24 horas
(Primera parte)
Capitulo 7
Los nombres y personajes no me pertenecen, están basados en la serie Ranma 1/2 de Rumiko Takahashi.
Horas antes
Ranma frunció el ceño por quinta vez cuando escuchó salir el angustioso gemido de Ryoga Hibiki, su encargado de la contratación del personal para las presentaciones al público y mejor amigo de la infancia.
—¿Podrías callarte?, Estoy trabajando en la propuesta para el proyecto de la empresa KOTIO —exigió mientras tecleaba en su computadora.
Ryoga suspiró mientras se sentaba completamente abatido en la silla frente al escritorio de su amigo y exclamó:
—¡Estoy frito, Ranma!, No encuentro un remplazo para Najamy. Todas nuestras contratantes han dicho que no pueden y solo tengo hasta las nueve de la noche para rellenar ese traje. Esta será la última vez que me veas caminar en los pasillos de la empresa.
Ranma sonrió de lado, entretenido por el drama que su amigo hacía y apartó su vista de la pantalla para observarlo con atención.
—¿Dijiste Najamy, verdad?, ¿Qué hay de la mujer que contraté?
Ryoga frunce el ceño preocupado y mira a su amigo con tristeza.
—La chica tuvo una intoxicación por comer mariscos y no teníamos remplazo para...
—¿A qué hora debemos estar? —interrumpió Ranma irritado.
—A las nueve. ¿Por qué?
—Creo que tengo a la persona indicada para el puesto —murmuró Ranma con una sonrisa maliciosa.
Ryoga tragó saliva y miró asustado a su amigo, conocía a Ranma mejor de lo que la señora Nodoka (su madre) podría.
Esa sonrisa solo podía significar una cosa para Ranma, "ven-gan-za".
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Actualidad
Después de un leve altercado entre los dos inquilinos, la peliazul logró que Ranma le dijera a dónde se dirigían, Ikebukuro, uno de los barrios de Tokio dedicado al ocio y al entretenimiento popular.
Antes de salir del departamento, Ranma le hizo prometer a Akane que no podría quejarse y mucho menos negarse a lo que sea que él le pidiera, ya que gracias al favor que le hizo (de deshacerse de Kuno Tatewaki por la mañana), sería su esclava por las próximas 24 horas.
Sin mucho que decir a su favor, Akane lo siguió en silencio hasta la estación y los dos se subieron al tren rumbo a Ikebukuro.
Akane se sujetó con fuerza del asiento, cuando el tren frenó con un poco de brusquedad y miró a Ranma con resentimiento.
La peliazul tenía frío (ya que su compañero le había pedido que usara ropa ligera), y hambre, porque el de la trenza, no le dió tiempo ni para pedir algo de cenar.
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Cuando el tren llegó a Ikebukuro, eran las 8:35 de la noche.
Ranma sujetó la mano de Akane y guiándola con seguridad entre la multitud, caminaron hasta que se subieron a un taxi.
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Akane abrió los ojos sorprendida y miró a Ranma con una sonrisa en el rostro en cuanto el taxista se estacionó.
—¡No puede ser, ¿Me trajiste a NAMJATOWN?! —chilló emocionada, causando una ligera risa en Ranma.
Los dos se bajaron del taxi y caminaron al edificio.
—¿Has venido alguna vez? —le preguntó curioso.
—No, siempre ha sido mi sueño venir —murmuró la peliazul, admirando la entrada.
—Te prometo que te divertirás mucho esta noche —aseguró el de la trenza mientras Akane le sonreía como niña pequeña.
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Ryoga se encontraba junto a la puerda principal comiendo un gyoza dulce con nerviosismo.
En cuanto fijo la vista hacia la calle y se encontró con la sonrisa disimulada de su amigo, supo que algo malo estaba a punto de ocurrir.
—Hibiki —saludó el de la trenza.
Akane se detuvo a su lado y miró a Ryoga con curiosidad.
—Ranma, dime que no es una incauta que encontraste en la calle.
El pelinegro mostró sus dientes al plasmar una enorme sonrisa en su rostro y parpadeó con lentitud en su dirección.
Ryoga suspiró y miró a la inocente peliazul quien alternaba su mirada confundida entre los dos hombres.
—Soy Ryoga Hibiki, trabajo para Ranma.
—Mucho gusto joven Hibiki, me llamo Akane Tendo y soy la compañera de departamento de Ranma.
Ryoga se movió inquieto y miró con molestia hacia su amigo. "Explicale a qué vino" le pidió con la mirada.
Ranma se giró hacia Akane y la miró complacido.
—Bien, Akane. Aquí empieza tu primer asignación. Vas a seguir al joven Hibiki y te pondrás la ropa que él te de. Después nos reuniremos en el área de comida y te asignaré otra tarea.
Akane frunció el ceño confundida y miró hacia el otro hombre, quien evitaba mirarlos.
—¿Debo recordarte que no puedes negarte a mi solicitud? —susurró Ranma con picardía.
Akane frunció el ceño e ignoró lo que le dijo.
—Muéstreme el camino, por favor, joven Hibiki —pidió con amabilidad forzada.
—Por aquí, señorita Tendo.
Ryoga caminó hasta la puerta del personal y esperó a que Akane lo siguiera para guiarla hacia los vestidores.
Ranma se despidió burlón, pagó su entrada e ingresó al interior del lugar.
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Llegando al área de comida, saludó a algunos de sus conocidos y ordenó un Goyza picante estilo Takoyaki.
Cinco minutos después, Ryoga entró al área de comida por una puerta de servicio y se unió a él en su mesa.
—Eres un maldito embustero —lo regañó en cuanto se sentó.
—Ya platicaste con Akane.
—Estas muy mal, Ranma —murmuró Hibiki, antes de comer una de las bolitas del plato de su amigo.
Ranma masticó uno de sus Takoyakis y se encogió de hombros.
—Ibas a perder tu empleo si no te ayudaba, además no sabes por todo lo que esa mujer me ha hecho pasar.
Ryoga suspiró disgustado y miró con desprecio a su amigo.
—Eres muy resentido Ranma, va a ser difícil que tu madre pueda emparejarte con alguien.
El de la trenza rió con burla y negó alegre con la cabeza.
—Por mi esta bien. Tener una pareja solo me causaría dolor de cabeza.
Ryoga bufó y miró hacia la puerta del personal.
Una botarga de gatita salia por la puerta –cargando una cesta llena de folletos sobre los videojuegos que se publicitában por parte de la empresa en la que trabajaban– y se dirigía hacia ellos con pasos rápidos.
Ranma giró la cabeza cuando la botarga de gatita se detuvo a su lado y puso la cesta con furia sobre la mesa.
—Bien, ¿Ya estás lista para tu segunda tarea? —preguntó antes de comer otro de sus Takoyakis.
Akane se retiró la cabeza de la botarga y lo miró con ira contenida.
—¿Es eso un sí? —inquirió el pelinegro con malicia.
Akane se vio tentada a golpearlo con la cesta, pero al notar que Ryoga seguía sentado junto a Ranma (tratando de ignorarlos), decidió abstenerse.
—¿Qué es lo que quieres que haga? —preguntó enojada.
Ranma sonrió complacido y se levantó de su asiento.
—Lo primero, abre la boca —pidió con amabilidad.
La mujer lo miró desconfiada pero aún así hizo lo que le pidio.
Ranma tomó una bolita de su plato y se la empujó en la boca, cuidando que la ropa de la botarga no se ensuciara.
Akane lo miró sorprendida y comenzó a masticar.
—No quiero que los visitantes se distraigan con los rugidos de tu estómago durante la presentación que tenemos programada en unos minutos —exclamó Ranma con molestia.
Akane se sonrojo y Ryoga contuvo su risita burlona con poco éxito.
—Come otra —pidió Ranma acercandole otra bolita.
La peliazul abrió la boca y la aceptó gustosa.
Ryoga, tosió levemente para atraer su atención y se levantó de su asiento.
—Cinco minutos, Ranma.
El aludido asintió en su dirección. Tomando uno de los folletos de la cesta, se lo mostró a Akane.
—Lo único que tienes que hacer es pararte cerca de la puerta y entregar estos folletos a los visitantes.
—¿De qué son?
—Mi empresa esta publicitando dos videojuegos independientes, uno es de supervivencia y el otro es de retos mentales.
—Entiendo.
—¿Alguna otra pregunta?
—¿Por qué estoy usando este traje?
Ranma sonrió coqueto y se apoyó en la mesa.
—Por que muchos de los visitantes adoran a la gatita Najamy, ya sabes, es uno de los personajes principales de NAMJATOWN...
Akane bufó y lo miró con incrédulidad. Ranma sonrió y levantó sus manos al aire.
—Bien, me atrapaste, lo hice por placer personal. No era necesario que la usaras.
La peliazul dió un pisotón con enfado y lo miró con ojos iracundos.
—Esto es lo único vergonzoso que haré.
—Pero, Akane... Aún me quedan 23 horas para ser tu gran amo y señor.
—Eres un... —comenzó a decir la peliazul enojada antes de que Ryoga la interrumpiera y les llamara la atención a ambos.
—¿Podrían dejar su discusión para despues? Si no llevo a Najamy a la puerta de la presentación, estoy frito.
Ranma metió una última bolita en la boca de Akane, volvió a colocarle la cabeza de la botarga y los tres caminaron hasta la sala de exposiciones.
Dándole a Akane la canasta con los folletos, los dos hombres entraron a la sala y saludaron a sus colegas, justo antes de que todo empezara.
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Akane no sabía si abrazar a Ranma o molerlo a golpes mientras se sentaban juntos en el tren que los llevaría a casa.
Cuando terminó la presentación de los videojuegos, Ranma la arrastró (con todo y traje puesto) a cada una de las salas a las que ella siempre había deseado entrar, además de que, le había pagado toda la comida, artículos de la tienda de regalos y todas las actividades en las que se animó a entrar. En resumen, obtuvo la experiencia completa que NAMJATOWN ofrecía.
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Una vez que llegaron al departamento, Ranma y Akane dejaron sus zapatos en la entrada y caminando descalzos, se recostaron exhaustos sobre los sillones.
Ranma tenía los ojos cerrados y Akane lo observaba con una mezcla de fasinación y desprecio.
Al sentirse observado, Ranma abrió los ojos y miró en silencio a la peliazul.
—¿Qué? —preguntó el pelinegro, unos minutos después de mantener sus miradas fijas.
—Tengo una lucha interna, no sé si deba golpearte o agradecerte por lo de Namjatown.
El de la trenza bufó y miró hacia el techo.
—No hagas ninguna —pidió con cansancio.
Akane se sentó en el sillón y miró sus pies con tristeza.
—Me duelen los pies —admitió en voz baja.
—No parecía que te dolieran cuando corrías de un lado a otro en Namjatown hace unas horas.
Akane suspiró y se dejó caer de nuevo en el sillón.
—Tengo sed —se quejó la peliazul antes de bostezar.
Esta vez, fue el turno del pelinegro de suspirar.
—Yo también —admitió con pesar.
—¿Qué hacemos? —preguntó la peliazul cerrando sus ojos por unos segundos.
—Algún alma generosa tendrá que ir —sugirió Ranma.
Pero al mirar hacia su compañera, se dió cuenta de que ella, ya se había quedado dormida.
Lo sé, larga espera para la actualización y el capítulo un poco corto.
Espero que les haya gustado y que se encuentren muy bien.
¡Les mando un enorme abrazo!
Soy Tóxo Kai Bélos, ¡No leemos en el próximo capítulo!
