Los personajes de SCC no me pertenecen. Esto es una adaptación, créditos a la autora original.

Cinque.

―¡Sakura, arriba! -. Tomoyo tenía la costumbre de despertarme con golpes en la puerta, por eso era lindo que se fuera a trabajar.
Balbuceé entre la almohada y luego comprendí que los molestos golpes en la puerta no pararían hasta que Tomoyo me viera con los ojos abiertos. Me llevé los puños a los ojos y comencé a tallarlos para desperezarme, luego abrí paso a un bostezo grande.

Me paré con pereza y abrí la puerta, Tomoyo estaba en la cocina buscando algo en el refrigerador. Me miró.
—Ponte algo lindo, algo azul, a Eriol le gusta el azul oferta.
—Estás loca —dije y me di la me di vuelta para vestirme.
—Si quieres gustarle a Eriol, escucha mis consejos —gritó desde la cocina.
—No quiero gustarle a Eriol, ¡ni siquiera lo conozco! —Me quejé, saliendo de nuevo de mi habitación; increíblemente asombrada del esfuerzo de Tomoyo por emparejarme.
—Sólo vístete, ¿quieres? Ellos llegarán en cualquier momento.
—Eres perversa —La fulminé con la mirada.
—Pero así me quieres ―Me sacó la lengua y me vi obligada a reír.
—Tonta —dije.

Me vestí con una blusa verde y con unos jeans entubados, sólo por llevarle la contraria a Tomoyo. A los pocos minutos, oí el timbre sonar, y la fierecilla comenzó a saltar de un lado a otro cantando el nombre de Shaoran.
Salí de mi habitación al oír el murmullo de las voces, y allí junto al ángel de oro, reposaba otro. Era muy parecido a Shaoran, sin embargo, su cabello era negro, en un tono azulado, liso casi como el de Shaoran pero un poco más acomodado; su piel, más pálida que la de su hermano, hacía lucir sus ojos azules que se mostraban ocultos detrás de un par de gafas circulares, como dos preciosos Zafiros protegidos por cristales, y cuando me sonrió, los pómulos se le elevaron notablemente.
—Hola —dije.
—Sakura, mira, él es Eriol —me dijo Tomoyo, empujándome por el codo hacía el par de ángeles.
Extendí la mano para saludarle y él respondió mi saludo.
—Hola —me dijo.

No estaba muy segura, pero sintió que mi interior estaba dividido en dos partes; una, atenta a Eriol; pero la otra, atenta a Shaoran. Seguro la fierecilla estaba dentro de la segunda.

—Bueno, ya que se conocieron, ¿a dónde vamos a ir? —Preguntó Tomoyo.
—¿Quieren desayunar en…? —La voz de Shaoran habló por fin, y yo, completa, me perdí en ella.
Dejé de oír entonces la conversación que tenían los tres, de hecho, mis ojos estaban tercos y dejaron mis otros sentidos inactivos, ya que ellos se aferraban a mantener la vista en Shaoran.
Los labios de los demás dejaron de move, luego me miraron. ¡Reacciona! Me ordenó una voz en mi cabeza. Entonces mis sentidos comenzaron a activarse de nuevo.
- ¡Sakura! —Me sacudió a Tomoyo.

- ¿Eh? —Musité, terriblemente desconcertada.
- ¿Que si quieres desayunar pizza? —Me preguntó.
—Amm… sí —dije.
¿Cuánto tiempo me he estado hablando?
—Vamos, entonces —concluyó Shaoran.

Nos dejaron pasar primero y luego, en la Hybrid de Shaoran nos dirigimos a un pequeño local de pizza, que desprendía el aroma a salsa abarcando alrededor de unos tres metros y medio.
Nos sentamos en una mesa, Shaoran y Tomoyo en un lado, Eriol y yo en el otro. Ambas parejas, frente a frente.
—Pidamos la pizza típica, para que Sakura pueda probarla. Apuesto a que jamás ha probado una hecha en Italia oferta Tomoyo.
—Eso es obvio, Tomoyo, ya sabes que no —dije, riendo.

Luego de unos minutos, la pizza estaba servida frente a nosotros; y el olor a queso y salsa se desprendía en cada movimiento mínimo de la pizza. Me sirvieron dos rebanadas, que inmediatamente me comí, mientras intercambiábamos la información típica de los que recién se conocen.

Yo miraba a Shaoran sólo cuando nadie me observaba, evitando ser descubierto mientras lo apreciaba en cada paso que daba, cada gesto que hacía y cada palabra proveniente de sus labios. Él era hermoso a su propia manera y ni siquiera se daba cuenta de eso.

Al terminar, fuimos a caminar a uno de los tantos canales. A la fierecilla no le gustó para nada que Tomoyo y Shaoran se adelantaran dejándonos atrás. Miré la unión de sus manos y la compatibilidad entre ambos, era como si estuvieran hechos el uno para el otro, las sonrisas entre ambos, las miradas, sus gestos, su aspecto; todo era como si al juntarlos formaran un equilibrio, el yin y el yang.

Algo golpeó en mi estómago, se sintió como si dentro hubieran tirado una piedrita a alguna de sus paredes.
—Sakura… —Eriol musitó mi nombre y me giré a mirarlo. —Eres muy distraída, ¿no? —Rió.
—¿Disculpa?
—Te llamé como tres veces y parecía como si fueras en tu propio mundo ―explicó.
- ¡Oh !, sí, perdóname —Gesticulé con la mano.
—¿Piensas en algo acerca de ellos? —Adivinó, increíblemente rápido, haciendo un asentimiento de cabeza en dirección a su hermano y mi amiga.
—¿Eh? ¿Por qué dices eso? —Pregunté, nerviosa.
—No sé, quizás porque te les quedaste mirando con profundidad —Se encogió de hombros.
Reí, aun más nerviosa.
—La verdad, sí —admití—. Pienso que de verdad están hechos el uno para el otro —dije y la fierecilla no estuvo para nada de acuerdo conmigo, me rasguñó allí dentro.
El ceño de Eriol se frunció y su mirada se posó en el suelo, mirando sus pies al caminar.

—Sí —farfulló.
—No te oyes muy convencido —acusé, repentinamente curiosa.
- ¡No! sí lo estoy —balbuceó, pero se le escondía entre su voz algún cierto matiz de resignación—. Tomoyo es muy buena —La miró y sonrió—, tiene una sonrisa muy bonita, muy sincera; sus ojos grandes y en ese color tan único, son como si de verdad sean la ventana de su alma; sus lindos gestos cuando te habla te hacen reír… ¿has notado que cuando se encuentra con alguien se emociona muchísimo? Y luego ese abrazo que te da, emocionada —musitó, completamente perdido.
—Espera, espera… ¿tú…? No pude terminar la pregunta, me llevé las manos a la boca cuando Eriol me miró con sus ojos azules como platos, como si haya soltado un secreto que no quería decir.
- ¿What? —Preguntó, con la voz temblorosa.
- ¡Tú estás enamorado de Tomoyo! —Adiviné.

Ahora comprendía lo que Shaoran me había dicho el otro día, lo de que su hermano estaba enamorado de una chica misteriosa. Por supuesto, no le quería decir, porque la "chica misteriosa" era su mismísima novia.
- ¡¿What?! —Bramó, y pude jurar que vi el sudor perlar su frente.
—Por favor, ¡soy mujer, a mí no me engañas! —No sabía por qué pero una sonrisa empezó a expandirse por mi rostro.
- ¡Ssshh! —Gesticuló, nervioso hasta más no poder.
—¡Entonces es cierto! —La sonrisa se expandió hasta convertirse en un agujero extenso en mi rostro.
—No digas nada, por favor —me suplicó.
Me llevé ambas manos a la boca, tratando de aplacar mi emoción.
—Sakura, nadie lo sabe oferta, angustiado.
—Tranquilo, descuida yo no… se lo contaré a nadie —Prometí, aun medio emocionada.
- ¡Soy un pésimo hermano! —Exclamó, gesticulando desesperado— ¿Quién se enamora de la novia de su propio hermano?
—Oye, tranquilo —A juzgar por su expresión, parecía como si estuviera a punto de llorar. La fierecilla cantaba de placer y esta vez yo desconocía el por qué—. No eres el único, he oído bastantes casos —Enrosqué mi brazo al suyo, como si ya tuviera la suficiente confianza para hacerlo; pero él no se quejó.
—Sí, pero no es bueno que me pase precisamente a mí, ¿sabes lo que es tener que soportar cada beso o caricia entre ellos cuando por dentro, duele?
—Sí —dije, inmediatamente; sin saber porqué, era como si la otra parte fuera de la que hubiera hablado.
- ¿Oh yes? ¿Te has enamorado del novio de tu hermana?
—Pues no, soy hija única —Reí, pero volví a la seriedad de nuevo—. Pero te entiendo, extrañamente. Sé como se siente. Es como si quisieras escapar de la escena cuando ellos se besan, salir corriendo y borrar el recuerdo en tu mente; pero mientras más lo intentas, se vuelve más nítido.
- ¡Exacto! Vaya, nunca pensé que hubiera una persona que me entendiera en ese aspecto.
- ¿En qué aspecto? —De pronto la voz de Shaoran apareció en la conversación, materializándose con Tomoyo junto a nosotros.
Ambos los miramos con los ojos abiertos de par en par.
—Shaoran, ¿recuerdas lo que te dije acerca de la privacidad de las personas? —Inquirí.
—¿Es el primer día que se conocen y ya tienen secretos entre ambos? —Preguntó, queriendo sonar divertido, pero pude identificar en su voz algún tono amargo muy bien escondido.
—¡Uuuyy! —Bromeó Tomoyo, atada de la cintura de Shaoran.
La fierecilla refunfuñó palabras ininteligibles.

Miré a Eriol, quien mantenía su mirada fugaz, primero mirando el piso, luego a mí, después a Tomoyo y por último a Shaoran, para después volver al piso. Imaginé que estaba ideando alguna forma de salir del embrollo.
—¿Sabes Tomoyo? —Dije, como si nada—. Creo que invitaré a salir a Yamazaki —solté, no muy segura de lo que estaba haciendo; pero si algo había que distrajera a Tomoyo de emparejarme con Eriol, era emparejarme con alguien más.

Funcionó, la mirada de todos se posó sobre mí. La de Eriol, agradecida por haber cambiado de tema; la de Tomoyo, resplandeciendo de emoción; y la de Shaoran, sería, rara.
- ¡¿En serio ?! —Gritó de emoción.
—Sí, la verdad es que es un chico muy agradable y muy lindo, además —dije, al fin y al cabo eso sí era verdad.
—¿Y cuándo? —Se soltó de la cintura de Shaoran y ató su brazo al mío, haciéndome caminar y separándome de Eriol. Ellos nos siguieron muy de cerca.
—No lo sé, mañana quizá —Me encogí de hombros, indiferente.
—¿Entonces te gusta Yamazaki? —Preguntó y miré por el rabillo del ojo a Shaoran quien iba un paso atrás de nosotras junto con Eriol; repentinamente atento, de nuevo.

¿Qué iba a decir? si decía que sí, Tomoyo especularía bastante hasta llegar a los planes de boda, era capaz; si decía que no, entonces no concordaría en nada con lo que yo había dicho antes, y quedaría como… una tonta.
—Pues… emm… —tartamudeé.
- ¡Chicos miren eso! —Interrumpió Eriol, señalando hacía una góndola— ¡Quiero subir!
-¡Yo también! Terminal Tomoyo.
—¿Qué dicen, chicos? —Preguntó Eriol.
—Emm… bueno, yo… paso —dije, no tenía muchos ánimos de subir y andar sobre las aguas.
—Yo también oferta Shaoran, con las manos en los bolsillos—. Vayan ustedes, nosotros los esperamos.

Capté la situación entonces, Shaoran y yo, solos de nuevo. La fierecilla brincó de alegría, y su grito era completamente entendible: ¡Sí, sí, sí, sí!
—¿Quieres ir, Tomoyo? —Preguntó Eriol.
—Sí, hace mucho que no me subo a una, pero quiero que Shaoran y Sakura vengan también.
—Perdóname, Tomy; de verás, yo paso. Puedes ir tú, Shaoran —dije al interpelado—. No se preocupen por mí, yo los espero.
—No, vayan ustedes están disponibles él—. Esperaremos aquí —Sonrió y besó la frente de Tomoyo.
—Aguafiestas —se quejó ella, pero igual se alejó junto con Eriol hacía la góndola.

Antes de alejarse, Eriol me miró y me guiñó un ojo disimuladamente, entonces caí en la cuenta de que había hecho lo mismo que yo había hecho antes con él; sacarme de una situación incómoda.

Cuando se perdieron entre la multitud, me giré a mirar a Shaoran.

—¿Por qué no fuiste? —Pregunté. Se encogió de hombros.
—Ya me subí la vez pasada, me gusta más estar en tierra oferta.
—Ya somos dos.

Nos sentamos en una de las bancas, sintiendo como el aire movía mis cabellos.

—¿De qué hablaban Eriol y tú? —Preguntó, como quien no quiere la cosa.
Me solté a reír.
—Ya recordé que eres curioso —dije.
—Que bueno que lo sabes, así que dime ahora ―quiso sonreír.
—No, no te voy a decir. Eso es entre tu hermano y yo No sabía por qué, pero la fierecilla se sintió demasiado bien provocando celos en Shaoran, o al menos, creyendo que lo hacía.
—Me voy a enterar, ya verás —amenazó y luego sonrió.
—Ya veremos —Reí.
—¿Quieres un helado? —Preguntó.
—¿Intentas sobornarme con helado?
El rió.
—¿Puedo?
—Lo siento, no —Negué con la cabeza, divertida.
—Bueno, entonces te lo invito, ¿quieres?
Le miré, entrecerrando mis ojos en él.
—Sin mañas —Alzó las manos.
-All Right.

Nos paramos y nos dirigimos a la pequeña heladería que estaba enfrente.
- ¿De qué lo quieres? —Me preguntó.
-Chocolate.
Me sonrió y luego se dirigió hacía el chico rizado detrás del mostrador.
—Due gelato al cioccolato, per favore — pidió, con ese acento italiano ferozmente irresistible.
—Subito fuente el chico y se dio la vuelta, tomando dos copas y depositando en ellas dos bolas grandes de helado de chocolate en cada una.
Le colocó chispas de chocolate arriba y luego nos lo entregó. Yo le agradecí con una sonrisa. Shaoran le pagó al chico y éste se dio la vuelta de nuevo para tomar el cambio.
—Che bella coppia che fate ofreció él, cuando le devolvió el cambio a Shaoran y luego me sonrió.

Shaoran rió y guardó su cambio en el bolsillo trasero de su pantalón.
—Grazie —musito.

Me sentí tonta, definitivamente tenía que aprender italiano. Cuando salimos del establecimiento me mordí el labio inferior, indecisa de preguntarle a Shaoran, qué era lo que había dicho el chico.
—¿Está rico? —Me preguntó él, con esa sonrisa burlona en su rostro.
—¿Eh? Sí —dije.
—Ni siquiera lo has probado —Observó y luego comenzó a reír. ¡Qué torpe!
—Ah, sí, cierto —Reí, sintiéndome de verás tonta—. Oye, ¿qué dijo el chico cuando te devolvió el cambio? ―Pregunté, tratando de no verme curiosa.
El rió.
—¿Por qué quieres saber?
—Es bueno recopilar palabras en italiano para aprenderlo —qué excusa tan tonta.
Rió por lo bajo.
—Bueno, te digo si me dados lo de Eriol —negoció.
—Olvídalo —Me negué.
—Eres dura —Rió.
—Sí, y tú muy curioso. Así que olvídalo.
-All Right. Ya veremos quién sede primero —Especuló, divertido.


¡Hola! Gracias por pasar a leerme. Las acciones de Shaoran son un poco sospechosas, ¿ no creen?

Nos leemos el Jueves.