Capítulo 7
Regresaron a la casa después del tardío almuerzo.
Había suficiente tiempo como para que todos pudieran refrescarse y cambiarse la ropa antes de sentarse para una tranquila cena familiar.
Como no ocurrió nada que activara el modo cretino de Charles, la cena fue muy agradable.
Como solo estaban los cuatro, Jane, Charles, Hermione y Severus, eran libres, bueno, no tanto, para hablar, o al menos insinuar, sobre la magia en sus vidas.
Charles no hizo un berrinche solo porque era Jane la que estaba interesada, haciendo preguntas serias que invariablemente requerían de la mención de la magia.
Y Charles no se atrevería a contradecir a su esposa.
Mientras respondían a las preguntas, Severus sentía que necesitaba ensalzar las cualidades y brillantez de Hermione en el trabajo.
Se suponía que estaba enamorado de ella, así que tenía que hacerlo. Y, además, aunque le sorprendiera admitirlo, no quería alimentar los maliciosos comentarios que Charles pudiera hacer para hacerla sentir mal, así que hizo a un lado el enfado que le causaba que ella lo mandoneara, la humillación de estar extremadamente sobre calificado para el trabajo que tenía, y encontró los cumplidos para Hermione. Sorprendentemente, no le resultó difícil hacerlo.
Cuando pensaba en la situación sin esos pensamientos negativos nublando su percepción, no tenía más elección que reconocer que la chica de verdad era muy inteligente y capaz. Siempre lo había sido, desde que era su alumna. Y dirigía el departamento como él mismo lo hubiera hecho, si la vida hubiera sido justa, con algún que otro detalle a favor o en contra.
Los dos se fueron al cuarto de ella una vez que se despidieron de los padres de Hermione.
Como se habían duchado antes de la cena, todo lo que quedaba por hacer era ponerse los piyamas e irse a dormir, pero cuando Severus se sentó en el sofá para quitarse las botas, se quedó mirando a Hermione. Desde que se había permitido admitir que la chica era una mujer brillante, comenzó a preguntarse cómo diablos había terminado en una relación con esa pobre excusa de hombre. La joven era atractiva también. Nunca antes se había permitido verla de ese modo, pero de alguna manera, esa mañana, la admisión lo había tomado por sorpresa. Sus ojos la recorrían como si tuvieran voluntad propia.
Y ahora tenía la certeza. La mocosa era una hermosa mujer.
"¿Qué sucede?" Preguntó ella al atraparlo mirándola.
"Nada."
Ella solo lo miró con los ojos entrecerrados.
"Solo me preguntaba cómo era posible que tuvieras un gusto tan atroz en hombres." Dijo él, al final, con una sonrisa pedante.
"¿¡Disculpa!? ¡No sabes con cuáles hombres he estado!"
"Sé de Ronald Weasley. Y ese bruto cretino, Jackass. Es suficiente para un juicio justo."
Hermione estaba un poco indignada porque realmente le llamó la atención. En especial porque solo había estado con esos dos hombres en su vida. El resto de los tipos que habían pasado, solo dos o tres más, nunca habían logrado superar la primera, horrorosa, libre de intimidad, cita.
"No sabes si de verdad es un bruto cretino."
"Oh, pero sí lo sé." Refutó él.
"Ah, ¿sí? Tal vez es un tipo perfectamente agradable y terminamos la relación de manera civilizada."
"Ningún hombre decente y de bien perseguiría a una mujer que sabe está comprometida con otro hombre."
Ella se quedó pensando en eso.
Severus tenía razón.
"Apostaría a que mostró su verdadera personalidad de alguna manera repugnante y esa fue la razón por la cual tú lo cortaste."
"Pero ¿y si se da cuenta de que realmente me ama y se angustia con la idea de haber perdido su oportunidad para siempre?" La verdad era que ni ella se creía eso, pero solo lo dijo para discutir con Severus, para tratar de vencerlo en su juego.
Pero Severus solo rio con sorna. "Claro. Trata de convencerte de eso, si quieres."
"¿Qué? ¿No hiciste tú lo mismo luego de saber que se iba a casar?" Farfulló ella sin pensar. Él alzó una ceja y Hermione de inmediato lamentó lo que dijo.
"¿Lo hice?" Preguntó Severus.
"No lo sé. ¿Lo hiciste?" La poca valentía que había mostrado instantes atrás se había evaporado, y estaba preguntando con genuino interés.
"No. Porque no soy una pobre excusa de hombre, a pesar de lo que la gente piensa. Ella hizo su elección. Lo máximo que hubiera hecho, hubiera sido hacerle saber, de verdad y honestamente, lo que sentía por ella. Ella hubiera tenido toda la información y hubiera hecho una elección informada. Y solo creo que eso estaría justificado porque la conocí de toda la vida, tendría más certeza que el hombre promedio que me dedicaría a ella, que haría todo lo posible para que la relación funcionara. Nunca haría tal cosa, atreverme a interferir, con cualquier persona con la que me encontrara o apenas conociera solo porque podría convertirse en algo. Pero perseguirla activa y constantemente, tratar de meterme en el medio cuando ella estuviera con otro hombre, esa es la conducta despreciable de los malditos cretinos. No se trata de cómo se siente el hombre por la mujer, sino únicamente de su ego, el poder engañar a otro con algo que envidian. Y lo mismo va para las mujeres que persiguen a un hombre comprometido, antes que lo pongas en un ángulo sexista."
Hermione suspiró. Tenía toda la razón. Era tan buen juez de carácter. Y la verdad, era un tipo decente.
Pero eso ya lo sabías, Hermione.
Había estado dispuesto a sacrificarse por un mundo que lo odiaba, para proteger al hijo de la mujer que lo había despreciado. Y aunque se las arregló para sacar algo de eso, estaba aquí con ella, todavía, soportando cosas que probablemente lo hacían sentir incómodo, desempeñando su papel muy bien, ayudándola. Comprometido, de alguna manera, con ella. Era un hombre decente, solo se empeñaba en ocultarlo bien, probablemente por la forma en la que había sido tratado desde joven. Ya no quería ser lastimado más. Era un hombre decente que había perdido el rumbo en algún punto.
Hermione se puso sensible muy de repente con todo lo que pasaba por su mente. Comenzó a llorar, allí, sentada en la cama, con los pies apoyados en el cobertor acolchado.
Severus, que había estado distraído poniendo sus botas junto a la puerta, no la vio comenzar a llorar. Solo escuchó un suave sollozo seguido de un gemido, entonces se dio la vuelta para encontrarla secándose las lágrimas que caían casi descontroladamente por sus mejillas.
Por un momento, se quedó de piedra.
Dos cosas lo alarmaron más. Una, el simple hecho de no gustarle ver a la gente llorar, porque no sabía qué hacer, posiblemente porque las muy pocas oportunidades en las que se permitió derramar las lágrimas, cuando sus murallas cayeron, no había tenido a nadie que lo confortara, así que no sabía cómo se hacía. De hecho, cuando era niño, se lo regañaba si lo pescaban llorando. La otra, era el hecho de que era Hermione Granger la que estaba llorando. En los tres años que llevaba trabajando con ella, nunca había visto a esa mujer tan vulnerable. Solo había visto a la jefa mandona, dura y dominante. Solo recordaba haberla visto al borde de las lágrimas cuando hizo aquel desafortunado y rudo comentario sobre sus dientes.
Se sentó en el sofá otra vez, sin dejar de mirarla. Ella no dejó de llorar, solo trataba de cubrirse el rostro.
"Hermione… yo no quise…" Exhaló con fuerza. "Si todavía tienes sentimientos por él, no fue mi intensión…"
"No, no. Dios, no. Tienes toda la razón del mundo. El tipo es un hijo de puta… solo… es que me siento un poco agobiada. No lo había visto en mucho tiempo y… fui tan estúpida." Se quejó ella, tratando de mantener un semblante digno y evitar que la nariz le chorreara. No debería estar llorando frente a Severus. ¿Cómo usaría eso en su contra? ¿Sería desdeñoso y la humillaría? Pero él se había abierto con ella…
Severus fue hasta el baño y regresó con una caja de pañuelos de papel. Se lo ofreció antes de volver a sentarse en el sofá.
"Gracias." Hermione sacó algunos y se limpió la nariz.
Él estaba extremadamente incómodo y solo deseaba que aquello terminara. Pero, sorpresivamente, y sorpresa parecía haber sido el tema del día, no quería ser grosero con ella en un momento como ese. Ambos necesitaban cohabitar en paz de alguna manera. Además, lo comía la curiosidad, por qué, no podía decirlo.
"¿Quieres…? ¿Crees que sería beneficioso para ti, y el acuerdo entre nosotros, si hablas al respecto?"
Ella todavía sollozaba, pero lo miró en silencio.
Severus la había ayudado a quitarse de encima a ese cretino. Podía ser un valioso aliado. Y es que aquello la había estado quemando por dentro por tanto tiempo… necesitaba hablar sobre ese evento.
Soltó el aire y trató de serenar su respiración.
"Después… que devolví la memoria a mis padres, por supuesto, ellos querían pasar tiempo con la familia otra vez, así que vinimos aquí. Antes de eso, ellos vivían en el Reino Unido, y solíamos visitar a los parientes aquí de tanto en tanto, por algunas semanas al año. A veces, algunos iban a visitarnos a Londres… pero esta vez, mis padres quisieron quedarse por dos meses, para recuperar el tiempo perdido, así que rentaron una casa y dijeron que también podía quedarme si quería." Se limpió la nariz de nuevo. "La familia acababa de contratar a este joven para trabajar en el viñedo. Un chico como de mi edad, y todos se ufanaban de lo grandioso que era, eficiente, confiable en cada aspecto que se pueda imaginar. Papá estaba considerando invertir en el negocio de la familia y deseaba ver cómo marchaban las cosas. Entonces, se conocieron, mi padre y ese muchacho… y papá comenzó a invitarlo a las cenas familiares…"
"Ese Jackass."
Ella rio casi sin ganas. "Si. Comenzamos a vernos, y yo… me sumergí en la relación muy rápido y muy profundo. Él parecía tan perfecto. Podíamos quedarnos hablando por horas de cualquier cosa, incluso a través de la barrera del lenguaje. Me deslumbró. Podía mantener conversaciones inteligentes. Teníamos mucho en común. Era como si estuviéramos en la misma frecuencia, a diferencia de cómo fue con Ron, con quien descubrí muy pronto que lo único que teníamos en común era Harry Potter y la guerra. La cuestión era que me parecía divertido, dulce e increíblemente romántico. Y me enamoré en un abrir y cerrar de ojos. Me convertí en una de esas desagradables mujeres que se ufanan de lo muy perfectas que son sus parejas y sus relaciones, de esas mujeres que creen haber descubierto un enorme tesoro, que creen haber encontrado el verdadero y eterno amor."
Severus revoleó los ojos. "Como Karen y Andrea."
Hermione se rio otra vez, limpiándose la nariz y las lágrimas. "Si, como ellas. Como sea… yo… cambié. Él me cambió y pensé que era para mejor. Una Hermione más feliz, más social, menos estricta. Hasta mi padre estaba emocionado, porque tenía a su perfecto empleado y, si me casaba con él, podía entrenarlo para que se hiciera cargo del negocio familiar, porque él sería parte de la familia. Lo tomó como una buena señal. Y yo estaba más que enamorada del hecho que fuera tan guapo, como esos tipos en las revistas, y que estuviera interesado en mí."
Severus alzó una ceja al oír eso. ¿Es que no se daba cuenta de lo muy deseable que era?
"De verdad pensé que era perfecto." Otra vez, la chica comenzó a llorar profusamente. "Estaba considerando seriamente el hacer de esta mi residencia permanente. Iría al Ministerio de Magia Francés para ver qué podía hacerse, qué podría hacer yo aquí. Incluso llegué a considerar las opciones muggles, si no tenía opciones en el mundo mágico. Pensaba que él lo valía." Se echó a llorar amargamente y sin control por un momento y Severus aguardó pacientemente. "Solo necesitaba decirle que era una bruja y ver cómo reaccionaba, entonces todo estaría arreglado. Él parecía bastante serio en su relación conmigo también. Dijo que me amaba." Sollozó la castaña.
"Un fin de semana fuimos a la playa. Él, yo, Karen, Andrea, y una prima que aún no conoces, del lado de mi padre, Victoria, con su hermano. Ella es la que se va a casar. Al principio, se suponía que solo seríamos las chicas, pero Andrea tenía novio en ese momento, el que ahora es su esposo, y quería que fuera con nosotras, así que le dije a Jacques. Ellos no tienen nada que ver con el viñedo, la familia de mi padre. Los padres de Victoria se mudaron aquí por trabajo cuando ella era pequeña. Viven en la zona, así que pensamos que sería divertido pasar el fin de semana, juntos en la playa. Así que nos divertimos, nos conectamos, nos acercamos más, y yo cada vez sentía más que, finalmente, había encontrado un lugar al que pertenecer completamente. La última noche allí, desperté en medio de la noche por el sonido de la lluvia en la ventana. Jacques no estaba en la cama. Tampoco estaba en el baño. Esperé un poco y fui a buscarlo. Ese día, tuvimos una estúpida discusión… le busqué pelea porque me sentí celosa en la playa…" Otra vez las lágrimas incontrolables.
"Estaba a punto de bajar las escaleras, para ver si había ido a dormir al sofá… entonces… escuché… ruidos…" Dijo entre sollozos. "…sonidos que reconocí, saliendo de una de las habitaciones. Regresé. Era su voz, hablando en francés… diciendo cosas… íntimas, cosas que solo debería estar diciéndome a mí." Se limpió la nariz, todavía llorando. "Entonces lo vi… la puerta estaba un poco abierta… él… él estaba follando con Victoria."
Severus se puso furioso por ella, como si se tratara de una ofensa personal, dirigida hacia él mismo. Ese era un nuevo sentimiento para él. No debería importarle tanto. Por supuesto, no podía permanecer indiferente ante un hecho tan bajo y desagradable. ¡Y con su propia prima! Aun así, no debería enfadarse tanto.
Contrólate.
"¿Y luego?" Preguntó con tanta frialdad como pudo, tratando de controla sus nervios.
"Me alejé y regresé a mi cuarto, para empacar lo más rápido que pude. No había mucho que empacar. Luego me desaparecí y regresé a la casa de mis padres. Estaba lista para regresar a Londres para cuando amaneció, y es donde he estado desde entonces."
Severus comprendió más cosas todavía.
Comprendió de por qué nunca había oído hablar de este viaje antes de ir a la oficina de Reynolds. Si ya hubiera sido planeado, seguramente lo habría sabido, porque ella lo acosaría con semanas de anticipación sobre lo que tenía que hacer, ya que lo más probable es que lo dejaran a cargo del Departamento. Pero Hermione no había tenido ninguna intención de quedarse para la boda de Victoria, por supuesto. Mas comprensión de las inseguridades que tan bien escondía estando en Londres, en el trabajo, pero que en Francia, eran más y más presentes.
"¿Y por qué razón todavía sigue revoloteando en las reuniones familiares? ¿Por qué diablos aun trabaja aquí?" Severus ya estaba un poco más que enfadado.
"Es que nadie lo sabe. Mis padres piensan que solo fue una estúpida pelea. Es lo que le dije a mi madre después que ella insistiera por un largo tiempo para que le contara el por qué me largué tan de repente. Karen y Andrea, bueno, al principio supongo que pensaron que estaba completamente loca por dejarlo, por dejarlos a todos de esa manera. Debí verme como una completa cretina desalmada y él como el pobrecito novio abandonado. Seguramente nadie lo sabe, porque ciertamente Victoria y Jacques no lo han divulgado. Ni siquiera estoy segura que se hayan dado cuenta que los vi y que por eso me fui."
"¿Por qué no exponer a ese par de…?"
"Yo… yo no quería causar un desastre en la familia, en especial porque ya no iba a estar aquí. Además, todo el mundo amaba a Jacques y su trabajo. Iba a decirles a mis padres cuando las cosas se calmaran un poco, cuando regresaran Inglaterra. Pensé que ellos volverían a vivir allá, que solo serían los socios silenciosos en este negocio. Pero entonces, decidieron quedarse aquí y… y… la verdad, ¡todavía es muy difícil hablar sobre esto!" Se quebró de nuevo. "¿Ves? Todavía no puedo… lo siento…" Se levantó de la cama y corrió al baño, llorando como una lunática, cerrando la puerta en cuanto entró.
Cuando Hermione salió del baño, Severus ya estaba acostado en el sofá, con todas las luces que pudieran causarle molestia, apagadas. Ella, de hecho, suspiró de alivio. Se sentía muy mortificada por haberse convertido en una loca de repente y contarle todo como lo hizo. Sin embargo, se sentía también aliviada porque él no se había burlado de ella ni tampoco había rebajado sus sentimientos. De hecho, estaba muy sorprendida porque se había comportado como un caballero, y la sorprendía todavía más, el hecho de sentir el deseo de hablarle más. Se había sentido tan bien el poder descargarse.
Severus no estaba de verdad dormido aún, solo yacía en la oscuridad, porque no quería quedarse allí sentado y verla a la cara cuando saliera del baño. En realidad, no sabía qué podía decirle, y se figuró que si estuviera él en esa posición, no querría que nadie lo mirara y esperando por mas, así que se puso su piyama rápidamente y se metió en la cama.
El haber logrado soltar todo lo que tenía dentro, por primera vez, fue catártico. Apagó las luces y se metió bajo las sábanas, aunque todavía sollozaba de cuando en cuando, mientras repasaba lo ocurrido. "Qué estúpida." Dijo en voz baja. Había sido tan estúpida. Siempre había sido tan cuidadosa con todo, tan metódica, y de pronto, había lanzado todo por la ventana y se había entregado por completo, y de la forma más estúpida, a un imbécil, sin notar todas las notables evidencias, sobre lo muy bastardo y egoísta que era ese tipo, lo mucho que había demandado indirectamente de ella, y no eran de las mejores cosas.
"No deberías culparte a ti misma." Escuchó que le decía la voz de Severus con mucha suavidad. La había escuchado decir que era estúpida.
"Quise creer que… debí darme cuenta… Tú lo supiste ni bien lo viste, sin siquiera conocerlo. Solo necesitaste diez minutos." La voz de Hermione amenazaba con quebrarse de nuevo.
"Sí, bueno… tuve muchos años y experiencias para desarrollar esa habilidad, porque, bueno, era cuestión de vida o muerte."
"Aun así…"
"Y… tenemos la tendencia de enceguecernos cuando estamos en situaciones como esa. No debes avergonzarte. La vergüenza solo recae en sus acciones, y las de tu prima, por supuesto, así que, no necesitas llorar. El pasado, pisado."
Hermione se sintió agradablemente sorprendida porque él no la estaba avergonzando ni estaba hablando con desdén. En lugar de eso, estaba tratando de… consolarla. Anteriormente, no había pensado que Severus fuera un mal tipo, pero ahora, la estaba llenando de sorpresas a diario.
"Lamento haber sido tan llorona y loca. No tendrías que haber tolerado verme así. Ni siquiera debí decírtelo."
Por unos largos segundos, él no dijo nada. Cierto, en un mundo ideal, no debería haber tenido que lidiar con eso, pero eso sería lo más cruel de hacer en ese momento, así que se mordió la lengua. Y podía ver por qué le había costado tanto confiarle sus sentimientos más profundos y, por supuesto, ya se habría arrepentido.
Nadie confiaba en él. Nunca habían confiado en él.
"Debido a las circunstancias en las que nos encontramos… sería beneficioso que lo supiera. El punto es saber cosas del otro para poder engañar al ministerio." Fue todo lo que pudo decir, sin amurallarse y ser cortante como solía serlo, levantando su mecanismo de defensa a su alrededor, debido a la inseguridad que había surgido en él en respuesta al aparente arrepentimiento de Hermione.
Después de eso, se quedaron en silencio, hasta que ambos se quedaron dormidos.
N/T: Y ahí tienen la razón por la cual Hermione estaba tan incómoda con ese cretino de Jacques.
