TEASE

Venganza

Estaba emocionada hasta cierto punto.

El festival del verano había iniciado de nuevo dos días atrás, ella había ido el primer día con Cano, cuyo embarazo había comenzado a notarse. Ambas habían hablado como locas sobre la vida de casadas, habían reído, habían comido algunas palomitas observando el concurso de canto y luego, cada cual había vuelto a casa, Canola escoltada por su esposo, quien había recibido un permiso por parte de su jefe para salir temprano de la tienda, en cuanto a Latte, ella simplemente había utilizado a la Señorita Chueca para transportarse a casa, encontrándose con un muy cansado y malhumorado Arwin, quien había tenido que lidiar con todo tipo de problemas dentro de la Torre, era como si los magos se hubiera puesto de acuerdo para causar un par de estropicios en cada uno de los departamentos, desde informes cuyas hojas se habían revuelto accidentalmente con otras antes de que fueran encuadernadas, hasta una invocación demoniaca accidental, sobra decir que algunos magos habían sido enviados "de vacaciones" a algún círculo del infierno. Por lo menos nadie había sido desmembrado o había muerto… aún.

El día anterior había asistido disfrazada junto a la princesa y otra autora, las tres habían estado charlando amenamente en una de las carpas más grandes, sentadas cómodamente con tazas de té y galletas sin prestar mucha atención a las fans entrando poco a poco al recinto y conversando entre sí, hasta que fue hora de que comenzaran con el nuevo evento, auspiciado por librerías Booke… Roles y situaciones en el Bimor, debate de tres frentes.

La conferencia/debate no solo había sido excesivamente popular (Latte se lamentaba realmente por las pobres mujeres… y algunos pocos hombres… que no habían podido entrar en la carpa), también había sido divertida, el hecho de conocer a otra autora que no fueran ella o la princesa, había resultado completamente refrescante, además, el debate le había supuesto algunas cuantas ideas nuevas para las dinámicas entre los personajes de sus libros, cuyas nuevas historias había empezado a considerar, quería escribir al menos un libro más antes del invierno.

El día de hoy, bueno, por alguna razón Arwin había insistido en escoltarla todo el día y divertirse junto con ella.

-Pensé que no te gustaba mucho el festival -Confesó ella, caminando sujeta al brazo de Arwin, ambos enfundados en ropa negra con algunos brillos de colores aqui y allá.

-Si tú asistes, dejará de ser un evento aburrido y repetitivo, además, te dejé que vinieras con tus amigas, yo también quiero pasar tiempo contigo, mi querida hada.

No pudo evitar sonreír, cada vez se acostumbraba más a que Arwin hiciera ese tipo de comentarios.

-¿Y qué te gustaría hacer?, ¿hay algún evento en particular en el que quieras participar?

El platino pareció pensárselo, mirando un momento al cielo con sus ojos de un rojo resplandeciente y brillante.

-Realmente estoy más interesado en estar contigo que en los puestos, ¡son todos aburridos!

No pudo evitar soltar un suspiro, sonriendo levemente y mirando a todos lados. Era verdad, el festival solía ser igual cada año. Mismos juegos, misma comida, mismos puestos, las novedades eran pocas. Los puestos de palomitas de su familia habían incrementado este año, tres puestos en lugar de uno, el puesto de especialidad picante, el puesto de especialidad dulce y el puesto de especialidad salada.

El evento de escritoras propuesto por librerías Booke también había sido una novedad, era la primera vez que festejaban algo como eso al interior del reino.

-Me pregunto qué otros eventos se festejan en los festivales de los otros reinos -Había dicho Latte, pensando distraídamente en voz alta, justo antes de notar una pequeña multitud reuniéndose a poca distancia de ellos.

-¿Te gustaría conocer otros reinos, querida clienta? -Susurró Arwin en su oído, robándole el aliento y haciéndola sonrojar por el tono que había utilizado.

Latte lo miró, estaba sumamente cerca de ella, tanto, que solo necesitaría un pequeño empujón para besarlo. En su lugar, acunó el rostro de Arwin, sonriéndole y depositando un beso en su mejilla.

-En este momento, sería mejor averiguar que van a hacer ahí, podría ser divertido.

El peliblanco sonrió, irguiéndose en toda su estatura y revolviéndole el cabello con cariño, ella le tomó de la mano entonces, caminando entusiasmada al ir reconociendo el área, su emoción había aumentado al leer el cartel que anunciaba que concurso era.

-¡Mira! ¡es el concurso de historias ridículas! el año pasado gané ese.

-Siendo tú, no podía ser muy difícil que ganaras -Comentó Arwin, haciéndola sonreír y sentirse halagada, hasta que su marido decidió continuar-, ¿quién podría hacer historias más ridículas que mi querida clienta, la persona más extraña de todo el mundo?

Ahora estaba molesta, con los brazos cruzados y mirándolo con el ceño fruncido.

q.p

Definitivamente, molestar a Latte era una de las cosas más divertidas que podía hacer, además era adorable que quisiera intimidarlo con sus gestos.

Miró en derredor, notando que había gente a la que le estaban dando números, decidió hacer algo que molestara a su esposa un poco más.

-¿Por qué no buscas un lugar donde sentarte?, traeré algo.

Latte sonrió complacida, se veía como la cosa más tierna del mundo, con su enorme mata de cabello rubio moviéndose entre las personas para tomar asiento. Arwin sonrió, apareciendo un intrincado antifaz con plumas, acomodándolo para cubrir la mitad de su rostro. Si era sincero, no podría importarle menos que lo reconocieran en la calle… o la cantidad de gente que pudiera morir desangrada solo por mirarlo, pero, si quería que su plan fuera exitoso, definitivamente debía usarlo, por incómodo que se sintiera.

-Disculpe, quisiera participar en el concurso -Comentó Arwin a la gente sentada en una mesa-, también quisiera mantenerme anónimo, si no es molestia.

-Bien, bien, su número es el número 8, por favor no lo pierda y espere su turno.

-¿Podría esperar entre el público?, quiero darle una sorpresa a mi esposa.

La joven que le había entregado el número hizo una mueca de aprobación, como si estuviera completa y profundamente conmovida por sus palabras. El hombre, que parecía ser el responsable de aquel concurso, pareció considerar la petición.

-Le agradecería que venga a tomar su lugar junto al escenario cuando el participante número 6 haya terminado.

-Puede contar con ello, le agradezco.

Dio vuelta y rodeó al público, retirándose el antifaz y el número que le habían colgado, guardando ambas en un bolsillo justo antes de sentarse al lado de Latte, por suerte, había alcanzado a aparecer una cubeta de palomitas con pequeños chocolates confitados y frutas secas apenas verla… y se había asegurado de aparecer una pequeña propina en la caja de dinero del puesto correspondiente.

-¡NO! -Soltó Latte apenas voltear, usando un tono completamente animado y feliz-, ¿es el nuevo sabor de frutas y chocolate?

-Supuse que mi querida hada tendría curiosidad, dado que ha pasado de ser la principal catadora de las palomitas de la familia Ectrie a ser la Señora de la Torre de la Magia.

Miró sonreír a su esposa, se veía completamente feliz, tomando algunas palomitas con chocolate y frutos secos, deteniéndose un poco antes de meterlas a su boca y deteniéndose para mirarlas ahora con aprehensión.

-¿Pasa algo malo, querida hada?

-Se ven tan apetitosas y… te tomaste la molestia de traérmelas, pero, yo…

No sabía si reír o suspirar de ternura cuando Latte volteó a mirarlo con enormes ojos llorosos y una sonrisa estúpida en el rostro.

-Dime que sucede, veremos cómo solucionarlo, querida Latte.

La miró limpiarse las lágrimas que estaban a punto de derramarse, también notó que se limpiaba la comisura de los labios con rapidez, seguramente se le estaba haciendo agua la boca.

-Si como todo esto… de seguro… ¡tendré que comer solo pasto por semanas!

No pudo evitar reírse un poco, completamente sorprendido porque ella insistiera con lo mismo y siguiera siendo gracioso.

-No veo cual es el problema con que subas un poco de peso, voy a seguir amándote aunque te vuelvas una pelota con cabello de paja.

De verdad quería reírse a carcajadas, no solo la había visto ponerse sumamente molesta, incluso había comenzado a darle algunos puñetazos en el hombro completamente indignada, para ese momento, ya no había podido evitar reírse un poco, de forma sonora y explosiva, calmándose después de que presentaran el concurso para llamar la atención de todos y Latte hubiera dejado de golpearlo, arrebatándole por completo la cubeta de palomitas para comenzar a comer, todavía molesta.

La competencia no era la gran cosa, había todo tipo de historias, sin embargo, ninguna había captado realmente su atención, mirando de reojo a su esposa, podía adivinar que incluso ella parecía un poco decepcionada por las historias, conociéndola, estaba más que seguro de que había ganado el año anterior sin mucho esfuerzo.

-¡A CONTINUACIÓN NUESTRO PARTICIPANTE NÚMERO 7, LA SEÑORITA…!

-Querida hada, necesito levantarme un momento.

-¿Qué? ¿Por qué?, ¿ha sido tan malo que me estás abandonando?

-¡No, no! solo necesito estirar un poco las piernas, pero prometo que no me iré, estaré aquí todo el evento.

-Bien, de acuerdo, ¿podrías traerme algo de beber cuando regreses a sentarte?

-Trataré.

Se fue a su puesto, esperando a un lado del escenario con el número y el antifaz ya colocados, sentado con los brazos cruzados en la banca donde habían esperado el turno los otros participantes, tratando de no bostezar, la historia en turno parecía ir demasiado lento para su gusto.

-¡GRACIAS A NUESTRA PARTICIPANTE! -Anunció el organizador del concurso, invitando a la gente a aplaudir, aunque fuera un poco, justo antes de voltear a mirarlo, para luego regresar su atención al público.

Arwin se puso en pie entonces

-¡A CONTINUACIÓN, EL PARTICIPANTE NÚMERO 8, QUIEN HA DECIDIDO MANTENERSE EN EL ANONIMATO, DÉMOSLE UN APLAUSO, POR FAVOR!

Los aplausos no eran muy entusiastas. No era relevante.

Había algunas luces enfocándolo y demasiados pares de ojos sobre él. No era importante.

Latte había estado a punto de ahogarse de repente, con toda seguridad, lo había reconocido sin mayor problema, haciéndolo sonreír.

No pudo evitar mostrar una sonrisa ladina, mirándola atentamente por un momento, justo antes de mirar a nadie en particular, riendo un poco al evocar el recuerdo de lo que iba a contar.

-Hace algún tiempo, no muy lejos de aqui, me encontraba flotando en el aire, completamente aburrido; el sol brillaba, las aves cantaban, ustedes vivían y el universo entero era un sitio completamente aburrido y en peligro de ser incinerado por mera diversión, estaba contemplando algunas ideas poco saludables para ustedes cuando, accidentalmente, escuché a un hombre quejarse de que alguien le había roto el brazo; obviamente floté hasta poder apreciar toda la escena, debo decir que valió la pena por completo, ahí abajo, la pérfida mujer que había roto accidentalmente el brazo de este hombre al chocar, comenzó a convulsionarse del dolor, sosteniendo su pecho, creo que incluso había comenzado a lanzar espuma por la boca al tiempo que ponía sus ojos en blanco, cayendo al suelo y dejándonos a todos los ahí presentes completamente confundidos, el hombre del brazo roto se había curado de manera milagrosa, utilizando su brazo roto para señalarla "¿está muerta?", había preguntado él, "creo que si, pero ¿por qué?" le contestó uno de los otros dos hombres además de mí que habían presenciado aquello, les juro que estábamos todos perplejos, ¿quién demonios se muere por un ataque cardiaco en medio de la calle solo porque alguien lo choca?, así que el hombre del brazo roto y milagrosamente sanado salió corriendo de ahí con sus supuestos testigos…

No pudo evitar voltear a ver a Latte, estaba completamente roja, asustada y haciendo una mueca que valía oro puro.

Tuvo que suprimir la risa que le estaba provocando mirarla, tuvo que ver hacia otro lado para concentrarse, continuando con la historia y exagerando un poco el fallido escape de Latte Ectrie con su consecuente llegada a la Torre de la Magia, conocía toda la historia de memoria porque ella le había contado alguna vez, cuando se habían cruzado con los tres tipos en uno de los callejones de la plaza principal, por supuesto, aquella vez, el mago platino no había parado de reír en todo el día.

-... ¡y bueno!, la joven terminó adoptando a un mago inútil, cuyos pergaminos mágicos la habían puesto en peligro de ser atrapada y tal vez maltratada por el trío de inútiles que fingen ser lastimados.

Muchos de los espectadores estaban perplejos, algunos parecían estar aguantando la risa, los aplausos, por supuesto, no se hicieron esperar. Arwin hizo una practicada reverencia y bajó del escenario sin esperar al presentador, caminando tranquilamente al lugar donde lo esperaba su esposa, ya sin el número o el antifaz encima.

-¿En serio tenías que contar eso? -Le reclamó la rubia de cabellos revueltos apenas sentarse a su lado.

-¿Qué otra cosa iba a contar? lo más ridículo de esta historia es que fue así como te conocí, ese día llamaste mi atención, casi muero por reír incluso dormido.

No pudo suprimir la risa por más tiempo, aunque logró mantenerla a un volumen más bajo, observando como su queridísima esposa se dedicaba a ignorarlo, completamente airada por lo que había hecho.

Para cuando el siguiente participante concluyó con su historia, el organizador dio las gracias a todos por su participación y anunció felizmente al ganador de algunos vales para cambiar por postres y cerveza alrededor del festival… si, ÉL había sido el ganador. Realmente no le entusiasmaba demasiado conseguir esos vales, la cara de sorpresa y horror de Latte en cambio, eran el mejor premio que había podido conseguir.

-¿Y cuál de los vales te gustaría gastar primero, querida clienta? -Bromeó el mago sin poder resistir la tentación, agitando todos los vales frente al rostro de la mujer más interesante de todo su mundo.

-¿Esto de verdad te divierte? -Repuso Latte con cara de pocos amigos.

-Cómo no tienes idea, querida hada.

Ella procedió a ignorarlo, haciendo las cosas mucho más divertidas.

Arwin guardó los vales y el antifaz en su bolsillo, si Latte no los gastaba, se los entregaría a alguno de sus subalternos, de repente le intrigaba saber cómo reaccionarían todos si les decía que era alguna especie de premio por un buen trabajo, después de todo, él nunca les había dado premios por un buen trabajo.

-Arwin querido.

El corazón se le detuvo en ese momento, sus diabólicas ideas esfumándose como por arte de magia, era raro que Latte lo llamara querido y, por alguna extraña razón, que aquella palabra saliera de esos labios para dedicársela a él era… completamente sublime.

q.p

Era una contradicción andante.

Estaba furiosa con Arwin por usarla como burla frente a todos los que habían asistido a escuchar historias ridículas.

Estaba halagada también de que Arwin todavía recordara todo el incidente, incluso la vaga explicación que ella le había dado tiempo atrás como si no se tratara de algo sobresaliente o demasiado importante.

Estaba impactada de cuán entretenida se había vuelto aquella historia con las exageraciones y observaciones de Arwin, ese estúpido y sensual mago bien podría ganar una millonada escribiendo libros, por supuesto, jamás le sugeriría dedicarse a escribir, no si estaba completamente segura de que la usaría como protagonista y blanco y de todas las historias que escribiera, además, siendo Arwin, seguramente se las ingeniaría para usarla como un personaje cómico… demasiado peligroso para su propio bien.

Habían llegado a la zona de juegos, había puestos de juegos por todos lados, uno en particular había llamado su atención, miró cautelosamente a Arwin, quien caminaba a su lado bastante sonriente, seguramente pensando alguna cosa malvada que hacerle a ella para divertirse… a ella o a los otros magos.

Apresuró un poco el paso, notando que él también lo hacía, manteniéndose a su lado a pesar de no estar poniendo atención a su entorno.

Si, definitivamente era el puesto de muñecos de peluche y como si de un imán para sus ojos se tratara, uno había captado su atención, uno en particular, haciéndola sonreír al darse cuenta de la oportunidad de oro que tenía ahora.

-Arwin querido -Canturreó la rubia, más que consciente que solo con usar la palabra "querido" Arwin olvidaría lo que fuera que estaba pensando para prestarle toda su atención con la guardia baja.

Ella le sonrió tontamente, tomándolo incluso de las manos y jalándolo un poco, notando como el mago se agachaba hasta quedar al mismo nivel que ella.

Acunó su rostro un momento, deleitándose en el gesto de gato feliz y consentido que había puesto su esposo en ese preciso momento.

Depositó un beso en su frente, completamente entusiasmada, sintiendo el corazón acelerarse en su pecho ante la enorme oportunidad.

-¿Si, mi Ama?

-¿Podrías comprarme un peluche, por favor?

-¿Un peluche?, ¿estás segura?, tu doppelganger podrá ponerse celosa.

-Arwin querido, por favor, por favor, por favor, por favor, hazme feliz, cómpramelo.

De pronto algo ya no iba tan bien, esos ojos de rubí la miraban ahora con sospecha, bueno, no es como que pudiera hacer tonto a semejante persona por más de un par de segundos.

-No lo sé, ¿exactamente qué es lo que quieres comprar?

Sonrió con inocencia, tomándolo de la mano y guiándolo al interior del puesto, tomando entre sus brazos al peluche que había captado su atención.

-¡ESTE! ¡ES SIMPLEMENTE PERFECTO! ¡ES CASI COMO SI HUBIERAS VUELTO A NACER! ¡PERO, EN TELA Y CON RELLENO DE ALMOHADA!

El ceño fruncido de Arwin y su semblante serio le informó de su desagrado, definitivamente lucía molesto ante el muñeco y la explicación.

-¡Yo no me parezco a eso!

No pudo evitar sonreír con malicia apenas un par de segundos antes de volver a actuar como una inocente niña llena de ilusión, volteando el peluche para que quedara frente a frente con ella, mirando ilusionada el desaliñado pelo blanco, el par de botones rojos cocidos a manera de ojos en los lugares equivocados y una boca torcida hacia abajo, enfundado en un traje negro con blanco hecho de retazos de una tela que había comenzado a deshilacharse sin remedio, besándolo y abrazándolo repentinamente.

-¡PERO LO AMO! y si no me lo compras, o si lo incineras, o lo lastimas, dejaré de quererte Arwin Hebrim.

-¡No lo harías!

-¡No me tientes!

Hubo un momento de completo silencio, ambos se observaban con miradas desafiantes, Latte abrazó más fuerte el pequeño muñeco, colocándolo en medio de sus senos y frotándolo apenas un poco, riendo victoriosa al notar una vena saltando en la frente de Arwin en ese preciso momento.

-¡Quiero que me compres a mini Arwin y me vale una palomita si estás celoso de él! ¡LO QUIERO!

Arwin se agachó, acercándose tanto a ella que la punta de ambas narices había hecho contacto de manera repentina.

-Ese no soy yo y no te lo voy a comprar.

-Bien -Canturreó ella, sonriendo victoriosa justo antes de lanzarle un beso y darse media vuelta, frotando su rostro en el pequeño peluche justo antes de llamar al dueño del puesto.

-DISCULPE, ¡QUIERO LLEVAR ESTE, POR FAVOR!

q.p

Para cuando ambos volvieron a la Torre, Arwin no estaba del mejor de los humores.

Realmente quería incinerar al infame muñeco con el que Latte le había estado haciendo burla los últimos 20 minutos en el festival de verano, lo que era peor, se la había pasado mimando y besando al desfigurado peluche, haciendo que su sangre hirviera de celos.

Por supuesto, se había tenido que aguantar las ganas de rasgar aquella estúpida abominación y sacarle todo el relleno.

Justo ahora estaba desquitándose con los magos de la torre, dando todo tipo de órdenes que habían puesto lívidos a más de uno… después subió a su recámara de nuevo.

Latte ya estaba acostada en la cama, sus hombros completamente descubiertos, sobresaliendo bastante de la sábana azul marino que decoraba el lecho aquel día.

-¿No piensas venir a dormir?

-¿No prefieres dormir con ese adefesio que compraste?

Ella empezó a reírse un poco, saliendo de la cama y tentándolo al pasearse casi desnuda hacia él, la habría disculpado si no hubiera visto que llevaba el estúpido muñeco en una mano.

-Arwin -Murmuró ella en su oído, justo cuando lo había alcanzado en el escritorio, abrazándolo desde la espalda, importándole poco que el respaldo de la silla se interpusiera entre los dos-, molestarte es divertido, pero cálmate un poco, la señorita Chueca estaba muy sola, mini Arwin es perfecto para ella, así como tú eres perfecto para mí, ¿no lo ves?

Se relajó en ese momento, dejando la pluma en el tintero y sosteniendo los brazos que lo rodeaban por los hombros, notando hasta ese momento que su esposa cargaba un peluche diferente en cada mano.

-¿Entonces, el adefesio es para tu doppelganger?

La escuchó riendo bajito, completamente divertida justo antes de sentir que lo besaba de manera reconfortante en el cabello.

-De hecho, lo justo es que te regale a mini Arwin, ¿no te parece?

Suspiró completamente derrotado, aceptando el muñeco y viéndolo con ojo crítico, completamente resignado y dándose cuenta de que eso era una venganza, después de todo.

-Muy bien, prometo no lastimar al adefesio entonces.

-Gracias Arwin, ahora, creo que podríamos dejar a mini Arwin conocer mejor a la señorita Chueca en el escritorio, mientras tú vienes a dormir conmigo.

-¿Dormir, en serio?

Tomó ambos muñecos para colocarlos sobre el escritorio, mirando a Latte directamente a los ojos con una sonrisa retorcida, venganza o no, esta se la iba a cobrar.

-Bueno, si no quieres dormir…

-Puedes apostar a que dormir es lo último en mi lista, señorita revoltosa.

.

Notas de la Autora:

¿Alguien dijo venganza? Muajajajajajajajajaja, no podía evitarlo, he querido que Latte se consiga un mini Arwin desde que imaginó el muñeco, el día que ese mago psicópata le regala a la Señorita Ojos Chuecos.

Espero que lo hayan disfrutado, no olviden dejar algún comentario en el botón de Review,

SARABA