Capítulo 7
Cevdet abrió los ojos y la vio moverse en la cocina. No hacía ruido pero él era conciente de su presencia, había aprendido a presentirla, aunque hubiese pasado tan poco tiempo…
Puso sus brazos tras la cabeza para incorporarse un poco y sonrió al escanearla con sus ojos, viendo como se estiraba para tomar un frasco de la alacena que era solo un poco más alta que ella…
Ella siguió en sus quehaceres y él terminó levantándose, quería verla un rato antes de que se fuera a trabajar…
Azize levantó la vista y sonrió apenas cuando lo vio entrar a la cocina…
-Buenos días…- le dijo y él asintió. Se sentó frente a ella- mi especialidad…- le dijo y le sirvió un plato de yogur con frutos secos, una tostada con mermelada y un jugo de naranja…
-Mmmm comería cualquier cosa que tú me dieras, pero… esto se ve rico…- dijo y lo probó
Azize se quedó mirándolo y se imaginó cómo sería una vida en común. Reprimió los pensamientos no bien se dio cuenta de que se sonrojaba sin sentido…
-Debo ir a trabajar…- le dijo y vio la cara de desilusión de él- y volveré tarde… si quieres puedes cenar por tu cuenta… lo siento… el trabajo es así…
-Puedo esperarte…
-No hace falta…- dijo ella deseando que él insistiera o no le hiciera caso- en serio…
-Bien… bien… como quieras… ¿estás bien, doc?
-Si…- dijo ella algo incómoda- solo pensando en lo que tengo que hacer… algo cansada…
-Dormías bien cuando te dejé anoche…- dijo y ella esta vez no pudo evitar sonrojarse.
-Gracias por respetar mi pedido…
-Me costó muchísimo…- dijo divertido y ella comenzó a reírse.
Se contagiaron durante un rato y el ánimo cambió considerablemente. Luego Azize se preparó y se fue.
Cevdet supo que debía salir un poco, conseguir un teléfono descartable y comunicarse con sus superiores, para ver si ya era propicio volver a su misión. Sus heridas ya no le molestaban tanto y aunque quisiera quedarse en casa de Azize, sabía que no podía incomodarla más…
Se alegró cuando se enteró que ya estaba en condiciones de volver, pero pensó en esperar a Azize, cocinar algo rico en agradecimiento por su hospitalidad y hacerle un lindo regalo… aunque fueran unas flores…
Se encontró pensando en una receta para compartir con ella y le compró un bonito colgante para regalarle…
Cocinó y se preparó para recibirla. Estuvo a punto de llamarla, pero decidió que la esperaría todo lo que fuera necesario.
Se quedó medio dormido en el sillón, esperándola con varias velas encendidas…
Casi era medianoche cuando Azize entró, tratando de no hacer ruido a su casa, creyendo que él podría estar durmiendo y cuando vio todo lo que él había preparado sintió que sus piernas se aflojaban…
Dejó las llaves sobre la mesa y se acercó a él, que dormía como un niño, acurrucado en el sillón.
Levantó una mano y acarició su barba. Él abrió los ojos y ella disfrutó de ese breve instante de desconcierto producto de que él recién se despertaba, que luego se transformó en una sonrisa tierna, cargada de afecto…
-Cevdet…- le dijo en voz baja, cerca y él miró sus labios y humedeció los suyos.
-Lo siento… quería sorprenderte… pero me sorprendió el sueño…- dijo y se levantó, haciéndola volver a la realidad a ella, que se movió para darle espacio.
-Te dije que volvería tarde… me da lástima que hayas preparado todo esto… ¿Cuál es el motivo?
-Tú… quería agasajarte…
-Cevdet…
-Entonces ya cenaste…
-No lo hice…- dijo y sonrió.
-Bien…- dijo y se dirigió a la cocina para calentar un poco la comida.
Azize fue a darse una ducha rápida y apareció con una remera larga que le tapaba casi todo el short que llevaba debajo. Cevdet sintió que perdía el aliento cuando vio sus piernas interminables… ella sonrió, en cierta forma le agradaba que él se pusiera nervioso con ella…
Se sentaron a comer y él le contó lo que había hecho…
-¿Entonces te irás mañana? - le preguntó con algo de desilusión, se había acostumbrado a tenerlo cerca.
-Bueno, no deseo seguir incomodándote y la realidad es que puedo continuar con mi misión…
-Me alegra…
-Espero no tener que volver a refugiarme contigo…
-Espero que no tengas que hacerlo… porque estarías en peligro…- dijo ella y se perdió en sus ojos.
-Podría venir a visitarte algún día…
-Y podrías tocar el timbre como una persona civilizada…
-Es verdad…- dijo y se quedó mirándola.
Cuando terminaron de comer, Azize sirvió dos copas más de vino y se quedaron de sobremesa…
-Cocinas rico… mi madre hubiera dicho que eres un buen partido…- dijo y él la miró con intensidad.
-¿Crees que tendría la aprobación de tu madre?
-Pues… no lo sé…- dijo y bajó la vista.
-Doc…- dijo y la tomó de la cara hasta que ella lo miró- Azize…- dijo y sacó de su bolsillo la cadena con el colgante- es una pavada, pero quería que tuvieras esto… es en agradecimiento por todo lo que hiciste por mi…
-Cevdet…- dijo al ver un trébol de cuatro hojas pendiendo de la cadena.
-Déjame ayudarte…-dijo y se puso detrás de ella para ayudarla a ponérselo.
Azize bajó la cabeza y él entrecerró los ojos para no tentarse, sentía que quería hundir su nariz allí, en su cuello y quedarse allí para siempre…
Abrochó la cadena y deslizó sus pulgares hacia sus hombros. La escuchó suspirar y quedarse allí, como esperando que él continuara con sus masajes. Aplicó suave presión sobres sus hombros y comenzó a masajearla…
Durante un rato él continuó y ella dejó caer su cabeza hacia delante, totalmente entregada y relajada…
Cevdet dio por terminado el masaje porque cada vez se tornaba más complicado soportar el deseo de besarla y cuando terminó deslizó sus labios suavemente a la altura de la nuca y la sintió estremecerse…
-Creo que echaré de menos estos masajes también…
-Me envías un mensaje cuando los necesites y vendré enseguida…- le dijo al oído y ella se mordió el labio. Su cuerpo le enviaba señales inequívocas de todo lo que le sucedía cuando él estaba cerca…
-Hermoso…- dijo y él la miró, ilusionado de que fuera un cumplido para él- el colgante… me recordará esta breve sociedad…- le dijo y sonrió.
-Azize…- le dijo él y ella se perdió en sus ojos.
-Dime…
-No quiero que pienses que soy un cobarde… si me abstengo de dejarme llevar por todo lo que siento es porque te respeto… por eso cumplí mi promesa anoche, por eso no cambié mis masajes por caricias, como hubiera deseado… y por eso no te beso como deseo hacerlo ahora…- dijo y ella cerró los ojos cuando él besó su frente.
Azize quiso gritarle que tanto respeto no era necesario, pero se sintió agradecida… movió la cabeza hacia un lado y alzó las cejas.
-Ven…- dijo y lo tomó de la mano- yo no te compré un regalo de despedida, pero puedo ofrecerte lo que me has venido pidiendo estos días…- y cuando vio que los ojos de él centelleaban haciendo suposiciones, continuó- si prometes portarte bien, podemos dormir juntos… y me refiero solo a dormir…- dijo alzando una de las cejas y luego sonrió.
Cevdet asintió sin decir nada y la siguió, sus dedos entrelazados con los de ella.
Azize se acostó y él se acomodó a su lado. Ambos se quedaron mirando al techo sin decir nada.
-Buenas noches…- dijo ella después de un rato y apagó la luz del velador.
-Descansa…- dijo él y giró su cuerpo, observándola en la penumbra, estaban cerca pero no pegados.
Ella se movió e hizo lo mismo, quedando frente a él y cerró los ojos.
Cevdet se quedó mirándola hasta que se quedó dormido.
Unas horas después, Azize se despertó y lo vio sobre ella, sus labios a milímetros de los suyos.
-Cevdet…- dijo casi con un suspiro- no puedo ofrecerte más que esto…- le dijo y él asintió despacio.
-Lo se…- le dijo acercándose aún más- lo se Azize…- le dijo y ella creyó que terminaría con la miseria de ambos y se atrevería a besarlo, pero él la hizo girar y la tomó entre sus brazos, su cuerpo pegado al de ella, y Azize se obligó a no sentir el deseo de él rozándola…
A pesar de la tensión se quedaron dormidos y cuando ella despertó, al día siguiente, él ya se había ido…
Azize se desperezó y sonrió, tomó la almohada que él había usado y hundió su nariz allí… estaba demasiado enamorada de ese hombre… aunque fuera totalmente inconveniente y aunque se rebelara contra eso…
¿Cuánto faltará para que se animen a vivir este amor? Gracias por leer esta historia! Es un bonito sueño de una vida mejor y más tranquila para Azize y Cevdet!
