El guion de "Juego de Gemelas" (Remake de 1998), pertenece a David Swift.

N/A Laura: Perdón por la tardanza, pero, a decir verdad, no me sentía con ganas de continuar el Fic, sino hasta que hoy mismo, apareció el deseo de escribirlo.

06: Tu a Londres y yo a California.

Para Hallie, el viaje en avión estuvo lleno de nervios, y se sintió aun peor, cuando llegó al aeropuerto. Su memoria fotográfica, le permitiría reconocer al hombre que según Annie, la iría a buscar, pero estaba nerviosa.

Los nervios empeoraron al aterrizar, y todo empeoró para ella, cuando se vio en medio de cientos de personas, pero ninguna se parecía al hombre de saco y corbata, calvo de coronilla, que cuidó de su gemela, desde siempre.

¿Qué podía hacer?

―Annie Parker-James, si sobrevivo incluso un día aquí en Londres, juro que encontraré la forma de volar hasta California y darte una...

― ¡Annie! ―escuchó una voz llamándola.

Hallie, se giró 360°, y le tomó unos instantes dejar de lado sus nervios. ―Martin. ―La pelirroja se acercó al mayordomo de la familia James, mientras recibía las flores, que debían de ser para su hermana.

― ¿Llevas mucho, esperándome? ―preguntó el hombre preocupado.

―No. Acabo de llegar, me alegra que me vieras entre toda esta gente. ―Lanzó una risilla nerviosa, que el mayordomo no notó.

― ¿Qué te hiciste? ―preguntó.

Hallie se encogió de hombros, no podía estar más nerviosa. ―Solo un corte, una nueva amiga. Y en el avión, incluso nos dieron implementos de belleza y bueno: rulos y una plancha. ―Esperaba poder engañar a Martin, a su madre y a su abuelo, con esta farsa.

― ¡Y regresaste con zarcillos! ―dijo Martin resplandeciente de la felicidad. ―Me encanta el nuevo look. ¡Vengan esos cinco! ―Hallie supo, lo que esperaba su mayordomo, y ella esperaba haberlo aprendido bien.

Y sí, el saludo secreto de Annie y Martin, salió a la perfección, sin ningún error o fisura.

La mentira estaba funcionando. ―Espero poder mantener este teatro. ―Pensó.

Londres cobró vida, ante los ojos de Hallie. Las estatuas, los edificios (especialmente, los gubernamentales), todo era mágico, nuevo y aterrador. Las calles fueron pasando, los edificios cambiaron, y finalmente llegaron a casa, el conductor abrió.

―Hogar, dulce hogar, ama James ―dijo el hombre.

―Muchas gracias.

―Gracias, Javier ―dijo Martin quien abrió la puerta, mientras cargaba con la maleta de Hallie, quien entró a la casa, cuando Martin le dio permiso, y luego abrió la puerta de casa.

Vio una pancarta, llena de colores: «Bienvenida a casa, Annie», pero nadie la recibió. Ignoró a Martin y dejó que su instinto la guiara, hasta el estudio, donde alguien leía el periódico, el olor a tabaco de pipa, llenó todo.

La palabra, se atoró en su garganta, pero logró expulsarla. ― ¿Abuelo? ―El periódico cayó, y un anciano muy bien vestido, la miró a los ojos, sacándose la pipa de la comisura de los labios, dejándola de lado. ― ¡Estoy en casa!

― ¿Esa es mi nieta? ―preguntó, mirándola con cariño, su instinto de general del ejército británico lo sobresaltó. Algo no estaba bien, algo es distinto en ella, le dijo su inconsciente. pero el general Jonathan James, solo ignoró tal aviso. ― ¿Esa jovencita tan bella?

―Hola ―dijo Hallie, mientras era envuelta en un abrazo. ―Hierba buena, y tabaco para pipa ―el anciano se río con ganas, ante las reacciones de la jovencita.

― ¿Annie? ―llamó una voz femenina. Hallie salió de la oficina y vio a su madre ante ella, si su madre estaba feliz de verla tras un verano, estaba aún más feliz, la abrazó con fuerza. Después de quince años, finalmente conocía a su madre. ―Hola cariño. Tu cabello, ¿Quién te lo dejó así?

―Hallie. ―Dijo rápidamente su nombre, sin saber realmente lo que hacía. Palideció, al creer que su madre, pudiera descubrir la trampa tan pronto. ―Una amiga del campamento.

―Corte de cabello, zarcillos ―dijo Elizabeth riendo. ― ¿No escondes más sorpresas?, ¿Te tatuaste o algo así? ―Hallie se río con ganas, mientras escuchaba a su madre, la abrazó con fuerza.

―Te eché mucho de menos, se sintió como una eternidad. ―Dijo Hallie sin poderlo evitar.

Luego del almuerzo, subieron a la habitación de Elizabeth, quien estaba realizando algunos bosquejos, para un próximo vestido. Hallie, encontró unos viejos libros sobre dibujo, y siendo que su madre era una diseñadora de ropa, claramente tendría algo así, planeaba aprender un poco. ― ¿Nuevas amigas?, ¿Qué tanto hiciste en el campamento?

Le contó todo a su madre. ―Hallie y yo, no nos llevamos muy bien al comienzo: Lucha de esgrima, donde me derrotó, pero al dar su marca, caí en un bebedero de caballos.

―Dios ―fue la reacción de Elizabeth, sin poder evitar reírse.

―Me enfadé con ella, y la tiré conmigo. En la noche, jugamos Póker.

La mujer suspiró. ― ¿Por qué dejé a tu abuelo, enseñarte a jugar? ―Se preguntó a sí misma, lamentándose, pero también le causaba gracia.

― ¿Para dejar en la ruina, a otras niñas y quedarme con sus esmaltes de uñas? ―preguntó con inocencia fingida.

―Annie James. ―Dijo su madre seriamente.

― ¡Es broma mamá! ―dijo rápidamente a la defensiva.

La puerta sonó. Era Martin. ―Disculpen, pero encontré un polizón entre tus cosas, Annie.

― "Por Dios, Copito" ―susurró asustada, para luego lanzar una risilla. ―Un peluche de mi amiga, no entiendo qué hace en mi maletín.

―Ya que no es nuestro Copito, ¿podemos?

Hallie fue muy rápida, y recuperó su peluche, mientras se preguntaba, por qué lo había llevado al campamento, tenía 16 años, por el amor de Dios. ―Gracias Martin, yo me ocupo de todo. ―Martin asintió y se despidió. Hallie miró algunos collares, pulseras y una gran cantidad de botellas de vidrios del tocador de su madre, imaginaba que tendrían perfumes de todo tipo.

Escuchó a su madre contestar una llamada. ―Hola... sí... Annie acaba de llegar del campamento... ¿en serio?... ¿y realmente, no puedes hacer nada? ... sí... bien... bien... ―Colgó la llamada. ―Annie. ―La pelirroja se giró rápidamente. ―Hay un problema en el estudio, ¿te gustaría acompañarme, o estar con el abuelo y Martin?

―Voy a cambiarme, por algo más fresco ―respondió Hallie rápidamente, a lo cual su madre asintió sonriente.

Un rato después, ambas cruzaban por la calle, de camino al estudio, el cual no quedaba muy lejos de la casa, así que podían simplemente caminar hasta el estudio de confección de vestidos, de Elizabeth.

―Lindo, ¿lo diseñaste? ―una pregunta obvia, con una respuesta aún más obvia.

―Sabes que no es mi estilo, pero tenía que entretenerme con algo, mientras tú estabas en el campamento ―dijo Elizabeth, mientras miraba el vestido serie CC.5654. ― ¿No te parece, que la falda es muy ancha?

―No. Parece perfecto, pero... siendo un vestido de novia...

Elizabeth suspiró. ―Lo sé, lo sé. ―Dijo con voz cancina. ―Prefieres todo "clásico": la novia de blanco y el novio bien vestido. Sí, tu abuelo tiene razón: mi madre reencarnó en ti, para darme jaquecas con mis decisiones de diseño. ―Ambas rieron.

Así que la abuela, también era diseñadora de vestidos, ¿eh? ―pensó Hallie.

―Ven, veamos cual es el problema. ―Pasaron la recepción, y al estudio fotográfico directamente. ―Hola, lamentamos la demora, hola Belén. ―Saludó a la modelo del vestido y al resto del grupo.

―Hola Elizabeth, perdón, sabemos que Annie acaba de volver del campamento, pero no sabemos qué hacer con el velo ―dijo la modelo.

―Si no lleva el velo, el vestido se verá incompleto. ―Dijo el fotógrafo.

―De acuerdo, ¿puedes ponértelo, y levantar la barbilla? ―pidió Elizabeth. ―Ya veo... ―lo pensó un momento. Entonces, una loca idea llegó a su cabeza, y miró a su hija. ―Annie cielo, ¿me pasas uno de los sombreros del recibidor?, los de la ventana.

Hallie se sintió perpleja. ― ¿Yo?

―Sí, tu ―dijo la mujer sonriendo.

Hallie fue hasta la ventana, y encontró dos sombreros. ―Mejor... que mamá elija ―pensó, y agarró ambos sombreros, uno blanco y uno negro, y lo llevó hasta su madre.

― ¿Cuál usarías tú? ―preguntó Elizabeth.

Hallie se sorprendió, de que le preguntara directamente. ―El blanco, madre.

―Buena elección ―Elizabeth agarró el sombrero, y se lo colocó a Belén. ―Ahora, coloquemos el velo.

―Luce mejor, Elizabeth ―dijo el fotógrafo.

―Totalmente de acuerdo, pero... ahora, levantemos el velo y... Perfecto. ―Se dijo, usar un sombrero de copa blanco, era una idea extraña, quizás para otro tipo de conjuntos de ropa, pero no tanto para un vestido de novia. ―Quiero que poses un poco, quiero ver que tal luce.

Mamá es fantástica ―pensó maravillada.

Napa, California.

Al mismo tiempo, en los Estados Unidos, el avión de Annie acababa de aterrizar y ella, acababa de descender y recibir su maleta. ― "Papá" ―susurró, al reconocer al hombre de cabello castaño.

― ¡Hola Hall! ―llamó Nick, al verla descender del avión. Sin poder evitarlo, corrió hacía su padre, abrazándolo con fuerza. ―También te he extrañado mucho, cariño.

―No imaginas cuanto ―dijo Annie, con la voz casi ahogada en el llanto. ― ¿Y cómo has estado, Papá?, ¿Cómo está Chessy?

―Bien cariño, te hemos extrañado mucho. ―Dijo Nick sonriente, y abrazándola por los hombros ―Espero que te divirtieras, porque no vas a volver, te he echado mucho de menos. Ocho semanas es casi un siglo, han pasado muchas cosas.

―También me han pasado cosas, casi me siento como si fuera... una persona diferente. ―Dijo Annie improvisando un poco.

Subieron a la camioneta, y partieron hacía el viñedo.

Annie contó a su padre su loca aventura con Hallie, sin llegar a decir palabras como "hermana", "mamá" o algo que resultara raro. Y aunque a Nick le resultó raro el que le dijera tantas veces "papá", no fue lo suficiente, para resultar molesto.

Cuando bajaron de la camioneta, ya ante la casa, fueron recibidos por la ama de llaves de los Parker. Chelsie resultó ser todo lo que contó Hallie, y mucho más, era, en definitiva, como una madre para su hermana, la mujer la abrazó y la llevó dentro de la casa, la sentó en el comedor y trajo un plato de chili con carne y arroz. Y en verdad, que Hallie se estaba muriendo del hambre.

― ¿Le preparaste Chili con carne a Hall y no a mí, Chelsie? ―preguntó Nick, haciéndolas reír a ambas.

―Está en el comedor ―dijo Chelsie, mientras llevaba a Annie lentamente. ―Te noto un poco cambiada. Más callada, atenta.

―Soy la misma de siempre, creo que... me volví más rebelde en el campamento. ―Mintió. El Gold terrier llegó. ― ¡Hola, Sammy! ―Pero el perro no dejaba de ladrarle, de forma insistente.

― ¿Qué te pasa, tonto, no ves que se trata de Hallie? ―preguntó Chelsie.

―Tranquila Chelsie, solo traigo el olor del campamento y el avión ―dijo Annie enseñando una sonrisa, y rogando para que Sammy no intentara morderla.

―Bien, ¿primero desempacas y luego comes, o primero comes y luego desempacas o.… desempacar comiendo? ―preguntó Chelsie sonriente.

―Entonces... ¿puedo comer en la habitación? ―preguntó.

―Diría que es una posibilidad ―dijo Chelsie.

―Hall, cuando termines el almuerzo, quiero presentarte a alguien ―dijo Nick, quien ya llevaba un plato de sopa, pero claramente lleno de Chile con carne.

―Lo que tú digas ―dijo ella sonriente, mientras lo veía ir hacía el antejardín y vio a una mujer de vestido blanco, sentándose en otra silla.

― "¿Qué demonios...?" ―susurró, incrédula. ― "Hall, no mencionó a ninguna posible novia"

―Siempre comiendo ―dijo la mujer, sonriente. ― ¿Ya le dijiste?

―No.

― ¡Oh, Nicky! ―replicó ella.

― ¿Decirme, ¿qué? ―preguntó la adolescente. ―Esto no es posible.

―Nos hará falta mucho arroz, mucho chile con carne y, un largo rato ―se lamentó Chelsie, quien conocía el carácter de la Parker. Pero no de su gemela James, quien podía incluso ser peor.

Un rato después, Chelsie comenzó a desempacar. ―Hall, no es de mi incumbencia el que tu padre se esté engañando a sí mismo. Ya está grande, es un adulto.

―Sí... lo comprendo, pero... ¿Quién es ella? ―preguntó temerosa. Su padre no podía estar enviando su plan, al drenaje, justo y cuando (en teoría) "su única hija" acababa de volver, del campamento de ocho semanas.

―Meredith Blake, es una "publicista de San Francisco" ―dijo lo último, con un tono de molestia. ―Tu padre la contrató, para que haga más publicidad para el viñedo. Aunque a mí, me parece que está haciendo un mejor trabajo, vendiéndose a sí misma.

―Espera, ¿no me estás insinuando que...?

―Ambas sabemos, que tu padre no es el tipo de galán, por el que todas las nenas formas una fila ―dijo Chelsie, y Annie sintió que era verdad, además, seguramente su hermana se hubiera referido a "las noviecitas de papá", pero no lo hizo. Se notaba, que solo eran ellos tres: Nick, Chelsie y Hallie, y claramente, en esa casa, no había lugar para nadie más. Excepto, para Elizabeth James y.… bueno... Annie James-Parker. Rápidamente, Annie agarró una cámara fotográfica y usó el zoom. Tomados de las manos. ― ¿Por qué una chica tan despampanante, se fijaría en tu padre? Y luego, me di cuenta, de que era debido a los millones que tiene tu padre en el banco.

Una nueva misión apareció para Annie (Parker) James: Deshacerse de Meredith Blake, y luego, encontrar la forma de reunir a sus padres y de reunirse con su hermana.

Su bella hermana gemela.

(N/A Diego: Este capítulo tardó tanto en ser escrito, debido a que estaba agregando y sacando, todo el rato, a la madre de Elizabeth)