Fuera de mi alcance
Si ya habían hecho las paces, Ling se preguntaba entonces por qué seguía sintiéndose tan apenada junto a Henri. Luego de desayunar, ella tuvo que irse con Mei y Soojin y pensó que eso le serviría de distracción, pero siguió pensando en él durante el trayecto y mientras su hermana se probaba el vestido. Siendo honesta, aun no estaba tan cómoda con la idea de tenerlo de huésped, después de todo no podía reparar una amistad rota de la noche a la mañana.
A decir verdad, también sintió un poco de celos al enterarse que él ahora tenía una nueva mejor amiga. Se sintió bastante tonta, porque era el mismo sentimiento que tenía cuando hacía de casamentera. Quizás era normal, después de todo lo que habían vivido juntos, esos años de amistad y el innegable hecho de que él había sido su primer amor. Todo parecía como una trama tan ilusa y embarazosa. Tal vez, le hubiera gustado conocer a la supuesta mejor amiga, pero que tal si sabía de su historia con Henri, se preguntó.
O tal vez, ella estaría acostumbrada a oír de sus conquistas. Claro, ella había tenido varios novios a lo largo de esos años, pero sus relaciones fueron breves. Ling era una mujer independiente y nunca sintió la necesidad de estar establecida con alguno de ellos. Vaya, sobraba decir que ni siquiera se imaginó casándose con Henri, ella no era como su hermana quien le decía que algún día se casaría con Lars.
Ling suspiró y miró con ternura a su hermana. Mei se veía tan dichosa vestida como una princesa y a punto de casarse con el amor de su vida. Ambas hermanas eran tan diferentes. De todas formas, el matrimonio y el amor no eran para todos, se consoló Ling al verse vestida de dama de honor, había más prioridades en la vida, por supuesto.
Mientras tanto, Henri pasó el día aburriéndose. Lavó los platos y luego, sin nada más que hacer, se puso a mirar televisión por un rato. En realidad, no podía contener la emoción por el alivio que le causaba volver a hablar con Ling. Ya que más daba el incidente con aquel sujeto y los hematomas que tal vez le durarían semanas. Por fin habían hecho las paces, aunque no se sentía del todo bien.
En fin, la vida no era como en las películas, ella no saltaría a sus brazos luego de años de no verse, el amor que se tuvieron probablemente ya se había esfumado por completo. Ambos habían cambiado tanto y entonces se dio cuenta de que él la había idealizado en sus recuerdos. Sin embargo, eso no quitaba que ella hubiera sido su primer amor y por eso le guardaba un lugar especial en sus pensamientos.
En ese momento, su teléfono sonó, era una videollamada con Monique. Aunque lo había llamado hacía poco, parecía como si ella le hubiese leído la mente. Monique era la única fuera del grupo que conocía su situación y en los últimos años había sido su mayor confidente, así que necesitaba desahogarse un poco.
"Salut, Henri. On peut parler, n'est-ce pas ?"
Él asintió.
"Ok, ahora cuéntame qué sucedió. Por tu cara creo que me vas a contar muchas cosas" dijo Monique, en un tono de hermana mayor que Henri se sintió joven de nuevo.
Él respiró profundo y le contó todo, desde el desayuno en casa de su hermano, la persecución en el restaurante hasta la pelea de esa mañana. Ella lo escuchaba atentamente, abriendo sus ojos azules cada que escuchaba algún detalle escandaloso. En los años que llevaba conociéndolo, jamás se imaginó que Henri sería capaz no solo de sufrir por una mujer sino de entrar en una pelea. Él era un tipo relajado que parecía no importarle nada más que su carrera. Sin embargo, sabía que debajo de ese exterior tan despreocupado estaba un chico nervioso e inseguro.
Recordaba con claridad esa fiesta de año nuevo, cuando se quedaron bebiendo y admirando las calles iluminadas de Mónaco. Entonces, entre el calor de la bebida y las confidencias de sus chascos a lo largo del año, Henri le contó sin tapujos de la única vez que de verdad le rompieron el corazón. Hablaron largo y tendido del asunto, y por primera vez dejó escapar las verdades y rencores que se le habían acumulado en el pecho. Quizás era normal, después de todo, ella fue su primera novia y en ese entonces solo tenía 17 años.
"Lo lamento mucho, Henri. Espero que todo salga bien, no es fácil, pero sé que se resolverá pronto"
"Gracias"
Luego de un par de comentarios y una despedida, colgaron. Monique se quedó pensando, en realidad quería intervenir y ayudarlo, pero ¿qué se suponía que debía hacer? No era como si pudiera ir a verlo y obligarlos a hacer las paces. Aunque tal vez, si echaba un vistazo no molestaría a nadie. Luego vio a Pelutze y le dijo que harían un viajecito, de todas formas, si movía contactos, por no mencionar a su hermano mayor, podría llegar a tiempo.
Con el tiempo encima, Henri y Ling decidieron olvidarse un poco de su angustia. Mei y Lars se casarían al día siguiente y no querían opacar su gran día con un viejo rencor. Era el momento para que, al igual que ellos, también emprendieran un nuevo camino.
Por lo pronto, Henri se fue al departamento de Lars porque Mei se quedaría con Ling.
"Ya sabes que los novios no deben verse antes de la boda" le explicaron.
Lars y Henri aprovecharon la ocasión para conversar y ponerse al día. Lars pensó que era necesario, además se veía que lo necesitaba, los hematomas en la cara de su hermano debían tener su historia. Después de tan exagerada explicación, bebieron cervezas, mientras hablaban de todo un poco: sus vidas durante esos años de separación, la situación actual y de recuerdos.
"¿No estás nervioso?" le preguntó Henri, viéndolo prender un cigarrillo cuando tenía entendido que había dejado de fumar.
"Para nada. En realidad, estoy emocionado" admitió Lars.
Henri tomó un cigarro, lo encendió y dio una bocanada, luego tosió y lo apagó.
"No puedo creer que consumas esta cosa"
"Solo cuando estoy demasiado estresado, es mi único secreto. Mei no lo sabe" confesó, y lo apagó.
"Tranquilo, todo saldrá bien mañana" le aseguró, dándole una palmada en el hombro.
Henri lo miró feliz, pero sintiendo cierta envidia, todas las parejas que conocía habían permanecido juntas, mientras que Ling y él habían terminado y ahora ni amigos eran. Aunque también se alegraba por ellos, quizás era mejor así y no al revés. Se conformó con al menos haber vuelto y dejar las cosas en orden.
Mientras tanto, Mei se encontraba con Ling y Soo-jin, habían planeado una especie de pijamada como las que hacían cuando eran niñas. Y quizá sería una forma de animar a Ling luego de lo ocurrido en los últimos días.
"Mañana serás la señora de Lars Janssen" dijo Ling imitando el tono de las señoras de alta alcurnia.
"Así es" contestó Mei con dulzura.
Las tres brindaron por eso, no con alcohol, pero sí con sodas. Era importante estar bien para el gran día. Ling miró su bebida y se quedó callada, luego alzó la mirada hacia las dos mujeres que la veían sonrientes.
"¿No estás nerviosa?" preguntó Soojin.
"No, estoy muy emocionada. Hemos estado juntos muchos años, pero se siente como el primer día" dijo Mei con una mirada ilusionada que parecía emanar nada más que alegría. "Solo espero que Lars no fume demasiado, sé que lo hace cuando está muy estresado" continuó Mei, con aire risueño porque él pensaba que era un secreto.
Ling no pudo hacer más que sonreír. Era muy conmovedor presenciar la felicidad de un ser amado. Algún día, también compartiría la suya en cualquiera de las formas en que la encontrara. Luego de más charla acerca de lo que habría al día siguiente, la luna de miel y que tal vez pronto buscarían una casa nueva, Ling y Soojin instaron a Mei a que se durmiera temprano porque mañana era la boda y debía descansar lo suficiente. Ella no se hizo del rogar y se fue a dormir.
Las otras chicas se fueron a la sala a beber un té, porque no querían darle preocupaciones a Mei la noche antes de la boda. Ambas primas hablaron un poco sobre la situación de Ling, pero luego se dieron cuenta de que no era la única que tenía problemas.
La mañana siguiente, llegó el gran día. Ling y Soojin ayudaron a Mei a arreglarse y también llegaron el resto de las damas de honor, su madre y su abuela. Lo mismo pasó con Lars, sus padres llegaron para ayudarle en lo que necesitara, pero él estaba listo desde muy temprano. Mientras todos partían al lugar de la ceremonia, Henri dijo que tenía que volver al departamento de Ling, pues había olvidado algunas de sus cosas. Cuando llegó, ella todavía estaba allí.
"Ling, ¿podría pasar a tu baño? Quiero arreglarme un poco"
"Claro" dijo ella. "Apresurándolo para irse de una vez".
Henri se miró al espejo para ver si ya se disimulaban los golpes del otro día. Luego notó que sobre el lavabo había una caja con una prueba de embarazo. Esto sí que era una sorpresa.
Nota: Como no me gusta dejar las cosas a medias, vuelvo después de casi un año de que publiqué el último capítulo, creo que le perdí un poco el hilo por eso éste es corto y simple. Ahora estoy aquí comiendo una rebanada de pizza y sonriendo porque justo hace un rato estaba sonando en la radio la canción que Henri considera como la canción de él y de Ling. Toda una coincidencia.
