Disclaimer: Twilight y sus personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, yo sólo juego con ellos.
Erasing the Bounds.
Capítulo 6
Bella se despertó más temprano que Edward. Tomó una ducha después de tomarse unas Aspirinas y se vistió. Quería estar presentable para cuando el infierno cayera sobre ella. Al menos moriría luciendo bien.
Se dejó el pelo suelto y salió de la habitación.
No había nadie por ahí pero escuchó el agua correr en el baño. Alguien se estaba bañando.
Fue a la cocina y se dispuso a preparar el desayuno. Quería asegurarse de que todos tuvieran el estómago lleno para cuando Edward se convirtiera en un ogro y caminara sobre ellos aplastándolos.
Quería creer que Edward no estaba enojado pero había algo que la hacía dudar. Él había estado muy callado la noche anterior pero podía ser que el sueño lo hubiera ayudado a bajar su coraje.
Quiso hacer waffles y mientras terminaba la primera ronda, Jasper apareció por el pasillo.
—Hola—murmuró.
—Hola.
— ¿Está Edward despierto?
—Al parecer no—ella respondió— ¿quieres ayudarme a hacer café?
Jasper se encogió de hombros y llenó la cafetera.
Trabajaron en silencio al inicio. Incluso él se ofreció a cortar las fresas.
—Escucha Bella…
—Jasper, no—lo interrumpió.
—Sí, Bella. Fue mi culpa. Me dijiste que no era una buena idea.
—Pues no sonaba bien al principio pero resultó bien… por un momento. Mira, no importa quién haya llamado a los desconocidos. Lo hecho, hecho está. Ahora hay que esperar a lo que vaya a suceder, ¿de acuerdo?
Él se quedó callado. Movió las fresas con sus dedos, pensativo.
— ¿Crees que lo arruiné con Edward?
Ella dejó de menear la masa y lo miró.
—No. No lo creo. Él comprenderá.
Él no se veía muy convencido.
—Lo hará—Bella insistió. Jasper finalmente la miró.
—Gracias, Bella. Eres una buena amiga.
— ¿Buena? Soy la mejor—ella se acercó y le dio un abrazo.
Jasper enterró su rostro en su cabello.
Rosalie entró. Estaba vestida.
—Genial. Moría de hambre—dijo y se acercó a olfatear.
— ¿Por qué no hiciste algo?—Bella le preguntó.
—Pff, no tenía ganas—dijo y se dispuso a sacar los platos.
Mientras ponían la mesa, Emmett bostezó ruidosamente por el pasillo.
—Estoy aliviado de tener que trabajar hoy—dijo—no me gustaría estar aquí para cuando el fin llegue.
Estaba usando su uniforme de Starbucks.
Desayunaban cuando el timbre sonó.
—Oh oh—dijo Emmett.
Se miraron entre ellos, esperando quién era el valiente que abriría la puerta.
El timbre sonó desesperadamente.
—Diablos—dijo Jasper y se levantó a abrir.
No había terminado de abrir la puerta cuando alguien lo empujó fuera del camino.
Era Garret. Garret había accedido a ser algo así como el publicista de Edward mientras encontraban a alguien más.
— ¿¡Dónde está!?—gritó, mirando alrededor. Se dirigió a ellos— ¿dónde está?
—Eh...durmiendo—respondió Bella, con voz temblorosa.
—Tráelo aquí.
Bella se levantó asustada y corrió por el pasillo.
—Mierda—Garret murmuró.
—Eeehh…—Emmett empezó— ¿waffle?—le ofreció con el tenedor.
Garret le entrecerró los ojos.
Edward estaba en el baño.
— ¿Edward? Garret está aquí.
—Iré en un momento.
Garret estaba tecleando en su teléfono mientras los otros seguían desayunando. Suponía que no estaban tan preocupados.
Bella tomó su lugar y esperaron.
—Garret—Edward apareció por el pasillo.
Garret lo miró.
— ¿Qué mierda, Edward?
Garret había aparecido en un mal momento. Edward seguía en pijamas.
—Estás por todo TMZ, están hablando de tu fiesta.
Edward suspiró y fue a tirarse al sofá.
Los chicos se levantaron y fueron hasta allá.
— ¿Y qué están diciendo?—Edward le preguntó. Garret se enojó por el tono de despreocupación que el cobrizo le había impregnado a sus palabras.
—Que organizaste una fiesta en tu apartamento y te emborrachaste, con un montón de mujeres alrededor.
—Eso es mentira—intervino Bella.
— ¿Y por qué Edward está en esas fotos? ¿Por qué hay fotos de chicas por todo el apartamento? ¿Por qué todos están bebiendo en esas fotos? Edward, eres una celebridad pero eres menor de edad. ¿Consideraste la imagen que estás proyectando? ¿No te importa?
—La fiesta fue mi idea—dijo Jasper. Edward lo miró—y estaba bien. Eran nuestros amigos. Todo estaba bien hasta que alguien invitó a un montón de desconocidos. Edward no estaba en esa fiesta, Garret. Y lo sabes. Estaba filmando.
—Pero hay fotos, Jasper, ¿quién invitó a toda esa gente?
—No lo sabemos—respondió Rose—de repente ellos aparecieron, entonces Edward llegó y se le fueron encima. Corrió a su habitación. Él no tiene la culpa.
Garret se sentó en el sillón. Se rascó la barba.
—Está bien—dijo él— ¿saben qué? Eso no importa. Lo que importa aquí son las fotos y los rumores que la gente comenzó, ¿de acuerdo?—los miró a todos. Bella se sentó junto a Edward—Edward tiene una imagen que proyectar. Es menor de edad. No puede ser visto en esos lugares, ¿de acuerdo?
—Pero los famosos hacen eso todo el tiempo—dijo Emmett— ¿cuál es la diferencia?
—Lo sé, pero yo no quiero eso para Edward. ¿Se han dado cuenta de que todos estos niños nuevos que son la sensación son catalogados como problemáticos y adictos? Edward está iniciando, todos los ojos están puestos sobre él. No quiero que esa sea su etiqueta. Quiero que su etiqueta sea la de un chico que se hizo famoso por su talento, ¿si? Quiero que los medios y el público pongan su fe en él. No quiero que sea otro Justin Bieber, ¿de acuerdo? Si Edward da una buena impresión la gente lo amará. Quiero que se centre en su música. No quiero ver esos titulares de él diciendo que tiene tres novias, que los fines de semana se emborracha y de más. Si la gente lo ve como un chico tranquilo y talentoso lo amaran y empezara a atraer fans. El éxito de un artista radica en el público, ¿sí? Quiero que tenga una carrera larga, quiero que se reinvente, quiero que dentro de diez años siga vendiendo, quiero que sus fans lo apoyen, que lo defiendan. Así es como te voy a garantizar una carrera larga, ¿de acuerdo?—lo miró.
—Si—él respondió—y entiendo tu punto y yo también quiero eso pero yo no tuve nada que ver con eso.
— ¡De acuerdo!—Garret se levantó— tenemos que solucionar esto—dijo—comenzaremos a buscar un nuevo lugar para que puedas vivir ahí.
— ¡Espera! ¿Qué?—Bella chilló.
—No, no puedes hacer eso—Rosalie se interpuso.
—Edward puede vivir aquí—dijo Jasper—seremos cuidadosos.
—Este no es un lugar para que Edward viva—dijo él—ustedes siguen en la escuela. Tienen derecho a hacer una fiesta, a hacer lo que quieran. Nadie los está viendo a ustedes, pero a él sí.
—Garret…—Edward comenzó.
—Hablaremos con tus padres—Garret interrumpió—ven el lunes a buscarme.
Garret los miró por última vez y luego salió del apartamento.
Ellos se quedaron callados.
Jasper se estaba mirando las manos.
—Edward, perdón—se ajustó los anteojos—fue mi culpa.
—No fue tu culpa—él le dijo—alguien corrió el rumor y ya está. Ya no importa.
—Sí importa—dijo Emmett—hombre, te vas a tener que ir.
Bella seguía callada. Se miraba los pies.
—Esto iba a pasar tarde o temprano. Será lo mejor. Ustedes podrán tener gente aquí, harán sus fiestas, sus vidas. Yo estaré aquí todo el tiempo, me iré cuando sea necesario.
—Esto es una mierda—Jasper dijo—y sigo sintiendo que es mi culpa.
—Veremos quién fue el que dijo—dijo Rose—y lo haré mierda.
—Bueno, chicos, tengo que irme—dijo Emmett—me iré a partir el culo ahora que tengo que pagar más renta—lloriqueó.
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Rosalie limpió el desorden del almuerzo y Bella se sentó junto a Edward en el comedor mientras él desayunaba. Bella estaba leyendo su libro de texto, pero en realidad no le estaba poniendo atención.
Edward le acarició el cabello.
Ella lo miró.
—Todo estará bien, Bells—él le sonrió, pero la sonrisa no le llegó a los ojos.
—No quiero que te vayas—los ojos de Bella se le llenaron de lágrimas.
—Hey, no llores—la rodeó con el brazo—estaré contigo todo el tiempo.
Bella enterró su rostro en el pecho de él.
—Eso dices ahora.
Edward se rio bajito.
Rose los miró triste desde la cocina. Luego se fue.
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El lunes al mediodía, Edward fue a la oficina de Garret.
Él estaba comiéndose un sándwich y hablando por teléfono.
—Edward, pasa—le dijo, con la boca llena.
Edward se dejó caer en la silla frente a él.
Se puso a jugar con las cosas que Garret tenía en su escritorio. Una pelota de goma, una estatuilla de un castor sosteniendo un pedazo de tronco, un guante de béisbol miniatura y otras porquerías.
Garret hablaba animadamente con la persona al otro lado de la línea, un trozo de lechuga le cayó en el regazo. No se molestó en moverlo.
Garret se rio y Edward lo miró interrogante, en plan "¿Hola? Estoy aquí". Garret lo apaciguó con un gesto de mano.
Edward suspiró y se levantó. Miró las paredes. Garret tenía fotos con famosos cantantes. Tenía una con Britney Spears. Garret estaba en el sillón detrás de ella y Britney mordía una hamburguesa mientras estaba en bata, maquillada pero peinada a medias, ambos posando para la cámara con una expresión cómica. Edward se imaginó que estaban en el camerino de la cantante.
Garret colgó.
—Lo siento. Ese era un amigo—se limpió las manos con la servilleta—estamos esperando a Benjamín.
La carrera de Edward había comenzado de una manera totalmente diferente a la tradicional, así que consiguió un manager cuando su disco estaba a punto de ser lanzado.
Benjamín era un hombre bastante amigable y de ojos grandes. Edward se sentía muy cómodo con él. Se preguntó por qué Benjamín no le dio una paliza sobre la fiesta como Garret lo hizo. Aunque le recordaba al novio treintañero de Jessica Estúpida Stanley.
—Tiene una sorpresa para ti—Garret sonrió y bebió de su soda.
Edward frunció el ceño y volvió a sentarse.
Benjamín llegó en ese momento. Venía acompañado de una mujer delgada y alta. Lucía como una vela.
—Edward, hola—le sonrió y le dio una palmada en la espalda.
Edward le sonrió. La mujer le sonrió a todos y luego se sentó en el sofá de cuero que Garret tenía.
—No me tienes muy contento eh—siguió Benjamín—pero ese no es el punto de esta reunión. Al parecer no es seguro que vivas con tus amigos. Veremos qué lugar podemos encontrar.
— ¿Tengo el dinero suficiente para eso?—preguntó Edward.
—Sí, no te preocupes—dijo Benjamín y otra vez le palmeó la espalda. Benjamín siempre era optimista. Para él todo era posible. Para él todo estaba bien, o hacía parecerlo bien. Hasta que empezaba a explicar la situación o se encontraba con que nada estaba bien.
—Pero antes…—siguió—quiero que conozcas a Tía—Benjamín se giró en la silla. Estiró un brazo para señalarla. Tía se levantó y se acercó.
—Hola—Edward sonrió y le ofreció la mano. Tía le dio un apretón fuerte.
—Tía quiere ser tu publicista—dijo Garret.
Edward lo miró rápidamente.
—Espera, ¿qué?—el cobrizo los miró a todos.
Garret se encogió de hombros.
—Soy un productor, Edward, no un publicista—dijo—funcionó bien al inicio pero es momento de hacer un cambio.
—Así que una vez que Tía pase las primeras semanas contigo…
—Espera, espera—Edward interrumpió a Benjamín— ¿no puedo decir algo sobre esto? No es contra ti, Tía—Edward le sonrió pero la sonrisa se le borró cuando miró a los otros dos.
—Claro—Benjamín respondió—una vez que pases tiempo con Tía decidirás si quieres que sea tu publicista o no.
Edward rodó los ojos.
— ¿Por qué nunca me informan de sus decisiones?
—Te lo estamos diciendo.
—No me refiero a eso—le respondió a Benjamín— siempre soy el último en enterarme sobre cosas que me afectan sólo a mí. Y ni siquiera piden mi opinión. Simplemente tengo que obedecerlos. Estoy comenzando a perder mi confianza en ustedes—se levantó de su silla.
—Oh, oh—dijo Benjamín—alto ahí, muchacho. Sólo queremos lo mejor para ti.
— ¿Cómo estoy seguro de eso?
Garret y Benjamín intercambiaron miradas.
—Mira, Edward—dijo Garret, colocó los codos en el escritorio—hacemos eso porque creemos que tú no puedes tomar una decisión de esa magnitud. No conoces la industria ¿de acuerdo?
—Sé que no lo hago. Por eso confié en ustedes pero pareciera que intentan sabotearme. He estado trabajando duro y de ustedes sólo recibo órdenes y noticias de posibles cambios que yo "puedo aprobar"—hizo las comillas—cuando ustedes ya tomaron la decisión por mí.
—De acuerdo. Acepto eso—dijo Benjamín—pero eso va a cambiar una vez que tengas a Tía como tu publicista—continuó, con tono de infomercial, como de quien está tratando de venderte algo. La señaló—ahora yo trabajaré con ella y no con este tirano—señaló a Garret.
Garret se rio.
—Te doy un punto por eso—dijo él.
—Así que… ¿Edward? Querido jefe, ¿podrías esperar a que te explique algunas cosas? Junto a Tía.
Edward rodó los ojos y se dejó caer en la silla.
Benjamín sonrió, Tía hizo lo mismo.
—Edward—Benjamín suspiró—Tía se va a encargar de crear tu imagen, de limpiarla en caso de ser necesario y va a ayudarte a tomar decisiones que te afecten directamente, ¿de acuerdo?
—De acuerdo—respondió Edward.
—Ahora, ¿le darás la oportunidad?
—No tienes que hablarme como a un niño y tú ya tomaste esa decisión. Veremos qué pasa—Edward respondió.
Benjamín iba a decir algo pero se quedó callado, en su lugar sonrió.
—Suena bien, ¿no?—se giró a Tía.
—Muy bien—dijo ella. Sonriente.
—Tía es una buena amiga. Tiene experiencia en esto, ¿sí?
—Está bien—Edward dijo.
—Ahora, hablemos de tu apartamento.
Edward suspiró.
Benjamín y Garret le repitieron lo mismo que este último le había dicho el sábado, sobre su imagen y público. Y continuaron con los pros y contras de vivir con sus amigos.
—Puede ser una buena idea que las personas sigan creyendo que vivas con tus amigos una vez que tengas un nuevo lugar—comentó Tía, que había permanecido prácticamente callada desde que entró a la oficina—así te dejaran solos en tu nueva casa y los papparazi seguirán afuera del edificio de tus amigos, se cansarán al no verte ahí y se irán.
—Suena bien. De igual forma no es como si hubiera hordas de fotógrafos que molesten a mis amigos o a los vecinos—dijo Edward.
—Ahora sobre tu nueva casa—dijo Benjamín— ¿empezamos a buscar algo?
—Tengo que hablar con mis padres primero—dijo Edward.
Entonces su teléfono sonó.
Era Carlisle.
—Que oportuno—dijo y respondió—hola, papá.
—Edward, ¿sigues siendo un borracho?
Él rodó los ojos.
—No, estoy bien, gracias.
—Lo siento—dijo Carlisle. La actitud de Carlisle respecto a los sueños de Edward había cambiado cuando entendió que Edward tenía una oportunidad y que era talentoso— ¿pero cómo explicas eso?
—Jasper hizo una fiesta sin avisarme y se salió de control. Entonces llegué y el infierno cayó sobre mí.
—Tu madre se preocupó—dijo su padre.
—Dile que todo está bien—aseguró Edward. Carlisle también dejó de cuestionarlo sobre todo. Comenzó a creerle. Edward estaba comenzando a creer que su padre empezaba a quererlo— ¿tienes algo más que decir? Porque tengo que contarte algo.
—Sólo quería saber lo que había pasado. ¿Qué tan malo es?
—Es algo complicado—Edward calló por un momento—pero Benjamín y mi publicista creen que sería mejor que consiguiera otro lugar en donde vivir.
Se escuchó movimiento del otro lado de la línea.
—Aquí está tu mamá. Te pondré en voz alta.
—Hola, hijo—saludó Esme— ¿qué ocurre?
Edward los puso en voz alta también.
—Hola, mamá. Le decía a Carlisle que Benjamín y mi publicista creen que sería mejor si consigo otro lugar para vivir.
— ¿Garret?—dijo Esme.
—Eh, no, al parecer tendré a alguien más. Su nombre es Tía—Edward la miró.
—Hola, Sr. y Sra. Cullen. Soy Tía. La posiblemente futura publicista de Edward.
—Hola, querida—la sonrisa de Esme se filtró a su voz. Esme le sonreía a todos.
— ¿Entonces qué opinan?
— ¿Por qué necesitas otro lugar?—preguntó Carlisle.
Luego Benjamín comenzó a explicarles.
Después de una charla, Carlisle expresó su preocupación por la renta del apartamento actual.
—Pensaremos en eso—dijo Edward—no quiero que tengan que pagar más de lo que ya pagan—continuó—no sé si Charlie se lo pueda permitir y Emmett definitivamente no puede hacerlo.
Carlisle y Esme acordaron ir a Los Ángeles el siguiente fin de semana.
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Bella estaba en la mesa del comedor. Tenía su libreta de dibujos abierta y estaba haciendo un esbozo de una habitación.
Sus clases la mantenían ocupada pero le estaban gustando mucho. Se había hecho un blog y siempre que tenía un tiempo libre deslizaba su dedo por la pantalla de su celular en busca de inspiración y de nuevas formas en los espacios.
Cada vez que comenzaba a ver fotografías o comenzaba a dibujar o su mente comenzaba a crear un espacio, se sentía feliz y completa. Si se encontraba de mal humor, eso la calmaba inmediatamente.
Estaba disfrutando mucho la Universidad y estos primeros meses de seguir llevando una vida, al parecer, normal.
Jasper entró a la cocina.
—Hey—la saludó. Bella levantó la vista.
—Hola—le respondió y siguió haciendo su dibujo.
Jasper abrió el refrigerador y se sirvió un vaso de agua. Luego fue a sentarse frente a ella.
— ¿Qué estás haciendo?
—Un dibujo—ella dijo, sonriente—creí que tenías una reunión de estudio—frunció el ceño.
—Si—él suspiró—me la salté.
Bella volvió a fruncir el ceño.
— ¿Qué ocurre? ¿Sigues preocupado por lo de la fiesta?
Jasper se revolvió el pelo. Se ajustó los lentes.
—Si.
—Jasper, ya todo está bien—ella dijo—yo también me siento rara porque no sé quién llamó a toda esa gente pero ya no importa.
—Importa si vuelve a pasar—dijo él.
—Pero Edward ya no vivirá aquí. No hay de qué preocuparse.
—Si lo hay. Tenemos un amigo traidor y lo que me hace sentir peor es que Edward se siente de la misma forma que yo. Me siento traicionado y seguramente Edward me odia.
—Él no te odia—ella dijo—él sabe que nos estábamos conteniendo de hacer una fiesta. De vivir nuestra vida.
—Me sigo sintiendo culpable.
—Deja de hacerlo—ella le sonrió y el dio un apretón a su mano—ya todo se arregló.
Jasper le devolvió el apretón de mano y la miró. Luego contempló sus manos unidas. Bella era igual de pálida que él.
—Gracias, Bells.
Ella le sonrió de vuelta y se levantó.
—Ahora, ¿quieres ayudarme a preparar la cena?
—Seguro—él le respondió y la siguió—pero no se me da muy bien cocinar.
—Eso ya lo sabía—ella le sonrió y luego la perdió de vista cuando Bella abrió el refrigerador.
Suspiró. Un poco derrotado.
¿Por qué, justamente ahora, comenzaba a sentir cosas por Bella?
¿Por qué, justamente, tenía que enamorarse de la novia de su mejor amigo?
