PRIMERO: PERDÓN PERDÓN PERDÓN PERDÓN POR EL ATRASO! Especialmente luego de un parón. Han sido un par de semanas demasiado difíciles, ocupadas, con movimiento y cosas que de verdad me mantuvieron demasiado lejos de los fics. Especialmente ayer, que por motivos familiares y de las famosas elecciones tuve que viajar. Lo bueno es que logré terminar este capítulo, lo malo es que lo terminé demasiado tarde. Es por eso que vengo a publicarlo recién ahora. De Amor Prohibido no tengo nada, así que es muy probable que también me atrase.

SEGUNDO: Desde nuestra última aparición pasaron muchas cosas en Colombia. El abuso policial y la violación a los DDHH se han hecho cruel y sanguinaria. Lamentamos profundamente lo que está sucediendo con el pueblo colombiano, y esperamos de todo corazón que esta represión termine pronto y puedan acabar con todos los problemas que aquejan al país.

TERCERO: Mientras tanto, al otro lado del mundo, comenzó el bombardeo entre Palestina e Israel. Independiente de quién tenga la culpa y de las causas, al final del día las únicas víctimas son las personas comunes y corrientes que tuvieron la desdicha de nacer/vivir en aquella parte del mundo. Esperamos de todo corazón que estos ataques terminen y lleguen a un acuerdo de manera civilizada.

CUARTO: ¡Levántate papito! Mientras tanto en Chile continúan las elecciones XXL. Si eres chileno y no has ido a votar. ¡Aún queda tiempo! Tienes la oportunidad de acudir a tu local de votación esta tarde. Infórmese bien de sus candidatos, no olvide su lápiz azul ni su mascarilla (ni su carnet), y aproveche esta oportunidad única de escoger a los constituyentes que por fin cambiarán esta Constitución.


Polidrama - Capítulo 7

-¡Es un honor tenerte de vuelta, querida!

Una hormiga de alrededor de un metro de estatura saludaba a Fiona desde su acolchado asiento con enorme espalda de su escritorio.

-Muchas gracias, señor Garamond –respondió la aludida desde su asiento al otro lado del escritorio de caoba.

Ambos se encontraban en una oficina totalmente iluminada gracias a los ventanales que el jefe del canal ATTV tenía en su espalda. La vista a través de ellos no era muy interesante: solo eran los tejados y azoteas de otros edificios. El lugar era amplio y adornado con helechos en los rincones. Las paredes pintadas de azul cielo estaban cubiertas de diplomas, noticias enmarcadas y algunas fotos tanto de la hormiga en soledad como en compañía de su madre. Herman Garamond la observaba con determinación y una sonrisa de satisfacción, mientras entrecruzaba los dedos de sus dos manos delanteras mientras tenía los codos sobre el escritorio. Vestía un traje azul marino con una camisa blanca y corbata a rayas diagonales blancas con negras.

-¿Y cuéntame? ¿Cómo estuvo la guerra? ¿Muchos muertos? ¿Heridos? ¿Cómo terminó? –consultó la hormiga con interés.

-Técnicamente no ha terminado –respondió la chica-. Quedó en una tensa tregua luego de que los enanitos verdes pudieran controlar el poder de leer la mente. A partir de entonces todo regresó a la normalidad hasta que uno de los bandos descubra la manera de evitar que les lean la mente. Como sabía que daba para rato, aproveché de regresar.

-¡Vaya! –exclamó Herman echándose para atrás-. ¿Y piensas regresar a ver el emocionante final?

-¡Esa guerra da por lo menos para el resto del siglo veintiuno! –exclamó-. ¡Qué vaya otro!

-Bien, bien –respondió el señor Garamond reclinándose sobre su asiento con una sonrisa-. Por lo pronto me alegra bastante tenerte aquí. Tengo muchos planes para el canal y necesito a alguien capacitado para que me ayude –agregó poniéndose de pie y paseándose por la oficina.

-Créeme, necesito a alguien con experiencia, que tenga calle, que tenga mundo –prosiguió mientras que a Fiona lo seguía con la mirada-. Necesito a alguien como tú –agregó volteándose hacia ella.

-¡No se preocupe! –exclamó decidida-. Cualquier cosa que necesite, puede contar conmigo.

-¡Primera tarea! –anunció Herman regresando a su asiento-. Pronto se viene el Festival de Anasatero, y necesitamos cubrir el evento.

-¡Verdad! –exclamó sorprendida-. En estos días se celebra el aniversario de la fundación de Anasatero. ¿Ha dicho algo el pato? ¿Aún sigue de alcalde?

-¡Pero claro que sigue de alcalde! ¡Todo el mundo lo quiere! –exclamó la hormiga sacando un habano de un cajón junto a su escritorio-. Aún no ha adelantado nada, porque aún falta como un mes para la celebración, pero ya sabes, la gente agarra el espíritu de las fiestas con mucha antelación.

-Me imagino –contestó Fiona-, se vienen muchas ceremonias de importancia antes de la semana, como la obra de teatro, la cena con el pueblo, la feria campestre.

-¡Exacto! –exclamó el señor Garamond lanzando lejos el cerillo con el que recientemente había encendido el habano-. Por lo pronto, necesitamos llenar la pantalla con el espíritu del pato. ¡Reportajes! ¡Películas! ¡Entrevistas! ¡Comerciales! ¡Hasta la carta de ajuste debe tener patos!

-Realmente extrañaba estas fiestas –respondió Fiona con una sonrisa nostálgica-. En Chile la guerra no daba tregua ni para Navidad.

-¿Qué tal si te doy unas vacaciones por unos días? –le preguntó su jefe tras lanzar su primera bocanada de humo-, lo digo para que te aproveches de poner al tanto de la vida en la ciudad. No lo sé, familia, amigos, conocidos, colegas. ¡El día a día en la calle! Las fiestas no empezarán de inmediato.

-La verdad me gustaría comenzar trabajando a medio tiempo –respondió la chica-. Así podré ponerme al tanto de todo más rápidamente.

-¡Excelente! –aceptó alegre-. Entonces está decidido. Te harás cargo del noticiero del mediodía a partir del lunes.

La hormiga extendió su mano, y Fiona la estrechó con convicción.

Durante el almuerzo, nuevamente Millie y Franco se reunieron en la entrada del edificio en donde trabajaban, dispuestos a encontrar un nuevo lugar en donde almorzar. Aterrizaron en un restaurante de comida china atendido por un enorme gato gordo que parecía tener ocho pares de brazos atendiendo todas las solicitudes.

-¡El sushi de tempura está delicioso! –exclamó Franco mientras masticaba.

-Yang fue el que me comentó de este lugar –respondió Millie intentando comer fideos con palillos.

-Pues sí le sabe –respondió el chico con una sonrisa-. Por cierto, ¿cómo va todo en casa?

-El sábado quedamos de ir a su casa a conocer a su familia –respondió Millie dejando de lado su infructuosa tarea con los palillos.

-¿Entonces eso va en serio? –cuestionó el chico.

-No lo sé –respondió Millie-, también va Leni, así que no sé qué tan serio puede ser.

-¿También va Leni? –preguntó capturado por la sorpresa.

-Sí –afirmó Millie mirando pasar la gente por su costado.

-Pero, ¿qué sabes de la familia de Yang? ¿Crees que te reciban bien? –preguntó Franco atrapado por la curiosidad.

-Bueno, tiene a su papá y una hermana –respondió mientras recababa la mayor cantidad de información de su memoria-. Los conocí el día del accidente de Coop. Su padre parece ser agradable. Al menos él fue quien le encontró la solución a todo el problema.

-Ajá –respondió Franco mientras devoraba otra pieza de sushi.

-Espero no tener problemas con él –concluyó la chica.

-Me dijiste que fue su hermana quien le pegó a tu hermano –recordó el chico.

-A sí, ella –se acordó Millie con hastío-. Es insoportable.

Franco levantó la vista de su plato con curiosidad.

-Se nota que es demasiado confrontacional –comentó Millie cruzándose de brazos-. En el fondo no me gustaría volver a toparme con ella.

-¿Pero va a estar el sábado? –preguntó el chico.

-Es muy probable –contestó mirando sus pies.

-Dijo que iría a la casa de su novio este sábado –escuchó la chica una voz cercana.

Aquella voz le pareció familiar a Millie. La chica inmediatamente levantó la vista, dándoles una rápida mirada a todos los comensales. Justo en la mesa detrás de su amigo pudo ver a Lorn recién arribando. Harley lo esperaba dándole la espalda a Franco.

-Entonces parece que esto va en serio –comentó el recién llegado bebiendo del vaso con jugo de su hermano.

-Si Coop se enterara –respondió Harley entre risas.

-Por cierto, no le dijiste nada a Coop, ¿cierto? –el tono serio y aprensivo de Lorn detuvo en seco tanto a su hermano como a Millie, quien estaba dispuesta a ponerse de pie y dirigirse hacia ellos. Tenía un tema pendiente con el parcito.

-¿Ocurre algo? –le preguntó Franco ante la extraña actitud de su amiga.

-Quédate quieto y no te muevas –le ordenó en voz baja.

El chico comenzó a sudar frío. Imaginaba que tenía una araña en el hombro que ella le había visto. Estaba que preguntaba si era venenosa, pero temía que terminara por tragársela al abrir la boca.

-Tienes una suerte increíble de que no le haya dicho nada –contestó Harley mientras jugueteaba con una colita de camarón con unos palillos-. Dennis no me contestó en todo el día y el teléfono de Millie lo contestó una tal Leni.

-¿Cómo te atreves? –exclamó Lorn golpeándose la palma con la cara-. ¿Acaso quieres ver el mundo arder?

Al mismo tiempo Millie comenzó a revisar su cartera. Le había llamado la atención que le hubieran dicho que su teléfono fue contestado por Leni. Efectivamente, confirmó que había tomado el teléfono equivocado. Entre sus manos se encontraba el Samsung Galaxy S21 de Leni. Franco había congelado hasta su respiración. Estaba imaginando qué clase de arma homicida estaba buscando para acabar con el peligroso monstruo silencioso que lo acechaba.

-Pero al menos pude hablar un poco con Fiona –aclaró Harley triunfante-. Lina también estaba allí, y pensé que te vería en el canal.

-Estaba ocupado –explicó Lorn-. Ahora dime, ¿cómo está?, ¿cómo le fue en Chile?

Tras oír aquel nombre, Millie quedó congelada con el celular en una mano y sujetando su cartera con la otra. La presencia de Fiona en su vida y en la de su familia se había convertido en sinónimo de mal presagio. Cuando por fin se fue del país, sintió que un problema se había terminado. No creyó que el tiempo pasara tan rápido y que la tuvieran de vuelta en la ciudad. Ya podía imaginar la reacción de Coop al enterarse que su ex novia se encontraba de regreso. Lo peor, según ella, sería la reacción decepcionante de su padre. Al menos con eso olvidaría su propia relación poliamorosa. ¿Quién de los dos estaba peor? Quería armarse de esperanzas que le dijeran que Coop estaba peor.

-Se siente feliz –respondió Harley-. El jefe poco menos la quiere como segunda al mando, mientras, nos contó una serie de cosas raras que encontró en chile. ¿Sabías tú que ellos hicieron su propio tipo de pan y que tiene por lo menos tres nombres distintos?

-¿Y se consiguió algún novio por allá? –preguntó su hermano con interés apoyando un codo sobre la mesa.

-Tú sabes bien que ella jamás responderá eso con total honestidad –respondió cruzándose de brazos.

-Capaz que ya ni se acuerde de Coop –comentó Lorn.

Estaban tan inmersos en su conversación, que se habían olvidado del mundo. Un carraspeo rompió la burbuja, espantándolos ante la presencia de Millie. La chica se encontraba al lado de Harley, a tan solo un par de centímetros del chico. Al notarlo, Harley dio un salto de espanto que lo tiró de la silla. Su hermano retrocedió despavorido, chocando con un señor con su espalda, tirándole un poco del café que se estaba bebiendo. El sujeto le regaló una mirada iracunda antes de cambiarse de mesa.

-¡M-mi-mi-millie! –exclamó Lorn nervioso apenas logrando recomponer la compostura-. ¡Q-q-que sorpresa!

-Sí, vaya sorpresa –respondió la chica con sarcasmo cruzándose de brazos-. Así que regresó Fiona, ¿eh?

Los dos hermanos se miraron entre ellos, intentando ponerse de acuerdo por telepatía.

-Sí, regresó esta mañana –contestó Harley poniéndose de pie y ganándose una mirada de desaprobación de parte de su hermano-. Está arrendando un departamento en el edificio Departamental.

-¡¿Qué?! –exclamó sorprendida-. ¿Estás seguro que fue en el edificio Departamental?

A este punto Franco se atrevió a voltear, encontrándose con los chicos con la mirada. Se sentía perdido en medio de aquella nueva conversación.

-Bueno, ese sector tiene muchos edificios –contestó Harley limpiándose el polvo.

-¿Pero te dio más detalles? –se apresuró Millie en preguntar-. ¿En qué piso por ejemplo?

-¿Qué? ¿Acaso piensas hacerle una visita? –bromeó Lorn socarrón.

Millie simplemente se acercó al chico con una mirada asesina, obligándolo a arrepentirse de haber nacido.

-Les recuerdo que ustedes y yo tenemos un asunto pendiente –les advirtió-. Por culpa de ustedes dos es que tengo problemas con mi familia.

-¡A mí no me mires! –se defendió Lorn con desesperación-. ¡Fue Harley quien habló! –agregó apuntando a su hermano.

-¡Yo no me esperaba esa reacción de Coop! –se defendió el chico-. ¿Cuántas cervezas se habría tomado antes de que llegáramos? ¿Veinte?

-¡Sí! –agregó su hermano-. ¡Todo es culpa del chico gato!

-¡Escúchenme bien! –intervino Millie deteniendo la perorata-. No me importa quién haya empezado y qué tan borracho estuviera Coop. Solo les voy a pedir una cosa –amenazó-, y si no la cumplen, les va a ir muy mal.

Ambos hermanos se miraron entre ellos, cuestionándose internamente sobre qué querría Millie ahora.

-No le van a decir nada a Coop sobre Fiona –ordenó.

Ambos chicos volvieron a mirarse entre ellos. Harley tomó la palabra:

-Pero Coop se va a enterar algún día, ¿no?

-Pero ustedes no tendrán nada que ver con eso, ¿verdad? –le increpó con una mirada desafiante.

-Sí, claro –respondió nervioso agitando la cabeza a mil por hora.

Millie les sonrió de vuelta con satisfacción.

Franco observó la escena en silencio, sumando cada vez más interrogantes por intervención. Vio como Millie regresó a su asiento y volvió a su imposible tarea de agarrar arroz con los palillos. Lorn y Harley se quedaron estáticos, mirándose entre ellos, intentando procesar la petición de Millie. La chica intentaba distraerse con los palillos mientras que en el fondo sentía que la vida le estaba cargando más problemas que tratar.

-Disculpa mi ignorancia, pero, ¿quién es Fiona? –preguntó Franco una vez afuera del restaurante.

Ambos cruzaban un camino de tierra en medio de un parque como un atajo de regreso al trabajo. Millie observaba los aromos distraídamente, como una forma de ocultar aquel nuevo problema a su amigo. Ocultarlo hasta por lo menos encontrar las palabras que resumieran lo mejor posible todo el contexto.

Millie lo observó repentinamente. Intentaba conectarse con el tema presentado con su amigo. Franco le regaló una sonrisa con la mirada.

-Bueno, en pocas palabras, te puedo decir que es la ex novia de mi hermano –respondió regresando al vista al frente.

-Vaya, igual tengo la impresión de que fue una relación un poco conflictiva, ¿o me equivoco? –preguntó Franco intentando sonar lo más delicado que podía.

Tras un suspiro, Millie contestó:

-Terminaron mal –respondió escuetamente.

Continuaron caminando en silencio. Franco no se atrevía a lanzar otra pregunta, a pesar de que la curiosidad lo tenía atrapado. Millie en cambio intentaba ordenar sus ideas. Pensaba que contarle a Franco le serviría como una forma de fragmentar este problema.

-Fueron novios desde prácticamente la infancia o algo así –dijo rompiendo el silencio-. La verdad nunca me he relacionado mucho con ella. Era tan antipática como Coop, así que tenía sentido que terminaran congeniando. Lo que terminó por arruinar todo fue que ella lo engañó.

-¡Vaya! Eso sí que es terrible –comentó Franco sin perder de vista las reacciones de la chica.

-Luego del cuarto engaño, ella consiguió irse del país por motivos laborales –prosiguió Millie mirando las nubes-. De eso pasaron cuatro años. Es periodista de la ATTV, y consiguió pasajes para cubrir la Guerra Civil en Chile.

El silencio nuevamente reinó entre los dos.

-No puedo creer que haya regresado –sentenció.

-Espera –intervino Franco rascándose la nuca-, ¿lo engañó… cuatro veces?

-Ajá –contestó Millie volteándose hacia él-. Creo que el primer tipo es el mismo que el de la cuarta ocasión. Los otros dos nunca los conocí. Solo sé que Coop sufrió mucho en las cuatro ocasiones, pero se las perdonó todas.

-¿Se las perdonó todas? –la exclamación no pudo ser ocultada de la voz de Franco.

-Tú sabes que él es un idiota –ni siquiera disfrazó la molestia en su voz-. Preocupó mucho a papá en su etapa depresiva. Menos mal que luego de la cuarta ocasión se fue del país. Al menos luego de eso Coop se vio obligado a superarla, o al menos creo que la superó.

-¿Es por eso que no quieres que sepa de volvió? –cuestionó su amigo.

-Al menos no de parte de esos dos –contestó Millie-. Aunque tienen razón, se va a enterar algún día. ¡Pero que por lo menos salga del hospital! –agregó antes de regresar su vista al frente.

-¿Tienes pensado decirle? –volvió a preguntar.

-No me quiero meter –respondió la chica-. Solo espero que esta vez no le cargue los problemas a papá.

-Ojalá la haya logrado superar –comentó Franco-. No creo que sea bueno pegarse tanto a una mujer que simplemente no lo quiere ni lo respeta.

-Es obvio que no lo ama –exclamó Millie-, pero si él no es capaz de superarla, yo no puedo hacer nada. Es su vida a final de cuentas.

-Pero, ¿también te molesta que ella sea así con él? –preguntó Franco con interés.

-Nunca me ha agradado mucho Fiona –respondió Millie tratando de sonar casual-, ni mucho menos después de todo lo que ha hecho. Al final todos tuvimos que cargar con sus estupideces, y las de Coop.

Franco pudo ver que Millie apretaba los puños. Podía inferir que tampoco era algo que le fuera tan indiferente como pretendía sonar. Ya estaban llegando al edificio en donde trabajaban. Oportunidad perfecta para abandonar el interrogatorio.

Aquella tarde en el mismo bar de la otra vez, Lorn ingresó en busca de la mesa de sus amigos. Inspeccionó el lugar con la mirada, y se encontró con una pequeña mesa en el medio que compartían Dennis y Harley.

-¿Lorn? ¿Nuevamente ocupado? –bromeó Harley con una sonrisa socarrona.

-Sí –contestó su hermano sin miramientos mientras acercaba una silla para instalarse.

-¿Es cierto que Fiona regresó? –Dennis lanzó la pregunta antes de que Lorn alcanzara a depositar su trasero sobre el asiento.

Lorn le regaló una mirada asesina a su hermano, quien no borró su sonrisa burlona.

-¿Es que acaso no eres capaz de guardar un secreto? –le alegó.

-¡Vamos! ¡Aún no le he dicho nada a Coop! –se defendió sin perder su sonrisa.

-¡Haber! ¡Alto! –intervino Dennis deteniendo la discusión entre ambos-. El tema aquí es ¿qué va a pasar cuando Coop se entere?

-A nosotros Millie nos prohibió contarles –respondió Lorn bebiendo del tarro de cerveza de su hermano, cosa que finalmente borró su sonrisa.

-Millie debería prohibirles volver a hablar con Coop –respondió Dennis frunciendo el ceño antes de darle un par de tragos a su botella de vidrio.

-Bueno, supongo que solo queda que tú le digas la buenas nuevas –respondió Harley con un tono irónico.

-No estoy muy seguro –contestó Dennis con un cierto temblor en su voz-, o al menos debemos esperar a que salga del hospital…

Su rostro palideció repentinamente, sintiendo una sensación helada que le atrapó la nuca. Frente a sus ojos, casi por el costado de Harley, vio pasar a alguien que ya conocía de antes. Yin entró al mismo bar con unos pantalones ajustados color granate, un sweater con cuello largo color gris claro, y un bolso deportivo colgado desde el hombro de forma cruzada por su torso. Los recuerdos de la golpiza de Coop le llegaron como recuerdos de la guerra a un veterano. De forma inconsciente, de un salto se ocultó debajo de la mesa, derramando su botella y un poco de la cerveza del tarro. La botella rodo, y Lorn alcanzó a atraparla antes que cayera al suelo. A pesar que varios clientes cercanos se dieron cuenta del movimiento de Dennis, para su fortuna, la coneja no se percató.

-¿Qué rayos te pasa? –cuestionó Lorn arqueando una ceja.

-¡Es ella! –exclamó en voz baja arrastrando al chico junto a él y apuntando tímidamente con su índice por sobre la mesa.

Yin se acercó a una mesa que había al fondo, en donde había varias personas. El ambiente en aquel rincón se veía animado desde antes de su llegada. Más de una vez habían llegado meseros pidiendo que bajaran el volumen de su algarabía. Con la llegada de Yin el ruido se multiplicó desde aquel rincón.

-¡Ya nos tenías abandonados! –comentó Lina con un tarro de cerveza en su mano.

-Sí, lo siento mucho –contestó la coneja-, ya sabes, con esto del trabajo y la academia…

La coneja se instaló en un puesto vacío y de inmediato tomó uno de los tarros llenos de cerveza y comenzó a bebérselo trago a trago. Con el correr de los tragos, atrajo la atención de sus amigos, centrando la vista en su garganta que poco a poco dejaba pasar la bebida alcohólica. Cuando finalizó, el tarro prácticamente quedó vacío.

-Tenía sed –dijo mientras se limpiaba la espuma con una servilleta.

-Sí, nos dimos cuenta –comentó un dragón grande y musculoso con un cuerno en la frente.

-¿Quién? –cuestionó Lorn aún más extrañado junto a Dennis desde la distancia. Su hermano en el intertanto se ocultó junto a ellos por precaución.

-Es quién mandó a Coop en el hospital –respondió Dennis aún bastante temeroso.

Lorn aún seguía extrañado observando la situación. Su hermano en cambio no pudo evitar abrir la boca impresionado al ver cómo acabó con el tarro de cerveza.

-¡Tremenda garganta profunda! –comentó sin poder cerrar la boca.

Los tres se quedaron observando la escena parapetados detrás de la mesa.

-¿Esa no es Lina? –cuestionó Lorn rompiendo el silencio.

-¿Y qué fue de Yang? –preguntó un goblin de larga cabellera castaña y rebelde, rompiendo el silencio dentro del grupo que acompañaba a Yin.

-Sobre eso, no podrán imaginar en qué está ahora –respondió Yin tras un suspiro.

-No, ¿en qué? –cuestionó una osa hormiguera de pelaje verde vómito y una larga trompa.

-Acaba de iniciar una relación poliamorosa –respondió.

Los ojos se abrieron enormemente entre sus interlocutores.

-¿Cómo es eso? –cuestionó el dragón arqueando una ceja.

-Está saliendo con dos chicas –respondió mientras acercaba un segundo tarro con cerveza.

-¿Es en serio? –cuestionó un tronco parlante, pero su pregunta fue acallada por la algarabía del dragón y el goblin, quienes se largaron en una risotada y golpes sobre la mesa tan estruendosos que nuevamente se convirtieron en el centro de atención del local.

-¡Él sí que le sabe! –exclamó el dragón entre risotadas.

-No puedo creerlo –agregó el goblin mientras no podía evitar derramar unas lágrimas de la risa.

-¿De verdad anda con dos chicas? –cuestionó Lina tapándose la boca con sus palmas. La impresión era más grande que la gracia que le encontraban los chicos.

-¿Y conoces quienes son esas chicas? –preguntó la osa hormiguera con curiosidad.

Yin esperó a que la algarabía de los chicos se acabara antes de responder. Mientras tanto, poco a poco se terminó por beber la mitad del segundo tarro.

-Por ahora solo conozco a una de ellas. Se llama Millie.

-¡Millie! ¿De verdad está con ella? –alegó Lina con indignación.

-Por desgracia, diría yo –aclaró Yin-. Es insoportable –agregó con desprecio.

-¿Quién es Millie? –el tronco finalmente consiguió colar una pregunta que fue escuchada.

-La conocí el otro día luego del incidente del lunes –contestó Yin jugueteando con su tarro-, es una tipa desagradable por donde le mires. Es fea, molesta, antipática. ¡Hasta la voz es molesta! La verdad no sé qué le encontró Yang.

-¡Concuerdo contigo! –exclamó Lina alzando su tarro.

-¿Y quién es la otra chica? –preguntó el goblin.

-No la he conocido por ahora, pero las va a llevar a ambas a la casa este fin de semana. Espero que no sea como Millie.

-Es que tú no entiendes a los hombre, Yin –alegó el dragón con autoridad-. Te apuesto que la otra chica es una supermodelo, linda, guapa, dulce, ¡todo lo opuesto a esa chica!

-Concuerdo con Roger –agregó el goblin-, un hombre necesita ese complemento para ser feliz.

-Pero Jobeux, a ti ni siquiera te ha contestado esa chica de Tinder –respondió la osa hormiguera.

-La única mujer que te contestó en Tinder era un hombre que quería que entraras a vender Herbalife –comentó el tronco.

-Solo espero que para la otra venga Yang y nos cuente su secreto –respondió Jobeaux haciendo caso omiso a las críticas.

-Su secreto es simple: él es guapo, más guapo que ustedes tres –concluyó la osa hormiguera mirando con el ceño fruncido a los tres chicos del grupo.

-Sabemos que te ha gustado Yang desde la primaria –acotó el tronco, recibiendo un montón de proyectiles livianos como respuesta, desde servilletas arrugadas hasta pedazos de maní.

-¡Hay ya cállate Dave! –alegó la osa.

-Igual tuviste suerte de no tener algo con él, Malodea –le respondió Lina-. Yang será muy guapo, pero simplemente no sabe lo que quiere.

-No tuve nada con él porque él me mandó a la friendzone –respondió la osa hormiguera con un dejo de angustia-, pero creo que tienes razón –agregó con una sonrisa.

-Ese tipo anda de flor en flor, o de varias flores a la vez –agregó Lina cruzándose de brazos.

-¿Te imaginas que la otra chica sea con la que engañó a Millie? –preguntó Malodea tras tomar un par de tragos de una botella sucia.

-Ahora que lo dices, sí, es precisamente esa chica –respondió Yin.

Las exclamaciones de sorpresa e impresión nuevamente atrajeron la atención de todo el local.

-¡Ese es mi héroe! –exclamó Roger con euforia mientras derramaba su tarro con cerveza sobre la cabeza.

-¡Grande gurú! –secundó Jobeaux.

-¡No es gracioso! –alegó Lina intentando llamar a la calma.

-Solo lo dices porque aún sientes algo por… -Dave no alcanzó a terminar la frase cuando tuvo que esquivar una botella vacía.

-Creo que se llama Leni Loud o algo así –comentó Yin.

-¿Leni Loud? –preguntó Lina con sorpresa.

-¿La conoces? –cuestionó Yin deteniendo su tarro de cerveza frente a su boca.

-Me suena el apellido –contestó Lina-. Luan Loud trabaja en el canal. Conduce el matinal de las margaritas. Tal vez sean parientes.

-Es probable –sentenció Yin.