6: Una nuova opportunità
Cierro los ojos, respiro profundamente, extiendo la varita con mi mano derecha, hago presión sobre ella (la mano empezaba a dolerme de tanto presionarla) y grito: ¡quidos motabis!
Segundos después abro los ojos solo para llevarme otra decepción, el cuaderno no se había movido ni un milímetro. Mi expresión se endurece y grito de pura frustración, llevaba dos horas con esto y no había logrado el más mínimo avance. Suspiro para conseguir calmarme y repito el mismo procedimiento.
-"¡Quidos motabis!".
Vuelvo a abrir los ojos ya con pocas esperanzas, sin embargo la sorpresa es mayúscula. El cuaderno se estaba moviendo, muy lentamente por la mesa pero se estaba moviendo.
Alzo mis brazos en señal de victoria acompañados de una sonrisa de oreja a oreja. Me siento en mi silla y miro el cuaderno que se acababa de parar.
'o sea que confirmamos que la magia es energía'.
Se me pasa ese pensamiento mientras descanso. Al menos en este fenómeno no deja muchas dudas de que se trata de energía, y que la varita solo le comunica dicha capacidad para realizar un trabajo. Sin embargo no puedo pasar por alto ese plano en el que se usaba magia como combustible, generaba sustancias de desecho y todo. Eso indicaría todo lo contrario, que es materia y por ende tiene una composición química.
Debía de resolver esa cuestión de una vez por todas, debo saber con qué trabajo antes de trabajar en sí. No me atrevía a volver a preguntar a Constanze, en lo que a mí respecta no quiero volver a saber nada de ella. Si quería averiguarlo debía ser por mis propios medios. ¿Pero como diseño tal experimento?
Unos minutos más tarde miro los dos recipientes en los que guardé la poción que hice son savia y se me ocurrió una idea. Si pudiera evaporar el agua y rompiese los enlaces del resto de partículas, solo quedarían las moléculas de magia en la muestra si es que de verdad existen.
Con una sonrisa en el rostro decido proceder con el experimento. Agarro el recipiente y vierto su contenido en uno de mis calderos, con mi varita hago el hechizo para la llama y pongo el caldero encima. Abro la ventana para cuando empiece a salir el vapor y me tumbo en mi cama a esperar.
En cierto momento decido cerrar los ojos. No estaba cansado y eran las cuatro más o menos, pero la brisa que entraba desde la ventana, la temperatura que hacía, ni muy cálida ni muy fría y el silencio que se escuchaba, solo interrumpido momentáneamente por un pájaro creaba una atmósfera que invitaba a relajarse. Ya ni me acordaba de la última vez que pude simplemente tumbarme en mi cuarto a disfrutar del ambiente. Casi siempre tenía que hacer algo en la tienda o el ruido de la calle me molestaba.
*Knok-knok*
Y con esos toques en la puerta termina mi relajación. Me levanto de mi cama alarmado. Esta vez no podía simplemente ocultar el experimento y más ahora que el agua estaba empezando a evaporarse. Tendría que mantener a la otra persona alejada de la habitación.
Inspiro aire y abro la puerta, instantáneamente después me acerco a ella sin ni siquiera fijarme en quién es, y es sólo una vez que terminé mi aproximación que me doy cuenta de quién se trataba. Era una vez más Diana Cavendish.
-"¿Qué pasa?" Le pregunto con un tono que denota mi intranquilidad.
-"Buenos días para empezar. Quería avisarle de que la directora Holbrooke quiere que usted vaya a su oficina mañana a aclarar unos temas de su matrícula."
-"De acuerdo, gracias por avisar, adiós."
Sin embargo en el momento en el que iba a cerrar la puerta me dice:
-"Espere un momento. ¿Hay algo que está tratando de ocultar?"
-"¿Qu-qué?¿Por qué iba a hacer yo eso?"
-"Déjeme pasar por favor."
-"¡Oye yo no estoy ocultando nad-"
Harta de mis respuestas Diana simplemente me aparta de la puerta y entra al cuarto.
Una vez dentro mira hacia el caldero, se acerca a este, mira en su interior y pregunta:
-"¿Por qué ha puesto una poción a hervir?"
-"Pu-pues es... una larga historia."
-"Pues cuéntemela."
Su respuesta solo me causa más pavor. No me parecía una buena idea contarle todo lo que había pasado para llegar a esta situación. No solo porque padría poner a Constanze en compromiso sino porque hablar sobre un taller de mecánica debajo de la academia es algo que solo te crees cuando lo vives. En su lugar decido responder su primera pregunta.
Cojo algo de aire, intento relajarme un poco y se lo digo rápidamente y con los ojos cerrados:
-"Estoy... intentando descubrir si existen partículas de magia."
Tras confesar abro uno de los ojos para ver su reacción. Solo mantiene una expresión atónita. Unos segundos después pregunta:
-"¿Qué?"
-"¿Qui-quiero saber si la magia es materia o energía, en caso de que fuese materia debe tener partículas que la forman, por ello diseñé un experimento en el que hiervo el agua y rompo los enlaces las otras moléculas para intentar descubrirlas."
-"Entonces... ¿la razón por la que se tomó tantas molestias para matricularse en esta academia fue para investigar la magia?"
No doy una respuesta ante eso, simplemente asiento aún nervioso.
-"Ya veo..."
Diana hecha un vistazo a la habitación. Estuvo mirando la cama sin hacer, luego la estantería, desordenada y con mis libros apilados los unos sobre los otros, tras eso pasó al armario, con poca ropa en él, con mis recipientes e instrumentos de preparación de pociones en el suelo de éste. Todavía abierto de haber cogido el caldero. Luego examinó el escritorio, con libros tanto de magia como de ciencia abiertos ahí desde hace días, el microscopio de hierro que tantos problemas me había causado en la esquina junto al trozo de crisálida, en el centro de la composición el caldero todavía hechando vapor con la varita al lado. Finalmente, me miró a mí.
-"¿Y esto…. Es su laboratorio?"
-"Se que está algo desordenado, pero también es que es un espacio muy pequeño para trabajar y…." Me corto ahí, no sabía cómo continuar mi justificación.
-"¿Ha hecho algún descubrimiento estos días? No tiene por qué ser algo relevante. Solo cualquier cosa."
-"Pues..." Empiezo a estrujarme los sesos. Agradezco que no me haya pedido nada de importancia porque si no estaría jodido.
Afortunadamente recuerdo una conclusión que podrá demostrar que he realizado avances. De solo pensar en ella me relajo, gano confianza y la digo:
-"He podido confirmar que la magia es un componente trascendental en las pociones. Tanto que es lo que las diferencia de los compuestos químicos comunes."
-"Un poco obvio, ¿No le parece?"
Su respuesta me sienta como una jarra de agua fría. Esperaba que mostrase algo de interés ante mi afirmación (aunque ahora que lo dice sí es verdad que era algo obvio). Con otra vez los nervios a flor de piel, le digo otra:
-"E-esto…. He d-descubierto que la madera con la que se hacen las escobas voladoras tiene magia en su interior, diferenciándolas de las otras."
-"¿Y por qué eso iba a ser un descubrimiento? Eso se sabe desde hace siglos."
CAZZO, CAZZO, CAZZO. Ya no se me ocurría nada. ¿Realmente he hecho tan pocos avances en dos semanas? Estaba ya por rendirme y decirle que verdaderamente, no había descubierto nada. Cuando de repente me llega la inspiración, creo que esta podría ser la buena.
-"La presencia de magia en un cuerpo no varía sus propiedades físicas ni químicas."
Se queda unos segundos pensativa, no me responde instantáneamente como antes. Esto era increíble, si verdaderamente mi afirmación era correcta significaba que iba por buen camino.
-"Respecto a las propiedades físicas es algo que ya se conocía, ¿Pero podría explicarme cómo averiguó lo de las químicas?"
Su frase me llenó de una alegría inconmensurable.
-"¡Sí claro! Verás: para descubrir si había alguna variación a nivel celular, decidí examinar una savia con magia y otra sin magia en un microscopio para comp-"
-"Un momento Galvanno. ¿Acaba de decir que usó un microscopio para examinar si había habido cambios químicos en dos extractos de savia?"
Su pregunta me preocupa. Mi expresión da un cambio de 180°, de emocionado a poco confiado.
-"Sí..."
-"Le dejaré unos segundos para que descubra cuál ha sido su error."
No podía ser, ¿un error?. Hace 5 minutos hubiera dicho sin la más mínima duda que mi investigación era perfecta, sin fallos. ¿Dónde me había equivocado?
Entonces se me viene. Miro el microscopio, luego miro el caldero con su contenido aún hirviendo. Claro, la savia es un compuesto formado principalmente por agua y sales minerales. Son moléculas, no células. Una célula es algo infinitamente más complejo que una molécula. ¿He fallado en algo tan absurdamente elemental?.
-"A juzgar por su expresión, deduzco que ya ha hallado su respuesta. Me imagino que no vería mucho, puede que el color cambiase dependiendo de la savia que usase, pero nada más. ¿No se dio cuenta de que algo fallaba cuando no apreció ninguna célula?.
Me quedo paralizado. No le respondí, ni siquiera la miré a los ojos.
-"Además, el experimento que intentaba realizar también comete errores bastante graves. ¿Cuánto tiempo cree usted que ella pequeña llama conseguirá evaporar tal cantidad de líquido? Y cuando se haya evaporado, ¿Qué tiene pensado hacer para encontrar esas partículas?.
Tampoco respondo. Me daba vergüenza admitir que no lo había pensado.
-"Por no hablar de lo rápido que saca sus conclusiones. En ningún momento ha demostrado usted que la magia varíe la propiedades químicas. Puede que las físicas, pero creo que entiende que el hecho de que varíe una no significa que varíe la otra ¿verdad?"
Nadie dice nada después de eso. Nos quedamos en un silencio incómodo.
-"Escuche Galvanno: Errores como éstos solamente le hubieran costado un suspenso en un trabajo escolar. Puede que a usted se le diesen muy bien las ciencias en anteriores cursos educativos, pero la investigación es algo muy diferente. Si usted no se la va a tomar en serio le recomiendo que deje de invertir su tiempo, dinero y energías en esto y se adapte a la dinámica de esta escuela. Buenas tardes. ¡Ah! y recuerde reunirse con la directora mañana."
Tras su discurso se aproxima a la puerta y la cierra tras irse. No articulo sonido ni muevo músculo. Alzo la vista y miro al burbujeante caldero. Mi rabia crece a cada segundo que lo observo. Una rabia alimentada por un sentimiento de inutilidad.
Me recuerdo hace dos minutos, alegre porque alguien parecía interesado en mi trabajo. Me recuerdo hace dos días, mientras le explicaba a Akko y sus amigas las mismas conclusiones que ahora considero atentados a la ciencia. Me recuerdo hace un mes, haciendo ese experimento solo en mi casa ¿Sería ese un experimento serio o solo otro malgasto de recursos impulsado por un capricho infantil? Y ahora miro hacia el burbujeante caldero. Mientras se burlaba de mí y de mi ingenuidad.
-"¡FANCULO, FANCULO, FANCULO, FANCULO!"
Fanculo es todo lo que sale de mi boca, y lo grito como si no hubiera un mañana. Creo que jamás había gritado tan alto, ni siquiera cuando más me había cabreado había sido así. Creo que la diferencia radica en que esto ya no son gritos de ira, son gritos de frustración.
Cuando me calmo un poco levanto el caldero, apago la llama de un soplido y lo vuelvo a dejar en su posición. Acto seguido me siento en mi cama, me cubro la cara con mis manos y apoyo mis codos en mis piernas.
Desde el inicio de este año me había esforzado por entrar aquí motivado por la duda que me tenía intrigado desde siempre, creía que estaba haciendo avances, iba lento pero seguro, y al final todo resultó ser una ilusión. En ningún momento empecé a caminar, solo daba pasos en el punto de partida.
A lo mejor Diana tenía razón, a lo mejor lo más sensato era abandonar y, ya que estoy aquí, intentar aprender algo de magia. A lo mejor esto era demasiado complejo para alguien como yo o a lo mejor, simplemente, la magia era pura irracionalidad y la manera más racional de relacionarse con ella era no cuestionándosela.
Después de un tiempo ahí dentro, decido salir afuera. No iba a pasarme el resto del día encerrado en mi cuarto sin hacer nada. Noto que no había mucha gente por los pasillos, hoy era sábado así que supongo que muchas alumnas habrán ido a pasar el día en el pueblo de al lado.
Me alejo de la escuela y llego hasta una zona donde hay un riachuelo por el que pasa un puente y desde este miro hacia el horizonte. Veo el herbolario donde conseguí el trozo de crisálida hace unas semanas y tras esa imagen miro a mi reflejo en el agua. Acomodo mis brazos sobre el pretril de madera y empiezo a reflexionar mientras contemplo mi melancólico rostro.
-"¡Por fin te encuentro!"
-"AAAAH"
-"Perdona, no quería asustarte. ¿Estás bien?" La chica provocadora de sobresalto se trataba de la compañera de habitación de Constanze y aquella pelirroja. Nunca la había oído hablar ahora que lo pienso.
-"Sí, sí. Estoy bien." Digo mientras me encuentro con el corazón latiendo rápidamente, de espaldas al pretril y con mis manos agarradas a éste.
-"Me alegro. Me llamo Jasminka por cierto. ¿Rafael, verdad?"
Asiento en señal de confirmación.
-"Genial. Ven conmigo, Constanze te necesita."
-"¿¡Espera, qué!?"
-"Bueno... no lo ha dicho explícitamente, pero creo que está trabajando en algo que la vuelve loca. Y como tú sabes de ciencia y todo eso, creo que podrías ayudarla."
-"No creo que yo pueda ser muy útil. Además ella 'trabaja sola' y tampoco es que le caiga muy bien."
-"Eso puede ser cierto. Pero a lo mejor si la ayudas podrías conseguir una mejor relación con ella, y podría construirte máquinas que te ayudasen con tus trabajos."
-"No sé si voy a volver a hacer de esos."
-"¿Por qué?"
-"No es asunto tuyo." Contesto, ya algo molesto de esta conversación.
-"Escucha. Solo porque te haya salido algo mal, no significa que tengas que rendirte. Si lo que haces te gusta no deberías dejarlo, al contrario deberías tenerlo en cuenta para volver a hacerlo mejor a la próxima. Incluso podrías usar este problema para aplicar lo aprendido."
Me hacía algo de gracia. Su consejo era tan general y cliché que podría haberse aplicado a cualquier otra situación y seguiría siendo válido. Sin embargo tenía razón, tras todo lo luchado para llegar a esta academia lo más estúpido que puedo hacer es rendirme solo porque una pija me ha dicho que estaba haciendo idioteces. Total ¿Qué podía perder?
-"Vale, de acuerdo. Veré si puedo hacer algo." Contesto con aún duda e inseguridad en mi voz.
-"¡Genial! Pues acompáñame."
Anduvimos en silencio por los pasillo de la academia. En cierto momento, se me pasa por la cabeza un pensamiento que, tras darme un escalofrío, decido dejar mi timidez a un lado para preguntar:
-"¿La pelirroja está en el cuarto?"
-"¿Te refieres a Amanda? No, ella cogió su escoba y se fue hace un buen rato."
Su respuesta me hace respirar aliviado. Realmente hoy no estaba de humor para insultos, discusiones y peleas.
Poco después llegamos a la habitación. Esta se encontraba verdaderamente vacía.
-"Como sabrás la vagoneta solo tiene espacio para una sola persona, así que iré primero yo, espera unos minutos y entonces bajas tú." Dice mi acompañante.
-"Vale."
Ella se sienta en el colchón apoyándose en sus rodillas, pulsa el botón y el colchón da un giro de 360º. Yo me siento en la cama baja de la litera y espero pacientemente.
Unos minutos más tarde (unos 5 aproximadamente) me levanto, me coloco en la misma posición en la que Jasminka se puso antes y aprieto el mismo botón. Una vez llego al taller me encuentro a la chica de pelo rosa hablando con Constanze, quien la escuchaba con los brazos cruzados y una expresión de enfado. Al lado suya estaba uno de esos robotitos que hablan por ella.
-"Ya sé que nos dijiste tanto a Amanda como a mí que no nos metiésemos en tus cosas, pero llevas desde la carrera de escobas aquí encerrada solo saliendo para lo esencial."
-"¿Solo por eso crees que las cosas no me están yendo bien? A lo mejor es todo lo contrario."
-"¿Bueno y lo es?"
El robot se queda unos segundos callado, dándole la razón a Jazminka.
-"Pues eso es por lo que lo he traído, para ver si te puede ayudar."
-"¿Cuántas veces tengo que repetirlo? No quiero ni necesito ayuda."
-"Será ayuda o no depende de lo que haga. Nos mandas a Amanda y a mí a que te traigamos piezas cada cierto tiempo y a eso no lo llamas ayuda."
-"Va-vale eso es cierto. Pero solo porque sepa hacer bien un montón de ecuaciones no significa que sea un prodigio de la ingeniería."
-"Tal vez no, pero es la persona más cercan que podría hacer algo. No hay muchos ingenieros en Blytonbury y los que hay no creo que sepan de vuelo de escobas mecánicas. Además tampoco pierdes nada por dejar que lo intente."
Constanze se queda reflexionando un tiempo. Finalmente, el pequeño robot responde:
-"Bien, veamos si puede hacer algo." Acto seguido Constanze gira su cabeza hasta donde estoy yo y me hace una señal con el brazo para que la acompañe.
Llegamos hasta una mesa de trabajo con gran cantidad de planos en ella, estos planos mostraban distintos aparatos de diversas formas y tamaños, algunos se encontraban tachonados no dejando ver la máquina que tenían dibujada.
Finalmente me enseña un último plano que muestra a su escoba con algunos de los artilugios mostrados previamente acoplados a ésta. Muchos tenían flechas con anotaciones con bolígrafo rojo escritas en alemán. Cuando le pregunté por una, ella escribió la traducción a lápiz en la esquina inferior izquierda del plano.
Muy caro.
-"¿Y aquí?"
Muy pesado.
Señalé una última con el índice y ella escribió:
Solución poco eficiente.
-"Exactamente, ¿Qué es lo que pretendes hacer?"
Para responderme, coge una hoja de papel y escribe:
Quiero hacer que mi escoba vaya a más velocidad de lo que va ahora.
-"Vale... . Antes de nada debería saber cómo funciona tu escoba."
Para responderme coge una pizarra con una tiza que estaba en una silla cercana al escritorio.
No hay mucho que explicar. La escoba funciona con un motor acoplado aquí y algunas hélices. La idea es usar el motor para propulsar aún más la escoba."
-"¿Y el motor funciona de alguna forma especial?"
No, es igual que el de un coche.
-"¿Entonces usas gasolina?"
Borra la pizarra con la manga antes de volver a escribir.
Sí, muy poca ya que es un motor pequeño pero sí."
-¿Y las hélices sirven para algo?"
También ayudan a aumentar la velocidad, pero no aportan mucho.
Comienzo a reflexionar. Lo primero que se me ocurre es que la solución a su problema se encuentre en la química y no en la ingeniería. Cambiar de combustible podría ser una solución eficaz pero ¿Cuál podría ser más efectivo que la gasolina?
Un chasquido de dedos suyo en frente de mi cara me devuelve al mundo. Me sobresalto y tras comprobar que he salido del trance Constanze me enseña la pizarra en la que pone:
¿Alguna idea?
-"Em, pues... se me ha ocurrido que para solucionar tu problema lo mas eficaz sea cambiar de combustible." Digo con inseguridad.
Ella se queda con cara de sorpresa al principio, pero rápidamente se recompone y vuelve a escribir:
¿Como cuál?
-"No lo sé."
-"Entendido. Gracias por la idea, puedes irte." Me dice su robot mientras se aproxima hacia mí.
Emprendo mi viaje de regreso a la superficie cuando en ese momento salta Jasminka y me pregunta:
-"¿Pero puedes dar con uno no?"
La miro a la cara tras hacerme la pregunta. En un principio iba a decirle que no lo creía posible pero entonces me lo replanteo. Ella ha hecho todo lo que estaba en su mano para hacer que su amiga pudiese terminar su trabajo, incluso ha intentado motivarme a mí. Y la verdad, creo que me sentiría peor si tras tanto esfuerzo por su parte le dijese que no y se lo jodiese todo. De modo que me apiado de ella y tras exhalar aire respondo:
-"Lo intentaré."
Es en ese momento cuando la cara de Jasminka vuelve a mostrar su sonrisa. El robotito me pregunta mientras este y Constanze me miran:
-"¿Cuánto tardarás?"
-"No estoy seguro, espero que no más de una semana."
-"Mientras tanto tómate un descanso. Relájate y ponte al día con las clases." Le dice Jasminka a su compañera de habitación.
Ella lo piensa por unos instantes y entonces me mira a mí y asiente.
-"En una semana." Dice el robot.
-"Bi-bien." Respondo.
Una vez acabada la conversación salgo de la guarida y de la habitación. Camino hacia la mía todavía pensando en lo que había hecho. Sin quererlo había vuelto a comprometerme con esa chica, y esta vez a crear un compuesto aún más eficaz que el petróleo para que vuele mejor su escoba. Escobas, escobas, escobas. Estoy harto de tanta puta escoba.
Al llegar a mi habitación entro de un portazo, me siento en mi silla y me recuesto en mi escritorio. Estaba igual a como lo dejé esta tarde. Mientras estoy ahí empiezo a relajarme, después de todo cabrearme solo agravará la situación.
Una vez más calmado miro al ocaso por la ventana. No tenía opción ya, solo había una cosa que pudiese hacer y era esforzarme de verdad. No conformarme con el primer resultado de una consulta a un libro sino que buscar en otros siete, hacer muchos más experimentos y pensármelo dos veces antes de afirmar cualquier cosa. Pues como dijo Diana, esto es investigación seria y no puedo permitirme el más mínimo error.
Una vez bajo la vista veo a Akko, Lotte y Susy recibir una riña afuera mientras la maestra de pelo azul lleva a cuestas un disfraz de Big Ben de cuerpo entero disimuladamente.
