*Infinitamente roto 6:* "El Benefactor"
Buenas, aquí les dejo el sexto capítulo de Infinitamente Roto. Estoy haciendo todo lo posible por escribir día a día, entre los tiempos libres que tengo en el trabajo, me gusta escribir, pero el tiempo me juega en contra. Esta historia está completamente pensada por lo que, aunque tarde en publicar, jamás entrare en Hiatus por no saber cómo continuarla.
Muchas gracias a quienes comentan, se suscriben y leen esta historia, se los agradezco de corazón. Gracias por despertar y alimentar a la musa interna.
Los dejo para que disfruten este nuevo capítulo.
Itasaku Post Masacre
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Luego de la partida de Sakura, Sasuke intentó hablar con su hermano, pero este le pidió que lo dejará descansar. A la mañana siguiente, Itachi nuevamente había salido con su padre y tuvo que esperar para conversar con él y su madre se había negado en rotundo a decirle nada.
Dos días después, finalmente pudo increparlo sobre lo que había ocurrido en la cena. Itachi parecía demasiado tranquilo con la situación.
- Nii San, no puedes estar hablando en serio. - fueron las palabras de su hermano menor una vez subió a su habitación luego de que la cena hubiese terminado.
El patriarca de los Uchiha había dejado claro que Itachi no podía aceptar un no por respuesta por parte de la ninja médico, por lo que debía insistir sobre su unión. Esas fueron sus últimas palabras antes de meterse a su estudio y cerrar la puerta sin delicadeza. Su madre se había quedado sentada en la mesa sola mientras Itachi subía a su habitación y Sasuke iba detrás de él. Ahora, su hermano menor no paraba de darse vueltas por todo el lugar mientras se pasaba la mano por el cabello con algo muy parecido a la histeria.
- ¿Por qué? - preguntó con seriedad mientras se quitaba la capa externa del kimono, el verano estaba cerca. Estuvo atento a las palabras de su hermano pequeño, era el momento perfecto para saber cómo se sentía sobre la kunoichi de cabello rosa.
- ¿Cómo que por qué? - se detuvo para mirarlo.
- ¿Qué es lo que te molesta? - se había quitado la segunda capa y ahora estaba sólo envuelto con la yukata. Se sentó con parsimonia en el borde de la cama y observó al menor.
- Ella me molesta. Es superficial, escandalosa, molesta, no la conoces. Y lo más importante ni siquiera te gusta. - eso fue recalcado con ahínco e Itachi se sorprendió por el énfasis.
- Y tú ¿Sabes quién me gusta? - preguntó a cambio con genuina curiosidad. El Uchiha de pie hizo un gesto desagradable con los labios.
- No se trata de eso. Pudiste escoger a cualquier chica del pueblo, se mueren por los Uchiha. ¿Por qué Sakura? - insistió.
- Es hermosa, inteligente, única alumna del Hokage en completar su entrenamiento. La mejor de su clase en la academia incluso sobre ti. Especialista en ninjutsu médico, venenos y poseedora del Byakugou no in, bueno, hasta que lo complete. Me parece que no existe mejor chica en este pueblo que ella. - enumeró y comentó casual el mayor.
Si, la había investigado y se había sorprendido por lo que había encontrado, era una caja de sorpresas envuelta en lazos rosados y verdes. Los Uchiha buscaban renombre y ella tenía bastante de ello.
- Tsk. Yo sé todo eso. Me refiero a su personalidad. - se cruzó de brazos bruscamente. Necesitaba que Itachi entendiera que a ella no era suficiente para los Uchiha, y que esa era una razón válida para que a él le desagradara.
- ¿Te estás proyectando, tonto hermano pequeño? - preguntó Itachi de pronto.
- ¿Qué? - se congeló.
- No la quieres, entonces nadie puede quererla. - inquirió.
- Tú tampoco la quieres. - contra atacó.
- No lo sabes. - no, no la quería, pero podía llegar a hacerlo. Era amable y preocupada, hermosa, exótica y muy inteligente, muchos matrimonios habían funcionado con mucho menos, se dijo.
- ¿Por qué no escogiste a Izumi? Siempre te ha amado. - desenredo sus brazos y los dejó caer a los lados.
- No la quiero. - levantó una ceja inquisitiva. - Eso debería ser suficiente. - agregó.
Sasuke apretó los dientes, era su misma lógica. Se sintió un estúpido, nunca había podido derrotar a Itachi y mucho menos lo haría cuando se trataba de razonamiento.
Itachi se sintió satisfecho por el silencio que le siguió a sus palabras. Una semana fue suficiente para entender que Sakura no era lo peor que le podría pasar y estaba agradecido de saber que ella era un prodigio en su área. Había logrado mucho con tan poco, sólo a base de esfuerzo y eso era digno de admirar. Él podría admirar a su esposa y eso le pareció suficiente para casarse.
- Ella también te amo, Sasuke. - el menor arrugó el ceño.
- ¿Qué? -
- Sakura, ella también te amo. - si, se dijo, lo amo en tiempo pasado.
- Tsk. - y salió de la habitación dejándolo solo. Itachi se quitó la yukata, la dejo en el armario y se recostó sobre la cama sólo con el hakama. El aire era cálido tan cerca del verano. Cerró los ojos inspirando el aire nocturno y se maravilló de la claridad de su pecho.
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Sakura estaba pálida cuando llegó a su departamento. Era demasiado para ella esta situación. Itachi le acababa de pedir matrimonio, con el beneplácito de sus padres y Sasuke, que no lo había visto hace meses, se la encontraba en su casa. Esto era un desastre, un verdadero desastre.
No podía entender qué se les había pasado por la cabeza para hacer esa petición. No conocía al hermano mayor de Sasuke de absolutamente nada. Bueno, él era conocido, todos lo conocían, porque era un shinobi de renombre, famoso en las cinco naciones ninja y valorado en cientos de millones en el libro bingo. Era imposible no conocerlo, pero ella no sabía nada del hombre detrás del nombre.
Y Sasuke era un idiota, se enfureció de pronto. No podía casarse con el hermano y estar condenada a verle a cara por el resto de su vida. No, no.
- ¡NO! - grito de pronto dando un pisotón en el suelo. Su departamento tembló, si hubiese agregado chakra, ya no tendría departamento. Podría haber destruido el edificio si era sincera. Dio bocanadas de aire para tranquilizarse y se dejó caer en el sofá de su sala.
Se quitó el kanzashi con rabia y lo lanzó lejos. Lo mismo hizo con su cabello, tiró con molestia y dejó que cayera en cascada sobre sus hombros. Se quedó flácida con la cabeza apoyada en el respaldo del sillón.
¿En qué estaban pensando?
Su mente quedó en blanco de pronto y pasó un tiempo antes de viajar entre sus recuerdos. Pensó en el tiempo en que lo único que deseaba era ser parte del clan Uchiha, había llorado desconsolada por Sasuke, por su falta de pasado entre los shinobi. Pensó en Itachi y en lo hermoso que era.
Se imaginó un futuro en el que vivía con ese hombre, tenían hijos y se dedicaba al hogar, y la imagen se borró de pronto. No había luchado toda su vida por eso. Tenía un brillante futuro en la medicina, un viaje a Suna y una clínica como proyectos inminentes. Enderezado su cuerpo camino a su habitación mientras se quitaba capa por capa el kimono. Ella tenía su vida trazada, lo que los Uchiha quisieran no tenía nada que ver con ella. Mucho menos el matrimonio.
Unos días después, fue invitada al cumpleaños número veinticinco del primogénito de los Uchiha, pero tenía turno en el hospital y prefería estar allí haciendo su trabajo que perder el tiempo en una fiesta elitista.
Su noche se agrio cuando la invocaron al distrito Uchiha para hacerle una revisión al hombre en cuestión, porque había tenido una recaída. Se alegró de que la reunión ya hubiese acabado cuando llegó.
La hicieron subir a la habitación de Itachi y lo encontró recostado sobre la cama, pálido y ojeroso. Se sintió mal por él, pero eso no disminuyó la incomodidad cuando la dejaron sola una vez llegó allí.
- Buenas noches, Haruno san. - el Uchiha le dedico una sombra de sonrisa.
- Llámame Sakura, por favor. - tomó un taburete cercano a la cama y se sentó junto a él.
- Sakura San... - la nombró casi sin aliento, eso hizo latir su corazón sin razón.
- Está bien, si. - dudó por un momento. - Puedes descubrir tu pecho, por favor. - abrió su bolsa y sacó varios instrumentos una vez se recuperó de su distracción. Un fonendoscopio, un baja lengua, y se ajustó la mascarilla sobre el rostro. Cuando tuvo todo cerca, se concentró en el Uchiha desnudo frente a ella.
Su piel pálida la recibió en todo su esplendor. No pudo esconder el sonrojo que cubrió sus mejillas cuando descubrió los ojos negros fijos en los verdes. Se enderezó, carraspeo y posó una mano sobre el pecho masculino. Alejó la mano inmediatamente cuando la misma sensación de la primera vez, la invadió como un rayo. Al parecer, él también lo había sentido, porque soltó un jadeo entrecortado y abrió los ojos más de lo normal.
- Lo siento. - se apresuró a tomar los guantes de su bolsa y ajustárselos. - Electricidad estática. - comentó, restándole importancia y procedió a evaluarlo.
Itachi la miró hacer su trabajo reconociendo la mentira. Él conocía la electricidad estática y jamás se había sentido así y eso disparo aún más su curiosidad por esta chica.
Ella evaluó sus pulmones, corazón, saturación de oxígeno en sangre, observó su garganta y luego inspeccionó con su chakra el tejido pulmonar. Había deterioro, pero no en exceso. Realizó una curación rápida y le receto medicamentos.
Cuando ella se quitó la mascarilla y los guantes, los dejó caer dentro de su bolsa. Miró al Uchiha cubrirse el cuerpo con las mantas y espero a que él dijese algo más, pero no, sólo la observó con aquellos ojos negros como la noche, alterando sus sentidos y poniéndola nerviosa.
- ¿Alguna duda? - preguntó clínica. Él negó con la cabeza lentamente y estiró su mano para sostenerla por la muñeca cuando vio que se estaba poniendo de pie. La corriente extraña los atravesó a los dos instantáneamente y Sakura contuvo un gemido apretando los dientes detrás de sus labios cerrados.
El Uchiha tembló bajó las mantas al sentir un nudo soltarse en el centro de su estómago. A pesar de que la descarga disparó sus terminales nerviosas y le provocó náuseas, se negó a soltarla. La sensación disminuyó hasta convertirse en un hormigueo agradable mientras más se alargaba el contacto entre ellos. Pero ahora algo despertó dentro de él, un calor aumentó dentro de su estómago revuelto y lo calmó lentamente. La vio relajarse visiblemente cuando la vibración se mantuvo estable.
-Sakura San. - la nombró, su voz vibró cuando el calor aumentó, llenando su vientre, hinchando su pecho y despertando su miembro. Itachi frunció el ceño por la incertidumbre ante los cambios en su cuerpo. El negro de su iris se empaño al observarla con atención, llevaba sus piernas descubiertas, largas, firmes y visiblemente suaves. Su cuello largo desvío sus ojos hacia arriba y cayeron sobre el escote sutil que dejaba su camisa roja a la vista. Sus labios rosados lo atrajeron como una polilla a la luz y se obligó a tragar duro. Ella lo excitaba, reconoció con sinceridad y eso lo tomó por sorpresa.
- Dime, Itachi San. - La voz grave casi la hizo cerrar los ojos, este hombre era un peligro para ella. Él la soltó con cuidado dejando que la sensación se desvaneciera por completo, pero reconociendo el efecto de ella sobre él.
- ¿Te casaras conmigo? - preguntó sin apartar sus ojos de los suyos. Ella se sonrojó otra vez y se giró sutilmente tratando de huir.
- Lo siento, Itachi San, pero no puedo. - mientras más rápido se lo quitará de encima, más rápido podría volver a su rutina.
- ¿Por qué? - preguntó. - Sé que no me amas, pero podemos aprender a hacerlo. - dijo con voz ronca. Cada vez se sentía más atraído a esta mujer. El sonrojo se apagó en las mejillas femeninas.
- No es eso. Tengo planes, proyectos, y casarme no es uno de ellos. - se inclinó tomando su bolso y se concentró en guardar sus pertenencias. Itachi trató de ver su rostro, pero ella se negó a mirarlo a la cara.
- Puedo apoyarte. - se preguntó por qué estaba insistiendo tanto, pero no pudo encontrar una razón además del interés que rápidamente había despertado aquellos sentidos que alguna vez creyó, estaban muertos. Ella lo hacía sentir como un hombre y junto a aquella idea que entró en su cabeza sin resistencia cuando aprendió más de ella, reconocer sus virtudes fue el camino más fácil que había recorrido en su vida. Casarse con ella le pareció natural, tan natural como respirar, aunque había pasado meses deseando poder hacerlo con normalidad.
- No se trata de eso. No quiero casarme, no te amo, no me amas. Esa es la única verdad, aun soy demasiado joven y el matrimonio sólo sería un obstáculo. Lo siento, realmente lo siento. Eres atractivo y todas las mujeres de Konoha se sentirían honradas de ser tu esposa, pero yo no. - se enderezó y lo enfrentó desde su altura.
Itachi sólo vio fiera determinación en sus ojos, y eso hizo que la quisiera aún más. No pudo evitar querer lo que no podía tener.
- ¿Es por Sasuke? - preguntó directo. Ella frunció el ceño y sus ojos se entrecerraron afilados.
- ¿Qué te hace pensar eso? - lo desafío poniendo sus manos en las caderas. Ahora sí, estaba enojado.
- Estabas enamorada de él. ¿Aún lo estás? - no había maldad en su aseveración y su pregunta, sólo necesitaba saber la verdad. Por una vez en su vida, un sentimiento egoísta lo invadió, la quería para él, aún a costa de su hermano.
- No, y tampoco estuve enamorada de él, era una niña ingenua y estúpida, nada más. - con eso se giró y salió de la habitación.
No pudo evitar sentirse mal por acusarla injustamente, pero una curiosidad obsesiva por saber que había ocurrido entre ellos para que se odiaran tanto, lo invadió. Aun así no pudo evitar notar que se sentía mucho mejor, pero aquella sensación que lo había despertado tan repentinamente, ya se estaba desvaneciendo. Fue extraño que habiendo sido visitado por tantos médicos, ella tuviera tanto éxito en tratar sus dolencias.
Se acurrucó en la cama y se durmió lentamente, imaginando a la chica de cabello rosa gritándole.
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A la mañana siguiente, Itachi se levantó con la mente clara y pensamientos menos embotados. Le informo a su familia de la fría negativa de Sakura a casarse con él.
Aunque en su momento había admitido querer lo que no podía tener, no pudo evitar reconocer que atar a una persona como ella a alguien como él, sería uno de los actos más crueles que podría cometer en su vida. Estaba completamente consciente de su deseo egoísta de tenerla, pero sabía aceptar sus límites y dejar ir. Reconociendo ese hecho como una verdad absoluta, dio por zanjado el tema.
Sus padres por el contrario, no dijeron nada, pero silenciosamente reconocieron que era hora de usar su influencia.
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- ¿A qué debo tan ilustre visita? - comentó agria Tsunade sentada detrás de su escritorio en la Torre Hokage. Fugaku la fulmino con la mirada antes de ignorarla y hablar. La rubia no pudo evitar notar que el gesto era demasiado parecido a uno que su hijo menor solía usar.
- Necesito información. - la mujer se recargo en el respaldo de su asiento y se cruzó de brazos. Si el jefe del Clan Uchiha quería información, no podía ser bueno para el pobre incauto involucrado en sus planes.
- ¿Sobre quién? -
- La chica Haruno. - la rubia arrugó el ceño inmediatamente mientras apoyaba sus manos sobre la madera del escritorio, un gesto claro de que en cualquier momento iba a gritarle.
- Les dejé claro, a ti y tu esposa, que mi ayuda se acabó. Todo lo que hagan desde ahora en adelante es su responsabilidad. - Sakura era su alumna, una muy preciada, se dijo.
- Lo sé, y sólo quiero saber algunas cosas. - contestó sin inmutarse.
- ¿Qué? - volvió a su posición anterior, adoptando una falsa postura de aceptación.
- Escuche que la chica tiene proyectos ambiciosos dentro de la Aldea y fuera de ella. Quiero saber cuáles son y qué necesita para completarlos. - su expresión se mantuvo en blanco mientras hablaba.
- ¿Qué hiciste? - preguntó apretando sus bíceps con sus manos.
- Nada, aún. - sacarle información a este hombre era un dolor en el culo. Apretó los dientes mientras la ira comenzaba a burbujear en su estómago, aún no había bebido, pero este hombre alteraba sus preceptos.
- Entonces, no te diré nada. - una por otra, se dijo mentalmente. Fugaku apretó los labios con molestia, esta mujer era un hueso duro de roer.
- Itachi le pidió matrimonio hace unas semanas, pero ella se negó. Dijo que sus proyectos era más importantes que casarse. Quiero saber si acelerando ese proceso, podríamos hacerla cambiar de opinión. - sin darse cuenta se había acercado a la superficie entre ellos dejándolos a una distancia mínima. Tsunade se preocupó, no lo pudo ocultar y eso la hizo enojar aún más.
- Lo que tú quieres es manipularla. - el hombre frente a ella tuvo el descaro de encogerse de un hombro y evidenciar su indiferencia frente a la situación. No pudo evitar frotarse los ojos con cansancio.
Permaneció en silencio sopesando todo lo que implicaba. Sakura quedaría asegurada si se casaba con los Uchiha, tenían posición, renombre y toda la influencia que quisieran, pero a su chica no le interesaba nada de eso. Sólo el dinero para su proyecto más ambicioso, la clínica.
Supuso que no habría daño en darle eso. Sakura era alguien que había luchado duro y había perdido el contacto con su familia por su carrera. No sería tan fácil de manipular, de eso estaba segura.
- Su sueño es construir una clínica de salud mental para niños y jóvenes con traumas debido a las consecuencias de las guerras y las misiones. - comentó mientras abría un cajón y sacaba un lote de carpetas. Miró las portadas y escogió una, dándole un vistazo antes de dársela al hombre de pie frente a ella. No pasó inadvertida la mueca en la boca masculina.
Para alguien que poseía un doujutsu tan poderoso como los Uchiha, cosas como éstas eran tonterías, delirios de personas débiles incapaces de soportar la vida de un shinobi, civiles sin voluntad, probablemente. Lo observó ojear a grandes rasgos la propuesta y quedarse en las últimas páginas.
- ¿Y sólo necesita dinero para completarlo? - Tsunade sintió un escalofrío recorrer su columna al ver el esbozo de una sonrisa en la boca normalmente severa.
- Sí. - esperaba que Sakura no fuese tentada por el diablo.
- Bueno, infórmele que tendrá todo el dinero que necesite para cumplir su simpático sueño. La única condición, es que debe convertirse en la esposa de Itachi. - Tsunade permaneció silenciosa mientras recibía la carpeta de regreso. El hombre permaneció frente al escritorio esperando que dijese algo en respuesta. La observó perderse en sus pensamientos unos segundos antes de que hablará.
- No creas que Sakura es fácil de manipular. - el Uchiha frente a ella hizo un gesto de desprecio. Todos tenían un precio, esa era la naturaleza humana. Todos vivían de ilusiones, no por nada eran maestros del genjutsu.
- Si quiere una negociación, podemos concertar una reunión. Mientras tanto, tiene fondos ilimitados para su proyecto. Espero que transmita nuestros deseos. - no espero que la mujer respondiera, se dio media vuelta y se retiró de la estancia. Tsunade se quedó retraída en sus pensamientos.
Sakura era inteligente, había crecido a pasos agigantados. Era fuerte y decidida, se había enfrentado a sus miedos, superándolos. Era una adulta con sueños e ideas propias, se dijo. Ella tomará la decisión correcta, se convenció.
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Dos días después, Sakura había terminado de redactar otra propuesta para reunir fondos. Así había sido durante meses y meses interminables, todo lo que propuso fue rechazado con excusas patéticas. Pero ella no se rendiría, no estaba en su naturaleza hacerlo. También se encontraba entre los preparativos para viajar a Suna.
Mentalmente estaba en la nube nueve, pensando en todo lo que podría aprender en su viaje. Sólo iría por dos semanas la primera vez y si todo salía bien, podría aumentar su estadía la segunda.
Sólo necesita dejar sus asuntos terminados y podría partir a Sunagakure en cinco días.
Cuando llegó a la Torre, la hicieron esperar unos minutos antes de poder ver a su Shishou, por lo que se recargo en la pared frente a la puerta. Se enderezó cuando vio salir a Ibiki, lo saludó con una inclinación de cabeza y entró cuando lo vio desaparecer en la distancia.
Tsunade estaba molesta, notó. Tenía la boca inclinada hacia abajo y el ceño arrugado, esperaba que no se desquitara con ella. Se acercó al escritorio y dejó lentamente la carpeta en el borde y la empujó con cuidado para asegurarla.
- Buenas tardes, Shishou. -
- ¿Qué haces aquí? - preguntó sin mirarla mientras anotaba con rapidez y letra ilegible, sobre un documento.
- Cambie la propuesta y esperaba otra revisión. - suavemente deslizó el lote de papeles hacia el centro de la mesa. La mujer mayor no la miró, pero hizo un sonido de afirmación desde el fondo de su garganta. Sakura suspiro de alivio al verla tan distraída.
- Bueno, me voy. - retrocedió dos pasos, pensando que todo había salido bien. Entró en pánico cuando vio a su maestra alzar el rostro y observarla con las cejas juntas y los ojos afilados.
- No, aun no. - los hombros de la rosada cayeron en derrota mientras un escalofrío le recorría la columna.
- ¿Qué pasó? - volvió a su posición anterior y espero. La observó dejar todo a un lado y apoyando los codos en la mesa sostuvo su cabeza en sus palmas abiertas suspirando con cansancio.
- Con respecto a tu viaje a Suna, se aplazó otra vez. Chiyo ba sama está enferma y Sasori no quiere distracciones en este momento, ya que es una mujer mayor. Dijo que nos avisaría cuando se recuperará. - Sakura no pudo ocultar su decepción.
- Entiendo. - se llevó las manos a la espalda y siguió escuchando.
- Lo otro es que... - se preguntó nuevamente si era lo correcto. Se frotó los ojos con cansancio antes de seguir hablando. - Hay un benefactor para tu proyecto. - los ojos de Sakura se abrieron impresionados, iluminados y llenos de expectativas.
- ¿Es anónimo? - su entusiasmo era imposible de ocultar.
- No, y no te apresures. Este beneficio viene con cláusulas. - el semblante de la chica cambió rápidamente, desinflándose como un globo sin nudo.
- ¿Cómo? -
- El benefactor no es anónimo y el uso de ese dinero tiene condiciones. Me dijeron que puedes concertar una reunión para más detalles. - no supo por qué estaba alargando esto. Sakura se cruzó de brazos y sus ojos se entrecerraron. Quién podría estar regalando dinero tan repentinamente. Llevaba más de dos años modificando sus propuestas para obtener alguna migaja del presupuesto anual, pero nada había cambiado. Y repentinamente aparecía un benefactor de la nada, ofreciendo dinero a cambio. ¿Qué es lo que realmente querían?
- ¿Quién es? - había demanda en su tono.
- Uchiha Fugaku y la condición para hacer uso del presupuesto que desees, es casarte con su hijo. - el rostro de Sakura se deformo de furia.
- Hijo de... - el improperio fue automático.
- ¡Hey! - le advirtió la rubia. La chica apretó los dientes y los puños.
- Dile que acepto reunirme con él. - agregó rápidamente. Se dio media vuelta y salió hecha una furia de la oficina, Tsunade se quedó mirando la puerta y preguntándose en qué se estaba metiendo.
