N/A: Este escrito me ha costado bastante, me he leído uno de los libros pendientes que tenía para poder realizarlo a la perfección.
Día 8: Poema
Versos bajo la puerta
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"Los libros te brindan el material suficiente para dejar correr el rio del pensamiento, en una sociedad donde esta autoimpuesta la ideología donde el pensar te hace infeliz, en un mundo donde todos están obligados a ser felices, todo el tiempo, la existencia vulgar de tales encuadernados con letras, estaba prohibido."
Sus ojos visualizaron la televisión sin prestar la atención requerida de aquel programa que entretenía a todo el mundo. La familia o como todos decían: su familia. Haciendo chistes o situaciones absurdas, sin nada más que la función del entretenimiento, de llenar tu mente. La gran pantalla que ocupaba el muro de la sala de estar. Prontamente instalarían la segunda pantalla para una mejor visibilidad.
La puerta se abrió y el sonido de la televisión estridente salió de su vivienda. La castaña sonrió exageradamente mientras veía a su esposo entrar a su casa, con la comida en las manos. Cenaron sin quitar la atención de la televisión. Una vez terminó la familia se recostaron en la grande cama de la recamara. Se puso los audífonos del radio auricular y escuchó aquel programa absurdo mientras Sasuke caía rendido entre sus sueños.
Esa era su vida, cada día, durante toda su vida que llevaban de casados.
Aquella vida que cada persona que conocía llevaba seguía al pie de la letra, como si estuviera escrita en un guion. Con cada una de sus acciones y palabras preestablecidas. Era la vida que todos soñaban con tener y tenía. Tenten miró detenidamente el techo oscuro de la habitación con las voces resonando en su oreja. Si eso era así...
¿Por qué sentía que le faltaba algo vital?
Cuando el cielo se aclaró, siguió la misma monotonía, Sasuke se fue sin mencionar palabra alguna, con un simple levantamiento de mano. Ella se aplastó en el sofá de la sala, siguiendo toda la programación que la televisión le brindaba. En algún momento su atención se distrajo levemente cuando vio algo deslizarse bajo la puerta. Extrañada esperó aquel sonido que indicaba que alguien había acudido a su casa, pero nada llegó. Luego de un par de segundos se levantó, caminando extrañada hasta la puerta.
Una hoja doblada reposaba en la alfombra cercana a la puerta, la contempló unos leves segundos, hasta que involuntariamente se inclinó para tomarla. No era día de correo y de ser así, debieron haberlo dejado en el buzón, por lo cual ¿Qué significaba eso? Curiosa ante esa incógnita desdobló la hoja y sus ojos castaños captaron el contenido de la hoja. La fuerza de sus piernas se perdió en la lejanía y cayó al suelo, soltando la hoja, alejándose de dicho objeto, como si el simple hecho de tocarla le quemara las manos. Un grito involuntario había salido de sus labios.
¿Por qué o como?
Miró aturdida a todos lados, escuchó el sonido de los bomberos resonar en la lejanía ¿acaso la habían descubierto? ¡Pero ella no tenía la culpa, no había hecho nada, solo leer una línea!
Se levantó como pudo de la alfombra que amortiguó levemente su caía y tomó aquel papel, estrujándolo entre sus manos. Se dirigió hacia el incinerador de la casa, lista para acabar con dicha evidencia antes de ser atrapada con algo tan comprometedor. La puerta de metal se abrió y Tenten acercó dicho papel al fuego.
Sin embargo, ella detuvo el avance.
Cerró la puerta y guiada por una fuerza que no conocía, deshizo la bola de papel. Sus ojos castaños recorrieron aquella pulcra caligrafía en el papel, leyendo cada uno de los versos.
Un poema.
Cuando la ultima palabra del verso entró a su mente, fue consciente de las lagrimas en sus ojos. Su corazón latiendo ante el sentimiento impreso en aquellas palabras que no significaban nada y que al verlo a primera vista eran letras unidas de forma forzada, sin ningún sentido. Sin embargo, Tenten las leyó una, y otra y otra vez. Hasta que su comprensión nada entrenada pudo tener un ápice de que querían decir.
La puerta de la entrada sonó, Tenten en la habitación presa de la adrenalina de ser encontrada con dicho papel, lo ocultó en la funda de su almohada. Recibió a su esposo con una sonrisa exagerada, como cada una de las veces.
El olor a petróleo perpetró el cuarto, mientras el Uchiha se deshacía de su vestimenta. Sasuke era un bombero y en un mundo donde las casas eran inframables, los bomberos tomaron otra función, la erradicación total de libros.
Los reportes llegaban a la estación, cuando una persona infraganti era descubierta con una colección o un único ejemplar en su domicilio. Ellos acudían a derramar el petróleo en toda la casa y prender un fosforo que consumía todo papel a su paso. Bibliotecas enteras habían ardido a manos de Sasuke y su equipo. Hasta viejos que se habían resistido a ser evacuados de su casa, ardiendo junto con su colección, por que preferían morir de esta forma a vivir en el mundo que el gobierno les había impuesto.
Tenten y mucho menos Sasuke, entendían dicho comportamiento.
Sucumbir en las llamas, quemándose vivos, era una muerte dolorosa que varios parecían dispuestos a pasar.
Ese día particularmente Sasuke parecía haber tenido muchos reportes, su rostro estaba lleno de hojin, por lo cual se metió al baño sin esperar más. El pulso de Tenten temblaba ante el hecho de ser descubierta y más por su esposo que no dudaba ni un segundo al incinerar nada que pasara en su camino.
Mientras comían observando la televisión, Tenten se le ocurrió soltar una palabra que recordaba del poema que había recibido, pensaba que por error.
―Sasuke ¿Dónde nos conocimos?
El mencionado volteó a verla, mirándola de forma penetrante, dura y reprendiendola por distraerlo de su programación.
Tenten había estado pensando al respecto, pero nada venía a su mente, como si él simplemente hubiera aparecido en su vida y se hubiesen casado al día siguiente. No recordaba nada memorable entre ambos. Aunque lo correcto era decir que no recordaba nada de su relación, ni lo más pequeño. En algún punto se habían enfrascado en esa monotonía absurda. No recordaba ni cuando fue la ultima vez que se habían besado.
Sasuke simplemente la ignoró y la velada transcurrió de la misma forma que todas las noches. Pero las incógnitas no desaparecieron de la cabeza castaña.
El poema bajo su puerta no fue un error ni mucho menos un suceso aislado. Las hojas comenzaron a deslizarse periódicamente bajo su puerta. Uno poema diferente cada vez, Tenten se estremecia en cada ocasión, saltaba al ver las letras en aquel pedazo de papel y en cada vez se acercaba al incinerador para deshacerse de dicha evidencia.
En cada ocasión se detenía en el ultimo momento y las releía hasta el cansancio, escuchando las letras cantando en su cabeza y provocando cosas inexplicables. Como si fueran un susurro en su alma.
Y en algún momento, luego de un largo tiempo, la castaña esperaba aquellas hojas con impaciencia, con gran anhelo, para deleitarse de esas palabras prohibidas. Frases, versos sobre nuestro alrededor, sobre el correr del agua, solo las hojas cayendo de los arboles y coloreando su alrededor de diferentes tonalidades, sobre el crecer de las plantas, sobre las flores más hermosas, coloridas y con sus largas espinas. Sobre el volar de las aves y los sonidos mundanos pero que tenían su propia melodía. Poemas que alegraban y excitaban su interior, o poemas que desgarraban sus entrañas por la añoranza, melancolía o la nostalgia más tangible que había escuchado. O mejor dicho, jamás antes escuchaba. Sobre las diferentes tonalidades del cielo y el sonido de la lluvia tocando el suelo. De las sensaciones que el cuerpo podía sentir, el roce de la lluvia en la piel, el césped picando en el cuerpo, la textura de los pétalos o el cantico de las aves. Y sobre todo de amor, de aquel puro, profundo, sencillo, doloroso, embriagante amor.
Las personas de ahora no pensaban, no añoraban, sentían melancolía, nostalgia, tristeza o el más puro amor. No sentía nada. Solo aquella falsa felicidad que les vendían en la televisión.
Cada uno de los poemas los ocultaba en la funda de su almohada, doblados con sumo cuidado para preservarlos. Por que eran lo más importante que tenía en ese mundo gris impuesto. Tenten comenzó a caminar por la calle, observando hasta el más mínimo detalle y con la perspectiva que cada uno de los poemas le había regalado.
La sensación del sol contra su piel y el viento despeinando su cabello suelto. En una de las ocasiones cuando la lluvia caía con fuerza y el programa de televisión más popular era transmitido, ella simplemente salió a su patio trasero y giró sobre si misma, sintiendo la gotas de agua estrellarse en su piel. Rio genuinamente como nunca antes lo había hecho. Abrió la boca sintiendo las gotas en la garganta.
Todo había adquirido un matiz nuevo, pero que solía ocultar para que nadie pudiera saber eso. Era un secreto que cargaría consigo. Si era descubierta...
En un día de aquellos salió a comprar un par de cosas básicas, esa noche había una programación especial, sus amigas irían a ver aquel programa que tanto les encantaba. Adquirió los artículos que necesitaba y regresó a la casa cortando el camino por el parque vacío en medio de la ciudad.
Un recuerdo vino a su cabeza, hace un par de meses, en ese sitio, había visto a un anciano intentando ocultar un libro entre su ropaje al verla. En esas situaciones, las personas debían hacer un aviso inmediato para tratar dicho problema. Por lo cual el anciano se le quedó viendo con el mayor terror en los ojos, por que sabía que había sido descuidado, confiándose que nadie transitaba ese parque a la hora en la cual "la familia" estaba en la televisión. Porque esa había sido una excepción, Tenten siempre estaba pegada a la televisión, no por que estuviera plenamente enganchada en el trama, sino simplemente por que eso esperaban de ella.
En esa ocasión vio el pánico evidente en los ojos del anciano, suplicando una clemencia silenciosa. Tenten dudó unos segundos y en un acto que no entendió el porqué, fingió que no había visto nada y le sonrió al anciano de forma un poco incomoda, como diciéndole: "Váyase ya" El hombre simplemente salió corriendo, sin aún creerse la situación.
Tenten pensó al respecto un día después, pero la programación de la televisión le hizo perder el hilo, por que estaba diseñada para eso, para no pensar.
Ahora mismo tomó asiento en una banca que estaba bajo un gran árbol frondoso y subió la mirada, observando la luz colándose por entre las hojas. El viento pasando por su frondosidad generando un sonido relajante. Los pájaros se escondían en todo el espesor y generaban una melodía en sintonía. Tenten cerró los ojos sintiendo ese conjunto de cosas por unos instantes. Al abrirlos dio un salto en su sitio un tanto exagerado al encontrar alguien a su lado sentado.
La estaba observando detenidamente, él pareció darse cuenta de tal brinco que apartó la mirada, observando algún punto enfrente. Tenten se removió en su sitio y decidió que ya era hora de marcharse. Uno por que no sabía cuanto tiempo había estado ahí y dos por que la presencia de aquel hombre era...extraña.
Se inclinó para levantarse al mismo tiempo que el hombre con cabellera larga abrió la boca y pronunció unas pocas palabras.
Palabras que paralizaron cada musculo de su cuerpo. Se quedó en su lugar y por impulso volteó el rostro por completo para visualizarlo. El miraba al frente con total tranquilidad y lentamente encontró su mirada castaña.
Unos ojos malva la atraparon a la par que sus labios se movían, liberando un puñado de palabras. Sintió como el aire escapaba de sus pulmones y la conmoción la aturdió a tal grado que su cuerpo no reaccionaba. Los labios masculinos siguieron moviéndose y en algún punto un sonido estridente la hizo perder la audición.
Se levantó impulsada por la adrenalina, lo miró aturdida, apretó los labios a la par que miraba alrededor para ver si alguien alrededor había escuchado eso. A pesar de que sabía que él había pronunciado aquello como un susurro de tal manera que solo ella pudiera escuchar. Intentó irse con la fuerza que sostenía sus piernas, pero se mantuvo clavada ahí. Con las mejillas pálidas y la mirada aterrada.
Él permanecía aún sentado, mirándola.
―¿Por qué?
Él de forma apacible levanto la ceja, en son de pregunta. Gesto que la castaña entendió.
― ¿Por qué me has enviado...eso? ― Fue incapaz de decir esa palabra.
El hombre con la cabellera larga atada en una coleta baja la invitó a sentarse. Ella realmente no quería estar tan cerca de ese hombre por las implicaciones que sus actos podrían causarle ¡Y si Sasuke hubiera encontrado esas notas! Podría ser apresada y el Uchiha sería el encargado. Ese miedo que la embriagaba al sujetar los papeles, eran por culpa de él. Su presencia la repelía, su instinto la incitaba a alejarse lo antes posible.
Pero algo en su interior, tal vez la curiosidad que se había desarrollado desde un tiempo al presente, obedeció ese gesto y se sentó a su lado.
―Sería mas pertinente conocer tus motivaciones para no exponer a aquel hombre, tiempo atrás.
Las memorias regresaron a su cabeza y se movió incomoda en su sitio. ¿Acaso él había estado ahí ese día? Era imposible, ella se había cerciorado que no hubiera nadie.
―No sé de qué hablas. ― Ella rehuyó de esa mirada interrogativa. ―Yo no vi nada. ―recitó aquella respuesta que tanto había ensayado en sus delirios de persecución.
Él pareció evaluar sus expresiones, facciones y la propia modulación de su voz. Aquellos orbes malva la estaban atravesando, como si pudiera leer sus pensamientos.
―No lo sé ― Soltó hipnotizada ante esas dos lunas y apretó los labios al hablar sin pensarlo. ― No sé porque lo hice.
El pareció estar analizando sus palabras y levantó la mirada viendo la luz entrar por las hojas, como Tenten unos momentos antes.
―Eres diferente ― Soltó el hombre enfrente suyo. ― Por eso lo envié.
Tenten se levantó lista para irse, confundida ante esa respuesta y la interpretación oculta de esas palabras. Diferente ¿a quién, al resto de la gente? No, ella hacía las mismas cosas que los demás, veía los programas que se le imponían, ella... ¿de verdad lo era? Caminó sin mirar atrás, intentando evitar pensar para buscar las interpretaciones de las cosas dichas, por que pensar te hacía infeliz y ella era muy feliz ¿no?
Sus amigas, Ino y Sakura, llegaron a su casa y parlotearon sobre el programa, sobre los actores y sobre las futuras programaciones. Las miró sintiéndose externa a todos eso. Las vio reir pero ella no pudo hacerlo. No encontró el entretenimiento ni el interés en esos programas...a fin de cuentas ella siempre terminaba fingiendo, forzando interés. No podía prestar total atención a la pantalla, no generaba nada en ella.
No como esos poemas que aquel hombre le había enviado, y como a partir de ellos su perspectiva sobre las cosas cambiaron y la apreciación de su entorno.
Las ideas rondaron por su cabeza, ella reía con sus amigas, hablaba con sus amigas de muchas cosas como los programas y... ¿las noticias? Su vida tranquila en casa y su relación con Sasuke. Sasuke, la persona que amaba. Entonces la simple idea del amor la abrumó. Se suponía que era algo intenso, incontrolable y profundo, que las miradas ardientes debían chocar y tu interior debía gritar en su presencia, ella sentía todo eso por Sasuke ¿no? Cuando él la buscaba por necesidad cada determinado tiempo y se unían, eso era amor, debía ser amor, eran un matrimonio repleto del más puro amor.
Por eso cuando sus amigas se retiraron y un cansado Sasuke llegó a su casa y se duchó rápidamente, quitando el hojin y el olor a petróleo, Tenten lo buscó rodeando su cuello y dándole un dulce beso, con la intensión de transmitir todo lo que lo quería. Él se quedo de piedra ante ese extraño comportamiento y la empujó ligeramente.
― ¿Sucedió algo? ― Era la primera vez que hablaba en una semana.
―No, solo me nació hacerlo, soy feliz a tu lado.
El Uchiha la observó con detenimiento unos segundos, con reprenda y con cierto recelo ante las palabras ante dichas.
―¿Por qué no serías feliz? ― Ella siguió el rumbo de sus pensamientos, porque todos eran feliz y nada podría ser de otra forma.
Tenten intentó hablar, pero Sasuke simplemente se deshizo de dicho contacto y se acostó en la cama, dándole la espalda. La castaña se quedó observando el techo mientras los pensamientos venía a su cabeza con rapidez. No recordaba donde había conocido a Sasuke, ni cuando y mucho menos habían tenido situaciones de amor como los poemas te mostraban, como la misma televisión. Su indiferencia, brusquedad y como la mandaba a callar cuando quería preguntar sobre como le había ido en el trabajo. Sasuke jamás quería hablar de nada con ella, nunca.
Jamás le había contado a nadie como se esforzaba por querer encajar en esa sociedad y como su propio esposo prefería la televisión o hacer horas extra en su trabajo. Aún cuando estaba enferma, el solía hacer turnos dobles en la estación de bomberos. Su vida realmente era la televisión y no había nada que la hiciera estremecer como esas pocas letras o aquel hombre en el parque.
Tenten sintió las lagrimas queriendo salir al contemplar su vida miserable enfrente de sus ojos y entendió que realmente no era feliz.
Las paginas con poemas no volvieron a deslizarse por su puerta durante un par de semanas. Al inicio agradeció tal acción por que el encuentro con dicho hombre había sido demasiado peligroso y quería alejarse de todo eso. Sin embargo, unos días después, andaba enfrente de la puerta con una vaga esperanza. Al ver que no llegaba la nota esperada, iba a su habitación y releía una y otra vez aquellas palabras. Impregnándose de todo lo que transmitía y logrando que su día a día fuera más tolerable. Su mirada se desviaba de la televisión en varias ocasiones con la esperanza de ver ese día la nota se deslizara por la puerta, sin éxito.
Un poco movida por la curiosidad, pero más que nada por la añoranza se dirigió al parque para ver si tenía algo de suerte de encontrar ese hombre. Aunque su interior se debatía entre regresar a su casa y encerrarse, una ligera parte necesitaba encontrarlo.
Lo vio sentado en la banca donde se habían visto la primera vez y tomó asiento junto a él, como si no se hubiera dado cuenta de su presencia. Él estaba con los ojos cerrados y no se inmutó al escucharla a su lado.
―Demoraste.
―¿Cómo sabes que soy yo? ― Preguntó al verlo aún con los ojos cerrados y sumido en una tranquilidad y silencio que solo ese lugar otorgaba.
―Por tus pisadas
Entonces él abrió los ojos, encontrándose con los de ella. El corazón de Tenten brincó al volver a ver ese par de perlas.
―Neji Hyuga ― Se presentó el hombre.
―Tenten Natto, pero supongo que eso ya lo sabías.
Neji Hyūga simplemente sonrió en respuesta, una curva torcida, ligera y sutil que deslizó una corriente caliente en el interior de la fémina.
Sus encuentros se volvieron recurrentes, en diferentes sitios sutiles y alejados para huir del ojo humano que vería incorrecto aquel intercambio de palabras durante tanto tiempo. La gente no hablaba más que de programas y de forma ligera.
Hablaron más que nada de los poemas que Neji le había mandado, sobre las interpretaciones de los versos, las rimas y sus orígenes. Cosas que Neji parecía tener una idea bastante acertada.
Con sutiles preguntas Neji originó los más mundanos y sencillos pensamientos en la mujer, hablando del sonido del arroyo bajo el puente donde se ocultaban, sus tonalidades favoritas en el cielo y sobre todo Tenten aprendió a disfrutar el silencio que existía entre ambos cuando simplemente se quedaban viendo alguna cosa en común. Por que él mismo no era muy hablador, solía hacer preguntas especificas por las cuales ella parloteaba y al estar de acuerdo, disfrutaban la presencia del otro.
Aunque lo que más disfrutaba Tenten es que el le recitara algún poema, con esa voz profunda, con sus ojos centellantes al decir cada una de las palabras y la intensidad de su imperdurable voz. Aquellos versos de más intenso amor, donde el solo un roce, caricia generaba los fuegos artificiales. Una mirada que derretía cualquier cosa y las añoranzas de las partidas. Tenten aguantaba la respiración en cada uno de esos momentos, en la espera de que la intensidad de las palabras perpetrase su interior.
Silencioso, reservado pero el Hyūga tenía la mente más interesante que había tenido el placer de conocer y unos ojos despiertos, inquisitivos e inteligentes. Disfrutaba con solo verlo y pensar que estaría aconteciendo en su cabeza en ese momento.
―Quisiera saber ¿Cómo sabes todos esos poemas? ― Soltó aquellas palabras, un día de esos ocultos en el arroyo, sintiendo como la última le hacía cosquillas en la garganta.
Pareció pensarlo durante un largo rato, talvez para saber si podía confiar en ella o posiblemente intentando acomodar las ideas en su cabeza.
―Nos llaman libros andantes. ― Ella se quedó sin crecerse esa revelación y en espera que prosiguiera. ― Existe gente que no acepta el estilo de vida en la cual la sociedad se ve obligada a seguir. Se oponen a ello y ante la idea de verse atrapados con libros en sus manos, memorizan algún libro de su elección. Yo elegí un libro recopilatorio de poemas.
Tenten no podía creerse dicha situación, pero ante los versos que le recitaba y como habían influenciado su vida, decidió hacerlo.
―Y esta gente...¿Dónde esta? Los que se oponen al sistema.
―En todos lados, infiltrados en la sociedad, fingiendo que siguen las reglas. Otros escaparon a los bosques, aquellos que no podían seguir en el sistema enfermo y precario en el cual nos encontramos.
―Y tú... ¿quieres escapar?
Neji simplemente asintió luego de unos segundos, alguien como él, con esa mente, era evidente que no podría estar ahí tanto tiempo. Tenten misma estaba enfermándose de las platicas vacías de sus amigas en la sala de estar y le costaba cada vez más fingir al respecto. El simple hecho de una vida diferente, un mundo de gente pensante la emocionó de sobremanera.
― ¿Por qué no lo has hecho?
Neji la observó durante un largo tiempo y luego simplemente fijó su atención a los peces pequeños que se movían bajo el arroyo. Tenten siguió su atención y permanecieron ahí hasta que ella debió retirarse con premura.
Cada vez que se encontraban, Neji le recitaba un nuevo poema. Esto primeramente había acontecido uno junto al otro, la primera vez que se vieron. Él con la vista fija en cualquier otra cosa y ella sentada a su lado escuchando. Pero esa dinámica comenzó a menguar conforme avanzaba el tiempo, las semanas y los meses. Tenten siempre solía acercarse más hasta el para poder escuchar mejor la voz queda del hombre diciendo unos versos que en un mundo diferente y en otra situación jamás esperaría escucharlo recitar un poema. En este punto, el disfrutaba de alguna forma hacerlo.
Tenten se acercaba y aguantaba la respiración mientras el recitaba. Esa fue su dinámica un tiempo, hasta que Neji comenzó a recitar aún mas bajo, en un susurro. La fémina se vio obligada a acercarse más, y un poco más.
Ese día el Hyūga simplemente le susurraba directamente en la oreja con los labios, mientras los versos eran dichos. Su aliento rozando su piel morena. Aquel día Tenten podía asegurar que Neji pudo escuchar los latidos desquiciados de su corazón al sentir el no-contacto que estaban teniendo. El hablando profundamente y tocándola sin hacerlo. Tenten sintió cada partícula de su cuerpo paralizarse, un estremecimiento llegando hasta su espina dorsal.
Justo ese día Neji recitaba el poema de amor más profundo, doloroso y eclipsante, sus miradas atrapándose y centellando con fuerza, como un choque estridente. Tenten fue consciente de aire pesado a su alrededor y como la mirada malva se perdía al contemplar sus labios rojos.
Sentía el calor en su rostro y no fue consciente al instante de que el poema había finalizado. Permanecieron ahí un instante que pareció eterno. Neji se debatía a si mismo, en su lugar. Sentía la electricidad entre ellos.
Hace un tiempo que Tenten había estado con pensamientos indebidos en su cabeza. Se encontraban frecuentemente pero cuando no estaba con él, su mente evocaba su recuerdo con cualquier estimulo. El cielo despejado, el aroma del rocío en la hierba, su caligrafía en el papel. Miraba al mismo Sasuke a su espalda y se deleitaba al pensar que podría tenerlo tan cerca, con la espalda descubierta o que estuviera al alcance de sus manos su cabellera. El color malva se lo recordaba con fuerza y aquel aroma natural que el mismo emanaba.
Justo ahora, Neji desapareció el espacio entre ellos tocando ligeramente los labios femeninos. Tenten sintió que todo su interior explotaba, el caos desatado sin control y sus labios hormigueando. Su corazón inició una carrera desquiciada y susurró en respuesta de tal acción. Sus labios se encontraron torpemente durante unos momentos hasta que Tenten profundizó el beso. Por que necesitaba sentirlo más, saborearlo.
En ese momento comprendió cada una de las palabras, frases y versos donde describían las sensaciones de amor, los susurros del alma y la sed de anhelo. Y ese algo que faltaba, se vio completado, la pieza en el rompecabezas incompleto que era su vida. Todo encajó.
El torrente de sentimientos desbordantes de ese momento era tan paralizante que solo atinó a seguir el paso que el Hyūga le imponía con delicadeza. Tenten jamás había sentido tanto que era imposible contenerlo, jamás había besado de tal forma y mucho menos nadie la había visto de la forma que solo Neji le dedicaba y transmitía en ese gesto.
Por lo cual cuando esa unión se rompió, ella rehuyó de su mirada, no podría volver a verlo. Neji tomó su barbilla y la levantó, obligándola a verlo. Tenten sintió las mejillas enrojecer aún más y lo vio sonreír gustoso. En un segundo su expresión cambió, a una más reservada.
―Ven conmigo.
Tenten dejó su vergüenza a un lado ante esas palabras, intentando determinar a que cosa en especifico se refería. Tal vez a su casa o a algún otro lado que quisiera enseñarle.
― ¿Dónde?
Neji Hyūga se quedó callado y le dedicó una mirada significativa. Los recuerdos vinieron de golpe, meses atrás, cuando ella le había preguntado por que no había huido de un sitio tan ruin como ese. Él simplemente se había quedado callado sin decir razón aparente. Ahora tenía sentido o posiblemente lo estaba malinterpretando.
¿La había estado esperando?
No podía ser, pero ese par de perlas en su rostro parecían confirmar sus sospechas. Sus pupilas dilatadas y atrapó su mano entre la suya. Tenten estaba conmocionada por la intensidad de sus sentimientos desde antes de conocerse como ahora. Sin embargo, no guardaba ninguna duda al respecto. Iría con él hasta el fin del mundo.
Por lo cual acordaron huir dentro de dos días, encontrándose en ese mismo sitio. El tiempo suficiente para arreglar las cosas pendientes. Por supuesto que Neji sabía que era casada y comprendía a la perfección que, si lo amaba, no hubiera accedido a verlo todo este tiempo.
Arribó a su hogar con la sonrisa más real que hubiera hecho en toda su vida y las mariposas revoloteando en su interior. Abrió la puerta y se detuvo de lleno al escuchar el sonido de la televisión. Se asustó levemente al comprender que Sasuke había llegado un tiempo antes que ella. Lo vio en la habitación, dándole la espalda.
―Sasuke, ahora sirvo la cena. ―Decidió actuar lo más normal posible, para no levantar sospechas en lo absoluto. Debía fingir lo suficiente, dos días más y no volvería a hacerlo jamás.
Preparó los platos en la mesa y los acercó al sofa, aunque cuando volvió a llamar a su esposo, no apareció a su lado. Regresó al cuarto y volvió a llamarlo, esperando una respuesta o que le dijera que se callara, como siempre que solía ser insistente.
―¿Sasuke? ― El no pareció responder a su décimo llamado. ―¡Sasuke! ― habló con fuerza.
El Uchiha reaccionó y dio la vuelta, encarando a su esposa. Prontamente Tenten cayó en cuenta en los papeles que tenía en la mano.
¡Por dios, no, maldita sea! Tenía las hojas que había estado guardando en la funda de su almohada en las manos. Encontró la mirada oscura encima suyo y el miedo la inundó. Se alejó del cuarto, hasta la sala de estar, Sasuke la siguió con decisión. Lanzó cada uno de los papeles al incinerador.
Las palabras no salían de la boca de Tenten, no se le ocurría alguna excusa o cosa que pudiera usar a su favor. Retrocedió hasta la puerta. Con una rapidez envidiable Sasuke acortó el espacio y acertó un golpe certero en su rostro, con una fuerza que la lanzó al suelo. Gimoteó en su lugar y vio el odio impregnado en los orbes ónix. Por que él era el mejor bombero de su unidad, el capitán y ella, su esposa, había manchado de tal forma su nombre.
Intentó moverse a la puerta, pero esta se abrió sin más. Visualizó una cabellera rubia y castaña en la entrada.
―¿Los has llamado? ― Sasuke no respondió aún cuando sus compañeros la sujetaron con fuerza, arrastrándola hacia afuera.
Iba a ser detenida, sus orbes captaron con atención, antes de ser sacada de la casa a la fuerza, como Sasuke quemaba con un lanzallamas la cama de la alcoba con rencor. Tenten comenzó a gritar e intentar oponerse. Los vecinos dejaron su programación habitual para asomarse ante el ruido.
―Vaya mujer que resultaste. ― Soltó el Uzumaki, dejándola caer en el suelo.
Esperaban a Sasuke, lo entendía. Seguramente él quería deshacerse personalmente de ella. Si caía en sus manos, estaría perdida. Por lo cual en un rápido movimiento se libró del agarra de ambos hombres, que la habían soltado cuando cayó al suelo. Corrió rápidamente, sintiendo como su vida dependía de la velocidad de sus piernas. Se adentró entre callejones sintiendo sus pulmones quemar y suplicar por un descanso. No podía ceder a ese impulso y más cuando escuchaba la sirena de los bomberos acercándose.
Miraba hacia atrás temerosa de ver el camión de los bomberos cuando se estrelló de lleno con alguien y cayó al suelo golpeando su trasero. Estaba perdida, la habían atrapado. Espero ver a Sasuke de pie enfrente suyo. Pero una mirada grande y oscura la recibió.
Intentó levantarse con rapidez, pero tal parecía que su pierna dolía como los mil demonios.
―Lee, tengo prisa, lo siento. ― Intentó alejarse del individuo, pero este la sujetó con fuerza.
¿Acaso había alertado a todos los vecinos sobre su pecado y cualquiera que la viera tenía la orden de retenerla? Intentó liberarse con más fuerza.
―Espera, Tenten, te llevaré con Neji. ― Se sorprendió al escuchar ese nombre y dejó de forcejear.
Recordó las palabras de aquel día donde supo de la existencia de los libros andantes: "Estan en todos lados, infiltrados" ¿acaso había tenido un libro andante de vecino durante tanto tiempo, sin saberlo? Antes de darse cuenta ya había sido adentrada a la casa de Rock Lee y él abría una compuerta en el piso. Tenten observó un túnel oscuro y levantó una ceja.
― Nos la hemos arreglado durante mucho tiempo, flor de primavera ―Siempre la llamaba de esa forma. ― Sigue este túnel y el te recogerá al salir.
―¿Cómo has sabido que necesitaba ayuda y como Neji se ha enterado?
―Tenten, vamos, tus gritos y forcejeos lo vieron todos los vecinos, hasta tus propias "amigas" que han vuelto a ver su estupido programa. ― Oh, había olvidado ese pequeño detalle. ― Además, están buscándote, tu rostro esta en la televisión. ― Lee señaló la pequeña televisión que estaba en un mueble viejo.
Sasuke estaba llegando a extremos que jamás consideró, quería atraparla y asegurarse de verla encarcelada por su crimen atroz. Podía verlo, fue evidente en sus ojos ónix impregnado del más puro odio, aquel que le dedicaba a los inmundos libros y a la gente que moría con ellos.
―Gracias, Lee. ― Fue adentrándose al túnel.
―Nos veremos pronto, Tenten.
Ella recorrió aquel túnel oscuro, sintiendo las débiles luces en el techo y escuchando cosas deslizarse por sus piernas. El sonido de las sirenas llegaba hasta ahí, estaban buscando en toda la ciudad, pronto soltarían a los sabuesos mecánicos y estaría perdida.
Vio unas escaleras luego de caminar por unos largos minutos, se maravilló de dicha estructura. ¿Cómo habían podido elaborar todo esto y el gobierno no haya dado con esto? No eran túneles que atravesaban toda la ciudad, pero podías moverte con libertad para no ser detectado. Subió lentamente con precaución y una mano la recibió, jalándola con fuerza. Sintió los brazos masculinos presionando su cuerpo y como acariciaba su cabello. Tenten sentía su cuerpo reaccionar a aquella caricia.
―Creo que se han adelantado los planes. ―Habló intentando aligerar el ambiente de ser perseguida por toda la ciudad.
Neji fijó su atención en el golpe en su rostro que ya debía estar rojo, intentó restarle importancia y ocultarlo con su cabello suelto. Pero sabía que era imposible. La ira estaba embriagando al Hyuga con fuerza.
―Ya no importa, estamos aquí, juntos.
Neji la tomó de la mano, habían salido en un callejón oscuro, en la periferia de la ciudad. El bosque se alzaba con imponencia enfrente suyo. Se adentraron rodeando los arboles en un camino imaginario, que posiblemente el sabía a la perfección, no podían tener rastro de su ubicación.
Escuchó el sonido de algo explotando a sus espaldas y sabía que habían soltado al sabueso. Neji le pasó una botella que aseguraba eliminaría su aroma para no ser rastreada.
―Todo estará bien. ― Sentenció muy seguro de si mismo.
Y Tenten le creyó, a pesar del caos a sus espaldas, si estaba con él, todo estaría bien.
Caminaron durante gran rato entre los arboles, bebiendo del agua que habían empaquetado y descansando cada determinado tiempo. Él sujetaba su mano con fuerza, como si tuviera tiempo de perderla y eso enterneció el corazón de Tenten. Lo vio rebuscando entre la mochila improvisada que se vio obligado a hacer mientras caminaban por el bosque. Entendía, por lo que le había dicho, que cuando la situación en su casa fue ruidosa, Lee, quien siempre tenía un ojo puesto en ella, le alertó de tal adbruto cambio de planes. Neji se movió con toda la rapidez posible y fue a encontrarla al sitio donde la vería. Por si si alguien más que el llegaba antes, estaban perdidos.
Al parecer el refugio estaba bastante adentrado y tenía que pasar dos pueblos pequeños. Al parecer eran bastante cuidadosos. Neji unas horas antes le comentaba que varios de ellos habían huido de la misma forma o que tuvieron que realizarse cambios estéticos por si alguna vez fuesen encontrados. Sin dejar rastro, esa era su convicción.
Neji le dio un gran libro entre las manos. Tente lo admiró detenidamente, hojeando su contenido. Jamás había tenido ningún libro entre sus manos. Leyó de forma rápida las primeras palabras y olfateo el olor a viejo que desprendía.
―¿Y esto es para...?―Preguntó, aunque tenía una vaga idea por su destino que significaba.
Neji sonrió ligeramente. Tenten leyó el título en la portada y sintió la textura de la pasta dura de aquel ejemplar. Estaba en perfectas condiciones y seguramente Neji tenía una biblioteca grande de la cual jamás le habló. Posiblemente en algún momento volvería para tomar las cosas que no pudo por aquella huida rápida o tal vez no.
―Bienvenida, Orgullo y prejuicio.
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Necesito que me digan que lo han disfrutado tanto como yo al escribirlo, se ha colocado entre mis favoritos.
Si les interesa el libro/pelicula se llama: Fahrenheit 451
Siento demorar en subir las actualizaciones, pero no he tenido internet. Espero que ya ahora me permita seguir en esta bonita actividad.
¡Saludos!
