Día 6

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Con especial dedicatoria a una amiga llamada Kimmy UvU.


Tienda de Café

Aquel día era particularmente nublado, el tiempo perfecto para salir y disfrutar del ambiente de Ciudad Esmalte sin quemar tu piel por el abrazador sol del verano. Para White, aquel tiempo era perfecto para tomar un buen café y trabajar un poco para la compañía.

El suave olor del café se expandía por toda la cafetería, incluso en la zona abierta al exterior. Una vista en la cual se podía ver la flor y nata de la pequeña ciudad, con todos sus habitantes caminando de un lado a otro, siendo deleitados por el olor de los granos de café tostados.

White, como de costumbre, pidió un cappuccino y una dona de azúcar, disfrutando cada sorbo de aquella bebida caliente mientras sus dedos danzaban entre las teclas de su laptop.

La pantalla de su laptop se llenaba con todas las ideas que White tenía en su mente. Bellas tramas para futuras películas eran escritas mientras el viento rosaba tímidamente su rostro, agitando sus coletas. Sus ojos estaban completamente centradas en el guion que escribía, sin nada que la interrumpiera en su actividad.

Las ideas surgían de manera continua en su cabeza y eran plasmadas en su totalidad. Se podría decir que su mente se sumergía por completó en el mundo ficticio que estaba creando. Como un dios, White observaba a sus personajes, sus reacciones y sus diálogos e inmediatamente los escribían en su documento. Lo único que parecía devolverla a la realidad era el humo de su bebida llegando a sus fosas nasales.

Cuando aquel geiser de ideas se detuvo, White lanzó un fuerte suspiro, recuperando el aliento después de haber estado sumergida tanto tiempo en aquel mundo. Tomó un poco de su bebida y miró lo que había escrito, inspeccionando cada palabra que yacía escrita en ese lugar.

—Podría mejorarlo si hago que el protagonista sufra un poco más —admitió, con una pequeña risa perversa.

Desde que Shauntal le había dado un curso de narrativa, a White le gustaba ser un poco más dramática con los guiones. Aunque parecía cruel para los personajes, había algo en hacerles las cosas más difíciles que aumentaba sus ganas por ver el guion en acción.

Mientras ideaba cómo complicarle las cosas al protagonista, sus ojos rodaron a la gran pantalla que colgaba de una de las paredes de la cafetería. En ella se podía ver una pelea pokémon entre un Emboar y un Venasaur.

Su mirada se quedó fijada en la pelea entre ambos pokémon. El poderoso Emboar se envolvió en fuego y atacó a un debilitado Venasaur, el cual finalmente cayó debilitado, dándole la victoria al chico de pelo castaño.

"Y así fue como el campeón de Unova derrotó a su homónimo de Kanto en la copa de campeones, un combate sin duda espectacular" dijo el presentador del programa vespertino. Aquello se trataba de una repetición, una repetición donde se pudo ver al campeón de Unova celebrando su logró junto a una mujer de pelo oscuro que le abrazaba y daba un tierno beso.

El rostro de White se ruborizó por completo al ver aquello, cubriendo sus mejillas y mirando a otro lado, ligeramente avergonzada, pero alegre. Recordada ese día como si fuera ayer, más cuando miró el pequeño anillo que descansaba en sus dedos.

—Eres el mejor —admitió mientras se llevaba la mano al corazón.

Cada vez qué pensaba en él su corazón se aceleraba, acompañado de una gran sensación de felicidad que le hacía sentirse bien, muy bien. El aroma del café también le recordaba aquella noche donde, entre sonrojos y gritos le confesó sus más profundos sentimientos.

Fue entonces que sintió unas cálidas manos deslizándose entre su cabello y un torso tocando su cabeza. Aunque se asustó, el ser las manos de aquel hombre le hizo sonreír y voltear a ver al chico de pelo castaño.

—Pensé que trabajarías hasta tarde en la liga —admitió White, sonrojada.

—Decidí tomarme un descanso, presi —dijo con una gran sonrisa, besando su cabello—. ¿Puedo acompañarte?

—Bueno, supongo que puedo tomar una pequeña pausa —la mujer cerró la laptop y se giró—. Siempre tengo tiempo para ti, cariño.