El calendario se mostraba inocentemente sobre el escritorio de Levi, quien no podía apartar la mirada de la fecha que se encontraba marcada en el círculo rojo. Nervioso, volvió a contar los días que faltaban para aquel acontecimiento.

—Veintitrés— dijo Petra detrás de él—He estado vigilándote los últimos cinco minutos y si las cuentas no me fallan juraría que habrás contado como diez veces.

En efecto, lo había hecho más de diez veces.

—¿Qué te tiene tan nervioso? ¿Qué ocurre en esa fecha? —preguntó la castaña curiosa.

Los ojos grises se desviaron del calendario para mirar los ojos cafés de su compañera. Entonces dijo:

—Ese día me caso.

Mientras tanto en el otro sector de la empresa, Hange se encontraba hostigando a Erwin como siempre lo hacía al inicio de cada semana.

—No puedo creerlo, queda tan poco para el matrimonio— dijo la mujer con brillo en su rostro— Serán la primera pareja casada de la empresa.

—¿De verdad? —preguntó Erwin mirándola de reojo mientras contestaba algunos mails— Yo creía que alguien ya había dado el primer paso.

—Noup—dijo Moblit atrás de ella— Ustedes serán los primeros.

—¿Ya decidieron quien será el que vestirá de blanco? —preguntó Hange.

—¿De blanco? ¿Es necesario?

—No, pero es aburrido verlos a ambos de negro ¿No lo crees? — agregó la castaña. Luego sus ojos se mostraron picarones y prosiguió— Además, seria interesante dejar en evidencia quien es el activo o el pasivo.

—¡Hange! —reprendió Moblit a su novia— Eso es privado.

—Vamos, tú también tienes curiosidad y no te hagas el desentendido.

—El color no define eso— dijo Erwin sonrojado hasta las orejas— De todas formas, tengo que discutirlo con Levi antes de decidir.

—Awww, eres el marido perfecto, Erwin. Siempre consultándole todo a tu futuro antes de.

—Si tan solo nosotros siguiéramos su ejemplo.

—Oye, siempre te aviso antes de tomar una decisión.

—Avisar no es lo mismo que llegar a un acuerdo, Hange.

Erwin solo se rio mientras escuchaba a la pareja discutir levemente. Sin embargo, su mente repasó lo que la castaña le había comentado. Tenían muchas cosas que discutir con Levi y cada vez quedaba menos tiempo para la boda. Agradecía la personalidad hiperactiva de la dama de honor de Levi, ya que, adelantó varias cosas, como por ejemplo la comida que se serviría, la música que se tocaría, entre otros.

Esa noche, Levi y Erwin se encontraban en la mesa revisando algunas revistas y el diseño de las invitaciones.

—¿Crees que estará bien el crudo o el hueso? —preguntó Levi señalando ambos colores.

—¿Hay alguna diferencia? —preguntó Erwin no muy seguro de cual color era cual.

—Ni yo los distingo—dijo Levi tirando uno y quedándose con el que tenia en su mano izquierda— Pero no sé, siento que me gusta más este.

—Entonces que sea ese. Por cierto, ¿Te gustaría que nuestra boda tuviera alguna temática en particular? Mike me dio la idea.

—¿Temática?

—Si, por ejemplo, en la boda de mi primo la invitación señalaba que todos teníamos que usar sombrero.

—Que raro.

—Ósea no necesariamente tiene que limitarse a sombreros. Una vez fui a una boda ambientada en los años 40.

—Eso suena creativo —dijo Levi— Pero sinceramente no se me ocurre alguna temática en particular.

—No tiene porque ser tan elaborado, puede ser algo simple, algo que pueda identificarnos tal vez.

—Identificarnos…—dijo Levi pensativo— Voy a pensar algo mientras tanto. Oye, ¿Está bien que ocupemos la casa de verano de tus padres para hacer la boda? Sé que tu madre dio la idea, pero ¿Estás seguro de hacerlo ahí?

—Si ¿Por qué preguntas? ¿No te gusta?

—No, al contrario, es hermoso y bastante pacifico. Es solo que no quiero abusar de la gentileza de tus padres. Se mostraron muy atentos conmigo la semana pasada.

A diferencia de la familia Ackerman, la familia del rubio resultó ser mucho más tranquila. Los padres de Erwin eran bastante amorosos y cuando Levi se presentó frente a ellos fue recibido con una calurosa bienvenida a la familia. Durante esa tarde, Erwin fue ridiculizado por su madre, quien pasó gran parte de la visita mostrándole fotos de su único hijo a lo largo de su infancia y adolescencia. Levi disfrutó todo aquello, incluso sin que se ambos padres se dieran cuenta, se robó una foto de Erwin que le gustó en sobremanera. Ahora, esta se encontraba oculta en la caja intima del pelinegro.

—No te preocupes por eso, para ellos sería un honor usar la casa de verano para nuestra boda. Además, el lugar es amplio y seria lindo hacerlo al aire libre.

Levi asintió dándole la razón a Erwin y siguió mirando el catálogo de bodas. En eso, una pregunta surgió en su mente, la cual había estado rondando en ella gran parte del día.

—¿Quién de nosotros vestirá de blanco?

—No me digas— dijo Erwin mirándolo fijamente— ¿Fue Hange?

—No, Petra — dijo Levi cabizbajo— ¿Qué opinas tú? Por lo general me inclino por el negro.

—Yo igual.

—¿Y si lo decidimos con papel, piedra y tijeras?

—Que infantil.

—Sip, pero no se me ocurre una manera más justa de como elegirlo.

—Sabes —dijo Levi mirándolo seriamente, eso tomó toda la atención del rubio— Ambos podríamos usarlo. Siento que seria novedoso. Nunca visto de blanco y sería algo nuevo. En tu caso, el blanco ya te sienta bien. Siempre lo ha hecho.

La personalidad poco romántica de Levi jamás admitirá esto, pero cada vez que el recuerdo de Erwin aparecía en su mente, lo imaginaba radiante, lleno de luz y claridad. Su maravillosa sonrisa, sus ojos claros y cabello dorado le daban una apariencia tan etérea, tan perfecta y sublime. Literalmente, él era como la luz que iluminó su vida hasta el día de hoy. Su pensamiento era demasiado cursi y por ello viviría enterrado en su mente.

Es por ello que Erwin se vería perfecto de blanco.

—Además—dijo Levi escondiendo su rostro en la revista para ocultar el repentino rubor de sus mejillas— Ambos nos veríamos igual de bien. Somos guapos después de todo.

—Podría ser interesante—dijo Erwin haciéndose una imagen mental.

Ver vestido a Levi de blanco es algo que nunca ha tenido el privilegio de ver. Estaba seguro el hombre se vería aún más radiante de lo que ya era gracias a ese color.

—¿Quieres más té, amor? —preguntó Erwin levantándose a la cocina— Iré a la cocina por más café.

—Está bien —dijo entregándole la taza.

En cuanto su novio se fue, Levi se sujetó la cabeza buscando encontrar toda la paciencia que se requería para organizar todos los detalles faltantes de la boda. Se sentía nervioso de que no les diera el tiempo para ver todo lo que quedaba. ¿Y si no resultaba? ¿Y si les olvidaba algo? ¿Y si no sabía como entretener a sus invitados? Levi no se caracterizaba por ser una persona insegura. Sin embargo, el tema de la boda era algo muy delicado. No era como una fiesta de cumpleaños. Era algo definitivamente más grande. Después de todo, ese día sellaría su vida con Erwin. Y todo tenía que salir perfecto.

Eran un peso sobre sus hombros que no estaba seguro de poder soportar.

En eso, sintió como unos dedos acariciaron cariñosamente su cuero cabelludo. Miró hacia arriba para encontrarse con los cansados ojos de Erwin, los cuales lo miraban con profundo amor.

—Tranquilo, cariño— dijo Erwin agachándose a su altura— Todo va a salir bien ¿Sí? No te angusties.

Levi asintió, apoyando su mejilla en la palma de Erwin. Sintiéndose acogido por el cálido y áspero tacto del rubio. Últimamente se sentía bastante inseguro de lo que hacía y de las decisiones que tomaba.

. . .

Después de otro día de trabajo, Erwin y Levi decidieron no irse directo a casa como lo hacían habitualmente. Esta vez se dedicaron a ir al centro para cotizar algunos esmóquines de color blanco, así como otras cosas que debían chequear.

—Debemos comprar un espejo—dijo Erwin mientras preparaba la mano de Levi— Siento que nos falta un espejo de cuerpo completo en casa.

—¿Tú crees? ¿Qué hay de malo del espejo que hay en el baño?

—Es pequeño. Además, el nuevo podríamos ponerlo en nuestra habitación.

—Esta bien.

Entraron a una tienda que se especializaba en espejos y habían de todos los tipos. Cuadrados, rectangulares, ovalados, redondos, entre otros. Erwin miró uno bastante grande cuyo marco era de madera de roble. Levi le encantó los bellos detalles que tenía.

—Este es perfecto— dijo Erwin— Un poco costoso, pero quedaría estupendo en nuestra habitación. ¿Qué te parece, amor?

Levi observó el reflejo de ambos en el espejo. Erwin se veía sonriente y apoyaba su mandíbula en su cabeza. Lo tenía abrazado por detrás enrollando sus brazos en su estrecha cintura. Levi se quedó mirando esa pose por un par de segundos. Entonces preguntó:

—¿Alguna vez te ha molestado mi estatura?

Eso definitivamente descolocó a Erwin, quien lo miró con una ceja alzada.

—¿Tu estatura?

—Si— dijo Levi mirándolo serio— No lo había pensado antes, pero nuestras estaturas son muy diferentes. ¿No te molesta?

—¿Por qué me molestaría? —preguntó confundido Erwin— Me gusta como eres, Levi. Pequeño y compacto.

Erwin besó gentilmente la coronilla de Levi. Sin embargo, eso no fue suficiente para el más bajo.

—Pero ¿No te molesta que tengas que agacharte para besarme? ¿O que tengas que mirar hacia abajo cada vez que hablas conmigo? ¿No te duele la espalda?

—No, no y algunas veces— dijo Erwin contestando seguro de sus respuestas— pero no me importa, Levi. ¿A qué viene todo esto?

Levi no respondió, de hecho, ni siquiera él lo sabía.

Erwin pasó por alto la situación y compró el espejo para luego dirigirse a una tienda especializada en trajes para novios. El rubio se veía emocionado viendo los trajes blancos. Por otro lado, Levi los miraba mareado. De hecho, apenas asimilaba lo que Erwin le estaba diciendo y sus manos temblaban ligeramente bajo la tela de color huevo.

¿Por qué estoy tan nervioso?, pensó Levi para si mismo.

—¿Crees que sea mejor corbata o pajarita? También hay que elegir el color, podría ser negra, pero veo el celeste y no sé, siento que me llama ese color. ¿Qué te parece?

Concéntrate, Levi, pensó nuevamente.

—¿Me decías algo? —preguntó Levi avergonzado.

—¿Estas bien? —preguntó Erwin acariciándole la mejilla— Te veo inquieto.

— Si, estoy bien— mintió Levi desviando la mirada para no mirar los ojos de Erwin—Solo tenía mi mente en otro lado.

—Entiendo— dijo Erwin no convencido del todo— ¿Hay algún traje que te guste? Yo ya tengo puesto el ojo en un par.

—Probémoslos— dijo ansioso.

Erwin asintió y fue en busca de ellos. Ahora mismo se encontraban separados en los cambiadores. Levi podía sentir el ajuste perfecto del traje en su cuerpo. Su novio definitivamente le había dado al blanco con talla. Pasó sus dedos por el diseño del gilet, sintiéndolo agradable al tacto.

—¿Estas listo?

—Si, solo déjame arreglar la corbata y salgo.

—Avísame y a la cuenta de tres salimos ¿sí?

—Bueno.

Cuando se arregló la corbata, siguió lo que Erwin le indicó. Cuando este dijo tres la pareja salió encontrándose con los reflejos de la habitación de los espejos. Levi miró a Erwin quien no podía verse más perfecto de lo que ya lucía. Sin embargo, cuando vio su propio reflejo no se sentía conforme, de hecho, se sentía agobiado y ahogado.

—Nos vemos bien— dijo Erwin mirándolo— Pero podríamos combinar el blanco con otros colores.

—Yo creo que…

—Oh, tienes la corbata chueca— dijo Erwin acercándose a él— Déjame acomodártela.

Las manos grandes de Erwin se posaron delicadamente en la prenda, pero su vista reparó en la mirada nerviosa de Levi, quien se quitó de encima las manos del rubio de manera brusca.

—Pero que…

—No puedo, me cuesta respirar.

—¿Sientes el traje apretado?

Levi se alejó de Erwin y desesperadamente sus dedos comenzaron a retirar la corbata enrollada en su cuello y luego prosiguió con los botones. Los ojos azules de Erwin lo miraron asustado y más aun por la respiración agitada del pelinegro. Cuando Levi desabotonó la camisa por la mitad dio una profunda inhalación.

Al verlo en ese estado, Erwin obligó a Levi a sentarse y en cuclillas le preguntó:

—¿Qué te ocurre?

—Nada— dijo Levi tratando inútilmente de pasar todo por alto.

—¿Cómo que nada? Levi te acaba de dar una crisis de pánico —dijo Erwin alzando un poco la voz— Puedes decírmelo, Levi.

Los ojos grises de Levi se negaban a mirar a Erwin. Ante ello, el rubio tomó el rostro de su novio y lo obligó a mirarlo a los ojos. Pudo notar el miedo en la mirada de fierro de Levi. Un miedo cuyo origen no entendía.

—Vamos Levi.

Ante la insistencia de Levi, este cerró los ojos y preguntó:

—¿Me amas?

Erwin se le quedó mirando sin entender, entonces preguntó:

—¿Por qué me preguntas eso?

—No me respondas con otra pregunta—dijo Levi impaciente— Responde ¿Me amas? ¿Quieres casarte conmigo?

—Te amo, Levi— dijo Erwin preocupado— Y por supuesto que quiero casarme contigo. ¿Por qué lo dudas?

—No lo sé— dijo Levi cubriendo su rostro con sus manos— No sé qué me pasa últimamente, pero estoy extraño. No me siento bien.

—¿Son los nervios de la boda? —preguntó Erwin intentando darle la paz a Levi que tanto le estaba costando encontrar.

—No lo sé.

—¿Por qué estas dudando de lo que siento por ti? Te amo, ¿Eso no te convence?

—No es eso.

—¿Entonces que es?

—No me siento listo.

Erwin se quedó paralizado ante la fuerte declaración de Levi, quien no se dio cuenta del impacto en cada una de sus palabras. Entonces, el rubio preguntó:

—¿Ya no quieres casarte conmigo?

—No, digo, quiero decir, no me malinterpretes— dijo Levi intentando encontrar las palabras adecuadas para expresar su sentir— Quiero casarme contigo, es lo que más anhelo en este mundo.

—¿Pero?

—Pero me siento inseguro si esta bien hacerlo. No me siento merecedor de todo esto.

Mudo, Erwin miró a Levi cuyos labios no paraban de tiritar. Era como si el hombrecillo estuviera a punto de llorar. Al verlo tan indefenso, Erwin acunó el cuerpo de su novio quien rogaba por estar entre los brazos de este. Levi enterró desesperadamente su rostro en el pecho del rubio queriendo buscar la calma dentro de su alma. Se encontraba confundido, y el hecho de que la boda se avecinara tan pronto, lo aturdía y lo llenaba de inseguridad respecto a su relación. Y ahora quedando tan poco, sus miedos explotaron.

—Perdóname— dijo Levi completamente arrepentido— Por favor perdóname, ni siquiera yo me entiendo.

—Shhh—susurró Erwin apoyando su mentón en la cabeza del pelinegro— Esta bien. Todo esta bien. ¿Quieres ir a casa?

Sintió la cabeza de Levi asentir y minutos más tarde ambos ya estaban camino al departamento. En todo momento estuvieron en silencio. La situación le había comido la lengua al rubio y Levi estaba tan avergonzado que ni siquiera podía mirar a los ojos a su novio. Cuando sintieron el cálido ambiente de su hogar, el pelinegro se fue directamente hacia su habitación. No tenía ánimos de nada. Solo quería dormir y evitar a Erwin a toda costa. Sin embargo, el rubio no dejaría que las cosas se quedaran de esta manera.

Al entrar a su habitación, esta se encontraba en plena oscuridad y Levi estaba escondido bajo las sábanas dándole la espalda.

—¿Podemos hablar de lo que sucedió?

Levi no respondió y a Erwin no le sorprendió. Caminó hasta los pies del pelinegro y se sentó al lado de ellos. Entonces dijo:

—Tal vez sea bueno postergar la boda.

Levi abrió los ojos de la impresión, pero su cuerpo no se movió ni siquiera un centímetro. Se mordió fuertemente los labios y luego preguntó:

—¿Ya no quieres casarte conmigo?

—No es por eso— dijo Erwin con voz suave— Lo digo por lo que me dijiste en la tienda. Levi, no te sientes listo.

—Si me siento listo. Yo quiero casarme contigo.

—Entonces ¿A qué le tienes tanto miedo? —preguntó Erwin encarándolo.

Levi titubeo y endureció sus manos por los nervios. Se sentía arrinconado y hablar de sus emociones no era algo a lo que estuviera acostumbrado. Sin embargo, Erwin estaba ahí, ansioso por escucharlo y tratar de entenderlo. Quedarse callado no ayudaría en lo absoluto.

—No me siento merecedor de todo esto.

—¿Merecedor? ¿De qué estás hablando?

—Todo esto, la boda, tu familia, tú, todo es demasiado bueno para mí— dijo Levi tratando de explicarse, lo cual no estaba logrando con mucho éxito— ¿Esta bien tener todo esto? ¿Aspirar a ser feliz contigo? Dios, ni siquiera yo me estoy entendiendo, Erwin.

—Tranquilo, seré paciente y esperaré a que encuentres las palabras correctas.

Levi sonrió tristemente y luego dijo:

—¿Ves? A eso me refiero. Erwin, eres demasiado bueno. Tan atento, preocupado, eres la definición de novio perfecto. Tus padres son perfectos, tu casa de verano es perfecta, hasta tu jodido perro es perfecto— dijo Levi con profundo amor— en cuanto a mí, yo no tengo nada que ofrecerte. No poseo riquezas y mi personalidad no logra compensar aquello. Tengo un temperamento horrible, una obsesión por la limpieza y por el té, soy gruñón y un amargado cuando me enojo. Además, tengo una familia que es completamente disfuncional. Entonces, no entiendo porque decidiste casarte conmigo.

Levi se quedó cabizbajo mirando la mano que Erwin entrelazaba con la suya. Entonces de manera nostálgica agregó:

—A veces pienso que aceptaste casarte conmigo porque estaba enfermo y te daba lastima.

—¡No! —dijo Erwin rotundamente y eso asustó a Levi. Ante ello, el rubio bajo la intensidad de su voz— Nunca en tu vida pienses eso. Si acepté casarme contigo es porque te amo, Levi. Créeme por favor. Te amo, eres el hombre de mi vida. ¿Por qué estas tan inseguro de ti mismo? Eres ideal para mí, con tus defectos y virtudes, con tu familia disfuncional y tu tío que me odia. Me encantas, amo nuestras salidas, amo nuestras discusiones, amo besarte, amo cada momento que estoy contigo y todo lo que respecta a ti. Puedo decir esto todo el día, Levi. Y no me detendré hasta que quede lo suficientemente claro.

Erwin tomó a Levi del rostro y se besó sus labios con vehemencia. Quería hacer sentir a Levi seguro de sí mismo. De que comprendiera que él era perfecto para su persona.

—Amo cuando te preocupas por mí. Cuando me reprendes cada vez que me como todo el paquete de papas fritas y chocolate. Amo cuando me abrigas por las noches mientras finjo estar dormido. Amo cuan enanos son tus pies comparados con los míos y como tu estatura es tan pequeña que me hace querer cubrirte con mis brazos para protegerte. Amo tus pequeños ronquidos cuando duermes a pesar de que lo niegues siempre.

—Pero si yo no ronco— protestó Levi con la cara sonrojada.

—Si lo haces— dijo Erwin de manera cariñosa—Amo que seamos tan distintos y que estando juntos me sienta completo. Amo lo frías que son tus manos porque me provocan una necesidad de calentarlas. Amo el lunar que tienes en el trasero.

—Basta…

—Y amo cuando…

—Detente por favor— dijo Levi cubriendo la boca de Erwin con sus manos— Si sigues así, creo que moriré de vergüenza.

—Como te dije puedo hacer esto todo el día. Y lo haré para probarte de que te amo sin importar que.

Levi lo miró enternecido y apoyó su frente en su hombro. Erwin Smith lo amaba con demasía y no podía creer lo ridículo que fue en dudar de su amor.

—¿Te casas conmigo, por favor?

—Si y mil veces si, Levi— dijo Erwin rodeándolo con sus brazos.

—¿Me perdonas por ser un idiota?

—Por supuesto.

—Te amo— dijo Levi —No sé qué hice para que el mundo te pusiera en mi camino.

—Y tú en el mío.

—Es suficiente— dijo Levi alejándose de él— Me harté de tanta cursilería. Me iré a bañar.

—Como quieras mi amor.

—¡Deja de decir palabras lindas!

—Nunca.

Levi cerró la puerta para evitar seguir escuchando a su empalagoso novio. Sin embargo, no pudo evitar sentirse contento con todo lo que dijo. Se sentía realmente amado por Erwin y toda su palabrería le había dado al menos diez años más de vida.

. . .

Un día laboral completamente normal como cualquier otro, a Hange le surgió una pregunta. Pensativa, se acercó a Erwin quien se encontraba absorto en la pantalla.

—Estaba pensando y hay algo que tú no sabes.

Erwin siguió tecleando, pero hacia el esfuerzo por escucharla.

—¿Qué cosa?

—Es ilegal que haya una relación de pareja entre dos trabajadores de la misma empresa.

Los dedos del rubio dejaron de teclear al momento que escuchó lo que dijo la castaña. Se giró y la miró con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—Lo que te acabo de decir. Ahora entiendo porque no hay más parejas en la empresa. Se supone que es ilegal para evitar conflicto de intereses.

Definitivamente, ella no está hablando en serio, pensó Erwin para sus adentros. Sin embargo, el rostro Hange se veía tan serio y sereno que no le generaba ninguna pisca de duda.

—Demonios— dijo Erwin sin saber que hacer.

No se imaginaba tener que buscar trabajo a raíz de su matrimonio con Levi y sobretodo no se imaginaba a Levi siendo despedido por su culpa.

—Debe haber alguna forma de poder remediar todo esto. Quiero casarme con Levi pero también quiero que ambos mantengamos nuestros puestos de trabajo.

Hange se tomó la barbilla pensativa, entonces sus ojos se iluminaron por un breve segundo.

—Creo que hay una forma.

—¿Cuál? —preguntó Erwin impaciente.

—Escuché por ahí que debes hablar con el Gerente General que en este caso vendría siendo el señor Pixis, de modo que sea él quien les de su aprobación.

—¿Algo así como su bendición?

—¡Exacto!

Erwin lo meditó. Tendría que recurrir a ello para poder mantener el empleo de Levi y el suyo.

—¿Crees que es conveniente hacerlo ahora?

—Por supuesto—dijo Hange con una sonrisa—Queda menos de dos semanas para que se casen. Mientras lo hagas más pronto, mejor.

—Tienes razón.

Erwin se levantó de su asiento y se arregló la corbata y camisa para dirigirse hacia las oficinas del piso 10. Se encontró a Moblit mientras cruzaba la puerta, pero ni siquiera le dirigió la palabra porque estaba decidido en hablar con Pixis.

—¿Qué sucede con Erwin? Se ve muy serio.

—Sigámoslo discretamente— dijo la mujer guiñándole el ojo.

Moblit se le quedó mirando con los ojos entrecerrados. Entonces dijo:

—Hange, ¿Qué hiciste?

—Nada malo.

La pareja lo siguió tomando el ascensor que se encontraba en el otro pasillo. Y cuando llegaron al piso 10, encontraron a Erwin quien se dirigía hacia a la recepción. Rico lo recibió seria y con una ceja alzada.

—Buenos días, Rico.

—Erwin, ha pasado tiempo desde la última vez que te vi ¿Qué te trae al olimpo?

—Necesito hablar con el gerente Pixis, ¿Está ocupado o en alguna reunión?

—Déjame revisar su agenda— dijo la rubia acercándose a su computador. Verificó la agenda del hombre en Teams y en efecto, tenía una ventana libre— Ahora mismo se encuentra disponible.

—Perfecto, voy a pasar a hablar con él.

Erwin se dirigió hacia la puerta de cristal mientras que Hange sonreía con malicia.

—Espera— dijo Rico observando como el rubio caminaba seguro al pasillo— ¿Por qué necesitas hablar con Pixis?

—Oh, tal vez debí partir por eso. Me voy a casar.

—Wau, felicidades—comentó ella con una sonrisa—Pero sigo sin entender por qué.

—Es que me casaré con Levi Ackerman, el jefe del TI.

—Oh, felicidades por él también. Es lindo escuchar que personas de la empresa vayan a casarse.

—Por eso mismo debo hablar con el Gerente.

La mujer se le quedó mirando insegura, mientras que Erwin la observaba como si fuera lo más obvio del mundo.

—¿Perdón? —preguntó dudosa la mujer —¿Pixis que tiene que ver aquí?

—Necesito que nos dé el consentimiento.

Los ojos grises de la mujer se le quedaron mirando por unos segundos y luego estalló en carcajadas. Erwin se quedó mirándola sin entender el motivo de su risa, pero no le tomó mucho tiempo en cuanto escuchó las carcajadas de Hange y Moblit a sus espaldas. Avergonzado, las mejillas del rubio enrojecieron notoriamente.

A la hora de almuerzo, sentía que todos los ojos estaban puestos en él. De hecho, Nanaba y Mike se rieron en cuanto lo vieron. Se sentía extremadamente avergonzado. Era increíble la velocidad en que volaban los chismes en la empresa. Cuando ya nada podría ser peor, se encontró a Levi en la fila, quien intentó inútilmente contener la risa.

—No puedo creer que hayas caído tan bajo.

—¿También te contaron?

—Por dios, Erwin toda la empresa lo sabe. Y estoy seguro de que el mismo Pixis lo sabe.

—Quiero que la tierra me trague. Seré el hazmerreír por al menos dos semanas.

—¡Erwin! —dijo Hange a sus espaldas— Justo el hombre al que quería ver.

—No me dirijas la palabra.

—Vamos no te enojes— dijo la castaña dándole palmaditas en la espalda— Yo no te mentí en ningún momento. El tema de pedirle la aprobación a Pixis es 100% real.

—Pero creo que se te olvido agregar que eso solo engloba a las personas del mismo departamento o bien que tengan cargos de gerencia.

—¡Exacto!

—De todas formas, mentiste—acusó Erwin.

—No mentí. Solo omití información, pero vaya que valió la pena. Tu rostro fue un poema cuando te diste cuenta del error.

Erwin se giró para darle la espalda, mientras Levi le sobaba el brazo con dulzura. Lo bueno de esto que al menos sus puestos de trabajo no se verían perjudicados.

. . .

Quedaba una semana para el matrimonio y gran parte de los preparativos ya estaban listos. Los trajes los habían comprado el día anterior y cuando ya quedaran solo algunos días los llevarían a la tintorería. Sin embargo, las invitaciones aún no estaban listas lo cual era lo que más los tenía preocupados.

Como buen sábado en la noche, Erwin y Levi decidieron terminar de una buena vez por todas. Ahora mismo estaban redactando lo que querían que saliera en las invitaciones.

—¿Podríamos descansar un poco? —preguntó Erwin con los ojos cansados— Siento que tengo la vista cuadrada de ver tanto el computador.

—Es una buena idea— dijo Levi estirándose— Que divertida manera de festejar nuestra "despedida de soltero"

Hablaron sobre el tema y ambos habían acordado que no harían despedida de soltero. Gran parte de sus amigos protestaron ante aquello, pero los dos eran tan aburridos que sentían que no era necesario. Además, el tiempo se les agotaba y preferían la tranquilidad para lidiar con todo el estrés que conllevaba la preparación de la boda.

—Sabes, cuando fuiste a buscar los trajes a la tienda vino Isabel.

—¿A qué vino?

—A traerme un presente— dijo Levi levantándose de su asiento— Espérame no tardo.

Erwin lo esperó mientras miraba fastidiado el computador. A los pocos minutos, Levi regresó y a sus espaldas dijo:

—Como no tendremos despedida de soltero, pensó que podríamos divertirnos con esto.

El rubio se dio vuelta y sus ojos se abrieron al ver la pequeña bolsa de marihuana que Levi sostenía en sus manos.

—¿Hierba? —preguntó asombrado por el calibre de ese regalo—No sabía que fumabas.

—Y no lo hago. De hecho, a mí también me sorprendió su regalo.

Erwin y Levi se quedaron mirando la bolsa sin saber qué hacer con ella. Pasaron largos minutos admirándola.

—¿Y qué dices? ¿La consumimos?

—No estoy seguro de que sea buena idea— dijo Erwin dudoso.

—Vamos, como mínimo debemos probarla, aunque sea un poco. Además, esto cuenta como nuestra despedida de soltero.

Erwin frunció el ceño dudoso. Sin embargo, la curiosidad de saber que se sentiría fue mucho más fuerte que su prudencia.

—Está bien— dijo Erwin cruzándose de brazos— pero la fumamos.

—Podríamos hacer un Brownie con ella.

—¿Sabes hacer Brownies?

—No, pero internet puede ser de gran ayuda.

Buscaron una receta en Youtube y juntos hicieron un Brownie. Para ser la primera vez que lo hacían les quedó realmente hermoso por fuera. Ahora Debian probar como estaba en cuanto a sabor. Sin embargo, a ambos les daba un pequeño temor dar el primer paso.

—Vamos es un inofensivo Brownie ¿Qué es lo peor que puede pasar? —dijo Levi cortando unos trozos para servirse uno para él y otro para su futuro esposo.

Partieron por un pedazo, esperaron unos minutos y no pasó nada. Así que decidieron proseguir con un segundo trozo y luego un tercero.

—¿Cuánto es lo que se supone que debemos comer para que haga efecto? —dijo Erwin metiéndose otro pedazo de Brownie a la boca.

—No lo sé.

Al cabo de una hora, el inofensivo Brownie estaba haciendo de las suyas. El primero en caer fue Levi quien de la nada comenzó a reírse. Sin embargo, Erwin no estaba muy atrás.

—¿Qué te da tanta risa?

—Tus cejas— dijo Levi acercándose a tocarlas como si se tratara de la octava maravilla del mundo— ¿Siempre fueron así de grandes? Parecen dos orugas de color amarillo.

En eso los ojos afilados de Levi se abrieron por la sorpresa, eso asusto a Erwin.

—¿Qué pasa? ¿Qué hay de malo en ellas?

—¿Se están moviendo? Oh dios mío, se están moviendo.

—¡Mientes!

—Mírate en el espejo.

Ambos fueron al espejo más cercano y Erwin comenzó a reírse sin razón alguna. Levi le siguió con un par de carcajadas.

—¿Viste que se mueven? Tienen vida propia.

—No pensé que pudieran moverse así.

Luego de descubrir que sus cejas se movían por cuenta propia, se recostaron en el piso mirando fijamente el techo de color blanco.

—¿Siempre tuvimos un techo tan alto?

—Parece que si— contestó Levi hipnotizado pro la luz de la lampara— Veo bichitos blancos. ¿Tú también los ves?

—Si, son minúsculos. ¿Está por ahí el matamoscas?

—No, no los mates— dijo Levi —Pueden que tengan familia. ¿Te imaginas que sean padres de familia y que en su hogar lo estén esperando su esposa e hijos? No podemos dejarlos sin padre, Erwin.

—Tienes razón. O dios mío —dijo Erwin levantándose de golpe —¡Soy un genocida! Cuando niño maté muchas hormigas. Soy un ser horrible. Deje a tantos bebes hormigas huérfanos.

—Ohh, vamos. Eso ya pasó.

Minutos más tardes, ambos se encontraban saltando como niños en la cama matrimonial. Levi estiraba los brazos sintiéndose como si fuera un astronauta.

—Quiero saltar más alto y llegar a la luna.

—Tal vez —dijo Erwin igual de soñador que su novio— Si saltamos más alto podamos alcanzarla. Siempre me han dicho que al tocar la luna es como tocar queso.

—¿Lo dices por los huecos? —preguntó Levi bastante convencido de lo que el rubio decía— Tal vez si este echa de queso. Y tal vez por lo mismo la vía láctea se llama vía láctea, debe ser un camino hecho de leche.

—¿De leche? ¿Te imaginas? A lo mejor es de leche de vainilla.

—No debe ser leche entera. Asumo que es blanca.

Cuando se cansaron de saltar, Levi miró de manera obsesionada hacia el suelo.

—¿Lo sientes? —dijo Levi con un tono paranoico.

—¿Sentir que cosa?

—Mira mis pies— dijo Levi apuntado sus pequeños pies— Estoy levitando.

—Yo también estoy levitando.

—¿Acaso la marihuana da superpoderes? —pregunto Levi asombrado— A lo mejor siempre pude volar.

—Volemos.

Erwin y Levi corrieron por el living en círculos botando todo lo que estaba a su paso. Sin embargo, el rubio se detuvo en seco y miró a Levi con las manos en el estómago.

—¿Tienes hambre?

—Tengo mucha hambre— dijo Erwin infantilmente— Siento que soy capaz de comerme una vaca entera.

—Comamos papas fritas— dijo Levi.

—Pero se acabaron.

—Entonces vayamos al supermercado de la esquina para ir comprar más.

Tambaleando, los dos tomaron sus abrigos y se dirigieron al ascensor.

—Nunca la había pasado tan bien en el ascensor— dijo Levi saliendo de este— Creo que mis poderes se activan cuando estoy dentro de él.

—Deberíamos ver qué pasa cuando volvamos a subir.

Cuando llegaron al supermercado, Erwin tomó un carrito y observó como Levi lo miraba con nostalgia.

—¿Qué ocurre?

—Siempre quise ir dentro del carrito, pero mi mamá nunca me dejo subirme en él. Decía que era muy grande para estas cosas. Fue mi sueño frustrado.

—¿Mamá Kuchel nunca te dejó subirte a uno? —preguntó Erwin empatizando con el dolor ajeno de su novio— Pues, ahora podrías hacerlo.

—¿De verdad podré cumplir mi sueño?

—Vamos súbete.

Levi se subió al carrito y Erwin lo llevó hacia el pasillo de las papas fritas. Los ojos curiosos de color acero miraban impresionados los distintos colores de las papas.

—Ve más rápido. Quiero ver si podré hacer volar el carrito.

—Está bien.

Erwin empujó el carrito con todas sus fuerzas y Levi no podía parar de reír por lo rápido que iba.

—Wiiii— dijo Levi sintiendo como el roce del viento se esparcía por cada uno de sus poros— ¿Por qué mi mamá nunca me dejó hacer esto?

—No lo sé, pero es divertido.

Más tarde se encontraban fuera de la tienda y con un montón de papas fritas. Erwin estaba a punto de irse a casa cuando Levi lo detuvo.

—No podemos irnos aún— dijo Levi —Necesitamos té helado. Litros y litros de té helado.

—Pero no venden té helado.

—Al frente hay un Starbucks.

Levi corrió por el cruce hasta la tienda y Erwin le siguió detrás. Al llegar no había ningún cliente y pidió un té tamaño venti. La persona que lo atendió se le quedó mirando extrañada y luego desapareció para hacer su pedido. Mientras lo hacía, Levi fue hasta donde se encontraba el rubio quien estaba en una mesa arrinconada. Abrieron las papas fritas y comieron mientras esperaban a que llamaran al pelinegro.

—¡Viviana! —dijo la chica que lo había atendido— ¡Viviana!

—Vaya —dijo Levi mientras miraba a la chica a lo lejos—Viviana pidió lo mismo que yo. Qué casualidad.

—De seguro ese sabor es muy demandado.

—Tengo un gusto excepcional.

—¡Viviana! —siguió llamando la chica.

—¿Dónde demonios se habrá metido la tal Viviana? Por su culpa aun no me entregan mi té. Quiero mi té— dijo el pelinegro haciendo un puchero y cruzándose de brazos.

—Ya aparecerá ¿Quieres más papas?

—Dame, dame.

Viviana no apareció y a la garzona salió de la caja para acercarse a Erwin y Levi, quienes la miraron extrañados.

—Señor, llevo cinco minutos llamándolo para que venga a buscar su pedido.

—Pero si usted ha estado llamado a una tal Viviana.

—Ese fue el nombre que usted me dijo cuando le tomé el pedido.

—¡No! Mi nombre es Levi. LE—VI.

—Señor, es la única persona que hay aquí que me ha ordenado. Usted me dijo que se llamaba Viviana.

—Pero si soy hombre.

—No soy nadie para juzgar el género— dijo la chica dejándole el té para luego marcharse—Tengo su orden y váyase que estamos a punto de cerrar.

—¿Acaso yo siempre fui Viviana? Dios que vergüenza— dijo Levi reprimiendo la risa que comenzó a aflorar en su boca.

—Mejor vayamos a casa, Viviana— dijo Erwin tomándolo del brazo para salir luego del local.

—No soy Viviana y esa niña escuchó mal. Mi nombre es LEVI, L —E—V—I.

Erwin se lo llevó a rastras hacia el departamento y Levi fue corriendo a tomar la laptop del rubio.

—Ya se me ocurrió la temática de nuestra boda.

—¿En serio? ¿Y de qué será?

—Míralo tú mismo— dijo Levi apuntando a la pantalla.

Erwin leyó cuidadosamente y asintió pareciéndole una estupenda idea. Así que sin perder un segundo más, envió el escrito a la organizadora de la boda para que mañana estuvieran ya listas y repartidas las invitaciones.

Una hora después ambos estaban comiendo más brownie dejando todas las sabanas manchas con migajas de chocolate. Erwin no paraba de reír al sentir las frías manos de Levi sobre sus pectorales.

—Me encantan tus pechos —dijo Levi enterrando su rostro en los pectorales del rubio—Si fuera por mí los usaría de almohadas. Siempre he pensado que son iguales a los de Chris Evans.

—¿El capitán América? ¿Lo dices por la parte en donde le inyectan el suero?

—Esa misma. Eres igual a él— dijo Levi manoseando de manera coqueta pectoral izquierdo del rubio— Me encanta manosearte.

—Deberíamos tener sexo— dijo Erwin dándose la vuelta para tomar el chaleco que Levi estaba vistiendo—Mucho, pero mucho sexo.

—Que buena idea. Quiero que me folles fuerte, profundo y de la manera más ruidosa posible.

—Como usted diga, mi patrón.

Media hora más tarde, Levi estaba montando a Erwin y sus cuerpos chocaban grotesca y ruidosamente. Los aplausos se hicieron presentes y Levi comenzó a mirar por todos lados paranoico.

—¿Lo escuchas?

—¿Qué cosa?

—Nos están aplaudiendo, pero ¿De dónde vienen los aplausos?

—No lo sé, pero por favor no te detengas— dijo Erwin tomando las caderas de Levi para seguirle el ritmo.

—Mierda— dijo Levi sintiendo las estocadas del rubio— Tienes un pene gigantesco, siento que voy a explotar de lo grande y gordo que es, pero me encanta. Me lo haces tan rico.

—¿Te gusta?

—Me encanta, ve más rápido.

—A la orden.

El chocar fogoso y hilarante de sus cuerpos retumbó en todos los rincones de la habitación. Sus pieles chocaban estrepitosamente generando el ruido clásico de dos personas cogiendo como conejos. Ante ello, Levi nuevamente miró paranoico.

—Otra vez, nos están aplaudiendo.

—Supongo que estamos haciendo un buen trabajo. Mostrémosle el gran espectáculo que haremos esta noche.

—Bien.

La noche para ambos fue intensa y lo hicieron en todas las posiciones que sus creativas mentes pudieron imaginar. Y todo gracias al inofensivo Brownie cuyos restos habían desaparecido hace mucho.

Al otro día, Levi se despertó extrañado al ver como su cuerpo, pecho y parte de su pene se encontraban manchados en chocolate derretido. Sus ojos observaron horrorizados las sábanas que alguna vez fueron blancas manchadas en chocolate. Rogó a cualquier ser super poderoso que el detergente ayudara a que salieran de alguna forma. Sin embargo, todo ese horror quedó en segundo plano cuando vio la boca de Erwin manchada en chocolate. Al parecer la noche anterior la habían pasado estupendamente. Agradeció mentalmente al Isabel por la maravillosa despedida de soltero que les había regalado.

. . .

Un día, los ojos de Erwin se abrieron de sopetón. Ni siquiera había amanecido pero sus instintos se encontraban alerta. Entonces dijo:

—¿Levi? ¿Estas despierto?

—Si— dijo el hombre sin una pisca de somnolencia.

Erwin se quedó en silencio por unos breves segundos y dijo:

—No puedo creerlo. Mañana nos casamos.

—Sip, y yo tampoco puedo creerlo.

Levi apoyó su cabeza en el pecho del rubio, tratando de convencerse a sí mismo que estaban a pocas horas de ser esposos.

. . .

Erwin se miró nervioso en el espejo. Respiró profundamente tratando de serenar los nervios que le estaban carcomiendo el pecho. De pronto unos golpes en la puerta lo sacaron de su estupor y su padre apareció con una sonrisa en los labios.

—¿Estas listo? Todos están esperando.

—Por supuesto que estoy listo. ¿Por qué no lo estaría? Quiero decir— dijo Erwin tocándose el cuello inquieto. Luego inhalo profundamente y observó a su padre— Lo siento, supongo que estoy algo nervioso.

—No es para menos. Estas igual que yo cuando me iba a casar. ¿Te sientes exhaltado?

—Mas bien siento que mi corazón se va a salir de mi pecho.

—Es una buena señal— dijo acercándose con una sonrisa—Déjame arreglarte la corbata.

Ante los ojos de Joseph, Erwin se vio como un niño. Pese al gran tamaño de su hijo, el hombre tiritaba como si fuera gelatina.

—Me gustó la combinación de colores, el gris y el blanco se ven bien en ti.

Erwin sonrió, pensando en cómo se vería Levi de blanco y con la corbata de color celeste.

—Sin embargo, no estoy de acuerdo con el accesorio que agregaron. Es poco convencional.

—A mí me gusta—dijo Anne quien recién había ingresado a la habitación. Sus ojos azules miraban con orgullo a su hijo único—lo encuentro bastante original.

—Gracias mamá.

—¿Están listos?

Joseph miró a su hijo quien de manera segura asintió con la cabeza.

La ceremonia fue sublime y delicada. Levi y Erwin parecían sacados de revista al igual que gran parte de la decoración. Cada cierto rato, el rubio miraba de reojo a su ya esposo, quien lucía sofisticado con su cabello negro peinado hacia atrás.

Ahora observaban la festividad a lo lejos. Sus manos estaban entrelazadas y Erwin se encargaba de acariciar el dedo anular de Levi con su dedo pulgar.

—Salió bien, ¿Cierto? —preguntó Levi mirándolo a los ojos.

—Así es— dijo Erwin mirándolo con una sonrisa— Todo se ve estupendo.

—Te dije que a todos les encantaría vernos de blanco.

—Como siempre tienes la razón, mi amado esposo.

Los ojos grises de Levi se desviaron en su madre, quien hablaba animosamente con sus suegros. Dio una pequeña sonrisa y le dijo a Erwin:

—Al parecer nuestros padres también se están llevando bien.

—Tu madre es fantástica y se lleva estupendo con mis padres. De hecho, creo que tu madre y la mía ya se hicieron amigas.

—Si—dijo Levi imaginándose a ambas madres compartiendo las fotos de él y de Erwin de pequeños— Aunque me gustaría que mi tío dejara de ser tan huraño como siempre lo ha sido.

—Hasta el momento se ha comportado bien.

—Más le vale. No podía arruinar mi día especial.

Levi acarició el rostro de Erwin y se puso en puntillas para besar a su galante esposo. Erwin rodeó su brazo izquierdo en la cintura de Levi acercándolo más a su cuerpo e intensificando el beso.

—Oigan, guarden un poco para la luna de miel.

De mala gana, Levi se separó de su esposo y miró a Hange quien venía con Mike y Nanaba.

—Gracias, chicos— dijo Erwin agradeciendo a ambos padrinos— La boda ha salido muy hermosa.

—No hicimos nada— dijo Mike modestamente— Todo lo hicieron ustedes. Nosotros nos encargamos de asesorarlos.

—Si, el coctel y la comida estuvieron exquisitos —dijo Nanaba con una sonrisa— Sin embargo, no comparto la misma opinión con el accesorio de la invitación. De verdad, arruinaron todo mi outfit. Me costó tanto encontrar un vestido y ustedes llegan y me lo destrozan.

—Te ves hermosa. Además, te da un toque.

—A mí me gusta— dijo Hange— Me siento muy cómoda. Por cierto, es el momento de cortar el pastel y los invitados ya están preguntando por ustedes.

—En seguida vamos.

Los tres se alejaron para darle algo de privacidad a los recientes esposos. Cuando estuvieron completamente solos, Levi preguntó:

—¿Eres feliz, cierto?

—Por supuesto que lo soy. Casarme contigo me ha convertido en el hombre más dichoso del mundo.

—Vamos, no es para tanto.

—Por supuesto que lo es.

Estaba feliz. Una nueva etapa estaba por empezar en la vida de ambos y estaba ansioso por los planes futuros que ambos construirían.

Erwin sujetó nuevamente la mano de Levi y juntos regresaron para partir el pastel.

. . .

—No puedo creerlo— dijo el chico de cabello rubio mirando las fotos que su supervisor les enseñaba—Quien diría que el hombre con quien tuve la reunión ayer era su esposo, señor Erwin. En todo momento fue muy amable.

—¿Cierto que sí? —dijo Erwin con una sonrisa— Mi esposo es una persona muy amable.

—Aunque tenga una cara que de miedo.

—Te escuche, Jaegar.

Los alumnos en práctica se encontraban en la sala de reuniones de la empresa y durante el verano fue Erwin quien los supervisó y los guio en sus tareas. Mikasa, al ver la argolla de matrimonio en la mano de su supervisor fue la que dio el primer paso para hacerle preguntas personales. Erwin no tuvo ningún problema en comentarle parte de su vida personal y el cómo conoció a su esposo.

Así fue como la conversación se centró en la boda de ellos y en las fotos de ese prospero día. Eren quien miraba el celular del supervisor, miró con detenimiento la foto que Erwin les señalaba. Entonces preguntó:

—¿Acaso usaron Converse amarillas?

—Así es— dijo Erwin con mucho orgullo.

—¿Converse? —preguntó Armin acercándose para mirar la foto— Es cierto. Que original. ¿Ustedes fueron los únicos en usarlas?

—Nop, de hecho, esa fue la temática de nuestra boda. Nosotros y los invitados usamos Converse.

—Que entretenido—comentó Mikasa— Además de cómodo. Yo preferiría usar zapatillas en vez de tacones.

—¿Cierto que sí? Es más útil al momento de bailar.

En eso, Hange ingresó a la oficina y los cuatro le dirigieron la mirada.

—Disculpen chicos, pero debo llevarme al señor Ackerman unos minutos— dijo la mujer asomándose en la puerta.

—No hay ningún problema— dijo Armin devolviéndole el celular al rubio—Muchas gracias por las fotos.

—Ambos se veían muy lindos.

—Muchas gracias— dijo Erwin siguiendo a la castaña— Si tienen dudas, no duden en escribirme por correo ¿Sí?

El trío de practicantes asintió con la cabeza y se centraron nuevamente en sus tareas. Mientras tanto Hange y Erwin caminaban por los pasillos.

—Sabes que a Levi no le gusta que comentes su vida personal.

—Lo sé, pero cuando me preguntan por mi esposo es difícil no lucirlo. Es maravilloso.

—Dios, Erwin, a veces me das ganas de vomitar.

Cuando llegaron a la oficina que compartían, Hange le comentó los nuevos planes que había surgido de la reunión de la mañana y le explicó de las metas que se establecieron para este año. Luego de decirle todo lo importante, ambos volvieron a sus puestos de trabajo. El rubio se sentó en su escritorio cuyo ventanal daba hacia el edificio de informática y hacia al jardín. Sus ojos se posaron en la figura de su esposo quien iba cruzando por el paso peatonal junto a Petra. Pese a la distancia en que se encontraban, sus miradas se cruzaron y Levi le dio un saludo con la mano. Erwin devolvió el gesto y se quedó deleitándose de su imagen hasta que desapareció.

Más tarde ese mismo día, Erwin y Levi comían un poco de pastel en la comodidad de su hogar. El pastel era de trufa con chocolate y ambos lo encontraron exquisito.

—No puedo creerlo— dijo Levi asombrado— Un año se ha ido volando.

—Sip— dijo Erwin dándole un mordisco a su torta— Y no ha sido un año para nada normal.

—Pienso que tuvimos suerte— dijo el pelinegro desviando su mirada a la televisión— Nos casamos justo cuando la pandemia llegó a nuestro país.

—Menos mal alcanzamos a ir de luna de miel. De hecho, aún recuerdo cuando llegamos de Europa y las fronteras se cerraron.

—Verdad— dijo Levi recordando todo el caos que presenciaron una vez que regresaron a su país natal— Aunque pensándolo bien, quedarnos en Barcelona no fue tan malo.

Con el tema de la pandemia, Erwin y Levi estuvieron condenados a pasar gran parte del día juntos. Si bien en la empresa se veían ocasionalmente, ahora era todo distinto. Estar encerrados y juntos las 24 horas era algo nuevo y de lo cual aprendieron muchísimo. Sin embargo, pese a la pandemia intentaron seguir sus vidas con normalidad. Durante los primeros meses ambos hicieron teletrabajo y durante el transcurso del año, Levi fue llamado a retomar sus funciones de manera presencial. Mientras que Erwin no, de hecho, gran parte de su trabajo podría hacerlo desde casa.

—Ojalá podamos volver ahí una vez que todo esto acabe.

—Cuando veamos la oportunidad, deberíamos intentarlo.

Luego de que Erwin terminara de comer su pastel, apoyó su cabeza en el regazo de Levi, quien comenzó a acariciar gentilmente sus hebras rubias. En eso Levi preguntó:

—No ha sido un año malo, ¿no es así, Erwin Ackerman?

—Un año bastante perfecto a su lado, señor Ackerman.

—Me encanta como tu nombre combina tan bien con mi apellido.

—Siento que el tuyo hubiera combinado mejor con el mío, pero desgraciadamente el cara o sello no pensó de la misma manera.

—Me da risa que una decisión tan importante la hubiéramos tomado a partir de algo tan simple.

—No me arrepiento de nada —dijo Erwin tomando la mano de Levi para besar justo el dedo anular de su esposo— Te amo, esposo mío.

—Ya empezaste con tus cursilerías— dijo Levi sonriendo— Pero yo también te amo.

Erwin sonrió y sintiendo las manos de Levi sobre su cabeza recordó el maravilloso día en que su laptop se averió. Quien diría que gracias a una computadora dañada hubiera conocido al hombre de sus sueños.


— Fin —


Bueno mis queridos lectores, lo prometido es deuda y ahora si les traje el último capítulo de este oneshot que resultó ser un fic de seis capítulos. De verdad me siento muy feliz por terminar este proyecto que fue nuevo para mí, dado que nunca había escrito algo respecto a esta ship que rápidamente se robó mi corazón.

Espero que les haya gustado el desenlace, traté de hacerlo con un poco de todo, humor, angustia, confort, fluff, entre otros, y la verdad es que me gustó bastante como quedó.

Debo admitir que me dio pena terminarlo, pero en parte me alegra porque le podre dar prioridad a otros fics que tengo en mente para esta ship. Espero que los lectores que me acompañaron a lo largo de este fic, me sigan acompañando en los proyectos futuros.

Creo que no tengo nada más que decir, ojalá les haya gustado y quedo atenta a sus comentarios.

¡Nos leemos en otra oportunidad!