para él. Ahora solo quedaba aceptar lo que venía.
- No tiene por qué disculparse por nada… - dijo ella mirándolo con esos ojos grandes y brillosos, Naruto quiso abrazarla con todas sus fuerzas, sin embargo, estaba tratando con todo su ser en evitarlo.
- Si, si tengo, por favor, perdóname por ser tan impulsivo… - si no podía tenerla entre sus brazos, se conformaría con ser solo amigos, no le era suficiente para nada, pero debería vivir con ello -. Acepta mis disculpas y por favor, permíteme ser tu amigo - sonrió mostrando sus perfectos dientes, Hinata quiso soltar un gritito, ¿cómo un hombre puede ser tan guapo?
- Entonces, discúlpeme usted también… la forma en qué le hablé… fue muy grosero de mi parte, no estoy como para faltarle el respeto a un oficial - dijo recordando como lo había rechazado al decirle que le gustaba, y también en como Shion le dijo que tenía una relación con él, había actuado como una loca celosa. No tenía derecho a nada, tenía que olvidarse de él.
Sonrió triste, y sus ojos perlas ya no mostraban lo hinchado de hace un rato. Sin embargo, Naruto sintió que algo tenía en su mirada, pero supuso que es por lo que pasó con la reclusa Haruno.
- Claro, amigos - levantó su brazo delgado apuntando hacia él. Naruto sonrió de nuevo, casi derritiendo a la Hyuga y le correspondió el saludo.
- Amigos.
Estrecharon sus manos, y ambos sintieron algo atravesarles sus brazos, hasta llegar a su estómago. Haciéndoles sentir sensaciones que jamás haya experimentado. Se soltaron después de unos segundos.
- Salgamos de aquí, ya es tarde, no quiero que tengas reporte - Naruto le sonrió.
- Gracias - respondió ella.
- Si nos ven saliendo al mismo tiempo ambos tendremos serios problemas, y aparte, ya se me hizo tarde para checar mi horario de salida - se rascó la nuca, avergonzado - Pero, no importa, saldrás tu primero y-
- No se preocupe, usted vaya primero - el rubio la miró -. Es mi agradecimiento por no ponerme un reporte, así usted tampoco tendrá problemas si sale antes - sonrió.
- Muchas gracias, - el Uzumaki se sorprendió de lo buena persona que era Hinata, puede que la más buena desde que llegó a trabajar a ese lugar -. Pero me hace sentir viejo el que me llames de usted…
- Me meteré en problemas si lo tuteo - respondió.
- Entonces, que no se enteren - guiñó su ojo, cómplice. Hinata sintió su pulso acelerarse, sus mejillas se ruborizaron, pero lo ocultó muy bien en la oscuridad.
Abrió la puerta, miró a ambos lados asegurándose que el pasillo estaba despejado, asegurándose de eso, salió, no sin antes tocar la puerta dos veces, para que Hinata supiera también que puede salir.
Ambos, al estar afuera, se dirigieron en direcciones opuestas, no sin antes, voltear hacia atrás y despedirse, de nuevo con sonrisas tímidas.
A lo lejos y metidos en la oscuridad, un par de ojos llenos de rabia los miraban alejarse, para luego desaparecer igual en la noche.
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Estaba de mal humor, quería gritarle a todo el mundo, sin embargo, no podía. Otros no tenían que cargar su mala fortuna, hace días que estaba irritable, cualquier cosa lo ponía de malas. Y todo, por metere en donde no le tenía que importar, pero lamentablemente para él, si le importaba. Sólo de recordar en como quedaron las cosas sentidas un nudo en el estómago.
¿Lo estás diciendo en serio? Porque te estas equivocando, y por mucho.
Todavía recordaba como sus ojos verdes se notaban tristes y ofendidos, cuando él le dijo ese montón de estupideces, ¿en qué demonios estaba pensando? No eran nada, es más, lo que sintió por ella, era ilegal, literalmente. ¿Por qué se puso como loco?
¿Debo dudar? Si todo esto está muy claro ¿Aquí tienen sexo?
Si era así, ¿a él porque le importaba tanto? ¿Por qué siente un ardor en el estómago cada vez que se imagina como ese pelirrojo agarra de la cintura a Temari? ¿Por qué quiere golpearlo cada maldita vez que se los imagina besándose en un lugar oscuro, en donde él no los pudiera encontrar?
¿Te acuestas con él sí o no?
Preguntar eso fue más difícil de lo que recordaba, quería gritar de la frustración. Quería ir a buscarla y rogarle que lo perdonara, pero, ¿cómo hacerlo? Si ya la había cagado y muy fuerte.
¿Si te respondo me vas a dejar en paz?
Tenlo por seguro.
Entonces sí, lo que estás pensando es cierto. Tengo algo que ver con él.
Su corazón sufrió un golpe duro como piedra, su irá incrementó en el momento que ella lo aceptaba. El pelinegro recordó eso con decepción. Pensó que él era quien le gustaba a la rubia. Sin embargo, se llevó una gran sorpresa
- Ese idiota pelirrojo es nuevo, ¿cómo es que me la quitó tan rápido? - susurró cerrando los ojos mientras sus manos las pasaba por su rostro.
- ¿Problemas? - preguntó Sai, llegando al lado del ojinegro.
Shikamaru lo miró y saludó con la cabeza, Sai se sentó al lado de él para comenzar a degustar sus alimentos. Estaban en la hora del almuerzo, y para colmo, en Nara no tenía ni pizca de hambre. Mientras los minutos pasaban, los demás guardias también tomaban asiento.
Su ceño se frunció cuando vio entrar esa melena pelirroja que le hacía rechinar los dientes. Gaara lo miró indiferente para después empezar a comer tranquilo. Se veía tan despreocupado que Shikamaru quiso saltar arriba de él y estrangularlo.
- Oye, ¿Qué cuentan? - Naruto había llegado y con él, su notoria sonrisa de siempre.
- Andas más feliz de lo normal - molestó Sai probando bocado.
- Digamos que, hoy es un gran día - No iba a decir que la razón de su sonrisa era que ya era amigo de cierta reclusa pelinegra.
- Hacía tiempo no veíamos tus dientes amarillos - el rubio le enseñó su dedo de en medio y procedió a sacar su almuerzo. - ¿Y Sasuke? - preguntó el pelinegro.
El rubio alzó los hombros.
- No lo sé, seguramente está haciendo guardia por ahí.
- ¿Qué dados? - inquirió Sai - Es hora del almuerzo, las reclusas están en sus cubículos.
- Eso fue lo que le dije al encontrármelo en el pasillo, pero no me hizo caso.
- Semanas para acá, ha estado raro - Naruto miró a Sai, aunque Sasuke siempre ha sido raro a su modo, ahora lo era aún más, ya no comía, era todavía más serio de lo normal, algo que no pensó que podía suceder. Si antes no hablaba, ahora era demasiado difícil entablar conversación con él.
- Si, demasiado - fue todo lo que respondió Naruto para volver a comer. Cada uno tenía idea de lo que le pasaba a su amigo por la cabeza, solo que nadie había querido entablar conversación con él, todavía.
Shikamaru no le ponía atención a la plática que tenían Sai y Naruto, él estaba más concentrado en ver con furia al otro guardia que ni lo volteaba a ver, eso era lo que más le molestaba. Que el idiota pelirrojo ni siquiera sabía que había sido el causante de que peleara con Temari, le reclamó cómo si ella le debiera algo.
¿Desde cuándo era tan estúpido? ¿Tan celoso? Es más, ¿por qué sintió tanta furia? Ella no se merecía eso.
Gaara terminó de comer, y alzar su rostro, notó como el pelinegro seguía con los ojos clavados en él. Lo retó con la mirada, Shikamaru apretó los puños por arriba de la mesa.
Sai miró a su amigo, para después alternar la vista con el guardia nuevo, quien también se veía molesto. Dio un codazo a Naruto. Este, le devolvió el codazo en señal de que no lo molestara mientras comía. Sai rodó los ojos.
- ¿Tienes algún problema conmigo? - el pelirrojo preguntó en voz alta, alzándose de su asiento. Ya se estaba hartando de esa maldita mirada.
Naruto alzó la vista, quería saber a quién le estaban hablando, casi se atraganta cuando notó como era a Shikamaru a quien le estaban preguntando, su amigo se notaba con la mandíbula apretada y los ojos en el oficial nuevo.
Sai y Suigetsu estaban en diferentes mesas, pero atentos a lo que estaba sucediendo.
- I don't know. ¿Quieres que lo tenga? - respondió Shikamaru sin dejar de mirar a Gaara, quien ya se estaba molestando.
- Bueno, ya que eres lo suficientemente cobarde como para no decirme las cosas en la cara, me voy - soltó el pelirrojo dejando a todos con asombro en las miradas. En cambio, toda la furia de Shikamaru se disparó. Caminó con pasos fuertes a donde estaba Gaara y lo tomó por el cuello, tumbando una mesa y haciendo demasiado ruido.
- ¿Qué mierda dijiste? - rugió el pelinegro
Naruto se levantó rápido, al igual que Sai. El rubio tomó a Shikamaru por la espalda, jalándolo para separarlo del otro guardia. Y Sai se interpuso entre su amigo y Gaara.
- ¡No vuelvas a tocarme en tu puta vida! - el pelirrojo tenía la mirada llena de ira.
- ¿Oh yes? - soltó una risa sarcástica, Naruto lo miró confundido, ese no era el Shikamaru que conocía - ¿Y qué harás al respecto?
Gaara quiso abalanzarse contra él, pero Sai lo detuvo justo a tiempo.
- ¿Ama? Ni siquiera puedes tocarme un pelo - Shikamaru volvió a atacar con palabras haciendo enojar más al pelirrojo, Sai estaba haciendo demasiada fuerza para que no se escapara.
- ¡Basta, Shikamaru! ¿Acaso estás consciente de lo que estás haciendo? - Naruto se metió, lo que estaba haciendo Shikamaru era pasarse de la raya, él en ninguno momento vio que el pelirrojo se metiera con su amigo. ¿Por qué de pronto estaban en esa situación? - ¿Qué mierda te pasa? - preguntó al pelinegro.
El Nara reaccionó, vio a su alrededor, y se dio cuenta que estaba haciendo un espectáculo, todos estaban con los ojos en él y su próximo movimiento, volvió la mirada al pelirrojo y este lo miraba con desprecio, pict a Sai detrás de él, tomándolo con fuerza. Y, por último, fijó su mirada en los ojos azules de Naruto, quien lo observaba confundido.
- ¿Qué carajo está pasando aquí? - el recién llegado hizo que todos por arte de magia, se dispersaran en el pequeño espacio.
Kabuto había llegado y para fortuna de los que estaban involucrados, no se dio cuenta de lo que había sucedido hace unos momentos.
- ¿Por qué esta todo este desorden? - Dijera la mesa y algunos alimentos desparramados por el suelo.
Los guardias quedaron en silencio, Kabuto los miró uno por uno.
- Lo siento - Naruto fue el primero en decir palabra - Soy torpe, tropecé y sin querer tumbé todo esto.
Shikamaru sintió la vergüenza invadir su mente, era lo suficiente cobarde como para ni siquiera hacerse cargo de sus propios problemas y meter a sus demás amigos para defenderlo.
- Pues límpialo - ordenó el peligroris molesto -. Los demás, váyanse a sus puestos, la hora del almuerzo ha terminado.
- Si, señor - dijeron al unísono.
Poco a poco fueron saliendo, para solo quedar Sai, Naruto y Shikamaru.
- Lo lamento, no sé qué me pasó - dijo Shikamaru tallándose la cara.
Sai y Naruto se miraron entre sí, se dieron cuenta que Shikamaru tenía problemas internos, y que tenían que ver con Gaara, sin embargo, no dijeron una palabra sobre eso, todavía no era el momento.
- Yo limpiaré lo que ocasioné - miró a Naruto - Gracias por hacerme entrar en razón - dijo palmando el hombro del rubio.
- Cualquier cosa por mis amigos - soltó sonriente.
Se fueron y el único que quedó en ese cuarto fue Shikamaru. Casi cuando iba a terminar de asear, vio como otro guardia entraba. Volteó y se dio cuenta que era Sasuke, quien fue por una botella de agua.
Ninguno dijo nada, Shikamaru seguía levantando restos de comida del suelo.
- ¿Qué pasó o qué? - preguntó para después darle un sorbo al agua.
- Larga historia - respondió nada más.
- ¿Qué te peleaste con Gaara? - más qué pregunta fue afirmación. El Nara lo miró.
- ¿Acaso Naruto no puede guardarse nada para él mismo? - Sasuke sonrió negando, hacía tiempo que no lo hacía.
- ¿Qué te pasó? Te conocemos, tú no eres de los buscapleitos - si algo le reconocía a su amigo, era que era una de las personas más calmadas del mundo.
Shikamaru guardó silencio mientras limpiaba lo último que quedaba sucio. Después enderezó la mesa, tomó una silla y se sentó, no sin antes mirar si no había nadie afuera, cerró la puerta.
- Bueno ... ambos ... tu y yo ... tenemos ... ciertos ... - Sasuke alzó una ceja, miró a Shikamaru tomar aire - Ambos tenemos interés en una de las reclusas, ¿cierto? - Sasuke quedó estático.
- ¿Qué dados?
El Nara lo miró obvio.
- ¿Tengo que recordarte de cómo casi me rompes la cara porque pensaste que yo tenía algo que ver con la reclusa Haruno, que hasta me fuiste a buscar al patio? - dijo mirándolo con los ojos entrecerrados.
El Uchiha no dijo nada, solo recordando esa vez que Naruto fue testigo de todo eso también. Caminó hacia la puerta y se fijó si no había alguien. No quería que escucharan nada de eso.
- Desde que trasladaron a Haruno estas distinto… - Sasuke lo miró, ¿era tan obvio? - Si antes no hablabas mucho, ahora tenemos que sacarte las benditas palabras de la boca a fuerza, si no estas de mal humor, estás distante a tus amigos… Naruto, Sai y yo, creemos que este asunto con Haruno te está atormentando más de lo que quieres admitir…
A Sasuke no le gustaba hablar sobre sí mismo con alguien más, cuando él tenía un problema, lo guardaba bajo candado hasta que lo resolvía, siempre fue así. No recordaba la vez que se había desahogado con alguien, Naruto era su mejor amigo, sí, pero había cosas que solo le gustaba tener para sí mismo. No tenía que arrastrar a los demás con sus problemas.
Ahora, Shikamaru le estaba diciendo que el problema que, según él, tenía bajo control, sus amigos lo sabían.
- Espera, espera… - el Uchiha comenzaba a sentirse expuesto, no estaba acostumbrado a ese tipo de situaciones, ahora, se enteraba que todas esas emociones que quería encerrar, lograr escapar, y lo peor de todo, es que sus amigos son tan perspicaces que se dieron cuenta, chismosos, más bien -. De acuerdo, no voy a negar que el que se fuera Haruno me afectó un poco… - Shikamaru lo miró con las cejas levantadas - Me afectó mucho - confesó por fin, caminando alrededor de su amigo -. ¿Cómo dejo de sentir esto? Es decir, ni siquiera nos conocemos bien, no sé cómo explicarlo, cuando llegó aquí, algo en ella llamó mi atención completamente, su personalidad, sus ojos, dios… esos ojos…
- Se llama amor a primera vista, amigo…
Sasuke sintió un escalofrío pasar por toda su espina dorsal, ¿estaba… estaba… enamorado?
- ¿Amor? No lo creo, simplemente ya te lo dije, es atracción, ella me gusta, me encanta, a decir verdad.
Pensar que era amor lo hacía sentir frágil, lo hacía sentir una persona dependiente, y él no era así en lo absoluto.
- ¿Recuerdas cómo te pusiste cuando la trasladaron? ¿Los primeros días? - Sasuke no dijo nada -. Estabas insoportable, por dios, todo te molestaba, todo te parecía estúpido, si algo salía mal, te desquitabas con nosotros. Hasta Naruto, Sai y yo, queríamos meterte a un costal, y patearte hasta desahogarnos - soltó una risa, en verdad que lo pensaron.
Bueno, tal vez un poco.
- Imbéciles - sonrió. Sin embargo, fue poniéndose de nuevo serio, ya que de solo recordar que Sakura seguía en otro lugar, lo ponía en un estado que él no le gustaba y para su desgracia, no sabía si iba a regresar.
- También, recuerdo que hiciste un espectáculo cuando se la llevaron al reclusorio de máxima seguridad, que casi te agarras a golpes con Kabuto…
- De acuerdo, de acuerdo, hice varias cosas de las cuales no me arrepiento, porque admitámoslo, todos le queremos partir la cara a ese hijo de puta cuatro ojos.
- Amén - respondió el de la coleta, asintiendo -. Lo que quiero decir es que, he pasado todo este tiempo trabajando aquí, reprochándome el estar interesado en una reclusa, es ilegal por donde lo veas, y aunque quisiera borrar todo esto que siento, no puedo, simplemente no soy capaz…
- Sé de lo que hablas - mencionó Sasuke, el día que llegó Sakura, no pudo olvidarse de esa cara, de ese cuerpo, de ese cabello, de esa boca, tanto, que hizo lo que hizo aquella noche, con ella soñando y gimiendo de bajo de él, dios, ya era adicto.
- Pero creo que poco a poco la iré olvidando, tengo qué hacerlo - soltó de pronto, Sasuke lo miró extrañado.
- ¿Por qué? Es decir, sé que está mal lo que sentimos, pero, ¿cómo tomaste esa decisión?
- Temari tiene a otro - dijo sin más, Sasuke alzó una ceja.
- ¿Cómo es que la rubiecita puede tener a otro, aquí, en un reclusorio, que por si no lo has notado, es de mujeres? - recalcó con mucho ímpetu la última palabra Shikamaru lo miró obvio, Sasuke enseguida captó -. Oh, estás hablando que está con otro guardia… - el Nara asintió serio.
- Pero de qué hablas, los únicos que estamos aquí somos nosotros, Suigetsu y Gaara… prácticamente no hay nadie extraño.
- Precisamente es de ese imbécil pelirrojo - apretó los puños y la mandíbula.
- ¿What? - preguntó Sasuke.
- Temari me cambió por ese tipo pálido y sin chiste - mencionó con furia en todas sus letras. Segundos pasaron y el Nara no obtenía respuesta, hasta que la gran carcajada de Sasuke sonó por todo el lugar. Shikamaru lo miró con odio -. Eso me gano por contarte algo…
Sasuke poco a poco se tranquilizó, tomando compostura.
- Espero… espero no hayas hecho alguna estupidez como confrontarla y pedirle explicaciones de que "te cambió" por Gaara - dijo todavía con una sonrisa en su rostro, notó como su compañero se quedó callado, dando entender que sí hizo todo lo que dijo - . Eres un idiota, eres la persona más lista que conozco, y haces este tipo de cosas sin siquiera investigar un poquito, ¿de qué sirve ese cerebrote si no lo usas?
- ¿De qué estás hablando? - al Nara le estaban entrando nervios.
- Temari y Gaara no son pareja. Ni en mil millones de años.
- ¿Cómo estas tan segu-
- Son hermanos.
Shikamaru creyó escuchar un zumbido en sus oídos, la cabeza le comenzó a dar vueltas, su cara perdió color.
- ¿Q… qué? - preguntó con un hilo de voz.
- Así es, Temari y Gaara son hermanos de sangre, así que quítate esa idea de que están "saliendo" - Sasuke volvió a reír haciendo las comillas con los dedos.
A Shikamaru no le dio tiempo de terminar de limpiar lo que quedaba sucio, se levantó de la silla lo más rápido que pudo y se fue de prisa, el Uchiha quedó sentado solo en aquel pequeño comedor.
- Sasuke Uchiha, favor de venir a la oficina del director - sonó por su radio, rodó los ojos y se levantó.
¿Ahora qué mierda quieren?
.
.
Estaba sentado en su computadora, revisando casos y por supuesto, revisando el de sus niñas. Miró por la ventana y se dio cuenta que ya era de mañana, revisó su reloj y marcaban pasada las seis de la mañana. Se puede ver en su casa, que, aunque no era muy grande, el silencio le carcomía los oídos, sintió un vacío enorme, algo que jamás le desearía ni a su peor enemigo.
Le dolía la cabeza de pensar tanto en como debían estar sufriendo sus niñas, aquellas que vio crecer, y que, por más que le dijeran que eran unas delincuentes, él las seguía viendo como sus ángeles caídos del cielo, aquellas que lo sacaron de la oscuridad.
Quería con todas sus fuerzas regresar a Sakura a donde estaban sus hermanas, pero por más que pensara en diferentes planes, ninguno le daba un resultado a su favor. Tenía días sin poder dormir de la preocupación.
Tenía que encontrar algo pronto, si no, Sakura se quedaría ahí por lo que le quedaba de su condena.
El ruido de una notificación de un nuevo correo electrónico llegó a sus oídos, respiró hondo.
- Seguramente es un nuevo caso - susurró levantándose de su silla, para ir por otra taza de café, había perdido la cuenta de cuantas llevaba. Se sentó de nuevo, abriendo su correo, hizo clic en su bandeja de entrada.
De : Sa_Uc23
Asunto: Sakura Haruno
Video adjunto
Kakashi, en cuanto vio el nombre de una de sus hijas, rápidamente abrió el correo, descargó el video, la espera fueron los minutos más estresantes de su vida. Al dar 100%, el peligroris rápidamente dio clic en "Abrir".
El video se reprodujo con los ojos negros en él, duraba aproximadamente diez minutos, y Kakashi no adelantó ni un solo segundo, lo vio completo. Los ojos los tenía bien abiertos, al terminar, una sonrisa de esperanza se formó en su cara. Guardó de inmediato el video en una memoria USB y la puso en su bolsillo del pantalón.
Se levantó rápidamente de su asiento, tomó su saco, y salió de su casa.
- ¿Qué mierda quieres? ¡¿Qué carajo traes contra mí ?!
Kakashi veía el mismo video de hace unas horas, había viajado toda la mañana para llegar a donde estaba en esos momentos.
- Por tu culpa me mandaron a maldito Hoyo, ¿sabes cuánto tiempo estuve ahí? ¡Semanas! Es una porquería.
¿El Hoyo? Ya después descubriría que era eso, lo que más le importaba ahora era que ese pálido hombre viera el video.
Orochimaru se encontró en su oficina, junto a Kabuto, cuando Kakashi llegó amedrentado y furioso. Tanto que casi los obligó a ver ese video.
- Tú fuiste quien se metió conmigo en primer lugar, tu misma te lo buscaste.
Escuchar la voz de Sakura al defender, se sintió orgulloso de ella, de todas.
- Te arrepentirás de hacerme miserable el tiempo que estuve allá.
En el video se observa como las otras dos querían también meterse en la pelea, pero la respuesta de Sakura hizo que el pecho de Kakashi se llenara de orgullo de nuevo.
- ¿Eres tan cobarde como para que otras personas peleen tus batallas?
- Estás acabada.
- Eso lo veremos.
Después, se puede divisar como Sakura golpea a Tekumi, la pelirrosa sabia artes marciales, así que le fue fácil derrotarla. Sin embargo, no contaba con que Tekumi iba a sacar una navaja de entre sus ropas, Sakura sabía que la tendría que difícil, sin embargo, no se acobardó.
La pelirrosa esquivaba ágilmente todos los ataques de la pelimorada, esta última comenzó a verso completamente irritada.
- ¡Sosténganla! - ordenó enfurecida. Las otras dos hicieron caso e intentaron tomarla. Pero Sakura era demasiado buena defendiéndose. Hasta que, Tekumi envuelta en ira, tomó una silla de la biblioteca, y la estrelló en la espalda de la pelirrosa, ocasionando que cayera al suelo, inconsciente.
Las otras tres quedaron alrededor de ella, viéndola con miradas asustadas.
- Tekumi, ¿qué hiciste? - preguntó una, viéndola con horror.
Al ver que la pelirrosa no reaccionaba, Tekumi miró a sus cómplices.
- Golpéenme.
- ¿Qué? - respondieron.
- ¡Golpéenme! ¡Si saben que nosotros la atacamos, nos mandaran al Hoyo, o quizás peor! - gritó desesperada -. Si ven que quedé peor que ella, le echaran la culpa, estoy segura, nadie le creerá.
Las otras dos, comenzaron con su labor, le dieron puñetazos y patadas a la pelimorada, ella estaba en el suelo, agarrándose la boca y el estómago, sangraba por la nariz, pómulos y labios.
Sakura seguía sin reaccionar, aunque ella estaba desmayada, no tenía prácticamente ningún rasguño a comparación con Tekumi, quien se veía gravemente golpeada.
- ¡Váyanse y traigan a un guardia! Asegúrense de culpar a Haruno - dijo lo más fuerte que pudo, le dolía todo.
Las otras dos se fueron y al poco rato apareció Suigetsu, quien rápidamente fue a checar los pulsos de ambas, llamó por radio a Gaara para que lo fuera a auxiliar.
Fue ahí donde el video paró.
Kakashi cerró la laptop, mientras miraba a Orochimaru y después a Kabuto.
- ¿De dónde sacaste este video? - preguntó el de lentes, ofuscado.
Kakashi en cuanto terminó de ver el video, fue a toda velocidad al reclusorio. Soltó una risa irónica en cuanto escuchó el comentario de Kabuto.
- Después de todo lo que viste, ¿eso es lo primero que preguntas? - sus ojos lo miraron con desprecio -. ¡Le tendieron una trampa a mi cliente! ¡Sakura Haruno no hizo nada de lo que ustedes aseguran! ¡Exijo que la regresen aquí, a Tokio!
- ¿Y si no qué? - retó Kabuto.
- Si no… - Kakashi lo miró confiado - Si no, esto saldrá a la luz pública, y dejaremos que esto se haga un escándalo. No creo que el respetable reclusorio de Tokio, se rebaje a tan miserables acciones. ¿Cierto?
Kakashi se estaba jugando todo en esos momentos, había dos opciones para él, la primera, era que ganaría y tomaran la decisión de que Sakura regresara junto con sus demás hijas y terminaran su condena todas en un mismo lugar, o la segunda, lo investigarían hasta saber quién le dio ese video y lo demandarían por posesión de propiedad privada, no sin antes hacer un escándalo. Esperaba que fueron sensatos y optaran por la mejor opción, para él.
Kabuto se irguió, mientras se acomodaba los lentes, molesto. Jamás había pasado algo así, nadie que no ellos pudieron obtener los videos de las cámaras de vigilancia del reclusorio. ¿Cómo lo había conseguido? No podía ponerse a discutir con ese abogado, y si no traían a la pelirrosa de vuelta, se iba a armar un alboroto.
Por otro lado, Kakashi se mostraba confiado, pero a la vez con incertidumbre, no sabía cómo iban a reaccionar al mostrarles el video, notó como Kabuto se tensó, pero Orochimaru hasta ahora no mostraba algún gesto.
- De acuerdo. - soltó por fin el pelinegro, levantándose de la silla del escritorio, mirando a Kakashi -. Traeremos a la señorita Haruno de regreso. Está claro que todo esto fue un malentendido.
- ¡Orochimaru-sama! ¿Va a dejar que esa reclusa se salga con la suya? - preguntó furioso.
- Kabuto… - lo miró con una calma que Kakashi sintió escalofríos - ¿Viste el video? La señorita Haruno solo se defendía.
- Pero, señor ...
- Silencio. Él tomó una decisión, además, ese tipo de injusticias son las que menos debemos alentar en este establecimiento respetable.
Kakashi sintió que eso decía sarcásticamente, pero no quiso exteriorizar su opinión, lo único importante que quería en momentos, era que transfirieran estos de regreso a Sakura a donde estaban todas las demás.
- Kabuto… - el pelinegro miró a su asistente - Trae al oficial Uchiha a mi oficina, él será quien se encargue del traslado de la señorita Haruno - giró su pálido rostro hacia Kakashi, sus ojos amarillos como serpiente lo miraron de lleno -. ¿Algo más en lo que podamos ayudarlo?
Kakashi se irguió y acomodó su saco, tomando su postura seria y educada.
- No. - tomó su laptop entre sus manos, y caminó hacia la puerta - Con permiso.
Ambos hombres dentro de la oficina lo vieron irse, su pulso estaba acelerado y emocionado pues había conseguido que regresaran a Sakura con sus hermanas. Su rostro estaba sin expresiones, pero por dentro, brincaba como quien se sacaba la lotería. Caminó por los pasillos en dirección a la salida. Vio como un oficial venía hacía él a pasos casi de prisa.
Cuando lo tuvo de frente, quiso esquivarlo, sin embargo, pareció que el oficial pensó en lo mismo, haciendo de eso un baile, los dos queriendo pasar, pero moviéndose al mismo lado.
- Lo siento… - el peligroris se hizo a un lado completamente, leyendo el gafete del oficial. S. Uchiha .
Sasuke sabía perfectamente quien era. En el último mes lo había visto casi todos los días rondando por el reclusorio.
- No hay problema - respondió y siguió su camino. Kakahi hizo lo propio yendo hacia el otro lado.
Llegó a la puerta de la dirección, tocó un par de veces y esperó.
- Pasa - escuchó desde dentro, tomó el pomo y abrió -. Sasuke, tengo un nuevo encargo para ti.
.
.
Estaba por entrar a su respectivo trabajo, eso era lo único que la distraía en ese lugar, lo único que hacía olvidar la vida de porquería que ahora tenía. Entró al taller de computadoras y notó cómo era la primera ahí, caminó hacia el almacén de herramientas y comenzó a tomar las cosas que iba a necesitar. No sin antes, hacer de todo un permiso firmado por ella misma, ya que eso tenías que hacer para poder tomar las herramientas.
Todavía faltaban unos minutos para que el taller comenzara. Ella se sentó en unas de las mesas del centro, ahí estaba perfecto para ella, ni muy atrás ni muy adelante. De repente, su olfato percibió un aroma, aroma que se le hacía familiar desde que entró al reclusorio.
- Parece que mi alumna estrella llegó - escuchó decir, levantó la vista y lo miró ahí, con su sonrisa zorruna y sus ojos azules brillando en su dirección.
Hinata sintió un vuelco en el estómago, se mordió las mejillas por dentro para levantar su rostro hacía Naruto, quien la miraba con una sonrisa amistosa.
Sin embargo, ella no sintió solo amistad por él, no podía ni por un segundo negar que él le atra, y, ¿cómo no? Si era realmente atractivo, su cara, su cuerpo, y, sobre todo, su personalidad tan vibrante. El encuentro que tuvieron después de que Shion le dijo que él era su novio, no lo esperaba.
Nunca pensó que él fuera a decirle que le gustaba, pero estaba tan afectado que lo rechazó sin pensárselo mucho, ahora que lo pensaba, ¿cómo tuvo el valor? Si hubiera sido en cualquier otra situación, seguramente ella hubiera caído a sus pies en el momento que le decía que le gustaba. Suponía que las cosas pasaban por algo, y si en su destino estaba en no poder estar con él, se tenía que resignar, además, no es como si estaba disponible, porque si miraba a su alrededor, estaba en una prisión, donde no saldría pronto, no sería justo ni para ella, ni mucho menos para Naruto el estar con alguien atrapado ahí.
- ¿Hola? ¿Hinata? - se sumergió tanto en sus pensamientos que no notó cuando Naruto se postró en frente de ella.
- Ah ... lo siento, yo ... no estaba ... Hola - contestó entre tartamudeos, haciendo que sus mejillas se tornaran rojas, el Uzumaki sonrió tiernamente, esa chica se le hacía la cosa más linda del maldito mundo.
- Pensé que estabas ignorándome - dijo con una mueca, en sus ojos azules se veía el alivio.
- Yo ... no podría ignorarte ... - confesó con el flequillo escondiendo sus ojos perlas, los puños tenían apretados arriba de sus rodillas.
- Eso me alegra, porque yo… - Naruto acercó su mano a la barbilla de Hinata, alzando delicadamente su mentón, haciendo que sus ojos blanquecinos se encontraran con los suyos -. No podría soportar que lo hicieras.
La boca de ella se entreabrió por lo dicho, Naruto bajó la mirada a sus labios, brillosos y muy antojables, no tenía mucho que le había pedido ser su amigo, pero pareciera que esa misión le era remotamente imposible. Tenerla ahí, a solas, era mucha tentación para él.
Él se fue acercando lentamente hasta quedar a milímetros del rostro de Hinata.
- Dijimos… que seriamos… - balbuceó ella, con el corazón dando a todo y sus manos aferrándose a él.
- Amigos… lo sé - el rubio, se sintió en las nubes, la cercanía hacía que su mente volara más allá de la realidad -. Pero es qué… - acarició la nariz de ella con la suya, sintiendo hormigueo en el estómago, Hinata seguía sentada en la silla, Naruto ya estaba entre sus piernas, de pie, con su aliento mezclándose con el de ella -. … No puedo ser solo tú amigo - susurró él, por encima de sus labios, su mano seguía en el mentón de Hinata y la otra mano, la subió para acariciar su cabello negro.
La ojiperla cerró los ojos al sentir el suave tacto del rubio sobre su cabeza, ¿a quién engañaba? Ella tampoco quería ser su amiga, quería más y más de él, cada vez que lo tenía cerca se sentía como si fuera la mujer más deseada del mundo, se sentía como si pudiera volar, hacia tanto tiempo que no tenía sexo, no obstante, si no fuera con Naruto, con nadie lo haría con nadie en ese lugar.
En un movimiento, Hinata lo atrajo hacia ella jalándolo del cuello de la camisa en un beso demandante. Naruto al principio se sorprendió por la acción, sin embargo, la sorpresa fue para ella cuando rápidamente él arremetió con su lengua en sus labios, abriéndose paso para poder entrar en su boca. El rubio la acarició con deseo, aumentó el frenesí al tomarla de las piernas y alzarla para sentarla ahora en la mesa, ya estaban más a la misma altura.
Hinata gimió en su boca cuando sintió como él la acariciaba y apretaba las nalgas por sobre su uniforme de reclusa. Ella por su parte, posó sus manos bajo la camisa de guardia del rubio, sintiendo su piel caliente y tersa. Él hizo lo mismo, mientras se besaban con desenfreno, una mano traviesa se coló por debajo de la blusa y apretó sin ningún remordimiento su seno, haciéndola jadear, arquear la espalda y hacer la cabeza hacia atrás, Naruto aprovechó para acaparar el blanco cuello de la pelinegra, lamiendo, chupando y besando, dejando rastros de saliva por su piel.
Para suerte de ambos, el taller de computación estaba algo alejado de los demás edificios, así que tendrían un momento a solas mientras los demás llegaban, pero al parecer, el sentir esa adrenalina hacia que se excitaran aún más.
El Uzumaki de nuevo atrapó la boca de ella, el ansia y el deseo aumentaba cada vez más, la besaba como si el mundo se fuera acabar y esa fuera la única vez que pudiera probar de su exquisito sabor, de un movimiento brusco, él bajó la blusa junto con el sostén, liberando las erguidas y redondeadas tetas, que muy lejos de sentir vergüenza, la excitó de sobremanera, haciendo que gimiera algo fuerte.
- Eres lo más rico del mundo - al decir esto, el rubio fue directo por el duro pezón de la chica, primero moviéndolo con la punta de la lengua y después metiéndolo todo a su boca, succionado con fuerza y lamiendo eróticamente, Hinata se sintió a explotar, con el pelo desordenado, y semi desnuda frente a un guardia del reclusorio. Sin pensarlo mucho, eso la prendía aún más. Lo prohibido era mejor, lo estaba comprobando.
- Ah… ah… nos pueden… descubrir… - trataba de apagar sus jadeos al sentir la lengua de Naruto jugar con sus pezones. Su cabeza ya no estaba razonando bien, pero al parecer todavía le quedaba algo de pudor.
- Tomaré el riesgo - dijo mientras que su mano derecha tomaba camino hacia sus pantalones, el rubio coló su mano entre las piernas de ella, sintiendo mojadas sus bragas -. Mmmh, estás demasiado mojada - dijo para sacar su mano y lamer sus dedos frente a la chica, quien lo miraba con sus ojos perlas, que ya no brillaban como siempre, ahora eran opacos por la excitación, ahora sí, su raciocinio se fue al carajo -. Hinata, eres deliciosa.
Volvió a meter su mano entre los pantalones, ella abrió más las piernas, dejándolo hacer lo que quisiese, y él, metió ambos dedos a su húmeda entrada.
- ¡Ah ah! - gimió ahogada por el placer, Naruto arremetía contra ella, mientras con su pulgar jugaba con su clítoris hinchado, y mantenía su boca ocupada lamiendo y chupando sus tetas.
Hinata movió un pie, rozando con el miembro de Naruto, que aún estaba dentro de sus pantalones, eso que tenía ahí, la pelinegra pensó que iba a reventar, estaba más duro que una piedra.
- ¿Viste cómo me tienes? - Hinata asintió en medio de jadeos y agitaciones - Eso solo tú puedes hacerlo.
Arremetió de nuevo contra su coño, ella estaba a punto de llegar al clímax. Él lo que quería era que ella disfrutara al máximo, de él mismo se encargaría después. En vista de que Hinata estaba a punto de venirse, en un rápido movimiento, la acostó en la mesa, subió sus piernas a los hombros, levantó los pantalones y los alzó solo para que quedara al descubierto su brillante coño chorreante. Naruto babeó al ver semejante paisaje.
Se lamió los labios y lo siguiente que hizo fue hundir su cara entre los pliegues húmedos de Hinata. Ella gritó, pero inmediatamente se tapó la boca con fuerza, estaba por desmayarse del placer. Naruto movía su lengua con rudeza y sus dedos seguían entrando y saliendo de ella.
- Córrete en mi boca, Hinata, hazlo, por favor - dijo entre lamidas, Hinata ya no estaba en sí, gemía y jadeaba como sus pulmones se lo permitían, hasta que un gritó ahogado arrasó con su garganta.
- ¡Ahhhh! ¡Naruto!
Había llegado al orgasmo, uno que en su vida iba a olvidar, sus piernas comenzaron a temblar, mientras que Naruto sacaba los dedos de su húmeda entrada, y se relamía de los labios los restos de Hinata.
- Eres deliciosa - sonrió limpiándose la barbilla y mejillas. Ella seguía tirada en la mesa, recuperando la respiración, se compuso la blusa y Naruto le ayudó a levantarse, arreglándose el uniforme a rayas.
Hinata todavía no podía creerse lo que había pasado apenas unos segundos, se encontró recapitulando cómo pasaron de ser "solo amigos" a "amantes" en menos de diez minutos, su corazón todavía latía con fuerza, le había encantado, sin embargo, sabía que no estaba bien. Podía meter en problemas a Naruto.
Por otra parte, el Uzumaki tenía una sonrisa de oreja a oreja, observando las mejillas sonrojadas de ella, su respiración tratando de controlarse, era tan bella y autentica. Su miembro seguía tan duro que podría martillar con él, no le importó solo complacerla a ella, si fuera por él, lo haría siempre que quisiera. Todo había pasado en un abrir y cerrar de ojos, Hinata le encantaba, tan tímida, tan dulce, y tan deliciosa.
Iba a besarla de nuevo, pero ambos escucharon cómo la puerta se abrió de golpe, haciendo estruendo contra la pared, se alejaron el uno del otro rápidamente. Los dos se miraron con confusión, la puerta estaba cerrada, Naruto caminó hacia la entrada asomando la cabeza, pero no vio nada y no había ni viento que la pudiera azotar, fue algo extraño. Tal parecía que fue para asustarlos. Lo que, si vio, fue un grupo de mujeres viniendo hacia el taller, vio la hora, era tiempo de empezar el taller.
Viendo que todas estaban en sus lugares, Naruto se aclaró la garganta para empezar a hablar.
- Bien, ya que todas están aquí, empezaremos con tomar un monitor de computadora y-
- Espera, ¿empezarán sin mí?
Naruto calló por la interrupción, poniendo cara seria y posición erguida.
- Llega tarde, el trabajo es a las cuatro de la tarde, no… - miró su reloj de muñeca -. No a las cuatro con seis minutos.
Shion lo miró sonriendo y comiéndoselo cínicamente con la mirada, el rubio simplemente desvió la mirada, de verdad que no la aguantaba.
- Pasa, pero por llegar tarde, se te descontará de tu paga - sentenció sin mirarla y con la misma expresión seria.
- Como usted diga, mi amor - esto último lo articulo solo con la boca, sin hacer ningún ruido, para desgracia de Naruto, él si entendió, revirando los ojos como respuesta.
Hinata miraba todo desde su asiento, ella también entendió. Parecía que Shion tenía cierta historia con Naruto, no es que ella fuera de las que les gusta saber la vida de los demás, pero en verdad tenía intriga de lo que pasaba entre ellos. Después de lo que ella había pasado con Naruto, tenía cierto derecho, ¿no?
Sabía que a Shion le gustaba Naruto, y se notaba que Naruto la quería evitar a toda costa. ¿Por qué?
Vio a la chica sentarse a su lado, justo cómo en el primer día. Naruto frunció el ceño al darse cuenta.
- Hola, Hina - saludó susurrando. Hinata le dio una sonrisa pequeña - Uff, hoy amaneció más precioso Naruto, ¿no lo crees?
La pelinegra respingó en su asiento, no esperaba ese comentario.
- Ah… ¿qué…?
- Nada, no me hagas caso, estoy algo loca - rio bajito sacando la lengua.
Después de eso, la clase siguió normal, Naruto notaba como Shion platicaba o más bien, le sacaba las palabras de la boca a Hinata. Algunas veces, la figura reír por algo que Shion decía. Esa mujer era el peligro andante, y que se juntara con Hinata, que era un ángel caído del cielo, no le gustaba en lo absoluto.
Dando las seis de la tarde, el trabajo terminó, y el taller se fue vaciando, no sin decirle a las reclusas que dejaran todas las herramientas en el almacén, al final, Naruto tenía que checar que todo estaba en orden.
La última en salir fue Hinata, no sin antes devolverse miradas con Naruto, todo sigilosamente de que alguien más los viera, la pelinegra salió del taller y el rubio la miró hasta que no pudo verla más, con una sonrisa boba y romántica.
- Creo que me estoy enamorando de una reclusa - dijo al aire, para después poner todo en orden en el taller.
.
.
Iba recorriendo los pasillos buscando a alguien en específico, ya había caminado por casi toda la prisión y esas coletas rubias no aparecían por ningún lado. Palabras malsonantes lo acompañaban por cada paso que daba.
¿Cómo pudo ser tan estúpido con ella? ¿Cómo no pudo ver las cosas más claras?
Él tenía la culpa, nadie más, y Temari fue quien pagó las consecuencias de sus actos. Los celos le nublaron la vista en aquel momento. Parecía que su intelecto no le estaba buenas pasadas.
Solo le faltaba la enfermería y la biblioteca. Tenía que encontrarla, tenía que hacerlo.
Pasó por la enfermería y parecía que el doctor Hyuga estaba atendiendo una paciente de cabello rojizo, el consultorio no era muy grande, así que, ahí no estaba.
Dobló por el último pasillo y encontró la puerta de la biblioteca, entrando su corazón bombeó rápido, ahí estaba, sentada en una mesa, leyendo un libro. Quiso entrar, pero sus pies no se movían, estaba paralizado, es decir, ¿con qué cara iba a hablarle ahora? Le había dicho tantas cosas de las que se arrepintió al segundo de decirlas. Era un completo imbécil.
Temari estaba concentrada en su libro, pero de un momento a otro, comenzó a sentir una mirada intensa sobre su ser. Dejó de leer para poder levantar la vista, solo para encontrarse con el causante de su torpeza y tristeza los últimos días. Shikamaru estaba en la entrada de la biblioteca mirándola. Cerró su libro, se levantó dispuesta a irse.
El Nara la estaba observando. Temari fue a el estante donde encontró su libro, después vendría a read de nuevo, ahora mismo había sido prácticamente interrumpida por esos ojos negros que había estado evitando desde esa discusión que la dejó hecha pedazos. Lo que no pudo evitar, fue que él también caminó hasta donde estaba ella.
- ¿Estás siguiéndome? - preguntó deuscada, sintió cosas por él que no debería, eso la ponía con los nervios de punta, necesita más tiempo lejos de él para poder verlo a la cara.
- Quiero hablar contigo - respondió, viéndole la espalda, Temari no quería mirarlo - Mas bien, necesito hablar contigo - casi como petición, sonó a suplica.
- ¿Quieres decirme más de lo que ya me has dicho? - giró su cuerpo y la mirada que le mandó a Shikamaru fue fría -. No gracias. Ahora, sí me disculpas… - intentó pasar de largo, pero él se movió rápido para bloquearle el paso. Ella frunció el ceño.
- Si después de decirte lo que tengo que decir todavía quieres seguir ignorándome, lo aceptaré. Pero primero, quiero que me escuches - dijo queriendo tener contacto visual, pero Temari no se la estaba poniendo fácil.
- Tu y yo no tenemos nada de qué hablar, me dejaste muy en claro lo que piensas de mí… - soltó hosca, sus ojos verdes por fin clavaron con los negros, tenía el ceño fruncido, sus ojos transmitían enojo y desilusión. Shikamaru sintió una opresión en el pecho, desde que conoció a Temari, nunca lo había mirado de esa forma. Quiso pasar, por un lado, pero el ojinegro la tomó por el brazo.
- Por favor… - susurró en el oído de ella, Temari mordió su labio. Antes le encantaba el efecto que él tenía sobre su cuerpo, ahora, intentaba a toda costa reprimirlo, cuando lo estaba evitando, creyó que sería fácil, ahora que lo tenía tan cerca de ella, sus piernas estaban flaqueando y su pulso comenzaba a acelerarse.
Se soltó del agarre del Nara, y caminó unos pasos hacia atrás, hasta quedar recargada en uno de los libreros, cruzándose de brazos. No quería que se diera cuenta que todavía tenía poder sobre ella.
- Bien - dijo por fin.
- Lo que pasó con Gaara fue un error…
- Ah, ¿se llama Gaara? - preguntó irónica - Pensé que era "el idiota pelirrojo" - hizo comillas con sus dedos.
- Si, merezco eso, y tal vez más respondió - el pelinegro - Pero cuando te vi entrando con él al almacén en jardinería, todo mi cuerpo sintió algo que no pudo explicar en ese momento, pero, después de pensarlo mucho, ya sé que fue… - Temari alzó una ceja esperando su respuesta -. Fueron celos.
Ella abrió un poco los ojos por la sorpresa de sus palabras, definitivamente no esperaba eso. Sintió un calorcito subirle a las mejillas, estaba sonrojada, Shikamaru la miraba muy intensamente y ella quería alejar su vista de él para que no se diera cuenta de sus mejillas rosas.
- ¿Celos? - inquirió tratando de que él siguiera hablando -. ¿Celos de… qué?
- ¿Me vas a hacer decirlo, cierto? - Shikamaru sonrió de lado, Temari simplemente alzó los hombros -. Celos de que estuvieras con alguien más, celos de que te vieras con otro a escondidas… celos de que te gustara otro que no era yo… - soltó despacio, mirando hacia otro lado.
La rubia lo miró, y díganle loca, pero pareció notar como las mejillas de Shikamaru se tornaron rojas. Haciendo que su corazón bombeara un poco más fuerte.
- Y después de que Gaara salió del lugar, los celos rápidamente se convirtieron en enojo y desesperación y bueno, ambos sabemos lo que pasó después… mi boca empezó a decir un montón de estupideces de las cuales me arrepentí en cuanto te vi salir por la puerta… no fui justo… - se acercó a ella unos pasos -. Juzgué la situación sin fundamentos, y lo peor de todo, te juzgué a ti.
Al termina de decirlo, él ya estaba frente a Temari, quien lo miraba hacia arriba por ser más alto.
- ¿Qué… haces? - preguntó ella, al no poder alejarse. Ya que su espalda estaba pegada a un librero.
- Quiero pedirte disculpas, fui un imbécil por decirte todo lo que te dije. Mi cabeza no pensaba en otra cosa que tuvieras que ver con él. Me sentí ofuscado y reemplazado. Cómo si me hubieras atravesado una daga en el pecho. No perderte… pero, lo que hice fue completamente lo contrario, me arrepiento de todo lo que dije, soy un idiota - su mano acarició la mejilla de la chica, quien sus ojos verdes miraban embelesados los ojos negros del oficial.
Temari se caracterizaba por una mujer fuerte y decidida, le gustaba Shikamaru, sí. Pero él seguía pensando que tenía algo que ver con Gaara. En un movimiento rápido, se zafó de él y caminó hasta una mesa para después sentarse sobre ella.
- ¿Cómo puedes estar tan seguro que no tengo algo que ver con el pelorrojo oficial? - soltó confiada, Shikamaru la miró y sonrió. Quería molestarlo -. Como hoy, que discutiste con él en su oficina de oficiales…
Shikamaru se sorprendió, eso solo pasó entre ellos. Nadie más se enteró, ni Kabuto que había llegado minutos después.
- ¿Cómo supiste eso?
- En este lugar, las noticias vuelan… - alzó ambas cejas, sonriendo de lado y cruzando las piernas.
Shikamaru caminó hacia ella y se sentó a su lado. Lo bueno que estaban al fondo en esa biblioteca y nadie podía verlos a menos que se adentraran mucho. Ni siquiera las cámaras de seguridad del lugar alcanzaban vista.
- Eso fue porque le tenía resentimiento, porque pensé que me había arrebatado lo único que me hacía venir con ánimos a este lugar.
Ella giró su rostro hacia el pelinegro, estaba molesta con él por todo, sin embargo, Shikamaru se había disculpado, sus palabras sonaron sinceras, y no podía negar que ese oficial le seguía encantando.
- ¿Aceptas mis disculpas? - preguntó mirándola con una expresión que sólo él podía hacer, Temari de reojo, vio como los ojos de Shikamaru la observaban con mucha culpa. A decir verdad, quería molestarlo un poquito más.
- Mmmh… no lo sé, estás disculpas no me saben a nada, no te estoy viendo dramáticamente de rodillas ante mí - sonrió, sabía que era demasiado, pero Shikamaru se molestaría y de nuevo seguían los mismos.
Por su parte, el pelinegro se levantó de la mesa y de pie frente a ella, comenzó por poner una rodilla en el suelo, para luego querer poner la otra, Temari rápidamente se levantó y lo haló de las manos para que se levantara. El corazón le palpitaba demasiado fuerte.
- Era broma, ¡lo siento! No creí que… - dijo lo más rápido que pudo con un sonrojo en sus mejillas, sintió temblorosas las manos y piernas, ¿él de verdad se iba a arrodillar por ella? Miró hacia arriba y su mirada chocó con los ojos negros -. De- de verdad, ¿ibas a…? - ella no era de las que tartamudeaban, pero verlo hacer esa acción la descolocó completamente.
- Haría cualquier cosa para que me perdonaras - tomó su mentón e inhaló el aroma femenino, no supo cómo estuvo tantos días lejos de ella, cómo pudo ser tan imbécil de decirle todas esas cosas, debería cambiar, ella no mera eso.
Temari sintió su corazón achicarse y las mariposas en su estómago no se hicieron esperar, era ahora o nunca, lo tomó del cuello de la camisa de oficial, y atrapó sus labios contra los de él en un beso demandante. Shikamaru correspondió al instante, agarrándola por la cintura y pegándola a su cuerpo.
El beso se volvió húmedo, ambas lenguas jugaban y acariciaban entre sí, la razón se estaba esfumando de sus mentes, ya no estaban en una prisión llena de reclusas y policías, estaban en su propio mundo de deseo sin preocupaciones de que fuerana a ser descubiertos . En un movimiento rápido, sintió las fuertes manos del oficial en su trasero, jadeó cuando él apretó con fuerza, Shikamaru aprovechó para cargarla y caminar hacia la mesa donde antes estaban sentados, ahora, la acostó y antes de subirse arriba de ella, la contempló .
Sus mejillas rosadas, sus labios entreabiertos y brillantes, sus coletas despeinadas, sus ojos verdes mirándolo con el mismo deseo que él la observaba.
No pudo más y se acercó a ella para de nuevo arrebatarle otro beso, Temari rápidamente correspondió con la misma destreza y pasión, querían tanto estar en esta posición desde hace tanto, que no sentían lo duro de la mesa debajo de ellos.
Shikamaru comenzó a lamer y besar el blanco cuello de la rubia, ella jadeaba y respiraba entrecortado, se sintió meramente en el cielo. Tenía los ojos cerrados sintiendo con más placer las caricias del pelinegro, en un momento entreabrió sus orbes verdes, cayendo en cuenta que estaban en la biblioteca.
- Puedes… meterte en prob- mmmh… problemas - hablaba mientras sentía la excitación crecer en su centro, no quería parar, pero si los descubrían no sabía que podrían hacerles.
El pelinegro se separó un poco de ella, se acercó a su oído y le susurró:
- La puerta está cerrada, y sólo yo tengo la llave - mordió el lóbulo de la chica y esta gimió.
Shikamaru no tenía ni idea que terminaría haciendo lo que estaba haciendo en esos momentos cuando decidió cerrar la puerta de la biblioteca, pero no quería ser interrumpido mientras trataba de hacer las paces con Temari. Lo de ahora, era como un regalo de los dioses por venirse en sus sueños un millón de veces y levantarse a ducharse con agua fría casi todas las noches.
Metió una de sus manos entre el pantalón de la chica, acariciando suavemente su centro, Temari se mordió el labio inferior, tratando de no gemir tan fuerte. En un movimiento de rodilla, ella rozó la entrepierna del policía, jadeó cuando lo sentí completamente duro arriba de ella, se relamió la boca. Lo empujó para levantarse de la mesa, Shikamaru se puso de pie en el suelo mientras observaba que Temari igual se ponía de pie, lo empujó a sentarse en la mesa y ella comenzó a desabrochar el cinturón del oficial, después el botón y bajó el cierre muy lentamente, mientras la rubia lo miraba con una sonrisa coqueta, Shikamaru respiraba fuerte y hondamente, la tenía entre sus piernas, a escasos centímetros de su hombría, como cientos de veces la imaginó en sus sueños húmedos.
Temari tomó el borde de su boxer y despacio fue bajando hasta que, por fin, el miembro del Nara salió a relucir, imponente y soberbio, ella solo abrió los ojos un poco asombrada, sin pensarlo, pasó su lengua desde la base hasta la punta , Shikamaru jadeó complacido, ella por su parte estaba demasiado excitada, tenerlo ahí, a su merced, fue algo que siempre deseó, ahora lo tenía ahí, solo para ella.
Metió toda la dura polla en su boca, succionando fuerte la glande hinchada, lamía y saboreaba esa carne cómo si su vida depende de ello, por su parte, el pelinegro boqueaba y gemía cada que sintió la caliente lengua de la rubia rodear su miembro erecto , era como una de sus fantasías hechas realidad.
- Ah, si… - gimió él, mientras ponía su mano en el cabello rubio y lo manejaba a su antojo, lo tomó y en movimientos suaves, comenzó a mover su cabeza a su propio ritmo, penetrando la boca de la chica en cada estocada -. Cómela toda, preciosa - dijo apretando los dientes y haciendo la cabeza hacia atrás, sintió que iba a explotar en cualquier momento.
Temari sintió como su centro chorreaba por la escena tan erótica que estaban haciendo. Que Shikamaru le hablara sucio era la gota que derramó el vaso. Comenzó a chupar más fuerte, moviendo la cabeza más rápido, quería hacerlo venir.
Mierda ... ah, me voy a ... despacio, torturándolo -. Quieres matarme - sonrió, Temari lo vio demasiado sexy, llenó su boca de nuevo y continuar chupando. Hasta que Shikamaru no pudo más, quiso alejarla y no mancharla de su esencia, pero le sorprendió que ella en vez de quitarse, tragó toda su semilla, lamió hasta la última gota, limpiando su miembro con su lengua.
La alzó de las manos y la puso a su altura, con movimientos bruscos la puso acostada boca abajo en la mesa, bajó su pantalón y dejó solamente a la vista su redondo trasero, que solo tapaba unas bragas muy pequeñas color blanco, Shikamaru hizo que ella levanta una pierna y la pusiera en la mesa, dejando a su merced el centro jugoso de la chica.
Con dos de sus dedos delineó la forma de los pliegues por encima de la tela, haciéndola temblar y gemir en el transcurso, notó como sus fluidos traspasaban las bragas sintiendo los dedos mojados, se los llevó a la boca y lamió gustoso, todo esto a la vista de los ojos verdes que miraban con atención.
De un momento a otro, Temari ya no vio a Shikamaru de pie detrás de ella, solo podía ver su coleta, fue cuando se dio cuenta que estaba encuclillas, quiso levantarse, pero las fuertes manos de él en su redondo se lo impidieron. Sintió como sus bragas fueron deslizadas hacia un lado, dejando descubierto su centro húmedo, ella gritó cuando sintió la lengua del pelinegro adentrarse entre sus pliegues.
- ¡Ah, Dios! - gimió fuerte, las manos de Shikamaru apretaban cada una las nalgas de Temari, masajeándolas a su gusto, mientras su boca estaba muy ocupada comiendo del coño de la rubia -. Mmmh, ¡ah, sí, sí, sigue así! - movía su trasero a como el placer la manejaba, Shikamaru la nalgueaba cada que se le antojaba, aumenta el lívido de ambos -. ¡Si, oficial, siga así!
La polla del pelinegro reaccionó a esto, haciéndola dura, de nuevo. Eso había sucedido solo en sus sueños, pero ahora que lo estaba viviendo, le hacía sentir un placer inigualable.
- Has sido muy mala, reclusa - susurró sonriendo y lamiendo tortuosamente la vulva de ella -. Tendré que castigarte…
Metió dos dedos en el centro de Temari, que gimió deliciosamente al gusto de Shikamaru, metía y sacaba a un ritmo que también podía lamer el clítoris hinchado a su antojo, la chica levantaba aún más su trasero para que el pelinegro tuviera más acceso a ella .
- ¡Si si si! - chillaba, el Nara dio otra nalgada, las nalgas de la rubia estaban rojas y con pequeñas marcas de dedos -. ¡Ya casi! ¡Por favor, no pares! - gimió sintiendo el orgasmo cerca, un par de estocadas con los dedos del oficial, y ella gritó como pudo, sintiendo la ola de place arremeter contra su centro.
Temari quedó tirada en la mesa en la misma posición, reponiendo su respiración.
- Eres lo más delicioso que he probado en mi vida - dijo mientras se levantaba del suelo y daba otra nalgada al redondo trasero. - No te imaginas las veces que soñé con este momento - susurró en su nuca, erizando los bellos de su blanquecina piel. - Así que esto todavía no termina ...
Bajó su bóxer solo para dejar al descubierto su polla que apuntaba directamente hacia ella, se mordió el labio, quería ese pedazo de carne haciéndola gritar de placer, levantó el rostro y se giró para quedar boca arriba, levantando las piernas y que su coño quedara a total disposición del oficial, de nuevo.
Shikamaru casi babea por lo que estaba viendo, sin embargo, una punzada en la punta de su miembro, hizo que de una estocada se adentrara en el centro mojado de la rubia, haciéndolo demasiado fácil.
- ¡Ah! - jadeó él, al sentirse demasiado apretado por el coño de la chica -. Que rico - dijo mordiéndose el labio y tomando con sus manos las tetas de la chica, apretándolas y pellizcando los perfectos pezones.
Temari no podía más, se sintió demasiado llena, sintió que Shikamaru la iba a partir en dos, sin embargo, estaba tan caliente que quería seguiriendo esa polla en su apretado coño.
Comenzó a moverse, en ningún momento las penetraciones fueron lentas, desde el principio fueron certeras, profundas y salvajes. Quería saciarse, quería quedar satisfecho, pero al ritmo que iba, creía que le tomaría toda la vida quedar satisfecho, quería beber de ella por siempre. Temari comenzó a gemir demasiado fuerte, ya no le importaba ser escuchada. Shikamaru optó por meter su pulgar a su boca, ella lo tomó y comenzó a chupar, la maldita escena más perversa que había visto.
Él con el uniforme completo todavía puesto, solo dejando al descubierto su polla que entraba y salía de la reclusa, y ella, con su blusa a rayas levantada hasta el cuello, dejando ver sus tetas rebotar por los movimientos, y el pantalón tirado a un lado de Shikamaru, al igual que sus bragas.
- Mierda, me voy a…
El chico hizo la cabeza hacia atrás, queriendo resistir un poco más, Temari lo fun y dejó de lamer el pulgar del oficial.
- Lléname, oficial Nara. Lléname toda, por favor - Al escuchar eso, Shikamaru arremetió contra ella más fuerte, liberando el gran orgasmo ya su vez, su semen llenó la cavidad de la chica, chorreando por todos lados. Bastaron un par de penetradas más, para que ella también se viniera. - ¡Ah, Shikamaru! - gimió cuando el orgasmo la golpeó por segunda vez.
Sus respiraciones estaban todavía agitadas, el pelinegro sacó su miembro de la chica, sacó un pequeño pañuelo y se lo ofreció, ella se enderezó y se sentó en la mesa, lo tomó y comenzó a limpiarse, él también hizo lo mismo.
Minutos después ambos estaban de nuevo vestidos.
- Si así vas a pedirme disculpas todo el tiempo, creo que me enojaré más seguido - sonrió sonrojada, el ojinegro sonrió sensual, acercándose a ella.
- Te haré lo que quieras sin necesidad de que estés enojada - le dio un rápido beso en la boca, lo que hizo que la chica se derritiera por dentro.
- Sin embargo, aún no sé por qué querías saber qué fue lo que hice para que me metieran a este lugar - un silencio los envolvió a ambos.
- Perdón por eso, te diré la verdad ... - Temari alzó una ceja - Quería saber qué cosa "atroz" - hizo comillas con sus dedos - habías hecho para sacarte de una buena vez de mi cabeza, quería saber qué fue lo malo que hiciste, desde que entré y te vi, mi mente no podía dejar de pensarte, de soñarte, de imaginarte, pensé que, si investigaba de ti, podía dejar de estar tan obsesionado con una reclusa. Porque, decir que me gustas, que me encantas, incluso solo mencionarlo, es ilegal por donde lo veas. Y lejos de sentirme culpable o atormentado, soy la persona más feliz, lo que acaba de pasar, simplemente fue… wow.
Temari se mordió el labio, su corazón estaba bombardeando muy fuerte, escucharlo decir eso hizo que comenzara a ponerse nerviosa. Del buen modo, claro. Se acercó a él y se colgó de su cuello en un abrazo.
- Te contaré mi pequeña historia - susurró.
- No tienes que-
- Lo haré, porque quiero y puedo - se sentó de nuevo en la mesa donde apenas unos minutos estaban gozando, y palmeó a su lado para que Shikamaru se sentara a su lado, él así lo hizo -. Lo contaré a grandes rasgos, porque no quiero aburrirte.
- Tu nunca me aburrirías - ella se sonrojó en respuesta.
- Tengo dos hermanos, uno es Gaara, que ya lo conoces, es uno de los nuevos guardias de aquí, y otro que está en casa, se llama Kankuro, yo soy la mayor de los tres. Vivíamos junto a nuestro padre, mi hermanito Gaara tenía la escasa edad de 5 años cuando mamá murió y quedamos a cargo de nuestro padre, sin embargo, él vivía sumergido en el alcohol y era agresivo con nosotros. Entonces me di cuenta que yo era quien debía cuidar de mis hermanos, con tan solo 8 años - Shikamaru se sorprendió por lo que estaba escuchando, nunca pensó en que la infancia de la chica que tenía en frente era difícil -. Yo me hacía cargo, mi mente maduró mucho más rápido que cualquier niño de mi edad. Prácticamente era la mamá de mis hermanos…
Temari se mordió el labio, solo de recordar las veces que se desveló por sus hermanos cuando estaban enfermos, las veces que fue a comprar comida y solo alcanzaba para dos raciones, y ella decía que no tenía hambre, pero en realidad estaba hambrienta, y , a decir verdad, lo habría hecho una y mil veces más, todo por sus hermanos.
- Crecimos y yo trabajaba medio turno para sostener mi hogar, mis hermanos necesitaban alguien en quien apoyarse y mi padre a veces se perdía semanas, no lo veíamos hasta que el alcohol faltaba en su sistema y volvía pidiendo perdón, pero, solo era de dientes hacia afuera, no lo decía enserio, solo quería robarme dinero y perderse de nuevo… - sus orbes verdes se llenaron de lágrimas, de solo recordarlo le daba rabia todas las dificultades que pasaron por culpa de su padre.
Shikamatu lo notó enseguida, optó por tomarla de la mano, mostrando su apoyo con solo una mirada y afecto. La chica se limpió las lágrimas antes de que se salieran de control.
- Cuando Gaara tenía 17, Kankuro ya tenía 18 y yo 20, los tres hogar trabajábamos y sosteníamos perfectamente nuestro, en ese tiempo, llevábamos como dos años sin saber de nuestro padre, hasta que una noche, el día del cumpleaños número 18 de Gaara , Kankuro y yo arreglamos toda la casa para su pequeña fiesta. Solo éramos nosotros tres, pero la pasábamos muy bien juntos. Pero la felicidad nos duró muy poco cuando tocaron la puerta, abrimos y era nuestro padre, borracho otra vez, con una botella de alcohol en la mano.
Suspiró, recordaba ese día con mucho detalle, fue el día que todo en su vida cambió.
- Y cualquier persona normal dirá: Vino porque quería felicitar a su hijo menor - soltó una risa burlona - Pero no, vino a pedirnos dinero - se levantó de la mesa y caminó unos pasos, estaba empezando a sentirse como ese día, llena de rabia e impotencia. El Nara le dio su espacio, sabía que Temari era una mujer fuerte, que, pese a todo, seguía siendo alguien de admirar.
- Discutimos, Gaara y Kanruro eran más altos que él, sin embargo, era nuestro padre, no podíamos defendernos, ¿verdad? Le dije que no teníamos qué darle, le reclamé todo, el que nos abandonara, el que no nos ayudara en nada, el que se perdiera en el alcohol, ¡el que nos robara, a sus propios hijos! - alzó la voz, no podía pensar en eso y estar tranquila -. Se puso violento, quiso golpearme por decirle sus verdades a la cara, pero Gaara y Kankuro se lo impidieron, ambos lo tenían agarrado, pero en un movimiento rápido, él le quebró la botella de alcohol a Gaara que tenía en la mano, desmayándolo al instante.
Shikamaru abrió los ojos sorprendido, no tenía ni idea de que ella y sus hermanos hubiesen pasado por ese infierno.
- Había sangre por todos lados, me asusté tanto, pensé que mi hermano estaba muerto. Un sentimiento de ira se acumuló en mi cuerpo, tomé el cuchillo que estaba en la mesa, el mismo que íbamos a ocupar para partir el pastel de cumpleaños, ese mismo usé para enterrarlo en el estómago de mi padre - recordó el instante en que lo apuñaló, cómo se arrodillo frente a ella del dolor y cayó a un lado de su hermano -. Kankuro inmediatamente llamó a una ambulancia, para que vinieran por Gaara, la policía no se hizo esperar tampoco, los vecinos se quejaron por el alboroto en nuestro hogar - se abrazó a sí misma, señal que ocupó Shikamaru para postrarse a su lado y abrazarla con sus brazos fuertes, dándole consuelo -. Kankuro quiso culparse por mí, quiso decir que fue él quien apuñaló a nuestro padre, pero no lo dejé, no quería que su vida se arruinara yendo a prisión. Él tenía un gran futuro, al igual que Gaara. Gracias a dios, las cosas no pasaron a mayores, Gaara despertó bien después de unas cuantas horas…
- Y… ¿tu padre… murió? - inquirió el pelinegro, no queriendo incomodarla.
- No, él estuvo un poco más en el hospital, pero no murió - se separó de Shikamaru unos pasos, dándole la espalda -. Entenderé si no quieres volver a hablarme, lo que hice estuvo mal, y lo peor de todo, es que no me arrepiento. Haría lo que era necesario por proteger a mis hermanos de quien sea…
Sintió unos brazos por su espalda, el Nara la estaba abrazando desde atrás.
- Eso es lo que admiro de ti, que eres una mujer fuerte, que haría cualquier cosa por las personas que amas, a decir verdad, me siento orgulloso de ti, creo que la idea de saber lo "horroroso" que hiciste no fue tan buena, ahora estoy más obsesionado contigo - sonrió dándole un beso en la nuca.
Ella se volteó a encararlo.
- ¿Quieres decir que no me ves como un monstruo por hacer eso a mi propio padre? - preguntó mirándolo a los ojos, una especie de alivio comenzó a invadirla.
- Por supuesto que no eres un monstruo, hiciste lo que cualquier persona haría si estuviera en una situación extremista con un padre violento y un hermano postrado en el suelo sangrando - le dio un beso en su nariz respingada -. Supongo que te dieron cargos por intento de homicidio.
- Si, más cinco años de cárcel sin posibilidad de fianza. Pero estoy tranquila ahora, mis hermanos cambiaron de casa y ahora viven en otro lugar, mi padre no tiene ni idea de dónde. Ambos son mayores de edad. Y lo mejor, uno de ellos consiguió trabajo como guardia y el otro está estudiando la universidad - sonrió plena. Estaba más que feliz por sus hermanos.
- Lo siento… - Temari lo miró sin comprender - Te pido disculpas de nuevo por portarme como un idiota celoso aquella vez, siento hacerte sentir mal con mis palabras, y también, tengo que pedirle disculpas a tu hermano, lidiar con todo esto debe ser difícil para ambos… para los tres, ahora que me entero - sonrió apenado y rascándose la nuca.
Ella lo miró a los ojos y de rápido, le dio un beso en los labios.
- Más que perdonado. Ahora, vámonos de aquí, no tardaran en saber que estamos los dos, encerrados, no quiero que te corran cuando por fin estamos… - paró en seco, no quería que Shikamaru pensaba que por tener sexo con ella tenía alguna otra responsabilidad.
- Que estamos juntos - terminaron por ella, sonriendo, a lo que ella también sonrió con las mejillas rosas.
Ambos salieron de la biblioteca, primero la chica, y como cinco minutos después, el oficial. Los dos con sus respectivas sonrisas en sus rostros.
.
.
Estacionó la camioneta, miró su reloj, se había hecho una hora menos de las que pensó, caminó hacia la puerta con pasos largos, entró y rápidamente divisó la recepción del lugar.
- Buenas tardes - saludó con cortesía a la recepcionista, ella alzó la vista y quedó embelesada viéndolo, hasta que él habló de nuevo -. Soy el oficial Sasuke Uchiha, vengo del reclusorio para mujeres de la ciudad de Tokio, tengo ordenes de trasladar una reclusa de vuelta.
La recepcionista se sonrojó de inmediato, dios, era el hombre más guapo que jamás había visto.
- S-sí, claro, permítame un momento - dejó de verlo, puesto que, si seguía, seguro se desmayaba. Tecleó por varios segundos hasta que encontró la lista de personas que tuvieran movimiento ese día -. ¿Nombre de la chica?
- Haruno Sakura.
- Haruno… Haruno… - susurró mientras buscaba, hasta que dio -. Si, aquí está. Haruno Sakura será trasladada hoy, de nuevo, al reclusorio de Tokio.
La cara seria de Sasuke, daba a relucir que ni le venía ni le iba, pero por dentro su corazón dio un vuelco, la volvería ver, después de todos esos días de tensión, de desesperación, por fin, la tendremos de vuelta.
- Este es el formulario que tendrá que llenar para finalizar el procedimiento - la chica le extendió unos papeles mientras le enviaba una sonrisa coqueta, pensó que, al agarrar los papeles, el pelinegro rozaría sus dedos con los de ella, sin embargo, se decepcionó cuando él los tomó de la punta.
- Gracias - respondió como se caracterizaba. La chica hizo un puchero, así que mejor siguió con su trabajo.
Sasuke, caminó unos pasos atrás y se sentó en una de las sillas que tenían en la pequeña sala. Comenzó a llenar lo más rápido posible, las ansias lo carcomían por dentro, todo el camino estuvo pensando en ella, en sus ojos, su boca, su cabello… su cuerpo. Se mordió el labio inconscientemente. Pero, más que nada, sintió que estaba incompleto, nunca se había sentido así por nadie, necesitaba de ella, sabía que no tenía ni idea de su pasado, que no la conocía casi nada, pero algo le decía que había llegado a su vida por alguna razón.
En menos de lo que pensó, había terminado de escribir, regresó con la recepcionista y le entregó los papeles.
- Gracias, en un momento vendrá un oficial con la reclusa, usted puede esperar en su camioneta que la traerán para acá.
Asintió en respuesta, sus dedos de las manos estaban inquietos, pero los ocultó demasiado bien en las bolsas de sus pantalones. Salió y se encaminó hacia la van, sin ventanas y con una gran reja que separaba la parte trasera de los asientos de piloto y copiloto.
Esperó alrededor de diez minutos, comenzaba a desesperarse, hasta que, por fin, escuchó como la puerta de enfrente se abrió.
Fue cuando la divisó, su corazón se aceleró, vio como sus manos y pies estaban encadenados, estaba cabizbaja, su cabello estaba ligeramente más largo.
- Aquí está - dijo el guardi, cuando llegaron con el pelinegro - Esperemos verte de nuevo por aquí, rosadita - quiso jugar con su cabello rosa, pero, Sasuke le envió una mirada de muerte, interponiendo su cuerpo antes que la tocara. El tipo solo chasqueó la lengua, y después de bajar la mirada ante los ojos negros de Sasuke, se dio media vuelta y se fue. Quedando solo ellos en el estacionamiento.
- Gusto en volverte a ver, Haruno - soltó, haciendo que ella levantara la mirada casi de inmediato, sus ojos jade estaban tan verdes como los recordaba, solo que ahora tenía ojeras debajo, sin embargo, le seguían pareciendo hipnotizantes y preciosos.
- Oficial Uchiha - susurró casi sin creerlo, de todas las personas que pensaron en que irían por ella, él fue el último, sonrió feliz al verlo por fin de nuevo.
- Vamos - Dijo la camioneta con su cabeza y ella lo siguió hasta las puertas traseras, abrió y ella subió de un salto. Después de cerrar las puertas, inmediatamente se puso delante del volante, saliendo de ahí.
Fueron como cinco minutos de camino, cuando ella sintió como la van se estacionaba, solo que no se apagó, alzó la mirada y la luz le pegó de full de nuevo, achicando los ojos.
- ¿Qué pasa? - preguntó confundida.
Sasuke subió, y, tras observarla, tomó las esposas y con su llave, las abrió dejándola libre de manos y pies. Ella lo miraba sorprendida, se masajeó las muñecas todavía viéndolo incrédula.
- El viaje de regreso será largo, así que mejor ponerte cómoda - dijo serio, pero con una voz que le daba a Sasuka mil años más de vida. Sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos. Sasuke sonrió también.
Bajó y se dio cuenta que estaban en una calle que no tenía mucho tráfico, así que rápidamente subió al asiento del copiloto, cual niña pequeña que la llevan al parque.
- ¿No te meterás en problemas al hacer esto? - cuestionó mirándolo, ambos ya estaban arriba de la camioneta.
- No si no se enteran - le guiñó el ojo y Sakura se quiso morir ahí mismo. Aceleró despacio y, de nuevo, tomaron camino hacia Tokio.
Comenzaron a conversar, como si de viejos amigos se trataran, Sasuke estaba feliz, se podía ver a leguas, mostraba sus dientes cada que Sakura decía una cosa absurda, a ella se le iluminaban los ojos cada que Sasuke la volteaba a ver, hablaron sobre películas, lugares, canciones, de cualquier cosa que pueda entablar conversación.
- ¿Sirve la radio? - preguntó ella.
- No lo sé, pero puedes checar… - respondió sin dejar de mirar al frente. Sakura se inclinó y comenzó a mover al estéreo, hasta que encontró una.
- ¡Ah! ¡Me encanta esta canción! - le subió el volumen.
Acércate un poco más porque te ves sediento, lo
haré mejor, sorbe como un Slurpee
Comenzó a cantar con energía, se sabía la canción de memoria, era de uno de sus grupos K-pop preferidos, Blackpink.
Cono de nieve frío
Libéralo como Willy
En jeans como Billie
Estarás haciendo estallar como un caballito
Incluso en el sol, sabes que lo mantengo heladoPodrías
lamer pero hace demasiado frío para morderme
Brr, brr, congelado
Tú eres el elegido
Juega el papel como Moisés
Mantenlo fresco como rosas (oh)
Se ve tan bien, sí, se ve tan dulce (hey) Se ve lo
suficientemente bien como para comer
Sasuke soltó una risa demasiado sexy, y aunque la música iba un poco alta, la chica la escuchó perfectamente.
- ¿What? - inquirió ella, sonrojada y avergonzada.
- Nada, simplemente cantas demasiado bien. Las partes de rap te van perfecto - dijo, y ella lo golpeó en el hombro, en respuesta, Sasuke abrió la boca, fingiendo dolor.
Helado, relajándose, relajándose
Helado, relajándose
Helado, relajándose, relajándose
Helado, relajándose
Sakura también se sabía la coreografía, así que comenzó a rozar su dedo pulgar contra sus labios al mismo tiempo que cantaba. Justo como las cantantes en sus videos.
Sasuke tragó fuerte, fue mala idea mirarla mientras hacia esos gestos demasiado antojables, sus labios se veían brillosos por que la lengua pasaba repetidamente por su boca.
Sé que mi corazón puede estar tan fríoPero
soy dulce para ti, ven a ponerme en un cono
Eres el único toque, sí, que me derritaEs
mi sabor favorito, siempre lo elegirá
Eres el pedazo de cereza, solo quédate encima de mí, así
no puedo ver a nadie más por mí, no
Consíguelo, voltéalo, recógeloHazlo así
, ah sí ah sí
Me gusta, me encanta, lameHazlo
como la la la, oh sí
Sasuke sabía inglés, por lo que la letra de la canción era de doble sentido, casi lo podía asegurar. Sin embargo, verla cantar, era su nuevo hobbie favorito, podría verla por horas.
Na na na na na
Na na na na na (hey)
Hielo en mi muñeca, sí, me gusta así
Consigue la bolsa con la crema
Si sabes a qué me refiero
Helado, helado
Helado, relajándose
Na na na na na
Na na na na na na (hey)
Hielo en mi muñeca, sí, me gusta así
Y soy bueno con la crema
Si sabes a qué me refiero
Helado, helado
Helado
La canción terminó, y ella tenía una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡Tenia demasiado tiempo sin escuchar esa canción! - confesó, para segundos después agregar: - Desearía comer un helado - susurró lo más bajito posible.
- Podemos pasar por uno - opinó él, Sakura sintió un escalofrío, ¿cómo había escuchado eso?
- N-no, de verdad, no quiero meterte en problemas - habló avergonzada.
Sasuke no respondió, justamente estaban pasando por un pequeño pueblo, seguramente habría una heladería cerca, siguieron unas cuentas cuadras más hasta que divisaron una, se estacionó, ante la mirada atónita de la pelirrosa.
- ¿No bajarás? - ella lo miró con cara obvia, hasta que Sasuke se dio cuenta que traía ropa de reclusa.
Sus ojos miraron por fuera de la van, y sonrió en el transcurso.
- Ahora vuelvo… - dijo, para empezar a caminar hacia una tienda, Sakura se quedó en la camioneta, esperándolo, no pasaron ni cinco minutos cuando el oficial ya estaba de regreso con una bolsa en la mano. Se subió de nuevo a la camioneta y le entregó la bolsa a la ojijade.
- ¿Qué es? - inquió nerviosa.
- Te compré ropa normal - ella casi se desmaya, ¿le… había… comprado… ropa? ¿Para que fuera a comprar helado? ¡Dios! Casi se le sale el corazón de la alegría, no había tenido de esas consideraciones casi desde que entró al reclusorio, de quien menos pensó tener este tipo de atenciones, hacía que su corazón diera un vuelco -. Tomé lo primero que encontré talla chica, creo es un short y una blusa.
- ¡Gracias! - de un saltó lo abrazó por el cuello, realmente agradecida.
Él por su parte, no previó aquello así que tardó en responder, pero lo hizo, aspirando su aroma corporal, cerezas.
Sacó la ropa y era sencilla, pero le servía para no parecer una asesina en serie.
- Cuando estés lista, baja y vamos por el helado - sonrió antes de cerrar la puerta y dejarla a solas para que se cambiara. Sakura apretó la ropa en su pecho, sintió un calorcito en su interior, el hombre que conoció cuando entró al reclusorio, no era el mismo que estaba viendo ahora, se sintió privilegiada, de tener esas atenciones de uno de los oficiales más estrictos de Tokio .
Sasuke esperó abajo, por la parte trasera de la van, hasta que escuchó la puerta cerrarse, cuando fue a donde Sakura, la boca se le secó por completo, la miró de abajo. Sonrojándose en el proceso, sin embargo, lo ocultó mirando hacia otro lado.
¡No era un poco corto! ¡Repito! ¡No era un poco corto! ¡Era una bendita falta! ¡Y para su suerte, era mini!
Definitivamente pensó que era un short, ¿¡por qué no lo checó en la tienda !?
Las piernas de Sakura eran perfectas, la falda le combinaba de una manera extraordinaria, ella estaba igualmente sonrojada, pero era por la mirada de Sasuke en su persona, él reaccionó de inmediato y tosió para romper la tensión.
- ¿Vamos? - dijo mirando hacia todos lados menos hacia ella. La pelirrosa asintió, que haya confundido una falda con un short, no le afectaba en nada, es más, le alegraba que ya no tuviera las piernas atrapadas en esos pantalones sin gusto.
Ella se adelantó como si de una niña pequeña se tratara, llegaron a la heladería y cada quien pidió su sabor preferido.
Sakura de fresa y Sasuke de chocolate y menta.
En cuanto el pelinegro le pagó al chico que los atendió, caminaron de nuevo a la camioneta. Ambos se subieron, la van estaba estacionada casi para que nadie que no pasara muy cerquita los viera, porque vamos, la van decía "Reclusorio de Tokio".
Comieron su helado en silencio, sin embargo, no era incomodo, ambos estaban en lo suyo, hasta que a Sasuke se le ocurrió mirar de reojo a la chica. Error. Y uno gravísimo.
Su lengua, desaparecía y aparecía cada que chocaba con el helado, sus labios estaban brillosos e hinchados de lo frío, sus piernas descubiertas hasta los muslos por lo corto de la falta, simplemente perfecta. Comenzaba a sentir una sensación en la parte baja de su cadera.
- ¿Eh? - ella volteó a mirarlo - ¿Quieres probar? - inquirió acercándole su helado.
Sasuke lo único que pudo hacer es negar por respuesta, su pulso comenzaba a acelerarse.
Ella quiso volver a su posición, pero en un movimiento hizo que un poco de helado rosa cayera en sus piernas, chasqueó la lengua.
Al ver que no tenía servilletas, quiso limpiarlo con su ropa de reclusorio, sin embargo, sintieron unos dedos limpiarle antes de que se diera cuenta.
Era Sasuke, que, sin pensarlo, su mano se movió sin siquiera preguntarle, tocando las tersas piernas, quien jadeó de la impresión fue Sakura, y de la sensación que le dejó el sentir el tacto del oficial. Un escalofrío la recorrió completa, sintiendo una punzada en la entrepierna.
El pelinegro se dio cuenta de lo que hizo hasta que probó el helado de fresa que recogió con sus dedos, miró su otra mano, el helado de menta con chocolate ya era casi nulo, así que optó por deshacerse de él, quiso retirar su mano de las piernas de la pelirrosa, pero cuando lo quiso hacer, para su sorpresa, ella se lo impidió.
Posó su mano por encima de la masculina, su tacto la había dejado hipnotizada, quería más, quería más, definitivamente quería más.
Él entendió de inmediato, comenzó a mover su mano por el muslo hasta llegar a las bragas, donde acarició por encima de ellas, robándole un gemido a Sakura. Separó un poco las piernas y dejó que Sasuke tuviera el terreno despejado, comenzó a mover sus dedos, sintiendo sus pliegues por encima de la tela, ella mordió su labio inferior para evitar jadear.
Estaba con las piernas abiertas, la falda caía por sus muslos dejando ver sus bragas, sin embargo, ellos no ya no cubrían su intimidad, estaban hechas a un lado, pues los dedos de Sasuke arremetían contra su jugoso coño.
- ¡Ah, sí, sí, mmmh! - gimió sintiéndose desfallecer, estar haciendo esto era completamente ilegal, y eso era lo que a ambos les aumentaba el lívido de sobremanera.
Con sus fuertes manos, la acomodó mejor, la espalda de Sakura quedó recostada en la puerta y las piernas hacia Sasuke, su coño quedaba directo hacia él, se lamió los labios.
Hundió su cara entre las piernas femeninas, arrancándole un grito de placer a la chica, sintiendo la lengua del oficial moviendo de un lado a otro sus pliegues húmedos.
- ¡Dios! ¡Si, así, sigue así!
Levantó una pierna para que él tuviera más acceso, la boca del Uchiha se daba vida entre sus piernas, succionada, chupaba, lamia y besada ese coño como si su vida dependiera de ello.
- ¡Ah, sí, cómeme toda, si! - gemía como podía, mordió su labio inferior, ese hombre le estaba dando el mejor sexo oral de su maldita vida -. Ah… oficial, me voy a venir… - dijo, Sasuke sintió una punzada en su polla al escucharla llamarlo así, así que empezó a arremeter más rápido -. ¡Si si si! - una enorme ola de placer la invadió desde la cabeza hasta la punta del dedo del pie, el orgasmo la había golpeado después de mucho tiempo, haciéndola recordar esas sensaciones, las piernas le temblaban.
Sasuke se enderezó, la tomó de la cintura y de un movimiento, la pelirrosa ya estaba arriba de las piernas del Uchiha.
Soltó un suspiro cuando sintió miembro duro debajo de sus nalgas.
- No tienes idea de hace cuanto quise hacer esto… - agarró su nuca y devoró sus labios en segundos, Sakura a duras penas le siguió el ritmo, sin embargo, se acostumbró demasiado bien a sus movimientos en segundos.
Las manos del pelinegro comenzaron a subir desde las rodillas hasta los muslos, para abrirse camino por debajo de la falda, apretó las nalgas con fuerza, haciendo que ella jadeara en su boca, Sasuke sintió una punzada en su polla, dios, tenerla así de cerca y en esa posición le hacían querer arrancarle la ropa de un tirón.
De su boca, bajó a su cuello, lamía y besaba con maestría, Sakura tenía los ojos y la boca entreabiertos, dejándose hacer. Movía sus caderas lentamente para tener fricción con la polla dura que prácticamente estaba chocando con su coño sensible, todavía cubiertos con ropa.
Sasuke tomó los pechos de la chica y los estrujó, alzó la blusa, dejando ver un sostén de encaje negro, lo bajó de un tirón, dejando ver los hermosos pezones rosados. Sin dudarlo, tomó uno con la lengua, Sakura gimió al sentir la lengua caliente del pelinegro en esa zona.
- Mmmh… ah, ah… - jadeaba cada vez que Sasuke cambiaba de pezón, estaba sonrojada en demasía, sus bragas comenzaban a humedecerse, lo podía sentir.
Tomó a Sasuke de las mejillas y lo atrajo de nuevo a su boca, comiéndose en el proceso. Ella por su parte, movía sus caderas de frente hacia atrás, ya no lo podía soportar más, necesita más contacto.
Sasuke sintió como sus pantalones y boxer le quemaban la piel, alzó a la pelirrosa para poder bajarse el uniforme, pero ella gustosa le ayudó a hacerlo, primero se deshizo del cinturón, para después desabrochar el botón, fue when metió la mano entre sus boxer . Comenzó a masturbarlo despacio, moviendo su mano de arriba hacia abajo, con lujuria y pasión volvió a besarlo, sus lenguas jugaban entre sí como si ya se conocieran hace mucho.
- Ah, mierda… - jadeó él echando su cabeza hacia atrás, dejándose llevar por las manos de la pelirrosa. De un momento a otro, la chica puso la punta entre su coño húmedo, acariciándose con la polla dura -. Ah, Sakura… - gimió su nombre, la chica sonrió coqueta y rebosante de alegría tras escucharlo decir su nombre lleno de placer.
Sin poder aguantarlo más, comenzó a autopenetrarse, el miembro de Sasuke era grande, pero gracias a las estimaciones previas, no tardó en desparecer dentro de la entrepierna de la chica.
Comenzó a moverse encima de él, con desesperación. Él la tomó de las caderas marcando su propio ritmo, haciendo que se moviera más rápido, más salvaje, más animal.
- ¡Ah, sí, tu polla es deliciosa! - gemía, haciendo que él se volviera loco de solo escucharla.
- Mierda, mierda - hizo su cabeza hacia atrás, sintiendo su cuerpo descargar placer por cada poro de su piel, Sakura aprovechó para enterrar sus dientes en el blanquecino cuello, mordiendo levemente mientras que las manos fuertes del oficial apretaban su trasero a su gusto.
Por fuera, la camioneta se veía normal, sin embargo, si te acercabas un poco, podrías notar como se balanceaba de frente hacia atrás, los vidrios estaban empañados por el calor que emanaban aquellos dos en su acto de pasión y lujuria.
Sakura comenzó a mover sus caderas en círculo, haciendo las embestidas aún más placenteras, aprisionó la boca de Sasuke y éste le correspondió de inmediato.
- Ah… me voy a venir… –susurró en sus labios con la voz estrangulada - Ah…
Sakura sonrió.
- Lléname - dijo, a lo que Sasuke la agarró de las caderas para embestirla a su ritmo para alcanzar su propio clímax, la pelirrosa gemía como si la vida se le fuera en ello.
- ¡Ah, Sasuke! - chilló al sentir el segundo orgasmo golpearla de forma inesperada, Sasuke también se derramó dentro de ella en cuanto la intimidad de Sakura se contrajo, apretándolo tan delicioso que también gimió el nombre de la chica.
Pasaron varios segundos, la chica todavía seguía arriba del oficial, ambos recuperando un poco sus respiraciones. Antes de que Sakura optara por bajarse, Sasuke la tomó del mentón y le robó un beso rápido.
Ella se sonrojó hasta las orejas.
- ¿Te sonrojas por un beso cuando ya tuviste sexo? - molestó divertido, buscando la mirada verde.
- Cállate - respondió bajándose de su miembro, acomodando sus bragas y la falda.
El Uchiha sonrió complacido, verla ahí, con el cabello alborotado, la ropa desacomodada, los labios rojos y esos ojos verdes preciosos, hacía que su corazón gritara de la felicidad.
- Vamos, nos esperan en Tokio - se acomodó sus pantalones, para después prender la camioneta y tomar camino hacia la carretera.
Ambos, con el corazón a mil por hora. Todo el camino recordando el roce de su piel, como todo fuera de sentirse incorrecto e inmoral, se sintió perfecto y como si hubieran esperado demasiado tiempo para demostrar cuanto se deseaban.
.
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Ya era casi la hora de la salida, aparentemente había tenido un día normal, bueno, más bien, fue un día que podría decir que fue bueno.
Había hecho las paces con su persona favorita en todo el reclusorio, recordar sus ojos perlados y su boca rosácea, le reiniciaban el día. De pensar que ya había probado su deliciosa esencia, le hacía sentir punzadas en su entrepierna. Entró a la oficina de los oficiales, abrió su casillero, notando como una pequeña hoja caía de él.
La recogió y leyó: No puedo dejar de pensar en ti, por favor, encuéntrame en la bodega a las 8 pm HH.
Leyó una, dos, hasta tres veces. ¡¿Hinata le había escrito ?! Su corazón comenzó a bombear fuerte, sus manos de repente empezaron a sudar del nerviosísimo. Miró el reloj de la pequeña oficina, faltaban diez minutos para las ocho.
Cerró de nuevo su casillero, tomando camino hacia la bodega del reclusorio, miró por donde pasaba, todo estaba en orden, las reclusas estaban en sus propias cubículos.
En menos de cinco minutos estaba afuera de la puerta de la bodega, tragó fuerte, estaba nervioso, pensar que Hinata sintió lo mismo que él hacía sentir mariposas en el estómago. Tocó la puerta, sin embargo, no escuchó nada, así que optó por abrir, encontrando el lugar oscuro, como siempre.
Palpó la pared para buscar el interruptor, prendió la luz, pero solo era un foco a medio fundir, no alcanzaba a iluminar todo el lugar, pero bastaba para mostrar algunos muebles viejos cubiertos con tela llena de polvo.
¿Por qué Hinata querría verme en este lugar?
Detrás de él, se escuchó como movieron una silla, giró su cuerpo rápidamente, sus ojos azules divisaron una cabellera blanca.
Chasqueó la lengua.
- ¿De nuevo tú? - escupió las palabras, evidentemente molesto.
Shion salió detrás de un closet viejo, con una sonrisa en su bello rostro.
- Naruto, que bueno que estás aquí. Necesito decirte algo importante.
- ¿De verdad eres tan patética que tienes que escribirme notas a nombre de otras personas para poder engañarme? - su voz sonaba muy molesta, sintió sus manos apuñarse, le molestaba en sobremanera que esa reclusa siguiera detrás de él. ¿Por qué es tanta su obsesión?
- Claro que no, la cita es real - dijo con su voz acaramelada.
- Me voy, no tengo tiempo de tus jueguitos - dispuesto a marcharse, le dio la espalda, yendo hacia la puerta.
- ¿Te amo, Hinata? Ni, aunque estés aquí le importa…
El rubio paró en seco cuando escuchó el nombre de la pelinegra, detrás de él se escucharon forcejeos, lentamente giró su rostro hacia Shion. Sus ojos se abrieron de sobremanera.
Hinata estaba sentada, amordazada y amarrada a una silla, a lado de Shion. Con los ojos brillosos seguramente de llorar, su cabello caía por sus hombros y espalda.
- ¿Qué mierda estás-
Quiso dar un paso, pero, rápidamente la peliblanca apuntó con una navaja el cuello de Hinata, se paró en seco.
- No des un paso más, o tu querida "Hinata" no vive más… - Sus ojos blancos se abrieron, sacando lagrimas a más no poder, sintiendo la punta afilada en su piel.
Naruto comenzó a respirar entrecortadamente, sus manos comenzaron a temblar, todo su cuerpo quedó estático, viendo como Shion tenía a Hinata a su merced. Un paso en falso y se arrepentiría de por vida.
- Shion, de acuerdo… hablemos como gente civilizada - trataba de entablar conversación, tenía que pensar en una solución rápida, donde nadie saliera herido, ni siquiera Shion.
- ¿Ahora si quieres hablar? - preguntó irónica - ¿Qué tal las veces que me ignoraste? ¿Qué me viste con malos ojos? Yo solo quería tu amor, pero nunca me diste una oportunidad, ¿Por qué no me puedes amar? - su expresión era entre molesta y decepcionada, Naruto la miró directo a los ojos.
- Sabes perfectamente que una relación entre un oficial del reclusorio y una reclusa no puede ser, es incorrecto profesionalmente hablando - descrito despacio, para no disgustarla aún más e hiciera una locura.
- ¿Y cómo con esta perra te encierras en el taller de mantenimiento? - gritó tomando del pelo a Hinata balanceándola hacia delante y atrás, ella solo se quejaba en silencio, cerrando los ojos para aguantar el dolor.
- No es eso… lo has entendido mal - dijo él, aguantando las ganas de lanzarse a la chica y removele las manos de encima a Hinata.
- ¡¿Crees que soy estúpida ?! - gritó - ¡Vi cómo te la cogiste antes de la hora del trabajo! ¡He visto como las miras! ¡He visto como babeas por ella! ¡Con solo una nota a su nombre viniste sin pensarlo! Eres un hipócrita - lo miró con odio -. Te vas a arrepentir de haber escogido a esta perra. ¡Si tú no eres mío, tampoco serás de ella! - tomó su navaja, dispuesta a clavarla en el cuello de la pelinegra, quien estaba esperando el golpe con los ojos cerrados.
- ¡Me gustas! - alzó la voz el rubio, deteniendo a Shion de su cometido. Hinata abrió los ojos, confundida.
- ¿What?
- Me gustas, ¿está bien? - la miró sonriendo - Eso querías escuchar, ¿no? Solo quería que pensabas que me gustaba Hinata, quería… quería darte celos. Podemos estar juntos, no me importa que me corran.
- ¿De- de verdad? - cuestionó Shion sonriendo.
- Si, pero, quiero que dejes ir a Hinata, ella no tiene la culpa de nada - pidió, su desesperación la estaba ocultando bien, Necesito convencer a Shion de todo lo que estaba diciendo, Necesito que fuera realista -. ¿De acuerdo? Si la sueltas, podemos estar juntos. Sólo… dame la navaja. Todo estará bien…
Naruto estiró su mano para que Shion le diera el arma, esta lo miraba con una expresión seria, para luego sonreír hipócritamente.
- Naruto, te conozco tan bien… que sé cuándo estás mintiendo, dile adiós a tu Hinata - en un movimiento rápido Naruto dio pasos hasta donde estaban ambas, sin embargo, la distancia se le hizo eterna, no le dio tiempo de evitar que Shion enterrara su navaja a un costado del abdomen de Hinata.
La Hyuga cerró los ojos del dolor y comenzó a sangrar de inmediato, Shion, dispuesta a darle la estocada final, alzó su mano para clavarle la navaja en la espalda, pero Naruto la tomó de la muñeca y la hizo retroceder, haciendo que el arma cayera al piso.
- ¡Que has hecho! - gritó viendo a la pelinegra desmayarse en su asiento, todavía amordazada -. ¡Hinata! ¡Hinata por favor reacciona! - la tomó de la cara, quitando la mordaza, cuando miró hacia atrás, Shion ya no estaba. - ¡Ayuda! ¡Hinata, reacciona!
Se levantó, se quitó la camisa, quedando solo en una básica blanca, la hizo bola para después hacer presión en la herida.
Vio como la navaja que usaron contra Hinata estaba tirada por las patas de la silla, la tomó y empezó a desamarrarla. Todo, sin quitarle la presión de su abdomen.
- Por favor, Hinata… - susurraba con la voz entrecortada, mientras terminaba de romper las cuerdas -. Aguanta… - la cargó en sus brazos, tenía su ropa llena de sangre, al igual que Hinata. Corrió por todo el patio como pudo, hasta que entró al edificio donde estaba la enfermería.
Era de noche, ¡mierda! Seguramente el doctor ya se había ido.
Corrió por el pasillo, cuando se encontró al Hyuga caminando hacia la salida.
- ¡Médico! - se acercó desesperado, Neji solo lo miró sorprendido -. ¡Tiene que ayudarla! ¡Otra reclusa la atacó con una navaja! - Explicado cómo pudo, Neji rápidamente se regresó a su consultorio y abrió la puerta con urgencia.
- ¿Cuánto tiempo lleva sangrando? - preguntó mientras prendía todo lo que había apagado antes de salir.
- No- no lo sé… - respondió poniéndola en la camilla - Por favor, haga todo lo posible…
- No te preocupes, estará bien… - dijo para tranquilizarlo, sin embargo, el Hyuga no estaba seguro todavía -. Deshazte de su blusa, necesito saber que tan grave es la herida.
Naruto hizo lo suyo, con fuerza rompió la blusa, dejando ver el abdomen lleno de sangre, y por supuesto, la que estaba saliendo a carne viva.
Neji rápidamente la checó el abdomen de la chica inconsciente, levantó la camisa del Uzumaki, causando que la sangre acumulada fluyera libre, los ojos azules veían todo con horror, la desesperación comenzaba a ser parte de sus pensamientos.
Se escucharon pasos cerca de la enfermería.
- ¿Qué pasó aquí? - preguntó el recién llegado, era Shikamaru.
- ¡Shikamaru! - exclamó Naruto.
- Escuché tus gritos hasta la oficina… vine lo más rápido que pude - miró hacia donde Neji, percatándose de la situación - Mierda, ¿la atacaron? - Naruto asintió, tallándose la cara, de forma desesperada.
El chico no dijo nada, sin embargo, el Nara era muy listo y perspicaz, ya se daba una idea de lo que pudo haber pasado.
- ¿Fue Shion? - preguntó, el rubio asintió despacio mirando hacia el suelo, con sus manos agarrando su cabello.
Vieron como Neji tomaba el teléfono de su oficina.
- Buenas noches, necesito una ambulancia urgente al reclusorio de mujeres de Tokio… si, si… Por favor - habló apresurado. Naruto sintió sus oídos zumbar, el nerviosismo se estaba apoderando de él. Todo esto era su culpa, por querer tener algo con Hinata, por arrastrarla a las garras de Shion, por no ponerle un alto a tiempo.
Shikamaru hablaba por la radio, eran cerca de las nueve, ya casi era hora de salida, pero no podía irse si tenía una situación así.
- Código 10-31 *, repito, código 10-31, llamado a todos los oficiales, encontrar a la reclusa Shion Hayato, se le acusa de intento de homicidio, de encontrarla, mantenerla resguardada - aunque Naruto no le haya dicho nada aún, todo esto tenía pinta de que Shion quiso hacer daño a Hinata.
Todos los inicios comenzaron a responder su llamado.
- 10-4 * - se escuchó a través de la radio varias veces.
No pasaron más de cinco minutos, cuando el sonido de la ambulancia comenzó a escucharse cada vez más fuerte.
- Iré por ellos - dijo Naruto por casi por inercia, Shikamaru lo tomó del hombro.
- Tu quédate aquí, Hinata te necesita - habló por lo bajo, haciendo que Naruto lo mirara y mordiera su labio inferior, temblándole la mandíbula. Asintiendo a su compañero.
El bullicio de los paramédicos y la ambulancia no se hizo esperar, haciendo que las reclusas se levantaran de sus cubículos y fueron a ver con curiosidad que pasaba.
- ¡Ahhh! - se quejó Ino, frotándose los ojos -. No dejan dormir, no puedo tomar mi sueño de belleza de ocho horas diarias, si están con su escándalo.
Karin rio por las ocurrencias de su compañera, levantándose y yendo con las demás junto con la rubia somnolienta.
Temari y Tenten se unieron al grupito, yendo por su amiga que faltaba, cuando llegaron notaron que Hinata no se encontraron en su cubículo, la cama estaba ordenada, en señal que ni siquiera fue a acostarse.
- Es raro que Hinata no esté aquí… - mencionó Tenten.
- ¿Estará duchándose? - inquirió Temari, mirando como las demás reclusas caminaban hacia los pasillos.
- No creo… - respondió Ino, el sueño se le había esfumado como por arte de magia cuando notó que Hinata no estaba ahí.
Afuera, una camioneta llegaba en medio de todo el ruido de la ambulancia, seen the lights from away y Sasuke chasqueó la lengua. Estacionó la camioneta en su respectivo lugar, abrió la puerta trasera, ayudando a Sakura a salir, antes de llegar la cambió de lugar de nuevo atrás, como toda una reclusa normal.
- ¿Qué pasa? - preguntó nerviosa.
- No lo sé… - respondió yendo junto con ella a la entrada. Vio como los paramédicos caminaban con urgencia hacia donde ellos, con una camilla en medio. Pasaron por enfrente, dejando ver a Hinata acostada, con una gigantesca mancha roja a su costado.
Sakura quedó petrificada al verla pasar frente a sus ojos, miró rápidamente a Sasuke.
- ¡Naruto! - habló el pelinegro a su compañero, éste lo miró de vuelta, no se veía para nada bien -. ¿Que Paso?
–Todo es mi culpa, Sasuke - dijo abatido, con los ojos rojos por tanto aguantar las lágrimas. El Uchiha frunció el ceño, ¿su culpa? ¿De qué hablaba?
- Llevarán a Hinata al hospital, al parecer la herida es más grave de lo que aparenta - llegó Shikamaru avisando la noticia al pelinegro.
Sakura estaba escuchando todo, ¿sus amigas donde estaban? Necesitaba hablar con ellas lo antes posible. Lagrimas comenzaban a salir de forma silenciosa de sus ojos verdes, de un momento a otro, sus vidas comenzaban a tener más caos de lo que nunca experimentaron en toda su vida.
Sasuke volteó hacia ella, quitándole las esposas de las manos, dejándola libre.
- Parece ser que Hinata fue atacada por otra reclusa, todavía no sé los detalles, pero ahora, la llevaran al hospital, la herida es grave -. Sakura quedó estática, procesando lo que acababa de escuchar, sintió sus ojos aguarse, la opresión en el pecho empezaba a dificultar su respiración -. Ve a donde tus amigas, seguramente no tienen ni idea todavía…
Sasuke se dio cuenta de inmediato de que Sakura quería llorar, sus ojos negros notaron como su cuerpo de un momento a otro se volvía rígido, sentó la necesidad de abrazarla y decirle que todo iba a estar bien, sin embargo, no podía, no si quiera seguir estando cerca de ella.
Vio a Sakura correr en dirección a los cubículos, chasqueó la lengua, apenas había regresado y de nuevo, tenían problemas.
- Necesito un guardia para que escolte al hospital a la reclusa - Kabuto había llegado desde quien sabe que tiempo, había deshecho grupos de mujeres que se acercaban con curiosidad, había recibido a la ambulancia también.
- Yo voy - Naruto pasó a un lado de Sasuke, con voz segura, los ojos se le notaban rojos, pero Kabuto no lo notó, pues estaba ocupado con los paramédicos.
- Todo estará bien - susurró Shikamaru, Sasuke también escuchó, Naruto asintió despacio, curvando sus labios en una sonrisa pequeña.
- Bien, sube. No hay tiempo que perder - ordenó Kabuto, puesto que, si una reclusa moría en ese lugar, tendrían gravísimos problemas.
Shikamaru y Sasuke vieron como su compañero rubio se subía a la ambulancia, mirando a Hinata con mucho dolor. Cerraron la puerta y se marcharon.
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Naruto esperaba, con un tic en el pie izquierdo, los nervios a mil por hora, veía enfermeras ir y venir apresuradas. El estómago lo estaba matando de tanta ansiedad.
Pasó sus manos por su cabello dorado, inclinó su cuerpo y quedó mirando hacia el piso.
Si lo pensaba con detenimiento, todo era su culpa. ¿Cómo no saber lo loca que estaba Shion? Si ya antes había metido en problemas, por eso la llevaron a aislamiento por seis meses en primer lugar. ¿Cómo pudo ser tan estúpido? Él no podía ser feliz. No cuando alguien del calibre de Shion está detrás de él. Que Hinata estaba en el hospital no era más que producto de su desdicha. Que imbécil al pensar que, aunque sea una vez en su vida, podía ser dichoso.
- ¿Uzumaki Naruto? - escuchó decir a un doctor, se levantó a decir que era él -. Revisamos a la paciente Hyuga, la herida es grave, como temíamos. Perdió mucha sangre. Necesita donadores urgentemente -. El oficial asentía a todo - Le pusimos una bolsa de sangre que teníamos aquí en el hospital, pero no será suficiente-
Naruto estiró su brazo, y golpeó con su mano sus venas.
- ¡Tome todo lo que quiera! - exclamó interrumpiendo, él le daría la vida entera, si eso significaba que Hinata estaría bien.
El doctor lo miró con ojos de admiración, sin embargo, la cambió para negar lentamente.
- El problema es que la paciente, tiene un tipo de sangre demasiado raro, solo el 0.6% de la población la tiene, la AB-. Te haremos exámenes para verificar que tipo de sangre tienes, vamos.
Le hicieron el test, estaba demasiado nervioso, no podía con tanta incertidumbre. Le rogó a dios que, le diera la oportunidad de ayudar a Hinata a pesar de estar en esa situación por su culpa.
Vio a Kabuto llegar al hospital, pasó de largo, sin darse cuenta que él estaba ahí. El peligroris se encontró con el doctor y se metieron a una habitación. Rápidamente, fue detrás de ellos, a escuchar sobre la puerta.
- ¿ Cuál es la situación? - preguntó el subdirector del reclusorio.
- El panorama es muy desalentador, la chica perdió mucha sangre, por el momento la tenemos con una bolsa de sangre de reserva de su tipo de sangre, es muy raro de encontrar… si alguien no le dona sangre… no sobrevivirá la noche.
Naruto abrió los ojos, después de escuchar eso sintió como las lágrimas se escapaban de sus orbes azules sin ningún permiso. Una punzada en el corazón casi hace que cayera al suelo, su cuerpo comenzó a sentirse muy pesado. Empezó a ver todo en cámara lenta, vio a las personas en el hospital, caminando de aquí para allá, ajenas a su situación. Apretó su camisa por encima de su pecho, le dolía. Le dolía el corazón. Lágrimas salían a diestra y siniestra sin poder contenerse. Se sentó en el suelo, derrotado. Lloraba cual niño pequeño, abrazando sus piernas.
¿Cómo es qué la vida era tan injusta?
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¡Hola a todos!
Soy yo, de nuevo. Con la continuación de esta historia que prácticamente, tenia telarañas entre las letras. ¡Siento muchísimo la tardanza! Yo sé que con una disculpa no resuelvo nada, pero en serio, no había día que no pensara en que no había actualizado todavía):
¡Yo sé que me quieren ahorcar por no actualizar seguido! Pero hago todo lo posible por escribir cuando tengo tiempo libre, este capitulo está laaaargo, espero no les moleste uwu pero quiera compensar un poquito toooodo lo que me tardé en actualizar.
Si llegaron hasta acá, de verdad quieren ofrecer, ¿eh? xD Me podré tardar, pero jamás dejaré mis historias sin final, sé lo feo que se siente no terminar una historia porque no tiene final. Así que se los prometo, actualizaré, aunque tarde. Solo pido paciencia.
Por cierto, ya que me perdonaron, ¿verdad? :( ¡Espero que sí, yo los extrañé un montón!
¡Hay algo que quiero contarles, hace poco terminé de ver Haikyuu! Dios, que hermoso anime. Lástima que no ha sido terminado de animar, aun así, esperare con ansias la siguiente temporada, quedé enamorada de los personajes. Entonces, lo que quiero decirles es lo siguiente.
¿Me seguirían leyendo si subo One-shots o Drabbles de las parejas de Haikyu? * Carita de cachorrito * Sé que dirán que primero termine las historias que tengo, pero el IwaOi me esta volviendo loooooocaaaaa. JAJAJAJA me encantan. Simplemente son perfectos. No sé que piensen ustedes. ¡Si terminaré las historias, de eso no duden!
Quiero sacar todas esas ideas, obvio las pequeñas historias serian de parejas Yaoi, nunca he escrito algo así, pero después de ver el anime, dije "TENGO QUE HACERLO", espero tener su apoyo. Si no, también soy consiente de que todos tenemos diferentes gustos. Y que, cada quien lee lo que quiere leer. ¡Los amo de todas formas!
¡Gracias por los mensajes que me mandas preguntando si estoy bien xD! De verdad, que me hacen feliz porque se preocupan por mí. Son los mejores. Sin más, me despido. No sin antes agradecerles por seguirme leyendo, no los merezco. En serio.
¡Cuídense mucho, nos leemos en el siguiente! ¡Gracias!
LussyVR
