Disclaimer: Esta historia está inspirada, en parte, en el universo detallado en la saga cazadores oscuros de Sherrilyn Kenyon, mezclado con el universo de Harry Potter de J.K Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a las dos autoras, yo solo los tomo los mezclo y agrego cosas.

ACLARACIÓN: NO ES NECESARIO LEER O HABER LEIDO LA SAGA DE CAZADORES OSCUROS PARA ENTENDER LA HISTORIA, YA QUE LAS PARTES IMPORTANTES DE LA TRAMA SERÁN EXPLICADAS.

SI LEISTE LA SAGA: puede que algunos personajes y/o destinos de los mismos hayan sido levemente modificados por el bien de esta trama.

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Capitulo 6:

Las luces traseras de los coches, que circulaban a toda velocidad, parecían líneas rojas desde la distancia. El elegante edificio céntrico le ofrecía una gran vista de la renovada ciudad de Hong Kong. Hacia solo unos pocos años que su esposo y ella vivían allí. Junto a su esposo e hijo habían ayudado a reconstruir la ciudad luego de que fuese destruida por la última guerra.

Se habían transferido a la isla luego de la gran guerra muggle, pues al haber sido diezmados, varios magos asiáticos intentaron tomar el poder, como la excusa de evitar otra guerra. Estos magos habían estado vinculados a la mafia del dragón rojo y no solo intentaban imponer su dominio con magia, también lo hacían con sangre y plomo.

Habían sido duros momentos para la pequeña familia, tanto ella como su hijo eran dados a la confrontación y la batalla, ellos realmente disfrutaban el combate. En cambio, su esposo Albus era completamente defensor del dialogo. El jefe de la mafia lo había atrapado cuando se presentó como mediador. Ahora él lucia una gran cicatriz que cruzaba de lado a lado su rostro.

Hécate Potter, nacida como una Malfoy, era una bruja inmortal dotada con el poder de la clarividencia. Don que había aprendido a dominar gracias a Acheron Parthenopaeus, un amigo de sus padres que solía decir que ambos habían sido maldecidos con la misma cualidad.

Aunque Acheron solía decir que la primogénita de los Malfoy poseía su mismo don, Hécate sabía que su poder era minúsculo comparado con el del tío Ash. Ella no sabía el verdadero alcance de la visión del atlante, pero dado que ella solo podía ver flashes del porvenir, estaba segura de que lo suyo era solo una pequeña porción de lo que los cambiantes ojos de mercurio de Acheron podían ver.

Hécate había cumplido los ciento cuarenta y dos años el mes anterior. Su esposo Albus había organizado una fiesta sorpresa para ella, e incluso su problemático hermano Altaír había estado ahí para festejar con ellos. Claro que la fiesta había terminado con su padre y hermano menor discutiendo, pero eso no era lo importante.

Albus Potter era un mago mestizo de cabello castaño rojizo y hermosos ojos verdes. Hécate se había enamorado profundamente de él cuando este a penas tenia veinticinco años y ella rozaba los treinta.

La diferencia de edades no había sido un problema para ellos, sobre todo porque Hécate, con su largo y ondulado cabello rubio, su rostro angelical y su cuerpo atlético, no parecía ser mucho mayor que él cuando se reencontraron en Londres,

unos cuantos años después de que sus padres decidieran cambiar su residencia permanentemente.

Naturalmente Draco Malfoy había puesto el grito en el cielo cuando supo quién era el novio de su hija mayor. Las viejas costumbres tardan en morir, y mucho más si tienes más de doscientos años caminando por la tierra y te espera una eternidad en la que puedes roer tu desprecio tranquilamente.

Aunque en la práctica, y para todos los que no supieran la verdad, Draco Malfoy tenía cuarenta y ocho años cuando su hija se presentó en su sala tomando la mano del hijo menor de Potter, él ya había vivido aproximadamente doscientos años en ese entonces, aunque tuviera la apariencia de un hombre joven menor de treinta.

Fue Hermione la que tuvo que interceder ante su padre y la familia de Albus para que permitiesen su matrimonio. La diosa Hécate había dotado a Hermione con el poder de ver las almas gemelas, y supo inmediatamente que su hija había encontrado a la suya.

Para ganar su inmortalidad, Hermione había exigido a Albus un gran sacrificio. Evidentemente él jamás podría revelar la verdadera naturaleza de su esposa ni los poderes que él obtendría si aceptaba unirse a ella.

Para todo el mundo mágico, los Malfoy habían sido una pareja de locos que habían bebido una poción creada por Draco y habían detenido accidentalmente sus envejecimientos. Afortunadamente la novedad de eso había pasado rápidamente y pronto se olvidaron del apuesto hombre rico que no envejecía ni un día, solo lo recordaban cuando él compraba alguna empresa y la convertía en una mina de galeones.

Cuando llegó el momento de los hijos para detener su envejecimiento, ellos habían vivido lejos del Reino Unido por tanto tiempo, que casi nadie recordaba sus verdaderas edades. Y los que si lo hacían, simplemente asumían que habían hecho lo mismo que sus padres.

Para poder casarse con Hécate, y ganar su inmortalidad, Albus debió fingir su muerte para todo el mundo mágico. Ellos no podrían justificar su eterna juventud de la misma forma que los Malfoy lo hicieron. Sería extraño que los nuevos miembros de la familia también dejaran de envejecer.

La diosa Hécate no quería hacer público a su ejército, al igual que los Dark-hunters de Artemisa, ellos debían permanecer vigilando desde las sombras. La diosa no quería que intercedieran en cada conflicto, solo quería que ayudasen a que no hubiera inocentes masacrados inutilmente.

Harry Potter era ministro de magia, por tercera vez, en ese momento. La supuesta muerte de Albus había sido un asunto de estado. La versión oficial hablaba de una célula neomortifaga que había atacado al joven que vivía en Alemania. Solo sus familiares más cercanos sabían la verdad. Él no había muerto, él se había convertido en un guerrero.

Abandonar todo lo conocido y a su familia había sido la prueba que Albus había tenido que superar por amor a su mujer. Él había tenido amargos días en su tiempo. Pero con el correr de los años él se amoldó a su situación y vivió feliz con su esposa e hijo. Albus Potter vio a su familia durante algunas horas cada cierta cantidad de años hasta que sus padres murieron, luego decidió que no era seguro que alguien más supiera su existencia.

Una fea sensación y flashes del futuro se arremolinaban en la mente de la bruja. Albus podía leer en su rostro que ella no estaba viendo nada bueno en el futuro. Corrió hacia ella y la abrazó para reconfortarla. Aunque ella sabía muy bien cómo controlar su poder, había veces en la que ella se angustiaba y no soportaba lo que veía.

- ¿es malo?

- si Albus, es horrible.

- ¿Qué harás?, ¿necesitas mi ayuda?

- no. Necesito hablar con Acheron. ¿Puedes dejarme sola un momento?

- iré con Harry. Tu hijo dijo que saldría a patrullar los cementerios en busca de Daimons con los cazadores, veré si quiere a su viejo con ellos.

- te amo Albus.

- y yo a ti mi pequeña diosa.

Cuando su esposo partió finalmente, Hécate marcó el numero del único ser sobre la tierra que podría entender su inquietud.

Tres tonos sonaron antes de que una profunda voz con un extraño acento la llamara por su apodo cariñoso, uno que solo él usaba.

El jefe de los cazadores oscuros solía usar con ella el término atlante para la palabra preciosa. Y a su hermana Astrid solía llamarla Keliena que significaba luz en el antiguo idioma de la perdida Atlántida.

Solo ella y Astrid habían mantenido sus apodos desde que eran niñas. Sus hermanos eran llamados akribosi que significaba querido niño, cuando eran pequeños, pero con el correr de los años Acheron había optado por solo decir sus nombres.

-"¿Komatia?".

- hola Ash. necesito charlar un segundo.

-"¿has tenido otro presentimiento m'komatia?"

- sí. Necesito hacer algo Acheron. Necesitamos parar esto.

-"Hécate, sabes cómo funcionan las cosas. No hagas preguntas de las que ya sabes la respuesta".

- Lo sé Ash. No porque pueda significa que deba.

- "exacto. has aprendido bien edera".

- no puedo dejar las cosas así Ash. Es mi familia.

- "En nuestro pasado se encuentra nuestro futuro komatia. Por nuestras propias manos y decisiones seremos condenados o salvados".

- odio el libre albedrio Ash.

-"lo sé, yo también lo hago. Ve con tus padres, apóyalos. Sucederá lo que deba suceder. El destino no es simple Hécate, mientras más tratas de rodearlo peor se vuelve. Cada persona en este planeta está conectada. Cambia una sola cosa y cambiarás el mismo centro de la humanidad".

- pero Ash. Tú y la diosa hicieron eso con mis padres. Cambiaron sus pasados.

- sí, y muchas cosas cambiaron alrededor edera. Hay ciertos aspectos del destino que están escritos, los caminos que tomamos para llegar a ellos son los que varían por el albedrio. Lo que hicimos con Hécate cambió la historia, tú y tus hermanos no habrían nacido si no hubiésemos intervenido, lo que se avecina no hubiese sucedido. Pero lo hecho, hecho está. Es hora de enfrentarlo. Por favor komatia, no intervengas. No quiero que vivas pensando que pudiste hacer algo diferente. Sé que es difícil, pero acepta el consejo de este viejo".

- está bien akri no diré nada. A veces me siento como una especie de Cassandra.

- "Es distinto. Cassandra profetizaba el futuro, pero Apolo la maldijo para que nadie le creyese, a ti te creerían y eso cambiaria el futuro. No sabemos cómo puede ser ese futuro, quizá sea mucho peor. Olvida lo que viste".

- Lo haré Ash. Pero prométeme…

- "Lo prometo. Haré lo que pueda para evitarlo".

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Scorpius Malfoy veía a su amada esposa entrenar con los tessen, hermosos abanicos de guerra que fueron usados por los guerreros samurái. Esas magnificas armas estaban diseñadas para parecer simples artículos de belleza, pero su esposa podía ser altamente letal con ellas.

Y dado que sus tessen estaban impregnados con diversos materiales repelentes de la magia, Alexandra Malfoy, podía combatir cuerpo a cuerpo con casi cualquier mago entrenado, aun siendo una muggle.

Ellos aun no habían tenido hijos. Alexandra solo tenía cuarenta años y estaba empecinada en alcanzar el nivel de entrenamiento de su esposo. Alex como todos la llamaban, no iba a darle un hijo a Scorpius hasta que se sintiera lo suficientemente poderosa como para protegerlo en caso de que alguien los atacase.

Dada su falta de magia, Alex había aprendido a usar todo tipo de armas arrojadizas que le permitieran atacar a los magos a los que se enfrentasen y no temía usar una pistola o revolver si las cosas llegaban a ponerse feas.

Alexandra Dubois, Malfoy desde hacia aproximadamente quince años, era una mujer alta y curvilínea de cabellos rubios oscuros y ojos azules que brillaban aun más bajo las gafas que usaba cuando debía leer. En culturas consumistas y superficiales, ella habría sido denominada como una mujer poco atractiva. Pero para Scorpius Malfoy, ella era la misma Afrodita reencarnada.

La nueva señora Malfoy había cambiado su familia adoptiva por su esposo. Hermione había exigido que ella permitiese que fuera borrada de los recuerdos de todos aquellos que la conocieron a cambio de su inmortalidad. Alex no había dudado, amaba a sus padres adoptivos, pero amaba aun más a Scorpius. Vivir con él para siempre bien valía no ser recordada jamás por nadie que la hubiese conocido.

Scorpius vestía unos vaqueros celestes, gastados, junto a una remera de las brujas de Macbeth, una muy, muy vieja banda que a su madre le encantaba cuando era joven. ese día su cabello era rizado y de color azul eléctrico. Al ser un experto metamorfomago, su mujer se divertía intentando adivinar como luciría el cabello de su esposo cada mañana.

Alexandra le hizo señas desde el centro del gimnasio. Ella lucia su largo cabello atado en una cola, y vestía mallas de ejercicio que marcaban sugerentemente cada curva que ella tenía. Scorpius estaba obnubilado. Él la sostenía en sus brazos y estaba a punto de besarla cuando el teléfono sonó.

Cambiando su cabello a rojo fuego, caminó hacia el infernal aparato que había osado interrumpir lo que pensaba hacer con Alex. Cuando él se enojaba, su cabello solía funcionar como un fiel indicador de su estado de ánimo. Él rara vez lucia su cabello lacio y del rubio original, no es que no le gustase, sino que parecerse físicamente a su padre y lucir más como un hermano que un hijo, era algo que hería un poco el ego de los Malfoy menores.

- ¿hola?

-…

- hey Cat, ¿qué tal todo?

-…

- ¿crees que se pondrá feo?, ¿con quién está Astrid?, ¿los gemelos irán?

-…

- bien, si Ash dice que Pólux debe encargarse de eso entonces es por algo. En cuanto a Altaír… patearé tan fuerte su culo cuando lo vea, que la suela de mi zapato será la marca de nacimiento de mis sobrinos. Juro que ese niño necesita madurar.

-…

- ¿estás preocupada por él?

-…

- no lo hagas Cat, Altaír está enojado con la vida. Necesita que alguien le dé un baño de realidad. Papá sufre demasiado intentando aconsejarlo para que no cometa errores. Hasta que no haga algo realmente estúpido tu hermano no cambiará.

-…

- sí, ya sé que también es mi hermano. Pero Astrid y él son dos dolores de cabeza desde que nacieron, y lo sabes.

-…

- bien, arreglaré todo. Hablaré con Alex e iremos a casa. Salúdame a mi sobrino. Dile a Albus que tengo para él un viejo pergamino de Esculapio. Si mamá no me lo roba antes, puede quedárselo.

-…

- adiós Hécate, cuídate mucho. Nos vemos allí.

Scorpius cortó el enlace con su hermana melliza y se volvió hacia su esposa que lo observaba curiosa desde cierta distancia. Ella no solía intentar espiar las conversaciones de su esposo, pues él jamás hacia o decía algo sin consultarlo con ella antes. Además ella confiaba con su vida en su marido.

- ¿Qué pasa, mon cher?

- no pasa nada Alex. Me llamó Hécate. Dice que mi mamá tendrá otro hijo y vienen problemas, grandes problemas.

- Elle est inquiète

- sí, piensa que deberíamos ir con mis padres. Probablemente necesiten ayuda pronto.

- iremos ma vie. Prepararé el equipaje. Consigue trasladores.

- Je t´aime Alexandra.

- je le sais, mon amour. Lo sé, yo también te amo Scorpius.

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La batalla de Hogwarts había concluido un par de horas antes. Luego de que Hermione dejara en claro que no se alejaría de los Malfoy ni un instante, Harry le había dicho que podía ir con ellos a Grimauld Place, mientras él se quedaba con los Weasley, que habían perdido trágicamente a Fred esa madrugada.

Narcissa Malfoy no entendía el repentino cambio en su hijo. De un instante a otro parecía haber cambiado su personalidad y en sus pálidos ojos había visto la sabiduría de un hombre viejo, de un hombre que había vivido demasiado tiempo.

Aunque le resultase extraña la forma en la que él se movía alrededor de Granger, ella podía ver cuánto se querían ambos, y no estaba dispuesta a destruir ese brillo alegre que parecía envolver a Draco.

Ella estaba agradecida de la joven bruja. si no fuera por Hermione, Narcissa y Draco hubiesen huido como cobardes para encerrarse en Malfoy Manor, la ancestral casa en la que tanto habían sufrido. Muchas cosas malas habían sucedido allí, ese edificio solo traía mala suerte a sus habitantes.

La señora Malfoy estaba descansando en la habitación que había pertenecido a su primo Sirius, cuando eran jóvenes. Y podía oír el susurro de su hijo y Hermione en la habitación contigua. Una tenue risa de Draco fue lo que terminó por relajarla completamente. A pesar de todo lo horrible que había sucedido en esos últimos días, él parecía estar recuperando su capacidad de ser feliz y eso fue suficiente para hacer que conciliara el sueño. Él estaba bien.

En la habitación contigua, la joven pareja permanecía enlazada sobre las mantas. Ellos estaban tan cansados que ni los zapatos se habían quitado antes de colapsar abrazados sobre la que fuera la cama de Regulus Black.

- no puedo creer que hayamos vuelto.

- yo tampoco Draco. Esto resulta irreal a más de una escala.

- tienes razón. Dónde estabas a esta hora la primera vez.

- creo que dormía en la casa de los Weasley. ¿por?

- ¿estabas con él?

- sí.

- no pongas esa cara Hermione, no estoy celoso. Crease o no, no tengo nada contra la comadreja.

- Draco.

-¿qué?...

Ambos rieron luego de que Hermione golpeara suavemente el pecho del rubio. Era extraño haber vuelto a su cuerpo de dieciocho años y más extraño era no sentirse intimidada por el tamaño de Draco, ella se había sentido diminuta junto a él días antes. El se veía como un adolescente normal y flacucho en ese momento. la situación era surrealista.

- sigo sin creer que Ash hubiera accedido a esto. El repite hasta el cansancio que el hecho de poder hacer algo, no significa que debas hacerlo. Cambiar nuestro destino enviándonos aquí debió ser una decisión difícil para el viejo.

- sospecho que fue Hécate quien lo convenció. Él no se veía muy contento cuando ella me dio el giratiempos.

- eso suena más al Acheron que conozco.

- ¿extrañarás eso?

- ¿qué?

- no sé, ser un cazador oscuro. O tu tonelada de músculos.

- admito que se siente como estar en un traje un par de tallas menor a la que acostumbras usar. Como si mi piel me quedase pequeña. Pero solo hace un par de horas que estamos aquí Hermione, me acostumbraré. Ahora soy débil, pero seguro buscaré traseros de Daimons para patear, si algún día siento nostalgia. ¿y tú?

- no, estoy aquí contigo. es raro, pero se siente bien.

- ¿pensaste que le dirás a Potter?

- absolutamente no. No tengo idea de cómo hablar de esto con él. ¿Qué puedo decirle?, jamás fuiste remotamente amable conmigo como para que él arme el rompecabezas y asuma que siempre nos quisimos.

- podrías usar y tergiversar la historia de amor trágico de Severus. Él aun no sabe que tú sabes todo. Dile que luego de la muerte de Dumbledore cambie de idea, que te contacté de alguna forma. Miente, di que yo envié a Dobby por ayuda cuando fueron capturados. Creerá que era un doble agente y no molestará más.

- ¿y si él descubre que fue Aberforth y no tu?

- siempre puedes modificar la memoria del viejo dueño del cabeza de puerco. Sería una pequeña mentira que protegería a todos. No puedes simplemente contarle la verdad.

- lo sé. Pero no me gusta hacer eso.

- descansemos un rato Hermione, ha sido un día realmente largo. Luego iré a buscar al viejo Aberforth y modificaré su memoria. Apuesto a que vendrán los aurores en la mañana. Estoy seguro que terminaré en Azkaban por un tiempo. ¿ayudarás a mi madre para que no termine allí?

- buscaremos la forma de que tu tampoco vayas Draco.

- no hay manera Hermione. Hice cosas malas aquí, ¿lo recuerdas?, de todas formas creo que es lo justo. Ellos no saben cuántas vidas protegí a lo largo de los años después de esto. Ni siquiera saben quién era el que enviaba toneladas de galeones cada mes para reconstruir el país y Hogwarts.

- ¿tú eras el benefactor anónimo? Draco, técnicamente Hogwarts se reconstruyó con tu dinero.

- mío no, de Artemisa. Ella comenzó a darme oro y joyas incluso antes de que comenzara a patrullar solo. Acheron fue quien se presentó ante Mcgonagall y les dio todo lo yo que ganaba cada mes.

- es extraño. Estuviste ahí afuera todo ese tiempo, y a pesar de ser un bastardo antes de eso, fuiste tú quien ayudó más que nadie.

- debía equilibrar la balanza un poco, creo... En realidad seguía siendo un idiota pero Acheron era insufriblemente bondadoso y creo que se me pegaban algunas cosas.

- lo extrañarás.

- probablemente, él fue más un padre para mí que mi propio padre. Es extraño como un tipo que parece poco más viejo que un adolescente, es capaz de patearte el culo y darte más afecto que el hijo de puta que me engendró.

- no seas tan duro con él.

- es así Hermione, es así. Lucius jamás fue un buen tipo.

Ambos hicieron silencio reflexionando sobre lo que hablaban. En ese instante los mortífagos deberían estar ingresando a Malfoy Manor. En la antigua realidad, Draco habría estado ahí para verlos asaltar la casa.

-Espera un momento, ¿Quién se hará cargo de los mortífagos?

- no lo sé, supongo que Ash, alguien más o simplemente veremos una nueva realidad completamente distinta.

-mierda. ¿Tienes idea de la matanza que yo hice allí?, Ash es completamente pacifico la mayoría del tiempo, no creo que él sea quien termine con ellos.

- vi los resultados la primera vez. Estoy segura de que las cosas se solucionarán al final o lucharemos con los mortífagos hasta que no quede ninguno, luego veremos que sucede.

- tienes razón. Solo quisiera tener tiempo para estar contigo sin que la estúpida espada de Damocles penda sobre nuestra cabeza. ¿Es mucho pedir un tiempo de paz, unas vacaciones?

- cuando esto termine nos tomaremos unas vacaciones. Tú, yo y alguna playa paradisiaca perdida. Sin Daimons, sin mortífagos, sin diosas enojadas ni muggles molestos.

- soñare con eso Hermione, soñaré con eso.

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Hermione Malfoy caminaba por los límites de su finca en Nueva Orleans. Draco había insistido en comprar un lote cerca de los otros ex cazadores oscuros que vivían en la ciudad, y ahí habían estado viviendo durante los últimos meses.

En realidad ellos tenían casas en todas las grandes ciudades del mundo. Draco se había vuelto aficionado a los bienes raíces luego de haber incursionado en cada uno de los negocios disponibles, tanto en el mundo mágico como el muggle. Su esposo detestaba el tiempo libre entre el surgimiento de un mago oscuro y otro. Y como los Daimons solo salían de noche, él no estaba dispuesto a quedarse quieto.

Draco y sus vecinos ex cazadores oscuros, solían patrullar los cementerios de la ciudad. Ya que los cazadores de la zona no podían entrar a esos sitios sin correr riesgo de ser poseídos, ellos se repartían las parcelas en busca de los Daimons que gozaban escondiéndose allí. Draco disfrutaba particularmente la época de Mardi Gras, Nueva Orleans era un hervidero de Daimons en esa época y él podía demostrar que aun tenía talento para cazarlos.

Hermione participaba de la cacería algunas veces, su amiga Tabitha Devereaux solía unirse a las correrías de los jubilados, pero ella prefería quedarse disfrutando una noche de chicas con la hermana de Tabitha y sus amigas.

Disfrutaba del aroma de sus rosales que marcaban el límite exterior de la finca, cuando una preciosa gata gris y negra se apreció ante ella. la minina tenía unos ojos azules realmente atrapantes y Hermione recordó a su amado Crookshaks, ella nunca supo que sucedió con él después de la guerra.

- ¿hola chica, estás perdida? Psh, psh, ven, entra. No puedo ir más allá. Si salgo de aquí cosas malas podrían pasar. Ven, ven gatita, ¿tienes hambre?

La gata cruzó la línea que dividía la casa del exterior e inmediatamente tomó forma humana. La mujer ante ella vestía color rojo sangre, y su piel era de un tono aleonado. Ella estaba coronada por un disco solar, lo que la indicaba como una diosa egipcia. Hermione sintió terror en ese instante. De forma inocente había hecho ingresar a la casa a su enemigo, pensando que era una gata.

- ¿Quién eres?

La mujer sonrió maliciosamente, su rostro felino la hacía ver aterradora ante la mirada de la bruja. Neftis le había pedido un favor, y ella solo había tenido que tomar su forma animal para conseguir que la menuda mujer la invite a pasar a la casa.

- mi nombre es Sejmet. Soy la terrible. La soberana del desierto.

- ¿qué quieres aquí? ¿Por qué viniste?

- vine a llevarte conmigo. No te atrevas a gritar bruja. Nadie podrá oírte y te mataré aquí si es necesario.

Hermione comenzó a sollozar. Había dejado entrar a la diosa y ahora estaba poniendo en peligro a su familia. Sus hijos, Hécate y Scorpius estaban adentro con sus familias y Draco. Ella había salido a tomar aire y había roto la seguridad de su hogar.

- Beserut, llévatela.

De pronto un hombre alado, con piel oscura se presentó ante ellas y con un movimiento de su mano desmayó a Hermione y la envolvió con sus alas para luego desaparecer con ella. La diosa Sejmet, miró hacia la cámara de seguridad y con sus limitados poderes la desintegró antes de volver a transformarse en un inocente gato que salió corriendo de la casa.

Hermione había sido secuestrada por uno de los demonios del sequito de Sejmet. Esos demonios, aunque podían parecer hombres, eran en realidad bestias capaces de moverse en el tiempo y el espacio a través de los pliegues del maat, u orden divino del universo.

Minutos después, Draco y sus hijos verían por video como la diosa egipcia de la guerra y la venganza se llevaba a Hermione desde la seguridad de su hogar. La ira bulló en el interior del ex cazador oscuro. Otra vez había perdido a su esposa a manos de una diosa, y esta vez Hermione cargaba a su hija.

Él estaba seguro de que se la habían llevado para liberar a Anubis y los otros dioses del inframundo. El mal presentimiento de Hécate se había vuelto realidad. Hermione, su bebé y el mundo corrían peligro y estaban quien sabe dónde.

Scorpius abrazó a su padre cuando se dio cuenta de que él enfrentaba la posibilidad de perder a esposa. Hécate lloraba desconsolada mientras Albus Potter la mecía sobre su pecho. Alexandra veía a todos con gesto triste.

Su suegra había sido dura con ella al principio. Hermione había intimidado a Alex cuando la conoció. Incluso ella había flaqueado ante las palabras de la bruja, pero luego supo que ella solo buscaba probar su entrega a Scorpius. Desde ese entonces ellas se habían vuelto amigas. Hermione encerraba mucha bondad dentro de ella, bondad que la había hecho caer en las garras del enemigo.

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N.a: fin del capítulo. Aparecieron los primogénitos!, y Hermione quiso rescatar un gatito y terminó en la boca del león. Estuve pensando y voy a ir mezclando momentos del pasado para introducir más dramione.

Como dicen los comentarios, ahora las cosas se están poniendo color hormiga. Como vieron hay cosas que Ash y Hécate ven que no pueden comentar. Esperemos que todo salga bien al final. Como dice Acheron el destino está escrito, yo ya sé el final, pero no tengo idea como vamos a llegar a él. Mis personajes tienen libre albedrio, lo siento.

Aclaraciones del capítulo:

* Cassandra era una sacerdotisa de Apolo que fue maldecida a profetizar el futuro y que nadie le creyese.

* akribosi y keliana son palabras que yo inventé, mientras que Ma komatia y Edera, son preciosa y bebé precioso en atlante según la autora de la saga de cazadores oscuros.

* Las palabras en francés las saqué de google, así que pido disculpas si dicen cualquier cosa. La idea es que Alexandra es francesa, pero me pareció extraño intentar escribir con muchas g como suelen hacer con Fleur Delacour.

* Beserut es un demonio inventado, necesitaba más secuaces y no los encontré en el panteón egipcio, así que me lo inventé. Salvo que lo aclare, la mayoría de los dioses nombrados pertenecen a las mitologías reales.