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Número 21 - Beso en una inseguridad

Se están besando. Deidara en el regazo de Obito, máscara y guantes tirados en el suelo mientras sus lenguas juegan entre sí. De la garganta de Obito escapa un jadeo, su mano va desde la rodilla de Deidara hasta su muslo. Su senpai gime mientras le acaricia el pecho, luego agarra el borde de su jersey negro y da un tirón hacia arriba.

—Espera.

Obito agarra las manos de Deidara y las aleja de él.

—¿Qué? —pregunta Deidara y Obito evita su mirada curiosa.

—Prefiero llevarlo puesto.

—¿Por qué, hm?

—Hace frío.

Deidara levanta una ceja.

—Es verano.

—Eh... —Obito intenta pensar en otra excusa—. ¿Te importa si me lo dejo puesto esta vez?

—Si es porque tienes más cicatrices, no me importa.

Obito niega con la cabeza.

—No es eso —dice Obito. Deidara sigue mirándolo—. Mi cuerpo no es normal.

—¿Quieres decir, como estas?

Deidara le muestra una de sus manos-bocas, con la lengua fuera. Obito intenta decidir si estar de acuerdo con él, pensar en otra excusa o disculparse por arruinar el momento, hasta que Deidara habla de nuevo.

—Estamos en Akatsuki. Lo raro es normal.

—Eso no significa que mis deformidades tengan que excitarte.

Deidara se baja de su regazo y se sienta a su lado.

—Nunca lo sabré hasta que me lo muestres, hm.

Hay un silencio incómodo. Obito se muerde el labio inferior, pensando que probablemente debería mostrárselo a Deidara. No se siente preparado, pero se pregunta si alguna vez lo estará.

—Está bien.

—¿Está seguro? —Dice Deidara—. Quiero decir, quiero verte pero no pareces convencido.

Obito acaricia la mejilla de Deidara, luego suspira.

—No puedo esconder esto de ti para siempre —responde Obito—. Pero preferiría que no hicieras ninguna pregunta. Al menos por ahora.

—Vale —responde Deidara—. Aunque ahora sólo tengo más ganas de saber que antes.

—Eres tan curioso, senpai.

Deidara le da una palmada en el hombro.

—Sé que debes estar nervioso si estás usando la voz de Tobi.

Obito siente que se sonroja. Respira hondo, agarra la parte inferior de su jersey y se lo pasa por la cabeza. Le toma unos segundos reunir el valor para mirar a Deidara.

—¿Qué rayos...? ¿Qué es esto? —pregunta Deidara, extendiendo la mano.

—Recuerda, preguntas no —dice Obito.

La mano de Deidara se detiene a unos centímetros de su piel.

—Al menos déjame tocar, hm.

Deidara acaricia su hombro derecho, donde la mancha blanca de células de Hashirama se une a su piel normal. Su mano baja por su pecho. Obito puede sentir su mano-lengua rozando su piel.

—¿Qué es ésto? —Murmura, casi un susurro—. Está caliente al tacto.

—Sí, suele estar más caliente que mi piel normal— responde Obito.

Deidara agarra su mano blanca como el papel. Obito juega con la boca de la mano y entrelaza sus dedos con los de Deidara.

—Es como si estuvieras hecho de arcilla.

Una cálida sensación se esparce por el pecho de Obito a la vez que sus labios se curvan ligeramente hacia arriba.

—Debí haber adivinado que te iba a gustar.

—Te preocupas demasiado, hm.

Deidara suelta su mano y se coloca a sus espaldas. Obito siente sus dedos recorriendo sus cervicales.

—Odio no poder hacer preguntas.

—No es una historia agradable —dice Obito—. Prefiero no recordar.

Obito siente un beso en su omóplato.

—A la mierda el pasado —dice Deidara y deja un rastro de besos por su espalda que le hace sonreír—. Haremos nuevas historias.

Obito asiente, fundiéndose en el repentino abrazo de Deidara.

—Trato hecho.