Fic

Matrimonio Concertado

Por Mayra Exitosa

Capítulo 6

Semental Inglés

En el carruaje continuaba atendiendo a su lady, deseaba que estuviera cómoda, había colocado lo mejor en ese carruaje amplio ya que tardarían algunos días en llegar a ese paso, con todas las personas que iban para Glasgow, el camino se alentaba. Los carruajes variaban entre mujeres niños, jóvenes adultos y cada hombre responsable se unía a los guerreros para que cuidaran los costados de la caravana. Albert estando dentro con su mujer le ofrecía de beber,

- ¿Quiere un poco de vino? - ¿Puedo tomarlo? - Por supuesto, dejara de tomarlo cuando se encuentre preñada, y solo si el matasano se lo indica o usted le incomoda tomarlo. Ella le sonreía, después notaba que de la misma copa que el tomaba ella también lo hacía, la cual cuidaba para que el pudiera agarrar sus alimentos y el carruaje seguía avanzando. Ya terminaba la fruta, pan, el queso y la carne cocida, para guardar todo y cerrar de nuevo la cesta. William se asomaba por la ventana, aun faltaba un buen tramo y cerraba las cortinas atando los listones y en algunos casos cerrando la maderilla que los resguardaba, moviendo todo lo que había y dejando a obscuras el carruaje, tomaba las manos de su mujer, metía sus manos bajo sus faldas y los calzones largos los rompía, sentándola frente a él, habiendo levantado previamente su kilt, la acomodaba gustoso, para introducirse en ella, mientras el camino continuaba tranquilo, antes del anochecer. -¡Oh mi Lord! - ¡Oh si!

Las rodillas de ella las colocaba en el asiento a los costados de su esposo, mientras una de sus manos le abría el escote mostrando sus bustos, para probarlos y la otra mano, la mantenía de su cintura subiendo y bajando para que ella se fuera adaptando al camino y al inserte que le estaba realizando, la velocidad de él la hacía agonizar, ella emocionada lo besaba por su cuenta, su cuello y su barbilla deseosa de probar soltando gemidos cercanos a su oído, alterándolo y alentándolo al mismo tiempo para seguir con mayor intensidad ese largo momento, bajaba la mano que había acomodado sus pechos en su boca, para darle toques a sus partes y alentar a su preciosa Lady para que como él le había prometido, su cuerpo estuviera bastante disponible para cuando él le soltara su semilla, ella pudiera contar con todo para preñarse en mejores condiciones.

Con cierta desesperación se entre levantaba después de hacerla culminar en esa posición y ahora la sentaba en la banca quedando arrodillado para seguir con su empeño en la estocada y ella más se acomodaba para que él pudiera continuar sin problemas, o tal vez porque ella lo sentía más internamente, les alzaba sus piernas a sus hombros y con velocidad extrema se dejaba ir en ella, los dos agonizantes se quedaban abrazados. Él deseaba volver arremeter en esa posición que le había gustado. Ella ni se movía sabía que el no era de una sola ocasión, por el contrario, estaba poniendo tanto empeño en preñarla que era probable que lo lograran pronto como lo deseaba.

En Inglaterra llegaba la revisión formal, cuando el doctor revisaba minuciosamente a la dama, tocando hasta de más, aprovechando la privacidad, para darle una saludable visita y buscar que se relajara, las doncellas estaban ahí, más el medico exigía privacidad, para asegurar que la Duquesa estuviera embarazada, efectivamente dos meses habían pasado y no había sangrado, pero el doctor ruborizaba avergonzada a la Duquesa a la que le aseguraba que eso le haría bien a su bebe dentro, mientras ella jadeaba aguantando la intrusión de la mano del matasano que le daba gusto, porque esas mujeres siempre eran atacadas sin previa preparación, todo porque algunos duques solo buscaban su satisfacción, dejando a las damas ansiosas de sentir algo más que una agitación dolorosa. - Se siente extraño pero, hágalo antes de que la visite su marido, le será mejor cuando este húmeda y lista para recibirlo. - Muy bien ¡Oh! ¡Por Dios! ¡Doooctor!- Si, le agrada, déjese en libertad, se encuentra a solas conmigo, no pasa nada. - ¡Si! -¿Le gusta? Ella asentía al haber quedado humedecida por entero, asombrada con lo que había realizado el matasano y que le pedía privacidad porque eso no debía saberse, era una auscultación exclusiva para que la dama supiera atenderse y sentirse y quedaba en completo secreto entre el matasano y la paciente.

El matasano, se limpiaba con las mismas faldas y luego en un tazón lavamanos se enjuagaba, logrando el rubor de la Duquesa avergonzada, que ese hombre con la mano le había dado algunas clases para darle cuidado a su cuerpo antes de que su marido llegara a atenderla de nuevo. - Si desea mándeme llamar y le mostrare más, pero siempre con las manos, no se preocupe usted, aquí su marido es el único que tiene derecho en usted, -¡Si!

- Muchas felicidades, Duque de Grandchester, la Duquesa se encuentra en la dulce espera, le deseo de corazón pronto tenga muchos herederos. El Duque solo asentía y los hombres que lo rodeaban lo felicitaban, su padre con mayor satisfacción habiendo recibido noticias de que su sobrino William se encontraba feliz mente casado, que las personas que se enviaron todas terminaron degolladas por los valientes hombres que cuidaban del carruaje de la doncella del Clan Andrew.

El Duque Richard, recibía noticias de que los traslados de la gente se habían realizado a Glasgow y aunque intentaron acercarse aun no podían lograr ver a la Lady del Clan, al parecer la mantenían escondida.

- ¿Cree usted que ya se encuentre preñada? - me comentaron que esos hombres son unos barbaros y que a como de lugar quieren las parcelas de Edimburgo, por lo que para que nadie viera a su mujer, la ataron en las mazmorras del castillo y la tienen ahí desnuda atada de pies y brazos, que no solo el marido la visita, sino que les dan espacio a todos los hombres, para que la niña salga preñada lo antes posible.

- ¡Santo Dios! Por eso nadie la ve, que pena, pero me confirmo mi sobrina, que se encuentra casada con el hermano de la niña, aseguran que todavía no estaba en edad para poder dar un heredero, por lo que dejaremos de insistir y solo vigilar ahora que se encuentra en Glasgow, podremos mandar mas gente y esta vez saber si se encuentra preñada, para que no nazca un niño antes que el nuestro.

El festejo por los Duques de Grandchester fue tal, que se escuchó en todo el reino unido, estaban conmocionados por la buena nueva, el Duque Richard Grandchester no cabía de la alegría y aseguraba que se hicieron todos los métodos necesarios para que fuera un heredero inglés. Fue entonces que por fin Terry se enteraba lo que se estaba jugando, el Ducado de Edimburgo dependía de que su hijo fuera un varón por lo que antes de dar a luz, había un médico real enviado para poder saber lo que la Duquesa diera en el momento en que nacía.

- ¿Y si es niña? No podrían cambiarla por otro bebe. - La reina pasara el sello de nacimiento a un bastardo solo para darle la herencia a uno sin sangre real, ¡Jamás! Habrá enviados ese día que dé a luz y también los habrá en Glasgow, así esta estipulado, que se verifique porque ambos bebes estarán tomados en cuenta para el Ducado de Edimburgo. - Padre por eso me decía que debía ser varón. - Eso es lo mejor hijo, así ellos perderán esas tierras y también todo lo que invirtieron en la vieja Megan, que al parecer no les considero en eso, poniendo esta condición, se sabe que la esposa de tu primo es una niña aun, no esta adecuada para dar hijos, pero según rumores, se encuentra disponible para quien la embarace primero. -¡Que barbarie!

En Escocia a unas horas de llegar a Glasgow, se quedaban escondidos en los carruajes vigilados por los hombres, que no solo cuidaban de ellos, sino de todas las familias. Ella dormía en sus brazos y recostado con ella, la tenía sonriendo y suspirando, ella era feliz, se lo dijo varias veces, que deseaba complacerlo y que podía hacer él para complacerla a ella, después de todo lo que estaba realizando para poder unificar e incrementar sus tierras. - ¡Mi Lord! ¿Se encuentra usted despierto? – Si mi Lady. Ya en el amanecer llegaremos al otro castillo y estaremos a salvo. - Siento el movimiento del carruaje de caballos a la distancia. - ¿Cómo dice? Ella colocaba su mano cerca de donde por fuera estaba la rueda, el la colocaba encima de la de ella y había un leve temblor, se ponía sus ropas y corría por su espada, para asegurarle que se resguardara y no saliera.

Continuará...


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continuamos con muchas más Historias de Albert y Candy

Un Abrazo a la Distancia

Mayra Exitosa