-7-
Mi Hermoso Esclavo
Por Ladygon
Capítulo 7: La emboscada.
El capitán Flint no deseaba dejar Nassau por varios días, en vez de eso, pasaba tiempo con su amante. No lo dejaba trabajar mucho para molestia de Eleonor y el propio Thomas. Hasta que los dos le pusieron un alto y regañado se tuvo que contentar con permanecer en la oficina, leyendo un libro. Thomas lo miraba de reojo mientras escribía, sonreía divertido por la situación. Esto duró dos días, al tercero Eleonor estaba nerviosa.
—¿Qué no tienes nada qué hacer? —le dijo Eleonor con las manos en la cintura.
—No, nada —respondió James sin dejar de leer.
—¿Por qué no revisas el Walrus?
—Billy y Silver están en eso. Yo solo estorbaría.
—Pues acá también estás estorbando.
James cerró su libro con cuidado y luego vio a los ojos a Eleonor. Thomas supo que venía una discusión importante que terminaría en gritos, así que tal como la primera vez, se levantó. Entregó el trabajo terminado a Eleonor y salió de la mano con James, con la única diferencia, es que ahora, era Thomas, quien lo arrastraba de la mano.
No fueron a follar, sino que dieron un paseo a la playa de lo más romántico. James aprovechaba de besarlo ahí mismo frente a la inmensidad del mar, sin importarle que alguien los viera. Thomas sorprendido de dar esos besos a la luz del día y al aire libre frente a las personas, no dejaba de reír de la poca decencia de la isla, la cual encontraba perfecta. Perfecta para él.
—Me gusta esta impunidad, con las que dos personas del mismo sexo pueden actuar en un lugar público —reflexionó Thomas.
—Es agradable que no te miren feo o estar escondiéndote todo el tiempo —respondió James—. Creo que es el único lugar del mundo donde puedes hacerlo, aunque pensándolo bien, en Isla Tortuga también se puede.
—¿Quieres decir que en todas las sociedad piratas puedes hacerlo? —preguntó el chico sorprendido.
—¿"Sociedades Piratas"?
Flint rio con fuerza sobre el dicho del chico. Inclinó la cabeza hacia atrás y siguió, riendo con ganas. Hace mucho tiempo que no lo hacía, en verdad no recordaba la última vez de sentirse así tan pleno.
—¿Y cómo llamarías a esto? —dijo el chico un poco ofendido por la reacción del pirata.
—Sí, creo que "Sociedades Piratas" es buen término.
Los dos rieron con gusto, dejando que la suave brisa marina jugueteara con sus cabellos. El sol hacía brillar de dorado los cabellos rubios de Thomas, al mismo tiempo que provocaba un fuego vivo en los rojos de James. Las pecas de James resaltaban por todo su rostro, Thomas lo veía divertido, las pecas siempre las consideró adorables y divertidas.
—Me gustan tus pecas —dijo Thomas, tocando la punta de la nariz donde había un rebelde.
James aprovechó para atraparlo entre sus brazos.
—A mí me gustas tú —confesó James con una sonrisa, que luego se apagó cuando deseó besar los labios rojizos suaves.
James era tan fácil de leer para Thomas, que a veces se sentí un intruso. Thomas puso sus manos en las mejillas de James y bajó su cabeza hasta que sus frentes y nariz chocaron. Ya no estaban sonriendo, solo respiraban el momento. Una ola chocó a sus pies descalzos y los hizo temblar a los dos al mismo tiempo. La ola trajo un caracol marino, Thomas se sintió afortunado de tenerla. Podía escuchar el mar en su oído si la acercaba lo suficiente para ponerla ahí.
—¿Te gustan las caracolas? —pregunta James.
—Son misteriosas. Guardan el océano en su interior.
—Ya veo, eres un poeta.
Thomas pestañeó divertido, luego rio con gusto. James lo miró idiotizado. La brisa marina revoloteó los cabellos dorados del joven y James pensó lo perdido que estaba a esta altura de la situación. Mordió su labio inferior al sentir un dolor sin igual en su pecho. Solo pensar en la posibilidad de perder a Thomas, posibilidad muy factible por ser quien era, le provocaba un dolor tan grande. Lo único que pudo hacer en ese instante fue abrazarlo sin explicación. Thomas quedó extrañado con la acción del hombre. Supuso que lo llevaría a casa a tener sexo.
No se equivocó.
Las conexiones con tu pareja sexual son poco frecuentes. Flint lo sabía, pero lo experimentado con este hombre joven era diferente. James creía que estaba pasando por una de esas etapas extrañas de la vida, no entendible para nada. La forma como deseaba acariciarlo, no era lo que comúnmente hacía con otros. Thomas lo inspiraba de maneras nunca deseadas por él. El chico lo miraba con fascinación, en especial cuando tocaba sus cicatrices, "mapas de batallas marinas" dijo en una oportunidad.
Sumergirse dentro del chico era como una droga. No había necesitado tanto algo así antes con excepción del ron. El vaivén dentro de su cuerpo parecido al movimiento sensual del barco cuando surca las olas. Esto lo volvía loco, porque las caricias compartidas parecían tocar no solo su cuerpo. No podía explicarlo, la sensación era tan confusa. Lo tocó y lo folló con tranquilidad como absorbiendo todo lo que le podía darle ese chico, lo cual era mucho: quejidos, besos, caricias, lenguas, aprietes en zonas erógenas tanto internas como externas. Cada una de estas cosas con un significado oculto como libros de códigos secretos. Una experiencia tan mística, que parecía pertenecer a otra realidad.
Cuando terminaba la experiencia, siempre estaba agotado, pero feliz. A veces quedaban enrollados juntos y así dormían hasta el otro día. Thomas se levantaba temprano para ir a trabajar a la oficina de la señorita Guthrie.
Flint siempre pasó mayor tiempo en el mar, poco pasaba en Nassau a diferencia de los otros capitanes piratas. Por fin comprendió la razón de Vane de permanecer en tierra. Vane estaba enamorado de la Guthrie, todo el mundo lo sabía, pero el hecho de estar en Nassau por ella, no se le pasó por la cabeza, hasta ahora. Sentía lo mismo, o eso pensaba, por un momento quiso hablar con Vane sobre eso, después se sintió ridículo. Debía irse al mar lo antes posible. Buscó a Billy o a Silver para arreglar la salida. Los encontró en la taberna.
Decidieron volver al mar pronto. Flint salió entusiasmado con la idea de volver al mar, pero al salir de ahí, ya no se sentía tan bien y su ánimo decayó. Le dieron ganas de ver a Thomas. Quizás él estuviera en la oficina o en el muelle. Prefirió el muelle, porque en la oficina le llamarían la atención.
En el muelle lo encontró con mucha suerte para él. Le gustaba verlo en acción, se veía importante como si en realidad sabía lo que estaba haciendo. Lo disfrutó a una distancia moderada donde no podía verlo. El chico era hermoso por donde lo mirara, no había comparación con nadie de la isla y dudaba si en el mundo hubiera alguien parecido a él. Estaba con unos papeles en la mano y conversaba con uno de los hombres del capitán Vane.
Le encantaba cuando estaba luminoso a causa del sol de Nassau. De repente, una observación lo dejó pasmado. Fue al mercado, compró un sombrero, el menos piojoso que vio y lo llevó directo donde Thomas para ponerlo en su cabeza ante la mirada sorprendida de él y de todos alrededor.
—Eres demasiado blanco, el sol destruirá tu piel —explicó James.
—Oh, gracias.
Caminaron hacia la posada. Thomas debía entregar el reporte de puerto. Eleonor estuvo muy contenta con el trabajo de Thomas y como lo vio al lado de Flint, decidió darle el resto del día libre. Flint estaba lleno de felicidad, porque pasaría su tiempo con el chico exquisito.
Adoraba lamer el sudor del chico. Cuando lo hacía, parecía la brisa marina en el aire. Le gustaba, como todo lo que era, y ya era inherente de lo enamorado que estaba de él. Solo quería que Thomas también estuviera enamorado, aunque fuera un tanto imposible por las circunstancias de su primer encuentro.
—Thomas, eres tan hermoso.
—Tú también lo eres. Mira esas pecas en tus hombros.
Thomas comienza a acariciarlo, absorto, pero luego tocó los músculos de sus brazos. La sensación de exploración fue fascinante, en especial la mirada del chico. Una mirada de deseo, de placer, de complacencia muy deliciosa.
El pirata capturó su vista y la hizo que se fijara en sus ojos, mientras preparaba la entrada. Lo hizo con cuidado para durar un poco más. Luego, entró con igual cuidado, lo hizo para disfrutar cada centímetro en esa entrada. Al llegar al fondo dio dos empujes tipo golpecitos para profundizar. El chico se retorció de forma deliciosa.
Esa vez no pudo evitarlo y tuvo que abrazarlo durante todo el tiempo hasta el orgasmo. Estremecido hasta los cimientos de sus huesos al final del acto. No pudo evitar ser exagerado en el momento de la descarga. Quedó temblando en sus brazos y deseaba quedarse ahí por el resto de su vida. Estaba atrapado en sus propios sentimientos, sin vuelta atrás para su desgracia, con un chico que no le pertenecía en absoluto. Ni siquiera, manteniéndolo a su lado.
Lo abrazó por atrás para dormir junto a él de lado. Tenerlo de esa forma lo hacía sentir vivo y pleno. El descanso era superior cuando tenían a alguien a tu lado compartiendo tus sueños.
Flint comprendió que ese joven significaba su felicidad. Su corazón desbocado sin control, significaba que por fin, tendría a alguien especial en su vida. No se había dado cuenta de cuanto deseaba eso hasta ese día.
Los días eran completos cuando estaba al lado de Thomas y las escaramuzas eternas cuando estaba arriba del barco, deseando verlo. Por fin cuando llegaba a Nassau, James casi corría para estar con Thomas. Frente a la mirada divertida de su tripulación.
Todo era alegría y felicidad para Flint, hasta que aconteció algo terrible: una invasión inglesa.
Venían a reclamar Nassau como colonia. Eleonor llamó a consejo para buscar la forma de defenderse del ataque. Solo que al único que no invitaron fue a Flint.
—Debemos atacar o, tengo una idea mejor —dijo Eleonor.
—¿Cuál?
Teach supo lo que iba a decir la mujer y la miró con seriedad extrema. No le gustaba para nada la idea, porque significaba convertirse en enemigo jurado de Flint. Sin embargo, podría resultar o por lo menos distraer al enemigo para atacarlo por sorpresa.
Al salir de la reunión, todos estaban de acuerdo, Tech no tanto.
—Espero que sepas lo que haces. Flint no será tan fácil de atrapar como nos prometiste.
—Tendrá que ser suficiente. No podemos largarnos en batalla con Inglaterra. Nos superan en número. Si Flint no quiere ver eso, quizás Thomas lo haga.
—No apostaría todo al chico. Él viene huyendo. Es mejor que también nos preparemos para la pelea.
—Está bien, cuento contigo —finalizó Eleonor.
Esto no lo vino venir Flint. Los barcos llegaron al puerto de Nassau y con Tech debían poner un plan de pelea contra Inglaterra. Algo bastante inconcebible para la situación en que se encontraba la isla.
Por otro lado, Eleonor mandó a Thomas al fuerte con un recado para Hornigold. Debía esperar la respuesta de este y por eso el chico lo quedó mirando.
—Espera un momento —dijo el pirata.
Cuando volvió, venía con tres piratas fornidos que le dieron mal espina al chico y este trató de huir, pero aparecieron otros dos que le taparon el paso.
—Será mejor que nos acompañes, chico. No te haremos daño —dijo Hornigold.
Los hombres hicieron que Thomas caminara dentro del fuerte.
Flint no se enteró de nada de esto, porque estaba ocupado en preparar la llegada de los ingleses. Tech no le quitaba los ojos de encima y sabía lo que debía hacer, llegado el momento. Flint no sospechó nada hasta cuando quiso ver a Thomas una última vez, antes de entrar en batalla.
—No te preocupes por él, estará bien con la Guthrie —dijo Tech.
—Lo sé.
No hizo ningún ademán de renunciar a la idea y Tech volvió con excusas vanas, que picaron la curiosidad de Flint. Sin embargo, Tech al final dijo:
—Como quieras.
Y pareció olvidarse de él. Flint con las ganas de ver a Thomas, dejó las cosas encargadas a Gates y partió a la oficina de Eleonor.
—Está en el fuerte —informó Eleonor—. Lo mandé con un mensaje para el capitán Hornigold. Si gustas lo esperas o lo vas a buscar. Creo que demorará un poco en llegar, porque debe traerme respuesta y con esto de la batalla deben estar muy ocupados por allá.
Eleonor arreglaba unos papeles con apuro y apenas lo vio. Vio lo ocupada que estaba, además de tener prisa.
—Iré al fuerte.
Partió para allá y lo hicieron entrar. Había muchos hombres. Era normal si se estaban preparando para la guerra, porque como sea, le estaban declarando la guerra a la mismísima Inglaterra.
—Vengo por Thomas —dijo Flint sin más.
Un pirata asintió con la cabeza y lo guio hasta Hornigold. Ahí fue donde lo emboscaron. Flint trató de luchar, pero eran demasiados y lo apuntaban con muchas armas.
—¡Qué diablos significa esto! —gritó Flint.
—Tranquilo, quieres ver al chico, ¿no? —dijo Hornigold.
Flint sintió sus pies de plomo. El solo pensar que algo le había pasado a Thomas.
—¡Si le hiciste algo, te mataré! —amenazó Flint.
—El chico está bien y a salvo. Te llevaré con él, pero necesito que te pongas esto.
Eran grilletes.
—¡Quiero saber qué demonios está pasando! —exigió Flint.
—Te lo explicaré.
Momentos después, Flint era llevado encadenado a las mazmorras del fuerte.
—¿Y bien? Habla pronto —dijo siseando.
—Aquí.
Se detuvieron en una celda y la comenzaron a abrir. En eso apareció Thomas en la reja.
—¿James? ¿Qué pasa?
Flint fue hasta la reja y tomó sus manos.
—Dime, estás bien. Te lastimaron.
—No, nada, estoy bien, pero qué está pasando ¿Por qué hay tanto movimiento en el fuerte?
—¿No lo sabes?
El rostro de Thomas le dijo todo. Flint iba a decir algo, pero Hornigold le ordenó entrar en la celda junto con Thomas. Flint se resistió un poco, pero lo agarraron entre varios y lo lanzaron. Cayó en brazos del chico. Cerraron la celda a sus espaldas y Flint tuvo un horrible presentimiento.
—¿Qué harán con Thomas? —preguntó Flint.
Ni siquiera le importó lo que le harían a él, sabía que la cosa iba con el chico. Hornigold, ordenó a sus hombres dejarlos solos y este comenzó a hablar:
—Lo entregaremos como ofrenda de paz.
—¡No! ¡Estás loco! ¡Eso no servirá de nada!
—¿Qué pasa? ¿Quién viene? —preguntó Thomas.
Flint lo miró con pena y Thomas lo supo.
—Inglaterra, viene a colonizarnos.
La cara de horror de Thomas rivalizó con la de angustia de Flint.
—Pero… pero eso no tiene nada qué ver conmigo… yo… yo…
Flint pasó las cadenas por el cuerpo del chico, lo abrazó y este comenzó a temblar. Flint miró a Hornigold con furia.
—Esta fue idea de la perra esa ¿Qué pretende? ¿Cree que solo lo entregará y ellos olvidarán Nassau? —preguntó Flint.
—El chico es el amante del rey y el rey está desesperado, buscándolo ¿No crees que valdrá la pena el intento?
—¡Qué! —gritó Flint sin dar crédito a lo que le decían.
Sabía que el chico era un noble importante, pero de ahí a ser el amante del rey fue demasiado para su comprensión. Trató de pensar y no pudo.
Fin capítulo 7
