Capítulo 6
Cuando consiguió salir de su estupefacción, también abrazó a la chica. Miró de reojo a Aaron, que sonrió un poco mientras se encogía de hombros.
-¿Estás bien, mamá? Aaron me lo ha contado todo, que no recuerdas algunas cosas, y que te has enterado de la abuela…-Olivia hablaba deprisa, mientras la miraba fijamente. En ese momento, Erin también se fijó en un piercing que la chica llevaba en la nariz.
-Si. Si estoy bien. ¿Y tú? -preguntó sentándose en la silla de nuevo. No pudo evitar coger otra galleta y morderla.
-Chloë, vamos a dejar a mamá y Olivia que hablen a solas. Además, es la hora de tu baño.
-Liv, coge una galleta, las hemos hecho mamá y yo -le dijo la niña a su hermana mayor. Ella sonrió.
Madre e hija hablaron cerca de dos horas, hasta que el cansancio empezó a vencerlas a las dos. Olivia se quedaría toda la semana, así que seguirían hablando los próximos días. Más tarde, también habló por teléfono con Nora y Jasper.
Erin estaba recostada contra el cabecero de la cama, pensando en los últimos días, cuando alguien llamó a su puerta.
-¿Estás bien? -preguntó Aaron entrando y sentándose en la cama, aunque a una cierta distancia.
-Si, sólo…me ha sorprendido ver a Olivia. No esperaba que estuviera tan cambiada -respondió ella.
-Lo sé. Debí habértelo advertido. Lo siento. Pero es una buena chica. Y muy estudiosa, como sus hermanos -Aaron sonrió-. De cualquier manera, creo que Olivia sigue siendo la niña de tus ojos.
-¿A sí? -preguntó Erin levantado una ceja.
-Si. Pero se supone que nadie tiene que saber eso -rio él.
-Oh bien, será nuestro secreto -ella sonrió cansada.
-Intenta descansar Erin. Mañana será otro día.
Aaron salió de la habitación, ella se acomodó bajo las mantas y apagó la luz. Diez minutos después, estaba dormida.
El Martes por la mañana, cuando las náuseas y los vómitos por fin la dejaron salir del baño, bajó a desayunar. Se sintió observada cuando todos callaron y la miraron al entrar en la cocina.
-¿Cómo te encuentras? -le preguntó Aaron mientras le servía un poco de zumo de naranja.
-Ahora mejor.
-¡No me has dicho nada mamá! Enhorabuena, Aaron me lo ha contado -dijo Olivia con alegría.
-Gracias -ella sonrió levemente.
-¿Enhorabuena por qué? -preguntó curiosa Chloë desde el regazo de su hermana.
-Porque vas a ser hermana mayor pequeñaja -le dijo Jack revolviendo su cabello.
-¿De verdad? ¿Cuándo mamá? -Chloë saltó del regazo de Olivia y se acercó a su madre.
-En unos cuantos meses, cariño -Erin le sonrió a la niña.
La niña pareció encantada con la noticia, Erin sólo esperaba que cuando naciera el bebé siguiera igual de contenta. Sabía por experiencia con los mayores que los celos podían ser muy malos.
Unos minutos después, Jack, Olivia y Chloë se fueron. Jack a la universidad, y Olivia iba a llevar a su hermana al colegio. Luego pasaría el día con su padre hasta la hora de recogerla.
-Y tú y yo, pasaremos el día fuera -le dijo Aaron sonriendo.
El día anterior, había tenido la video llamada con el director, y después de explicarle la situación, había aceptado darle un mes de descanso. El agente Morgan sería el jefe de Unidad en su ausencia. Aaron esperaba que fuera suficiente para que Erin se recuperara.
Salieron poco después, y Aaron puso la radio. Sonrió cuando se dio cuenta que Erin tarareaba para si misma una canción relativamente reciente. No estaba todo perdido.
El viaje duró algo más de cuarenta y cinco minutos, y Erin frunció el ceño cuando no pudo reconocer el lugar dónde se encontraban.
-¿Dónde estamos?
-En el Kenilworth Park. Es uno de nuestros lugares favoritos -él sonrió mientras rodeaba el coche para colocarse a su lado.
Entraron en el parque, recorriendo en silencio los senderos alrededor del río Anacostia. Aunque el verano estaba llegando a su fin, todavía podía verse toda la flora, los lirios y la flor de Loto que recorrían todo el área en todo su esplendor. Terminaron sentándose en un banco frente al centro acuático, después de pasar por la pista de atletismo.
-Entonces…¿solemos venir aquí? -le preguntó ella al cabo de un momento.
-Menos de lo que nos gustaría, por la falta de tiempo, pero sí. Estuvimos aquí en nuestra primera cita. Después se convirtió en nuestro sitio. Aquí te pedí que te casaras conmigo, y aquí me dijiste que estabas embarazada. Y cuando necesitamos un escape, siempre venimos aquí. Sólo hemos traído a los chicos una vez, es…como que no queremos que nadie más venga aparte de nosotros -Aaron sonrió con melancolía.
-Es bonito. ¿No habíamos estado aquí antes de eso?
-No. Ni tú ni yo. Por eso es nuestro sitio especial.
Se quedaron de nuevo en silencio, mientras miraban hacia el frente. Era un Martes por la mañana, y no había demasiada gente, y ambos se perdieron en sus pensamientos mientras veían a la gente pasar.
-¿Hay tortugas en el centro acuático? -preguntó Erin de repente.
-Si, claro.
-¿Podemos ir a verlas?
-Por supuesto -Aaron se levantó sonriendo.
Esquivaron un par de bicicletas mientras se dirigían hacia allí. Luego entraron y pasaron por delante de varios de los animales acuáticos hasta llegar a las tortugas. Aaron notó cómo su mujer se relajaba mientras veía a los animales terrestres moverse lentamente de un lado a otro.
-Aaron -ella posó su mano sobre la suya y notó que tenía lágrimas en los ojos-. Cuando tenía siete años, tenía una pequeña tortuga. Que cómo es lógico empezó a crecer y crecer. Cuando cumplí los doce años, era bastante grande y una mañana descubrí que se había escapado. La buscamos por toda la casa, hasta que unos días después, mi madre la encontró detrás de la lavadora. Lloré muchísimo. Y bloqueé todos los recuerdos por el dolor que me producía. Aunque la tortuga nunca dejó de ser mi animal favorito.
-Lo siento mucho cariño. Nunca me lo habías contado -no se dio cuenta de que le había salido el apodo cariñoso.
-Eso es porque no lo había recordado hasta ahora. Lo que quiero decir es…he tenido algún recuerdo suelto desde el Viernes. Al entrar en casa y al coger a Chloë por primera vez, lo que me hace pensar que puedo recuperarme ¿no? -preguntó tímidamente.
-Eso es maravilloso, Erin -él sonrió con entusiasmo.
-Pero…excepto con las tortugas…no he conseguido recordar nada más al estar aquí. Nada nuestro, nada contigo y…no quiero que te sientas mal por eso…-bajó la mirada al suelo mientras intentaba no llorar.
-Erin, mírame -levantó la cabeza y lo miró a los ojos-. No importa el tiempo que te lleve, porque estoy seguro que recordarás ¿vale?
-¿Y si recuerdo todo lo demás menos a ti? ¿Nuestro vida? ¿Nuestro matrimonio?
-Entonces tendré que hacer que vuelvas a enamorarte de mi de nuevo -sonrió, mostrando sus hoyuelos y Erin sintió cómo se removió algo dentro de ella.
-Vale -sonrió también mientras Aaron la besaba en la frente y luego salían del centro acuático.
Comieron un sándwich y algo de fruta (comida sana debido a su embarazo) antes de ponerse en marcha. Su próxima parada, sería una pequeña pastelería, no demasiado lejos del trabajo, donde hacían los mejores rollitos de canela de toda la ciudad.
No había demasiada gente, y consiguieron una mesa junto a la ventana. Mientras Aaron fue a pedir, Erin recordó de repente un momento allí.
Flashback
Llovía a raudales cuando entraron, y había demasiada gente en la cafetería, pero afortunadamente consiguieron una mesa junto a la ventana. Aaron se puso a la cola mientras ella se sentaba.
El cielo se había oscurecido de repente y ya no parecía que fueran las cuatro de la tarde, parecía mucho más tarde. Estaba tan ausente mirando la lluvia, que no notó cuando Aaron se sentaba a su lado. Fue el aroma del café el que lo delató.
-Espero que no estés pensando en volver ahí fuera -bromeó él, tomando un sorbo de café.
-No. No me importaría quedarme aquí. Siempre y cuando tuviera café y rollos de canela suficientes -ella sonrió haciendo que Aaron sonriera también.
-Menos mal que pensamos igual…
Se miraron fijamente durante unos minutos, hasta que Erin apartó la mirada, sonrojada. Tenía la mano izquierda sobre la mesa, y Aaron acercó lentamente la suya hasta que la agarró. Pasó su pulgar sobre sus nudillos mientras comenzaba una conversación, y poco a poco notó cómo ella se iba relajando.
-¿Hemos estado aquí juntos, verdad? -preguntó con ansiedad en cuanto él se sentó.
-Claro. Varias veces -le pasó una taza con chocolate caliente.
-Pero un día de lluvia. Llovía mucho y…
-¿Has tenido un recuerdo? -ella asintió-. Creo que recuerdo el día que dices. Llevábamos poco tiempo saliendo juntos, todavía estábamos definiendo lo nuestro, y estuvimos aquí todo la tarde. Cuando salimos de aquí, seguía diluviando.
-Tomamos café y rollos de canela también ¿verdad?
-Así es -Aaron sonrió esperanzado-. Todo estará bien, Erin.
Le cogió la mano suavemente, como en su recuerdo, y ella le dio un apretón. Todo estaría bien.
Continuará…
