Cuando al fin regresa a Gotham ya han pasado dos temporadas enteras del año, la primavera ha empezado hace una semana y ella se siente tan en paz consigo misma como no lo ha hecho desde hace más de una década, se deja caer en el suelo con un suspiro relajado apoyada semiconsciente contra la carreta cargada de las muchas ofrendas que trajo desde el Templo, hace un esfuerzo sobre humano por quitarse el phelonion que deja caer al suelo actualmente solo quiere tomar un baño y dormir, está a medio camino de desatar el nudo de su chima cuando siente que la toman de la cintura y ciertamente ya no está a horcajadas sobre el suelo
Repentinamente más despierta observa su alrededor y nota que en realidad no está en su palacio como creía sino que accidentalmente a torcido el curso hacia la sala del trono del Palacio Obsidiana, está en medio de la concurrida corte imperial siendo observada de manera penetrante mientras es sostenida en brazos por un impasible Jhon, Guy frente a ellos hace una precaria reverencia mientras recoge su Phelonion antes de tomar el mango de la carreta para dirigirse a la salida, esta tan exhausta que deja caer la cabeza sobre el hombro de Jhon y cierra los ojos para dormir una siesta corta
Cuando despierta lo primero que entra en su campo visual es el dosel de pesado terciopelo oscuro y por unos segundos solo lo mira aturdida sin comprender donde está, le toma unos buenos minutos recordar que estaba de regreso en Gotham y el ostentoso castillo que Bruce le otorgase para dificultarle obtener cualquier influencia que pudiese ganar en la corte, duda haber estado más de unas pocas horas en el Reino pero ya extraña el cielo despejado del Templo y dormir en las ramas de los árboles de almas, después de un tiempo indefinido debajo de las delgadas sabanas se pone de pie y se dirige a su ventana
El nido de mantas que había hecho alguna vez se había ido y toda la indumentaria había sido regresada a su lugar y debidamente reemplazada, lo único que resalta son los pergaminos con los dibujos de su hijo apropiadamente enmarcados y colgados con mimo en la pared anteriormente vacía frente a su cama, observa un poco más el cuarto limpio antes de volverse hacia su cama y dejarse caer de rodillas ante la alfombra, la hace a un lado sin mucha ceremonia y abre la trampilla escondida con ayuda de sus uñas, se toma su tiempo para revolver en el interior antes de sacar un sencillo dudou blanco y una sinh esmeralda con bordado negro y dorado
Se preparó una bañera con agua tibia que dejo infundida con aceite de sándalo mientras se fregaba el cuerpo a consciencia y tras enjuagar el jabón se introdujo en esta para relajarse, estaba a medio camino de quedarse dormida cuando escucho la repentina apertura de la puerta y se apresuró a incorporarse con chispas multicolor saltando de la punta de sus dedos en preparación, cuando lo único que vio fue a Alfred seguido de un puñado de criadas con gestos inconformes y fastidiados se dejó caer de nuevo al agua sin mucha ceremonia, cerró los ojos relajada a mas no poder mientras las chicas eran regañadas y se giró a mirarlas tan pronto escucho al Mayordomo Jefe abandonar la sala
Los gestos agrios mal escondidos fueron descartados con palabras corteses de la moza más vieja y ella solo concedió una sonrisa serena— Pueden irse tranquilas, ya casi he terminado mi baño y soy lo suficientemente competente como para vestirme por mi misma —desestimo con voz dulce, las criadas dieron suspiros de alivio para retroceder, la mayor tenía una mueca arrogantemente victoriosa en sus labios de gusano e hizo la burla de una reverencia para empezar a abandonar la habitación de aseo— Ya que estas aquí también podrías decirle a las otras criadas y sirvientes que son aliviados de sus tareas aquí por el resto de sus vidas —se dio la vuelta para hundirse hasta el cuello en la tina— Seré feliz de que me dejen sola y a mi suerte, sus servicios ya no serán requeridos nunca más en mi Castillo, muchas gracias —arriesgo una mirada sobre el hombro con una sonrisa inocente para ver el rostro congelado de la criada más vieja y le desestimo con un movimiento de muñeca, las otras criadas susurrando furiosamente entre ellas con gesto contrariado— Ya pueden retirarse —la puerta se cerró un incalculable tiempo después
