Esperaba a mi padre en la estación de policía. Después de cómo había dejado al bastardo de Kozlov, era obvio que terminara ahí, porque a nadie le importaban mis razones, solo los hechos; y el hecho es que había golpeado a un chico que no me había ofendido en lo absoluto.
Estaba casi seguro de que en cuanto el viejo llegara lo primero que haría sería darme un buen golpe — soltando un buen soborno a los policías para "no ver nada" — por verme involucrado en este tipo de cosas. Para mí buena suerte, eso no pasó, en su lugar llegó uno de sus abogados que parecía más mi padre que el verdadero.
Cuando Ivan llegó se tomó la molestia de preguntarme que me llevó a golpear al imbécil ese, cómo me habían tratado los policías, y me dijo que él se encargaría de todo, dándome una palmada cariñosa en la espalda con la cual me dio a entender que todo estaría bien. Cómo me habría gustado que mi padre hubiera sido así al menos una vez, pero a cambio de su actitud conmigo tenía un auto hermoso, un gran departamento para mí solo y dinero para llenar la piscina de la casa principal de mis padres. Si, claro, lo mejor que me pudo haber pasado.
— ¿Qué pasó? ¿Me van a detener? — Le pregunté en cuanto regresó conmigo después de hablar con el jefe de la estación.
— ¡Claro que no! ¿Con quién crees que hablas, Yuratchka? — Me respondió riendo, acariciando cariñosamente mi cabello. — Pero... tendrás que ir a manejo de la ira por un mes. — Su risa se detuvo y me miró con lástima. — Además Vladik está furioso, tuve que convencerlo de que no había sido nada, tendrás que hablar con él e inventar la mejor excusa que puedas, yo te recomiendo que pongas tu orgullo Plisetsky como justificación, sé que eso lo calmará.
— Gracias, Vanya, pero no te preocupes, sé cómo tratar con el anciano. — Sonreí para demostrarme convincente, exactamente como menos me sentía en ese momento.
— Cuídate mucho, Yuri, a tu padre no le ha estado yendo tan bien como crees, y cualquier cosa será un motivo para buscar un saco de boxeo humano. — Se subió a su auto y desde ahí se despidió con la mano.
Tomando en cuenta los consejos de Ivan, decidí posponer esa charla con mi padre, esperando que el día que me llamara su enojo se hubiera enfriado al menos un poco. Además cierta reunión con el decano me facilitó bastante la tarea.
— Usted sabe porqué está aquí, ¿Cierto? — El hombre me miraba intensamente, como queriendo intimidarme lo suficiente para ahorrarse el interrogatorio.
— La verdad es que me preguntó si usted lo sabe, me ha hecho venir cada día desde hace tres días y no ha podido atenderme hasta ahora, supongo no es algo tan grave entonces. — Lo miré con la expresión más burlona que tenía en mi repertorio.
— Joven, Plisetsky, no porque su padre sea un benefactor importante para esta escuela le da derecho de tener semejante actitud. — Me respondió molesto. — Le pido respeto para mi persona. — Lo ignore y preferí ir directo al tema.
— Déjeme preguntarle una cosa, ¿Usted tiene idea del nivel de acoso al que llegan algunos estudiantes en esta institución? — No me dejaría amedrentar, si ellos no hacían nada contra eso, era justo que tomara la justicia por mis propias manos.
— Ese no és el asunto a tratar, le pido que...
— Lo es, créame que lo es. — Lo interrumpí, de manera firme. — ¿Sabe usted que Kozlov junto con su grupo de vándalos, golpeó a un estudiante extranjero hasta mandarlo al hospital? Si ustedes no hacen justicia por ese hecho, eso significa que no les afectará que yo haga justicia por mis propias manos, ¿No?
— Por supuesto que eso es inaceptable, aún estamos procesando la situación del joven Kozlov y el que usted vaya por ahí actuando como un salvaje no nos facilita el trabajo, además según tengo entendido las acciones del joven Kozlov se llevaron a cabo fuera del campus, comprenderá que eso queda totalmente fuera de nuestra jurisdicción...
— ¡Y una mierda! ¡¿No se supone que deben velar por la integridad de sus estudiantes?! Entonces si yo hubiera matado a Kozlov fuera de la escuela no tendría ningún problema aquí ¿Cierto? ¡Haberlo sabido antes! Me habría ahorrado toda esta estupidez. — Sin importar si quería replicar algo, salí de ahí para ir directamente al hospital a ver cómo estaba Yuuri.
