CAPITULO EXTRA.
Frente al mar
Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen a mi si no a Masmi Kurumada, esto es sin ningún fin de lucro.
Género: Drama/ Romance
Personajes: Marín y Aioria
Narrado desde la perspectiva de Aioria.
He caminado muchos atardeceres a tu lado en esta playa vieja, pero jamás pensé que este seria el último sosteniendo tu mano. En esta playa bella toca hoy despedirnos, es aquí donde has decidido venir por última vez junto a mi, porque el final de nuestra historia ya está escrito y es aquí, donde todo comenzó, en el que decides concluirlo. Puedo ver el mar cristalino resbalando suave por la arena, regalándonos su tersa brisa fresca que nos hiela la piel al llegar y sentir su fría humedad al alcanzar la orilla mientras el tintineante sol a punto de morir nos pinta de dorado la piel. La soledad del lugar nos provoca cierta intimidad y la sinfonía del mar nos da la tranquilidad necesaria que nos permite calmar el corazón ante el inevitable final. Nos sentamos débilmente, las fuerzas se han ido y te abrazo entre mi cuello y pecho, percibiendo las cosquillas que tu cabello rojo hace en mis mejillas por la brisa. Me siento triste, deprimido, no puedo creer como ha pasado el tiempo tan rápido a tu lado y aun dándome miles de memorias a tu lado por recordar, sigo siendo tan egoísta como para querer retenerte aun más tiempo conmigo. Pero suspiro, sonrió al escucharte suspirar mi nombre con debilidad, llamando mi atención y te apego a mí, haciéndote mía una vez más antes que este maldito destino me suelte de tu mano.
Aquí, en esta bella playa, donde te vi a lo lejos por primera vez antes de presentarme formalmente contigo en el Coliseo, recogiendo peces como una niña inocente para comer junto a tu maestra, aquí donde veníamos cada tarde desde que nos hicimos amigos a refugiarnos de todo, del dolor, de la soledad, de las mismas heridas de la piel que se forjaban en cada entrenamiento y que el agua salada curaba hasta cicatrizar. Aquí donde te vi crecer y se dio el cambio de tu hermosa silueta convirtiéndote en una esplendida mujer, aquí donde celebramos que te asignaron un pupilo y que pasaríamos tardes enteras enseñándole a sobrevivir dentro del Santuario, aquí donde entendí que mis sentimientos por ti habían cambiado viendo como me enamoraban tus cabellos bailando al sol y que cada vez que te veía en peligro, herida y angustiada, surgía en mi una impetuosa necesidad de protegerte. Aquí donde por primera vez roce tus labios tras la batalla con Saga y donde me demostraste que preferías amarme antes que matarme porque tu corazón era mío. Aquí donde nuestros cuerpos en la oscuridad se fundieron siendo uno entre la marea, convirtiéndome en hombre por primera vez y que me hiciste experimentar el más exultante placer de tu mano. Aquí donde me despedía de ti antes de cada batalla y aferraba tu silueta a mí con la promesa de volver para estar siempre junto a ti. Aquí, solo aquí, donde ha significado tanto para nosotros, es donde me pides decir adiós.
No puedo evitar que mis ojos se empañen al oírte respirar al ritmo de las olas del mar y donde las memorias pasan una a una rápidamente. ¡Maldición!, daría lo que resta de mi vida para evitar todo esto, me siento tan impotente ante el tiempo, pues jamás me había dolido tanto el corazón tanto como lo hace ahora. Mis lagrimas mojan tu cabello y hombros, y me preguntas si estoy bien mientras trato de fingir que si haciéndome fuerzas de no sé donde para mantenerte tranquila.
Alzas tu mano y acaricias mi mejilla con sumo amor, mientras depositó un beso en tu frente y te miro bella, como la primera vez que vi tus preciosos zafiros tras tu máscara. No quiero perderte.
-Gracias por todo este tiempo juntos Aioria, me has hecho muy feliz.-sueltas mientras sonríes tratando de aguardar tu propio dolor y angustia.-Nunca podré agradecerte lo feliz que me hiciste.
Muerdo mis labios conteniéndome y te apreso mas a mí, envolviéndote en la pequeña manta que cubre tu figura. No puedo soportar tanta angustia, tanta desesperación, cada segundo se hace aun más eterno al saber que te vas. Te amo demasiado como para acortar esta despedida, te deseo mía hasta el último suspiro.
-No digas nada, sabes que siempre te ame, que te amo, que mi corazón y cuerpo te pertenecen enteros y que no importa a donde vayas, yo estaré contigo.-las lágrimas empañan mis ojos, y las quito bruscamente, buscando desesperadamente tu bella mirada. No quiero perderme ningún minuto más de ti antes que te vayas.
-¿Llegamos muy lejos, verdad?-dices con una sonrisa mientras miras el mar.-Quien diría que cumplirías tu promesa de volver tras el Hades y que me darías esta vida feliz a tu lado?-sonríes.-Lamento mucho que esta vez, seas tú quien tenga que quedarse aquí sin mi.
Es entonces cuando giras un poco y me regalas tu bella mirada de cielo, mientras tus mejillas rosadas iluminan tu nívea piel que poco a poco va apagando tus labios.
-¿Me recordaras cuando me vaya, mi amor?-pronuncias mientras una sonrisa tierna brota de mi entre lágrimas, buscando tu mano para unirla con la mía.
-¿Como olvidarte Marín, como lo hare si eres mi vida misma?, en cada pensamiento, en cada canción, en cada memoria, en cada latido estas tu, todo lo eres tú. –sonrió mientras beso tus manos frías.-Siempre fuiste tú mi amor. Nunca voy a olvidarte.
Suspiras, cada vez más suave y profundo mientras yo no puedo parar de mirar tus labios, esos labios que me han llenado de vida y sueños durante todos estos años.
-Estoy cansada, pronto me iré.-pronuncias suavemente mientras tocas mis mejillas limpiando mis lágrimas.-Te amo. Aioria, siempre te amaré, no importa donde vaya, siempre estaré contigo.
-Y yo contigo Marín, mi amada Marín…-pronunció con dificultad entre mis propias lágrimas que me ahogan.-No importa donde vayas, te buscaré y te encontrare en cualquier universo que estés, es una promesa, espera por mi amor, no tardaré en acompañarte pronto.
Tus ojos bellos se humedecen mientras sonríes, entregándome tu alma con esa mirada brillante y me pides un último beso antes de partir.
-Te amo tanto Aioria, te amo.
-Y yo a ti mi Marín, mi amada Marín, te amo.
Mis labios te atrapan, besando esos labios que me llevaron al paraíso durante toda mi vida, congelando el tiempo y me regalan el último suspiro de tu corazón. Beso tus labios con suma ternura y te abrazó a mi pecho, sintiendo como mi corazón se rompe en mil pedazos cuando tu cuerpo pierde su fuerza y se vuelve ligero cual pluma. Un nudo aprieta mi garganta al saber que ya no estás aquí y me fundo en tu figura como único consuelo. La vida se me ha ido sin ti.
-Nos vemos pronto amor, pronto estaré contigo, descansa.-suspiro mientras la brisa me hace saber que tu alma sigue aquí, acompañándome y me quedo pegado a ti mientras las olas calman mi melancólico corazón.
Entonces las memorias de nuestra vida comienzan a pasar lentamente y una a una me recuerdan lo feliz que fui contigo aun cuando tengo el alma hecha pedazos. Como olvidar cuando éramos un par de niños y yo rechazado por todos, tú fuiste la única que se atrevió a darme la mano y permanecer junto a mi, como olvidar esas tardes donde platicábamos sobre la incertidumbre del mundo y nuestro futuro como santos bajo los árboles del bosque, como olvidar cuando curamos nuestras heridas el uno al otro y lo incondicional que fuimos cuando crecimos, como olvidar esas tardes de risas en compañía de Seiya apenas siendo un niño y como nuestros corazones fueron cambiado nuestros sentimientos. Como olvidar aquel primer beso cuando me mostraste tu rostro y lo feliz que fui al saber que me amabas, como olvidar la alegría que era verte tras cada batalla, y el bello recuerdo de mi bienvenida tras mi resurrección después de mi batalla con Odín donde sabíamos fielmente que era el final. Después de eso, los años consecuentes fueron realmente hermosos. El tiempo pasó y cambio nuestros aspectos, hasta provoco en mi algunas canas, pero nada en nuestros corazones cambio. Siempre recordare aquel día cuando me llamaste loco al decirte que estaba decidido a dejar a Ikki como sucesor para Leo y que renunciaría a todo para vivir nuestros últimos años lejos del Santuario. Necio e impulsivo como era yo, renuncie a todo y te propuse ir a Japón y tu, sin dudar, me seguiste. Fue ahí donde, sin planearlo, concebimos a nuestro pequeño hijo y decidimos que tardaríamos algún tiempo para volver a Grecia. La vida citadina fue bella en aquella época, en nuestra pequeña casa cerca del mar donde pasábamos largas tardes o cada Navidad que pasábamos en el orfanato y más tarde en la casa Kido junto a Touma y Aioros. Jamás olvidaré aquel cumpleaños donde nuestro pequeño Leo le arranco los bigotes a su tío Pegaso mientras lo cargaba y Saori reía sirviendo el pastel. Realmente fue una buena vida. Los años cambiaron nuestros cuerpos, pintaron nuestras caras de marcas de edad y fuimos felices hasta que nos enteramos de que tu salud no estaba bien. Las tardes tomando té en el jardín en aquella silla que servía de hamaca y las noches observando la nieve caer desde la ventana estaban por finalizar. Y por más que cuide de ti, tú presentías el final, así que me pediste volver al Santuario a terminar. Y aquí estamos, ambos juntos, con esta bella vida llena de recuerdos a cuestas y tu soltando esta vida terrenal frente al mar para esperarme un tiempo más en los Elíseos.
-No tardare mi amor, no lo haré.-suspiró mientras te aferro a mí, regalanadote esta bella despedida por última vez frente al mar.-Espera por mi, mi bella Marin, pronto iré hasta ti.
Redacción e Idea: #LuMarin (Starlight Saint Lu)
