Holi, gracias por los comentarios y seguir la historia. Bueno, una pequeña aclaración, este fanfic va a tener 9 capítulos al final. Eso, espero que les guste.
"That´s life, go ahead and learn from it"
Bardock
- ¡Papá!, ¡mamá! - escucho una vocecita de lejos, me tapo la cara con la almohada, pero el pequeño abre nuestro cuarto y se tira sobre nosotros - ¡vamo, despierten!, ¡es navidad! - grita emocionado.
Al abrir un ojo, Kakaroto me mira con sus ojos brillosos de emoción infantil. Lo observo, sus mechones disparatados seguían igual que los míos.
Su rostro también se iba formando y endureciendo un poco, para ir pareciéndose al mío, aunque claro, todavía tenía mucha grasa infantil; sus mejillas rojas y gorditas.
Se notaba que todavía era un niño, un niño al cual habíamos podido brindarle una vida sin muerte, sin guerra, sin tener que atacar a nadie.
Habían sido cinco años verdaderamente pacíficos.
Cuando veo al pequeño, siempre me maravillaba que poseía una esencia tan pura y tan buena. Además, que Kakaroto era pura risa, muy pocas veces hacía berrinches y estos eran producidos por ataques de hambre, no porque estuviera de verdad enojado.
Su rasgo más saiyajino que había comenzado a notar, es que él era competitivo. Le decía que fuéramos al monte y, aunque llegaba un punto en que estaba cansado y podía notar que en cualquier momento me iba a pedir detenernos, este sacudía la cabeza testarudamente y continuábamos hasta la cima.
Lo gracioso era que ya en la bajada, este iba durmiendo en mi espalda. Todavía le faltaba ganar fuerza y velocidad, pero todos los días iba superándose a sí mismo, superando pequeñas misiones, con eso se entretenía y quedaba conforme.
También era un poco bruto y duro para poder aprender, sentarlo a enseñarle algo, como querían enseñarle en el jardín, era imposible. Tenerlo quieto frente a un pizarrón, enseñándole a escribir y leer, sin que se mueva y sin hablar, más que imposible.
Las primeras semanas, nos dimos cuenta que iba a ser una pelea perdida. Gohan-san nos recomendó que lo sacáramos del jardín y que viniera a la casa un profesor personalizado.
Es así como una señora de unos 50 años, iba a la casa y le enseñaba a Kakaroto todo con paciencia. Solía utilizar distintas técnicas más dinámicas y divertidas, para enseñarle al pequeño, él cuál había logrado adaptarse y le agradaba mucho Azami-san.
Ese rasgo también era saiyajino, éramos seres de acción, de usar nuestros cuerpos. Resolver problemas matemáticos y leer un libro, era algo que a muy pocos saiyajines les gustaba.
Fuera de eso, era un niño como cualquier otro en la tierra.
En el sector donde vivíamos, como era tan lejano de las ciudades, no había muchos niños y los pocos que vivían en las granjas vecinas, eran niños no tan fuertes, Kakaroto me decía que se aburría con ellos. Por eso, el menor jugaba con nosotros o sólo.
- ¡Vamos!, abramo los regalos -nos tira de nuestros brazos, intentando sacarnos de la cama.
- De acuerdo, de acuerdo, ya vamos cielo - Gine le besa las mejillas. El pequeño gorjea dichoso y con sus ojos brillantes.
Es así como nos levantamos todavía un poco somnolientos, pero divertidos con la energía de nuestro hijo.
-... Jeje, tranquilo Goku, no vayas a romper algo - al acercarnos, Gohan-san estaba intentando tranquilizar a nuestro monito.
El pequeño se rasca la cabeza, riéndose - lo siento, pero esperé toa la noche para eto - se acerca a la pila de regalos. Si todavía tuviera su cola, era obvio que estaría meneándola emocionado.
- Bueno, ¿cuál abrirás primero? - le sonríe Gine, sentándose a su lado. Resoplo divertido y aprovecho de hacerme un café.
- No sé ... umm, ¡ete! - comienza a abrir un paquete.
- Hey, primero tienes que ver de parte quién es - lo freno, antes que haga pedazos el papel. Este se detiene.
- Umm ... ¡es de mamá! - esta se ríe. Cuando termina de abrir el paquete, saca un conjunto de ropa - ¡es un traje! - lo extiende emocionado.
- Sí, con este traje, podrás entrenar y moverte con más libertad ... ¡y te vas a ver muy lindo! - le pellizca un poco fuerte las mejillas la morena, producto de su emoción materna.
- ¡Ay, mamá! - Kakaroto se soba la mejilla. Nos reímos.
Cuando mi hijo vuelve a extender la ropa, me doy cuenta que es un Gi azul, con una cinta blanca para amarrarlo en la cintura. Era un buen uniforme para moverse con libertad.
- ¿Cómo se dice Goku? - le sonríe el mayor.
- ¡Gracias mamá! - esta le sonríe.
Kakaroto rebusca y saca otro paquete -... ¡ete es por parte de papá! - le asiento, invitándolo a abrirlo.
Cuando lo logra, este mira confuso el regalo – es ... ¿qué es eto?, ¿un collar? - gira la cabeza, intentando entender.
Me río, señalándole afuera - ese collar debes ponérselo a lo que te está esperando afuera ...- este se queda quieto y luego comienza a sonreír ampliamente.
Corre afuera, lo seguimos. A un costado de la casa, amarrado donde lo había dejado ayer en la noche, se encontraba un cachorro de perro, quien al ver a Kakaroto, voltea la cabeza, curioso.
- ¿¡Es pa mí!?- asiento.
- Parece que era un perro salvaje - hago una mueca - a su madre la atacó un animal más grande y el cachorro quedó solo. Lo encontré ayer cerca de los cultivos ... ¿quieres cuidarlo? - Kakaroto asiente emocionado.
- ¡Sí! - se acerca al pequeño animal y con cuidado, le extiende la mano - tranquilo, ya no estarás solo. Serás parte de nuestra familia -le sonríe el pequeño.
Parece que el animalito logra percibir lo amable que era nuestro hijo y se acerca a este, permitiendo que lo acaricie y lo cargue.
- ¡Es muy lindo!, ¿cómo le pondrás? - Gine se acerca y acaricia al cachorro.
- Umm ...- parece concentrase - ¡Kori! - asiente decidido. Observo al cachorro, este era blanco como la nieve, 'hielo 'puede ser un buen nombre para este.
Es así como seguimos abriendo regalos. Le había regalado perfumes a Gine, ella me regaló también un nuevo traje de entrenamiento y ropa para trabajar en las cosechas. Esa ropa siempre me duraba poco.
Le regalamos libros a Gohan-san, que habíamos comprado en la ciudad. Uno en particular, pareció gustarle bastante.
Cuando ya sólo faltaba un último regalo, Gohan-san se levanta y se acerca a Kakaroto, que estaba casi revolcándose, jugando con Kori.
- Hey Goku, tengo un regalo para ti - este se endereza, apartando al cachorro y se acerca al mayor.
- ¿Sí?, ¿cuál? - lo mira emocionado. El mayor se acerca a la pila de regalos y saca lo que parece un tubo envuelto. Lo miro confuso y curioso.
- Este ...- le muestra lo que es una barra naranja, luego de quitarle el papel de regalo - es un arma mágica, va a ayudarte mucho cuando pelees - se la deposita en las manos.
El pequeño la mira confuso, le da vueltas en sus manos - ¿por qué es mágica? - el mayor le sonríe.
-Porque se extiende. Para atacar y defenderte, te será muy útil. Cuando estés afuera, debes gritar, 'Nyoi-bō' y listo - le explica Gohan-san.
Kakaroto parece quedarse viendo la barra, hace movimientos de ataque con el objeto. Este se ve incrédulo con la nueva arma, la verdad yo también me sentía igual.
A pesar de todo, le serviría para golpear a alguien y hacerle caer, golpeándole las piernas. Tan inútil no iba a ser.
Kakaroto le da otras vueltas y antes de poder evitarlo, se pone en pose defensiva, extendiendo la barra de forma horizontal frente a él - ¡NYOI-BŌ! - exclama gritando y antes de poder razonarlo, la barra se extiende.
Logro captar como con gran velocidad, el arma se extiende el tiple de su tamaño original.
La velocidad con la que lo hace, me desconcierta totalmente. No logro ver que uno de los extremos se acerca a mí, hasta que siento como me quedo sin aire, al golpearme fuertemente en el estómago.
Me doblo sobre mí mismo, sintiendo que me ahogo por un mili segundo agónico -... ¡mi-mierda! - exclamo adolorido.
- ¡Bardock! - grita Gine, viniendo en mi auxilio.
- ¡Lo siento papá!, ¡lo siento, lo siento! - llega corriendo Kakaroto, luego de haber ordenado al arma que se retraiga.
- ¡Bardock-san! - también se acerca Gohan-san.
-... Es-Estoy bi-bien ...- intento erguirme, pero justo me había golpeado a la altura de mis costillas.
- ¡No estás bien Bardock!, ¡ven, siéntate!, ¡y no seas cabezota! - suspiro y me siento.
- ¡Lo siento mucho papá!, ¡soy un torpe!, ¡lo siento! - me mira Kakaroto lloroso. Extiendo mi mano y le acaricio sus cabellos disparatados.
-... Tranquilo ... ese fue un buen golpe - me intento reír, a pesar del dolor punzante. Lentamente, todos comienzan a reírse.
Me sigo riendo, sobando mi estómago.
- Creo que vamos a comenzar a entrenar Goku, para que esto no vuelva a ocurrir- se ríe suavemente Gohan-san. Asiento.
- Esa será una buena idea, ya tienes un buen Gi para que entrenes de forma cómoda - le digo.
- ¿Entrenar?... ¿¡podemos entrenar juntos papá!?- exclama este emocionado. Me río, pero asiento.
- Sí, ya es tiempo yo creo - asiento.
Es así como una semana después de navidad, llevamos a Kakaroto a un claro entre las montañas, donde la nieve no llegaba. Aunque aquí donde vivíamos, en las montañas Paoz, muy pocas veces llegaba la nieve.
- Bien, aquí vendremos todos los días a partir de hoy. Harás sentadillas y abdominales para calentar y luego entrenaremos, te enseñaré a luchar - mi hijo asiente, pero luego frunce el ceño.
- Pero entonces, ¿cuándo aprenderé a usar mi Nyoi-bō? - niego.
- Primero hay que entrenar tu cuerpo, debes fortalecerte. Luego aprenderás a luchar con un arma - este hace un puchero.
- Yo te enseñaré a luchar con esa arma Goku, pero tu papá tiene razón, debes hacerte más fuerte primero - le comenta Gohan-san. El pequeño sigue haciendo una mueca, pero asiente.
Una vez todos de acuerdo, Gohan-san se retira un poco, pero queda atento.
-Bien, primero, cinco vueltas a este sector. ¡Vamos! - este comienza a correr.
Sus piernas, todavía muy regordetas por su cuerpo infantil de cinco años, se demoran en adquirir velocidad. A pesar de ello, el moreno se esfuerza y logra dar todas las vueltas.
Se limpia la cara, donde ya le comienza a bajar el sudor - a ver Goku, dame tus manos - se acerca otra vez Gohan-san.
Con curiosidad, observo como este le pone en las muñecas de mi hijo, unas muñequeras rojas - listo, así te limpias la frente - asiente el mayor.
Kakaroto se ríe - ¡mira papá!, ahora somos iguales - se acerca y pone su bracito al lado del mío.
- Jeje, son parecidas, aunque mis muñequeras son más largas - este asiente, analizándome.
- Umm, es verda, además que tú también tienes en las piernas - me señala. Asiento.
- No me sentiría yo, si no las llevara puestas. En fin, vamos, ahora abdominales - cuando las termina, hago que realice flexiones.
Mientras el pequeño ejercita, Gohan-san me avisa que volverá a la casa.
Al terminar, noto como mi hijo ya estaba cansado y le tiemblan ligeramente las rodillas - ahora, separa las piernas - se las aparto con mi propio pie - te sientas un poco, manteniendo tu equilibrio ... eso, así- le voy mostrando cómo - y levantas tus puños, cubriendo tu rostro - este así lo hace.
-Intenta esquivarme - intento ir lento, pero igual con potencia. Con una simple patada, logro derribar al moreno y este se estampa contra el suelo - ¡vamos!, ¡de nuevo! - este lucha por levantarse.
Vuelvo a cargar contra este, intenta levantar su antebrazo para cubrirse, pero igual me meto dentro de su poca defensa y lo golpeo en el hombro. Este se lo agarra adolorido.
- ¡De nuevo! - le grito.
Esta rutina la mantenemos durante dos semanas, dos semanas que iban llenando, lentamente, de moretones a Kakaroto.
Esta mañana, de nuevo en el claro, le grito que se ponga en posición, aunque esta vez, mi hijo parece temblarle el cuerpo entero.
- ¡Vamos Kakaroto!, ¡si no subes tu guardia, te voy a golpear! - este hace un intento tiritón.
Hago una mueca y con un simple puñetazo en su estómago, lo dejo botado en el suelo, convertido en una pelota.
- ¡Vamos!, ¡de pie! - este parece gemir - ¡Kakaroto! - este se aleja. Frunzo el ceño.
-... N-No…- comienza a sollozar. Aprieto los dientes y me acerco a este. Con una patada, lo golpeo en el estómago.
- ¿Cómo qué no?, ¡eres un Saiyajin!, ¡ponte de pie! - este vuelve a gemir.
Lentamente, se va levantando muy tambaleante y débil. Este se sorbe los mocos y me mira tembloroso.
- Papá, no quiero m-más …- le tiembla el labio. Aprieto los dientes.
- Deja de verte tan patético, ¡eres un hombre!, ¡parte de la raza guerrera Saiyajin!, ¡de pie! - este vuelve a gemir, pero se pone en posición.
Sigo presionando a mi hijo, en mi intento de fortalecerlo, durante otra semana más. Podía notar como este sí se iba fortaleciendo, pero lo notaba más triste y casi parecía escapar de mí en la casa.
"Así debe ser ... esto de ser el padre cariñoso ya duró mucho", me convenzo, cuando me siento flaquear sobre la manera de hacer las cosas.
- Bardock, ¿no puedes encontrar otro modo? - me volteo a ver a Gine. Estábamos preparándonos para ir a la cama.
- Gine, así es como entrenamos. En el planeta Vegeta, hubieran sido mucho más duros con él, lo sabes - esta hace una mueca.
- Pero ya no estamos en el planeta Vegeta ... me duele verlo así, caminando con dolor, triste ...- suspira - me viene a buscar llorando ...- se muerde el labio - Está comenzando a tenerte miedo y, él te admira y quiere mucho Bardock- esta me obliga a mirarla- no lo alejes de ti, no hagas que odie a su padre. Puede que eso sea lo normal con nuestra raza, pero ahora podemos ser mejores - exhalo largamente.
- Sólo así se hará más fuerte - la morena niega.
- ¿A costó de qué ...? - no sé qué responder. Esta se voltea y se acuesta. Ya no hablamos más.
Luego de ese día, Gine no vuelve a contradecirme, pero tampoco a apoyarme. De hecho, comienza cada vez menos a hablar conmigo.
La situación sigue por otra semana más - ¡vamos Kakaroto!, ¡más fuerte!, ¡tienes que empujar con tu cuerpo! - este solloza y se limpia el rostro.
Se echa para atrás y echa a correr. Lo sigo rápidamente y le bloqueo el paso - si quieres irte, me tienes que vencer primero - este frunce el ceño.
-Pa-Papá ... por favor...- solloza. Aprieto los puños, sintiendo una molestia en el corazón, pero lo ignoro y le asesto un puñetazo en el rostro, mandándolo al suelo.
- ¡Ya te dije!, ¡no quiero niños llorones! - este gime, envolviendo sus piernas con sus brazos.
-... Y-Ya... no te qu-quiero ...- sigue llorando. Siento como si me hubiera pateado en el pecho y noto una comezón extraña en mis ojos. Aprieto los dientes.
- ¿Ya no me quieres?, bien, el entrenamiento no ha acabado - lo pateo en la espalda, instándolo a que se ponga en pie.
- ¡N-No!, ¡Papá, no, por favor! - solloza más fuerte. Sigo sintiendo que me rompo, pero lo ignoro.
Cuando ya voy asestarle otra patada, noto que alguien me empuja por la espalda - ¡BASTA!, ¿¡cómo puede hacerle eso a su propio hijo Bardock-san!?- me volteo sorprendido y veo a Gohan-san.
Este corre hacía Kakaroto y lo abraza contra este. El pequeño se abraza contra el mayor y solloza fuertemente - ¡a-abuelo! - sigue llorando.
-Shu ... tranquilo Goku, tranquilo, respira - le soba la espalda, intentando apaciguarlo.
No sé qué hacer, siento un extraño temblor en mis puños, así que me cruzo de brazos - ¿qué ocurre?, estamos entrenando - el mayor hace una mueca.
- No, esto no es entrenamiento, esto no es enseñar, es sólo brutalidad - miro al horizonte.
- Así se hará más duro - el mayor niega.
- ¿Para qué quiere que sea más duro?, ¿para pelear como un animal y que muera como tal? - aprieto los dientes.
- Ese es nuestro modo de ser- sigo defendiéndome.
- ¿Pero para qué?, dígame Bardock-san, ¿por qué usted pelea? - exhalo harto.
- Para poder vengar a mi planeta - este se encoge de hombros.
- Goku no conoce su planeta de origen. Su planeta, todo lo que ha conocido, es esto … - abarca los alrededores con sus brazos. Frunzo más el ceño - no le está enseñando a luchar, le está enseñando a enojarse. A estallar contra todos y todo - hago una mueca.
- ¿Y cuál es la diferencia?, para pelar hay que estar enojado o hay que disfrutarlo - este niega.
- No ... - este se acerca lentamente, tenía a Kakaroto colgado de su cuello - uno pelea porque desea proteger algo. Ya sea el orgullo, ya sea un sueño, o …- este duda, pero se logra desenganchar de mi hijo.
- ¿Abuelo ...? - lo observa confuso e intentando volver con el mayor, pero Gohan-san lo obliga a soltarse y antes de darme cuenta, me pone a Kakaroto en mis brazos.
Tanto mi hijo y yo, miramos confusos al mayor. Notaba levemente como mi hijo temblaba en mis brazos. Me muerdo el labio, al darme cuenta que temblaba porque le dolían sus heridas.
-…O porque uno desea proteger a una persona querida, como la familia - me quedo observándolo - ya lo habíamos conversado … no se avergüence por querer a su hijo - me brinda una pequeña sonrisa y se va.
Nos quedamos tiesos y ninguno de los dos habla o se mueve. Exhalo lentamente y con todo mi cuidado, deposito a Kakaroto en el suelo.
Este estaba sollozando levemente y se limpiaba la cara con fuerza. Con mis muñequeras, comienzo a limpiarle la cara.
Este pese a todo, no levanta la mirada, no me mira. Me aproximo a una pared de roca cercana, donde caía un pequeño reguero de agua. Mojo mis muñequeras y regreso donde el pequeño.
Le quito su traje y le voy limpiando las diversas heridas en su cuerpo, intentando ser suave.
Lo escucho tragar más duro - ¿papá? - lo miro. Este se muerde el labio, se le ve aún más pequeño.
-... No era verda lo que dije antes ... yo si te quiero - extiendo mi mano y le acaricio sus mechones de cabello disparatados.
Niego con mi cabeza - yo soy el que te debe una disculpa. Te sobre exigí ... te traté como si fueras un soldado cualquiera y no lo eres, eres mi hijo ... lo lamento – lentamente, le va surgiendo una sonrisa.
No puedo evitar sentir una calidez en mi interior y mucho alivio. No me había dado cuenta que extrañaba las sonrisas de mi hijo, las cuales siempre estaban llenas de vida.
- ¿Qué dices si empezamos de nuevo? … ¿todavía quieres que te entrene? - Kakaroto duda un poco, pero luego asiente efusivo.
- ¡Sí!, ¡quiero ser fuerte cómo tu papá! - vuelvo a desordenarle el cabello, molestándolo con buen humor.
- De acuerdo ... empecemos de nuevo - por fin, puedo sentir como la opresión en mi pecho se libera. Este era la manera correcta.
Goku
- ¿Por qué tengo que comer esto? - hago una mueca, al ver el plato con distintos vegetales cocidos, que me había dejado mamá.
- No lo has probado, te hacen bien. Ojalá hubiéramos tenido tan fértil suelo en el planeta Vegeta. Teníamos suerte de saquear un planeta dónde pudiéramos extraer buenas verduras - comienza a hablar mamá, mientras cortaba unos pedazos de carne y los echaba a una olla.
Revuelvo el caldo de verduras, de forma distraída -... ¿te gustan tanto? – asiente -... ¿por eso mi nombre es tan raro? - esta se voltea.
- ¿Tú nombre?, ¿qué tiene? - hago un puchero con la boca.
- Uno de los hijos de Hayate-san ...-.
- ¿Ese es uno de los clientes, a los que tu padre le vende mercancía? - me interrumpe mamá. Asiento.
- Ellos ...- miro la mesa y luego miro a mamá - ellos estaban aprendiendo otro idioma, de otro país, y me dijeron que mi nombre sonaba a 'zanahoria' en ese idioma - frunzo el ceño, aun sintiéndome avergonzado - les dije que mi nombre es Goku - asevero más fuerte.
Mamá se vuelve a voltear, pero esta vez se sienta con cuidado frente a mí - bueno, las costumbres de otros planetas pueden no entenderse aquí ... lamentablemente, no podemos explicar que somos una raza alienígena – suspira - allá tu nombre era más popular, pero tú decides cielo - me sonríe.
Le sonrío de vuelta - pero, de todas maneras, eso no te salva de comerte los vegetales - hago otro puchero.
-Vamos, ya tienes 9 años. No te voy a estar dando cucharadas, como cuando eras bebé - me mira con sus brazos en sus caderas, firme.
Exhalo, pero tomo la cuchara y comienzo a comer-… ¿y bien? …- siento que se me enrojecen mis mejillas - ¿está bueno verdad? - me mira divertida.
Le extiendo mi plato. Le sonrío con ganas - ¿hay más? - esta se ríe, negando con su cabeza.
-Sí, pequeño monito - me río.
Es así como termino comiendo todo lo que puedo, además que mamá me había preparado una carne también deliciosa.
Cuando por fin me sacio, me doy cuenta que papá no estaba- ¿y papá? - esta parece pensar, pero justo la puerta de la cocina se abre.
- ¡Ah Bardock! / ¡papá! - este nos saluda.
- ¿Qué ocurre? - se sienta.
- Nos preguntábamos dónde estabas - le sirve un plato de comida.
- Los riegos se rompieron otra vez ... estoy comenzando a pensar que lo hace alguien a propósito - sigue comiendo, un poco enojado - creo que voy a dejar a Kori afuera, para que ataque a este imbécil que rompe los riegos - me río, pensando en que, si realmente había alguien haciéndolo a propósito, papá lo iba a hacer lamentarse el resto de su vida.
- Oye papá, ¿entrenamos? - cambio de tema, ya emocionado con la posibilidad.
- Acabas de comer- me regaña mamá. Me encojo de hombros.
- Así bajo la comida - sonrío emocionado.
- Mejor no. Si te llego a golpear muy fuerte, terminarás vomitando - dice papá. Hago un puchero.
En esos cuatros años, desde que comenzamos a entrenar con papá, sentía que me había hecho más fuerte. Me gustaba ir superándome a mí mismo.
Luego de esas horribles primeras semanas, donde papá me había hecho desear nunca haberle pedido entrenar, las cosas habían cambiado y mejorado.
No quería tenerle temor u odiar a papá, ¡él era lo máximo!, ¡era tan cool!, yo quería ser cómo él, pero esas semanas me habían hecho desear no conocerlo.
Cuando me pidió perdón, sentí mucho alivio, volvía a ser mi papá cariñoso, aunque él jamás admitiría en voz alta que era cariñoso.
- Podrías acompañar a tu abuelo, dijo que iba a ir a pasear por los alrededores - me comenta este, mientras sigue comiendo.
- ¡Sí!, haré eso - me levanto emocionado - ¡vamos Kori! - tomo mi Nyoi-bō, colgándomelo a mi espalda y salgo corriendo.
- ¡Con cuidado! - me alcanza a gritar mamá.
- ¡Vamos Kori! - mi cachorro había crecido bastante, era un gran Labrador y este me llegaba a mi cintura.
Este salta sobre mí, botándome al suelo. Rodamos por el suelo, mientras este me llenaba a babas - ¡ya, vamos!, tenemos que ir por el abuelo - salgo corriendo otra vez.
Cuando llegamos a la base de la montaña, alcanzo a distinguir su silueta a lo lejos- ¡abuelo! - me aproximo.
- ¡Ah, Goku! - este me acaricia mi cabeza. Me río, con él siempre me sentía más pequeño de lo que era - ¿qué haces aquí? - acaricia a Kori también.
-Venimos a acompañarte, ¿a dónde vas? - este parece quedarse pensativo.
-... Un poco más arriba hay un pequeño templo, ahí guardo algo especial para mí. Quería ir a buscarlo - miro a lo lejos.
- ¡Pues te acompañaremos! - este me sonríe, poniendo sus manos en su espalda.
- Pues vamos - es así como voy corriendo con Kori a mi lado, riéndome cuando este me salta encima.
- Jeje, tienes mucha energía Goku - sigo jugando. Kori me persigue y trato de esquivarlo, usando a mi abuelo de escudo. Este sigue riéndose suavemente.
Cuando por fin llegamos, observo como el abuelo aplaude y baja la cabeza. Lo miro confuso, pero junto mis manos y lo imito.
Lo único que se escucha, son los ladridos del perro hacía unos pájaros.
Por fin, el abuelo levanta su cabeza y entra al templo. Me quedo afuera, esperando curioso. Cuando este sale, llevaba algo es sus manos.
Vuelve a inclinarse y luego se acerca a mí - ¿qué fuiste a buscar abuelo? - intento mirar curioso.
-Quería dártelo, quiero que tú lo tengas - me toma mis manos y deposita en estas, una esfera brillante.
Miro asombrado el objeto más de cerca. La esfera tenía un brillo anaranjado que hacía que no pudiera dejar de mirarla. Casi me daba miedo no sostenerla con mis dos manos, era como de cristal.
Al acercar mi cara, veo que tenía en su interior cuatro estrellas.
- Woow…- sigo mirándola.
- ¿Te gusta? - me sonríe mi abuelo - protégela por mí, ¿sí? - asiento, temeroso de hacerle algo.
Cuando emprendemos el camino de vuelta, voy fijándome en el camino, intentando pisar bien. No quería caerme y que, por eso, la esfera se cayera.
- ¿Y qué es esto abuelo?, ¿tiene nombre? - le pregunto, sabía que venía atrás mío.
De repente, Kori se sienta y comienza a gemir, aullando levemente al cielo. Lo miro confuso - ¿qué pasa? - este sigue gimiendo.
Me acerco y lo reviso, pero no veía alguna herida.
Este se levanta y regresa por dónde veníamos - ¿a dónde vas? - al voltearme, alcanzo a notar como mi abuelo se lleva la mano al pecho y parece ir cayendo lentamente, hasta dar contra el suelo.
Hay tres segundos, que parecen durar tres horas. Todo se detiene en mi mente -... ¿abuelo? ... abu ... ¡ABUELO! - me acerco corriendo a este.
Tenía sus ojos cerrados y su rostro lucía muy pálido. Siento un estremecimiento.
-No ... no, no …- me van cayendo más lágrimas - ¡cuídalo Kori! - salgo corriendo.
Corro lo más fuerte y rápido que puedo, agarrando con todo mi cuidado la esfera del abuelo.
Cuando bajo la montaña, corro hacía la casa- ¡PAPÁ!, ¡MAMÁ! - comienzo a gritar. Cuando ya voy llegando, estos salen preocupados.
- ¿Qué pasa hijo? - pregunta mamá. Tomo aire, intentando hablar.
- ¡Papá!, ¡ven! - tiro de su mano. Este abre la boca, pero lo interrumpo - ¡el abuelo necesita ayuda! - intento dejar de llorar, pero no puedo.
- ¡Guíame! - papá no dice más. Regresamos corriendo y cuando veo un bulto en el suelo, mi llanto se reanuda.
- Mierda …- papá corre hacía el abuelo. Lo revisa rápidamente. Kori se acerca a mí, con sus orejas caídas.
Papá carga en sus brazos al abuelo, con bastante facilidad y comienza a correr hacía la casa, lo seguimos.
- ¿Qué ocurrió? - pregunta mamá angustiada, apenas llegamos.
- Creo que sufrió un infarto, ¡tenemos que llevarlo a un hospital! - este está a punto de ir hacía el auto, pero se frena.
- N-No…- nos congelamos.
- Gohan-san, está grave, hay que llevarlo a un hospital - le dice papá, con voz dura.
- Gohan-san, resista, iremos por ayuda - mamá le toma su mano.
Este niega - ¿abuelo...? - lo observo.
Este entreabre los ojos - no quiero ... ir a un hospital…- respira con dificultad - quiero morir aquí ...- aprieto mis ojos, las lágrimas quemándome.
- ¿Por qué dice eso?, ¡déjenos ayudarle! - le grita papá, comenzando a enojarse. El mayor niega.
- Algo me decía, sentía que ya estaba llegando mi momento ... Quiero morir aquí, rodeado de este lugar y de ustedes, mi familia - mis padres intercambian una mirada por un largo minuto, luego papá da la vuelta, entrando a la casa.
Al entrar, veo como papá deposita al abuelo en el sillón de la sala, con mucha delicadeza. Mamá se adelanta y lo tapa con una manta.
-... Nos recibió cuándo no teníamos nada. Nos dio un hogar, nos enseñó a ser una familia y pese a todo lo malo que hemos hecho, nos perdonó y aceptó ...- papá se quita su bandana y, tanto mamá como yo, lo miramos asombrados. Él jamás se quitaba esa bandana mitad pañuelo, excepto para dormir y bañarse.
Este se arrodilla frente al abuelo y agacha levemente su cabeza - Muchas gracias por todo Gohan-san, usted es un hombre extraordinario - el abuelo le sonríe, tenía sus ojos brillantes.
- Gr-Gracias ...por dejarme ser parte de tu familia - mamá se acerca y le besa su frente.
- Usted es un hombre muy bondadoso, el mundo pierde a un gran hombre hoy - esta sonríe, ya llorosa - gracias por todo lo que hizo por nosotros, gracias por enseñarnos a criar a nuestro hijo, a enseñarnos que está bien amar y demostrarlo ... a-adiós Gohan-san- le vuelve a besar la frente.
Miro la puerta, estoy por avanzar, cuando siento una mano en mi hombro. Al levantar la mirada, papá me miraba serio y triste - si eres un hombre, debes afrontarlo y despedirte ...- me estremezco.
Avanzo lentamente hasta llegar con mi abuelo. Nos observamos -... ¿ti-tienes la esfera...? - asiento tembloroso - piensa que soy yo ... -respira más lento - siempre estaré contigo ... un pequeño recuerdo que tendrás contigo …- lo abrazo.
- T-Te qui-quiero mucho abuelo ... t-te voy a extrañar mu-mucho…- sollozo en su regazo.
- Yo también te quiero mucho…- parece mirar a la nada - los qui...ero a ... to... todos…-su cuerpo se endurece, su mirada se apaga, no escucho su corazón. Sé que ha muerto.
Corro hacía mamá y me refugio en su regazo. Papá tapa el rostro del abuelo con el resto de la manta. Kori se acuesta, con sus orejas gachas y su cola enrollada en su cuerpo.
Nadie dice nada, sólo lloramos y contemplamos a la nada. Mi abuelo había muerto y sabía que nada volvería a ser igual.
