Nota preliminar: Por si a alguien le quedó la duda de porque Isshin no crío a Rukia, es porque ella era prematura y no habría sobrevivido. Unohana-no-Mikami, para salvarla, la metió en el vientre de Matsumoto-no-Mikami para que terminara de desarrollarse. Esa parte se las explicaré en el epilogo.

La historia aquí toma un tono más de horror y parece que deja cabos sueltos, pero de eso les daré la aclaración rápida en el epílogo.

Quiere agradecer los reviews de:

kaoru240: Gracias por el review, es el primero que dejas, jajaja. El papá es Byakuya.

OsiOsi: Sí, quería sorprender un poco. El papá es Isshin.

Clau: Thank you, I'm glad you like the story so far.

kaoru240 y OsiOsi: ¿las confundí? Bien, no sé quien es el padre. Muajajaja.


Parte V

Decrescendo

— ¿Anata, dime, puedes confirmar tus sospechas?— Continuó Masaki la conversación.

— ¿De si es hija de Hisana? No hay duda, tiene sus ojos— Isshin se agachó al suelo y pasó su dedo por dónde habían estado las flores— y este es polvo de Houseki, sólo ella podría hacerlo.

— ¡No! ¡Sabes perfectamente a lo que me refiero!— Dijo molesta de que él evadiera o no entendiera el verdadero punto. Isshin guardó silencio un momento, dejando que la realidad se asentara un momento en él.

— No puedo sin comprometer su vida... o la nuestra. No tengo certeza de cuándo empezó su relación con Byakuya.

Y era muy cierto, la mayoría de las veces, tanto faunos como ninfas sólo podían engendrar individuos de su misma especie, pero en el caso de Isshin todos sus hijos previos a Masaki, siempre fueron faunos, porque, de haber sido ninfas, ellos no se hubieran marchitado.

— Nunca pensé que la volvería a ver y la barrera que dejó Hisana durará otros mil años, así que nunca tuve el valor de averiguar qué fue de ella— Dijo después de un momento de silencio y angustia.

— ¿Unohana-no-Mikami nunca te contactó para informarte algo?

— Lo hizo una vez, dijo que por seguridad y castigo por mis acciones nunca me diría nada.

Guardaron silencio, no era cómodo. Mas, Masaki no creía poder reprocharle nada, después de la muerte de Hisana, Isshin se dedicó a Karakura por completo y velar a todos sus hijos durante el proceso de marchitación. Cada uno de ellos descansaban en lugares luminosos y agradables dentro del jardín principal del palacio.

— Al menos parece llevarse muy bien con Ichigo— Dijo Masaki para darle algo de consuelo.

— Mientras sean felices, es lo que importa— Al fin sonrió a su esposa, ella siempre sabía qué decir para darle algún alivio.

— ¿Y ahora que vamos a hacer?

— No lo sé, no creo que Aizen-no-Mikoto la deje ir de buena gana.


— ¡Oh, Okyaku-san, llega temprano!— Saludó a Isshin el sirviente que lo despidió horas antes— Pensé que llegaría más tarde.

— Tampoco regresé tan temprano— Dijo Isshin mientras veía cómo encendían las linternas de todo Yoshiwara—. Además, sólo vengo a dejarle un mensaje a su Divinidad.

— Si gusta yo puedo dárselo en persona— Se ofreció el sirviente que tenía una mirada nerviosa—. Okyaku-sama nos prohibió que cualquiera lo interrumpiera.

Isshin se dio cuenta de lo que pasaba en realidad. Era el poder de Aizen-no-Mikoto. Estaba tomando posesión del lugar, pronto ningún humano podría salir del lugar.

— Yo se lo daré personalmente, es importante.

— Cómo usted deseé, Okyaku-san.


El sirviente comenzó a guiarlo por la casa de té, que de repente sus pasillos eran más estrechos, extensos y oscuros. Conforme atravesaban los pasillos, que anteriormente no existían, Isshin pudo notar sombras amorfas e inhumanas en las habitaciones en las que se encontraban otros clientes fornicando y creando seres monstruosos que volverían parte del ejército del dios. Seres de apariencia acuática, escamosa, con un enorme hueco en sus cuerpos donde debería estar su corazón, tremendamente agresivos y territoriales y que sólo podían existir en zonas gobernadas por este dios de las aguas. Múltiples fueron los intentos de controlar a las criaturas, pero nadie ha tenido el valor de entrometerse demasiado en los asuntos de un dios purificador.

Debo de sacar a Aizen de aquí, ahora— Pensó Isshin, tal vez aún había tiempo para que se revirtieran los efectos del aura del dios de las aguas cristalinas.

— ¿Deseaa que le traiiiga algo, Okyaku-saaaan?— Preguntó el sirviente cuya voz se comenzó a escuchar ahogada, como si tuviera algo atorado en la garganta, su apariencia se volvió más pequeña y con una joroba que alentaba sus pasos.

— No, no planeo tardarme demasiado.

— Hemooos... llegadoooo— Dijo el sirviente antes de abrirle la puerta del shoji con su tentáculo.

— Gracias.

Observó al sirviente arrastrarse por el pasillo dejando detrás de él un rastro de baba y la que antes era su ropa.

— ¿A qué debo tu presencia tan temprano, Excelencia?— Se escuchó la voz de Aizen desde el interior de la habitación— Espero que sea algo ijmportante.

Isshin entró y fingió no notar los cambios en el lugar o en la concubina que se encontraba desnuda sobre en la mesa mientras era follada por Aizen. La habitación se encontraba en una mezcla de oscuridad e iluminada por bioluminiscencia azul y morada. Ella tampoco lucía como antes, tanto tenía recibiendo la energía del dios que poco le quedaba de humana, y gemía con una expresión de hambruna sexual que le permitiría a Aizen a controlarla por completo. La piel de la joven había tomado una coloración aguamarina y había secciones completas de piel que tenían escamas negruzcas, su cabello parecían algas y sus pies y manos habían tomado forma de garras escamosas, mientras rogaba por .

Aunque, el que presentaba el mayor cambio era Aizen, él ya había dejado de tener su forma humana. Ahora parecía una especie de Molusco antropomorfo que tenía sujetas las caderas de la concubina por medio de unos tentáculos cuyas ventosas jugaban con las, ahora, anormales tetas.

— Ha sucedido algo, su Divinidad, su esposa lo está llamando.

La forma de Aizen, bruscamente, volvió a tomar la forma del hombre apuesto que tenía antes a mediodía e, incluso, todo en el lugar tomó su forma anterior. La antes escamosa yuujo volvió a lucir piel de durazno, la habitación dejó de lucir como una caverna.

— Vístete, Momo— Se levantó y, con un chasquido de sus dedos, todas las prendas que antes vestía, regresaron a su lugar. Hasta el pliegue más elaborado estaba en su lugar—, mi esposa al fin conoce su lugar.

— ¿Esposa? ¡Sousuke-sama, usted me dijo que yo sería su esposa!— Dijo la yuujo con voz chillona y alterada.

— No sé de qué hablas— Dijo Aizen que hizo un movimiento de su mano que vistió a Momo instantáneamente al ver que ella no se vestía y que no le gustaba el kimono que traía anteriormente— Yo sólo te necesito para cuidar de la que será mi esposa cuando yo no esté.

Momo volteó a ver el lujoso kimono que ahora vestía. El patrón de la tela le recordaba a las olas del mar embravecido de su pueblo natal y de la vez que su padre, un pescador pobre, murió ahogado y su madre se vio obligada a cambiarla, a ella y a su hermana mayor, durante un invierno especialmente crudo por unos sacos de arroz para sobrevivir. Se considera afortunada porque se le dio la oportunidad de convertirse en una kamuro, mientras que su hermana fue bajando de rango hasta que terminó como una hashi.

— ¡Sousuke-sama, usted me dijo qué...!— Su queja quedó a medias cuando tomó la manga del kimono de Aizen y este la castigó dándole una cachetada que la hizo caer al suelo con fuerza.

— Excelencia, encarguese de pagar lo que tenga que pagar por la pequeña Momo— Dijo Aizen sin voltear a verla mientras se dirigía a la salida del salón—. Los espero en la entrada, no se tarden mucho— Dijo con una mirada siniestra.

— ¿Estás bien?— Preguntó Isshin mientras ayudaba a levantar a la chica.

Momo tardó en recuperar la compostura, se sostenía la mejilla que estaba de un carmín tan intenso que tendía a púrpura.

— Eso creo— Dijo en un susurró, dijo mientras trataba de dar un paso del que trastabilló, seguía mareada por el golpe que le dio Aizen, y si no fuera por Isshin hubiera terminado en el suelo de nueva cuenta—. Disculpe, ¿qué pasó?

— Le entregaste tu vida a ese hombre cuando le diste tu nombre, niña— Le dijo Isshin, si ella ya había intercambiado nombre con el dios, ya no había modo de ayudarla—. Toma esto y escóndelo entre tus ropas. Úsalo si lo consideras necesario.

Ella tomó el objeto, que era delgado y largo, lo escondió en en obi de su kimono y se dejó guiar por Isshin a la salida, se sentía muy mareada, no sólo por el golpe...

Ella tendría que ayudarse sola.

Sólo necesitaba las herramientas adecuadas.

Y, tal vez, ya las tenía...


Con presteza, mucha habilidad, dinero y algo de magia, Isshin se encargó de la negociación de la deuda de Momo, deuda de la que no la querían liberar al haber ella apenas haber recibido su segundo cliente. Aunque la Oka-san seguía molesta con ella por haber arruinado la noche con su primer cliente, especialmente porque le habían pagado para que no tuviera sexo con él...

El trío caminaba por Yoshiwara lentamente. Isshin caminaba al frente, porque él debía guiarlos y permitirles la entrada a Karakura. Detrás de él iba Aizen, poco interesado y preocupado por las miradas que estaban recibiendo mientras atravesaban el camino a la salida. Al final, con paso algo lento y asustado, iba Momo, atemorizada por las miradas que estaba recibiendo, vestía un atuendo muy lujoso, el típico usado por una oiran que se dirigía a ver un cliente importante, con la diferencia de que no estaba siendo acompañada por su corte; ese era el motivo por el que los veían con tanta extrañeza.

Momo sentía que se le estaba humillando al no permitirle ser escoltada por una corte hasta la salida de Yoshiwara; especialmente, porque cuando quiso tomar del brazo a Aizen, su nuevo amo, este la quitó como si ella apestara e ignorandola todo el camino.

— ¿Sousuke-sama, voy a vivir con usted?— Preguntó Momo, tímida y asustada, cuando los hombres hicieron una pausa y les dio alcance.

— Mientras seas joven y calientes bien mi futón, sí. Después, tal vez te envíe con mis soldados o te regale a dios menos— Dijo como si ella fuera un tapete viejo.

— Pensé que me quería para ser su esposa— Murmuró tan bajo que no pensó que él podría escucharla.

— ¿Tú? ¿Una mortal? ¿Mi esposa? ¡Jamás se hubiera visto! ¡Ni siquiera tienes tierras o un título que te dé valor!


Momo temblaba, lo hizo todo el camino, pero sólo el hombre con cuernos hizo el intento de darle un respiro. Él hacía pausas constantes para que ella pudiera alcanzarlos o alejaba a los hombres que se acercaban con intenciones que no parecían muy buenas.

— ¿Desea que vaya por O-Gekko-sama, su Divinidad?— Preguntó Isshin cuando entraron a los confines de Karakura.

Isshin por dentro rogaba que la magia que utilizó ocultara el aroma de las flores. Hubiera sido más fácil si Ichigo lo hubiera ayudado, pero el muy inutil estaba muy ocupado disfrutando de la calentura de su reciente enlace

¡Hijo estupido, sí quiero nietos, pero este no es el momento para eso!— Recordó cómo Masaki tuvo que calmarlo e impedirle que golpeara a su hijo que ni cuenta se dio cuenta de que fue a su habitación.

Su plan para contener a Aizen es muy malo y absolutamente todo podría salir mal. Sólo rogaba que la calentura de su hijo y Rukia-chan se calmara para poder sacarlos, incluído el resto de su familia, de Karakura lo más pronto posible.

Si todo iba a salir mal, sólamente él pagaría los platos rotos de sus errores.

— No, hazla esperar— Dijo mientras tomaba la muñeca de Momo bruscamente y comienza a arrastrarla de tal manera que la lastimaba—, envíala a otra habitación, aún necesito encargarme de educar a la pequeña Touha— Dijo con mofa.

— No se preocupe, de eso ya me encargué, ¿desea que le envíe alimentos y bebidas?

— Sí, asegurate de enviar ambrosía y duraznos, la comida de los mortales es asquerosa.

— Sousuke-sama, me lastima— Rogó Momo que no dejaba de temblar.

Aizen la ignoró sólo siguió su camino a su habitación.


Masaki estaba preocupada, parada frente al shoji de la habitación de su hijo.

— ¿Qué hacemos, Masaki-hime-sama?— Le preguntó una de sus damas de compañia.

— No lo sé...— Ella no dejaba de ver la entrada sellada por ramas, enredaderas y flores—, toma a los niños y llévatelos a través del portal.

— Pero, Hime-sama... ¿no piensa ir usted?

— Yo me quedaré con mi marido. Si algo llega a suceder quiero estar con él.

— Como diga, mi señora, llevaré a sus pequeñas excelencias con Unohana-no-Mikami.

Masaki sólo asintió, despidió a la dama y se quedó viendo la sellada puerta.

— Sal pronto, hijo, tienes que llevarte a Rukia-chan si no quieres que Aizen la lastime— Suplicó la mujer a sabiendas de que no podía escucharla. Y, aunque pudiera hacerlo, era una muestra increíble de fortaleza que hubiera dejado el jardín después de haberse iniciado su enlace con Rukia-chan. Ahora ambos debían de estar embriagados por el calor y la necesidad de completar el ritual de enlace.

Masaki acercó su mano al shoji y sintió la corriente eléctrica que la hizo alejar su mano al instante.

— Son fuertes, pero no podrán contra un dios.

Masaki se quedó contemplando las flores que no dejaban de brotar y fortalecer la barrera que había puesto su hijo. Soltó un suspiro y empezó a recorrer el camino en búsqueda de su marido.

Le ayudaré a distraer a Aizen, tal vez así logremos hacer tiempo para que ellos salgan del fervor y escapen— Pensó resoluta.


La pareja no hablaba, sentía la necesidad de comunicarse de otras maneras. Si no más efectivas, sí más placenteras.

No entendían muy bien el porque, a pesar de que sabían de que sus vidas corrían peligro, no dejaban de sentir la necesidad imperante de tocar y saborear la piel del otro.

Para Ichigo era la primera vez en su vida en la que sólo podía pensar en estar sexualmente con una fémina, de derramarse en ella, de saborear su esencia más pura y ensordecer con los gemidos de placer que escapaban de los labios de ella.

Rukia estaba fascinada por estar con alguien que se preocupaba por el placer de ella más que él propio, que le preguntaba con la mirada si podía hacer eso o aquello. También estaba encantada que hubiera momentos en los que él dejaba que ella lo dominara.

El cuarto en el que se encontraban se había vuelto una combinación de ramas verdes y muchas flores que liberaban un néctar dulce y afrodisíaco que ambos esparcían con los dedos en el cuerpo del otro y luego chupaban para aumentar el estímulo.

— Rukia...— Susurró Ichigo cuando se corrió en la boca de Rukia.

La posición en la que se encontraban era inusual, aún no estaban seguros de cómo quedaron en esa posición. Ella estaba a horcajadas de él, pero con su tronco inferior en dirección al rostro de Ichigo, posición que él aprovechó para saborear el coño de la ninfa a la que se había entregado sin meditarlo. Aunque para ninguno había nada que meditar, sólo había espacio para sentir y gozar.

Sólo recuerda de cómo tomó una orquídea amarilla que chorreaba una líquido ambarino que bebió y luego compartió con Ichigo por medio de un beso sensual.

Ambos estaban pegajosos por el néctar con el que las flores los bañaban, el sudor y los fluidos corporales que no podían dejar de intercambiar.

— Ah... Ichi-ichi...— Gimió Rukia cuando Ichigo comenzó a besar y a chupar su clítoris. Pronto sintió la suavidad de sus flores voltearla y sujetarle de modo que quedaba expuesta para Ichigo.

— ¿Más, Rukia?— Preguntó mientras se acomodaba entre sus piernas y tallaba su falo contra el chorreante coño.

— M-más, te necesito...— Gimió mientras enredaba sus piernas detrás de la cadera de Ichigo, invitándolo a enterrarse nuevamente en ella.

— Y-yo también— Se agachó para quedar cerca de su oído—, me alegra haberte encontrado.

— Te estuve buscando toda mi vida— Ichigo comenzó a embestir dentro de Rukia con fuerza por esa confesión.

De seguir así, se asfixiarían por tantas flores...

... Y, aun así, no encontraban motivos para detenerse.


Momo no temblaba de miedo, lo hacía de furia.

Ella sabía que nunca tendría una vida cómoda, hacía muchos años que se había resignado a entregar su cuerpo a todo aquel hombre que pudiera pagar por él.

Pero, cuando conoció a ese hombre, no pensó ni un instante en las consecuencias de darle su nombre, sólo lo hizo. Se había enamorado a primera vista. Tal vez sería un error del que se arrepentiría toda su vida, pero disfrutaría de yacer en sus brazos tanto como pudiera.

Apenas y les habían traído las viandas y ella ya había armado un plan para convencerlo de que ella sería una mejor opción como esposa. Sería una batalla dura y complicada porque no conocía cuáles eran las cualidades de su rival, mas ella había sido educada para satisfacer y seducir a los hombres. Partió los duraznos que compartieron y le llenaba constantemente su copa para mantener su atención en sus manos, en especial en sus muñecas, las cuales escondía coquetamente.

— Deja de jugar, Momo— Ordenó Aizen, de repente, tomándola de la muñeca, por la que pasó su lengua.

— No sé de qué habla, Sousuke-sama— Dijo fingiendo ignorancia, aunque desanudo su obi, dejando ver el valle entre sus senos.

Acto seguido, Aizen se abalanzó sobre ella, le abrió el kimono por la cintura. Él comenzó a besarla con violencia, sus dientes se volvieron afilados y su lengua demandante. Con presteza, tal vez parte de su entrenamiento, usó sus manos para deshacer el nudo de la cintura y liberar la enorme verga del dios al que con gusto le entregaría su alma si él se la pidiera.

— Zorra mentirosa, te daré lo que tanto quieres— Dijo violento y lujurioso de tanta ambrosía bebida y de tener un cuerpo tibio y suave en el cual descargarse y con el que tampoco veía razón alguna para contenerse.

— ¡Sousuke-sama, sííí!— Gritó fogosa al verlo tomar su verdadera forma y follarla bruscamente con esa verga espinosa que no saldría de ella hasta no haber vertido toda su simiente en ella.

Aizen no tardó en venirse en ella, mas, Momo se abrazó a él cuando las embestidas no se detenían, por el contrario, pronto sintió la segunda verga comenzar a masajear entre las mejillas de su culo.

Ella no lo sabía, pero también se había enamorado de la verdadera forma del Dios de las aguas turbias.


Rukia siente los suaves labios de Ichigo amoldarse contra los de ella. Él la envuelve en un abrazo contra su cuerpo que le permite sentir la firmeza de su cuerpo.

Todo en él es firme, deliciosamente firme.

— No me dejes...— Suplicó Ichigo.

— Nunca...— Gimió ella al sentir como la firmeza de él entraba, de nueva cuenta, delicadamente en su coño— nunca... nunca... nunca...— Susurraba entre besos.

Pronto, la pareja giró para dejar a Rukia tomar la posición dominante.

— Ichigo...— Ella se movía suavemente, ayudada por las manos de Ichigo, haciendo que la tensión en sus vientres creciera despacio.

— Creo que te amo...— Dijo Ichigo con el rostro y las orejas rojas.

Sin detener las embestidas, Rukia se abalanzó sobre él con la intención de besarlo, sin embargo la diferencia de estaturas y el hecho de que no tenía la intención de dejar de follarlo, sólo le permitió alcanzar sus pectorales.

— Creo que yo también— Confesó Rukia mientras repartía besos por el esternón de Ichigo.

Mantuvieron el ritmo, que a pesar de ser lento, volvía más placentero el encuentro entre la pareja.

— Ah...— Gimieron al unísono cuando llegaron al orgasmo nuevamente.

Si no se amaban, pronto lo harían, no había otra manera de explicar la manera en que sus almas resonaban y se comunicaban sin hablar.


— Sousuke-sama...— Gimió mientras vertía otro poco de licor de ambrosía por su teta para hacerlo mamar de ella e incitarlo a que le mostrara su verdadera forma nuevamente.

Sus estratagemas estaban funcionando. En ese momento el rostro de Aizen parecía el de una babosa que recorría el pecho y las tetas de Momo dejando un rastro viscoso y ligeramente irritado que no hacía más que excitarla e instarla a chupar y mastrubar los tentáculos que la sujetaban como si de falos chorreantes se tratara— Sousuke-sama... fólleme, Sousuke-sama, márqueme como suya...

— Sí, Momo...— Aizen, ya completamente un monstruo marino, la penetraba con sus dos vergas—, deja que te folle... duro...— Cambió la posición para que ella quedara arriba y le fuera más fácil controlarla con sus tentáculos.

Ella también estaba cambiando, tomando la apariencia que había tomado horas atrás y más... su piel ahora era completamente escamosa, de su cabello salían tentáculos muy largos y delgados que se movían como si flotaran y brillaban con bioluminiscencia. Entre más era follada, menos humana era su apariencia.

— Sosuke-sama... lo amo...

— Claro que lo haces...— Su agarre en las caderas se volvió más duro e incluso enterraba sus garras hasta hacerla sangrar.

— Déjeme ser su esposa principal... se lo ruego...

— Una puta como tú, sólo sirve para coger y follar— Sin dejar de cogerla, los tentáculos de Aizen se enredaron en torno al cuello de Momo, apretando rápidamente. Ella comenzó a sujetarlos tratando de liberarse—, ¿lo ves?, sigues moviendote en busca de mis vergas— Ella aceleró las embestidas buscando que las vergas de Aizen la estimularan más, que liberaran su semilla en ella.

— So-ssousuke-ssamaa...— Ella gemía en una mezcla de placer y dolor. Aunque era cierto, a pesar de que él la estaba asfixiando, no dejaba de mover su cadera, aún así lo deseaba...— Y-yo... lo... ammoo...

— ¿Lo ves?— Las embestidas de Momo eran sensualmente veloces y su coño deliciosamente cada vez más estrecho— No eres más que una puta que... ¡...!

Todo de repente se volvió rojo, negro y doloroso, muy doloroso para Aizen. Ni siquiera registró el brillo plateado a contraluz.


— ¡Masaki, te dije que te fueras con los niños!— Gritó Isshin aterrado al ver a su amada esposa correr hacia él, vestida completamente con la ropa de combate típica de su clan, los Quincy, y su arco y flechas listos para disparar contra cualquier enemigo.

— No pude hacerlo— Ella lo abrazó con fuerza—. Hice que los sirvientes se fueran y envié a mis damas con los niños a buscar cobijo con Unohana-no-Mikami.

— Hiciste bien al mandarlos con ellas, pero debiste de acompañarlos— Isshin estaba preocupado. Ella podía ser más fuerte que él cuando utilizaba sus habilidades de sangre, pero no sería capaz de rivalizar contra un dios iracundo.

— No hubiera servido de nada, Isshin, si tu mueres, yo lo haré contigo— Dijo muy seria su mujer—. Además tampoco pude sacar a Ichigo y a Rukia-chan de su fervor. Pusieron una barrera mágica.

— ¡Maldición!— Isshin ya se lo temía. Cuando él y Masaki se enlazaron hicieron algo similar, no fue algo consciente. Sin que ninguno se hubiera dado cuenta, hicieron una especie de cúpula a la que nadie podía entrar y de la que ellos no tuvieron el deseo de salir por una semana entera.

— ¿Qué vamos a hacer?

— Por lo pronto, mis hombres ya deben de estar resguardando el portal para que ningún enemigo entre a Karakura y un escuadrón fue en búsqueda de alguno de los jueces de la justicia.

— ¿Crees que acepten ayudarnos?

— Nos ayudan o nos condenan.

La tierra retumbó de repente y a lo lejos se escucharon rayos golpear contra las campanas de la torre.

Bam Bum Bam Bum

Clang Clang Clang

Treinta segundos sintieron como la tierra se sacudió violentamente.

Siete veces se escucharon los repiqueteos contra las campanas.

— ¿Qué fue eso?— Dijeron los dos al mismo tiempo.

— Eso no fue un fenómeno natural, ¿verdad?— -Preguntó Masaki

— No lo creo, fue demasiado preciso.


— Sousuke-sama...— Por fin pudo gemir Momo en placer cuando los tentáculos aflojaron su amarre— Lo amo...— Ella no dejaba de mover su cadera lujuriosamente— Seamos uno...

Los brazos de ella subían y bajaban violentamente enterrando una y otra vez la daga que le había dado el hombre de los cuernos. Sus movimientos eran tan bruscos que estaba completamente cubierta de la sangre negra y roja del dios.

— Ahh...— Momo vio blanco y sintió una tremenda explosión en su vientre y después una tibia y viscosa sustancia entre sus piernas le hizo saber que Aizen se había vuelto uno con ella— Sousuke-sama...— Susurró mientras esparció besos que rápidamente se volvieron lametones por todo el destazado pecho— Ya no puede dejarme...

Saboreaba la sangre con gula y lujuria insatisfecha.

— ¿Sousuke-sama, sigue duro por mí?— Pregunta al dios que no puede responder de lo profundas que son sus heridas— Puedo sentirlo dentro mío...— Ella comenzó mover sus caderas nuevamente— Usted sólo me desea a mí...

Aizen oía sin escuchar los gemidos de la yuujo al fornicar con él que en otro momento hubiera disfrutado.

El dios la veía sin verla, ella era una mancha cada vez más borrosa en su retina.

Sentía como ella lo montaba y le robaba su esencia con su apareamiento.

El corazón de Aizen cada vez latía con menos fuerza.

Mas, su cuerpo era traicionero y lujurioso. Derramaba e implantaba su simiente en el apretado coño de la que sería la única criatura que lo había amado sin temerle ni despreciarle.


La pequeña explosión roja apenas tuvo efecto en la puerta, la barrera era fuerte, pero dejó una grieta del tamaño suficiente para que las flechas azules de Masaki hicieran su trabajo. La docena de flechas Quincy que lanzó en sucesión no sólo dieron en el blanco, también lograron enterrarse y empezar a absorber la energía espiritual que le daba sustento a la barrera.

De una patada, Isshin rompió la puerta de la habitación de su hijo. Con hechizos de fuego y tierra de bajo poder y la Seele Schneider de Masaki, forzaron a las ramas y flores a retroceder hasta que lograron alcanzar una especie de capullo del que emanaban las energías de Ichigo y Rukia.

— ¡Si que son necios!— Dijo Isshin irritado.

— Yo creo que es romántico, además están dormidos— Rió Masaki—. Tú, incluso, fuiste peor, atacaste a mi primo cuando vino a despedirse. Aunque creo que Rukia-chan es algo posesiva— Dijo al ver que el capullo se rodeó de más ramas de flores encuando se acercaron a él.

— ¡Sí, pero tenemos que huir!— ¿Por qué todo mundo se tomaba la situación tan a la ligera? ¡Los dioses pueden dar castigos peores que la muerte!— Además, Ryuken se lo buscó por venir con su Seele Schneider desenvainada.

— Masaki, quiero que te sujetes de mí con fuerza.

Sin esperar más, ella abrió la ventana de la habitación que daba al jardín, que estaba cubierto por una espesa lluvia, y regresó a abrazar a su marido.

Con algo de esfuerzo debido al peso del capullo, Isshin lo cargó sobre su espalda, tomó distancia y corrió con fuerza hacia la ventana. De un brinco largo alcanzó a llegar a mitad de camino al portal que estaba en el jardín y, con velocidad sobrehumana, alcanzó en segundos a sus soldados, que lo esperaban vestidos con sus armaduras.

— ¿Isshin, a dónde iremos?— Masaki gritaba para dejarse oír de tan pesada que era la lluvia.

— Tú irás con Unohana-no-Mikami, yo iré por los Jueces de la Justicia.

— ¡Isshin, no estoy de acuerdo...!— Su voz por fin mostraba la angustia que sintió desde que vio los primeros árboles y flores impedir el paso hacia el jardín.

Isshin la abrazó fuertemente contra su pecho, se sentía como una despedida. Ella se separó lo suficiente para darle un beso profundo en el que le exigía salir con vida de este embrollo.

— Koga-Taishi debe de estar por llegar, así que esperalo y no hagas nada estúpido en mi ausencia.

— Sin ti, estoy seguro de que lo haré, pero te prometo intentarlo— Depositar otro beso rápido en sus labios—, cuida de nuestros hijos, por favor.

— Te veré pronto, Anata— Dijo Masaki antes de llevarse a la mitad de los hombres de Isshin y atravesar el portal que brillaba de un color rosa pálido.


Le tomó tres días, a Isshin y a Kouga Kuchiki, convencer a alguno de los tres jueces de la justicia que intercediera por ellos. El primero se negó alegando que él no atendía asuntos en que tuvieran que ver con el plano mortal. El segundo, basó su negativa en base a que los dioses sólo se regían a sí mismo. Y Tousen-no-Mikoto, un dios ciego y célibe, aceptó intervenir para averiguar el origen de la perturbación en el reino de las aguas y la lluvia. Él fue el único que aceptó fungir como mediador cuando escuchó que se trataba de un asunto que involucraba a Aizen-no-Mikoto, un gran amigo del juez.

— ¿Me está diciendo, Excelencia, que todo esto fue causado por una ninfa?— Preguntó el dios cuando dieron el primer paso dentro de Karakura.

Toda la zona estaba cubierta por neblina que dificultaban la visibilidad y el viento las nubes de lluvía amenazaban con volverse en un tifón.

— No lo sabemos, su Divinidad, pensé que Aizen-no-Mikoto habría ido tras nosotros en cuanto se diera cuenta de nuestra ausencia.

— Sí, es extraño, Aizen sigue dentro del palacio, pero su energía pulsa de manera irregular— Comentó el Juez.

Con paso lento se adentraron al palacio. Isshin y Koga-Taishi ordenaron a sus tropas rodear el perímetro y atacar a muerte a todo lo que pareciera no pertenecer al plano de Karakura, lo cuál no sería difícil de discernir, había muchas criaturas, grandes y pequeñas, que se arrastraban y se notaban peligrosas. Su deber ahora era asegurarse que ninga de esas criaturas escaparan al plano humano.

Entre más se adentraban en el palacio, más fácil les fue notar un hedor similar a agua de mar y salitre.

— Lléveme al último lugar donde vieron a Aizen— Ordenó Tousen. Lo hacía para marcar su lugar como divinidad, porque no los necesitaba para llegar con Aizen. Él era capaz de llegar hasta él por sí mismo, su ceguera sólo era para permitirle mejor juzgar imparcialmente a aquellos que se presentaban ante él.

Conforme se acercaban a los aposentos que se le habían asignado a Aizen la peste se acrecentó, y la madera y los decorados del palacio se deformaban más y más por la creciente humedad. De la puerta shoji no quedaba mucho, el papel se había roído en su mayoría y tomado una coloración negra y mohosa; la madera, que apenas sujetaba la puerta en su lugar, lucía de un tono verduzco de tan podrida que estaba.

Tousen hizo un movimiento con su mano, como si de una espada se tratara,haciendo que la puerta cayera al suelo hecha pequeños pedazos por los que caminó por encima como si nunca le hubiera impedido el paso.

Dentro de la habitación la pestilencia era insoportable. Ya no sólo olía a agua salada y salitre, olía sexo y muerte. Y en su centro se encontraba la fuente del hedor.

Había una figura femenina que se retorcía y gemía eróticamente rodeada de tentáculos bioluminiscentes.

— Ah... Sousuke-sama...— Gimió en éxtasis la voz femenina que, al poco tiempo, lanzó un largo grito en señal de que se había corrido.

— ¡Es Touha!— Gritó Isshin, refiriéndose a la yuujo que Aizen había escogido como concubina, a la que se acercó para comprobar su estado.

— Al parecer su problema se ha resuelto sólo su excelencia— Dijo Tousen que no le impidió a Isshin acercarse a la fémina y cubrirla con una capa para sacarla de su nido lleno de una específica de huevecillos acuosos.

— ¿Por qué lo dice, su divinidad?— Preguntó Kouga Kuchokim que hacía un esfuerzo sobrehumano para no salir corriendo a vomitar de lo mal que olía.

De la antes pequeña y hermosa humana ya no quedaba mucho. Su tamaño era el mismo, pero su figura ahora era más similar a alguna criatura marina. Su cabello se había transformado en tentáculos venenosos, partes de su cuerpo habían formado aletas dorsales y en su cuello, esternón y costillas tenía una llagas que eran, en realidad, branquias que le permitían respirar. Entre las piernas Touha, pegado a su coño y retorcido en torno a su abultado vientre, se encontraba una cosa, a falta de una mejor descripción, que se veía deshidratada, delgada como un gusano y encogida como si de ella sólo quedaran sus genitales intactos, que pulsaba y se movía rítmicamente haciéndola gemir lujuriosamente con cada movimiento y sacudida que producía.

— Aizen, amigo mío— Comenzó a hablar Tousen a la cosa que fornicaba a la otrora yuujo—, sabía que eras un lujurioso pero no imaginaba que perdieras el control de esa manera.

— ¿De qué habla, su Divinidad? No veo a Aizen-no-Mikoto por ningún lado— Repitió su pregunta Kouga Kuchiki.

— Ese gusano— Señaló Tousen a la cosa alargada pegada a Touha, que Isshin sostenía en sus brazos— es lo que queda de Aizen.

— Se ha fusionado con ella— Entendió Isshin.

— Por eso perdió su apariencia humana— Comentó Koga-Taishi—, ella, de algún modo, absorbió al dios.

— Sousuke-samaaa...— Escuchaban a la mujer gemir insesantemetne un nombre que no podían entender.

Touha se había convertido en una criatura abisal y Aizen en su amante parasitario.

— Eso parece, también parece preñada— Comentó Tousen, mientras acariciaba el abultado vientre y luego dirigió su mirada en dirección al nido—. Debemos de destruir esos huevecillos antes de que eclosionen. No quiero averiguar qué clase Hollows se forman ahí.

La implicación del dios hizo temblar por un momento a los otros hombres, los Hollows eran criaturas nacidas de un momento en el que una criatura mágica se lograba forzar sexualmente en otra y se alimentaban de la violencia y sentimientos negativos de los padres.

— ¿Pero qué haremos con lo que se encuentra en su vientre y la madre?— Preguntó Koga-Taishi.

— Con ellos nada, no hay nada que hacer, ahora son criaturas divinas. Matarlos podría crear un vacío de poder— Dijo Tousen antes de tomar a la mujer semiinconsciente entre sus brazos y dirigirse a la salida.

De la conciencia de Aizen ya no quedaba nada, sólo instintos reproductivos. Todo su poder y esencia parecía haberse transferido a Touha y feto que estaba en su vientre.

— ¿A dónde se la piensa llevar, su Divinidad?— Preguntó Isshin mientras seguía a Tousen de regreso al portal.

— Al Reino de las aguas y la lluvia, hay que llevar a su trono a su nueva reina— Dijo en un tono que tanto a Isshin como a Kouga les hizo pensar que algo se traía entre manos.

— Espero que lo que planeé no se le salga de las manos— Comentó Kouga cuando vieron al juez y dios atravesar el portal, que brillaba con una luz opaca y verdosa.

— Espero que su ambición no se le revierta— Concordó Isshin mientras hacían el camino de regreso a destruir los huevecillos, que habían crecido hasta llegarles a sus rodillas, y de los que se podía ver, gracias a la luz purpúrea que emitían, las máscaras calavericas de los hollows.

— Hasta que no quede ninguno— Dijeron al mismo tiempo antes de atravesar la capa exterior con sus zampakutos.


Notas:

1.-Por si a alguien le quedó la duda de porque Isshin no crío a Rukia, es porque ella era prematura y no habría sobrevivido. Unohana-no-Mikami, para salvarla, la metió en el vientre de Matsumoto-no-Mikami para que terminara de desarrollarse.

2.-Kamuro: Una aprendiz de oiran se llamaba kamuro. Estas niñas de unos diez años, eran vendidas por sus padres a cambio de grandes cantidades de dinero, que, tras varios años de instrucción, ellas debían devolver al propietario del burdel trabajando como yuujo. Algunas de estas pequeñas eran hijas de las propias oiran.

3.-Hashi: Yuujo que fueron expulsadas

4.-Aizen es como una especia de dios doble. Por un lado, cuando es guapo y trata de seducir a O-gekko, es el dios de las aguas cristalinas (agua dulce) y, cuando toma su verdadera apariencia, la de una especie de monstruo marino, es el dios de las aguas turbias (aguas profundas, donde no da la luz/ agua salada), por lo que es una especia de dios de las mentiras. Su apariencia toma elementos de diferentes moluscos y peces: babosas, pulpos, tiburones (por los penes) y medusas.

5.-Es por ello, cuando Momo queda embarazada y absorbe su poder al matarlo, su hijo es el dios de las aguas reflejantes (las ilusiones).

6.-Momo, tal vez por la influencia de la sangre y haber consumido ambrosía y duraznos de la inmortalidad, se ha convertido en una especie de semidiosa marina. Aunque, debido a las condiciones en las que eso sucedió, es una diosa salvaje, hambrienta y en permanente brama. También, hay que entender que Momo como tal, ya no existe y que no va a volver a su forma anterior a menos que alguien diga su verdadero nombre. Pero ya no hay nadie que lo pueda hacer, por eso en el texto ya la describí como Touha.

7.-Los Jueces de la Justicia están inspirados en los Tres Jueces del inframundo: Juzgaban las acciones de los difuntos y crearon las leyes que regían el inframundo. Y cada uno tiene sus propias funciones y deberes.

8.-Tousen, al ser ciego, es un dios de la justicia y caos y que ve en Momo y, en especial, en su hijo no nato, una especie de agente que podría ayudarle en sus propósitos de revolucionar el reino divino. No va a suceder, porque todos la llaman Touha y ella perdió la capacidad de decir cuál es su nombre real.

9.-Reproducción del pez rape/peces abisales. Para estos peces es realmente problemático encontrar una pareja con quien aparearse, y por supuesto que no se debe a su aspecto. Los encuentros entre rapes son raros, por lo que se reproducen de una manera inusual. El macho vive con el único fin de reproducirse y al encontrar a una hembra no duda en fusionarse a ella convirtiéndose así en parásito a cambio de esperma para su pareja.