Exención de responsabilidad: no soy dueña de vampery academy ni de ningún libro de esta saga, todo es de la maravillosa Richelle Mead.

Solo me Divierto creando nuevos escenarios e historias.

Capitulo 6

Nos reunimos en el único restaurante de comida china en toda la corte para la cena, en mi camino muchas de las personas me reconocieron. Salude al que me saludo e ignore al que me veía y comenta por lo bajo. Cuando llegue al lugar acordado mis padres y Syd ya me esperaban. El viejo había reservado un privado para evitar las miradas indiscretas o al menos su mayoría. Me gusto la decoración del sitio, una mezcla entre la antigua arquitectura y ambientación asiática con lo mejor en muebles vanguardistas.

Todo seguía un patrón entre el negro y el beige.

Conversamos amenamente durante la cena, platicando sobre su estadía en la corte y mi última semana de viaje ya que fue la que menos estuvimos comunicados.

"¿Y bien que querías decirnos Syd?" cuestiona Abe mientras el mesero colocaba los postres frente a cada uno de nosotros.

Sentí sus nervios por el vínculo, le preocupaba lo que pudieran pensar mis padres al respecto.

Le di un pequeño apretón en la mano animándola y le envié oleadas de amor, seguridad y confianza por el vínculo.

Sydney, saco un portafolio de su maletín -que no me había dado cuenta traía- y se lo entrego al viejo. Él y mamá comenzaron a leerlo en silencio asintiendo para ellos mismos e intercambiando miradas como si pudieran comunicarse, como si tuvieran su propio vinculo mental. Syd, había pasado los últimos meses trabajando en el contenido de ese portafolio, allí estaba plasmada la iniciativa de empresa que se le había ocurrido.

Mi querida hermana había ido a la facultad de Ingeniería en Estambul y quería independizarse, se esforzó estudiando algo que amaba y ahora deseaba dedicarse a ello. Hace tres años nos había casi obligado a aceptar que trabajara conmigo como mi asistente, pero ella merecía cumplir sus sueños de la misma forma en que yo lo estaba haciendo. Su idea básicamente se basaba en abrir su propio taller de reparaciones para iniciar, pero más adelante planea fabricar los repuestos e incluso sus propios autos. Algo muy prometedor a futuro.

"¿Por qué no nos habían dicho que renunciaste?" cuestiono mi madre a la rubia después de terminar de leer el archivo, para ese entonces yo ya iba por mi tercer postre.

"Yo quería encontrar a alguien primero" dije evitando ahondar en el tema.

"¿Quién es tu asistente?"

"Uh… bueno… aun no tengo una, pero no se preocupen mi editor consiguió un remplazo que maneja todo por ahora desde la oficina, al menos, mientras conseguimos a alguien que pueda viajar y todo lo demás"-digo con un encogimiento de hombros- "Syd le ayuda con las cosas importantes" continuo al ver la duda en la cara del viejo – "Bueno ya- bufo- funciona para nosotras, por ahora"

"Estoy buscando a alguna moroi o dhampir, así no muere de un susto cuando algún strigoi salte sobre ella" dice la rubia llena de seguridad.

"O que no se aterrorice cuando vea a Rose de mal humor" se burla mi madre-

"Al menos no lo suficiente como para que renuncie".

"Buen punto querida"- sonríe mi padre- "Hija- dice él serio, refiriéndose a Syd- Es una gran propuesta. Puedo ver una gran y exitosa empresa en un futuro cercano, pero no te hare el préstamo" las palabras que comenzaron llenándonos de alegría terminaron dándonos un revés.

"Esto es un jodido mal chiste" me dio grito. Sydney me toma de la mano haciéndome sentar de nuevo. "Tienes que estar de broma. Mamá di algo" despotrico rápidamente.

"Calma Kiz"- regaña Abe un tanto divertido, yo no le veía lo divertido en ninguna parte- "Toma" dice dándole un sobre a Sydney- "Esta es la razón por la que no puedo hacerte el préstamo".

Muy lentamente -para mi gusto- ella abre el sobre y comienza leer los documentos del otro lado de la mesa sin permitirme saber lo que decía. Casi de inmediato comenzaron a inundarme un sin número de fuertes emociones las más rebosantes eran el amor y la felicidad infinita, sin mencionar la sorpresa. Decir que Syd, estaba sorprendida seria la blasfema más grande. Luche por mantener sus emociones y pensamientos a raya, pero eran demasiado fuertes y me tomaron desprevenida. Pronto me encontré leyendo el papel en mis manos- que digo, sus manos- solo alcance a leer un poco antes de que mis propias emociones me arrastraran a mi cuerpo Sydney Adele Hathaway Mazur, hija adoptiva de Janine Hathaway Lazar y Ibrahim Mazur Voda.

"AHHHH. NO PUEDE SER… NO PUEDO CREERLO" – grite una y otra vez mientras abrazaba a mis padres.

Los padres biológicos de Syd fueron alquimistas, pocos meses después de su nacimiento su madre entro en una depresión muy fuerte, pues ella no deseaba ser madre ya que su esposo había muerto en un ataque strigoi pocas semanas después de informarle su embarazo. Antes de su primer cumpleaños la mujer se suicidó dejándola sola. Sydney fue tomada baja el cuidado de los alquimistas y educada para ser una de ellos. Toda su vida había vivido en los centros de formación de aquella organización secreta hasta que obtuvo su primera misión en Vancouver.

Cuando se vino a vivir con nosotros a Turquía hace cinco años fue muy fácil

para nosotros amarla. Mis padres la han visto desde hace mucho como a una hija y ella nos ha demostrado tanto con hechos como con palabras que somos y que nos ama como a la familia que jamás tuvo. Tener este papel que lo hace oficial ante los ojos del mundo entero es sin duda la dicha más grande que hemos tenido en el último par de años. Esto significa demasiado para cada uno de nosotros.

"Di algo cariño" murmura mi mamá nerviosa apretando suavemente la mano de mi HERMANA.

"¿Cómo tendré que llamarte ahora?" -pregunta la rubia levanto por fin la vista de los documentos con las mejillas empapadas en lágrimas.

Janine, se arrodilla junto a ella "Puedes decirme como tú quieras, hija"- susurra mi madre tratando de contener el llanto.

"Mamá… -murmura probando la palabra en sus labios- Mamá, voy a llamarte mamá" – dice arrojándose en un apretado abrazo contra el pequeño cuerpo de mi madre. Sollozaron juntas durante un momento.

El viejo y yo permanecíamos de pie observándolas, él me rodeaba por los hombros manteniéndome contra su costado. Eran pocas las veces que se podía ver al duro Abe Mazur conmocionado hasta el punto de las lágrimas -me sobran dedos para contar las veces que yo lo he visto- me alegraba que este fuera uno de esos momentos.

"Gracias por esto baba" susurro contra su pecho abrazándolo fuertemente.

"Gracia a ti, Kiz" dice depositando un beso en mi corona.

Un carraspeo nos llamó la atención separándonos.

"Abe- comienza Syd- yo podre… ¿yo puedo? - Ella se encontraba muy nerviosa, sin poder ponerle coherencia a sus palabras.

Mi padre suavemente deposito un beso en mi frente se parándose de mi se dirigió hacia ella atrayéndola en un fuerte abrazo. "Puedes decirme papá, padre o el padre más sexy y genial del mundo. Como tú quieras, Kiz. Solo nada de viejo, tu hermana es la única niña mal educada e irrespetuosa"

"Hey, estoy aquí viejo" me queje. Haciendo que todos comenzáramos a reír.

"Es mi turno" reclamo interponiéndome entre ambos. "Es mi turno de abrazar a MI hermana" -no puedo evitar derramar más lágrimas.

Cuando pudimos contener el llanto – ahora entendía porque el viejo no quería miradas indiscretas- brindamos por el gran momento que estamos viviendo. Mis padres le dieron otro documento a Sydney donde detallaba el fideicomiso que ahora se encuentra a su nombre, siendo este parte de su nueva herencia. Me sentía muy orgullosa de mis padres al confirmar que están haciendo todo de la manera correcta, sin hacer ninguna diferencia entre ninguna de sus dos hijas, recibiendo mi hermana la misma cantidad de dinero y propiedades que yo. No fue fácil que aceptara, pero vamos aun Mazur nadie le dice que no. Ahora mi hermana no tendría la necesidad de hacer ningún préstamo, si ella quería con el dinero recibido podría comenzar su propia empresa. Prometimos mantener la gran noticia en secreto hasta dentro de dos días, cuando mi madre organizara una reunión con nuestros amigos más cercanos para hacerlo público.

Entre risas y copas el tiempo paso volando y tuvimos que separarnos. Mis padres ya estaban cansados y mi hermana -HERMANA, sería mi palabra favorita del mes, no me cansaría de decirlo- y yo tendríamos que cambiarnos para nuestro pequeño viaje con la pandilla. Estaba un poco achispada por el champagne, así que mi familia me dejo en el edificio en el que me estoy quedando, ellos se fueran a la casa de mis padres acá en la corte.

Casi tropiezo mientras salía del elevador, traía un poco de prisa pues ya casi eran las ocho y treinta, venia media hora tarde. Christian y Edie me matarían.

"Tarde, Hathaway" dice Ozera en cuanto paso por el umbral de mi habitación.

Les había dado una copia de la llave por si llegaban y yo no estaba, así no tendría que esperar a fuera como un par de niños sin hogar. Ambos miraban una película sentados en el enorme sofá.

"Lo siento chicos" digo sonriente mientras me acuesto sobre ambos, descansando mi cabeza en el regazo de Christian y mis pies en el de Eddie.

"Lo siento" vuelvo a disculparme sin borrar la sonrisa de mi rostro.

"¿Te estas disculpando?" cuestiona sorprendido el dhampir

"¿Rose Hathaway se está disculpando? ¿te estas disculpando con nosotros?" atiza Ozera

"Sip" sonrió haciendo estallar la p.

"No lo puedo creer"

"Ni yo, pensé que no viviría para ver este día- dramatiza Eddie- ¿Estás borracha?".

El moroi me mira con el ceño fruncido y husmea alrededor de mi cabeza. Los tres sabíamos que solo lo hacía por molestar, es obvio que con su avanzado olfato podía sentir mi aroma.

"Si. Sí lo está" -confirma el moroi.

"No estoy borracha- rio sin molestarme por sus burlas- bebí un par de copas y ya. Solo estoy muy, pero muy feliz".

"Entonces debes saber que puedo oler tu felicidad desde aquí"

"Estoy tan feliz que siento que hoy puedo perdonar cualquier cosa. Agradece Pyro o ya tendrías un ojo negro, por lo menos"

"Es bueno saberlo- suspira Eddie- iré directo al grano te demoraste y tenía hambre, entonces me he comido las últimas donas que te quedaban".

En cualquier otro momento podría haberlo golpeado, pero realmente estoy tan feliz. En honor a mi hermana la pacifista puedo perdonar cualquier cosa hoy.

Me reí por el terror tácito en su rostro. "Me compraras una caja más tarde, ahora me daré un baño rápido y ya vuelvo" – me alejé tomando la ropa que había dejado preparada antes de salir sobre el buró, pero antes los pude escuchar murmurar.

"Amigo, sorprendentemente vivirás para conocer a tu hijo"

"Desearía que la felicidad no se le acabe".

"Puedo oírlos" -grite cerrando la puerta del baño detrás de mí.

No olviden comentar...