Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Stephenie Meyer. La historia es de mi invención, agradeceré no publicar ilegalmente en otro lugar.

Gracias RakelLuvre por la edición y corrección del capítulo.


Canción recomendada para el capítulo: Elastic Heart–Sia

« El amor es como una guerra,

fácil de iniciar,

difícil de terminar,

imposible de olvidar».

(Henry-Louis Mencken).


Capítulo 6

Los siguientes días mi penthouse se vuelve un caos. Mi suegra, ahora vive con nosotros; o tal vez es la sensación de verla todos los días hasta que, de manera muy sutil, le indico que es hora que Isabella descanse.

Por otro lado, Isabella se mantiene bastante distante; y más después de que recibió su copia certificada del Acuerdo Prenupcial. Sus pocas visitas a mi oficina han quedado reducidas a cero. Para mayor desgracia, los escasos minutos u horas que compartimos una vez que su madre se va no son para nada agradables, y todo debido a las constantes discusiones que tenemos. Justifico mucho de ese comportamiento con sus hormonas; pero sé que la verdad está en sus palabras.

Justo en este momento estoy sentado en mi despacho, haciendo tiempo para que ella se duerma. No queriendo empezar otra pelea como la de días anteriores. Con las dudas rondándome la cabeza, decido leer mi propia copia del Acuerdo Prenupcial. Paso cada una de las cláusulas y llego a una de las que ella mencionó, o más correcto decir, que me gritó la tarde de hoy.

En efecto, la dichosa cláusula establece lo siguiente:

Cláusula 5

Una vez esté confirmado el embarazo toda actividad sexual se dará por terminada salvo que, el señor Masen, solicite una modificación a la presente cláusula.

Se resalta que la finalidad de las mismas es concebir un hijo mutuo.

Llevo las manos a mi cabeza y trato de recordar si esas son las mismas palabras las que expresé en su momento; sin embargo, no consigo que mis recuerdos empañados de furia me den la respuesta. Haciendo memoria, estoy seguro de que en el último borrador no estaba escrito de esta manera.

Continúo leyendo las cláusulas restantes, deteniéndome a analizar lo estipulado en cada una de ellas. Me detengo en una de las últimas, la cual estoy muy seguro no requerí y sobre la que he recibido reclamos y gritos de parte de mi esposa.

Cláusula 15 Apartado D

La señora Masen deberá demostrar fidelidad absoluta a su esposo, cualquier relación que pueda ser señalada o sobre la cual se insinúe infidelidad será causal de divorcio sin derecho a réplica; acompañado de penalización y restitución del daño a favor del señor Masen, hasta por el monto que considere apropiado el ofendido.

En caso de que dicha transgresión se diera después de concebir descendencia, la señora Masen perderá custodia total sobre el hijo o hija, una vez se determine que la paternidad pertenece al señor Masen.

La presente cláusula tiene carácter imputable a la señora Masen.

Abro mi computadora y envió un correo a Emmett solicitándole se presente con el acuerdo original para revisarlo, seguramente debe haber una razonable explicación para la redacción de estas cláusulas.

Otro día más llega, muy rápido para mi gusto, tal cual ha sido por las anteriores dos semanas, y antes incluso de que Isabella despierte ya estoy estacionado en mi lugar asignado en la empresa. Durante la última semana he preferido salir más temprano a toparme con ella e iniciar una discusión. Camino por el desértico lugar, prácticamente soy el primero en llegar, nada extraño considerando que son pasadas las seis de la mañana. El elevador me lleva rápido al último piso, el cual está en penumbra; para mi mal humor encuentro al vigilante dormido en la silla de recepción.

–Buen día, –saludo elevando mi tono de voz, el hombre salta abriendo los ojos casi hasta lo imposible al verme de pie frente a él.

–Señor Masen, –dice y se levanta de un salto para abrir las puertas de acceso al piso.

–Supongo que estaba descansando los ojos, porque veo que aún le quedan dos horas más de su horario laboral. –Le contesto irónico mirando mi Rolex.

–Disculpe señor Masen, no volverá a ocurrir, –se disculpa mientras tira nuevamente las llaves al suelo tratando de abrir la puerta.

–Créame que no volverá a pasar –digo más para mí que para él.

Mi mal humor de hoy está en punto explosivo. Camino y me encierro dentro de mi oficina; lo primero que veo sobre mi escritorio son cuatro carpetas, al abrirlas me topo con los currículos de los prospectos a secretarias. Después del despido de Jessica hace dos semanas decido hacer personalmente las entrevistas finales para evitar tener la misma falla que con ella. No quiero más problemas con Isabella.

ɸ & Acuerdo Perfecto & ɸ

Llevamos bastante tiempo discutiendo y Jasper vuelve a mirarme, sé que me está analizando; poco me importa que mi arranque le moleste, él sabe de la importancia de este negocio, el cual para mi infortunio hemos perdido.

No puedes estar hablando en serio –le contesto elevando mi tono nuevamente.

Jasper se acomoda en la silla frente a mí, de forma pausada cruza sus manos y las coloca sobre sus piernas, inclinándose hacia mí; su rostro continúa impasible.

Es un hecho constatado, Edward. No compraremos esa empresa, nos traerá más pérdidas que ganancias.

Tú no analizaste los números, lo hice yo y te entregué la proyección.

Es correcto, pero no incluiste los pasivos que el área de responsabilidad encontró –Jasper vuelve a cruzar sus manos ahora sobre su pecho–, con esos datos adicionales las ganancias se convierten en pérdidas.

Golpeo la mesa frustrado, claro que había incluido esos pasivos.

Los pasivos están incluidos Jasper, yo mismo hice el cálculo.

Jasper suspira, se pone en pie y sale rumbo hacia su oficina. Vuelvo a jalarme el cabello; a estas alturas me encuentro sumamente frustrado. El golpe sordo en mi escritorio me hace girar para ver a Jasper con una sonrisa de suficiencia en el rostro, mientras posa su mano sobre unos papeles.

Ahí tienes mi análisis, revísalo y me dices.

Lo observo salir de mi oficina, mientras cierra detrás de él. Me dejo caer sobre mi silla, molesto, y sin poder creer que yo me hubiese equivocado, algo impensable. Tomo el reporte de Jasper y lo ubico junto al mío, comienzo a analizar cada uno de los renglones. Todo va bien hasta que llego a la parte de los pasivos, donde, efectivamente los números de Jasper dan un resultado negativo. Abro mi archivo control en la laptop y me desplazo por las diversas fórmulas de mi informe. Quiero golpearme en el momento en que me doy cuenta de que Jasper tiene razón. Mi cálculo está mal, efectúo la reformulación y el resultado iguala el de Jasper. Golpeo nuevamente mi puño contra la mesa, sintiéndome un completo estúpido por dudar de mi amigo y mano derecha.

Me echo hacia atrás en la silla, descansando las manos sobre mi frente, el dolor de cabeza ahora avecina en convertirse en una migraña, abro mi cajón para buscar el frasco de píldoras para el dolor de cabeza, acerco mi mano al vaso de agua notando que mi celular no está al lado de este. Llevo mis manos a los bolsillos de mi saco para notar que tampoco está ahí.

Me levanto y salgo a la oficina de Jasper quien al verme solo levanta una ceja. Niego y muevo mis manos para darle a entender que la discusión ha terminado. Echo un vistazo a la superficie de su escritorio.

¿Buscas algo más aparte de tu modestia?

Lo miro mal, pero sé que tiene razón–. Lo siento Jasper, tienes razón, me equivoqué; gracias por salvarme del fracaso.

No hay nada que agradecer. Es por eso que soy tu mano derecha.

Suspiro más calmado–. Busco mi celular, –cambio rápido el tema, no queriendo que se regodee en su victoria, algo pocas veces visto.

¿Por qué habría de estar en mi escritorio? –pregunta y lo miro mal–, ok, ok no te enojes, pero si no está en tu escritorio, no entiendo por qué estaría en el mío, hemos estado en tu oficina desde las ocho de la mañana.

Frunzo el ceño y regreso a mi oficina. Empiezo a hacer memoria, repaso cada uno de mis pasos:

Llegué poco antes de las siete y había dejado mi celular en su lugar de siempre, luego me puse a revisar unos pendientes, a las ocho Jasper entró para nuestra reunión.

Y en efecto no nos movimos de mi oficina, luego entró Jessica a dejar los papeles que debía firmar, los cuales puso sobre…

Me giro y fijo mi vista justo el lugar donde los dejó, aprieto mis puños y cierro los ojos tratando de serenarme; seguramente estoy pensando mal de mi secretaria.

Levanto el teléfono y marco el número de mi celular, me manda directo a buzón. Cuelgo con más fuerza de la necesaria, me pongo en pie y camino hasta la ventana para serenarme; bajo la vista a mi Rolex, el cual indica que son casi las doce del día. Con mis siguientes pasos en mente, me giro y salgo fuera de mi oficina, Jasper al verme solo levanta una ceja de nueva cuenta, vuelvo a negar lento, tratando de no dar importancia.

Abro la puerta justo para observar a Jessica, quien está al teléfono; al verme sus ojos brillan, cuelga la bocina y se levanta de inmediato.

¿Te puedo ayudar en algo, Edward? –pregunta tan informal como siempre, mantengo mi rostro impasible.

Regreso en media hora –digo y me encamino rumbo al elevador. Una vez estoy dentro pulso el botón del piso treinta, espero que mis suposiciones se queden solo en eso. Al abrirse las puertas sigo hacia el área de seguridad, paso a la secretaria sin siquiera darle tiempo de anunciarme y voy directamente hasta la oficina de Garrett, jefe de seguridad de la empresa.

Él, inmediatamente cuelga el teléfono al verme entrar, sabe que mis visitas sorpresa significan algún problema.

¿Qué pasa? –suspira mientras me indica la silla frente a él.

Quiero revisar las grabaciones de la cámara que apunta a la entrada de mi oficina, más específicamente a mi secretaria.

Sus ojos se amplían, levanta su teléfono y lo escucho pedir a alguien venir inmediatamente, en menos de un minuto un joven de lentes coloca una laptop sobre el escritorio de Garrett.

Fecha y hora que quieres revisar, –dice Garrett mientras manipula los archivos de la laptop.

Hoy a partir de las ocho de la mañana. –Asiente y teclea antes de girar la pantalla hacia mí.

Frente a mí, contemplo a Jessica llegar a las ocho en punto, enciende su computadora, toma el teléfono para hacer lo que supuse sería una llamada, mueve varias carpetas, acomodándolas sobre su escritorio, se levanta y regresa con un café; luego se vuelve a levantar con papeles en mano antes de entrar a mi oficina. Observo, pendiente de su regreso, lo cual demora unos cinco minutos aproximadamente. Deja los documentos y justo en ese momento desliza lo que parece ser mi celular en su bolsa de mano. Levanto mi vista y eso es suficiente para que Garrett lo entienda.

¿Cómo quieres proceder?

Protocolo habitual –respondo al tiempo que me pongo en pie y salgo.

Regreso a mi oficina, dejo que la expresión de mi rostro sea lo más neutral, Jessica me sonríe al momento que me ve entrar, por mi parte solo la miro sin dejar que la furia que me inunda por dentro salga. Al ingresar a mi oficina la voz de Charlie resuena, y para mi mayor molestia lo encuentro sentado en uno de los sillones charlando con Jasper, que al verme aprieta los labios y se levanta excusándose que tiene pendientes que atender.

Charlie, ¿a qué debo tu visita? –digo sin más. La verdad no estoy de humor para él, mi día ha sido bastante malo.

Charlie me mira, con esa penetrante mirada con la cual analiza un problema, esto solo hace que me sienta más molesto, porque seguramente habrá una plática a continuación, de la que estoy muy seguro no será de mi agrado. Lo veo bajar su vista a su reloj antes de levantarla y fijarla en la mía.

Vamos a tu oficina muchacho.

Lo sigo, aprieto mis puños para controlar mi temperamento, el cual está a punto de explotar. Al entrar a mi oficina, Charlie camina hasta el ventanal dándome la espalda, lo que, ocasiona que me sienta como el ingenuo joven de hace diez años.

Puedes ir directo al grano, Charlie –exijo, no queriendo rodeos.

¿Sabes qué día es hoy, Edward?

Su pregunta me toma por sorpresa, claro que sé qué día es.

Es miércoles Charlie.

¿Te ha llamado mi hija?

Suspiro, sabiendo adonde quiere llegar, muy seguramente Isabella había intentado llamarme sin éxito.

No te preocupes; con respecto a eso, ya he tomado cartas en el asunto con Garrett.

Charlie se voltea hacia mí y frunce su ceño.

¿Qué tiene que ver Garrett con que no hayas acudido a la cita con Isabella para su revisión?

¡¿Qué?!, me muevo rápido hacia mi laptop, cambio a la pestaña de calendario, frunzo mi ceño al comprobar que no tengo nada agendado; regreso un mes y valido la fecha en que la llevé al hospital, luego observo la fecha de hoy. Paso mis manos por mi cara y cabello, inhalo profundo para no explotar.

Charlie apoya sus manos sobre el escritorio, al levantar mi rostro para mirarlo veo un ligero enojo en sus facciones. Levanto el teléfono y marco el número de Garrett, quien para mi fortuna me dice que ya tiene todo arreglado, le comento que necesito que haga una revisión de todas las modificaciones efectuadas por ella a mi agenda, y que enliste la eliminación de todo lo que debía estar el día de hoy; antes de colgar le pido que me llame cuando tenga la información recopilada y firmada y a Jessica fuera de la empresa.

Explico brevemente a Charlie lo acontecido, asegurándole que no volverá a pasar.

Más tarde supe que todo el departamento de Recursos Humanos estuvo invadido por gritos y súplicas de parte de Jessica, quien fue acusada de robo. Mi celular fue recuperado entre sus pertenencias. Al encenderlo compruebo que tengo cerca de diez llamadas perdidas de Isabella y el doble de mensajes. Por la tarde al llegar a casa, se desata una guerra campal; los gritos de Isabella resuenan por todo el penthouse y me echa otra vez en cara los mismos puntos del Acuerdo.

ɸ & Acuerdo Perfecto & ɸ

–Samantha –saludo a la directora de Recursos Humanos, mientras le tiendo la carpeta de quien será mi nueva secretaria.

–Edward –contesta recibiendo la carpeta–, mañana a primera hora estará en su puesto de trabajo.

Asiento y salgo. Tomo rumbo al sótano, las entrevistas no me llevaron mucho tiempo, lo cual agradecí para no retrasar mi agenda del día de hoy.

Estaciono mi auto frente al valet parking del exclusivo restaurante Per Se en el Time Warner Center, este es mi restaurante favorito para cerrar negocios. Estoy seguro de que Jasper ya está dentro. Le pedí que se anticipara treinta minutos para que en conjunto revisemos los últimos detalles antes de la reunión; en cuanto ingreso, soy guiado a la mesa donde Jasper espera.

–¡Qué puntual! –me dice mirando su reloj.

–Quiero revisar unos puntos antes de que lleguen, las entrevistas no nos dejaron tener nuestra habitual charla.

–Supongo todo salió bien, te veo de mejor humor.

–Eso espero, no fue tan difícil seleccionar a nuestra nueva secretaria.

–Tu secretaria querrás decir, la verdad me manejo mejor solo.

–Eso mismo quiero contemplar una vez que tomes más funciones –digo petulante.

–Aún falta.

Sonrío, ante sus palabras, faltan poco más de seis meses para que pueda hacerme con el control total de Industrias Swan.

–¿Puedo preguntar cómo vas con ese asunto?

–Preferiría que no, todavía estoy batallando con Emmett para saber cómo quitar las cláusulas que no deben estar ahí.

–Supongo que no será fácil hacerlo, no sin invalidar todo el Acuerdo Prenupcial.

Lo miro un poco sorprendido ante su conocimiento legal, sus palabras tan ciertas como decir que el cielo es azul–. Estaba pensando en añadir una adenda para modificarlas, eso no invalidará el Acuerdo, pero Isabella no lo hará fácil, y sé que no lo firmará.

–Me imagino y menos con lo que pasó el día del despido de Jessica, en verdad que fue un escándalo.

–Efectivamente, las cosas se complicaron bastante desde ese día, por eso me ha tomado tanto que tengamos nueva secretaria, esta vez pedí incluso investigar casi sus historiales médicos, además de las pruebas psicológicas. No quiero tener otra loca que se imagina cosas que no pueden ser.

Su risa me contagia y no puedo evitar sonreír. Después de todo, mi intención de dañar a Charlie a través de su hija se me ha salido de las manos; me había dado cuenta de eso justo a nuestro regreso de la luna de miel. Si quería que nuestro matrimonio funcionara de la forma más cordial posible debía poner un poco de mi parte, pero con las dichosas cláusulas del Acuerdo las cosas se habían complicado bastante, al punto de llegar a ser un tema sumamente delicado.

Este error me ha generado desconfianza en Emmett, quien me había asegurado que él mismo había revisado el documento final, el mismo documento que firmamos ese trece de septiembre. El desasosiego me sigue dominando, estoy muy seguro que de haber estado esas cláusulas Charlie hubiese objetado; la otra posibilidad me tiene bastante angustiado, es algo que ha rondado mi cabeza por un tiempo, y a lo que todavía no quiero llegar, puesto que significaría revelar parte del Acuerdo a personas que no pretendo que sepan de su existencia, por más acuerdos de confidencialidad que firmaran no me hacían sentirme en paz con esa idea.

Mis discusiones internas se ven interrumpidas por los saludos de los dueños de la pequeña minera que el día de hoy compraría.

El trato se cierra y me encuentro feliz por ello, esto sumará buenos ingresos a mis ya de por sí altos números. Al subir a mi auto casi de inmediato mi felicidad se esfuma, no tengo razones que me retengan de ir a casa, me veo tentado a desviarme y regresar a la empresa, pero sería seguir evadiendo lo inevitable. Conduzco lo más lento posible, sin embargo debido a que estoy solo a un par de minutos de distancia, es imposible que me demore más de cinco minutos.

Una vez estoy ubicado en mi lugar de estacionamiento, trato de demorar mi llegada y por ello me quedo dentro de mi auto un minuto de más, el tiempo avanza tan lento que un solo minuto me parece eterno. Mi actitud destila inmadurez, lo sé y me reprendo por ello, mi debate interno tiene buenas razones a favor en retrasar mi llegada. Suspiro y salgo del auto.

Tomo mi celular y ubico el código de acceso, al momento en que llega el elevador acerco la pantalla; y como si todo estuviera en mi contra el elevador sube rápido, muy rápido para mi gusto.

En el instante en que pongo un pie dentro del penthouse me quedo desconcertado. Las luces están atenuadas y un intenso olor a vainilla inunda todo el lugar, ni bien doy un paso noto que hay pétalos en el piso, confundido sigo el camino que me lleva a la sala, donde una visión me deja sin aliento, mi boca se abre hasta lo imposible.


¿Qué será lo que descubrió Edward…? ¿Será bueno o malo?

Espero sus comentarios al respecto. Y para quienes querían saber un poco de las cláusulas bueno acabo de develar dos de ellas, pero… parece que esas dos han traído muchos problemas, y más porque según Edward no estaba en el acuerdo inicial.

Muchas gracias por sus cometarios, son mi única paga y es lo que me indica si les está o no gustando cómo va la historia. Bienvenidas nuevas lectoras.

Nos leemos en el próximo capítulo.

Saludos