Capitulo 7

Cripsis: Modo distorsión

Las estrategias en el ámbito de la guerra tienden a modernizarse, sin embargo cuando esta ya no resulta es necesario hacer una regresión conceptual y del mismo modo en que lo hacían las tribus primitivas distorsionan la percepción del oponente mediante el arte del engaño, el efecto o la ilusión óptica.

El sargento hacía señas con dos dedos, debían dividirse y rodearlos iba a ser imposible que escaparan, estaban rodeados.

- ¡No tienen por donde huir! La altura es mucha!.

Los dos sujetos vestidos de negro completamente corrían por el borde del techo.

- Los tenemos! disparen!, las semiautomáticas abrían paso al fuego. Los disparos chocaban entre sus pies, pero había tomado el impulso suficiente y dieron un gran salto!

- ¡Es imposible! – dijo el sargento a cargo mientras se asomaba por el borde, ¡Vamos abajo! ¡Bajen! ¡Rápido!.

Al dar la vuelta uno de los sujetos estaba detrás.

- ¿Me buscabas? - y le sopló una especie de polvo en la cara.

-¡Ahhhhh, mis ojos, no veo nada!- el hombre fue aclarando sus ojos poco a poco y vió varias sombras moviéndose de un lado a otro.

- ¡Hay más de ellos, desgraciados! ¡Todo se ve borroso! ¡No disparen usen las macanas!. –

Comenzaron a golpearlos y neutralizarlos uno a uno, al aclararse bien la vista, no había nadie extraño, solo los soldados inconscientes en el suelo del techo, él mismo se detuvo al ver que golpeaba a uno de los suyos.

- ¡Qué demonios!- era una trampa.

Una fuerte explosión no se hizo esperar mientras los dos sujetos caían en picada del edificio, otro de los laboratorios especializados en el suero de titanes había sido reducido a cenizas.

– ¡Sargento, van rumbo al bosque!

- ¡Síganlos! ¿qué esperan? ¡vamos, vamos!

Los dos sujetos treparon las paredes hacia el edificio siguiente y saltaron la valla electrificada para luego internarse en el bosque, unos caballos les esperaban y partieron en ellos a toda velocidad, los señuelos se dispersaron detrás de ellos para confundir a sus perseguidores. Llegando al final del camino abandonaron los caballos y se trasladaron entre los árboles.

En el punto acordado bajaron y se retiraron el uniforme.

- ¿Estás bien, mocosa?, ¿Estas herida?- él le tomó el brazo.

- Estoy bien capitán, es una ligera cortada, tenemos que irnos! ,¿Lo conseguiste?

- ¡Por supuesto, vámonos!

El enano y la azabache se marcharon en un auto que les esperaba al punto de encuentro.


El barco era uno de los más grandes disponibles, su destino era el pueblo de Qurendi y después abordar el avión en Suez. Tenían un último objetivo antes de partir a Paradise, destruir el último laboratorio que aún que se encuentra en ese pueblo. En la última reunión sostenida Armin explicó claramente que esos objetivos debían ser eliminados y que era obvio que los portadores que buscaban eran quienes estaban proveyendo el fluido, seguro a cambio de protección por lo que las probabilidades de que este fuera el lugar donde estaban escondidos era muy alta.

Diariamente salían dos embarcaciones haciendo un recorrido en diversas islas buscando jóvenes de todos los países sobrevivientes del Retumbar, estaban siendo reclutados para la reconstrucción de la Nueva Mare, una campaña se estaba desatando para motivar a las personas a emigrar al norte del continente, muchos se registraban en una lista con la esperanza de poder obtener un pedazo de tierra en la reconstrucción de Mare, otros sin embargo mostraban mucha preocupación por los eldianos de la isla Paradise, por lo que los países sobrevivientes la tenían en la mira una vez estuvieran recuperados.

Levi encontró su camarote confortable, por fin un lugar cuya limpieza no era discutible, respiró fuertemente y colocó su mochila en un lado de la cama, echó un vistazo al lugar, un pequeño bar, un sofá que parecía cómodo, el baño contaba con un lavabo, una tina y el retrete, caminó hasta una especie de balcón con dos sillas plegables y una vista al mar. Esto era más que gratificante un espacio para la absoluta tranquilidad, -se dijo. Quitó despacio sus zapatos, los pies estaban un poco lastimados por el entrenamiento con las nuevas botas, así mismo tenía el cuello, axilas, cintura y entrepiernas con las marcas de las correas, debía usar una crema hidratante, las mallas que consiguieron no eran tan suaves y resistentes como las de Paradis. Se recostó en la cama boca arriba y colocó sus brazos en la nuca, dispuesto a descansar un poco. En eso la puerta principal se abrió, Mikasa entraba con su equipaje, cerró la puerta y avanzó hasta el pie de la cama.

- ¿Qué buscas aquí, mocosa? Perdiste el camino a tu camarote.-

- Este es mi camarote, capitán. Al menos eso dice mi juego de llaves.-

- Un mal chiste de Armin entonces, ponerte como mi compañera compartiendo habitación.- dijo con indiferencia volviendo a cerrar los ojos el enano.

- No le veo la gracia tampoco.

- ¿Te atendieron la herida, mocosa?-

- ¿Está preocupado por mí, capitan?

- No quiero que andes manchando todo de sangre.

- ¡Genial!- esto es ridículo.- se dijo. .- miró alrededor y puso sus ojos en el sofá. – Ese sillón parece ser cómodo para dormir, capitán.

- Si, creo que será bueno para tu espalda mocosa, trata de no hacer ruido, necesito descansar un poco.-

Ella se quedó mirando al malhumorado, "que caballeroso", no podía creer que Armin le haga esto, ponerla en el mismo cuarto que él, prefería mil veces al fastidioso de Neal incluso y no tener que pasar malos ratos. Desde ese día apenas se habían vuelto a dirigir la palabra. El ambiente se puso un poco tenso entre ellos. Tomó su mochila y la puso sobre el sofá. Necesitaba tomar un poco de aire fresco, volvería cuando él no estuviese para darse un baño con tranquilidad, pero necesitaba hablar con Armin.

- ¡No puedo creer que me hayas puesto en la misma habitación que él, Armin!, ¿En qué estabas pensando?- Armin estaba sentado en restaurante del barco junto a Annie, estaban terminando su almuerzo.

- Sabes que viajamos en parejas Mikasa, es obvio que me quede con Annie. No fue para molestarte.- le respondió posando su mano en las suyas.

- Es sumamente incomodo, Armin, prefería estar sola mejor o me hubieses puesto en el otro grupo.- replicó ella.

- Creo que no es momento para rabietas, Mikasa, date cuenta, la situación es muy delicada en la que estamos, no podemos estar solos y qué mejor que dos Ackerman juntos, ustedes son muy importantes, no podemos hacer esto sin ustedes.- sus ojos azules la miraban con cariño. Trata de relajarte y descansar, Mikasa, cuando bajemos de este barco tendremos unos días muy duros.

Mikasa soltó un bufido, Annie la miraba esbozando una sonrisa, siempre buscaba la manera de molestarla, pero no le daría el gusto, así que se puso de pie y regresó al camarote. Él estaba profundamente dormido, ella intentó hacer el menor ruido posible, tomó su equipaje y se fue al baño, trataría de darse un baño sin molestarlo no estaba de humor para ningún tipo de conversación. Estar sumergida en la tina era relajante, cerró sus ojos, necesitaba organizar sus pensamientos, se estaba quedando dormida cuando sintió que alguien abría y cerraba la puerta. ¡Por fin se fue!.- se dijo. Aprovechó para terminar su baño y vestirse, acomodó el sofá y organizó su ropa en el ropero, era pequeño, así que eso seguro sería un problema con él. El cansancio la estaba venciendo y decidió dormir un rato, se acomodó en el sofá, era suave, dormiría bien.


Las discusiones no se hicieron esperar en el otro barco, Jean no permitiría que ni de broma Neal y Pieck estuviesen en la misma recamara, ¡eso jamás!,

- No importa lo que digan, aquí me quedaré, no te quedaras con este pervertido aquí sola.- reclamaba el castaño.

- Estamos asignados en pareja, a ti te toca con Falco.- le replicaba Pieck.

- No, él se va con Falco o tu te vas con Falco.- le apuntó el castaño con el dedo.

- ¡No lo arruines, Jean!, Pieck es totalmente capaz de patearme el trasero si me equivoco con ella, ¿Entonces solo tú te puedes quedar en su misma recámara?- reclamaba Neal.

- Yo no soy un degenerado y además la vas a estar espiando y no discutiré mas, Pieck lleva tu equipaje al otro camarote, no te quedaras aquí con él.

- Andaaa! En serio eres imposible, no soy tu mujer Jean, ¿por qué vives controlándome todo el tiempo?- reclamó Pieck.

- Porque eres una inconsciente, tengo que mantenerte vigilada.- Jean tomó su equipaje y lo llevó a su recámara, tú te vas al otro camarote,- le dijo a Falco.

-¿Qué? Ya había desempacado!- reclamó Falco.- Jean tomo el equipaje nuevamente y el suyo, regreso al otro camarote y tomó el equipaje de Neal y lo arrojó fuera, listo! ¡Te vas con Falco!.

- ¡Oye no arrojes eso! Tengo mis herramientas allí!- Neal salió corriendo del camarote a recoger sus cosas esparcidas en el pasillo.

- Ahora si, - sonrió el castaño complacido mientras sacudía sus manos.- él miró su cara, estaba enfadada.- Ahh, No te enojes, es por tu bien.

- Deberías contener tus celos Jean, no necesito que me estes protegiendo. – cof, cof, - comenzó a toser.

- ¿Te sigues sintiendo mal, Pieck?.- por eso no quiero dejarte sola.

- No estoy sola, y no tengo nada, ya déjame, voy a descansar un rato.-

Él castaño la miraba con preocupación, sabía que le quedaba poco tiempo, parece que aun la maldición de los titanes aun estaba vigente.- ¡Demonios!, no la perderé a ella también!, - el castaño apretaba sus puños.


Ya tenían tres días en alta mar, la azabache se mantenía dando paseos por la cubierta del barco, tomando el sol en la piscina, almorzando con Armin y Annie. Esto último era insufrible para ella, estaban concentrados en darse atenciones uno al otro, ella no existía, al menos si los demás estuviesen aquí se estuviera entreteniendo con sus discusiones. No había visto al capitán desde ese día en la mañana, de alguna manera evitaban encontrarse, sentía cuando se levantaba antes del amanecer y regresaba cuando ya ella estaba dormida, lo agradecía, era un alivio no tener que lidiar con situaciones incomodas y no estaba de ánimo de discusiones tampoco, mientras más lejos mejor. No quería malos entendidos.

- Iré un rato a la piscina, Armin, nos vemos luego.-

- ¿Todo bien Mikasa?-

- Si, bien, - la azabache se retiró de la mesa.

- No logro entenderla, es dificil llegar a ella, me preocupa.- le refirió Armin a Annie.

-Ella tiene que abrirse un poco mas, así no lograra nada.

- Ha sufrido mucho, Annie.-

- No la justiques Armin, todos hemos sufrido, ¿Recuerdas estuve a punto de rendirme? Estoy aquí porque me di otra oportunidad. Pareciera que esa amargura viene en la sangre Ackerman, ¿Te imaginas un hijo de esos dos? - le reconvino.

- ¿Qué dices? ¿Cómo crees? Ellos dos, no lo creo, pero ¿Por qué hablas de hijos, hermosa? Eh ¿Es que quieres practicar un poco , eh?, Ven no te alejes.- le dijo mientras besaba su cuello.- ¡Ya tranquilo!, ella reía apartándole.

La cabina de navegación del capitán del barco resulto ser un lugar interesante para Levi pasar el tiempo, era difícil acostumbrarse a estar en alta mar, ir por aire era más familiar para el malhumorado, sentía que el estomago se le revolvía, era imposible comer algo, cuando le tocaba navegar procuraba mantenerse de carne magra, patatas horneadas y té. Trató lo más posible de no tener encuentros desagradables con la mocosa, aunque alcanzaba a verla por el área de la piscina, sin que ella lo viera a él, mientras más distraído estaba mucho mejor.

Conocer al capitán Bilchs fue su mejor entretenimiento, era un hombre con amplia experiencia y veterano de guerra, se propuso aprender todo lo que pudiera sobre la navegación, tenia interminables anécdotas de todos sus recorridos, escuchaba sus historias de leyendas y aventuras vividas a lo largo de su vida, una vida completamente diferente a la suya, era un hombre muy avanzado en edad decía que morirá sobre las aguas, por eso su mujer navega con él, ella era una veterana también, " la mujer más aguerrida que he visto en mi vida, esa es mi vieja"- decía con orgullo. Levi lo observaba fascinado, nunca había pensado como seria su vida cuando fuera un adulto mayor, de hecho nunca consideró que era posible llegar a esa edad con la vida que le había tocado vivir, cada día que respiraba era realmente un maldito milagro.

De regreso al camarote procuró entrar en silencio, la mocosa dormía profundamente, la observó detenidamente, un mechón de su pelo cruzaba su rostro hasta llegar a su boca, miró sus labios, su mejilla, ahí estaba la cicatriz luego su vista recorría el cuello y luego una entallada ropa de dormir que marcaba su cadera y dejaba al descubierto sus piernas. "Es jodidamente hermosa" se dijo, sintió la necesidad de acariciar su rostro, pero no lo hizo, así que mejor se dirigió al baño y se miró al espejo. ¡ Mierda ¡ dijo con fuerza, se dio un baño y se dirigió con la botella de whisky al balcón.

Era tan difícil pensar o tan si quiera atreverse a soñar en una vida diferente y tranquila, como la de ese capitán. Mikasa despertó y miró la cama vacía, se levantó por un vaso con agua, tenía tanta sed, otra vez ese maldito sueño, se dijo. Salió a tomar un poco de aire al balcón y se topó con un muy relajado capitán con una botella de alcohol al lado y un vaso en su mano.

- Disculpe, no sabía que estaba aquí.-

- ¡Genial! .- el enano miraba hacia el mar. Ella le miró de reojo, qué incomodo sorprenderlo sin camisa, otra vez. – pensó.

- Tenía un par de días sin verle, ha de haber encontrado algo interesante que hacer.- le dijo la azabache con ironía

- Ya estas de curiosa mocosa. ¿no tienes una vida propia?-

- No quiero discutir, capitán. No estoy de humor.'

- ¿En serio no quieres discutir? Parece lo contrario.- dijo mientras tomaba un sorbo de su trago.

- No tiene que responder.-

- Eso hago mocosa. No respondo.

- ¿Le caigo tan mal? Capitán?.- ella cambió la posición frente a él.

- Yo no parezco ser favorecido con tu alta estima tampoco, muchacha. ¿Por qué te preocupa que puedo pensar de ti?.- él no volteaba a verla, sabía que estaba con su diminuta ropa de dormir, eso significaba una guerra interminable consigo mismo.

- Si, se la tengo, aunque seas difícil de tolerar.-

- No me gustan los sentimentalismos y eres muy osada, mocosa. – Ve a dormir mejor.

- No puedo dormir, siempre tengo la misma maldita e interminable pesadilla.- la azabache soltaba su cabello para acomodarlo. – Levi ya se estaba sintiendo incomodo, ella no estaba consciente de lo que sus sencillas acciones le estaban provocando

- Si quieres hablar deberías ir a vestirte primero, ¿No crees?.

- Le importuna eso, capitán? Usted está sin camisa y no me molesta.

- Eres más tolerable dormida, mocosa.

Hubo un silencio.

- Esto es hermoso verdad?.- Mikasa observaba la luna reflejándose en el agua, trataba de no irritarse por su mal genio, él no le respondía, ella lo miró, no volteaba a verla- Bien, le dejo en sus pensamientos, buenas noches.

- ¿ Qué quieres de mi, mocosa?.- ahora sí volteó a verla, sus ojos eran como dos alfileres, pequeños y bien puntiagudos, el color gris brillaba con la luz de la luna, se veía muy atractivo e insoportablemente intimidante. Ella esbozó una sonrisa y negó con su cabeza.

- Nada en concreto, capitán, yo soy como usted, pero de vez en cuando es bueno tener con quien hablar.

- No todo el tiempo estoy en ese humor, niña. Te dije no soy de ese tipo.- su rostro se volvió al mar.

- ¿Cómo nos liberamos de tanto dolor, capitán? Parece imposible.- dijo ella fijando su mirada también en el mar. Él libraba una lucha en su mente "jodida mocosa ya ve a dormir" se decía, no podría resistir.

- Descanse capitán.- Ella se retiró dejándolo absorto en sus pensamientos.

El enano terminó su botella dando tiempo a que ella se durmiera. Ella me va a hacer perder el control se decía, ¿En qué momento se volvió interesante para mí?- se preguntaba. Extraño mis días cuando mis descansos solo eran ocuparme de la limpieza. De repente un fuerte grito lo sacó de sus pensamientos y entró a la habitación, la mocosa parecía tener otra vez la pesadilla, él no sabía si despertarla o ignorarla. Así que caminó hacia ella y le tomó su mano.

- Mocosa, despierta, ey, despierta.- Ella abrió los ojos y se incorporó en el sofá asustada. Sus ojos orbitaban confundida.

- ¿Dónn.. de estamos?- se veía confundida.

- Todavía en el barco mocosa, tenias una pesadilla. – ella miraba a su alrededor.

- Estamos aquí, ¡otra vez, estamos aquí!- decía mientras ponía sus manos en la cabeza.

- ¿De qué hablas? ¿Cómo que otra vez?, Mocosa tenias una pesadilla, estabas dormida.- Ella lo miró y paso su mano por su barbilla

- ¿Qué haces? No hagas eso niña.- bajó su mano y ella le miraba con esos ojos grises y grandes.

Él estaba arrodillado frente a ella delante del sofá, ella levantó su dedo índice y recorrió la cicatriz de su rostro desde la frente hasta la barbilla. Eso para él era ya una incursión muy atrevida.

- Ya basta niña, no hagas eso, trata de dormir.- le dijo suavemente, tomó sus manos y la llevó a la cama, la cubrió con una sabana y esperó a que se durmiera nuevamente.

Siguió tomando de otra botella y luego salió del camarote, cuando iba por el pasillo rumbo a no sabe dónde, se recostó de la pared y solo atinó a decir ¡Demonios, mocosa!.

- ¡Mikasa! Por aquí!.- le llamó Armin desde la mesa del restaurante. – Ven, estamos ajustando unos detalles. .-

Mikasa rogaba porque el capitán estuviese entretenido en algún otro lugar, la verdad no quería tener que verlo después de esa incómoda situación de la noche anterior. Pero ahí estaba él, fue difícil ocultar su impresión al ver su rostro afeitado, lucia tan atractivo, pero ¿qué diablos? pensó, - sus mejillas delataban sus pensamientos.

- ¿Qué les parece?.- Armin miraba a ambos con expectación

Ella fue sorprendida en sus pensamientos, ¿qué demonios respondía?, no había escuchado nada. El capitán se mantenía en silencio, la miraba desde que ella se sentó en la mesa, al parecer él tampoco estaba prestando atención.

- ¡Ya veo!, usaremos el azul entonces, es el más apropiado por el color del mar.- respondió el enano, dando un sorbo a su taza de té.- Hazle llegar un mensaje a ellos para que desde que desembarquen tomen diferentes puntos, a Falco que explore lo más que pueda. Nosotros iremos directamente a la fosa y luego nos encontramos en la plaza, con la fiesta habrá mucha gente. Presiento que será allí.- ¿Alguna pregunta?.-

¡Demonios! Se dijo ella, él sabía de qué hablaban.

- No, esta bien, me, me parece bien.- atinó a responder, ya luego le preguntaría a Armin de que va todo esto. –

- Bien, Armin, has los arreglos, ¡Ya estoy hastiado de este barco!.- el enano se retiró de la mesa.

- ¡ Espere, capitán, otra cosa.!.- Armin se levantó de la mesa para ir tras él.

Annie la miraba divertida, parecía que no se le escapaba una a la desgraciada, no dejaba de mirar la cara de Mikasa, ya se estaba sintiendo incomoda.

- ¿Ahora qué Annie? .- le dijo con disgusto.

- Viendo tu rostro sonrojado. ¿No crees que ya es hora de que nos llevemos mejor Mikasa?, ¿No te cansas de este confrontamiento todo el tiempo?.

- Tal vez, si no fueras tan entrometida Annie, es posible..-

- ¡Ah, vamos! Somos la única familia que tienes Mikasa! Llevamos más de un año conviviendo, podemos decir ya que somos cuñadas. Y créeme cuando te digo que ya quiero verte disfrutando vivir, Mikasa ya no somos enemigas.- Annie la miró fijamente sujetándole la mano.

- ¿Hasta cuando no seremos enemigas, Annie?.- la miró con escepticismo. - Con tu permiso.- La azabache se levantó de su asiento y salió a respirar un poco de aire, se sentía que se ahogaba.

- ¡Recuerda esta noche Mikasa, te esperamos en la fiesta del barco!- Annie le dijo en voz alta, con un tono divertido. – ya saldrá de ese cascaron.- se dijo para sí.

Esa noche el capitán del barco tenía preparada una fiesta por el cumpleaños de su mujer, al malhumorado le fastidiaba en gran manera ese tipo de bullicios, pero qué remedio, había hecho una buena relación con el capitán Bilchs y no le despreciaría la invitación. Era tan difícil conseguir un rincón tranquilo en este maldito barco, se decía. Al menos no se cansaba de las historias del anciano, para él significaba transportarse a una vida que probablemente no tendría. La mujer de este, la señora Bilchs era una dama esbelta no aparentaba la edad que tenia, era atlética y siempre estaba activa viendo que todo marchara bien, era muy amable y discreta, siempre estaba contado los cuellos que tuvo que degollar para lograr estar con vida.

- Y usted Levi? Veo que sus compañeros siempre andan juntos, es usted una alma errante?.- la amable señora le pasaba una copa de vino.

- Ellos son pareja, prefiero dejarles su espacio.- el enano dio un sorbo a su copa.

- Pero veo que anda una chica muy linda también, ¿está con usted?.

- Somos compañeros.. de trabajo, es todo.- el enano respondió cortante.

- Es usted una persona muy discreta, eso es bueno, hablar de más trae problemas. – dijo la señora guiñando un ojo.

- Si no es nada tuyo, entonces ¿me la puede presentar? – le preguntó el hijo de la señora, un joven de buen parecer.- sin embargo su comentario puso de mal humor al enano.

- Es posible.- respondió fríamente.

Esos interrogatorios le disgustaban en gran manera, hacia un gran esfuerzo por no pararse de la mesa e irse a otra parte más tranquilo, no toleraba mucho el ruido, la música era suave y relajante pero no estaba acostumbrado a eso. Armin y Annie bailaban tranquilamente, el ambiente era completamente romántico. El enano se sentía fuera de lugar y totalmente abrumado.

- Ah mira, allí viene la chica.- señaló la mujer dando una palmada a su hijo.

Levi daba un sorbo a su bebida y volteó para alcanzar a ver a Mikasa que descendía hacia la fiesta, sintió como todo se detuvo a su alrededor, había soltado su cabello, las luces a su alrededor parecían darle un ligero resplandor a su corto vestido blanco que el viento levantaba ligeramente, no era nada extravagante, pero le quedaba sencillamente hermoso. El trago de vino bajó con dificultad y apenas notó que ya estaba próxima a su mesa, trató de disimular su impresión con una ligera indiferencia. Ella se acercó y saludó al capitán del barco.

- Buenas noches, gracias por invitarme y felicitaciones señora Bilchs.- apretó la mano de ambos y ligeramente miró al enano, haciendo un movimiento de saludo con su cabeza.

- No hay por qué agradecer Mikasa, eres amiga de Levi y por tanto eres bienvenida. – la señora señaló a su hijo, que se puso de pie rápidamente para ubicarle un asiento. – él es mi hijo, Roland, trabaja con nosotros en el en barco.

- Hola Roland.- ella le tendió la mano y se sentó a su lado, justo frente a Levi quien en esa fracción de momento se había servido la segunda copa de vino.- Creo que un vino no será suficiente, pensó.

La noche transcurrió entre conversaciones vagas y risas, la azabache fue sometida a un arduo interrogatorio, la mocosa era inteligente, estaba bien apegada al libreto, no dudó en responder ninguna de las preguntas con la falsa información que todos habían ensayado. El enano llevaba su tercera botella de vino, estaba sumamente incomodo viendo como el joven la llenaba de atenciones, ella parecía sentirse a gusto.

- ¿Bailas Mikasa?.- le preguntó el muchacho.-

¡Y nadie me mata hoy! pensó el malhumorado, ¡lo que me faltaba!, sintió unas ganas de vomitar.

- Realmente muy poco, no sé mucho.- dijo ella mostrándose un poco abrumada.

- ¿Me dejas enseñarte? Anda, vamos, anímate!—le rogaba el joven-

- Claro que ira! Vamos linda, eres joven mereces divertirte!- animaba la señora a la sonrojada muchacha.

Mi vida era feliz como estaba, .- pensó el enano.

El joven la tomó de la mano y la dirigió a la pista de baile. Levi sentía un fuego recorrer su interior y no era por el vino. Pidió que le llevaran whisky, esto no se toleraba solo con un vinito ligero. Ver como el joven colocaba su mano en la casi descubierta espalda de ella era insufrible, ella se mostraba cómoda, al parecer sus chistes eran buenos pues no paraba de reir. De hecho no recuerda haberla visto riendo tanto, para colmo en vez de volver a la mesa junto a ellos, ambos se fueron a conversar a una mesa aparte para dos, "es mejor asi"- se dijo el enano.

Ya había bajado la primera botella de whisky, no escuchaba las conversaciones a su alrededor, solo asentía. Se imaginaba degollando al joven muchacho. Hastiado ya de la situación, se excusó con los anfitriones y se retiró al camarote llevándose dos botellas más.

Annie y Armin miraban a lo lejos lo que sucedía.

Te digo que está celoso, mírale la cara Armin!

- ¡Ya deja de decir eso, hermosa, te va a escuchar el capitán!

- Jajaj esto estará bueno! Mirala ahí viene ella!-

- ¡Ey Mikasa, ven con nosotros!- le hizo señas Armin.

- Esta apuesto el chico Mikasa, ¿verdad?! – le dijo Annie divertida por la situación.

- Déjalo Annie por favor, ya me retiro, creo que tomé demasiado!- Dijo la azabache sonriendo.

- Mira que bien, ya sonríe! Eso es bueno!.- comentó Annie, la azabache hizo un gesto de despedida y se dirigió a su habitación.

De camino al camarote rogaba por terminar la noche en santa paz, abrió la puerta y la cerró, se quitó los zapatos, el piso se sentía un poco frío, se asomó al balcón y allí estaba él, aparentemente dormido. Así mismo como estaba se tiró en el sofá y se quedo dormida. Nuevamente estaba sumergida en esa pesadilla, sentía que algo la devolvía en el tiempo y vivía todo de nuevo, por más que hiciera no podía cambiar las cosas, estaba desesperada hasta que escuchó una voz que le hablaba:

- ¡Ya despierta, mocosa, ey despierta!- Ella abrió sus ojos y estaba él ahí otra vez, como tantas veces que despertaba, siempre de la misma manera.

No pudo contenerse y tapó su boca, sus lagrimas salían, no podía contenerse.

– ¡Quiero que pare, ya no lo resisto, no puedo más, has que pare por favor!- él trataba de calmarla, se preguntaba de qué iba ese sueño, pero ella lloraba con amargura. -¡Ya no puedo vivir esto más! ¡Haz que pare, dile que se detenga! ¡Por favor! ¡Por favor!

Él no sabía que mas hacer, ella no se calmaba, lloraba amargamente, entonces la abrazó y la puso sobre sus piernas como una niña pequeña, pasaba la mano por su cabello y la mantuvo pegada a su pecho, hasta que ella se fue calmando poco a poco, su respiración ahora era cada vez más apacible. Seguía pasando su mano por su pelo, ella podía escuchar su corazón palpitar.

- ¿ Seguro piensas que soy una tonta verdad?. Ella limpiaba sus lagrimas con las manos..

- Tonta no, pero mocosa si, mira como me dejaste.- le enseñó la camisa mojada de lágrimas y mocos.- ella hizo un gesto de desagrado y tapó su cara, ¡que pena!.

- ¡Si deberías estar avergonzada! Es un asco!- ella se rió, y él la observó con ternura.

- Eres muy hermosa Mikasa.- pasó el reverso de su mano por su cara. Ella lo miraba con sus ojos redondos, su olor era agradable.

- Esto no es buena idea, mocosa. – ella no dejaba de mirarlo.- Si continuas mirándome así, no seré responsable de lo que suceda. - Ella hizo caso omiso a sus palabras y tomó su cara con su mano izquierda e iba rozando con su dedo índice la cicatriz de su cara nuevamente.

- Eres muy controlado Levi.- dijo ella suavemente, escuchar su nombre salir de la boca de ella superaba el límite de su tolerancia.

- No lo seré mucho tiempo si continúas sobre mi y mirándome con esos ojos grandes y diciendo mi nombre, mocosa.- le dio unas palmadas para que se levantara.

Ella le sonrió,

- ¡Ya basta no sigas, Mikasa!. No me mires así, es en serio.-

- Está bien, de acuerdo, iré a tomar un baño entonces.-

- No, no,tampoco me digas que vas a tomar un baño, mocosa. Tienes que respetarme soy un hombre, muy amargado sí, pero hombre y soy tu capitán.- ella se estaba divirtiendo.

- ¿Por qué te ríes tanto?, no soy un bufón, no hago chistes.

- Ya, esta bien.- Gracias por todo capitán, se puso de pie y dejó caer su vestido dejando ver su ropa interior, no llevaba sostén.

-¡Eres una mocosa de mierda, ¿sabías?. .- ella cerró la puerta del baño.