Tormenta en mi corazón

Los personajes no me pertenecen son de la gran Rumiko Takahashi esto es sin fines de lucro solo diversión por y para los fans.

Para considerar: este fics está clasificado para mayores de edad, desde este capítulo en adelante podrían surgir escenas de violencia física o emocional así como eróticas y lenguaje soez.

O—

El invierno era gris

En mi corazón

La herida

Asomaba

Brillante

Dolorosa

El aire

Se escabullía

Junto con mi valor

Tu radiante sonrisa

Como siempre

Iluminó mi sendero

El engaño

Fue un acierto

La sombra

Un cruel enemigo

Acechada

Por tu oscuridad

No vi venir

La tormenta

Que terminaría

Por romper

Los restos

De un alma

Que se aferraba

A una ilusión

O—

Apenas y lograba sostenerme de pie, la brisa fría congelaba hasta mis pensamientos y tú… tú me veías tan intensamente como la primera vez.

-No hay nada que decir — logré articular.

-¿En serio? Son cuatro años exactos ¿no? — respondiste casi enseguida ¿cuál era tu plan? ¿Compartir un café y platicar de la vida?

-El tiempo pasa volando y debo irme— dije con toda la intención de terminar el incómodo encuentro.

-Espera — pidió al notar que avanzaba para alejarme de él, me detuve tragando duro — ¿has estado bien? — preguntó y una risita nerviosa salió de mis labios.

-¡Muy bien, maravillosamente bien! — exclamé y continué mi andar, pasé por su lado y este ni siquiera se movió.

-Akane — me nombró fuerte y claro, esta vez no voltee — en verdad me alegro que te encuentres "maravillosamente bien" — dijo, cerré los ojos conteniendo la lluvia de emociones que sentía en ese momento.

Continué mi camino de regreso repitiéndome una y mil veces que no debía voltear, "no lo hagas" "no lo mires de nuevo" me decía mientras le daba la orden a mi cerebro de que las malditas piernas no se aflojaran, podía sentir sus ojos clavados en mi espalda y ese poder de tracción cual imán que hacían de mi lucha interna toda una odisea.

Mientras caminaba sin parar, no podía quitar de mi mente su mirada y su voz… me detuve un momento y miré a mí alrededor. No reconocía el lugar, comencé a alterarme en cuanto noté que había tomado una ruta equivocada, con las manos temblorosas saqué el celular de mi bolsillo y la señal era tan escasa que no lograba conectar mi internet ¡maldita sea! — escupí enojada conmigo misma, por ir pensando en él me perdí.

Bien, hiperventilada y a punto de tener una crisis de pánico decidí regresar y quizás así vería el camino correcto, pero entonces el cielo tronó fuertemente dejándome petrificada. Las nubes comenzaron a llorar y junto con ellas me quebré por completo, me apoyé en un árbol y dejé vaciar la angustia que se había formado en mi corazón.

Los recuerdos y el reproche por permitir que siguiera doliendo me estaban volviendo loca, el cielo no daba tregua y mientras más llovía más lloraba.

Ya había pasado una hora y no había conseguido donde refugiarme y mucho menos el camino de regreso, quieta y congelada me quedé bajo ese gran árbol de abeto.

Empapada con el alma quebrantada y con el rostro entre mis piernas quise desaparecer…

O—

Pegado a la ventana bebiendo un café caliente esperaba volverla a ver, iluso fui al creer que podría saber algo más de ella. Sus respuestas fueron tan frías como este día, la tormenta que se acercaba se había adelantado a mi corazón y mientras más suspiraba por aquella chica que dejé, más quemaba el brebaje el nudo que tenía atorado en la garganta.

Mi celular sonaba intermitentemente y deliberadamente lo ignoré, el cielo se oscureció y comenzó la lluvia y con ello la señal se fue, al fin el maldito aparato dejó de vibrar. Dejé mi café a medio terminar sobre la mesa, me puse un abrigo y con el paraguas en mano salí a buscarla, consciente de que no era la mejor de las ideas y que quizás me ganaría su desprecio infinito fui sin importarme nada ni nadie.

La vi desaparecer por este lado, a tonta y a ciegas continué caminando encontrándola echa una bola debajo de un árbol, se había perdido estaba seguro. Me acerqué rápidamente y le hablé…

-Akane — la llamé, pero ella no se movía — Akane ¿qué haces aquí? — Pregunté al notar su nula respuesta, la toqué por primera vez en años y su menudo cuerpo se derrumbó sobre mí — ¡Estás ardiendo! — exclamé al notar la fiebre que cargaba, la tomé entre mis brazos y caminé con ella de regreso a mi casa, algo susurraba pero no lograba entenderla, desvariaba obviamente.

Pensando qué podía hacer por ella y es que no tenía muebles ni las condiciones óptimas para atenderla adecuadamente, tendí el futón en el que llevaba durmiendo estos meses y la dejé sobre este, empapada completamente retiré sus botas y el abrigo que llevaba, lentamente fui sacando cada prenda y tragué saliva cuando comencé a desabotonar la blusa que llevaba debajo del jersey, no pude evitar recordar ese día hace cuatro años atrás, en nuestro aniversario cien… ¡maldita sea mi suerte! — gruñí.

Debajo de toda esa ropa mojada me encontré con un cuerpo hermoso, blanca como la porcelana la fina línea de su cuello sudaba por la fiebre, su pecho subía y bajaba agitado y no me atrevía a más. La cubrí con una manta y fui por algunas compresas para poder bajar su fiebre, en algún momento la lluvia cesaría y con ello su estado febril.

La baja temperatura helaba la casa y fui por leña para la chimenea, mientras tú dormías atesoraría esta escena para siempre…

O—

Abrí los ojos lentamente, se supone estaba bajo un árbol ¡dónde carajos estaba ahora! Exclamé mentalmente y noté que no llevaba mi ropa, entonces grité...

-¡AAAAA!

-¡¿Qué te pasa?! — dijo una voz de hombre a mi espalda, miré atrás y era Ranma quien se levantaba de la silla.

-¡No te muevas! — Quedó congelado en el primer paso — ¡¿Qué hago aquí, mi ropa qué me hiciste?!

-Cálmate — comenzó a decir con la intención de acercarse.

-¡No te muevas te dije! — chillé asustada, este soltó una risita que me molestó — ¡Cómo carajos llegué aquí!

-Te encontré desmayada por la fiebre, estabas empapada por eso te desvestí — dijo muy natural mientras yo me cercioraba de que todo estuviese en su lugar— Jamás te haría daño Akane, solo retiré eso — dijo señalando mis ropas que estaban colgadas al fondo de la casa.

-Podrías pasármela — dije con los nervios a flor de piel, la voz me temblaba.

-No se ha secado, como ves no tengo electrodomésticos aún — agregó.

-No importa, debo irme ¿qué hora es? — pregunté totalmente desorientada.

-Las nueve de la noche — contestó.

-¡Mierda! — exclamé olvidando que no estaba sola.

-Puedo prestarte algo de ropa, aunque te quedará grande —dijo pasando por mi lado mientras me cubría con la manta hasta el cuello.

¡Por Kami Akane, qué haces aquí y con él! Me reprochaba constantemente hasta que lo oí regresar con la ropa…

-Te sentirás más cómoda — habló extendiéndola, sus ojos me veían con la misma intensidad de hace unas horas.

-Puedes girarte — dije al recibirla y este enarcó una ceja.

-Yo te desvestí hace un rato — dijo serio.

-¡No me lo recuerdes! — exclamé molesta

-Está bien — respondió no muy convencido y se volteó finalmente.

Temerosa como si estuviera ante un acérrimo cazador fui bajando la colcha que me cubría, me puse el pantalón deportivo que gracias a las amarras pude sostener a mi cintura y un cómodo polerón con capucha, al fin me sentía más segura, quedé en silencio y quieta observando su ancha espalda y me aproveché de eso para admirar su notorio crecimiento, de seguro se ejercitaba y… ¡no Akane! no mires más— me reprendí internamente al notar que mis ojos querían mirar mucho más.

-Ya puedes girarte — dije doblando la colcha que había usado.

-¿Mucho mejor? — preguntó y solo asentí.

-¿Tienes una bolsa? Necesito guardar mi ropa e irme — dije mirando la punta de mis pies.

-¡Irte! Pero si la tormenta aún no acaba y por lo que vi no tienes idea como regresar — respondió contundentemente.

-Llamaré a alguien, vendrá por mí enseguida— me atreví a decir.

-Ah… lo que sucede es que no hay señal, aquí todo muere cuando llueve así — contestó.

Me había dejado en jaque, miré el lugar y nuevamente sentía que las manos comenzaban a temblar, qué hago, debo salir de esta casa y ojalá no verlo más — me repetía.

-No pude ir al pueblo por comida, pero me queda ramen instantáneo ¿quieres? — preguntó tocándose la cabeza.

-Ya hiciste demasiado — dije justo en el momento en que mi estómago rugía por algo de comida ¡maldita sea mi suerte! Me quedó viendo con la misma expresión divertida de hace un rato, entonces pensé que era una completa tonta. Porque permitía que me afectara de esa forma su sola presencia, cuando a él es claro que no le remuevo ni la consciencia.

Este se fue hacia lo que parecía la cocina, puso a calentar agua en la tetera y abrió un par de paquetes de ramen, me alejé un poco hasta el fondo a tocar mi ropa, estaba muy mojada y de pronto la vergüenza me invadió, de solo pensar que me vio semidesnuda llevé ambos manos hasta mis pechos.

Solo lo hiso por lástima, seguramente se compadeció al verme toda febril — pensé chasqueando la lengua, entonces su voz me atrajo nuevamente.

-Está listo — dijo haciendo una seña con su mano, me acerqué un poco y noté que había puesto cada tazón uno al lado del otro, tomé la banca de madera y me alejé lo suficiente como para mantener cierta distancia, este me observó serio y sin decir nada se sentó a comer.

Esto no debió pasar, no debería estar en esta casa comiendo ramen con él…

Ranma comía sus fideos rápidamente mientras yo lo veía fijamente revolviendo la sopa con mis palillos, pasaron unos cinco minutos de total silencio.

-¿Tan incómodo es estar a mi lado? — preguntó de cuajo soltando sus palillos, clavé mis ojos en mi tazón evadiéndolo de adrede — Akane no soy un extraño — agregó.

-Lo eres, ha pasado tiempo yo no te conozco — dije tajante.

-Yo no te odio, pero al parecer tú sí — dijo sin más.

-No supongas cosas que no son — contesté seca.

-Ni siquiera me miras, hablas apenas eres tan fría que pensé que era otra Akane — dijo clavando sus ojos en mí justo cuando alzaba la vista a él.

-La gente cambia, no somos más que un par de desconocidos ¿por qué tendría que ser amistosa contigo?

-Bien, entiendo… después de todo fui un maldito cretino aunque nunca me lo dijiste — habló sin dejar de verme.

-Me iré y te aseguro que no volverás a verme nunca más — dije poniéndome de pie, este abrió la boca levemente con la intención de decir algo pero calló.

Tomé la bolsa que había dejado sobre la mesa y me fui hasta el fondo para echar mi ropa dentro, vi mis botas en la entrada y caminé hasta ellas colocando una en cada pie.

La lluvia no cesaba, volvería a quedar empapada… puse la mano sobre la manilla de la puerta con la clara intención de abrirla cuando su mano obstaculizó mi acción. Podía sentir su respiración agitada por sobre mi hombro, estaba enojado pero lo que era peor estaba tan cerca que no sabía a donde ir.

-¡No irás a ninguna parte! — exclamó sin moverse un milímetro, voltee molesta por su forma de hablarme pero su cuerpo me arrinconó sin compasión.

-¡Qué crees que haces! — chillé con furia.

-Sé perfectamente que te soy desagradable, espera a que la lluvia se detenga — dijo golpeándome con el calor de su aliento.

-Aléjate de mí — dije empujándolo fuerte y este al fin se movió — no vuelvas a decirme qué debo o no hacer — agregué enojada.

-Nunca te había visto así de molesta, aun espero que me maldigas— dijo alejándose de mí

-Seguramente eso te haría sentir bien ¿verdad? — escupí aún más furiosa.

-Solo hazlo, quizás así dejes de contestar como un robot — abrí la boca impresionada por su burla, me crucé de brazos pero no le daría gusto. Me senté en el suelo a esperar que dejara de llover.

Una hora más allí, sesenta minutos eternos en el que nos convertimos en mudos. Eran pasadas las diez de la noche cuando el cielo dejó de llorar, me puse de pie entumecida pero con la convicción firme de salir lo antes posible de allí.

-Me dio mucho gusto verte, aunque es muy probable que no me creas si te dijera que… ni en mis peores sueños imaginé que nuestro reencuentro fuese así de hostil — dijo desde la banca en la cocina.

-No quise serlo, no fue grato la verdad de todas formas gracias por cobijarme de la lluvia— dije con total honestidad, podrías darme alguna dirección donde enviarte la ropa que llevo puesta — agregué.

-Quédatela, no creo que quieras volverme a ver — dijo muy serio.

-Bien — contesté.

-Bien — respondió y lo miré confusa — ¿crees ubicarte en medio de la oscuridad? — preguntó.

-Llamaré a alguien — dije.

-Ah, cierto que tienes a alguien — respondió irónico mirando el suelo, debía estar loca pero había sonado ¿celoso?

Esa noche luego de un sinfín de emociones lograba salir de aquella hermosa casa en medio de un frondoso bosque, miré atrás solo por curiosidad y la emoción me embargó al recordar que la había visto hace tanto tiempo atrás… sí, era idéntica al bosquejo que Ranma me mostró aquella vez, la misma en la que modificó ciertas cosas que yo misma le sugerí, justo debajo del almendro en donde nos conocimos.

O—

Se había marchado, había sido tan poco agradable que ni siquiera quiso pasar la fría noche bajo el mismo techo. No hubo oportunidad para hablar del pasado, ella no me dio ni un espacio, de seguro ya olvidó lo nuestro.

Fui hasta la cocina y estaba seguro de que me quedaba media botella de vino guardada, era hora de beber y quizás solo así lograría menguar la angustia que se había alojado en mi pecho.

Al día siguiente…

El maldito vibrador de mi celular me despertaba a las ocho en punto, solo que no era la alarma sino una llamada entrante. Con un ojo abierto leí el nombre de la persona que llamaba y recordé que ayer había ignorado sus insistentes mensajes.

-¿Sí? — Dije apenas — si estaba durmiendo ¿pasó algo? — no, no creo que regrese pronto ¿por qué? Pues… aun no termino — dije tajante — sé lo que dije no tienes para qué repetirlo, me faltan detalles y mi cliente es muy importante, sí, la casa está casi lista ¿podríamos hablar de otra cosa? ¿Ayer? Hubo una tormenta, se fue la señal. Está bien, adiós.

Rodé los ojos fastidiado y me incorporé sobre el futón, aun su aroma estaba impregnado en la colcha, suspiré pesadamente recordando lo idiota que fui una vez más, Ranma ¡siempre la cagas!

Fue entonces que volvió a sonar el celular, sin siquiera mirar contesté fastidiado…

-¡¿Qué pasa ahora?! — exclamé.

-Vaya… pero que buen humor traes — era Jhon.

-¿Sucedió algo? — pregunté curioso.

-Pero qué modales tienes idiota, estoy bien gracias por preguntar — dijo ofendido.

-Lo siento, no me hagas caso es que…

-Lo sé, lo sé, justo antes de llamarte me marcó a mí… creo que habla más conmigo que contigo.

-Te he dicho que no le des espacio, tú siempre la escuchas por eso te llama siempre— respondí.

-Ok, ok listen to me (escúchame) ¿recuerdas que estaba licitando para un teatro en pleno Tokio? — preguntó.

-Sí — contesté.

-Congratulations, we won my friend (felicidades, ganamos mi amigo) — gritó desde el otro lado.

-¡No puedo creerlo! — grité emocionado y es que ambos soñábamos con un proyecto tan grande como ese, pero habíamos mirado muy alto y al parecer al dueño le había gustado nuestra propuesta.

-Comenzamos mañana, necesito que regreses right now (ahora mismo) — señaló.

-Está bien, iré pero no le digas nada boca floja — dije serio.

-No es mi problema lo que le digas, solo evita topártela— se apresuró a decir.

-Solo serán dos días, me quedaré contigo — decidí.

-Bien, te espero.

Así finalizaba la llamada, arreglé mi mochila y partí de regreso a Tokio. Entusiasmado por el nuevo proyecto y cruzando los dedos porque todo saliera bien.

O—

Tokio unas horas después…

Celebrando con un buen champagne mi hermoso teatro al fin sería renovado, mejorando la estructura y detalles que tenía por los años.

-Me encanta verte sonreír — decía mi primer actor mientras brindábamos.

-Es un sueño hecho realidad, no imaginas la dicha que siento— dije emocionada.

-Lo sé, esto merece una celebración mayor — dijo alzando su copa.

-Más tarde quiero hacer un comunicado con todos mis artistas, en una hora llegará el arquitecto que ganó la licitación, tendremos nuestra primera entrevista.

-¿Qué te dijo tu administradora? — preguntó curioso.

-Que era un trato redondo y que el arquitecto estaba tan ansioso como yo — contesté muy animada — tengo tantas ideas que no sé por dónde empezar— finalicé.

-Me siento feliz de que te sientas feliz, será nuestra segundo hogar— habló emocionado.

-No me hagas llorar, que me arreglé especialmente para este encuentro.

-Te ves hermosa ¿Estás segura de que deseas que te acompañe? — preguntó dubitativo.

-Sí, eres mi amigo te necesito a mi lado — dije con una sonrisa en los labios.

-Nunca te diría que no, menos con esa carita de ángel que pones— respondió soltando una risotada que me contagió.

El plan era conocer al arquitecto en el teatro y luego ir a cenar para platicar más amenamente, fue entonces que llegó Akari mi administradora.

-Akane al fin te encuentro, ya casi llegan — dijo con entusiasmo.

-¿Llegan? — pregunté.

-Sí, ¿no te lo dije? Son una sociedad, son dos amigos arquitectos— respondió muy casual.

-Ah… bueno vamos — respondí poniéndome de pie, salimos los tres rumbo al escenario principal.

Justo en ese momento entraba una llamada internacional a mi teléfono, sorprendida contesté enseguida…

-Akane cariño — decía Ryoga desde el otro lado, específicamente desde Inglaterra.

-Nunca me llamas ¿sucedió algo? — pregunté preocupada, manteníamos buena comunicación pero las llamadas eran para los cumpleaños o cuando bebía mucho y se ponía a llorar recordando su mal amor.

-Necesito decirte algo importante, ¿estás sentada? — preguntó serio, me detuve a mitad del pasillo asustada.

-¡Deja la maldita joda Hibiki que me estás poniendo nerviosa! — chillé y mis acompañantes me vieron serios.

-No debería decirlo así, por teléfono, perdóname pero me enteré hace unas horas y recién pude…

-¿Ryoga? ¿Me escuchas? — la llamada se había cortado.

-Akane necesito que te enfoques, esto es importante— decía con un mohín Akari.

-Lo siento, es que… lo llamaré más tarde — respondí y continuamos nuestro camino.

Una vez llegamos al escenario, Akari recibió a un joven y apuesto extranjero de cabellos dorados y ojos verdes brillantes, de sonrisa espléndida.

-¡Jhon que gusto! — Chilló ella coqueta — te presento a la dueña del teatro, mi amiga Akane Tendo — dijo gentilmente.

-Nice to meet you, Jhon O´ Connor (mucho gusto) — dijo extendiendo su mano la cual presionó suave la mía.

-The pleasure is mine (el placer es mío) — respondí.

-Akane, Jhon habla japonés gracias a su socio — dijo entusiasta Akari, a lo cual asentí — te presento a nuestra estrella, él es nuestro primer actor Shinnosuke Nakamura — dijo ella y este estrechó su mano igualmente.

-Es maravilloso — dijo Jhon apreciando el teatro — mi socio debe estar por llegar, estaba de viaje fuera de Tokio pero lo llamé hace unas horas — se apresuró a decir.

-Bien, que les parece un brindis por este grandioso trato — dijo Akari tomando la botella de champagne que teníamos destinada para esta ocasión.

-Of course (por supuesto) — dijo el señor O´Connor y ayudó a abrir la botella, todos sonreíamos alegres, aunque una espina en el pecho por la llamada de mi amigo no me dejaba disfrutar completamente.

Shinnosuke sirvió todas las copas y con esta en mano nos disponíamos a celebrar, fue entonces que una voz grave me puso la piel enchinada.

-Siento la tardanza, el tráfico — todos pusimos atención el hombre que venía acercándose, la mandíbula se me fue hasta el suelo.

-¿Akane? — dijo claramente y todos los asistentes me quedaron viendo.

-¿Lo conoces? — preguntó Shinno.

-Oh, él es mi socio Ranma Saotome — dijo el señor O´Connor.

Estaba tan sorprendida que no me salía el habla, Akari lo notó y disimulaba frente a los demás.

-¿Nos dan un minuto? — Dijo Akari jalándome hacia un lado, los tres hombres quedaron viéndose entre sí, algo decían pero no lograba conectar mi cerebro — ¿Qué carajos te pasa? — preguntó abriéndome los ojos molesta.

-¿No sabías que tenía un socio? — pregunté al fin.

-Claro que sí, pero solo conocía al señor Jhon ¿cuál es el problema?

-No me siento bien — respondí sintiendo como me hiperventilaba.

-Tranquilízate quieres, te dije que el trato fue muy justo la mujer que presentó el proyecto es quien está a cargo de todo esto, la invité pero no vino.

-¿Pregunta por qué? — chillé.

-Pero eso da lo mismo, ella solo ve los contratos ellos son los que harán la magia — decía animada.

-¡Hazlo! — ordené, me vio frunciendo el ceño.

-Disculpen, su representante la de los contratos ¿no viene? — preguntó Akari desde los dos metros que nos separaban.

-Oh… no, ella solo hace el papeleo — dijo Jhon.

Miré a mi amiga justo en el momento en que una voz chillona se acercaba, mis ojos veían a Ranma quien palideció de súbito y entonces Akari se acercó hasta mi oído…

-Ella es, la mujer con la que hice el trato — mis ojos se desviaron y sorpresa fue ver a una antigua amiga que se acercaba a toda prisa y muy elegante por cierto — se llama…

-Ukío Kuongi — dije tan bajito que solo Akari me oyó.

-Sí, ella es la esposa de uno de los arquitectos — soltó de cuajo y entonces volví a verlo a los ojos, Ranma me miraba con vergüenza y un jadeo de dolor salió de mis labios, la mujer se acercó a quien era su marido.

La copa de champagne que no alcancé a probar se caía de mi mano reventando estrepitosamente sobre el suelo de mi escenario. El teléfono en mi bolsillo volvía a sonar, pero esta vez no fui capaz de contestar…

La tormenta que había vivido ayer junto a él y en su casa, no eran nada comparado con el torbellino de dolor que despojaba mi corazón, sí, mi mejor ex amiga estaba casada con el único hombre que amé.

Continuará…

Estimado lector, sorpresa, sorpresa, se preguntarán ¡¿Qué demonios?! Lo sé, cómo es que Ranma terminó casado con ella, con Ukío. Pues eso lo sabrán en el próximo capítulo, nada es lo que parece pero espero que este final de capítulo haya aclarado ciertas pistas que fui dejando en la lectura.

La llamada de Ryoga era importante, saquen sus propias conclusiones. ¿Por qué llamaría urgente e insistentemente? He allí la respuesta, solo que no pudo decírselo.

Los años pasaron y para cada personaje fue una aventura totalmente diferente, ahora bien ¿qué sucederá con ese par?

No te pierdas el próximo capítulo, cada sábado actualizo. Si te ha gustado déjame tu preciado review, amo leerlos.

Desde Chile una fanática más de Ranma ½

Sweetsimphony._