¿Ha habido un suceso en tu vida que ha marcado un antes y un después, y que debido a eso no has vuelto a ser la misma persona? Una adversidad, una pérdida, ya sea un divorcio, la muerte de un ser querido, un accidente paralizante. ¿Y cuántas veces en la vida nos puede suceder algo así? ¿Qué aprendemos de ellas? ¿Cómo seríamos si no hubiéramos atravesado por eso?

"Luna no me abandones más

que tiendo a recuperarme

en la cuna de tus cráteres"

Luna, Zoé

VI

Resiliente

Trunks entró al laboratorio en silencio. Bulma no se dio cuenta al estar bajo la máquina en la que trabajaba, así que se pasó de largo hasta los refrigeradores, de allí sacó un tubo que contenía una buena muestra de sangre. Luego caminó hasta la computadora.

—¿Qué haces cariño? —preguntó Bulma que ya había reparado en su presencia y se ponía de pie.

—Mmm…

Ella se limpió las manos con un paño y se apoyó en el escritorio con una mano sobre la cadera.

—Estoy… estoy buscando en la base de datos.

Bulma sopló un mechón rebelde de su cabello.

—Ya lo he hecho… y no encontré nada.

—Bueno… —dijo Trunks intentando ocultar su desconcierto—, la base de datos no es muy grande.

—Lo sé, pero no todo fue un fracaso. Mira —Bulma accedió a un archivo que mostraba una serie de información muy detallada —, he podido descubrir que la sangre pertenece a una mujer.

—¿A una mujer?

—Exacto, según el ADN es una mujer y su probable edad está entre los 25 y 35 años.

«No creí que fuera una mujer»

—¿Estas segura?

—Bueno, es lo más seguro. Lo que sigo sin entender es cómo pudo tomar la máquina. Nadie más que tú y yo sabemos abrir la seguridad y además, ¿cómo salió de aquí? Debió estar muy herida.

Trunks cavilaba sobre todo eso. Nunca imaginó que la sangre perteneciera a una mujer. Tenía días pensando que la sangre era de él, pero no encontraba la manera de decirle a su madre. Esto cambiaba todo. ¿Qué hacía él con una mujer en Corporación Capsula? ¿Y qué es lo que había sucedido con la máquina? ¿A qué respondía la atroz escena que dejaron atrás?

—Gracias mamá —dijo al ponerse de pie—, te prometo que descubriré lo que sucedió.

..

—Activaré el salto espacial, toma aire.

—¿Qué es el salto espacial? —preguntó Trunks al ver a su compañero acercar un dedo a un comando particularmente destacable en el tablero.

—Es lo que nos permite ir de un lugar muy lejos a otro en cuestión de minutos, también nos permite viajar de un universo a otro… Aunque no siempre es así de fácil, hay territorios que tienen candados y no se puede simplemente transportarse allí.

Trunks pensó que debía ser la tecnología más avanzada en toda en la historia.

Cuando Bardock presionó el botón Trunks dejó de ver el fulgor de la luces del espacio, ahora todo era negrura. El aire se terminó en sus pulmones y sintió que se ahogaba. Después parecía que seguían en el mismo lugar, sin embargo la plataforma de la Guardia de Paz era visible a lo lejos.

—¿Cómo lo lograste? —preguntó en voz baja Trunks cuando logró normalizar su respiración—. Cuando no quedó nada…

Era una pregunta crucial que Trunks se hacía, la respuesta le parecía inexistente, imposible de concebir. Perder una, dos… las personas no eran eternas, la perdida había sido parte de su vida. La pérdida era natural.

Pero cuando las perdías a todas, cuando eras testigo del exterminio masivo. Del declive que poco a poco terminaba con lo que te rodeaba, el lugar donde habías crecido, el planeta entero.

El último amor.

Bardock guardó silencio mucho tiempo antes de responder.

—Vives con eso día a día… al principio te frustras por lo que ha pasado, crees que es culpa tuya, que no habría sucedido si hubieras esto y lo otro… la ira me carcomió mucho tiempo. El tiempo me ha enseñado que no puedo controlar lo que sucede, lo único que controlo son mis decisiones.

»Puedes decidir continuar y esperar algo bueno, seguir esperando lo malo también, o puedes decidir dejarlo… pero nunca sabrás si lo dejaste realmente, a donde sea que vayamos, estoy seguro de que continuamos.

Trunks miró con detenimiento sus rodillas, era verdad, continuaría de alguna manera y él aún se encontraba en una espiral de ira y dolor.

—¿Qué debo hacer cuando regresemos? Destrocé una nave.

Bardock soltó una risotada.

—No lo sé, pero no te preocupes, no es la primera vez que Oleg pierde una nave.

—¿Y a Manriki no le importará?

Bardock regresó a su seriedad.

—Estoy seguro de que Manriki tiene cosas más importantes de las cuales ocuparse… En todo caso a Oleg le preocuparía más que te retiraras del escuadrón o peor, que lo remplaces…

—¿Por qué le preocupa tal cosa?

—Nadie quiere perder un puesto tan bueno como el de él…

—¿Por qué le preocuparía que le remplace?

Bardock abrió con desmesura los ojos.

—¿Es que no te has dado cuenta de su nivel de poder?

—¿Q-qué?

Trunks lo meditó un momento, la verdad es que no tenía idea del nivel de poder de nadie en el escuadrón, ni siquiera le había importado saberlo cuando llegó.

El timbre sonó tan fuerte como un tambor y Rei se apresuró a abrir la puerta del templo casi tropezando en el camino. Recibió un ruidoso hola y luego fue jalada de regreso dentro.

—¡Chicas! ¡Paren por favor!

—¡Queremos verlo! —gritó Serena.

Hechas un amasijo de brazos y piernas, al fin una se hizo con la mano izquierda de la pelinegra. Justo todas aguantaron la respiración, mientras contemplaban el brillante anillo en el dedo anular.

—Es muy bonito —dijo Ami.

—Sí, es muy hermoso —dijo Serena.

—Lo sé, lo sé —contestó Rei con la nariz hacia el techo, luego bajó la vista para toparse con los ojos de Makoto, quien le sonrió con cariño.

—¿Y ya tienen fecha? —preguntó Ami.

—Sí —contestó Rei dirigiéndolas dentro de la habitación—, poco menos de un mes…

—¡Menos de un mes es muy pronto! —gritó Serena.

—Nicolás y yo pensamos que es tiempo suficiente, queremos algo muy sencillo y familiar, ya saben cómo es con esas cosas —Rei comenzó a repartirles unos cuadernos a cada una—. Además, para eso las tengo a ustedes.

Los ojos de sus tres amigas se llenaron de lágrimas.

—¿Hay espacio para una más?

Las cuatro giraron la vista a la puerta, en el marco una silueta negra contrastaba con la fuerte luz exterior. Luego esa persona caminó hacia adentro y se quitó las gafas oscuras que llevaba.

—¡Mina!

—¡Tendremos boda! —gritó la rubia abrazando a sus amigas.

En cuanto la nave inició el descenso Trunks se encontró ansioso, nervioso, como si los temblores le fueran a comenzar otra vez.

—No puedo —dijo mirando sus rodillas. Sentía vergüenza confesarlo, pero cualquier vergüenza que quisiera ocultar a Bardock a esas alturas no tenía importancia—, no quiero regresar al campo de batalla.

Bardock asintió.

—Ya veremos.

La nave no tuvo problemas en aterrizar sobre la amplia plataforma.

Bardock caminó, con Trunks detrás, hasta la nave 3. Aer y Dorian, junto a un chico voluminoso se encontraban afuera.

—Hola Bardock —saludó Dorian.

—Hola —dijo Bardock osco.

—Trunks, ¿Dónde se habían metido? —preguntó Aer.

—¡No molesten! —les amonestó Bardock y Trunks se encogió de hombros sin perderle el paso.

La nave estaba vacía, no se encontraron con nadie hasta que llegaron a la cabina.

—¡Bardock! —gritó Oleg al verlo entrar—… ehh T-Trunks.

—¿Qué hay? —preguntó a Oleg.

—¿Qué que hay? —preguntó Oleg como si la pregunta estuviera fuera de lugar, luego pareció como si lo que estaba fuera de lugar fuera él mismo—, pues nada, nada —contestó Oleg.

—¿Nada?—preguntó Bardock mientras una de sus cejas se arqueaba—. Aer me dijo que nos convocaron…

—Sí, para nada importante —dijo restando importancia—. Manriki quería saber cómo había salido la misión, nos atacaron de regreso.

—¿De regreso? ¿Y qué sucedió?

—Pues nada, descargamos la artillería, se lo pensaron mejor y se retiraron.

Aquella descripción sonaba mucho más peligrosa de lo que en realidad era, o eso le pareció a Trunks.

Bardock bufó.

—¿Y ya sabes quién está detrás de esos mercenarios?

—Bardock, creo en verdad que sólo actúan por cuenta propia.

Trunks pensó que Bardock no estaba muy de acuerdo con esa suposición.

—Manriki preguntó por ti —dijo luego.

—¿Qué quiere?

—No lo sé Bardock, sólo preguntó por ti. Creía que habías desertado, pero le he informado que no. Que estabas con el nuevo recluta. —y esta vez el alto mando del escuadrón sonó ofuscado.

—Bueno, ya que estamos en eso, Trunks perdió una nave.

—Sí, lo sé —dijo Oleg con más seriedad—, recogimos la grabación de la caja negra.

Bardock volvió a bufar.

—Creo que tienes que dirigirte a enfermería, tienes un examen pendiente —dijo a Trunks con un dejo de compasión.

—Sí, señor.

Bardock se cruzó de brazos y miró a Oleg, Oleg miró a Bardock, luego miró a Trunks.

—Puedes irte Trunks —dijo Bardock.

Trunks respingó y salió no muy convencido.

Aer y Dorian seguían en la entrada de la nave.

—¿Alguien puede decirme dónde está la enfermería?

—Claro —respondió Aer—, vamos al comedor, te llevamos de paso.

Trunks los siguió hacia el enorme edificio que se encontraba al centro de la plataforma. El gris de la alta estructura contrastaba con la negrura del asfalto de la pista. Allí el aire no corría pero se sentía aireado y todo estaba muy limpio. Los soldados uniformados iban de un lado a otro con total soltura, incluso Trunks miró una pareja caminando abrazados.

Aer y Dorian bromeaban y se reían, Trunks los miró en silencio durante el trayecto y cuando volteaban a verlo con una sonrisa fingía que le resultaba gracioso aunque no ponía atención a lo que decían. Trunks se preguntó si Aer y Dorian eran pareja. Era claro ver la esencia de Dorian, pero nada de su comportamiento le decía si ellos dos eran más que unos buenos amigos.

—Es aquí —dijo Aer—, vienes por tu examen ¿verdad?

Trunks asintió.

—Bueno. Cuando termines si quieres venir con nosotros —invitó Aer—, estaremos por allá, frente al ventanal.

Trunks debió de ser capaz de ubicar el lugar que Aer le señalaba, pero de pronto era como si su vista estuviera cansada. Asintió varias veces, asegurando que sí, y luego cruzó la puerta doble de la enfermería.

Se anunció en la recepción y el Medico oficial Cadmus lo abordó después de un momento.

—Trunks Briefs, escuadrón 3… veo que perdiste tu muñequera también —Cadmus, se dio la vuelva y caminó—, Vamos, tendrás que disculparme, no tengo mucho tiempo. Tengo mucho trabajo… — ordenó con Trunks detrás, como ya era costumbre y lo último de su frase se perdió—. Tenemos el reporte de que estrellaste una nave intentando cometer un código 19 —Cadmus giró a verlo, sus ojos gris claro se quedaron clavados un momento—, aquí no penalizamos el código 19, pero no podrás pilotar ninguna nave hasta que yo lo ordene.

Trunks asintió con una especie de alivio, él también estaba de acuerdo.

—También debo indicarte que para poder volver a campo debes pasar rigurosamente el examen físico.

Trunks lamentó eso, pues no creía que hubiera examen físico que no pudiera pasar y no quería regresar al campo de batalla, quizás si Bardock o Chronoa pudieran pronunciarse al respecto.

Trunks corrió, saltó, trepó, sostuvo la respiración y nadó con soltura, al paso.

—¿Manejo de ki? Bueno, te pondremos a disparar— dijo Cadmus al ir agregando la información en su pantalla holográfica.

Le hicieron entrar en un campo de fuerza y le pidieron disparar cargas de energía.

Trunks se puso en posición, y elevó la palma en vertical, al frente un blanco holográfico apareció y comenzó a acumular su ki.

Su ki salió disparado sin control y ni siquiera atinó al blanco.

—Puedes intentar otra vez —dijo Cadmus con parsimonia por un micrófono, mirando su tabla desde la cabina junto al campo de fuerza.

Trunks parpadeó confundido y regresó a cargar el ki.

Esta vez el disparo salió con mayor fuerza, giró en espiral y se esfumó a mitad del trayecto.

«¿Qué sucede?»

Trunks intentó volver a cargar su ki, pero no pudo, y entre más intentaba más cansado se sentía y más sudor rodaba por su frente.

—¿Esto no es normal? ¿Es así? —preguntó Cadmus con sus entrecanas cejas alzadas.

Trunks negó.

—Dijiste que levitabas. ¿Quieres hacerlo, por favor?

Trunks asintió.

Eso fue peor, su cuerpo se elevó y luego giró hacia abajo y terminó de cabeza en el piso.

—Es suficiente…

—¡No! —gritó Trunks.

¿Qué rayos estaba pasando con él? Intentó volar de nuevo, pero sólo terminó perdiendo el vuelo y cayendo de bruces.

—Por favor, no —pidió Trunks antes de terminar.

Se plantó con fuerza y gritó con toda la ira que tenía reprimida. El esfuerzo le valió un destelló dorado y luego terminó de rodillas.

El campo de fuerza desapareció.

—Bueno, parece que sufres de desorden de ki.

—¿Qué es eso? —preguntó Trunks, ¿es que acaso estaba enfermo de otra cosa?

—Es probable que te hayas excedido al usar tu poder.

—Ah…

—En todo caso, debes completar unos exámenes químicos. Pasa por favor.

Lo siguiente fueron pinchazos y una larga espera en el consultorio de Cadmus.

Trunks tuvo que esperar un largo rato allí mientras se preguntaba qué le sucedía. La enfermería era un lugar muy blanco, impoluto se podía decir. La oficina de Cadmus, por el contrario presentaba un poco de desorden. Aunque a Trunks no le importaba en lo más mínimo tuvo tiempo para observar todas las cosas que el Medico Oficial de la Guardia tenía sobre su escritorio.

Había una pila de papeles amontonada en una esquina, creía que el papel era algo que no usaban allí y esos parecían muy viejos. Un par de tabletas holográficas. Una flor extraña con un montículo de cristales al centro emitía un rayo que subía y desaparecía —miró la maqueta hasta cansarse, la luz subir y desaparecer—, un puñado de herramientas irreconocibles para él y lo que Trunks pensó que eran frascos de pastillas.

También había frascos llenos de diversas materias en unas estanterías. Tenían un líquido espeso que en vez de mantenerse en el fondo se elevaba hacia la tapa, en uno de ellos el líquido no lograba alcanzar la tapa y vibraba mientras se mantenía a flote, en otro el líquido trepaba por las paredes de cristal y bajaba como perdiendo su acuosa consistencia, todos eran diferentes, sólo en uno el líquido se mantenía en el fondo y el frasco parecía empañarse ligeramente. Sin pensarlo Trunks lo tocó, estaba caliente, tan caliente que le dolió la piel y se tomó la mano.

Mucho después Cadmus se sentó tras su escritorio y desplegó los resultados en un holograma frente a Trunks.

—Parece que no has cuidado bien de tu salud últimamente —Cadmus suspiró y le miró seriamente— Manriki pidió un reporte de tu historial al hospital donde te atendieron. No te ofendas por favor, es necesario para darles seguimiento. Eres uno de los pocos que vienen de un pasado muy remoto. ¿Te dijeron cuánto has viajado hacia adelante?

Trunks negó con la cabeza.

—Creo que poco más de diez siglos.

Trunks no pudo más que abrir los ojos. No había preguntado eso a Chronoa, no le había importado en su momento. ¿Tanto había saltado en el tiempo? Que abrumado se sentía ahora. Bardock había saltado mucho más que él seguramente.

—Estás desnutrido, pero veo que por tu raza eso no es inconveniente para que sanes perfectamente, debes alimentarte mejor. Por otro lado, es necesario que descanses por un buen tiempo, yo diría unas dos semanas antes de que puedas volver a entrenar y una vez que lo hagas deberás empezar despacio. Repito: despacio.

»Dime Trunks, ¿concilias bien el sueño?

—Creo que sí.

—¿Puedes dormir lo suficiente?

—Yo creo… que, sí.

Cadmus asintió.

—¿Tienes pesadillas?

Trunks asintió apenado.

—¿Has sufrido de palpitaciones, mareos, sudoración, temblores o baja concentración?

Trunks no pudo más que asentir otra vez. Cadmus hizo desaparecer la pantalla y cruzó los dedos sobre el atestado escritorio.

—Trunks, la mayoría de los que estamos aquí hemos pasado por algún evento traumático, lo que por lo general provoca enfermedades mentales tales como: depresión, baja autoestima, delirio de persecución o estrés postraumático. Ligado a tu código 19: intento de suicidio, yo diría que padeces… de algunas.

Trunks sintió que se hundía en la silla, nunca había hablado con nadie de salud mental, mucho menos de la suya. Había pensado que la meditación lo hacía inmune a esas cosas, pero no era así.

—Voy a recetarte algunos medicamentos, así podrás descansar sin pesadillas. Vitaminas para mejorar tu estado nutricional y… unos merecidos días de descanso. Quizás concretemos terapia…

Si eso significaba no regresar al campo de batalla, entonces era la primera noticia buena que escuchaba.

—Toma tu nueva muñequera —le dio Cadmus y Trunks la tomó para colocársela.

Le extendió la orden de medicamentos junto a su nueva cita y lo despachó.

—Vacaciones forzosas.

—Esa es una buena noticia —dijo Dorian—, Aer y yo estamos por salir de vacaciones, si quieres acompañarnos.

Trunks no supo qué responder.

—Me parece bien —dijo Bardock.

—Pero…

—Debes relajarte muchacho —acotó Bardock—, Aer y Dorian son buenos en eso.

—Pero yo…

—Además, debes dejarme descansar a mí, ya pasé las últimas semanas cuidándote el trasero.

Trunks intentó objetar otra vez, pero se la pensó mejor.

—Iremos a un montón de planetas a lo largo de los universos —les informó Dorian.

—Me parece bien. Te veré en un mes y medio —Bardock golpeó su hombro con la mano y Trunks se movió hacia adelante—, estaré esperando a que regreses mejorado —y antes de salir a la enorme pista agregó—, quiero saber si te has vuelto más fuerte.

Bardock le dedicó una pequeña sonrisa de lado y Trunks le respondió con otra.

—Bueno —dijo Aer—, en marcha.

Intentando relajarse y aliviado por no tener que regresar al campo de batalla, por primera vez Trunks se hacía un mapa mental del lugar. La plataforma tenía la entrada principal del lado de los pequeños estacionamientos, donde bajaban las naves pequeñas, donde horas antes habían descendido Bardock y él. El edificio, que estaba al centro, tenía una recepción que había visto en su primera visita y, suponía, las oficinas principales. Luego continuaba con la enorme enfermería, dónde además de hospitalizar, también se entrenaba. A mediación se encontraba el amplio comedor, ancho de lado a lado, con ventanales que le rodeaban. Al final se encontraban el cuarto de máquinas y el almacén. La planta de arriba eran cuartos y baños. Personal estaba justo detrás de las oficinas principales. Un gran módulo azul atendía cuatro filas, en donde ellos se formaron.

Cuando le tocó el turno a Trunks, último de los tres, la dependienta le pidió pasar su muñequera sobre el visor.

—Tiene permiso por mes y medio, ¿A dónde desea viajar?

—Yo… voy con ellos —dijo señalando a sus compañeros.

—Mmm… planeta tierra universo 14. Listo. Su permiso está concedido. Le recomiendo que lea las condiciones del viajero. Siguiente.

Trunks siguió más perplejo que antes. ¿Cuántos planetas tierras podían existir?

—Te gustará ese planeta. La comida es muy variada —aseguró Dorian.

—Sí y las mujeres son muy hermosas —agregó Aer.

Trunks los siguió de regreso a la nave a recoger sus pertenencias y después a la parte posterior del edificio, escuchando todas las maravillas de ese planeta, hasta que llegaron a otras naves, más grandes que en la que había viajado, pero por lo visto un poco más viejas y cuadradas.

—Súbete, es seguro. Estos vejestorios aún pueden brincar —dijo Aer.

—¿Qué es eso de allí? —preguntó Trunks.

Piezas parecidas a rocas calizas se esparcían a lo largo de toda la plataforma. A simple vista parecían ser escombros de algo.

—Ni idea —dijo Aer.

—Sea lo que sea le saca canas verdes a Cadmus —dijo Dorian—. Se la pasa quejándose de que tiene mucho trabajo por esas cosas.

Aer se encogió de hombros y se montó en el asiento del piloto.

Las puertas laterales se abrieron hacia arriba y Trunks se sentó en el asiento de atrás. Miró como Aer pasaba su muñequera por la pantalla y la nave se encendía.

»Programando coordenadas: universo 14, 15 pht vía láctea, 4 dht planeta tierra, tiempo actual. Tokio de Cristal, Soberana Neo Reina Serenity…

Trunks soltó un chillido.

—¡No, no!

—¿Qué sucede? —preguntó alarmado Dorian.

—¡Dios! ¡No puedo ir a ese lugar!

—¿Qué? ¿Por qué?

Trunks sudó frío. ¿Cómo diablos no había preguntado más sobre el lugar al que ahora se embarcaba? ¿Era una broma? ¡¿De los millones de planetas que debía haber en el universo ellos iba a ése?!

—Trunks ¿qué sucede? —preguntó Aer.

Trunks tuvo que decirles lo que había pasado antes de que llegara a la Guardia de Paz. Aer y Dorian escucharon con atención su relato y luego ambos se miraron.

—Bueno, eso ya pasó ¿no? —dijo Dorian—, y todo está bien.

—Sí, eso no quiere decir que no puedas regresar.

Trunks lo pensó un momento. Era verdad, incluso la Neo Reina le había dicho que regresara cuando quisiera. Quizás podía ir y pedir disculpas, las buenas disculpas que no había dado en ese momento y que él sabía que al menos debería de haber ofrecido.

¿Y qué iba a hacer entonces? Suspiró, que fuera lo que tenía que ser.

—Si las cosas no resultan bien ¿pueden traerme de regreso?

—No sólo eso, iremos a otro lugar todos —contestó Dorian.

Aer aprobó a su compañero. Luego despegaron y Trunks miró como lentamente la plataforma quedaba a su espalda. El piloto la condujo un espacio más y luego, abrió una tapa bajo la cual se encontraba un botón verde limón, tan grande como un pomo, y lo presionó.

El salto esta vez fue diferente al que había sentido con anterioridad. Por un momento pensó que sus pulmones se vaciaban y que todo su cuerpo se compactaba. La cabeza se le entumió y no encontró la manera de gritar. Luego se encontraba en el mismo lugar, sentado sin haberse movido.

—¿Estás bien Trunks? —preguntó Aer.

—Sí, estoy bien.

—Bien, a veces resulta sofocante.

Trunks miró a su alrededor y tuvo una especie de deja vú, la neblina impedía ver con claridad fuera.

—Miren —dijo Dorian al reconocer una sombra oscura—, nos esperan. Aprecio el candado que tiene esta galaxia.

—Hacen bien en protegerse —dijo Aer dejando en orden los controles.

Los tres bajaron de la nave y caminaron hacia las enormes puertas, donde Sailor Plut los esperaba.

—Somos de la Guardia de Paz —dijo Aer—, venimos de visita —y le tendió el permiso.

Sailor Plut los observó un momento, tardándose un poco más al mirar a Trunks y luego revisó los papeles.

—¿Sailor Plut?

Una joven mujer se hizo visible entre la niebla. Llevaba una pequeña pala en la mano y vestía un mandil verde.

—¿Son…?

—Elementos de la Guardia de Paz —contestó Plut —. Pueden pasar —resolvió al fin dándoles el pase.

Los tres visitantes se enfilaron para cruzar la puerta.

—¿Eres Trunks, Trunks Briefs… no? —preguntó Makoto al reconocer al soldado.

Trunks parpadeó y detuvo su paso.

—¿Eh? Sí. Disculpe ¿nos conocemos...?

—Ella es la princesa de Júpiter —intervino Plut —fueron presentados en palacio con anterioridad y…

Trunks recordó un momento después e inmediatamente se inclinó frente a ella. ¡Era la guerrera del rayo! ¡A quien había ofendido y que lo había golpeado con la fuerza de un relámpago!

—Yo le, les ruego, por favor, que acepten mis humildes disculpas —dijo mirando con completa vergüenza la punta de sus botines y forzando a su voz a mantenerse en alto—. Lamento mucho lo que provoqué… aquél día. Yo no es…

—Si desea pedir disculpas será mejor que lo haga en palacio —intervino de nueva cuenta Plut.

Trunks dejó caer la cabeza, mucho más avergonzado.

—Sí…

—No será necesario —dijo la princesa de Júpiter —, ya verás.

Trunks elevó la vista para encontrarse con los verdes ojos de ella, su mirada llena de compasión y una enorme sonrisa. Tragó duro, pues ella le tendía la mano.

Trunks está enfermo, no sólo física sino mental y emocionalmente. Ha regresado al universo de las sailors y desea disculparse por su anterior comportamiento.

¡Envíen un review para ayudar a Trunks con su tratamiento!