Capítulo 7: Las dudas de Moroha
Por órdenes de su maestro, Kenji fue a liberar de su calvario a Hiroyuki, quien había pasado el día entero sentado sin moverse, solo respirando. El discípulo dió por perdida la prueba para el hombre lobo, quien con actitud derrotada exigió que se la hicieran de nuevo.
-No, no hay otras oportunidades.
Volvieron ambos a la cabaña esa noche, muy tarde, pero para lastima de Hiro, su interés amoroso se había ido a dormir hace un rato. Moroha se había acostado con dos sentimientos en su corazón: ansiedad, por hacer el plan que tenía en mente y ganar ese dinero de la competencia de fuerza, y segundo; un poco de tristeza. Es cierto que no podía tomarse en serio las cosas que le decía Hiro, cuando eran pequeños y el chico volvía a la cueva de entrenar, solía jugarle malas bromas, a pesar de que con el tiempo todo fue pie para una linda amistad. Aunque, claro, cuando se reencontraron en el viaje que hizo con sus primas todo había sido distinto...simplemente porque él era diferente con ella. Era tierno, cercano, alegre y amable. Muy distinto al niño malhumorado que le tiraba el pelo y le decía que olía a perro mojado. Su pena tenia que ver directamente con el hecho de que casi no se habian visto desde que se le "Declaró" y bien...ella no pensaba creerle, pero algo dentro de ella, su ego quizás, le golpeaba fuertemente diciendo que Hiro era un idiota por hacer eso. Se sorprendió a sí misma muy acurrucada en su futon cerca del de sus padres, suspirando fuertemente, pensando y pensando, muy confundida de lo que sentía.
Aquel día pasó volando. Inuyasha y su discípulo volvieron a su trabajo habitual y sus rutinas de entrenamiento físico, no sin antes engatusar desde temprano al joven lobo con su siguiente prueba de rigor. Esa vez consistiría en buscar a un monstruo que custodiaba un lago que quedaba un poco alejado de la aldea. Su misión era robarle una de las escamas al horrible demonio acorazado. Podría parecer una tarea sencilla al igual que la otra, pero ese ser era conocido por la increíble potencia de su cuerpo, su forma de pez enorme y su tamaño eran igualmente una dificultad. No debía matarlo, solo conseguir una escama. Kenji sabía que con ella tendría todo el día ocupado, así que lo dejó solo enfocando en sus labores. Además, esa tarde la señora Kagome le había pedido ayuda para hacer aseo en la cabaña y un orden de las cosas. Todo porque, después de mucho conversar y por fin decidirse, la miko convenció a su esposo de ampliar la cabaña, un deseo que tenía desde que Kenji se unió al hogar.
Para su sorpresa, Kenji se encontró con Moroha sentada en el piso de la cabaña absorta con la mirada en el vacío, con una cosa en los oídos que el joven reconocía levemente como un aparato moderno que la niña había traído del futuro, con ella, escuchaba música. La saludó levemente con la mano pero ella no le prestó atención, a lo que no insistió poniéndose a hacer su cometido.
-Disculpa, no te vi- a los instantes, la chica del lazo rojo se dirigió entonces a él, con los ojos cerrados y una sonrisa en señal de que le pedía perdón.
-No importa.
-Mamá también me pidió que ayudara, pero estoy un poco distraída.
-Siempre estás un poco distraída. O quizás solo quieres holgazanear. -
Moroha no se rio. Solo lo miro fijamente.
-No es eso. Dormí mal.
-¿Es incomodo dormir con mis maestros? Estoy seguro que no más que con el lobo, se mueve muchísimo y se rasca.
-No...simplemente no podía dormirme. ¿Dónde está Hiro, a todo esto?
-Ni idea.
La niña volvió a suspirar y se colocó los audífonos. Pero no escuchaba realmente la música, tenía deseos de hablar y no quería hacerlo con sus primas, Setsuna no sería gran aporte y Towa sería demasiado entrometida.
-Kenji...tu eres hombre-
-Wow. Que observadora. Gracias por notarlo- el chico la quedó mirando con ojos entrecerrados, a lo que ella se rió con mucha fuerza.
-No me refiero a eso, ¿te puedo contar un secreto?-
-Claro- por alguna razón Kenji sintió la necesidad de dejar de hacer lo que hacía, para enfocarse a totalidad en los ojos chocolate de su interlocutora.
-Es que...cuando llegué, esa noche me reuní en secreto con Hiro. Y...digamos qué pasó algo extraño- el hanyo mantuvo su compostura, no podía evidenciar que había visto todo- el asunto es que hizo una especie de "confesión" ¿sabes? Yo no creí que debía darle importancia, es una broma lo más probable.
-No es extraño a mis ojos, es un lobo galán, se nota su labia con las mujeres- Kenji dijo eso con convencimiento, aunque en realidad no tenía idea.
-Emm...yo lo sentí una broma. Pero estoy pensándolo mucho últimamente. Porque si no fuera broma ¿cómo se explica que pase fuera de la aldea? ¿Qué se ve con demonias de sangre pura? - volvió a suspirar, odiándose por eso.
-Dicen que las acciones hablan más que las palabras, ¿no?. Oye, pero qué clase de debilidad es esta Moroha ¡tú no eres así! eres enérgica y todo te da igual…¿cuándo te pusiste tan niñita buena? Pareces una aldeana de esas que andan pavoneándose buscando marido desesperadas a los 15 años. Tu no eres eso.
Moroha no supo cómo tomarse lo que le dijo el hanyo de ojos violetas frente a ella. Cuando le hablo, Kenji frunció el ceño molesto, intensificando el color intenso de sus ojos. La chica se quedó con las palabras en la boca, cosa muy extraña en ella. ¿Era cierto? Claro que ella no era así, pero no significaba que no pudiera sentirse contrariada o confundida a veces. Seguía siendo una adolescente después de todo, y el último tiempo había luchado mucho por tener una vida semi normal...quizá eso también era parte de ser una hija con dos padres amorosos que la consentía en lo que se podía.
-Supongo que tienes razón, yo no soy así, no debería cuestionar algo tan absurdo- dijo con un tono clásico de ella, despreocupado, liviano, pero Kenji notó cómo sus palabras no se complementaban con la expresión angustiada de sus ojos, simplemente su mirada y su sonrisa querían demostrar que estaba todo bien pero en la profundidad seguían esas dudas.
-No seas tonta, Moroha.- Kenji se sentó junto a ella esta vez, un poco culpable.- no necesitas hacerte la desentendida, disculpa si soné duro.
-Ahora tu te comportas distinto, demasiado amable para un pesado como tu.
-Hey, no se te puede decir nada para animarte sin que te pongas respondona.
-¿En que universo todo eso debía animarme? Si eso intentabas...eres pésimo-Moroha ahora hizo una mueca con los labios, como invitándolo a que se defendiera, claramente le gustaba molestarlo.
-Sigues poniendo escudos, sé que te dije que no eres así...pero no, me corrijo, la verdad todos tenemos vulnerabilidad, dudas, miedos... Y está bien. Te lo digo yo, que me crié entre extraños igual que tu. Supongo que el rigor y la soledad de nuestras infancias nos llevaron a buscar formas de protegernos. Tú le sonríes a todos y luces despreocupada ante la vida. Yo por otra lado, nunca aprendí mostrarme como soy realmente y no sé crear lazos.
-Pero ahora estás bien aquí, mis papás te estiman...y yo también, claro.- Moroha le dijo eso con total sinceridad, aunque no puedo evitar incomodarse un poco al decirle que también lo estimaba. Pero era cierto, le importaba. Los días antes de su viaje habían compartido mucho juntos en la cabaña, ayudando a Kagome, soportando las mañas de Inuyasha y riéndose cómplices de las peleas de la pareja. Aunque nunca habían conversado tan abiertamente. Kenji se enterneció por su parte, el tiempo con ellos era bueno. Estaba feliz.
-Gracias- no supo qué más responder, solo la miro y le sonrió levemente. Ambos se quedaron callados un rato.
-¿Qué te tiene realmente confundida, Moroha? - el hanyo no quería tocar realmente el tema, él estaba apoyando en secreto a su maestro a alejar al lobo, porque sabía perfectamente que Hiroyuki tenía fuertes sentimientos por la chica, pero verla así, realmente abierta con él, lo obligaba a intentar disminuir su angustia, de alguna forma.
-No lo sé. Supongo que algo dentro de mi quiere pensar que es real-
-¿Real...que te quiere?
-Más que eso...real, que puedo realmente gustarle a alguien- Moroha se sonrojo intensamente al decir eso. No podía creerse que estuviera soltándolo todo. Era verdad, su duda era si ella podía ser el foco de atención romántico de alguien.
-Bueno...yo creo que sí puede ser real. No veo porque no.- Kenji se sonrojó también, no sabía cómo habían terminado hablando de ese tema. "¿QUE SE SUPONE QUE TE DIGA?" Pensaba para sus adentros, atormentado un poco por las palabras que usaría-
-Yo sí lo veo. Antes me daba igual porque todo lo que me estaba pasando no me dejaba distraerme, pero cuando comencé a vivir aquí noté a las aldeanas de mi edad. Y caí en cuenta. Towa es como ellas un poco, es verdad que usa el pelo corto, pero es femenina, su carácter es dulce y los hombres la miran...es inevitable. Setsuna igual, sin hacer esfuerzos tiene prendado a Hisui de sus pies.- todo lo que dijo le parecía cierto a Kenji. Sus primas eran atractivas.- y bueno luego estoy yo, soy muy delgada, descuidada, un poco salvaje, no tengo muchos modales de señorita y no me visto como una…no puedo verme de esa manera, simplemente no logro imaginar que alguien sienta… "gusto" por mi.
-¿Y tú quieres ser todo eso?- Kenji estaba escuchando atentamente- ¿Quieres ser como esas niñas?
-No, claro que no. Me siento cómoda así como estoy.
-Entonces está bien. Las chicas de tu edad creen que atraen a los hombres solo siendo todas iguales pero yo no pienso así, son más interesantes las mujeres con una esencia especial.
-Keh…- la chica seguía sintiendo que con esa definición ella tampoco calzaba.
-Quiero decir, que es tu forma de ser tan especial lo que va a provocar que te miren, que les gustes, Moroha. Mira, a simple vista se ve que eres muy inteligente y una fuerte guerrera. También eres astuta y un poco ambiciosa, aunque a veces te pasas.- Kenji se rió y ella igual- y diría que cuando quieres eres dulce y amable, sabes tratar a la gente. Y he notado que alegras los lugares con tu sonrisa, tu ni cuenta te das, porque es parte de ti.
El joven junto toda su fuerza para decirle eso, se sentía avergonzado de hablar así con ella, pero la expresión de sus ojos tristes y confundidos le golpeaban dentro. Y su secreto, como alejaba a Hiro de ella también lo hacían sentir culpable. Aunque nada de lo que le dijo era mentira.
-Eso sí fue más animador.- la niña le sonrió ampliamente como gratitud, lo que le dijo el discípulo de su papá le gustó y la avergonzó un poco- Gracias Kenji, por un momento supe, como un instinto, que podría hablar de esto contigo.
-Eso está claro, Moroha.
-Somos parecidos, nos cuesta hablar de nuestras cosas. Pero…- Moroha se acercó más a él, fijando sus ojos en los de él- si necesitas contarme lo que sea, puedes confiar en mi.
Cuando dijo eso, Kenji sintió que algo se rompía dentro de sí. Podía darse cuenta de la bondad de las intenciones de Moroha, versus los enredos que él llevaba a cabo a sus espaldas. La chica se paró ya más animada y se puso a trabajar, a lo que él decidió imitarla, ya pensaría luego que haría para sacar esa sensación de que la estaba traicionando que se alojaba en su corazón.
—
Una Moroha bastante más animada le sugirió a Kenji que podrían ir a comer algún dulce en la cabaña de una señora cercana que se dedicaba a vender pasteles. Ella no lo había invitado y el hanyo sabía muy bien que terminaría pagando por todo, pero ya le daba igual. Deseaba salir a pasear luego de ordenar y despejar todo en la casa. Cuando iban de camino, se encontraron de frente con Towa que venía alegremente a su encuentro.
-Prima, pensé en tu idea de competir como humana en el torneo de fuerza. Me gustaría ayudarte a disfrazarte.
-Gracias pero no es para tanto, no exageres, con cortar mis garras basta.
-Estàs equivocada- le dijo segura la peliplateada- pienso que para evitar sospechas es mejor que te veas lo más humana y vulnerable posible.
-¿Y cómo sería eso?-
-Pensaba en que aparte de lo que dijiste, podríamos peinarte distinto y ponerte un lindo kimono y sandalias claro- Moroha puso los ojos como platos…¿zapatos? Ella no sabía usarlos, dolían- la idea es que parezcas casi una princesa indefensa, de esa forma podremos apostar por ti, ante la mirada de todos que creerán que perderás todos los retos. Es una idea genial, ¿no?
-No se como piensas en transformar a Moroha en princesa, la sola idea me divierte- Kenji se rió de buena gana ante la chica que le dio un codazo molesta, sabía que era para molestarla pero...claro que ella podría ser una princesa, perfectamente podría actuar como una se fuera necesario.
-Lo de las apuestas me convenció, permitiré que ustedes apuesten pero un porcentaje es para mi.
-10%
-60%
-¿Estás loca? Ya vas a quedarte con el premio, no seas ambiciosa- su prima, no se inmutaba, estaba negociando- Bueno, 30%…
-50%. Sino no compito y ya ni forma de ganar dinero…-Moroha le sonrió triunfante, su prima hizo una mueca, supo que se había rendido.
-Bueno...yo buscaré las cosas. Pensé que el día anterior podríamos hacer una pijamada en tu casa y así Setsuna y yo te preparamos como se debe…¡será entretenido! Podemos comer algo rico y conversar nuestras cosas- Towa miró dos segundos al hanyo frente a ella- sin hombres claro.
-Por mi está bien, ya imagino las tonteras que hablaran.
-¿Qué es una pijamada?- dijo la shinhanyo, la verdad le sonaba el concepto pero no recordaba bien que era.
-Ya te dije, se juntan mujeres en ropa de dormir a charlar, jugar, etc, en casa de una y pasan la noche todas juntas.
-Bueno, pero tú traes todo. Le diré a mi mamá, no creo que haya problema. Nos vemos en dos días entonces.
-¡Genial!- Towa se daba la vuelta feliz para irse cuando decidió dirigirse a Kenji- lleva a mi prima a algún lugar bonito, práctica como se trata a una princesa.
Kenji se sonrojó levemente sin poder evitarlo, Moroha solo bufó un "keh" como los de su padre y siguieron juntos su camino.
Más tarde ese día, Kenji recordaba en silencio la calidez de la conversación que había tenido con la adolescente, la sensación cómoda no dejaba el pecho del hanyo. Pensó mucho en eso, en lo que estaba pasando con Hiro, en el mismo respecto a la familia con la que vivía, en las dudas de Moroha...todo era confuso, pero no sabía porque. Para la cena, no insistió más, el hombre lobo había llegado con una sonrisa de satisfacción y la escama del demonio en sus manos. Esa hazaña le había costado tener una condición física muy deplorable, tenía heridas en todo el cuerpo y en la cara un ojo amoratado. Inuyasha cuando lo vió, no pudo evitar sorprenderse de manera genuina, sabía que ese monstruo era difícil de tratar y Hiro lo había logrado, quizá realmente el mini pulgoso tenía la fuerza de su padre. Lo felicitó sinceramente, solo por seguir con el plan, pero notaba como Kenji no daba grandes muestras de querer seguir guiando al lobo fuera de la cabaña y lejos de Moroha.
Hiroyuki había recibido previamente la instrucción de no decir nada de esto a Kagome ni a su hija, por lo que dio como explicación a su estado la pelea con un demonio que se le había cruzado en el camino. La sacerdotisa había alcanzado a sanarlo de manera rápida antes de cenar, el pobre chico moría de hambre y a ella le rompía el corazón verlo tan herido. Terminada la cena, el maltratado lobo salió a la entrada a tomar el aire, no sin antes hacerle una seña secreta a Moroha de que lo siguiera. Sus padres no lo notaron, yéndose a su pieza, pero Kenji sí y pensó que era mejor salir a cazar un rato.
Cuando Inuyasha se estaba por acostar, notó que su hija no había vuelto. Había asumido que salió al patio, pero ya podía oler que pasaba realmente.
-La enana no viene a dormir, iré a buscarla-
-Inuyasha, no. Déjalos conversar un poco, casi no se han visto.
-No te metas Kagome, es muy tarde para hablar, la traeré a dormir de un brazo si es necesario.
-Ni te atrevas. Te lo digo en serio.
-¿Cuál es tu gusto por dejar que ese mini pulgoso intente coquetear con nuestra hija?
-No es ningún gusto, Inuyasha. Simplemente quiero que sea una adolescente normal ¡y que no tenga a su celoso y posesivo padre encima de ella todo el día!- Kagome estaba con las manos en la cintura amenazando con la mirada a su marido que estaba tenso cerca de la salida de la habitación.
-¡No estoy celoso Kagome!
-Claro que no...por favor, basta, nada malo va a pasarle, si se gustan déjalos en paz.
-ELLOS NO SE GUSTAN. A MI NIÑA NO LE GUSTA ESE PULGOSO HARAPIENTO- Inuyasha se estremeció con el "si se gustan" de su esposa. Le hirvió más la sangre, su vena le apretó más en la frente.- me voy.
El pelo plateado salió raudo sin hablar más, su rabia lo movía. Kagome fue más rápida y antes de que pudiera salir …
-¡ABAJO!
—-
Hiroyuki y Moroha estaban sentados juntos en la silla de Kagome, mirando las estrellas sobre ellos sin decirse nada. La shinhanyo se sentía más nerviosa que nunca en su vida. La conversación con Kenji la había hecho tener un poco más de certezas...pero la misma gran duda: ¿era real la confesión?.
Salió de sus pensamientos cuando sintió el olor fuerte de la sangre que se desprendía del brazo de Hiro. Sin asustarse ni preguntarle nada, tomó las vendas, las sacó como había aprendido de su madre y entró rápidamente a buscar con que sanarlo de nuevo.
-Gracias Morohita- Hiro estaba totalmente absorto en cómo la niña lo curaba con delicadeza pero determinación.
-No es nada. Aunque no entiendo como te defendiste tan mal. Debió ser un demonio fuerte.
-Sí, algo. Pero eso ya pasó.- cuando terminó de curarlo, en un acto veloz Hiro tomó la mano de su cuidadora.- no te había podido ver, siento que ha pasado mucho tiempo. Discúlpame.
-¡Está bien! Estás aquí para conocer el lugar.
-No es cierto.
-¿Entonces viniste a vagar?
-Vine para estar contigo.
Silencio.
-Ahora en tranquilidad, pienso en los días de viaje con Towa y Setsuna.
-Fue entretenido, la próxima vez podríamos hacer algo similar con Kenji, incluso con el bobo de Hisui. A Kenji le gustaría mucho, él no ha ido nunca a entrenar así, quizá en un tiempo más...se lo propondré.
-Em…o los dos solos.
-Como si mi papá fuera a permitir algo así- Moroha le sonrió a Hiro, estaba claro que no era posible.
-Y si te dejaran ¿ lo harías?
-Supongo que sí… - la niña agradeció que estuviera oscuro y que el lobo no la mirara, estaba rojisima.
-Morohita, ¿te sientes feliz viviendo aquí? ¿Era como la soñaste alguna vez? ¿Es mejor que las cuevas? - la aludida lo miró aturdida, no esperaba que le preguntara esas cosas precisamente.
-Sí, mucho. Al inicio era complicado. A veces aún lo es. Pero mis papás son grandiosos, ni siquiera son como los imaginaba de niña. Son mejores.
-Me alegro. De todas formas, tu ausencia entre el clan se nota.
-Sabes que una parte de mi siempre estará con ustedes.
-Yo siempre imaginé que terminarías tu entrenamiento y volverías. Luego supe lo qué pasó, pero de todas formas, creí que ese era nuestro destino. - Hiro volteo un poco su cuerpo para poder mirar directamente a Moroha, como queriendo que sus palabras las comprendiera de forma especial, aun sin soltar su mano.
-No entiendo…
-Me refiero a que pensaba que el destino final era que nos encontráramos en el clan y estuviéramos juntos, como pareja.-
Los ojos cafés de Moroha se abrieron como platos, estaba un poco abrumada con todo lo que le decía. Era mucho para ella. "¿Qué se supone que haga ahora?" se preguntaba… "¿qué quiere de mí?"... la sensación de ahogo se hizo presente, de repente sintió que el agarre de su mano era muy fuerte, que la quemaba. Pero nada salía de su boca, nada, ni siquiera un grito. "Esto es demasiado para mi". Luego fue más, porque Hiro sin ningún tipo de antelación se acerco más ella, dejando que su pelo negro largo tocara sus manos juntas y que con la aproximación, Moroha sintiera su aliento en el rostro. No podía moverse, estaba ahí, paralizada. El hijo de Koga había cerrado sus ojos con un gesto claro, quería besarla y ella se dejaría.
Y entonces ¡puuuumm…! un sonido abrasador les rebotó en frente. Un ruido grosero. Al segundo, la niña se enfrió por dentro, de seguro era su papá. Pero no. Se soltó del agarre de Hiro y él se alejó poniéndose en guardia. En frente de ellos, en medio de la oscuridad, dos ojos violetas los miraban con intensidad. Era Kenji.
-Miren lo que mi caza logró, este jabalí maldito había sido todo una odisea para mi maestro y para mi- ahora, su sonrisa maliciosa, iluminaba también en la densa oscuridad. Había lanzado sin cuidado el cuerpo del animal frente a los tórtolos.
La expresión de odio del lobo era tan evidente como el alivio que sintió Moroha. Por un momento, quiso que la besara, pero su poca experiencia la había aterrado. Felicitó despreocupada a Kenji, fingiendo que nada había pasado. Luego, se dirigió a la pieza de sus padres a dormir. Inténtado entrar como un ninja, apenas aprovechando la buena vista que su sangre le otorgaba, pero cuando estaba por meterse con ropa al futon, sintió un gruñido ronco detrás de ella.
-Estas son horas de venir a dormir, Moroha.
-Hola papá perdona...se me pasó el tiempo.
-Sí, lo imagino, divertida con ese pulgoso sucio.- Inuyasha estaba sentado con la mirada fija en la niña, había encendido una pequeña lámpara que trajo su hija del futuro y con la luz, sus dorados ojos parecían que ardían. Kagome estaba dentro del futon, mirándolo rendida. Moroha pudo notar fácilmente que su madre había luchado con el hanyo para que no saliera a interrumpirlos, pero ya no podía pelear más.
-Hiro papá y sí, estábamos conversando.
-Quiero que ese pulgoso se vaya de aquí mañana.
-¿Qué? Pero porque ... ¡si no ha pasado ni siquiera una semana!
-No me importa, se va. Que se vuelva con sus amigos sarnosos.
-No entiendo porque- la verdad lo sospechaba, pero la actitud terca la indignaba- ¡no ha hecho más que estar fuera, no puedes tener razones!.
-Porque…- no, no podía decir que lo quería fuera solo porque era hijo de quien era, por ser lobo y por andar detrás de su hija- porque es atrevido y confianzudo.
Moroha, que compartía la terquedad y la poca paciencia de su papá estaba comenzando a molestarse. Seguía parada frente a Inuyasha, mirándolo ahora ella con los ojos entrecerrados.
-Oye viejo ¡si tu tenías problemas con Koga no es asunto de Hiro!.
Inuyasha al oír eso se enervó aún más, la chica le estaba respondiendo. Kagome sintió que si no intervenía, terminarían peleando.
-Basta de discutir ustedes dos. Hiro no se va Inuyasha, es nuestro invitado.
-Kagome, se tiene que ir.
-¡Pero porque papá!
-¡Porque hasta aquí sentí como te coqueteaba y como se tocaban, justo en mi puerta los descarados!.
Moroha se sonrojo intensamente, sabía que su papá podía sentirlo pero que se lo dijera en la cara era incomodo. Inuyasha parecía que iba a morderla en cualquier momento como reprimenda, su tono ronco, fuerte y duro la hacía sentir un poco asustada, no podía evitarlo, era algo instintivo.
-Ay Inuyasha, cómo es posible que después de tantos años sigues igual de celoso- Kagome miró entonces a su hija, que seguía como estatua y roja a juego con su vestimenta- mi niña, tu padre aquí presente me hacía unos escándalos terribles cuando Koga se acercaba a mi, no dejaba que me abrazara ni que me hablara.
-No eran celos, solo impedía que interfiriera en nuestro camino, mujer- el hanyo se defendió como pudo, la imagen mental que su hija se creó no lo ayudaba.
-Ajá, claro que sí.
-Papá no hicimos nada indebido, estás exagerando viejo mañoso. Koga es cariñoso y Hiro igual, les gusta ser más de piel, abrazan, tocan, besan...-
-¡Besan! ¿Te besaste con el mini pulgoso Moroha?- la expresión del pobre padre era desoladora, ya no era furiosa, era desesperanzada. Lo peor de todo, fue el silencio en respuesta. Hasta la miko a su lado se impresionó un poco.
-Responde Moroha.
-Eh...es que…- simplemente no podía hablar, no lo habian hecho, pero casí…
Inuyasha se vio a si mismo fuera de su cuerpo, en un segundo todo el odio que sentía se convirtíó en aterradoras imágenes mentales de su hija, su niña aun, besándose con el pulgoso en su entrada, en la oscuridad...como amantes fugados. Luego, su increíble imaginación lo llevaba a escenarios donde la chica era llevada en brazos por el idiota hijo de Koga a un arbusto...y…
-NOOOOOOOOOOOO
-Tranquilo, no ha dicho que sí solo la incomodaste, de todas formas no es nuestro asunto, Inuyasha. Mejor nos dormimos, ¿sí?
-Papá no pasó nada.- la niña se acercó al pobre hanyo que no miraba a nada, solo respiraba y se dejaba mover por Kagome. Estaba paralizado. - ¿Papá?
Balbuceo.
-Ash...déjamelo a mí, está conmocionado, ya no escucha nada. Ayúdame a recostarlo.
Moroha se sentía un poco más aliviada, su padre, aunque en su mundo, ya no estaba enfurecido. Cuando reaccionó un poco más le dijo entre murmullos que era "su niña pequeña" y eso la enterneció intensamente.
-Sí papá, soy tu niña pequeña. Siempre.
Finalmente, una vez que Kagome acarició el cabello de su esposo y logró que se durmiera, la niña se acostó igualmente. Aunque no dormiría, ahora si estaba segura de todo. No podía evitar sentirse un poco feliz a pesar del miedo a lo desconocido que había vivido minutos antes. Sonriendo sin poder disimularlo, comenzó a pensar en lo sucedido. Ya sabia que pasaba con Hiro pero ahora...tenía que averiguar qué pasaba con ella.
—
Nota: Hola! este cap. es distinto a lo que he escrito, la historia de una vueltita pero me agrada...de todas formas el climax se viene ...jaja
Gracias a lo que llegan hasta aquí y leen... y a los que escriben muuuchas gracias, en verdad es genial tener feedbacks...además, a diferencia de escribir una novela, escribir por aquí es interactivo...lo que ustedes me digan siempre me importa jajaja.
Ayer se me ocurrió una idea para otro fanfic totalmente distinto, uno de mundo moderno y con lemon (si que sí) con una temática que no he visto...¿habrá público aun para historias INUKAG con lemon y romance rudo? siento que hay tanto de eso, algunos con mucho contexto, otros con poco...¿hay interés aun?
Ayer también vi un ff que se llama muy similar a este jaja pero weno, cosas que pasan, hago esto por diversión y para aliviar mi época de estudio para el grado de mi carrera (Derecho, iugg)... Y respecto al título que le di a esta historia, en verdad lo pensé muy poco, me salió del alma no más y me hizo sentido por el cariz del relato, el poder vivir después de tantos penurias la vida como la soñaron... A parte, soy tan indecisa que si analizaba más hubiera estado 3 horas decidiendo Jajaja.
Me encantaría conocer gente del fandom, hacer amiguitos, pero no sé como ¿hay formas? jajja
Sobre los rw:
Mila, gracias por escribir. yo shippeo a Moroha con todos jajaja ahí veremos que sucede jiji un abrazo.
Manu, lamento que no puedas tener cuenta... igual, te seguire escribiendo aquí. La familia de Hiro se viene sí o sí, y será entretenido, sentimental, todo lo que se te ocurra. sobre lo que pregunta, si shippeo a Sessho con Kagura, no sé que pasaría por le mente de él pero estoy segura que ALGO removio en el la muerte de la mujer...y me encanta jaja. Ottros animes...la verdad soy clásica, me importa mucha el dibujo y su calidad y los modernos no me fascinan, muy computacionales, prefiero los dibujos de antaño...era muy fan de Sailor Moon y he visto varios shojos como Ouran, Lovely Complex, Itazura na Kiss(que me encanta jaja). Sobre tu recomendación, la endré presente en mis tiempos libres de estudio. Un abrazo enorme, gracias por escribir!
Un abrazo a todos, sobre la historia, se viene la competencia de Moroha bb, la pijamada y ...Kenji tiene secretitos interesantes, ojo con el chiquillo. Me quedó enorme la nota, perdonen.
Abrazos,
Doratina.
