Brujas antes que magos Parte 2
—¿Nos recuerdas? Luis y Luz... ¡Eek!
Una mano fuerte y cálida jaló a Luz del brazo izquierdo. La soñolienta bruja a quíen seguió nerviosa hasta la cocina, de un gesto con el indice siniestro, había invocado una taza blanca con un "30 y coqueta" grabado en coloridas letras que casi la golpea en la nuca de no ser por su siempre atento hermano mellizo, quién se puso a su lado y la salvó.
Acercó los labios y le dió un rapido beso en la mejilla derecha como agradecimiento a Luis antes de continuar siguiendo a la dama búho, hasta llegar a un refrigerador color crema con la palabra "Frío" escrita en la puerta del congelador justo arriba de un imán isla, mientras King la miraba de reojo desde su silla de bebé luego de hacerlo con Luis, quién se sentó en el otro extremo de la mesa para terminar de comer su barra de granola, Eda, y su...¿desayuno?.
—Liberamos a los oprimidos y derrotamos al malvado guardían juntos. Fue ayer.
—Niña olvida los detalles —dijo Eda volteándose hacia la chica Noceda con los ojos cerrados después de servirse algo del refrigerador—. Todavía no tomé mi sangre de manzana —agregó abriendo los ojos y levantando la taza que sostenía en su mano izquierda, derramando un poco de su rojo contenido.
—¿Hablas del jugo de manzana? —le preguntó Luz dudosa.
—No
—Disculpe, ¿me daría un poco de eso, señorita Clawthorne? —solicitó Luis cuando Eda se acercó y se sentó de piernas cruzadas sobre la mesa—. Es para bajarme esto —agregó, levantando la barra de granola a medio comer que sostenía en su mano derecha.
Eda lo miró con una sonrisa torcida.
—No lo sé, niño... Es sangre de manzana... Es como...
Luis embozó una dulce sonrisa, extendió un vasito de isopor blanco (que había sacado de su bolsillo canguro, y sostenía en la mano izquierda) hacia la dama búho, y amablemente, dijo:
—Por favor... solo un poco... ¿sí?
La dama búho se ruborizó levemente por un instante, y luego, encogiéndose de hombros, le sirvió un poco de su taza.
—Gracias.
Con estilo y clase. Luis mojó lo que quedaba de su barra de granola en la sangre de manzana y le dió un bocado.
Luz, quién se había quedado mirando a su hermano mellizo con su típica sonrisa de "nutria con un lado oscuro", se abanicó la cara con ambas manos y bromeó:
—Uff... ¿Hace mucho calor aquí o solo es por ese chico? ~
—Oye Luz, ¿acaso estás enamorada de tu hermano? —le preguntó King, mirandola de reojo al tiempo que picaba sus "ojos revueltos" con un tenedor, y este le hacía gestos de molestia.
Nadie le hizo caso.
Luz se acercó a Eda, quién tan solo se limitó a mirarla de reojo al abrir su ojo izquierdo por un levísimo momento antes de cerrarlo, mientras bebía su sangre de manzana.
—Enseñame algún hechizo —dijo entusiasmada, apoyando las manos contra la mesa por una milésima de segundo, antes caminar unos tres pasos a la izquierda haciendo el gesto de sostener un palo invisible, girar, y dar otros tres en sentido contrario, moviendo sus manos en forma de pistola—. ¿Y mi bastón mágico? ¿Debí traer mis propias runas? —soltó un jadeo con los puños cerca de su barbilla, volteó hacia la dama búho (quién se despegó de su taza para evitar algún accidente) apoyó las manos en el brazo diestro de esta, y con más entusiasmo que antes, agregó—: ¿Tienes alguna peligrosa misión mágica para mí?
Eda mudó la taza a su mano izquierda, y apartó gentilmente a la chica Noceda con la otra, diciendo:
—Wow wow despacio niña...
Luis acabó de desayunar y, con la cara roja cual tomate en temporada, miró a su hermana melliza.
—Sí, Nutria... hic... No creo que...—le dijo entre pequeños hipidos—. hic... alguien pueda convertirse en brujo... hic... O bruja en un solo día... hic...
Luz entrecerró los ojos. Ver a su hermano mellizo en semejante estado pareció molestarla.
—Uuuh... Ahora sí estás problemas... —dijo con una seria y susurrante voz, mientras movía su dedo acusador derecho—. Solo espera a que mamá se entere de esto.
Eda sonrió, y miró a Luis un momento antes de hacerlo con la hermana melliza de este.
—Tu ebrio e inteligente hermano me quitó las palabras de la boca —dijo, para después bajar su taza y señalar la vestimenta de la chica Noceda con el indice derecho—. Y ademas llevas una bata de baño y el cono de tráfico más sucio que vi en mi vida.
Luz se quitó su "sombrero de bruja" y, de un fuerte soplido le quitó toda la capa de polvo, revelando dicho objeto naranja de raya blanca con punta doblada.
King, quién se peleaba con su "desayuno" a forcejeos y clavadas, soltó una carcajada.
—Jajajajaja.
Luis sacó su móvil, se subió a la mesa, gateó hacia el "rey de los demonios" y electrocutó al "desayuno" de este, que cayó muerto sobre el plato.
—Buen... hic... Provecho... —dijo, para después retroceder de vuelta a su asiento.
—Gracias esclavo —le agradeció King, antes de agarrar el tenedor y disfrutar de sus "ojos revueltos"—. Ñam ñam.
Eda terminó su sangre de manzana, ensuciándose con un "bigote" rojo.
—Pero un bastón mágico, ¿eh? —dijo Eda, mirando a Luz (quién contenía la risa luego de ponerle el cono de tráfico de sombrero a su embriagado hermano como una broma inocente) con una sonrisa, ceja levantada, y la diestra en jarra—. ¿Realmente quieres uno?
—Sí más que nada. —respondió la chica Noceda entusiasmada, abriendo los ojos de par en par mientras apretaba sus mejillas con las palmas.
La dama búho se limpió el "bigote" con la diestra, para luego extender la otra, y con voz firme, decir:
—¡Bastón mágico, ven a mí!
En seguida, al cuarteto les llegó el sonido de unos golpes, y las cosas rompiéndose desde fuera de la cocina.
«Tengo un mal presentimiento», pensó Luis, mirando hacia el umbral junto con King, Luz y Eda, quien después lo hizo con una expresión de impaciencia, y la siniestra aún extendida.
Alrededor de tres segundos después, el bastón mágico apareció por la derecha, entró velozmente a la cocina y se estrelló en la cara de su dueña.
—¡Auh! —Eda se agachó, recogió dicho objeto, y lo giró unas cinco veces en su mano izquierda antes de sostenerlo correctamente—. Es temprano.
Luis se apoyó sobre su codo derecho en la mesa, y miró a la dama búho con incredulidad.
—¿O no será que está... hic... un poquito ebria, señorita Eda? —le preguntó.
Eda lo miró con una cara de... ¿No te mordiste la lengua?
—Mira quién lo dice —le dijo en un tono de reproche—. Y por favor, ya deja esa basura de la formalidad y solo llamame Eda, ¿de acuerdo, niño?
—De... hic...Acuerdo... —Luis cerró los ojos y sonrió dulcemente—. Eda... hic...
Eda le lanzó un beso antes de inclinarse hacia Luz y susurrarle:
—Tu hermano es tan lindo.
Luz se mordió el labio inferior, y miró a Luis de reojo.
—Lo sé~ —respondió con una risita—. Por eso lo adoro~
—Bueno, a lo que iba...—La dama búho se aclaró la garganta—. Verás... Las brujas reciben su bastón cuando se gradúan de la escuela —explicó, señalando su bastón mágico con la mano derecha antes de llevarlo detrás de ella con la otra al tiempo que Luz volvía a apretarse las mejillas con las palmas—. Como tu maestra utilizaré un método diferente —hizo aparecer un saco lleno de botellas de vidrio cargadas que dejó caer al suelo— Deberás trabajar por él. —volteó a mirar a Luis y, mientras la hermana de este levantaba el saco para mirarlo de cerca, agregó—: Y lo mismo va para ti, corchito.
—Corchito... —repitió Luz, sin poder contener la risa.
—El conocimiento también se adquiere con la experiencia laboral —continuó Eda con los ojos cerrados, y el indice derecho al aire—. Ahora, si no es mucha molestia... —agregó en un susurro al abrir los ojos y mirar al chico Noceda con reproche—. Quitate ese cono de la cabeza, por favor... Pareces un Gnomo chiflado.
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—Dirijo algunos negocios —decía Eda entrando a la sala, seguida por los hermanos Noceda—. Los fines de semana ofrezco tesoros humanos raros que Owlbert... —le dio unas palmaditas al adorno de su bastón mágico con la mano diestra, antes de mudarlo a la otra, detenerse, girar, y tomar una espada atlante de juguete que estaba sobre la chimenea—. Extrae de su lado del reino.
La dama búho apretó el botón del medio de dicho objeto, y la hoja de este se prendió en coloridas luces mientras una voz masculina decía:
—Derrotaré a mis enemigos. Para niños de seis años o más.
—Pero... —Eda arrojó la espada por encima de la cabeza de Luz. Y Luis, quién estaba detrás; sus reflejos estaban intactos a pesar de seguir ebrio, ya que al levantar la diestra con suma rapidez, logró atrapar dicha arma de juguete en el aire, para después colocarlo nuevamente en su lugar—. La mayoría de los días solo vendo los mejores elixires y pociones caseras —agregó, señalando con el indice izquierdo el saco que la chica Noceda sostenía en sus manos, al tiempo que esta introdujo la surda en él, y sacó una botella con un líquido amarillento en cuya etiqueta decía...
—Aceite de serpiente —leyeron los mellizos al únisono.
—Nadie quiere una serpiente sin aceite —afirmó Eda.
Luz volteó hacia su hermano mellizo con una sonrisa de oreja a oreja.
—Oye Lucho, ¿que tal si compramos este aceite?
Luis alzó una ceja.
—Así esta noche al quitarnos la ropa...~ —continuó Luz en un susurró de picardía, agitando la botella de derecha a izquierda.
Eda carraspeó, interrumpiéndola.
—Síganme.
Los hermanos Noceda caminaron detrás de la dama búho
Los tres llegaron al balcón hecho de una pequeña torre de piedra, construida en el costado de la casa búho, donde se podía tener una buena vista de las Islas Hirvientes.
—Hoy llevarán paquetes y venderán pociones en aquella ciudad... Huesosburgo —Eda señaló hacia dicha ciudad al estilo medieval hecho de materiales orgánicos e inorgánicos que los mellizos ya conocían de vista con su bastón mágico—. Huesosburgo
—Bonito... hic... Nombre —dijo Luis con sarcasmo.
—Con mucho cuidado... Tengo enemigos por todas partes que querrán destruir mi negocio y a ustedes también —continuó Eda entre gestos, y un tono lúgubre, antes de mirar a la chica Noceda con una sonrisa—. ¿Querías una peligrosa misión mágica, niña? La tienes.
Luz sonrió, y volteó hacia la dama búho con un saludo militar.
—No te defraudaremos, señorita Eda —dijo, sin darse cuenta de que estaba por pasar un momento vergonzoso.
Por suerte, Luis reaccionó a tiempo, y se abalanzó hacia el saco que resbaló del hombro y la surda de su hermana melliza, atrapándolo con sus dos manos antes de que cayese del balcón.
—Cuidado, gusana de libro... hic... —Molesto, le entregó el dicho objeto a Luz, quién lo recibió avergonzada—. Casi mandas al diablo... hic... todas las mercancías... hic...Intenta concentrarte... hic...
Eda abrió los ojos de par en par, y amplió su sonrisa, pues parecía impresionada por la reciente acción de Luis.
—Caray niño, aún intoxicado tienes buenos reflejos.
Luis volteó a mirarla. Lo que la dama búho aprovechó para dibujar un circulo mágico alrededor de su nariz y boca con su indice siniestro.
—Pero imagino que mejorarían si estuvieras sobrio... Así que...
Se inclinó y pegó sus labios a los del chico Noceda, provocando que el rubor pasase a su cuerpo, y que Luz soltara un jadeo de sorpresa.
—¿Que-fue-eso? —preguntó atónita la chica Noceda cuando la bruja rompió el "beso".
—Uhm... Un hechizo de desintoxicación.—respondió Eda con simpleza, luego de soltar un fuerte y humeante eructo.
Acto seguido, Luz colocó la diesta en el hombro izquierdo de su hermano mellizo, y le preguntó:
—¿Estás bien, Lucho?
Luis volteó a mirarla con expresión de disgusto.
—Mi boca sabe a frutas podridas —se limitó a responderle.
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—Recuerda Luz, nunca confies en un hombre con sandalias y siempre piensa dos veces antes de actuar —decía Eda unos momento después, mientras empujaba a los mellizos hacia la puerta—. Y Luis, asegurate de protegerla y que siga mis consejos.
Una vez en la puerta; Luis, quién en ese instante hacía buches y sostenía una botellita vacía de enjuague bucal en su mano derecha, se limitó a asentir, mientras que Luz, con el saco en las manos, dijo:
—Ah...
—Regresen al atardecer o correrán riesgo sus vidas.
Eda cerró la puerta con un movimiento de su luminosa mano derecha.
King, quién había estado dormido sobre un gran cofre a la izquierda de la puerta, le preguntó:
—¿No te preocupa que puedan perderse, ser devorados o quizás ambos?
Pero antes que la dama búho pudiese contestar...
—¡No, no lo haremos! ¡Wooh! —exclamó Luz desde afuera, pegándose a la ventana antes de ser jalada de la capucha por su fastidiado hermano mellizo.
—Vámonos de una vez, nutria escandalosa.
—A veces eres odioso —le dijo la chica Noceda con falsa molestia, recogiendo el saco (que dejó caer al irse hacia la ventana) antes de ponérselo en el hombro izquierdo.
—Buen viaje —les deseó Hooty.
—Sabemos que las probabilidades de supervivencia de la niña estarían por debajo del diez o veinte, y del niño... —Eda se asomó a la ventana con King en sus brazos—. Quizás entre cincuenta, sesenta o un poco más, pero juntos... Quizás no deberíamos preocuparnos tanto.
La dama búho sonrió al ver como los hermanos Noceda caminaban rumbo a huesosburgo, tomados de la mano mientras, al unísono, cantaban:
Caminando por la escuela.
Ignorando a los demás.
La chica de pelo verde, si preocupaciones va...
