Disclaimer: Hola soy Troy Mcclur, tal vez me recuerdes en películas como Nacidos de una leyenda, La debilidad y la culpa, entre otras. El día de hoy les presento un fic Helsa lemon. Así que la historia es de mi propiedad pero los queridos personajes no lo son.

Aviso: fanfic Helsa en su (casi) totalidad.

Advertencia: Contenido (casi) explícito.

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Era de noche, aparentemente sola, Elsa había decidido invitar a Hans a su casa para pasar un buen rato con él, sin embargo, el pelirrojo al llegar a la susodicha casa de la joven, prefirió pasar a jugar los videojuegos de la consola de Kristoff que dedicarle tiempo a Elsa.

Abrumada por la distracción que prefirió tener Hans y la evasión que le había dirigido, esa noche Elsa se resignó a caminar y en su lugar decidió sentarse y abrazar sus piernas en tanto veía a Hans, jugar Carl of duty.

Mientras se acurrucaba y protegía del frío, Hans la invitó a jugar en tanto se movía de lado a lado, presumiblemente para evitar que lo matarán en el juego – Mi gatita, ¿No te apetecería, pelear contra mí en este juegazo?–.

Aburrida y con fastidio, Elsa le respondió con un resoplido – No me gustan casi los videojuegos. Pon algo en la televisión, me llamaría más la atención ver a Alistair Krei haciendo el ridículo con sus inventos–.

Elsa miro para todos lados en tanto, esperaba que Hans terminará, sin embargo el pelirrojo no lo hizo.

Con una patada que le dio, le insistió que dejara de jugar – Eh, idiota. Estoy aburrida, deja de jugar los videojuegos de Kristoff, quieres y hazme caso…–.

Lo fue pateando una y otra vez, hasta que Hans la obedeció y al instante la encaró – ¡¿Cuál es tu problema, puta de mierda?!– molesto, recibió una respuesta para nada agradable, sino igual que su fortuita forma en que la encaró – Ninguno, pero me dejas aburrida y lo peor. Me ignoras porque prefieres jugar a esa mierda que hacerme caso–.

Molesto, Hans se levantó del sillón y sin más se puso enfrente de la joven blonda, en tanto le decía – ¿Quieres que te tome en cuenta…?–.

– Ve y obliga a alguien más a que te haga caso, porque yo no pienso cumplir tus caprichos…– agregó mientras la señalaba de manera autoritaria.

Sin más que hacer, Elsa lo empujó y al instante se paró enfrente de él, mientras le mostraba sus dientes como un depredador a su presa – Eres un patán… Fue un error haberte invitado a mi casa…–.

Furiosos ambos se empujaron mutuamente, una y otra vez, hasta que molesto por el comportamiento de la chica, Hans le demostró que el era el mejor, sin más que suficiente, la tomo de su cabello y la jalo de manera agresiva y brusca hasta las afueras de la casa.

Entre arañazos y poniendo su resistencia, intentando gritar y golpearlo, Elsa no logro conseguir quedarse en su propia casa, pues Hans la saco de la casa, como si ella no viviera ahí.

Siendo lanzada afuera de su propia casa, en un intento por volver, Hans le cerró la puerta en la cara y se burló de ella en tanto, Elsa le exigía que la dejara volver – ¡Déjame entrar!–.

Negándose, Hans le respondió desde adentro de la casa, en tanto sonreía y se burlaba de la joven – No hasta que Kristoff llegue y me diga que puedes entrar, mientras haré lo que quiera…–.

Ante la noticia de que haría lo que se le pegará la gana, Elsa se asustó mucho y al instante forcejeó la puerta para intentar volver a entrar, en tanto le gritaba de manera furiosa – ¡Maldito hijo de puta! Juro que cuando vengan mis padres, les voy a pedir que te echen a patadas de la casa–.

Intentando abrir la puerta, escucho el momento en que Hans había roto algo dentro de la casa.

Inevitablemente se quedó paralizada, luego de eso, intento derribar la puerta pero no lo consiguió.

– Quiero ver que lo intenten– le respondió Hans, que estando adentro de la casa uso un martillo para romper la mesa de vidrio de la sala del comedor.

Inicialmente Hans no haría nada de eso, pero tomando la decisión de vengarse, comenzó a hacer destrozos dentro de la casa.

– Cuando lleguen ellos, yo, ya me habré ido– agregó cuando lanzó el martillo contra la televisión que había usado para jugar los videojuegos de Kristoff.

– ¡Perro!– le gritó la joven ante lo que dijo.

Queriendo ver qué pasaba, se trepó al árbol más cercano a su casa y vio el momento en que Hans se salía con la suya.

El malvado pelirrojo uso el martillo para destruir la consola de videojuegos de Kristoff.

Rompió los platos y vasos de la cocina, asimismo uso un cuchillo para destruir los sillones de las salas.

Con un machete destruyó la pared de la sala principal.

Con una pelota, destruyó las lámparas de cada habitación.

Tomo algunos platos y los arrojó al suelo, rompiéndolos al instante.

Elsa al ver como Hans se había apropiado de su casa, la habían dejado paralizada.

Bajándose rápidamente del árbol, la chica intento nuevamente entrar a su casa, forzando la puerta pero siéndole inútil.

– Detente por favor– le rogó mientras poco a poco entraba en llanto.

En ese instante, Elsa se dio cuenta de que había sido un error haberlo invitado a su casa.

– No– le contestó Hans mientras esbozaba una sonrisa malvada y en tanto rompía una de las sillas de madera contra una de las paredes de la casa.

Aterrada, escuchaba como Hans se desquitaba con todo lo que estaba adentro de su casa.

– ¡Maldito! ¡Detente!– le exigió mientras aún intentaba entrar a la casa.

No haciéndole caso, Hans se empezó a carcajear.

Elsa intentando entrar, escucho a través de la puerta cerrada, como Hans caminaba hacia las escaleras de arriba.

Instantáneamente se dio cuenta de que el desquiciado pelirrojo se dirigía a su habitación y a la habitación de Kristoff.

Corriendo hasta el árbol, Elsa lo volvió a trepar y al instante vio como Hans usaba el martillo para destruir su televisión, su laptop y su celular sin ningún remordimiento.

Había sido una tonta al dejar su celular; sabía que no podría llamar a la policía para que detuvieran al malvado pelirrojo.

Observando como su hogar era destruido por dentro, comenzó a llorar más fuerte y más.

Creía que Hans era gentil, pero realmente tenía una idea equivocada sobre el malvado pelirrojo.

Después de que destruyó la habitación de Kristoff, Elsa vio como el pelirrojo se dirigía a la habitación de sus padres.

Observó como el pelirrojo entraba y al instante comenzaba a hacer destrozos sin siquiera dudarlo.

Vio como el cobrizo incluso robaba joyas de la mesita de noche y como rasgaba las finas sábanas que la cama tenía.

Era un monstruo el desquiciado pelirrojo.

Rendida, bajo del árbol y se dirigió hasta la entrada cerrada.

Habiendo llorado bastante, golpeó con desganes la puerta, pero el malvado ocupante ajeno, no respondió.

Desmotivada y continuando con sus golpes contra la puerta, se le prendió al instante el foco.

Ir al garaje y entrar por la puerta de este último.

Sabiendo que Hans había bloqueado la puerta principal y probablemente la puerta trasera, Elsa sabía que tal vez se le había olvidado al pelirrojo bloquear la puerta del garaje.

Por ello se dispuso a ir y a entrar por la puerta del garaje.

Lentamente tomo el pomulo de la puerta del garaje; la accionó pero al instante en que la abría, algo la sorprendió.

Al entrar algo la aterró y paralizó de manera repentina y horrible.

Al parecer Hans estaba ya en el garaje y adentro del auto que era de Kristoff.

Hans se había dado cuenta después de que había destruido la habitación de los padres de Elsa, que se le había olvidado bloquear la puerta del garaje, por ello bajo rápidamente al susodicho lugar y al saber que Elsa entraría al garaje, decidió el mismo pelirrojo entrar al auto estacionado de Kristoff, encenderlo y accionarlo.

Sin ningún remordimiento, Hans embistió a Elsa con el vehículo.

Atravesando el garaje y dejando a la pobre joven muy mal herida.

Hans salió triunfal del garaje y la casa de la pobre platinada.

Burlándose y mirando fijamente hacia adelante detuvo el coche y luego de eso, descendió de este para luego ir a ver a Elsa.

Casi muerta por el impacto, le dijo mientras la veía de manera cínica e inclinándose ligeramente – Discúlpame Elsa, pero te ves adorable…–.

No pudiendo contestarle, la chica estaba inconsciente.

Hans una vez que se reincorporó y después de haber visto a Elsa, camino de vuelta al coche de Kristoff.

Mientras se retiraba lentamente no paraba de burlarse.

Creyendo que se había salido con la suya.

Estando dentro del auto de Kristoff, encendió el motor.

Lo intento encender.

Y lo volvió a intentar, evidentemente, Hans mientras le pedía al auto que encendiera, el vehículo no respondió.

Intentando hacer que arrancará no lo consiguió y en esos innumerables intentos empezó a escuchar alarmas.

Esa alarmas no eran normales.

Eran la policía.

Ante los destrozos que hizo y el fuerte y tremendo golpe que hizo con el coche cuando esté estaba dentro del garaje, el mismo pelirrojo provocó que las casas aledañas llamarán a la policía, pues les había resultado sospechoso que la casa de la familia Anderson fuese muy ruidosa.

En efecto, la policía había sido alertada.

Hans aterrado ante la llamada de emergencia, salió despavorido del coche y al instante intento huir a pie, pero la policía en esos momentos en que había llegado, al instante en que lo vieron y avistaron, comenzaron a perseguirlo – Atención. El sospechoso se está dando a la fuga a pie. No lo pierdan de vista–.

Siendo acorralando, Hans levantó las manos en el aire y exclamó – No me disparen, no hice nada malo…–.

Autoritarios los agentes le ordenaron que se rindiera – ¡Ríndete, estás bajo arresto!–.

Perplejo y no dando cabida a lo que había sucedido, Hans fue arrestado al instante, pensaba que había sido Elsa quien había llamado a la policía, pero no fue así, además también sabía que recibiría una demanda gigantesca en su contra.

Cuando los agentes de la ley inspeccionaron la propiedad, se encontraron con la joven platinada, la cual estaba muy mal herida.

Golpeada brutalmente por el fuerte impacto del auto y con algunos huesos rotos.

De milagro sobrevivió, siendo al instante llevada a un hospital.

Las autoridades con total profesionalismo, llamaron a los padres de Elsa.

En el hospital les notificaron y les informaron de lo que Hans había hecho.

E incluso les dijeron que debían presentar la denuncia, siendo esto último hecho.

En efecto, Hans estaría en la cárcel por un largo tiempo.

Siendo las demandas por destruir propiedad ajena, robo dentro de la misma y lo peor que se le ocurrió: intento de asesinato y por haber dejado casi en silla de ruedas a la pobre chica.

Hans desde prisión culpaba a la joven blonda, pero no fue ella quien lo mando ahí, sino la gente que conocía a la familia de la chica.

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Notas del autor:

Hola lector nuevamente.

¡Has caído!

¿Creíste que esté fic era lemon? Pues ligeramente te engañé, je je…

Vayamos por partes.

Primero: originalmente en este fic, Hans y Elsa harían el delicioso mientras Hans estaba jugando videojuegos, pero al final literalmente sentí que era como leer un fanfic similar al de las otras autoras. No es que haya estado mal hacer un fic lemon Helsa pero me aburrí.

Segundo: otra idea era que Jack Frost sería el personaje del fic, pero este lo estoy resguardando para otro fic.

Tercero y último: Como inspiración, me inspire en fics Helsa, en específico en Mi amada obsesión y en 30 días de posibilidades, solo en sus fanfics lemon. La idea de que Hans atropelle, embista y casi mate a Elsa viene del GTA 3, el cual al atropellar a un peatón o NPC, estos crujen sus huesos como si se aplastaran tomates, resultándome personalmente algo divertido y chistoso.

Y bueno creo que es todo, dentro de poco les traeré más.

Nos leemos pronto.

Hasta pronto.