Capítulo 6


Flasback pt. 2


—¡Naruto! Sigues siendo el mismo imbécil de siempre, te he dicho que Sakura necesita pararse a descansar. —El rubio no dijo nada, solo buscó la mirada de su amiga, ella rió.

—Exageras, puede continuar perfectamente con el ritmo que estamos llevando ahora. Naruto prosigamos, lo mejor será terminar la misión de una buena vez para regresar a casa.

Sasuke siguió caminando mientras intentaba ignorar a ambos, tenía sus razones para evitar el cansancio de su mujer, pero al parecer ella estaba motivada a dar lo mejor de sí misma, si se ponía a pensarlo detenidamente, así era ella siempre, demasiado optimista y dispuesta ser lo más útil posible. Tampoco era una mujer débil, así que por ese lado se sentía tranquilo.

La misión que les habían asignado era algo tan sencillo, que fácilmente podría ser considerado solo una formalidad, incluso parecía exageración que para tal ligereza se necesitara de la ayuda de los tres ninjas más fuertes del mundo shinobi. Tenían que ir al encuentro del Raikage y entregarle algunos pergaminos de suma confidencialidad de parte del Hokage, siendo ellos las personas en quien más confiaba el Sexto, les había encomendado esa tarea.

—¿Qué les parece ir por un buen ramen cuando regresemos a la Aldea? —Naruto siempre pensaba que conversar aligeraba el camino, así que sacaba cualquier tema a flote y siendo él un hombre a quien le encantaba en demasía hablar, eso no era un problema.

—Hinata- san estará esperándote en casa, será mejor que cenes con ella. —Básicamente la conversación era llevada por la pelirrosa y Naruto, Sasuke siendo de pocas palabras simplemente se limitaba a escuchar y musitar un característico "hmp" de vez en cuando.

—Ella estará encantada de acompañarnos, le gusta mucho el ramen. ¡Incluso puedes llegar a comer más que yo-ttebayo!

—Entonces estaremos encantados, llevamos algún tiempo sin salir los cuatro. —Sasuke la miró sonriendo con amabilidad, el brillo en sus mejillas era notorio.

Continuaron su viaje, cada vez estaban más cerca de su destino, y si sus cuentas no eran erróneas en dos días estarían de vuelta en casa, con su vida en la normalidad, Sakura asumiendo sus responsabilidades en el Hospital de Konoha, Naruto continuando con su capacitación para ser nombrado Hokage, y Sasuke intentando descifrar los rastros de Kaguya, recordó aquella misión que le había comentado en la que podría estar bastante tiempo fuera de casa y sin la posibilidad de comunicarse, ya que significaría un riesgo. Su rostro se tornó algo triste pero rápidamente borró aquellos pensamientos, si realmente era necesario que su marido saliera a proteger Konoha de ese peligro inminente, ella confiaría en él y lo apoyaría.

Pasadas unas cuantas horas ya habían avanzado un tramo considerable del bosque, así que se detuvieron un rato, Sasuke le extendió una cantinflora a Sakura y ella bebió el líquido que contenía, el agua era refrescante y dio otro sorbo.

—Siento que hay algo que me ocultan. —Mencionó el rubio con un tono de reproche algo infantil cuando observo la complicidad entre la pareja.

—Naruto, no esperes que mi esposa y yo te contemos en punto y seña toda nuestra vida. —Sasuke era tajante, le gustaba cabrearlo.

—¡Pero soy su mejor amigo! Al menos díganme porque tanta complicidad, pareciera como si todo el tiempo se hablaran entre miradas. Es como cuando me ocultaron que se habían casado, únicamente me enteré hasta que regresaron con Sarada-chan.

—¿Acaso también quieres saber los detalles de como hicimos a nuestra hija?

—¡Sasuke-kun! —Sonrojada, Sakura lo reprocho.

—Tengo dos hijos, claro que sé como se hacen, no necesito esos detalles, a lo que me refiero es que siento que me ocultan algo que sí debería de saber. —Naruto comenzó a caminar en círculos alrededor de ellos. —Sakura-chan estás más animada últimamente, y bueno, Sasuke tú estás más protector y eso no es tan propio de los tipos como tú.

—Que prejuicioso. —Dijo el azabache.

—Naruto, estoy bien. Te contaré todo cuando regresemos a Konoha ¿Te parece? —Naruto asintió y Sakura se rio de él, continuaron su viaje.

La reunión con el Raikage fue amena, al principio se había mostrado algo incómodo de recibir a Sasuke en la aldea del Rayo, pero Naruto con su charla hizo que la tensión se recudiera notablemente, sin contar que después apareció Killer Bee para saludar a su amigo, y ambos se llevaron el tiempo entre bromas y demás. Sakura estuvo en todo momento junta a su esposo, algo que el agradeció bastante, aunque no le importaba la opinión que tuvieran sobre él, no quería arruinar las relaciones de Konoha en esa aldea simplemente por sus pecados del pasado, pero como siempre, la presencia de Sakura lo tranquilizó.

No planeaban quedarse durante mucho tiempo, así que entregaron los pergaminos que les habían encomendado, esperaran algunas horas mientras el Raikage tomaba una decisión acerca de la respuesta que le enviaría al Hokage. Sasuke y Sakura esperaban pacientes, Naruto en cambio, gracias a su animada personalidad, no paraba de hacer escándalo junto al hermano del Raikage. Al cabo de algunas horas más tarde, continuaron su viaje -ahora de regreso- a Konohagakure.

—¡Ah! —Exclamó el rubio una vez en el bosque, viajaban sin mucha presión. —Llevaba bastante tiempo sin ver ya al viejo pulpo, extrañaba algo su rap, supongo.

—Frustrante. —Musitó el Uchiha.

—Sasuke-kun, para… Fueron bastante amables, de hecho.

—Sakura-chan, Sasuke está celoso de que yo tenga un mejor amigo que no sea él. —Naruto lo miró de forma burlona, recordándole a la pelirrosa aquellos momentos en que eran unos chiquillos, aunque ciertamente ahora las cosas eran bastante distintas a aquellas épocas, la nostalgia era un sentimiento que de vez en cuando le gustaba sentir.

—Tonterías. Puedes tener mil amigos y me importaría más que un comino.

—Bueno, siendo sinceros Naruto tiene muchos amigos, Anata. Una cualidad bastante peculiar en él ¿No crees? A dónde vaya le es fácil congeniar con la gente.

—Un rasgo considerable, pero no de mi incumbencia. —Sakura soltó una ingenua risilla ante las palabras de su marido.

—Por favor, Sasuke. Ya te gustaría tener tantos amigos como yo. La verdad a veces pienso que ser un lobo solitario debe ser cansado para ti, nunca permites que alguien que no sea Sakura-chan se te acerque, y bueno, a Kakashi y a mí nos quieres bastante, lo sé, pero eres algo reacio a demostrarlo.

—No necesito a gente igual de ruidosa que tú merodeando a mi alrededor. Además, no permitiría que nadie se me acercará, ese es un privilegio que solo Sakura posee. —La chica se sonrojó.

Naruto continúo diciendo varios disparates más, Sasuke de plano lo ignoraba o respondía tajantemente. El bosque era espeso, pronto anochecería, así que debían comenzar a buscar en que parte de la naturaleza pasarían la noche, además de establecer los turnos para cuidar el área mientras los otros dos dormían, una rutina que solían aplicar en sus misiones de Genin con Kakashi-sensei -Ahora el Sexto Hokage- quien les asignaba turnos de tres horas para dormir.

—Naruto, vigilaré por Sakura, no te preocupes puedes darme los dos turnos. —Fue lo primero que dijo Sasuke, cuando se pararon en el lugar que habían decidido más conveniente para dormir. Era una de las partes con menos árboles que habían encontrado, el pasto no era tan alto ni se miraba molesto y con algo de leña -que después irían a buscar- podrían montar una perfecta fogata.

—No es necesario, Sasuke-kun. Puedo adaptarme fácilmente.

—No pienso dejarlo a discusión, sabes que debes descansar bien.

La pelirrosa no dijo nada más, aunque no disimuló su enojo -algo que Sasuke sabía de antemano- frunciendo el ceño tanto que algún momento creyó que le dolerían los músculos de la cara. Conocía a Sasuke y lo aferrado que podía llegar a ser cuando una idea se le montaba en la cabeza, especialmente si esa idea tenía que ver con su esposa. Ella lo entendía perfectamente, pero a veces le molestaba un poco que él pensaba que seguía siendo una chiquilla a la que rescatar, tal cual, como una damisela en apuros, había pasado mucho tiempo entrenando con la Quinta Hokage, y eso no había sido en vano, ella era fuerte y confiaba en sus habilidades, tanto como para no depender de sus compañeros.

—Iré a dar un paseo. ¿Supongo que puedo hacer eso?

—Sakura…

—Está bien, Sasuke. —Replicó mientras se desvanecía en el bosque. Camino varios metros hasta que decidió que era una buena idea comenzar a buscar la leña.

Naruto y Sasuke seguían armando las casas de campaña improvisadas. El rubio fue el primero en romper el silencio. —Creo que está enojada.

Sasuke no respondió.

—Es que no te dijo Sasuke-kun… —Lo dijo como si estuviera justificando su comentario anterior.

—Se le pasará.

—Ella quiere que confiemos en ella tanto como ella confía en nosotros. —Ignoró el evidente intento de su amigo por evadir la conversación.

—Confío en ella.

—Quizás ella no lo siente de esa forma.

—¿A qué quieres llegar Naruto?

—A que se lo digas, dile que confías en sus habilidades. Ella se esforzó mucho para poder ser la mujer que es.

—Lo sé, pero tengo mis propios motivos para cuidarla. —Sasuke titubeó, pensando en si era conveniente decirle la verdad al Uzumaki, Sakura había decidido hacerlo cuando estuvieran de regreso a la aldea. pero justo ahora solo si se lo decía, el lograría entender el por qué de sus actos. —Es mi mujer y no quiero que le pase nada, más cuando lleva otro hijo mío en el vientre. Tienes dos hijos, sabes que las mujeres en su estado requieren más cuidado.

El otro hombre abrió sus orbes azuladas con un brillo singular, abrazó a Sasuke de improviso, haciendo que el otro lo alejara de su espacio personal. —¡Teme, Felicidades-ttebayo! Tendrán otro bebé, ahora entiendo todo. Creo que incluso yo cuidaré más a Sakura-chan, recuérdame decirle a Kakashi que rebaje sus horas de trabajo en el hospital.

Sakura regresó después de un cuarto de hora, llevaba la leña en los brazos. Esta vez fue Naruto quien le indicó que el la llevaba por ella, lo notaba entusiasmado, lo más seguro -pensó- era que se había sentido algo incómodo por la pequeña discusión de hace unos segundos entre ella y Sasuke, y ahora estaba menguando las aguas para no estar incómodo.

Ignoró al azabache y se dirigió a Naruto. —Creo que es suficiente para una fogata.

—Lo es. —Respondió el rubio.

—Creo que sentí la presencia de alguien cuando estaba en el bosque, deberían estar atentos cuando cuiden durante la noche. Ambos asintieron.

Incluso después de la advertencia que les había hecho la pelirrosa la noche pasada, en realidad no huno ningún inconveniente, y ella pudo dormir de lo más agradable. Había exagerado un poco con Sasuke, ahora que estaba más calmada, lo reconocía, pero ella no era quien tenía que disculparse, la verdad era que no quería que su esposa siquiera subestimándola, aunque su intención fuera protegerla. Sasuke, en cambio, había amanecido más callado de lo normal, dándole su espacio a Sakura para que el enojo se le pasara de a poco, incluso la dejó de cuidar tan descaradamente para que no se sintiera agobiada.

Habían vuelto a retomar el camino, Sakura se seguía sintiendo extraña respecto a la presencia que había sentido la anterior noche, no se fiaba, pero tampoco quería preocupar a sus compañeros de forma innecesaria, supuso que de verdad haber alguien, Naruto sería en primero en sentirlo y detectarlo, por que concluyó que debían ser alucinaciones suyas.

—¿Creen que podamos para a descansar ahora mismo? —Ninguno se negó, Sasuke incluso estaba aliviado, había escuchado por ahí que las caminatas largas fatigaban a las futuras madres, y según recordaba, cuando se embarazaron de Sarada, Sakura odiaba viajar a medida que su barriga iba creciendo, tanto que se habían visto obligado a hospedarse en una aldea bastante lejana durante varios meses, interrumpiendo su viaje.

De reojo, el azabache, notó los ojos de su esposa, ella analizaba meticulosamente el lugar como si quisiera asegurarse de algo. También Naruto se había dado cuenta de la actitud de su compañera.

—¿Sakura-chan? ¿Qué pasa?

—¿No sientes algo raro Naruto? Más bien alguien… —Si bien, Sakura nunca se había destacado por ser un ninja sensor, era el tipo de mujer que cuando la intuición la embargaba, rara vez le fallaba.

—Bastante perspicaz, ninja médico. —Salió de entre los arbustos una voz bastante gruesa, horrible a los oídos de la ojijade. Buscó el cuerpo de quien provenía, pero no encontró nada. —Pero no es a ti a quién necesito, después de todo, no tienes un Sharingan.